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Segundo Desayuno de trabajo 2008

“El camino del éxodo como metáfora de la liberación”

Diálogo entre Elisa Carrió y Santiago Kovadloff

13 de mayo de 2008

Santiago Kovadloff: buenos días, quiero agradecerles que nos acompañen en esta
reflexión y en este sitio. Si algo significa este lugar es el esfuerzo por construir una
nación y, de hecho, su antigüedad es proporcional a ese esfuerzo. Además nos hemos
reunido aquí para pedirles que nos acompañen en una tentativa de mirar la coyuntura
política desde una perspectiva de reflexión que quiere honrar la tradición y, en
particular, la tradición bíblica en la que ambos vemos permanentemente una reflexión
rica para poder indagar y explorar nuestro presente. No se trata de reducir una realidad a
la otra; se trata de entender qué metáforas son las que, proviniendo de una tradición de
dos mil o tres mil años y aún más, pueden ayudarnos a explorar lo que hoy sucede y
necesitamos comprender.
La metáfora del éxodo, como ustedes saben, remite a uno de los libro del
Pentateuco. Sin querer detenernos abusivamente en la descripción de los contenidos del
libro del éxodo, lo menos que puede decirse desde la perspectiva de quienes habitamos
este país y lo creemos más interesante de lo que es -lo cual quiere decir más afianzado
en el orden institucional y en el cumplimiento de la ley y de la convivencia- lo menos
que puede decirse es que el camino del éxodo es el camino del aprendizaje. Nadie
termina con la esclavitud si no aprende a ser libre progresivamente; no se pasa de la
esclavitud a la libertad, se pasa de la esclavitud a la responsabilidad del aprendizaje.
Toda vez que se presume que es posible el pasaje directo de la esclavitud a la libertad,
se equivoca el camino de la maduración. Puede madurase si se capitaliza el sufrimiento;
de no capitalizarse el sufrimiento no habrá aprendizaje, habrá compulsión, habrá
histeria, habrá indignación, pero no habrá aprendizaje. Creo yo que hoy la Argentina
está empeñada en aprender, en transformar su padecimiento en una escuela de reflexión
y aprendizaje político, social y convivencial. De nosotros depende que ese aprendizaje
sea perdurable y no cese en la presunción de una victoria definitiva. Creo yo que es muy
importante no confundir el progreso que se alcanza en el orden del aprendizaje y de la
madurez cívica con la otra presunción, que es la de haber alcanzado, de una buena vez,
la meta que uno se fijó. El pueblo judío ingresa a la Tierra Prometida para aprender a
habitarla definitivamente, no ingresa a ella para instalarse jactanciosamente. Ahí, creo
yo, podemos leer otra metáfora de lo que es una auténtica democracia. La democracia es
afianzamiento en el aprendizaje de la ley y la convivencia y de la justicia social. Es
aprendizaje. Esto significa que no hay manera de consumar un proyecto democrático
cuando es auténticamente democrático, porque la presunta consumación de ese proyecto
equivale al abandono del ideal del crecimiento constante. Por eso las democracias son
infrecuentes, son difíciles, pero también posibles, porque lo posible es el poder seguir
avanzando en la dirección de una utopía que es inspiradora en la medida en que nunca
se la confunde con los logros que uno alcanza, logros que sin duda son indispensables.
Por eso también creo que si Lilita está aquí y ha dado título a este encuentro, es porque
ese título quiere reunir algo que usualmente no se reúne: el ejercicio de la vida política,
de la vida cívica con la lectura. Leer no es un hábito, es una actividad infrecuente,
pensar es infrecuente y, en el campo de la política, las consignas suelen reemplazar a la
reflexión. Tratar de escapar del espacio de las consignas, tratar de hacer de la política un
espacio que reconcilie al pensamiento con la vocación democrática y a la concepción
del poder como un servicio de la ley, esto es lo que, creo yo, nos inspiró a todos hoy
para estar aquí, para sentirnos honrados por la compañía recíproca que podemos darnos,
sobre todo por lo que simboliza Lilita, que hace un esfuerzo que no declina con la
adversidad y que no tiene sentido del oportunismo. Me parece que es sano que en la
política argentina no haya sentido del oportunismo, sí sentido de la oportunidad, pero no
del oportunismo. Todos lo que la acompañan, desde siempre, comparten con ella la
convicción de que la política es una militancia en la espera activa. Esperar es ejercer el
don de la esperanza, la esperanza que no es la ilusión de que las cosas van a andar
mejor, sino la convicción de que el presente da indicios de transformación. Ningún
diagnóstico sobre la actualidad es verdadero si es terminante, ningún diagnóstico sobre
nuestra realidad y presente es descriptivo sino ve los matices que son indicio de
transformación latente y real. Me parece que allí se inspira la mirada de Lilita y la
convicción de quienes trabajamos en la Coalición Cívica. Bueno, después seguiremos
exponiendo; por ahora es más importante escucharla a ella (aplausos).

Elisa Carrió: la verdad es que cuando fijamos este título yo sabía que a él
(Kovadloff) le iba a gustar, y también hay que seducirlo porque sino se resiste, es un
artista.
Es muy interesante la metáfora de la salida de Egipto. Yo agregaría algunas cosas a
lo que decía Santiago y que, a mi criterio, ya están en el Génesis. Yo creo que la libertad
se funda en el Génesis y se funda como trabajo. Él dice que es aprendizaje, es lo mismo.
Pero creo que la libertad se funda ya en el Génesis, y después allí en la salida de Egipto,
como el mayor trabajo del hombre, y que da sentido a la vida del hombre. Y es muy
interesante volver al relato mítico del hombre porque me parece que ahí hay unas
riquezas que son maravillosas. Ustedes saben que Adán y Eva están en el Jardín del
Edén y allí había varios árboles; si Yahvé hubiera querido que hubiese un solo árbol,
hubiera existido un solo árbol, sin embargo había varios y, entre ellos, había dos árboles
que a mí me parecen maravillosos: uno, del conocimiento, del mal y del bien, que es de
donde finalmente come Eva, en una especie de opción, pero también de predestinación
para fundar la libertad, porque al comer del árbol del conocimiento funda la libertad
humana, no se convierte en la pecadora, en realidad es la fundadora de la libertad
humana, está muy bien que haya sido mujer (risas). Y después hay otro árbol que es el
árbol de la vida. Entonces tenemos el árbol del conocimiento a partir del cual podemos
entender qué es el libre albedrío: tu libertad va a ser un trabajo porque vas a tener que
elegir entre varias posibilidades de conducta, y el libre albedrío consiste justamente en
la elección de esas posibles conductas. En cambio, si hubiera comido del otro árbol, que
es el árbol de la vida y que a partir de que Eva come comienzan a encerrar ese árbol de
la vida, lo cierran para que ella no lo toque; ese árbol de la vida es el árbol de la unidad,
cuando la voluntad del sujeto se une definitivamente a la voluntad del padre, en
consecuencia, es el uno, es el cosmos, ahí no hay posibilidad de mal, hay una especie de
vida eterna, es una gracia. En cambio, si hubieran comido directamente del árbol de la
vida, por gracia, no hubiera podido ni equivocarme, pero tampoco elegir.
Ahora miren la secuencia que en todo caso plantea eso: yo que tengo el libre
albedrío para elegir –y la libertad parece estar más ligada al bien, es como un libre
albedrío ejercido en el juego correcto- no puedo llegar al árbol de la vida. En
consecuencia, ¿en qué consiste la libertad? El trabajo de la libertad consiste en ir
trabajándonos interiormente, como trabajo, para llegar al árbol de la vida. Por eso
cuando ven todas la lecturas de la Biblia hebrea y todas las fiestas del pueblo judío y
también el Apocalipsis de Juan en el mundo cristiano, piensen qué es lo que se pide: se
pide se inscriptos en el libro de la vida. Y en Juan van a tomar agua del río de la vida,
inscriptos en el árbol de la vida, y finalmente es el enorme trabajo de un ser humano
hacia la equiparación. Es impresionante, porque de la libertad de elección se pasa a la
renuncia del yo y, luego, a la obediencia a la voluntad del padre. Y que es un trabajo y
que cuesta lo explica Getsemaní: aparta de mí este cáliz, pero que se haga de tu
voluntad y no la mía. Esa es la entrega del sujeto, la entrega del yo. Y en la salida de
Egipto los diálogos entre Moisés y Yahvé son buenísimos. En primer lugar, cuando
Yahvé le dice a Moisés que él tiene que liberar al pueblo que está esclavo, y Moisés le
dice que él es un desastre, que no sabe hablar. Pero ¿qué es lo que hace que el liberador,
que es un desastre en términos de perfección mundana, sea elegido? El corazón y el
afecto. Entonces, en principio, la salida es una gracia, pero también es una fe, y ahí me
quiero detener.
Todo el mundo cree que los únicos que tienen fe son lo creyentes; la verdad es que
la condición humana es fe, porque si ustedes creyeron que podían llegar acá salvos es
por fe. Y miren si no habrá fe cuando uno se casa (risas). Quiero decir que toda nuestra
vida, desde lo más elemental, es pura fe: que vamos a vivir muchos años, que a nuestros
hijos nunca les va a pasar nada, que dentro de media hora todos los que estamos acá
vamos a seguir vivos; es pura fe. El problema, me parece, es que la humanidad tiene que
entender que ya que somos pura fe como condición humana, la fe tiene que ser más
sutil, más chic que la fe en de Vido, digamos (risas). Si vamos a creer que vamos a
llegar al kiosco, por qué no creer en la trascendencia, por qué no creer en la dignidad,
por qué no creer en mitos de origen, aunque sea como metáforas de origen. La salida es
una fe, pero la salida es confusa, que es lo que se está viendo hoy en los diarios; en
realidad, estamos saliendo hace bastante tiempo como trabajo y como aprendizaje, pero
estamos entre el faraón que camina hacia el Mar Rojo y el pueblo que camina pasando
el Mar Rojo. Y es confuso, saltan los oportunistas. Estoy con un asco a los oportunistas
que hasta me parece divino D´elía, que es como una especie de sargento de utilería leal,
es como Ulises Dumont en No habrá más penas ni olvido. Pero la figura del
oportunismo que ahora golpea, porque hay que leer los diarios de hoy, es terrible. Uno
lo ve a Lavagna, vieron?? (risas) Es un horror. Cachi Gutiérrez, de Pergamino, un asco.
Esto es lo confuso. ¿Qué es lo único que te puede guiar en la confusión? Duhalde y
Chiche que siempre están preparados para una asunción (risas). Entonces, esa es la
confusión de un pueblo que va saliendo, porque la metáfora para mí es la Argentina va
saliendo y el gobierno está atrás, y esto es lo peor. La peor mirada es si se entiende mal
la metáfora y el pueblo va para un lado y el gobierno para otro. Es la peor mirada que
nosotros vamos a combatir; la correcta mirada es que nosotros vamos saliendo a la
libertad, a la república y que la luz es la fe, y la fe es la fe de que lo vamos a lograr, es la
fe de ir a la alianza que es la ley, que estructura, que ordena, que divide, que limita y
que funda.
Nosotros estamos yendo a la responsabilidad, vamos a Sinaí, las tablas, que en la
versión laica sería La República. No hay que mirar atrás ni confundirse con el
oportunismo que está rodeando el Mar Rojo. Si uno corre la vista para atrás se
confunde, esa es la mujer de Lot, no mires para atrás. La mirada es por fe y para
adelante. Y, por otro lado, hay otro dialogo de Moisés, que para mí representa al resto
de La Argentina, en que pese a todo el aprendizaje y el sufrimiento anterior, el pueblo
quiere volver a los ídolos y fabrica el becerro de oro. Y por eso la libertad es un trabajo,
porque siempre está la tentación de la idolatría. Moisés se indigna, está harto del pueblo,
porque el pueblo también es esto. Pero después recapacita y dice “al final este es mi
pueblo”. Entonces, viene el dialogo quizás más maravilloso del Éxodo: Yahvé estaba
furioso y dice que él va a castigar severamente a ese pueblo infiel y traidor, y Moisés
que acababa de romper las tablas, no desobedeció a Dios. La única desobediencia que
Moisés tiene a Dios es orar ante él, esto es muy interesante. Moisés que le hace caso a lo
largo de todo el trayecto, lo desobedece en un solo punto que es cuando el otro dice “ahí
va mi venganza” y Moisés ora y clama el perdón. Esa es la única desobediencia que
siempre está permitida. Y ahí Yahvé pronuncia algo que es maravilloso y que va a servir
mucho en La Argentina: “yo escuché tu clamor, yo perdono a tu pueblo, pero no va a
quedar sin castigo”. Es decir, una cosa es el perdón y otra es la responsabilidad. Ahí
empieza el trabajo como responsabilidad, como servicio. Bueno, ahora le paso a mi co-
equiper (aplausos).

Santiago Kovadloff: quería reflexionar sobre varios puntos que tocó Lilita recién.
Creo que ella señaló algo que para nosotros es fundamental y es la diferencia entre
transformación subjetiva y mutación estratégica, de lo que podríamos llamar una
metamorfosis externa y un cambio interior. Me parece que cuando ella aludía a ese
repertorio de políticos que se preparan para capitalizar la crisis desde una posición
puramente circunstancial y oportunista, se refería precisamente a todo lo que la historia
política argentina muestra la validez de aquella sentencia de Lampedusa en Gatopardo:
“si queremos que las cosas sigan como están, es preciso que cambien”. Uno de los
males más profundos de nuestro país es la transformación aparente. Es decir, la
permanencia de quienes consideran el poder como un fin en sí mismo, y no como una
herramienta de transformación de la República. Esto es muy importante porque si
justamente la transformación no es interior, si la transformación no es lenta, no es
paciente en la militancia, lo único que nos queda es el sostenimiento en la apariencia.
Uno de los ejemplos más patéticos del sostenimiento en la apariencia lo tenemos en la
transición del primer gobierno Kirchner al segundo. Esto es terrible, porque cuando la
apariencia queda al desnudo como tal, lo que se advierte es la confusión, la falta de
claridad, de proyecto, la necesidad de seguir simulando identidad.
Uno de los momentos más elocuentes del éxodo es el momento en que el pueblo
judío se cansa del tránsito por el desierto y pide el retorno a Egipto, entiende que la
esclavitud compensa más que el esfuerzo de la libertad, porque brinda certeza. Y lo
cierto es que el esfuerzo de la libertad no brinda certeza, brinda sentido, pero no certeza.
La certeza como abolición del trabajo de construcción permanente es antidemocrática y
es anti-subjetiva. Entonces, creo yo que esto que estamos conversando ayuda a entender
que las metáforas tradicionales, bíblicas contribuyen a que nosotros tengamos un
discurso responsable y no de sujeción dogmática. No se trata de obedecer la palabra
escrita; se trata de ver como esa palabra puede ayudar a avanzar en el camino de la
conceptualización de nuestra experiencia, no se trata más que de eso. Y otro punto que
es muy interesante es la pasión por la idolatría. La pasión por la idolatría es la pasión
por el retorno a la esclavitud. ¿Qué es la idolatría en términos contemporáneos? La
sujeción a la palabra de otro que no nos hace lugar. Esto es el verticalismo despótico del
poder contemporáneo: no hay un hombre que habla por todos nosotros, hay un hombre
que habla sin nosotros. Y esta sujeción del discurso excluyente es una pasión de la
política entendida como poder sin fines republicanos, sin fines constitucionales, sin
construcción democrática. Me parece que justamente buena parte de la inactualidad y de
la falta de ubicación que muchas veces se le atribuyó al discurso de Lilita, proviene del
hecho de que no hemos sabido entender la diferencia entre un discurso político, que no
es coyunturalista sino que es estructural, y un discurso oportunista, que sólo aspira a
satisfacer la inmediata necesidad de ser feliz.
Entonces, es difícil esto que nos proponemos llevar adelante desde la Coalición
Cívica, pero si no fuera difícil no sería verdaderamente transformador. Justamente la
coincidencia básica que encuentro entre la salida de la esclavitud y el camino por el
desierto que estamos intentando es que es una tarea que, como bien decías vos, sólo
puede ser asumida como responsabilidad personal; personal quiere decir que no es
responsabilidad del partido, sino de personas, donde cada uno de nosotros es
indelegable e irremplazable, porque la persona es sagrada porque es irremplazable,
porque no tiene correlato en otro. En el verticalismo despótico en que estamos viviendo,
la sustitución del otro hasta se repite de una manera códica en la repetición de los
apellidos (risas). Todo da lo mismo.
Por último, estamos delante de una concepción de la política que no está reñida con
la educación, todo lo contrario. Partimos de la convicción profunda que no hay civismo
sin educación. Si la tradición del pensamiento, en el orden que ustedes quieran desde la
tradición bíblica hasta la filosófica y estética, no nutre el ejercicio de la política, no hay
construcción porque no hay espera. Yo creo que ella es quien mejor ha expresado, para
escándalo del coyunturalismo en el que vivimos, esta convicción. Y está bien que hayas
pagado por eso, porque esa es la prueba de que tiene un pensamiento alternativo. Nadie
que innova, nadie que sea capaz de introducir un matiz novedoso en el marco de la
realidad en que vivimos tiene que ser inmediatamente comprendido. Porque el
pensamiento está anquilosado en el fracaso de la repetición y, cuando esto ocurre en el
campo de la política, un matiz innovador es ininteligible, sólo gradualmente se puede
entender mediante la capitalización del sufrimiento, en lo cual me parece que esta mujer
es maestra (aplausos).

Elisa Carrió: antes de seguir hay un salmo que es maravilloso: “el Señor es mi
pastor, nada me puede pasar. Pasarás por oscuras quebradas, no tengas miedo que yo te
haré dormir en verdes praderas”, porque sino el tránsito no es fácil. Y ahí está el tema
de la certeza y de la seguridad, que es tan moderno como antiguo. El problema de la
certeza y del sentido es que no hay anclaje material. Uno puede caminar muy seguro por
esas oscuras quebradas cuando uno entiende cabalmente el sentido de la vida, porque lo
que otorga certeza y seguridad es el sentido de la vida. Si uno sabe que el sentido de la
vida está en esa fe, en esa responsabilidad y en esa libertad nada le puede pasar, porque
en realidad lo peor que puede pasar es perder el sentido de la vida. El oportunismo en
ese lugar tiene un anclaje material, por eso funciona en la coyuntura; funciona en tanto
puede apoyarse, se apoya en el caos porque tiene que tener un anclaje material para
operar. En cambio, la única certeza es que uno camina por el sentido de la vida, y nada
puede ser peor que perder el sentido. Decir la verdad del sentido de la vida, aunque te
golpeen y te persigan, es mucho mejor que renunciar a decirla. Porque renunciar a
decirla implica una carga, un castigo a tu sentido de la vida que es imposible de
sobrellevar, es estar muerto.
Volviendo a la metáfora, ya no de la salida del pueblo, ya no del trabajo y la
libertad, es ver en la Biblia hebrea como se construye el relato cuando Dios separa,
discierne, discrimina y otorga victorias y derrotas. Y es muy interesante ahí la derrota
de los dominadores. La derrota de los dominadores nunca es por enfrentamiento directo,
sino por enfrentamiento entre los propios dominadores, es la famosa teoría de los reinos
asolados. Es el enfrentamiento entre ellos, se confunden; San Pablo dice “Dios los
vuelve insensatos antes de llevárselos”. Es maravilloso. Es decir, la insensatez, la propia
lógica de la insensatez enfrenta a los propios dominadores entre ellos y no a los que se
liberan de ellos. Esto es divino. Hay tantas señales en el cielo, en la tierra y en Clarín
(risas). Es bueno, no? Y ustedes si van viendo las secuencia, se dan cuenta que los
fanáticos de ayer son traidores de hoy. Como cuando se derrumban los muros de Jericó:
no es el pueblo el que enfrenta al faraón, el pueblo sale; el faraón es el que se confunde
y queda encerrado. En los muros de Jericó se camina alrededor y, finalmente, se
desmoronan los muros.
Y la historia de Ideón es divina. El tipo va teniendo un ejército, primero de 3.000
hombres, después se le van mil, ya quedaba sin nadie el pobre Ideón, entonces dice “vos
para qué me mandás a liberar y me decís que voy a derrotar no recuerdo a quién era –
este diálogo intimista con Dios, porque a Dios hay que tratarlo así en la intimidad, hay
que tutearlo, hay que tratarlo como un marido (risas)- e Ideón le pregunta qué tiene que
hacer y Yahvé le contesta “son tan pocos para que nunca crean que fueron ustedes”.
¡Qué bárbaro! Y esto también se parece a lo que después va a decir Pablo, con esa
maestría extraordinaria, que es “esa es la debilidad que opera la fuerza de Dios”, no
piensen jamás que es en la fuerza del ser humano donde opera la fuerza de Dios; es en la
profunda debilidad, incluso del pecado, cuando opera la fuerza, porque ahí permite la
transmisión de una fuerza trascendente. Entonces, esto también es una metáfora. En este
punto hay que dejar que los que dominaron, los que mintieron se enfrenten entre ellos,
uno no tiene que hacer nada.
Yo les voy a contar algo que me acomete ahora. A veces tengo una cosa muy feroz
interna, no tanto contra los que encarnan la política de lo peor, sino contra otra política
de lo peor que encarnan los cobardes y los ambiguos. A mí me preocupar el ladino, esa
cosa especulativa. Y el Dante dice que reservaba uno de los peores lugares del infierno a
los ambiguos y a los cobardes. Ahora, el coraje no es la audacia. En los diarios de hoy,
yo soy la que tranquilizo, la no violencia, la única opositora está tranquilizando,
mientras al lado los que hasta ayer eran fanáticos lo único que hacen es sembrar más
caos. Y esos son los ambiguos, y son los cobardes. Algunos son tan cobardes, como
Scioli (risas y aplausos). La Argentina que va caminando tiene que cuidarse mucho de
los ambiguos y de los cobardes, porque el trabajo de la responsabilidad y de la libertad
no es para ambiguos ni para cobardes, porque esos no sostienen. Lo que tiene la
Argentina si bien son verdes praderas, también es el arduo trabajo, y también va a ver
muchas veces la necesidad de volver a Egipto. Y quiero decir que la libertad pesa
(aplausos).

Santiago Kovandloff: me gustaría subrayar el tema de la relación con la violencia.


La Argentina tiene una larga tradición violenta y posiblemente la innovación más
profunda, en el ejercicio de lo política, que podamos introducir los que aspiramos a un
cambio perdurable y de aprendizaje sostenido es entender que se vienen días en los que,
desde el poder, se va a alentar la violencia; se la va a alentar tratando de mostrar que
hay miedo e inseguridad y que es preciso correr a los bancos, desestructurar la
economía, para poder culpar de inestabilidad y caos a los que, de alguna manera, están
en la vereda interna. Creo yo que es una prueba, y también acá tenemos un Egipto. La
prueba es saber resistir la tentación del miedo, la tentación de la inseguridad y de la
violencia.
Me parece que sería un triunfo cívico extraordinario que tengamos la templanza
necesaria para resistir las señales que inducen a precipitarnos, a correr, a
desparramarnos, a no rodear los muros de Jericó, sino a lanzarnos contra ellos. Creo yo
que también vale la pena entender que son contados los recursos cívicos que tenemos,
por más que los valoremos; no creamos que estamos preparados. Es muy importante
que la fortaleza se nutra de la conciencia de su propia fragilidad, no de la presunción
jactanciosa de contra con recursos sólidos. Me parece que no hay, en este momento, un
recurso cívico más rico que la prudencia que nace de entender que nuestros recursos
están en formación, no están constituidos. Justamente, desde el poder se aspira a
debilitar esos recursos en formación, alentando la rápida desintegración de una actitud
cívica coherente. No nos jactemos de saber; alegrémonos de estar aprendiendo y de
saber que las recaídas son parte del proceso de aprendizaje. Me parece que este es un
concepto también profundamente bíblico, que lo podemos unir a una metáfora
fundamental, creo yo. Una, en el caso del pueblo judío, que es la de la llegada del
Mesías, y otra, en el caso del pueblo cristiano, que es la del retorno. Porque este
advenimiento y este regreso no son el resultado sino del esfuerzo de construcción
humana. Habrá retorno, donde haya capacidad de constitución subjetiva. Este concepto
de constitución subjetiva es el reverso del enmascaramiento y de la apariencia, es el
Macbeth de Shakespeare. En un momento extraordinario en donde Macbeth le dice a su
esposa, recordemos que son dos asesinos, “simulemos la bondad que no tenemos y la
cortesía que ejerzamos con nuestros visitantes que enmascare la violencia que
guardamos en nosotros”. Cualquiera que diga que Shakespeare no es última noticia, se
equivoca. Porque esto es el clasicismo, esto es la Biblia, es la posibilidad de entablar
con las lecturas paradigmáticas un vínculo con lo contemporáneo. A mí me parece que
esta concepción de la política no puede llevar nunca a soluciones apocalípticas, a salidas
inmediatas, ni a todo lo que sea sentido del oportunismo. Yo insisto en esto porque la
dificultad de este proceso es proporcional a la complejidad de la responsabilidad
personal; no hay que delegar el poder en nadie, sino que hay que sentirse representado
por la actitud de alguien, en el esfuerzo y en la responsabilidad personal.
Me parece que nosotros no estamos reunidos aquí en torno a una líder, estamos
reunidos frente a alguien con la que podemos entablar un diálogo desde nuestra propia
personalidad y desde nuestra subjetividad y fundamentalmente, frente a alguien que se
desvive por superarse a sí misma, que no se muestra intacta, consumada, inequívoca,
sino que trata de transformarse, y esto es novedoso, es una mujer con más preguntas que
respuestas, en el orden en que hay que tener más preguntas que respuestas. Porque no se
puede gobernar sin respuestas, pero no hay respuestas si no hay preguntas
primeramente. ¿Cuáles son las preguntas? Son las mismas preguntas que se hace Moisés
en el momento en que se le prohíbe la entrada a la Tierra Prometida. Ustedes saben que
hay un momento en que Moisés llega a la entrada de la Tierra Prometida y Dios no lo
deja entrar, porque le dice que él se precipitó, tenía que obtener el agua de la roca que
habría de beber al pueblo hebreo y él se apresura y Dios le dice que se ha equivocado, y
Moisés no entiende porque sus errores son más graves que los errores que ha cometido
el resto del pueblo. Después de todo, si él se parece al pueblo en lo errores,
convengamos que es un líder excepcional con respecto a la conducta del pueblo hebreo.
Sin embargo, hay una asimetría entre liderazgo y responsabilidad del pueblo. Esa
asimetría es fundamental porque entonces a la hora de las investiduras no se está
eligiendo a un líder, se está construyendo y celebrando la construcción de una figura
que poniendo toda su subjetividad en juego se dejó ver como es, no enmascaró, no
mintió. Esto es nuevo, porque el poder está supeditado a la dignidad y no la dignidad al
poder. Esto es nuevo, pero es sumamente difícil y riesgoso para cada uno de nosotros
porque no es rentable en lo inmediato. Por eso, en última instancia, Pablo cuando
medita acerca de lo qué es la auténtica fe, se lo ve a Jesús hablándole a sus discípulos y
les dice “si ustedes no son capaces de valorar a su prójimo, no hay significación mía
alguna para ninguno de ustedes”. El prójimo es sagrado y, esto que puede parecer un
anacronismo, quiere decir que el que miente, se miente; el que traiciona, se traiciona; el
que vacía de significación al prójimo, se vacía de significación a sí mismo. Y hoy
tenemos dos realidades bien claras: un mundo de espectros, que intentan simular
existencia, y un mundo, donde estamos tratando de construir una existencia, en lucha
con los espectros, porque derrotarlos definitivamente, no se los derrota nunca
(aplausos).

Elisa Carrió: vamos a pasar a las preguntas.

Participante: ambos acordaron en lo siguiente: lo que significa la pasión por la


idolatría, el que todos aspiran a una satisfacción narcisista y el hecho de que el
pensamiento político está anquilosado. Con lo cual, yo reconozco en Lilita al líder sabio
que va a hacer un trabajo superior para sacarnos de la ignorancia, en el sentido más
amplio. ¿Habrá entonces que pensar en la construcción colectiva de un nuevo sistema
político, social, donde de alguna manera, frente a la responsabilidad y la sabiduría que
implica, cada uno tiene que darse cuenta del lugar que le toca jugar? Por ejemplo, yo no
puedo ponerme en el lugar de Lilita, no porque no pueda llegar a donde está ella, pero
yo he visto que a lo largo de nuestro sistema mucha gente ha ocupado lugares para los
que realmente no eran idóneos. Entonces, yo me planteo frente a una situación de tan
mal aprendizaje, uno plantea que esos lugares importantes sean ocupados por personas
que, a partir de esa reflexión interior, estén capacitados para ocupar el lugar. Darle la
posibilidad a todos, pero reconocer que no todos están capacitados para ocupar esos
lugares. La pregunta es si acuerdan con esa postura o no.

Elisa Carrió: yo voy a contestar muy brevemente. En primer lugar, no hay que
crear distancia con el liderazgo, porque es muy pesado para el líder y es muy pesado
para los otros. Si hay algo que nos muestra toda la tradición bíblica es que justamente
los que tenían el liderazgo tenían enormes defectos, que no eran entre todos los mejores
ni los más idóneos, porque si no es una gran carga para el líder, tiene que tener defectos.
Pero sí a veces es un grado mayor de responsabilidad, pero el que guía, aprende. El que
guía no es sabio, el que guía va aprendiendo y, en la medida que va a aprendiendo,
transmite de modo tal que la política se hace pedagogía para todos, también para el
líder. Y aprende no de los libros. Yo siempre digo que en materia espiritual, mucho
conocimiento confunde, y la verdad es que cuando era joven creía que la única verdad
está en los libros, y después de los treinta o cuarenta me di cuenta de que hay otro
conocimiento que es en la relación de la interioridad donde mucho conocimiento
confunde y que, a veces, basta la Biblia y San Juan de la Cruz y nada más, y que si
empezás a leer Santo Tomás o San Agustín te perdés y fuiste.
Otra cosa que sí me gustaría conectar con esto de los liderazgos que es el tema del
tiempo. Por eso el castigo a la falta de paciencia de Moisés. Vieron en Gandhi, el tema
del tiempo es central. Porque si hay algo que caracteriza los liderazgos políticos a lo
largo de la historia es el manejo de los tiempos, es algo que el liderazgo no puede
conceder a nadie. Yo delego todo, lo que no puedo delegar es el manejo del tiempo,
pero también es un tiempo que no es ya y todo. Los tiempos de Dios, que también son
los tiempos indígenas, porque es la cosmovisión, “un día es como mil años, y mil años
como mil días” como dice el Antiguo Testamento, esta cosa de un reloj interior. En ese
tiempo se huele la historia. Vieron que a veces el cuerpo lleva al alma, hay veces en que
el alma está cansada y el cuerpo la arrastra. Y hay otras veces en que el alma arrastra al
cuerpo, generalmente cuando nos enamoramos. Los momentos de importancia histórica
para las comunidades es cuando las almas arrastran los cuerpos, por esos las personas
tiene tendencia a salir a las calles. Cuando las personas comienzan a caminar las calles,
comienza a caminar la historia, porque no caminan los hombres, sino que caminan las
almas de los hombres. Y la diferencia con el 2001 es que ahí caminaba la bronca, es
decir, la pasión, en el 2001 caminaba la pasión, por eso cuando caminaban y el aire era
de una oscuridad terrible. Nunca me voy a olvidar en Santiago del Estero en agosto de
2002, yo sentía que era como que apenas podía avanzar, no entre la gente, sino en el
aire. Esta es la gran diferencia. Cuando yo digo que esto no es igual al 2001, estoy
diciendo algo más de que no se trata de una crisis financiera, estoy diciendo que allá
había bronca, es decir, pasión y sangre, y acá hay almas. Y puede ser cruento no por
esas almas, sino por la emboscada del Mar Rojo del faraón y sus cómplices.
Yo estuve en Moctezuma que es un pequeño pueblo, al lado de Carlos Casares, que
en medio de la crisis del campo destruyeron el segundo cementerio judío de la
Argentina. No saben lo que es. El cementerio está al lado de una sinagoga que es un
ranchito. Es maravilloso y terrible a la vez. Y cuando recorría esos lugares veía la
efervescencia de la gente, pero es un estado de esperanza. Por eso yo estoy segura de
que es la salida, porque el estado espiritual es de esperanza y el mayor obstáculo del
futuro son los Kirchner. Entonces, lo que el pueblo está haciendo es en vez de ponerlos
adelante, los está poniendo atrás. Ese es un juego muy interesante, aparentemente
contradictorio. El pueblo tendría que ir contra ellos y, sin embargo, el pueblo está
saliendo a pesar de ellos. Es muy interesante. Y hay una poesía de Borges divina que
dice que al dios del oriente le gusta andar por arrabales cúlmines y caminar en el medio
de la gente. Así que es por eso que las almas andan caminando (aplausos).

Participante: una pregunta con respecto a esto de Carlos Casares porque soy vecino
cercano. ¿Estará vinculado a los Grobo?

Elisa Carrió: la madre de Gustavo Grobo es la presidenta de la Sociedad Israelí.


Efectivamente, tenía que ver con algún nacionalismo de derecha, aunque no se sabe
quién fue, pero es devastador, porque es monumento histórico nacional el cementerio y,
la verdad, es muy fuerte porque es la profanación de lo sagrado. Hay tumbas del 1800.
Es muy impresionante, muy simbólico, y la profanación ha sido terrible y han arrasado
con veinte tumbas históricas, o sea, que fueron a destruir lazos, no eran ignorantes.

Participante: ante todo, quisiera agradecerle al profesor Kovadloff y a la doctora


Carrió que nos están permitiendo nuevamente volver a las fuentes, que es realmente
maravilloso. Me parece que hay un detalle interesante que hay que tener en cuenta, en la
isla de Delso, que básicamente es una forma de cambio cultural y un salto cultural entre
el pueblo judío en Egipto y el que sería, en definitiva, el pueblo judío en la Tierra
Prometida. Yo creo que ese es un punto que habría que considerar que forma parte de la
maduración de los pueblos hacia su forma superada de la comprensión de la libertad.
El segundo punto que me parece interesante que habría que enfatizar también es que
en ese evento difícil que fue la rotura de las tablas en realidad hubo también una
promesa de la Tierra Prometida, es decir, la esperanza. Si cuando sale de Egipto el
pueblo sale con fe, en ese momento, hay esperanza. Pero lo más importante, como dice
San Pablo, cuando llega el pueblo a la Tierra Prometida, lo más importante es que llega
con la conciencia de que tiene que reconstruirse y rehacerse de acuerdo al mensaje de
Abraham. Entonces, me parece que además de la fe y la esperanza, lo más importante es
la caridad, y para tenerla hay que cultivarla para poder mostrarla al semejante. Me
parece que esto es muy importante.

Santiago Kovadloff: Cuando Moisés baja del Monte Sinai, el pueblo judío debería estar
doctorado en judaísmo, la impaciencia de Moisés es enorme, el dolor de Moisés es
auténtico, pero el aprendizaje de Moisés, el aprendizaje –del que hablábamos antes-
empieza ahí, en el momento que Moisés entiende que el pueblo judío no es aún!, ni va a
terminar de ser jamás lo que debe aprender a hacer siempre. esta la espera la paciencia,
de la adversidad, en fin de todo lo que hemos estado hablando.

Elisa Carrió: yo agregaría algo, voy a confesar algo, ¿por qué funcionamos mal como
humanidad? Porque pensamos mal. ¿En qué sentido yo digo que pensamos de una
manera distinta? Para mí Dios piensa en paradoja. No hay ningún texto de la sabiduría
antigua, ni oriental, ni hebrea, ni siquiera en viejos relatos, ni cristiano. A ver, vamos a
irnos a la ópera, es como si Dios tuviese una partitura y nosotros nos empecináramos en
tener otra, es como si el cosmos, el universo tuviera una partitura, yo creo que la
modernidad fue contra la partitura y ahí están los problemas ambientales, productivistas.
Ahora, las pregunta es, si Dios piensa -porque piensa- su obra, hay algo divino en la
clase de Santiago, que dijo “lo hizo bien” , ahora, cuando va creando ¿no? Miren cómo
esto que a mi me gustó decir en el juicio, porque a mí lo que más me encanta es la
teoría de Jonás, que no es Jonás el del Antiguo Testamento, sino es el famoso filósofo
judío que escribe después de Auschwitz, que dijo: dios no es omnipotente, porque ahí
hay algo en que fue incompleto, no es un dios determinista porque al darnos la libertad
se jugó por nosotros, y llora porque nosotros no lo ayudamos, ese es el dios que llora es
lo más, no es el dios que…no, no, no, creó al hombre, -a nosotras nos hizo de una
costilla, pero no importa-, es decir que jugó también a una especie de indeterminismo,
en un salto a la confianza en la humanidad.

Santiago Kovadloff: si, hay otras metáfora preciosa de esto, que se vincula con lo que
decía Lilia recién, que está en el Génesis. Ustedes recuerdan que Adán no nace en el
Paraíso, es trasladado ahí, no? Entonces, cuando Dios lo lleva a Adán al Paraíso, lo
pone ante lo que existe allí, es decir ante la excelencia, para ver como nombra el
hombre, como nombra lo que allí está, es decir, el sentido. Pero dios quiere ver cómo
nombra el hombre, es decir si al nombrar las cosas con su sentido práctico, con la
necesidad de administrar lo existente y de cuidarlo, recuerda que las cosas nombre ya
tienen. No sólo tienen el nombre que el hombre les dará sino que están ahí, son
presencia. ¿Cuándo habla uno de veras? Uno habla de veras cuando dice lo que piensa y
recuerda además que está facultado para hablar, es decir que tiene el don de la palabra,
el don de la elocución, la posibilidad de hablar que no la tienen otros seres. El hombre
no habla porque simplemente quiere decir algo, quiere decir algo porque puede.
Entonces, estos dos nombres, el nombre enigmático de lo real creado, y el nombre que
el hombre le pone a las cosas para administrarlas en el orden práctico, nos devuelve a la
pregunta que planteaba el amigo recién cuando decía, hace falta idoneidad. ¡Claro!
porque necesitamos gente que sepa de economía, gente que sepa de industria, gente que
sepa de la infinidad de áreas que caracterizan un gobierno. Pero si se gobierna desde la
condición de experto, no se gobierna estrictamente con sentido cívico. Hace falta algo
más que especialización para ser un buen gobernante. Hace falta una composición en la
cual inscribir la idoneidad profesional, sino caemos en lo que también recordaba el
físico inglés, además de gracioso es aleccionador, dice: “todo físico sabe que su mujer
no es más que un conjunto de átomos y de células. Ahora bien, si la trata así, la
pierde”(risas y aplausos)

participante: ¿Qué desafíos encuentran en la construcción de ciudadanía hoy?

Elisa Carrió: en realidad la única revuelta posible es una revuelta interior. No sé si hay
algunos que creen que se va a construir ciudadanía por conocimiento de derechos y
leyes. Lo único que le puede dar sentido a una ciudadanía y la puede construir es este
aprendizaje. Estará la ley, o no estará porque ahí está lo estructural, va a estar aunque no
haya reconocimiento-Ustedes saben que los derechos humanos, por ejemplo, son una
invención de freno al poder. Entonces me parece que poder ligar espiritualidad y
política- no religión y política eh?-lo dice alguien que ni siquiera es creyente como Julia
Kristeva, hay en todo occidente y en todo el mundo, una necesidad de ese
acompañamiento y una revuelta interior que se transforma en una ciudadanía activa y
responsable. No veo que un catálogo de derechos -yo que he sido jurista tantos años-
resuelva esta cuestión. Y esa revuelta también tiene que ver también con un sentido que
es profundamente paradojal, que creo que es el gran aprendizaje de la Argentina, de una
Argentina inmensamente rica en lo material que perdió su riqueza espiritual. Y su
riqueza espiritual laica -laicizada- de origen judeo-cristiano, es “yo no firmo un
documento porque mi palabra vale”. La Argentina en todo caso y en la mayoría de los
niveles ha tomado la palabra como un instrumento de lucha y de uso, como algo
instrumental no como algo sagrado. Pero en aquella frase de nuestros abuelos, la palabra
tiene un sentido judeo-cristiano de lo sagrado: “Yo soy mi palabra”; y también
socrático, en el sentido “yo soy lo que digo”. Me parece que esto es algo que hay que
recuperar para construir esa ciudadanía, la ciudadanía después fluye sola.
Lo otro, es que tenemos que extirpar el profundo rasgo de violencia que anida en
la pasión argentina. Y también latinoamericana, agravada con lo latinoamericano. Yo
creo que tenemos que entender aquella frase que me dijo un malayo en Sudáfrica, “¿y
por qué perdonamos los negros? porque queríamos la paz”. El concepto de paz, tan
subalterno, subalternizado, es tan fuerte, es el Shalom judío, es una paz activa. Nosotros
despreciamos la paz. Me parece que en esa noción también está, Argentina está
excedida en pasiones, y no anclada en sentimientos profundos. Yo creo que ahí la
paradoja va a funcionar ¿no? Yo decía que el cuadro del 25 de mayo, que finalmente lo
bajaron, pero va a haber algunos, debería ser el cuadro del nunca más, es decir como en
el Pesaj, recordar siempre, yo creo que mayo lo vamos a recordar toda la vida eh?.En
realidad este mayo es el mayo del bicentenario, pero no en el sentido del gobierno. Y
que nosotros tendríamos que tener ese recuerdo, así como el Pesaj que recuerda todos lo
años “no te olvides de lo que padeciste, no confundas con lo que sufriste”.
Ahí en esa foto donde están sindicalistas con miles de hectáreas, industriales sin
industria, empresas constructoras que hacen casas de cartón, están los autores y sus
cómplices, pero también expresan una Argentina que puso en el éxito en el dinero y el
poder sus mayores expectativas. Porque sino hubiera sido revulsivo para la Argentina
que nos gobernaran ellos y muchos anteriores. Lo que no le estamos permitiendo a los
Kirchner, no que se enriquezcan, porque eso lo hemos permitido, no es que sean
prepotentes, porque se lo hemos permitido, no es que destruyan la República porque se
lo hemos permitido, si hasta le hemos permitido una candidata a presidente que no
habla. Lo que en el fondo muchos no le perdonan es que dejen de tener éxito. Entonces
ahí hay una cosa, que si no hay cura…
Yo creo que hay una profecía de Isaías que está escrita para nosotros, y que es el
fiel reflejo de la Argentina. Dice que había un pueblo que no quería la verdad. Entonces
Dios les mandaba profetas, les mandaba enviados, les mandaba delegados que les
decían la verdad, y el pueblo decía “no me digan la verdad”. Háblenme de mundos
maravillosos el primer mundo, el tren bala, la estratósfera, no me digan la verdad.
Entonces Dios tomó una decisión que es darle un rey que no les dijera la verdad. Ahora,
cada diez años se derrumbaba la mentira y caía como rompiendo un cántaro. Es decir,
todo lo que habían construido en la mentira, cada diez años caía la cosa, hasta que un
día el pueblo suplicó vivir en la verdad y Dios los perdonó. Hasta la secuencia de diez
años. Y esto somos. Somos un pueblo que eligió no vivir en la verdad. Pero no son
todas las generaciones, es la nuestra. No es que nuestros abuelos y bisabuelos, esos que
estaban en Moctezuma o los que están ahora, esos no eligieron la mentira, eh?, es
nuestra generación, que se encandiló, incluyo a todos, en la violencia, con el éxito, con
el dinero, con el poder; y fíjense como se rompe la herencia, porque nuestros hijos -
nosotros todavía hablamos de lo que nos dijeron nuestros abuelos- nuestros hijos no
hablan ni de lo que decimos nosotros. Y después nos preguntamos qué pasa con la
juventud. Nosotros somos los autores y cómplices de la ruptura de una tradición
cultural. En consecuencia, nos toca a nosotros ser los restauradores de la tradición
cultural. Y ese es el desafío, y esto está en el orden de un arrepentimiento profundo. Acá
hay un problema que yo lo planteaba en el libro del contrato moral del 2002, yo creo
que hay muchos dispuestos a arrepentirse, queremos vivir de otra manera. El problema
es qué hacemos con el equipaje del pasado. Entonces ahí hay algo que es muy lindo que
lo dice Hannah Arendt y que también está en Lucas 3, cuando a Nicodemo, Jesús dice,
mirá, se puede nacer de nuevo, y Nicodemo está bien, está como nosotros, esta como
nosotros, todos crepusculares, algunos en crepúsculo absoluto, como Cristina, mi
secretaria, está en crepúsculo absoluto (risas), para mi crepúsculo absoluto es después
de los sesenta, yo voy camino a eso.

Santiago Kovadloff: Todavía tenés la jactancia de no tenerlos

Elisa Carrió: Claro. Entonces Nicodemo le dice, cómo yo, viejo, voy a nacer de nuevo?
y Jesús dice, se nace de adentro, que es de arriba. Entonces uno puede nacer, y para
nacer tiene que hacer algo, sino no puede nacer, porque nace, camina y lleva una
mochila. Ahí no basta el arrepentimiento interior, porque vieron que el arrepentimiento
interior no funciona como exorcismo, es decir, no libera del equipaje. Yo creo que la
mejor práctica es confesando en el círculo, la etapa de la confesión es muy interesante -
bueno acá tenemos muchas psicólogas, que son la sustitución de los curas. Porque en la
medida que uno le verbaliza al otro, no sólo interiormente, le verbaliza al otro, qué mal
que estuve, ahí empieza a ceder. Yo cuando hablo de la reconciliación en la Argentina,
hablo de eso. Hablo de la enorme posibilidad de renacer descargando el equipaje del
pasado a través de un arrepentimiento y un perdón mutuo en serio que como dice Yahvé
a Moisés, no implica la impunidad del castigo. Yo te perdono, pero hay responsabilidad.
¿Qué quiero decir?, que los que robaron tienen que ser juzgados. No existe el sentido
especial que tuvo la Argentina y en la dictadura, en el sentido que la reconciliación es
impunidad. Pero es esa suerte de poder estar en un lugar y empezar a decir cuando
estuvimos equivocados. Porque yo ya empiezo a encontrar gente que dice la verdad que
no me equivoqué con Menem porque éste es peor, pero este no es un buen argumento!.
Y no me equivoqué con no se quién porque este es peor. Es decir son formas de
exculpación que en realidad no liberan. Por ahí viene la mano. Si nosotros pudiéramos
instaurar a parte de un gobierno hacia el futuro, de república, de desarrollo económico,
distribución del ingreso, libertad, etc., esta transformación cultural de un perdón mutuo
y de una confesión mutua, no sólo una atribución de responsabilidad, a mi me parece
que nos liberaríamos Acá hay algo del orden de la liberación interior que tiene que
darse, y que tiene que darse en nuestra generación. Nuestra generación se equivocó
demasiado, demasiado. Y no se salva esto diciendo, porque yo tuve utopía estaba
justificado a cualquier cosa. Porque los medios son los fines. Es buena mi intención,
pero violenta es mi acción. Como la tesis Roggero, porque estuve preso tres días en la
dictadura, tengo derecho a entregar YPF. Que es como decir, “si yo fui víctima tengo
impunidad garantizada hasta el fin de la historia”. Las víctimas son víctimas cuando son
víctimas, cuando operan como victimarios son responsables. Porque si no acá es una
profesionalización de las víctimas y un estado de la impunidad de las víctimas. Entre un
estado de impunidad de los represores y la impunidad de las víctimas, por los actos
posteriores digo, no por esos actos donde son victimas, sino por otros actos. Quizá acá
puede haber un orden, por qué no hay ese arrepentimiento, yo lo tengo clarísimo. Es que
todos se pueden arrepentir de la violencia. Lo que nos se quiere confesar en la Argentina
es lo que se hizo respecto de los propios compañeros. Es algo que pasó en Sudáfrica, el
gran problema para mí, la sanación más profunda que tuvo Sudáfrica es cuando el
movimiento nacional africano reconoció internamente que había ejecutado compañeros
de lucha. Y en el seno del movimiento nacional africano que hoy gobierna Sudáfrica, se
enfrentaron victimarios y víctimas, que decían nuestra causa era justa pero nuestros
métodos violaron los derechos humanos incluso con nuestros compañeros. Eso les
permitió a ellos, además de mandar al comité de justicia, nuestra lucha fue justa,
violamos los derechos humanos Esto que no pudieron hacer los represores, y
muchísimos de ellos se siguieron escondiendo, es la neurosis central; y es un poco el
debate que inicia Del Barco, que es un ex montonero, en Córdoba, bajo el titulo “No
matarás”. Eso todavía no está abierto, por ahí ya en algunos debates parlamentarios
afloraron en Morandini, en Tata Quiróz, se acuerdan cuando hicimos el seminario de
amor y política? Ahí, ahí hay que destrabar, pero no para una responsabilidad penal
¿eh?. Destrabar para que esa concesión libere porque sino el planteo es somos héroes,
no nos pueden tocar, pero esa es la imposibilidad de algo que está escondido, de algo
de lo que no se habla. En la Argentina, hay cosas de las que no se habla y hay muchas
culpas detrás de lo que no se habla. De la conquista y del genocidio indígena, no se
habla. En mi familia, por ejemplo, de los malones, se dejó de hablar, la única que
hablaba era mi abuela que le quemó la biblioteca a mi abuelo.
La otra, es la de nuestros abuelos que vinieron de Europa, porque esa culpa de lo
que dejaron, de la familia que dejaron, de la pobreza donde estaban. Porque ellos se
salvan y otros se quedan, y de esto no se habla, de esta historia de una gran amputación,
de una gran dolor. Ustedes piensen que nuestros abuelos y bisabuelos inmigrantes
tienen un renacer, pero con un peso enrome. Son los que se salvan frente a otros que no
se salvan. Son los que progresan acá mientras los otros se morían de hambre allá, o
morían en la guerra. No se habla de los setenta, en el sentido en que hay que hablar.
De lo otro que no se habla en la Argentina porque es impronunciable es las
Malvinas, como ahora no se habla de Cromagnón. Yo me di cuenta con la gente de
Malvinas es impresionante, nosotros tenemos a Jorge Tedesco en la Coalición, y yo me
di cuenta cómo todo el mundo le huye. ¿Por qué todo el mundo elude? Porque lo
remonta a una culpa y a una pasión. En consecuencia, ahí están los héroes que no
pueden ser reconocidos. Hay demasiadas cosas que no se hablan. Ese es el peso de la
carga, ese es el peso del equipaje y la sanación -es una sanación la que necesitamos- es
hablar, es reconocer, es confesar, es perdonar. Porque también es cierto que todo era en
medio de la pasión y la confusión. Ese es el aprendizaje de construcción de ciudadanía
que nos queda. Si nosotros nos liberamos de la carga del pasado, de esa manera la
sanación construye una ciudadanía mucho más activa, mucho más responsable y evita el
cruce, el ataque entre nosotros. Y a las clases medias y medias altas de la Argentina nos
incumbe el reconocimiento de nuestra indiferencia y de nuestra falta de compromiso.
Porque si esto está ocurriendo es porque los nietos de los padres fundadores no hicieron
absolutamente nada.(aplausos)
---Fin de la transcripción---

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