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En 1795, el inventor francés Nicolás Appert se puso a trabajar para resolver el problema.
Sabía que el biólogo italiano Lazzaro Spallanzani había demostrado que la carne no se
descomponía si se la hervía durante un rato y después se la conservaba herméticamente
cerrada. Nicolás Appert, oriundo de París, quién había trabajado como confitero, cocinero,
cervecero, fabricante de encurtido y vinatero, tenía una idea: ¿Por qué no ponía la comida
en botellas como el vino y hervía estas botellas? (Colina, 2005).
Durante los próximos 15 años Nicolás Appert trabajó en su idea, había observado que los
alimentos cocinados en cazuelas abiertas e introducidos en frascos de vidrio que
posteriormente eran sellados con corcho, se podía extender la vida del alimento
indefinidamente.
La teoría de Appert fue demostrada por las muestras que él mismo sometió a viajes. Las
muestras de Appert se enviaron al mar durante cuatro meses y diez días: perdices, algunas
verduras, y salsas; cuando abrió “Todos habían retenido su frescura, y ni una sola
substancia había sufrido el menor cambio al mar”.
En 1810 Peter Durand presenta al registro una patente que llamó “Método para preservar
alimentos por largo tiempo en vasos de cristal, cerámica, metales ó materiales
apropiados”. Su Majestad Jorge III se la concede, por la preocupación de que las tropas de
Napoleón ampliaran el alcance de sus marchas al disponer de más nutritivas y duraderas
provisiones.
En la patente Durand explica en que consiste este vaso de hojalata; se trata de un cilindro
cerrado por ambos extremos, hecho de hierro recubierto de estaño cuyas piezas se unen
por soldadura. Este nuevo material (hojalata) presenta varias ventajas frente al cristal usado
por Appert: ligereza, no se quiebra por su resistencia mecánica, fácil conducción del calor,
resistencia a la corrosión frente a otros metales y así se convierte en el auténtico padre del
envase metálico y de la industria que lo fabrica (Colina, 2005).
2.4.2 Hojalata:
Según (Silveira, 2007) si la hojalata no hubiese existido, los descubrimientos de Nicolás
Appert sobre la conservación de los alimentos difícilmente hubieran tenido una aplicación
práctica de forma generalizada en el mundo industrializado de mediados del siglo XIX y
principios del XX. Pero estaba allí ya lista para unir su desarrollo al del envase metálico.
Los orígenes de la hojalata se remontan a la Baja Edad Media. Hay constancia que en el
año 1240 en Bohemia (Alemania) ya se usaba para hacer utensilios, que eran muy apreciados
por sus propiedades anticorrosivas. Pero hay que esperar al siglo XIV, para que comience la
evolución del producto, hasta llegar a la forma en que es conocido en nuestros días. En este
siglo se fabricó verdadera hojalata, al sumergir planchas de hierro en estaño fundido.
Su fabricación industrial se inició en Inglaterra (sur de Gales) en 1720 con Capel y Jhon
Hanbury. En ese momento, las principales aportaciones fueron la laminación mecánica del
acero y su decapado. Progresivamente esta tecnología se extendió por Europa y el Nuevo
Mundo. El procedimiento de fabricación consistía en la inmersión de láminas de acero en
baños de estaño fundido y recibía el nombre de hojalata “coke” o de “inmersión en caliente”.
Esta técnica la mejoró el alemán M. Schlöter a principios de siglo XX. Ideó la deposición
del estaño sobre el acero usando baños electrolíticos (Sarmiento, 2011).
Las primeras latas para conservas eran cilíndricas y completamente elaboradas a mano; se
cortaba un pedazo oblongo de hojalata y se encorvaba soldando los extremos, de esta forma
obtenían un cuerpo cilíndrico; entonces se cortaban dos pedazos circulares (discos) uno para
el fondo de la lata en el cual se doblaban los bordes para soldarlo con el cuerpo y el otro
disco sería la tapa; este tipo de latas es conocido como “lata 3 piezas”. En el momento que
se llenaba la lata con el alimento se colocaba el otro disco en la parte superior de la lata,
pero este disco tenía un pequeño agujero que permitía la salida del aire mientras se hervía la
lata. Con la lata todavía caliente se sellaba la lata con una gota normalmente de plomo
fundido; por supuesto que residuos de plomo caían dentro del alimento, pero en ese
momento no le preocupaba mucho. Un buen artesano podía fabricar hasta 60 latas por día
(Sarmiento, 2011).
Después, a partir de los años “cincuenta” hasta el día de hoy, esta industria no ha parado de
innovar: Líneas de colada continua, recocido continuo, hojalata “doble reducida”, TFS
(acero libre de estaño), LTS (acero de bajo recubrimiento) etc. Son los jalonen que han
permitido la evolución del sector industrial del envase metálico hasta la situación actual
(Turismo., 2009).
2.4.3 Aluminio
Es uno de los metales más modernos si lo comparamos con la metalurgia nacida hace más
de 5000 años. Fue a comienzos del siglo XIX cuando el químico Danés Hans Cristian
Oersted aisló el metal por primera vez en 1825 por medio de un proceso químico que
utilizaba una amalgama de potasio y cloruro de aluminio. El químico alemán Wohler en el
año 1827 lo obtuvo en forma de polvo al hacer reaccionar el potasio con el cloruro de
aluminio y posteriormente en el año 1845, él mismo, determinó por primera vez las
propiedades del metal recién descubierto, densidad y ligereza y lo separó en forma de bolitas
(Rodriguez, 2006).
El aluminio es sumamente abundante en la composición de la corteza terrestre (y en la luna),
se halla en una proporción aproximada del 15% y sólo el silicio lo supera.
El mineral industrial más significativo es la "bauxita" con un contenido entre el 55 y el 65
de alúmina, que se encuentra localizado principalmente en la zona tropical. Este mineral fue
descubierto por M. Pierre Berthier que lo llamó así por el lugar donde la encontró, la aldea
de Les Baux de Provenza, en Arlés, Francia meridional. Ese mismo año Henri Sainte Claire
Deville perfeccionó el procedimiento y fabricó por primera vez en la historia aluminio
sustituyendo el potasio por sodio y lo presentó en la exposición de París de 1855, en forma
de lingotes. Puede decirse, por tanto, que Deville fue el iniciador de la producción industrial
del metal cuyo procedimiento, con ligeras modificaciones se utiiizó hasta el año 1 888 que
fue sustituido por el método electrolítico (Rodriguez, 2006).
2.5 Materiales primas para su fabricación
Según (Arrieta, 2011) se describen a continuación, los compuestos sellantes, las lacas
sanitarias, y los barnices, empleados todos para mantener la integridad del conjunto envase-
alimento.
Compuesto sellantes
Se denomina así a las soluciones o suspensiones de caucho sintético, que se caracterizan por
sus resistencias a los aceites, a las soluciones acidas y a los procesos térmicos (en autoclave)
y que se aplican en el canal formado por la pestaña o rizo de la tapa, antes de ser engarzada
al cuerpo de las latas.
El objetivo de esta sustancia es el de proporcionar hermeticidad al envase, impidiendo fugas
del producto o el ingreso de sustancias al interior del envase. Existe una clasificación de los
compuestos sellantes de acuerdo con la forma del fondo en que se aplican. El apropiado para
fondos circulares que requieren de máquinas dosificadoras automáticas y el adecuado para
fondos no circulares (rectangulares u ovalados) que necesita máquinas impresoras.
Los compuestos sellantes para garantizar calidad sanitaria, y físico químicas, deben
presentar unos requisitos mínimos que se refiere a:
Contenido de sólidos (generalmente mayor o igual a 33%)
Viscosidad y estabilidad adecuadas en condiciones normales de almacenamiento.
Adhesión y cohesión. El producto debe presentar una adhesión a la superficie
metálica de forma tal, que en las condiciones del proceso no se destruya ni se
desprenda la película aplicada.
El compuesto debe soportar la temperatura de curado y aún más, la de esterilización
del envase, sin presentar perdidas de elasticidad, organolépticas del alimento
prematuro.
Resistencia química: la película seca del compuesto debe ser resistente a los
productos que se envasan, no reaccionar con ellos, ni desprender sustancias extrañas
que alteren las características organolépticas del alimento envasado. Y por supuesto
el compuesto sellante debe ser autorizado para uso en contacto con alimentos.
Lacas Sanitarias
Son recubrimientos orgánicos aplicados en el interior de las latas tienen como función evitar
la interacción química entre el alimento y el envase, porque estas reacciones en general
afectan desfavorablemente la calidad del alimento enlatado y la apariencia interna de los
envases.
Aunque las investigaciones en el campo de las lacas sanitarias se han orientado
principalmente hacia la búsqueda de una laca universal, que cumpla con todas las
características de protección, los esfuerzos han sido inútiles. En la actualidad se elaboran
alrededor de 30 tipos de lacas diferentes con las cuales se aíslan los diversos alimentos de
las estructuras metálicas que los contienen. Con algunos alimentos se utilizan las latas sin
recubrimiento interior, es decir, donde el alimento se encuentra en contacto directo con la
hojalata.
Esto se permite cuando la interacción lata-alimento es despreciable o cuando se logran
mejores calidades del contenido en estas condiciones.
a) Según su forma:
Cilíndrico
Rectangular: Prisma con base rectangular
Tipo sardina: Prisma recto, pero de base elipsoidal
Tipo estuche
Acuellado: Una o las dos extremidades tienen una reducción o varias, que permiten
el uso de fondos más pequeños.
Ensanchado: El extremo superior es más ancho que el inferior.
Acordonado: Se caracteriza por tener cordones en su pared lateral, lo que le da mayor
resistencia al colapso.
Soldado: Recipiente de tres piezas, al cual se le han soldado los extremos con las
tapas correspondientes. Presentan una pequeña perforación en la superficie de la tapa
para ser llenados con sistema de aguja.
2.6.2 Hojalatas
a) La cobertura
Es una medida de la cantidad de estaño que tiene depositado el material por una unidad de
superficie (gramos de estaño por metro cuadrado). La cantidad de estaño puede ser la misma
en ambas caras del acero o bien puede ser diferente. En este último caso la hojalata se
denomina diferencial y se distingue por unas marcas estandarizadas del lado de mayor
cobertura (HOLASA., 2004).
b) El temple
Representa a un conjunto de propiedades mecánicas del material como facilidad para ser
trabajada sin deformarse, sin romperse, etc. que se evalúan a través de la dureza del material.
Las unidades de estas medidas son grados Rockwell 30 T. La hojalata utilizada para cuerpos
de envases es de 55-60º R., la de un fondo de aerosol es de 65-66º R (HOLASA., 2004).
c) El espesor
Se expresa en mm y varían de 0,20 a 0,36 mm. En los últimos años se han desarrollado
espesores de 0,17, material llamado de doble reducción. La tendencia es clara hacia la
utilización de materiales de menor espesor (HOLASA., 2004).
Bibliografía
Arrieta, K. P. (2011). Envases metalicos de Aluminio.
Castrillón, R. T. (2006). Técnico del Departamento de Tecnologías del Envase.
Colina, A. (2005). Envase y embalaje de mercancías. Madrid España .
HOLASA. (2004). Tecnología del envase rígido. La hojalata.
Perez, P. J. (2017). Envases.
Rodriguez, T. C. (2006). Técnico del Departamento de Tecnologías del Envase.
Sarmiento, Á. L. (2011). Envases y Empaques para la conservación de Alimentos. Bogotá:
Santafé de Bogotá.
Silveira, A. (2007). Curso De Envases y embalajes. . Asunción Paraguay.
Turismo., M. d. (2009). GUÍA DE ENVASES Y EMBALAJES.