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en el nivel secundario.
Como es sabido y comprobado estadísticamente por el texto ¨Lecciones aprendidas
de la educación en siete países (2000-2015)¨, por Alexis Rivas; el sistema educativo
Argentino se encuentra en crisis actual, comenzando a principios de los años 90 y
profundizado en los últimos años.
Los problemas de la educación nacional en esta última década del siglo XXI, se
asocia con el hecho de que el sistema ha incorporado la obligatoriedad en el nivel medio
(Ley Nº 26.2061), debiendo afrontar las limitaciones que supone insertar nuevos sectores
a la escuela secundaria sobre la base de la expansión de un modelo institucional que, a lo
largo de su desarrollo, ha presentado pocas variantes para generar condiciones
suficientes para la retención, el aprendizaje y el egreso de sus estudiantes.
Podemos ver por medio de estadísticas de las pruebas PISA desde el 2000 al 2015
indican un leve incremento progresivo de alumnos en el nivel secundario, pero como
aspecto negativo, un 33,1% de los jóvenes de 17 años de edad se encuentran en el último
año de la secundaria, un 29,6% cursaba con sobre-edad y un 37,3% había abandonado la
escuela. Se trata de un país con problemas importantes de repetición y abandono.
Las trayectorias en el nivel medio de los alumnos se ubican en un punto intermedio
entre los países latinoamericano intervinientes en las pruebas PISA (Argentina, Brasil,
Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay), con relativamente altos niveles de repitencia y
sobre-edad.
En el nivel secundario, las pruebas PISA muestran una estabilidad en los resultados
de las tres materias evaluadas (matemática, lengua y ciencias naturales) en el período
2000-12.
Las trayectorias de los alumnos se ubican en un punto intermedio entre los países
estudiados, con relativamente altos niveles de repitencia y sobre-edad
En este escenario, se observan esfuerzos desplegados por políticas educativas
orientadas a atender las dificultades que encuentran los adolescentes y jóvenes para
progresar en sus trayectorias escolares, diseñando distintas estrategias de focalización,
redistribución y asistencia a los sectores más vulnerables.
Entre ellas podemos mencionar:
Los programas de apoyo a las escuelas más pobres, el Plan Social Educativo en la
Argentina, destinando recursos a las escuelas y a los alumnos, brindaban libros de texto y
materiales gratuitos, como así también capacitaban a los docentes, asistiendo a sus
necesidades básicas.
También se creó el programa social la Asignación Universal por Hijo en nuestro
país, desplegado como derecho de ciudadanía donde las exigencias de escolarización
tendieron a no ser controladas de forma rigurosa, para no quitar el beneficio a las familias
por el incumplimiento de esa condicionalidad.
Se lanzó un programa de becas estudiantiles para los alumnos de escuelas
secundarias cuyas familias vivían debajo de la línea de pobreza, sin necesidad de
acreditar méritos académicos.
En 2012, se diseñó el Programa Plan Nacional de Seguridad Alimentaria que
contempló, entre otros beneficiarios, a los niños de nivel inicial, primario y secundario en
situación de riesgo socioeducativo. Cada provincia gestionó su propia política de
comedores escolares a través fondos de este plan nacional y, principalmente, de los
fondos de cada jurisdicción.
En su abordaje de la desigualdad, también fueron originales las políticas de
dotación de computadoras para los alumnos. El estado trato de atacar la brecha digital y
lograr reducirla notablemente, en un contexto donde el acceso a la tecnología se
transformó en un derecho básico.
La docencia pasó a estar en el centro, pero los caminos de reforma no fueron
convergentes sin grandes reformas, aparejando el incrementó de la presión por los
resultados, a la vez que aumentaba la complejidad social y cultural de las aulas. La
docencia se vivió como un trabajo cada vez más demandante
En el nuevo siglo, la formación docente no fue el eje central de las nuevas políticas
para la docencia. Argentina mantuvo una oferta inmensa en cantidad y dispersión, con
1.260 institutos formadores y 61 universidades con profesorados.
La formación docente fue referida, mayoritariamente como muy teórica, lejana a las
prácticas, desconectada del currículum oficial, desactualizada frente a nuevas tendencias
en las ciencias de la educación y muy endogámica en su cultura de reproducción de las
lógicas institucionales escolares.
Las reformas curriculares mostraron los intentos por vía de la renovación de
contenidos, los enfoques por competencias y nuevas asignaturas más cercanas a la vida
de los jóvenes. Pero fueron políticas que no modificaron la base enciclopédica cargada de
asignaturas.