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ASAMBLEA ANUAL DE PASTORAL

PARROQUIA “VERBO DIVINO” – 2010

ACERCA DE LO QUE VINIMOS A HACER…


 Nos encontramos situados en un momento importante de su proceso de
renovación como comunidad parroquial y el lema elegido “SOMOS HERMANOS,
SEÁMOS FAMILIA” refleja, a mi entender, el espíritu con el que desean
continuar transitando ese itinerario; lo cual, dice mucho del ideal de parroquia
que quieren ser.
 De la síntesis de los aportes de las comunidades, después de haberla mirado en
sus cuatro dimensiones (participación, comunión, evangelización integral y
espíritu misionero) habrá que discernir hoy cuáles serán las prioridades
pastorales y las actitudes y acciones que el Señor quiere para esta parroquia.
 Los textos bíblicos nos brindaron ya algunas señales que no podemos perder de
vista porque reflejan la experiencia de una Iglesia en permanente conversión
para ser fiel al Señor.
 Ese ejercicio de discernimiento y des-cubrimiento, va a requerir de su (nuestra)
parte el ejercicio de ciertas virtudes:
a) DOCILIDAD al Espíritu y a lo que Él les vaya inspirando y haciendo
descubrir en el intercambio con sus hermanos de grupo;
b) HUMILDAD, para reconocer que no tenemos toda la verdad y que mi
prójimo siempre me revela algo del querer de Dios;
c) POBREZA EVANGÉLICA para renunciar a “mis” razonamientos cuando
un Bien mayor se manifieste ante nosotros;
d) CARIDAD, porque “donde hay caridad se reconoce la presencia de
Dios”;
e) y DISPONIBILIDAD, para servir al Señor “en donde Él quiera”.
 Y lo vamos a hacer como discípulos-misioneros. ¿Quién es un
discípulo-misionero? Es aquella persona que, llamada por el Señor,
a) descubrió que conocerlo fue el mejor regalo que pudo haber recibido
en la vida;
b) que darlo a conocer con su palabra y el testimonio es su mayor
alegría;
c) un cristiano que se define –no por las circunstancias dramáticas que le
toca vivir, ni por los desafíos del mundo, ni siquiera por “todas las tareas” que
tiene para hacer y emprender– sino por el amor que sabe y siente que Dios le
tiene;
d) alguien que se formó en la “escuela de Jesús” (discípulo:
discipulina=disciplina) y que por eso puede y debe ver, juzgar y actuar de un
modo distinto, para mejorar la realidad.

CRITERIOS PARA LA SELECCIÓN…


 El modelo de parroquia. Hay parroquias que funcionan y hay
parroquias que viven. Las primeras suelen ser muy ordenadas, mecánicas,
formales, burocráticas, individualistas, competitivas, exitosas, rutinarias; en
ellas predomina el hacer.
 Las parroquias que viven tienden a poner en el centro de la escena a las
personas y sus relaciones humanas. Aquí predominan el diálogo, el acuerdo, la
integración, la participación; los frutos son “resultado” de la acción del Espíritu
y el esfuerzo de las personas. Tienen en cuenta el ser y el hacer.
 Hay parroquias deprimidas; en las que los agentes de pastoral perdieron la
ilusión; ya no encuentran verdaderas razones por las que valga la pena
esforzarse. Sienten que es poco lo que pueden hacer por mejorar la tensión, el
maltrato, las presiones, etc. reinantes.
 Hay parroquias que producen transformaciones. Ponen el acento en las
personas, dan sentido y alcance a lo que hacen, no complican las cosas,
comunican, coordinan, articulan, trabajan en equipo. Permiten conocer lo que
hace cada pastoral, cómo lo que cada una hace afecta (+ ó -) a la otra; y,
finalmente, trabajan como un solo cuerpo. Es decir, no sólo hacen, también
integran lo que hacen.
 El modelo mental predominante determina el perfil de parroquia que tenemos.
Si se tiene el modelo del martillo, se creerá que las personas son clavos a las
que hay que golpear para que funcionen.
 ¿Qué debemos comenzar a hacer de otra manera si queremos contribuir a
crear un futuro de esperanza para nuestra gente?

 El Espíritu Santo no nos proporciona respuestas hechas; las tendremos


que ir descubriendo a lo largo de esta Asamblea. Pero sí nos proporciona otras
enseñanzas que también nos van a ayudar: las inspiraciones y manifestaciones
que vienen de Dios…
a) nos traen CLARIDAD, ORDEN Y PAZ;
b) no contradicen lo que la PALABRA de Dios o el MAGISTERIO de la
Iglesia enseñan;
c) producen FRUTOS BUENOS (en la línea de Gal. 5, 22-23.)
d) EDIFICAN a la comunidad; no la dividen por celos, rivalidades,
rencores, escándalos, murmuraciones, iras, etc. (1 Co. 3, 3ss).

 Y de un libro que recoge el último retiro espiritual dado por el Card.


Nguyen van Thuan, podemos encontrar estas meditaciones:
Cuando no hay comunión, es muy difícil evangelizar. Un barco no
puede lanzarse al mar si los marineros no están bien avenidos…
(divisiones)
Hay que partir de lo escencial: Dios permanece y sólo Él basta. Si nos
falta Dios y su Voluntad en el corazón, nos falta todo.
El primer reto de la Evangelización: evangelizar la cultura. La gente
solo puede entender a uno que hable el lenguaje de su tiempo.
La iglesia no hace proselitismo, la Iglesia atrae con su testimonio.
AHORA QUE YA TENEMOS LAS PRIORIDADES
La propuesta desde “Tiempos y Talentos” del Plan Compartir

Conceptualicemos…
“EFICACIA”: Hacer correctamente las cosas.
“EFICIENCIA”: Hacer más cosas en el menor tiempo posible.
“EFECTIVIDAD”: La capacidad de “dar frutos”, en el sentido evangélico. De alcanzar con
la ayuda de Dios y la de los hermanos, la meta de nuestra vida cristiana; haciendo “lo
que esté de nuestra parte”, para la consecución de la misma: lo que Él quiere, como Él
quiere, y cuando Él lo quiera.

Nuestro enfoque de la EFECTIVIDAD personal e interpersonal, de nuestra capacidad de


saber distinguir lo escencial de lo accidental, lo urgente de lo importante, se centran en
la proposición de unos hábitos basados en la Ética del Carácter y en el Evangelio,
que se desarrollan “de adentro hacia afuera”. Esto implica, empezar por nosotros
mismos, por la parte más interior de nuestra persona.

Este enfoque declara que las “victorias privadas”, (los logros personales) conforman las
victorias “públicas” (frutos comunitarios). Que debemos hacernos promesas a nosotros
mismos y mantenerlas ante nosotros para poder hacérselas a los demás.
MEJORARNOS a nosotros mismos antes que querer mejorar a los demás. Priorizar y
arreglar lo que está débil en nosotros para que nuestras prioridades, relaciones
humanas, acciones y tareas sean como el Señor quiere. Este basamento nos permitirá
establecer con menor conflictividad las actitudes y acciones en nuestra vida y en la
pastoral.

Esos hábitos son:


 El hábito de la proactividad: nos permite el ejercicio de nuestra
libertad para poder elegir nuestra respuesta a los estímulos e influencias
del medio. Nos da la facultad de responder (=res-ponsabilidad) no de un
modo “reactivo” a las situaciones, por la presión externa; sino de
acuerdo con nuestros valores y principios y de forma creativa y
anticipatoria incluso.

 Comenzar con un fin en la mente: hace posible recordar siempre


cuál es la finalidad, el propósito de nuestra vida y de nuestra Misión
pastoral. La creación de una visión de lo que queremos lograr permite
que nuestras acciones estén dirigidas a lo que verdaderamente es
significativo.

 Poner primero, lo primero: nos permite liberarnos de la


tiranía de las urgencias y dedicar tiempo a las actividades que
verdaderamente dan sentido a nuestras vidas porque son las que el
señor quiere. Es la disciplina de llevar a cabo lo importante, lo cual nos
permite alcanzar la visión que nos propusimos.

 Pensar con el paradigma “ganar/ganar”: cuestiona la premisa de


que la vida es un juego de vencedores y derrotados, donde para que yo
obtenga algo, otro tiene que perder. Cuando logramos establecer un
balance entre nuestros objetivos y el de los demás, podremos ir
logrando el bien común.

 Buscar comprender primero y después ser comprendidos: es la


escencia del respeto y la caridad a los demás. Nuestra necesidad de ser
entendidos, comprendidos es una de los sentimientos más intensos.
Este hábito es claro en las relaciones interpersonales y posibilita llegar a
acuerdos “ganar-ganar”.

 Sinergizar: es el resultado de cultivar la actitud y la habilidad de


valorar la diversidad. La síntesis de ideas divergentes produce ideas
mejores y superiores a las ideas individuales. El todo, es más que la
suma de las partes. El logro del trabajo en equipo y la creatividad son
resultados de este hábito.

 Afilar la sierra: es usar la capacidad que tenemos para


renovarnos física, emocional, mental y espiritualmente. Es lo que nos
permite un equilibrio entre todas las dimensiones de nuestro ser a fin
de ser efectivos en los diferentes papeles (roles) que desempeñamos en
nuestra vida.

Las personas con hábitos de efectividad son columnas de apoyo en las organizaciones y
comunidades. El desarrollo de los mismos, constituye la base para la efectividad
organizacional y pastoral.

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