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Derecho Administrativo

Universidad Empresarial Siglo 21

Módulo 3
9. Dinámica de la administración pública
9.1 El Estado en la Economía
9.1.1. Modelos económicos
ESQUEMA GENERAL CONCEPTUAL
MODELOS ECONÓMICOS
CARACTERÍSTICAS Modelo Liberal de Modelo autocrático o Modelo Democrático Social
Mercado Dirigista
Libertad Igualdad Dignidad del hombre (libertad e
PRINCIPIO RECTOR
igualdad)
SISTEMA JURÍDICO Estado de derecho Estado colectivo de derecho Estado social de derecho
Descentralización mínima Centralizada para hacer todo Descentralización de poder es
signo de participación y
ORGANIZACIÓN
democracia, en sufragio y en
ADMINISTRATIVA
otras instituciones donde los
individuos se integran al estado
En cabeza del Ejecutivo Estatal todo es administrar Es pública o sea estatal y
las funciones legislativas y particular participan los cuerpos
judiciales con apéndices intermedios, corporaciones
ESTRUCTURA
profesionales, sindicatos,
ADMINISTRATIVA
concesionarias de servicios
públicos, universidades, se da el
pluralismo social.
Garantía por medio de la Todo es policía, todo es Garantía por medio de la policía,
FUNCIÓN DE LA policía, salubridad controlado salubridad, moralidad y seguridad
ADMINISTRACIÓN moralidad y seguridad y de bienestar general, fomento,
prestacional puede ser coactiva
Privada, estado marco de Estatal: el Estado Privada y pública, administración
GESTIÓN abstención y monopoliza la prestación de mixta de la economía, estado
ECONÓMICA subsidiariedad servicios públicos marco de fomento y
subsidiariedad
Directiva y facultativa Estatal: el estado sustituye Directiva y directa de orientación
orientadora y totalmente al individuo es el y sustitución administrativa y
INTERVENCIÓN DEL fiscalizadora pero no único gestor y ejecutor de legislativa
ESTADO sustitutiva se traduce en las actividades
leyes y no es coactiva
sino orientación
Al ser libre no es No existe planificación Por la participación es un modelo
PLANIFICACIÓN compatible con la propiamente dicha donde se puede y debe planificar
Planificación
TITURALIDAD De los particulares El Estado Mixta, del Estado y de los
MEDIOS DE particulares
PRODUCCIÓN
Se pueden mencionar los grandes rasgos de diferentes modelos, no obstante que en la realidad los casos concretos
suelen reunir elementos de uno y otro tipo, con mayor o menor preponderancia 1:
1Seguimos en líneas generales la clasificación brindada de Benigno ILDARRAZ, Alberto R. ZARZA MENSAQUE y Claudio Martín VIALE, en Derecho Constitucional y Administrativo, Ediciones
EUDECOR, Córdoba, Segunda Edición 2001, Pág. 558/559.

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Se caracteriza porque los sujetos particulares de la sociedad deciden libremente, según
su criterio y por su propia iniciativa cuales van a ser sus actividades en el campo de la
producción de bienes y servicios, y como las van a desarrollar, personalmente, de
manera asociativa o empresarial. El Estado se reserva la tarea de dictar las normas
A) Economía de necesarias para proteger la propiedad, y brindar seguridad y orden a la actividad del
mercado mercado. Supone la valorización de la autonomía de la voluntad, iniciativa privada,
responsabilidad de las decisiones, asunción de riesgos, existencia de competencia entre
los distintos actores, búsqueda de lucro, y definición del interés general por los propios
actores particulares. Presupone que el mercado alcanza de manera autónoma un
equilibrio social espontáneo, absorbiendo sus propias fallas.
Este modelo se asemeja al anterior por cuanto los particulares siguen siendo los actores
de la actividad económica. El estado continúa excluido de la misma, pero aumenta su
B) Economía social regulación, que ya no se refiere sólo a la seguridad del proceso económico, sino que se
de mercado extiende para tratar que la sociedad alcance un equilibrio social, corrigiendo las fallas
del mercado.

C) Economía El Estado aquí planifica la actividad económica de la sociedad, a través de Planes, de


planificada o cumplimiento obligatorio para el sector público y facultativo para el sector privado. En el
proceso económico intervienen tanto los particulares como el Estado, quien se dedica
mixta.
activamente a la producción de bienes y servicios
El Estado pasa a ser el único sujeto económico, que elabora un plan de cumplimiento
obligatorio para todos, sin que nadie pueda efectuar algo no contemplado en el plan. Se
D) Economía invierte el principio de que la capacidad de los individuos y la competencia de los órganos
dirigista públicos son la regla en el derecho privado y público, respectivamente. El único sujeto que
planifica y desarrolla procesos económicos es el Estado, y la única libertad de los
individuos es obedecer lo que el Estado ordena.

9.1.2. El modelo económico de la Constitución Nacional


Si bien nuestra Constitución Nacional no adopta formal y expresamente por ninguno de los modelos expresados –como
hace la de Córdoba al reconocer que la provincia se organiza como Estado Social de Derecho, art.1-, de su articulado
surgen numerosas pautas que la identifican, igual que nuestra provincia, con el modelo expresado:

Artículo 1º.- La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según la establece
la presente Constitución
Preámbulo: habla de promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad
Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y
elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión
nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y
asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que
quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos,
decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.
Art. 4: sostiene que el Tesoro Nacional se forma por tributos que deben imponerse de manera equitativa y
proporcional a la sociedad, y que los créditos pueden ser para urgencias de la Nación o empresas de utilidad
nacional
Artículo 4º.- El Gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro nacional formado del producto de
derechos de importación y exportación, del de la venta o locación de tierras de propiedad nacional, de la renta de Correos, de
las demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso General, y de los
empréstitos y operaciones de crédito que decrete el mismo Congreso para urgencias de la Nación, o para empresas de
utilidad nacional.
Art. 9 a 11: consagra la libre circulación de productos en todo el territorio.
Artículo 9º.- En todo el territorio de la Nación no habrá más aduanas que las nacionales, en las cuales regirán las tarifas que
sancione el Congreso.
Artículo 10.- En el interior de la República es libre de derechos la circulación de los efectos de producción o fabricación
nacional, así como la de los géneros y mercancías de todas clases, despachadas en las aduanas exteriores.

Artículo 11.- Los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como los ganados de toda especie, que

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pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes,
buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su
denominación, por el hecho de transitar el territorio.
Art. 14 y 14 bis: reconoce el derecho a ejercer industria, navegar, comerciar; circular por el territorio argentino;
publicar las ideas por la prensa sin censura previa; usar y disponer de su propiedad; asociarse, enseñar y
aprender, a la vez que protege los derechos del trabajador y la familia.
Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su
ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de
entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y
disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
Artículo 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador:
condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario
mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la
producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público;
organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el
derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión
sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley
establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera
y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes;
jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación
económica familiar y el acceso a una vivienda digna.
Artículo 42: Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho en la relación de consumo a la
libertad de elección, a que las autoridades provean a la defensa de la competencia contra toda forma de
distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, y a la calidad y eficiencia de los
servicios públicos
Artículo 42.- Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de
su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de
trato equitativo y digno.
Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la competencia
contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia
de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios.
La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los marcos regulatorios de
los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las asociaciones de consumidores y
usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control.
Art. 17: consagra la inviolabilidad de la propiedad
.Artículo 17.- La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de
sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente
indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el Artículo 4º. Ningún servicio personal es
exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra,
invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del
Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.
Art. 75 inc. 1, 6, 12, 18 y 19: impone como atribución del Congreso establecer y reglamentar un banco federal
con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales, legislar en materia aduanera, dictar los
códigos de fondo, proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las
provincias, al progreso de la ilustración, la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales
navegables, la colonización, el desarrollo humano, el progreso económico con justicia social, la productividad de
la economía nacional, la generación de empleo, la formación profesional de los trabajadores, la defensa del valor
de la moneda, la investigación y desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento, promoviendo
políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones.

Artículo 75.- Corresponde al Congreso:

1. Legislar en materia aduanera. Establecer los derechos de importación y exportación, los cuales, así como las avaluaciones
sobre las que recaigan, serán uniformes en toda la Nación.
6. Establecer y reglamentar un banco federal con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales .
12. Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados,

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sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales,
según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la
Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por opción en beneficio de la
argentina: así como sobre bancarrotas, sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las
que requiera el establecimiento del juicio por jurados.
18. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la
ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción
de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de
nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de
estos fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo. 19. Proveer lo conducente al desarrollo
humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a
la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico
y tecnológico, su difusión y aprovechamiento.
Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan
a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado será Cámara de origen.
Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades
provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la
promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que
garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las
universidades nacionales.
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las obras del autor; el patrimonio
artístico y los espacios culturales y audiovisuales.

En conclusión, nuestra constitución:


RECONOCE PROHIBE REGULA coloca en cabeza del
estado
 la iniciativa privada,  la confiscación de bienes  la expropiación Promover el
 el derecho de crecimiento con
propiedad, equidad y justicia
 el derecho a circular, social, todo lo cual, son
 trabajar, aspectos propios del
 ejercer industrias, modelo de una
 publicar las ideas y economía social de
 enseñar mercado.

9.1.3. La intervención administrativa: límites, técnicas jurídicas, privilegios y


estímulos
MODALIDAD DE INTERVENCIÓN ESTATAL
Intervención directiva Intervención directa
a. Es la intervención de orientación o de a. Es la intervención de ejecución, administración
política económica estricta prestacional, el estado es un actor más de la
b. Responde a la Administración ordenadora economía
c. Proceso de intervención generalmente b. Por medio de empresas públicas u otros sujetos
legislativo c. Clasificación: participación en situación de
d. Se materializa en programas de ayuda, competencia o de sustitución con carácter
subvención, planes de desarrollo monopólico.
e. Objetivo: estimular la participación privada d. Instrumentos: empresa pública y el poder de
f. Instrumentos: planificación y fomento policía económico
administrativo e. Dos modos de gestión pública por sí o terceros
f. Medios: racionalización regionalización,
provincialización, municipalización hay una
transferencia de actividades al Estado
Límites
De los artículos de la Constitución mencionados que se relacionan con la actividad económica, surge que para el Estado
rige el principio de subsidiariedad, según el cual, toda organización social superior (en cuya cúspide está el Estado), no

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debe hacer aquello que puede hacer una inferior, por lo cual, queda reservado para el campo de actuación de las
primeras, aquello que las segundas no pueden o no quieren hacer.
De este principio se desprenden dos límites, uno negativo y otro positivo para el Estado:

El Estado no puede
realizar aquellas
LÍMITE NEGATIVO actividades que pueden
llevar a cabo los
particulares
del principio de
SUBSIDIARIEDAD se
desprenden dos El Estado puede intervenir
límites cuando los particulares no
lo hacen, porque no
pueden o no les interesa,
LÍMITE POSITIVO
para salvaguardar el bien
común, corrigiendo -entre
otras actividades- las
fallas del mercado.

Técnicas jurídicas: caracteres y clases


Teniendo en cuenta que las necesidades y requerimientos del bien común son múltiples, variables, y transitorias, las
técnicas de intervención estatales tendrán los mismos caracteres, además de ser siempre residuales -tendrán lugar
ante la falta o insuficiencia de actividad por parte de los particulares-, por el principio de subsidiariedad arriba
explicado, y legales, no sólo por el principio de la competencia –siempre excepcional- sino también porque toda
restricción de la libertad debe tener sustento y fundamento en ley del Congreso.

La actividad de intervención puede ser de diversas clases: fomento, poder de policía, servicio público, actividades
privadas de interés público, y servicios sociales.
Tienden a incentivar, persuadir y estimular la actividad particular, tratando de convencer de
Las actividades de que se realice cuando se la considera insuficiente, para lo cual se amplían los derechos de los
fomento particulares, sin recurrir a la coacción ni a la realización de actividades públicas de prestación.
Es una forma mediata e indirecta de intervención
El poder de policía, y la vistos con anterioridad-, intervienen directamente en las actividades económicas, al restringir
policía propiamente dicha los derechos subjetivos que se relacionen con las mismas
También es una intervención directa, pues el Estado asume la titularidad de una actividad,
sustituyendo total o parcialmente a los particulares, según que la prestación sea directa o
indirecta por parte del Estado, y según que suponga o no la existencia de un monopolio.
En otros supuestos, el Estado interviene en actividades propias de los particulares, por razones
de interés público, sin sustituirlos, sino compartiendo la actividad que se rige por el derecho
privado, pues no llega a reunir los caracteres propios del servicio público. Ejemplo típico es la
actividad bancaria.
Es una actividad de prestación de parte del estado. A través de su prestación se satisfacen
necesidades de interés público; puede ser llevada a cabo en forma directa por la
El servicio público (v.
Administración o en forma indirecta, con terceros vinculados al estado a través de un
punto 9.2) contrato de concesión de servicio público.
Las otras actividades, además de la de prestación, son la de coacción y sanción y la de
fomento.
A través de la concesión de servicio público, el estado concede a un tercero sus facultades,
pero se reserva la titularidad; por ello dicta el marco regulatorio necesario para llevar
adelante la modalidad de la prestación, explotación, fiscalización y jurisdicción del servicio
público (es de rango legal, ley formal).
Cuando se habla de crisis, se refiere a la crisis de la noción francesa del servicio público, ya
no es solo el estado quien lleva la actividad.

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Formas jurídicas de la intervención administrativa

Las formas jurídicas que asume la intervención estatal son variadas y pueden distinguirse en organizativas y
autoritativas:

ORGANIZATIVAS: son las que utiliza el Estado en todas aquellas clases de intervención que implican de su
parte actividades de prestación directa (servicio público, actividades privadas de interés público y servicios
sociales). Aquí recurre el estado a las distintas formas de descentralización administrativa.

AUTORITARIAS: se utilizan tanto en las actividades de intervención directas como indirectas. La particularidad
consiste en que no consisten en una prestación del estado, sino en actos por los cuales el Estado amplía el
campo de facultades de los particulares. Estos actos son variados, y sus alcances varían en cada jurisdicción,
aun cuando se utilicen los mismos nombres. Haremos por tanto una sistematización de ellos, siguiendo el
criterio expuesto por los Dres. Ildarraz, Zarza Mensaque y Viale2:
2ILDARRAZ, Benigno, ZARZA MENSAQUE, Alberto R., VIALE, Claudio Martín, ob. cit., pág. 565.-
Acto por el cual se permite a un particular efectuar una actividad, que no está prohibida, sino
que su inicio está condicionado al previo control del cumplimiento de determinados
Autorización
requisitos, agotándose la potestad administrativa en el acto de autorización. Ej.: autorización
para iniciar una construcción edilicia.
Resume los caracteres de la autorización, pero a ellos se añade que las facultades del Estado no
se agotan en la emisión del acto, sino que perdura en el tiempo el control estatal y la
verificación de que se están cumpliendo los requisitos propios de la actividad. Ej.: ordenanzas
Habilitación
que regulan la habilitación de ascensores, como es en Córdoba la Ordenanza 10.950, que
establece las pruebas periódicas y controles estatales que deben efectuarse sobre la instalación
mecánica.
Acto por el cual el Estado concede a un particular el derecho de efectuar una actividad que en
general está prohibida para los particulares, sea que levanta la autorización, sea que le
Permiso transfiere potestades propias del Estado. Es esencialmente precario, por lo cual, puede ser
retirado sin que corresponda indemnizar al particular, siempre que el retiro sea razonable y no
arbitrario
Usualmente utilizado en el ámbito de las telecomunicaciones, sus contornos son indefinidos.
Para algunos, como Marienhoff, fluctúa entre la concesión y el permiso. Para otros, como
Licencia
Salomoni, a partir del dictado de la ley 23.696 quedaron asimiladas estas tres figuras, como
técnicas de transferencias de cometidos públicos a los particulares.
es una técnica de transferencia temporal del ejercicio de potestades públicas del Estado a un
particular, que se instrumenta a través de un acuerdo voluntario entre ellos, en el cual se
Concesión
regulan los derechos y obligaciones recíprocos, para la prestación de un servicio público, o para
la realización y explotación de una obra pública.
Privilegios y estímulos
En la Constitución encontramos las cláusulas llamadas del progreso y del nuevo progreso, en los incisos 18 y 19 del art.
75 de la C.N. Así, el principio establecido en el Preámbulo, de promover el bienestar general, puede ser ejecutado por
el Estado a través de la concesión de privilegios que permitan promover la prosperidad en todos los aspectos.

Los privilegios del inc. 18 son ejemplificativos, y pueden ser otorgados otros diferentes según las exigencias de las
necesidades públicas.
CN Art. 75 Inciso 18. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las
provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo
la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de
propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales
extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones
temporales de privilegios y recompensas de estímulo.

Los privilegios son derechos que se conceden a particulares que no gozan la generalidad sino sólo aquellos que se
hacen cargo de un emprendimiento, por lo cual, deben concederse sólo cuando un interés público los exige y deben

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interpretarse restrictivamente, pues son una excepción al principio de igualdad del art. 16 de la C.N. Por esas razones,
deben ser ordenados por ley y por tiempo determinado.

Ejemplos de privilegios son:


NATURALES
son impuestos por la realidad, y
Monopolio
el Estado tiende a que se haga
el Estado concede a alguien la un desarrollo racional de la
facultad de ejecutar una actividad actividad, en beneficio de todos
económica con exclusividad y sin
concurrencia LEGALES
son aquellos que impone la ley.

EXCLUSIVIDAD
El Estado concede a alguien la facultad de ejecutar una
actividad económica de explotación con exclusividad y sin
concurrencia, sin prohibir que otros particulares ejerzan
Privilegios actividad de igual naturaleza, no con intención de explotarla,
sino en beneficio propio. Ej.: transporte público de pasajeros

EXCENCIONES IMPOSITIVAS
se exime a alguien del pago de ciertos tributos
impuestos a quien desarrolla una actividad.

Directas o indirectas,
según que el Estado pague o no el
aporte económico
SUBVENCIONES
Son ventajas Previas o posteriores a la actividad ,
económica que en de una persona o de una
concede el Estado a actividad, en dinero o en especie
un particular
Generales o zonales, y concretadas
mediante acto o contrato
administrativo

 Pueden ser directos como los anticipos o préstamos, primas, subsidios, subvenciones y reintegros o
reembolsos aduaneros, o bien,
 Indirectos como las exenciones y desgravaciones impositivas o la admisión temporal de
mercaderías exentas de derechos de importación para su elaboración con destino a la exportación,
donde no se opera ningún desplazamiento patrimonial por parte de la Administración.

9.1.4. La libertad económica, de mercado y de empresa


La libertad económica consiste en la facultad de impulsar cualquier emprendimiento económico del que se tenga
iniciativa, en forma individual o empresaria, y con el modelo jurídico (laboral, societario, cooperativo, etc.) que se crea
conveniente, con o sin fines de lucro.
Surge de:
 los principios de libertad (art. 19 C.N.),
 derecho de libre comercio y circulación de bienes (art. 9, 10, 11, 12 y 26 C.N.),
 de trabajar, de ejercer industria lícita, de navegar, comerciar, y circular por el territorio argentino, de usar y
disponer de propiedad, de asociarse (art. 14 C.N.),

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 protegiendo esa propiedad de la confiscación y expropiación, bajo un régimen de igualdad en las cargas
públicas, defensa de la competencia (art. 42 C.N.), y
 razonabilidad en la regulación de todos los derechos (art. 28 C.N.).
Se trata de una garantía innominada que no obstante no tener un reconocimiento expreso tiene la naturaleza de un
derecho fundamental, que no puede ser desconocido por el legislador ni el administrador.

Este derecho se ejerce dentro del ámbito del mercado, protegido como ámbito de libertad por el art. 42 de la C.N.,
que impone al Estado el deber de protegerlo contra toda forma de distorsión.

La libertad económica puede ejercerse en forma individual o empresaria.


La libertad de empresa alude a una de las formas como se ejerce la libertad económica, que tiene en cuenta la
organización con que se aborda el ejercicio. Esta libertad comprende no sólo el derecho a crear una empresa, sino
también la libertad para darle la forma concreta dentro de las posibilidades que brinda la legislación (sociedad,
asociación, fundación, cooperativa, etc.).

Regulación y desregulación
Como bien sostiene Altamira Gigena3, desde la sanción del Código de Napoleón, predominó en Europa y nuestro país el
principio de la autonomía de la voluntad, que supone la igualdad de las partes en toda contratación, y por tanto, el
respeto irrestricto a la palabra dada.

Sin embargo, con el crecimiento de la industria y el comercio, y particularmente, la irrupción de las crisis generadas por
la primera y segunda guerra mundial, más la crisis de 1930, se percibió como el sector económico más poderoso, podía
imponer condiciones en la contratación a la parte más débil, con lo cual, se rompía la igualdad original de la
contratación.

Ello produjo que interviniera el Estado, de una forma cada vez más paulatina, regulando las actividades para proteger
la parte más débil y así restablecer la igualdad de las partes contratantes. Así, se reguló el campo del derecho laboral
con jornadas de labor, vacaciones, equipamiento permanente, se reguló en materia de precios, fijando en muchos casos
precios máximos, se dispuso prórroga de contratos de locación, tasas máximas de interés, se crearon juntas
reguladoras, que se convertían en únicos adquirentes de determinados productos de exportación, se impuso obligación
de contratar empleados a través de determinado gremios, etc.

La regulación fue tal que se convirtió en excesiva, y tuvo como consecuencia, más allá del fin de promover el interés
general, que limitó la competencia, el riesgo, la libertad, y la eficiencia en la actividad privada.
Por ello, la ola reguladora tuvo como contrapartida, a partir de la década del 80, la ola desreguladora, que consistió, no
en eliminar la regulación efectuada, sino limitarla, desregulando el exceso, a fin de que el Estado pueda asumir con vigor
aquellas actividades que le son esenciales, y los particulares puedan desarrollar libremente su potencial creador.
La crisis y depresión actual de los años 2008/2009, demuestra como en el plano internacional, ante la insuficiencia de
la actividad privada para hacerle frente, el Estado vuelve a tomar la delantera para dar solución mediante la activa
regulación de la actividad privada, en aspectos que hacen al crédito, el interés, la exportación, el fomento, la baja de
impuestos, etc.

3ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro, Lecciones de Derecho Administrativo, Ed. Advocatus, Córdoba, Córdoba, 2005, pág. 69.

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Reforma del Estado y privatización
Estrictamente no son sinónimos la reforma del Estado y la privatización.
La reforma del Estado La privatización en cambio
alude a la modificación de la estructura básica del estado Alude a una reforma administrativa y no a una reforma del
en algunos de sus elementos, fundamentalmente, en lo estado.
que hace al modo en que se atribuye, distribuye y ejerce La reforma administrativa consiste en un cambio en el modo
el poder, que en el pensamiento de Aristóteles, en que se ejerce la función administrativa por parte de la
constituye la causa formal del Estado, y por lo tanto, su organización que la sustenta: la Administración Pública, que
elemento que lo identifica4. se transforma orgánicamente.
Así, habrá verdadera reforma del Estado, cuando se pasa La reforma de la Administración requiere una modificación
de un estado monárquico a uno democrático, de uno de las leyes y/o reglamentos
federal a uno unitario, o cuando se alteran las funciones La privatización es un proceso complejo de reforma
esenciales de los principales órganos políticos (supresión administrativa por el cual se transfieren al sector privado
del Congreso, limitación de las funciones del Poder cometidos hasta entonces considerados públicos.
Judicial, etc.). Es complejo porque intervienen diversos sujetos –estado,
La reforma del estado exige por tanto una modificación órganos descentralizados, gremios, usuarios, asociaciones,
del texto constitucional. entes de control, algunos de los cuales desparecen o
4Cuatro son las causas que nos permiten conocer un objeto. aparecen luego de efectuada la privatización-; porque se
La formal, es decir, aquella que nos describe el modo de ser de una efectúa a través de diversas técnicas jurídicas –ventas,
cosa o la forma que ésta adopta y por la que viene a ser lo que es;
concesiones, licencias, permisos, liquidaciones, etc.-, y
la causa material, que es la que nos indica aquello de lo que está
compuesta una cosa; porque necesita del ejercicio activo e intenso de la función
la causa eficiente, que explica aquello de que proviene una cosa; y legislativa, administrativa y judicial, ya que supone el dictado
la causa final, por la cual conocemos aquello a lo que una cosa de leyes de reforma, reglamentos, contrataciones,
tiende. resoluciones, y el debido control judicial (recordemos el per
saltum ocurrido con motivo de la privatización de Aerolíneas
Argentinas).

9.2 Los servicios públicos


9.2.1. Definición
9.2.2. Caracteres
SERVICIOS PÚBLICOS ESQUEMA GENERAL
Consiste en una prestación obligatoria y concreta de naturaleza económico
Definición
social, que satisface una necesidad básica y directa del habitante
CARACTERES
Continuidad No puede suspenderse la prestación
El servicio público debe ser prestado siempre, sin interrupciones, toda
vez que se presenta la necesidad que debe ser satisfecha. Este carácter
restringe el ejercicio del derecho de huelga y lockout
Regularidad La prestación se sujeta a un conjunto de normas que conforman el marco
regulatorio del servicio público.
Generalidad el servicio debe organizarse de tal modo que tienda a que todos puedan
utilizarlo y aprovecharlo
Igualdad Significa que todos tienen derecho a exigir y recibir del servicio público
el mismo tratamiento económico y jurídico que las demás personas que
se encuentren en iguales condiciones. Por lo tanto, en igualdad de
condiciones, corresponde igual servicio, igual prestación e igual precio.
Obligatoriedad Debe ser prestado a todo usuario que de acuerdo al marco regulatorio tenga
derecho a solicitarlo. El prestador no puede elegir el usuario, quien goza del
derecho subjetivo de tipo administrativo para acceder y reclamar el servicio en
las condiciones reglamentarias pertinentes.

9
Derecho Administrativo
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¿Qué es el servicio público y cuáles sus características?
Indudablemente, la demarcación de su contenido resulta, particularmente hoy, una de las cuestiones no resueltas en el
derecho administrativo, máxime cuando no existe una definición legal del mismo que zanje las divisiones que se
observan principalmente en la doctrina.
La dificultad de encontrar el concepto del servicio público es resumida por José Cretella Junior: “Investiga o dos mais
complexas, tareas dos mais arduas e fixar a modo preciso o sentido da expresa o servicio público”.
Por ello, indagar por la definición y concepto del mismo constituye uno de los capítulos más desesperantes de nuestra
disciplina en que cada autor nos presenta su personal concepción 5.
 Para algunos, el criterio para definir si una actividad es servicio público se funda en la persona pública que lo
presta: es el criterio subjetivo orgánico.
 Para otros lo que cuenta es el tipo de necesidad –colectiva, general, imperiosa- que se pretende satisfacer: es
el criterio objetivo.
 Sólo a nivel nacional existen grandes divergencias entre los autores acerca de su concepto. Así, el eminente
jurista Marienhoff6 define al servicio público como “toda actividad de la Administración Pública, o de los
particulares o administrados, que tienda a satisfacer necesidades o intereses de carácter general cuya índole o
gravitación, en el supuesto de actividades de los particulares o administrados, requiera el control de la autoridad
estatal”7.
Una concepción objetiva del servicio público que se basa en la naturaleza material de la actividad nos brinda
Juan Carlos Cassagne8, para quien el instituto en cuestión se trata de una parte de la actividad administrativa
del Estado, quien puede a su vez, encomendar, conceder o atribuir el ejercicio de los correspondientes cometidos
a los particulares, ya sea a través de la concesión u otros medios jurídicos, como la gestión concertada, el
permiso, etc., en cuyo caso se le transfieren determinados poderes públicos que pertenecen iure propio a la
Administración. La actividad consiste en una prestación obligatoria y concreta de naturaleza económico social,
que satisface una necesidad básica y directa del habitante.
Desde otra perspectiva, para Mairal9, el modelo del servicio público concebido como de titularidad estatal sufrió
un quiebre total en nuestro país a partir de la reforma del Estado operada desde finales de la década del ’80 y
en virtud de las leyes que la pusieron en vigencia. Dicha transformación la resume así:
a. Los servicios públicos han dejado de constituir “actividad administrativa”;
b. no es posible mantener hoy como nota definitoria del servicio público la “titularidad” estatal de la
actividad;
c. en el ámbito nacional, se tiende a reemplazar el modelo francés por uno basado en gran medida en el
derecho norteamericano, o lo que es lo mismo, a pasar del régimen tradicional europeo del servicio público
a uno de regulación. Se funda en los Art. de la ley 24.076 y 24.065 que establecen el rol subsidiario del
Estado a la hora de prestar un determinado servicio y en el otorgamiento de licencias telefónicas sin
plazo. Para Gordillo10, sólo cuando la realidad económica nos indica que determinados servicios están en
manos de particulares en condiciones monopólicas, sea de hecho o por concesión o licencia otorgada por la
administración, el Estado debe ejercer su potestad de controlar cómo se presta ese poder, y allí aparece un
corpus normativo y una realidad económica que puede ser calificada útilmente como servicio público. Por
ello, sólo su condición monopólica, cuando la tenga y no su objeto, ni la naturaleza de la actividad, ni su fin,
es lo que justifica y determina ese régimen.

En nuestra humilde opinión, el servicio público es una actividad asumida por el Estado, a través de la cual se
efectúa, de manera directa o indirecta, prestaciones de naturaleza económica que satisfacen necesidades
imperiosas de la colectividad, por la insuficiencia de la iniciativa privada. No están así incluidas dentro del
concepto las actividades esenciales del Estado, las de interés público, ni las simples actividades económicas11.

5cfr. SILVA CENCIO, Jorge A., “La concesión del servicio público”, en Contratos Administrativos, varios autores, Astrea, Buenos Aires,
1982, pág. 115, citado por PEREZ SÁNCHEZ, Luis R. Servicio Público. Técnica de Protección al Usuario, Ed. Abeledo – Perrot,
Buenos Aires, 1998, Cuadernos de la Universidad Austral, Derecho Administrativo 1, pág. 9.-
6 cfr. MARIENHOFF, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 2003, Tomo II, Cuarta Edición
actualizada, pág. 17 y ss., passim.-
7IDEM, pág. 52.
8cfr. CASSAGNE, Juan Carlos, Derecho Administrativo, Ed. LexisNexis-AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2004, Séptima Edición Actualizada-Reimpresión, pág. 289 y ss., passim.-
MAIRAL, Héctor A., “La Ideología del Servicio Público”, Revista de Derecho Administrativo, nro. 14, Depalma, Buenos Aires,
9cfr.
1993, pág. 398 y s.s., passim.
10cfr. GORDILLO, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo 2, La defensa del usuario y del administrado, Ed. Fun dación de Derecho Administrativo, Tercera Edición, Buenos Aires, 1998,
Capítulo VI, passim.-

10
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11Acordamos con GARCIA TREVIJANO en clasificar las actividades que puede llevar a cabo el Estado en: 1) funciones incensibles o indelegables
(ej. justicia, defensa, relaciones exteriores); 2) servicios públicos; 3) actividades de interés público (v. gr. la radiodifusión) y, 4) actividades
económicas simples (las meras actividades industriales o comerciales), vid. GARCIA TREVIJANO FOS, José A. en el libro sobre la "La empresa
pública", t. I, ps. 70 y sigtes., Publicaciones del Real Colegio de España en Bolonia, Zaragoza 1970, citado por CASSAGNE, Juan Carlos, “La
transformación del Estado – Segundo Artículo”, LL, 1990-E, 1085, nota 36. Las primeras hacen a la razón de ser del Estado, y jamás pueden ser
asumidas por los particulares; las terceras son actividades por esencia privadas, pero sometidas a una mayor regulación por la incidencia que
tienen en el interés general, y pueden o no ser prestadas por el Estado, pero no son servicio público (ej: actividad farmacéutica); las últimas son las
restantes actividades económicas, con escasa incidencia en el interés público, y por tanto escasamente reguladas (por el derecho público, se
entiende), regidas mayoritariamente por el derecho privado, que podrían ser efectuadas por el Estado (ej: actividad agropecuaria que se practica
en campos de propiedad de las F.F.A.A.).

9.2.3. Creación y extinción


A los particulares corresponde trabajar y desarrollar el comercio y la industria, por imperio constitucional (art. 14
C.N.).
Sin embargo, por el principio de subsidiariedad, cuando una necesidad general no es satisfecha por la actividad
privada, el Estado la asume, sustrayéndosela a los particulares, que por desinterés, ineficiencia o imposibilidad no la
han llevado a cabo.
Ello implica que el establecimiento de un servicio público constituye una limitación de los derechos fundamentales,
por lo cual, su organización y creación debe hacerse por ley formal del Congreso, única habilitada, además, para
disponer de los recursos presupuestarios necesarios para afrontar los gastos que demande la prestación.
Por el principio de paralelismo de las formas, la extinción de un servicio público también debe efectuarse por ley.
Esta concepción se aparta de la noción que define la existencia del servicio público por la naturaleza de la necesidad, y
no requiere en consecuencia declaración estatal que lo establezca.

9.2.4. Sistemas de prestación


El servicio público puede adoptar tres formas de prestación: directa, indirecta o mixta.

el Estado ejecuta directamente la


prestación, a través de organismos
centralizados, desconcentrados, o
Directo descentralizados

el Estado mantiene la titularidad del servicio, delega en


particulares la prestación y las potestades necesarias para
ello, y se reserva las tareas de dirección, control, y fijación
Sistema de Indirecto de tarifa. El prestador recibe como contraprestación un
pago que puede efectuarlo exclusivamente el Estado
Prestación (canon), exclusivamente los usuarios (tarifa), o ambos en
forma combinada.

el servicio se presta tanto por el Estado como por un


Mixto particular, cada uno de manera independiente, por lo cual, la
relación jurídica de los usuarios con el prestador será de
derecho público y privado, en el primer caso, y de derecho
privado exclusivamente en el segundo. Para otros, es mixto
cuando el mismo servicio se presta en forma asociada por el
Estado y un particular.

9.2.5. Situación jurídica del usuario


El análisis de la situación jurídica del usuario varía según que el servicio público lo preste directamente la
Administración Pública, o indirectamente un particular.
 Si el servicio lo presta directamente la Administración la relación será de derecho público, en todo lo que haga
al régimen exorbitante del servicio público, salvo las normas de derecho privado que puedan regular

11
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expresamente sectores de la actividad (Ej.: requisitos del flete previstos en el Código de Comercio en un
servicio público de transporte).
 Si el servicio lo presta indirectamente un particular, existen básicamente tres criterios en relación a la relación
entre el usuario y el prestador.

Tres criterios en la relación entre usuario y prestador


Cuando el servicio lo presta indirectamente un partícular
Para una primera tesis, la Para otra, la relación es de Finalmente, quienes sostienen la tesis
relación es de naturaleza privada naturaleza pública, por tratarse de mixta, diferencian dos clases de
y contractual, fundada en que un servicio público, revistiendo el relaciones entre usuario y
son dos particulares vinculados particular prestador la sola concesionario:
entre sí, presentándose el condición de delegado de 1. unas de carácter
concesionario como un potestades públicas que actúa en reglamentario (que sería la
empresario que vende su representación del Estado. En esta primordial, y aluden, entre
producto, y el usuario abona por posición, se distinguen quienes ven otros derechos, al de exigir y
ello un precio como a la relación como meramente recibir el servicio) y
contraprestación. reglamentaria de los que 2. otras de carácter contractual,
consideran que es contractual. que regiría en los aspectos no
contemplados por la
reglamentación

Algunos distinguen entre las relaciones que se originan en el núcleo central de la delegación del Estado al prestador,
regidas por el derecho administrativo, y las restantes relaciones, regidas por el derecho privado.

Otros, como entienden que las relaciones de carácter obligatorio para el usuario son regidas por el derecho
administrativo, y las de carácter facultativo por el derecho común.

Incide fundamentalmente en la situación jurídica del administrado la retribución del servicio que se recibe.
Esta retribución varía según los servicios sean: UNIVERSALES o UTISGULLI
1. universales (utiuniversi): la retribución se efectúa a través del sistema tributario general (ej.: tasa de barrido, de
alumbrado público, etc.) o
2. utisinguli. se puede dar la variante de que:
 el servicio sea gratuito –no genera para el usuario obligación de pagar por el servicio que recibe-
 el servicio oneroso existen varias denominaciones para designar esa retribución:
 precio, El precio es la suma de dinero que se abona por el efectivo uso del servicio.
 canon, El canon suele ser la retribución que abona el Estado al prestador, y también se designa
al precio que se abona por el uso de un bien de dominio público
 peaje Derecho percibido por la utilización de una obra pública por los particulares, en beneficio
de la persona pública o del concesionario que, habiendo construido la obra, está encargado de
administrarla. esta figura se concibe como el medio a través del cual, mediante el abono de una
cantidad de dinero, los usuarios de algunas obras públicas, fundamentalmente carreteras o
puentes, participan en la financiación de su construcción y/o mantenimiento. Es tradicional en
nuestro país acudir al peaje como medio de pago al contratista-concesionario que se
compromete a la construcción y/o explotación de una obra de las características de las
apuntadas, pues a él es a quien se faculta a cobrarlo de las personas que hagan uso de las
mismas.
 tarifa, que usualmente se asimila al precio, alude estrictamente al conjunto de precios que se
han fijado para las categorías variables de usuarios. Por eso se lo denomina también cuadro
tarifario. Su fijación corresponde al Estado o ente regulador, a través del mecanismo que
corresponda, que suele prever la realización de audiencias públicas. No puede tener como regla
efecto retroactivo –salvo caso de morosidad-, y debe ser justa y razonable
Muchas veces es imprecisa o variable la acepción dada a estos términos.

12
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9.2.6. Entes reguladores y de control: definición, clasificación y procedimiento
Los entes reguladores son entidades autárquicas –por tanto, personas públicas y estatales- creadas con el fin de
dictar las normas necesarias para regular la prestación del servicio (dentro del marco regulatorio), controlarla, proteger
los derechos de los usuarios, y resolver los conflictos que se presenten con motivo de la prestación del servicio .
Tal como surge de su concepto, las funciones que cumple se pueden clasificar en.

Entes reguladores de control


FUNCIONES

Creados por ley o decreto son


personas AUTÁRQUICAS

Administrativas Reglamentarias Jurisdiccionales

Dirección, control, Dictan las normas para Resolución de conflictosque


fiscalización y en regular el servicio: puedan presentarse entre
general las que seguridad en la usuarios, prestadores,
resultan del ejercicio prestación, conexión, concedentes, y terceros
de la policía cortes, etc Agota vía administrativa

Si bien en principio estos entes deben ser creados por ley, porque implican la limitación y regulación de derechos
fundamentales, existen varios creados por decreto. Cada marco regulatorio establece en concreto sus funciones,
potestades, y procedimientos. Por lo general, se establece que el usuario, ante un conflicto con el prestador, debe en
primer lugar y de forma previa reclamar ante el mismo, y luego del silencio o negativa, debe recurrir al ente regulador.
En Córdoba, las decisiones del E.R.S.E.P. agotan la vía administrativa. Si bien las normas suelen establecer que toda
controversia debe ser decidida en primera instancia por el ente de control, la Corte Suprema ha definido que esta
jurisdicción administrativa previa y obligatoria solo puede estar referida a cuestiones de derecho administrativo que
hacen al corazón y régimen propio del sistema de prestación12.

9.3. Noción de policía, de poder de policía y policía


administrativa
El Poder de Policía La Policía
Es la atribución que tiene el estado, en ejercicio de Es la función administrativa que realizan los órganos de
su función legislativa, de reglamentar el ejercicio la Administración que consiste en ejecutar las normas
de los derechos de las personas mediante dictadas en ejercicio del poder de policía, con el fin de
razonables limitaciones impuestas por ley, a fin de tutelar bienes generales como el orden, la seguridad,
promover el bienestar general y mejorar la moralidad y salubridad pública y salubridad pública, a
convivencia en sociedad través de hechos, actos o reglamentos administrativos

9.3.1. Principios constitucionales


El Poder de Policía tiene su fundamento en lo dispuesto por el art. 14 de la Constitución Nacional, el cual establece que
“Todos los habitantes de la nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio”.
Ello significa que ninguno de los derechos reconocidos tiene un alcance absoluto, sino que todos deben ejercerse
dentro del cauce fijado por la reglamentación que el Congreso, Legislatura o Consejo Deliberante establezca.
A su vez, la reglamentación que efectúe dentro del ámbito de su competencia cada uno de los órganos legisferantes
mencionados, deberá hacerse de modo tal que los derechos reconocidos no sean vulnerados en su esencia, conforme

13
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lo establece el art. 28 de la C.N.: “los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos no podrán
ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio”.

Poder de Policía

Principios
constitucionales

Artículo 14 Artículo 28 Artículo 19


Legalidad Razonalidad Intimidad

Artículo 14.- Todos los habitantes de la


Nación gozan de los siguientes derechos Artículo 28.- Los principios, Artículo 19.- Las acciones privadas
conforme a las leyes que reglamenten su garantías y derechos de los hombres que de ningún
ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda reconocidos en los modo ofendan al orden y a la
industria lícita; de navegar y comerciar; de anteriores artículos, no moral pública, ni perjudiquen a un
peticionar a las autoridades; de entrar, podrán ser alterados por las tercero, están sólo reservadas a
permanecer, transitar y salir del territorio leyes que reglamenten su Dios, y exentas de la autoridad de
argentino; de publicar sus ideas por la ejercicio. los magistrados. Ningún habitante
prensa sin censura previa; de usar y de la Nación será obligado a hacer
disponer de su propiedad; de asociarse con lo que no manda la ley, ni privado
fines útiles; de profesar libremente su de lo que ella no prohíbe.
culto; de enseñar y aprender.

9.3.2. Distribución entre los distintos niveles de gobierno


Conforme nuestro nuestra forma federal de Estado, del cual se deriva el carácter local del derecho administrativo, el
ejercicio del poder de policía y de la policía corresponde tanto al Estado Nacional, Provincial como Municipal, según el
reparto de competencias efectuado por nuestro texto constitucional:
 a la Nación todo lo delegado expresa o implícitamente,
 a las Provincias todo aquello reservado o no delegado, y
 al Municipio aquello que ha sido reconocido por la Provincia como propio de su régimen autónomo, sin
perjuicio de que ciertas facultades son concurrentes (conf. Art. 121, 5 y 123 de la C.N.).
En el sentido expuesto se ha pronunciado reiteradamente la C.S.J.N.: “el ejercicio de idénticas funciones por las
provincias resulta incompatible con un igual ejercicio de funciones conferidas a la nación (Fallos 192:350); “los actos de
las legislaturas provinciales no pueden ser invalidados sino en los casos en que la Constitución concede al Congreso
Nacional, en términos expresos, un poder exclusivo, o en que el ejercicio de idénticos poderes ha sido expresamente
prohibido a las provincias, o cuando hay una absoluta y directa incompatibilidad en el ejercicio de ellos por estas
últimas" (causa T.375.XXXI, considerando 7°).

9.3.3. Fines y límites


El Poder de Policía y la Policía han tenido una marcada evolución en el tiempo en lo que hace a los fines específicos y
materias concretas que comprende.
 En su origen, dentro de lo que sería el modelo del estado liberal, se consideraba que regía el principio de
autonomía de la voluntad, por lo cual, las únicas materias que podían ser objeto del poder de policía, eran la
seguridad, moralidad y salubridad.
 Sin embargo, este concepto se fue ampliando con el tiempo, y así, principalmente a partir del comienzo del
siglo XIX, el Estado comenzó, en aras de promover el bienestar general, a tener injerencias en la libertad
contractual, a imponer cargas sociales o económicas a los particulares, a restringir los derechos de propiedad

14
Derecho Administrativo
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por razones de emergencia, a regular lo que hace a la competencia, a los derechos del consumidor, la prestación
de servicios públicos, y muchísimos ámbitos de la actividad particular13.
 Ahora bien, por más extensión que adquiera el ejercicio del poder de policía no es incontrolable, sino que tiene
dos límites fundamentales que nacen de la misma constitución.
 Uno es interno, y es el llamado derecho a la intimidad o privacidad, reconocido en el art. 19 de
la C.N., por el cual las acciones privadas de los hombres están exentas de la autoridad de los
magistrados, y por tanto, no pueden ser objeto de regulación.
 El otro, externo, es el principio de razonabilidad, asegurado en el art. 28 del texto magno, por el
cual, ninguna regulación puede desconocer o anular alguno de los derechos fundamentales
reconocidos en la Constitución.

9.3.4. Las sanciones administrativas


La policía, como parte de la función administrativa, se manifiesta a través de diversas formas jurídicas, que pueden
ser, (14.)
 normativos o ejecutivos son normas generales que regulan las conductas de las personas, y como ejemplo,
tenemos al reglamento o edicto de policía.
 de coacción se dirigen a la conducta a un administrado en particular. Como ejemplo tenemos la orden de
policía, las operaciones de control, inspección o auditoría, y la aplicación de sanciones. Se refieren a las
relaciones externas de la Administración respecto a terceros administrados, y tienen por fin mantener el orden
público en general
No deben ser confundidas con las sanciones disciplinarias que resultan de la relación de empleo público.
Las sanciones administrativas son las penas previstas para quienes cometen una falta administrativa. Son las sanciones
que aplica la Administración en su relación interna con un empleado público, para mantener la regularidad de la
función, tienen carácter disciplinario y no policial, y se aplican ante la comisión de una falta disciplinaria prevista en
un estatuto particular de empleo público.

9.3.5. La falta o contravención


La falta o contravención es el ilícito administrativo, previsto en los Códigos de Faltas, análogo aunque sustancialmente
diferente al delito, ilícito penal, previsto en el Código Penal.
Se “configura por una situación de hecho en cuyo mérito una persona aparece en contradicción con lo dispuesto en una
norma de policía”15. No requiere de culpa o dolo por parte del contraventor, más allá de que alguna falta en particular
lo exija. Puede consistir en una conducta positiva o negativa.
Se diferencia del delito:
 por su carácter local,
 por su menor gravedad,
 porque puede aplicarse a personas jurídicas, y
 porque puede ser sancionado por cualquier nivel estadual (Nación, Provincia o Municipio), siempre que emane
del ejercicio de la función legislativa16.

9.3.6 Procedimientos y clases de sanciones


La aplicación de una sanción a un infractor como consecuencia de la comisión de una falta administrativa debe ser
precedida del debido procedimiento administrativo, en el cual haya estado asegurada la posibilidad del administrado
de defenderse, respetándose en lo sustancial los principios consagrados en el art. 18 de la Constitución Nacional.
De allí que la sanción:
 debe hallarse establecida en una norma anterior al hecho,
 debe darse oportunidad al imputado para defenderse y ofrecer pruebas,
 y la sanción que se imponga es susceptible de ser recurrida administrativamente e impugnada en sede judicial

15
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Las sanciones pueden ser de varias clases. Entre ellas tenemos:
Poder de policía y policía Sanción Administrativa
Amonestación o llamados consiste en un reto, reproche o advertencia por parte de la autoridad administrativa
de atención
Multa Es una pena pecuniaria que debe ser satisfecha por el infractor abonando una suma
de dinero. El acto administrativo que las impone carece de ejecutoriedad, por lo
cual, en caso de falta de pago por parte del sancionado, el cobro compulsivo debe
ser gestionado por el órgano sancionador ante el Poder Judicial.
Clausura Consiste en el cierre temporario o definitivo de un establecimiento prohibiendo su
utilización para la actividad comercial o industrial a que venía destinándoselo.
Inhabilitación Consiste en la incapacidad para el ejercicio de ciertos derechos, también de forma
temporaria o definitiva.
Decomiso Es la pérdida definitiva de una cosa mueble, que por razones de seguridad,
moralidad o salubridad públicas, es incautada por la autoridad administrativa. El
propietario infractor carece de derecho de indemnización, por el carácter nocivo o
peligroso de la cosa decomisada. Se diferencia del secuestro por cuanto éste
constituye una medida cautelar que se dispone para reunir un determinado
elemento probatorio (ej.: secuestro de un arma).
Arresto Pena privativa de libertad, temporaria y por breve plazo
Caducidad Extinción de una autorización o permiso otorgado para ejercer una determinada
actividad

10. Medios materiales de la


Administración Pública
10.1. Dominio público: distinción con el dominio privado
del Estado
MEDIOS MATERIALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Dominio Público

Distinción Elementos Caracteres Extinción

Público: Inalienabilidad:
Subjetivo está fuera del
Art. 235 Objetivo comercio
CCC Normativo Imprescriptibilida
Privado: Finalista d
Art. 236 No se pierde por
CCC el uso
Naturales Uso General: sin autorización,
Artificiales gratuito, impersonal, ilimitado
Puentes, caminos, Especial: Excepcional, oneroso
etc Personal, Limitado en el tiempo

El Estado, para la consecución de sus fines, requiere de un patrimonio. El patrimonio estatal es el “conjunto de bienes
incorporados al Estado para cumplir directa o indirectamente los cometidos estatales” 17.
Esta propiedad estatal puede ser pública o privada. El Código Civil Y comercial, distingue entre dominio público y
privado del Estado (art. 235), definiendo con alguna imprecisión en los art. 235 y 236 cuales bienes integran uno y otro
dominio.

16
Derecho Administrativo
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El criterio para distinguir las categorías de dominio público y dominio privado del estado reside en el uso asignado al
bien.
Los bienes de dominio público son un conjunto de bienes consagrados al uso público, al goce y disfrute común de todos
los habitantes. Los privados, no.
La principal diferencia entre unos y otros está en el régimen jurídico que los regula:
 mientras que los bienes privados del Estado están sometidos, en general, a las reglas del derecho privado,
 el dominio público tiene un régimen público particular con características propias.
Los bienes de dominio público
Los bienes de dominio público están sometidos
a un régimen de derecho público particular, que
Los elementos del dominio público son:
los diferencia del dominio privado, y que tiene
los siguientes caracteres básicos:
.
Refiere al sujeto titular de la cosa. Existen
básicamente dos posturas:
 para algunos el titular del derecho
Inalienabilidad e imprescriptibilidad
dominial es el Estado, y
Mediante estos caracteres se asegura que estos
subjetivo  para otros el pueblo.
bienes puedan cumplir su finalidad, que es la de
Para los Dres. Ildarraz, Zarza Mensaque y Viale18,
estar afectados al uso del público.
el titular es el Estado u órgano público que tiene el
poder de jurisdicción, regulación y tutela sobre
dichos bienes
La inalienabilidad
Está referido a los bienes que integran el dominio Se funda en que son bienes extra comercium. Así
público. Dejando aclarado que por analogía de lo disponen los Art. 276, 234 y 1907 del Código Civil
derecho rige en el derecho público la clasificación y Comercial.
de bienes y cosas del derecho civil19, Art. 276 el objeto de los actos jurídicos deben ser
cosas que estén en el comercio;
 decimos que el dominio público se ejerce Art. 234 están en el comercio las cosas cuya
sobre idénticos bienes a aquellos sobre enajenación no fuere expresamente prohibida o
los que se ejerce el derecho de dominio dependiente de una autorización estatal;
objetivo
privado. Hay completo acuerdo en que la Art. 1907 el derecho de propiedad se extingue de
enunciación del art. 236 es meramente una manera absoluta cuando la cosa es puesta
enunciativa, lo cual surge del mismo inc. fuera de comercio.
7mo. de dicho artículo, que se refiere a Estrictamente, los bienes de dominio público están
“cualquier otra obra pública construida fuera del comercio de derecho privado, no así del
para utilidad o comodidad común”. derecho público, pues pueden ser objeto de los
llamados derechos reales administrativos, e
incluso, ser expropiados. No pueden ser vendidos,
hipotecados, embargados, ni ejecutados.
La imprescriptibilidad
El carácter público de un bien depende de la Implica que el dominio público no se pierde por el
normativo
norma jurídica que así lo establece, ya que no no uso. También tiene su fundamento en las
existen bienes públicos por naturaleza. normas del derecho civil.
Así, el art. 1909 y 1912 establece que todas las
La caracterización de un bien como público cosas que están en el comercio son susceptibles de
obedece a un fin, y tal fin es la afectación del posesión;
mismo al uso o goce común. El art. 2534, que pueden prescribirse todas las
cosas cuyo dominio o posesión puede ser objeto
finalista
de adquisición. Por ende, si los bienes de dominio
público no son susceptibles de posesión, nadie
puede adquirir por prescripción adquisitiva los
mismos, y resultan imprescriptibles para el Estado.

17
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Bienes pertenecientes al dominio público Bienes del dominio privado del Estado
ARTICULO 235.- Bienes pertenecientes al dominio público. Son ARTICULO 236.- Bienes del dominio privado del
bienes pertenecientes al dominio público, excepto lo dispuesto por Estado. Pertenecen al Estado nacional, provincial o
leyes especiales: municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes
a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados especiales:
internacionales y la legislación especial, sin perjuicio del poder a) los inmuebles que carecen de dueño;
jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva y b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas,
la plataforma continental. Se entiende por mar territorial el agua, el sustancias fósiles y toda otra de interés similar,
lecho y el subsuelo; según lo normado por el Código de Minería;
b) las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, c) los lagos no navegables que carecen de dueño;
ancladeros y las playas marítimas; se entiende por playas marítimas d) las cosas muebles de dueño desconocido que no
la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las sean abandonadas, excepto los tesoros;
más altas y más bajas mareas normales, y su continuación hasta la e) los bienes adquiridos por el Estado nacional,
distancia que corresponda de conformidad con la legislación provincial o municipal por cualquier título.
especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;
c) los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces
naturales, los lagos y lagunas navegables, los glaciares y el ambiente
periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de
satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas
subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del
propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la
medida de su interés y con sujeción a las disposiciones locales. Se
entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre,
delimitado por la línea de ribera que fija el promedio de las máximas
crecidas ordinarias. Por lago o laguna se entiende el agua, sus playas
y su lecho, respectivamente, delimitado de la misma manera que los
ríos;
d) las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona
económica exclusiva, la plataforma continental o en toda clase de
ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto
las que pertenecen a particulares;
e) el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas
jurisdiccionales de la Nación Argentina, de conformidad con los
tratados internacionales y la legislación especial;
f) las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra
pública construida para utilidad o comodidad común;
g) los documentos oficiales del Estado;
h) las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.

10.1.1. Modos de adquisición y de transferencia


Para comprender los distintos modos de adquisición de un bien al dominio público, debe distinguirse:
1. por un lado, entre la asignación del carácter público a una categoría de bienes, y la afectación
2. y por otro, entre los bienes públicos artificiales y naturales

1. entre la asignación del carácter público a una categoría de bienes, y la afectación


ASIGNACIÓN AFECTACIÓN
La afectación en cambio es la consagración efectiva y concreta de un bien al
dominio público. Recién desde la afectación queda un bien incorporado al dominio
público y sometido a los principios que rigen dicha institución. Esta afectación
reviste dos modalidades principales, según que se trate de bienes públicos
La asignación del carácter público a un bien
artificiales o naturales.
resulta de la ley que así lo establece. En
nuestro caso lo hacen los Art. 235 y 236 del
Los bienes públicos naturales son aquellos Los bienes públicos
C.C. y C. que no existen por obra del hombre: es el artificiales son los que
caso del mar, las playas, los ríos, etc. existen por obra del
la afectación se da de pleno derecho desde el hombre: es el caso de las
momento en que así lo establece la ley que les calles o puentes
asigna el carácter público a un bien

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2. entre los bienes públicos artificiales y naturales
La autoridad competente para asignar a un Si el bien de dominio público es natural, la Si el bien de dominio público
bien el carácter de público es la Nación, afectación se producirá simultáneamente con es artificial, el bien deberá
porque sólo ella puede legislar sobre una el dictado de ley nacional, sin requerir de ser creado, y su afectación
cuestión substantiva o de fondo: la atinente actividad alguna que complemente la dependerá del dictado de una
a la naturaleza o condición jurídica de las ley, acto administrativo
cosas20. general o hecho de la
Administración, que en este
caso podrá ser de cualquier
nivel estadual: nacional,
provincial o municipal.

En el caso de bienes públicos artificiales la afectación requiere de una ley, de un acto administrativo general, o de un
hecho de la Administración, salvo aquellos que existen con anterioridad a la sanción del Código Civil, que se asimilan en
lo que hace a la forma de su afectación a los bienes naturales.
El hecho consiste básicamente en dejar expedita efectivamente una cosa propiedad del Estado al uso público, con el
asentimiento expreso o virtual de la Administración Pública.
Es siempre una actividad estatal, y no de los particulares. Ejemplos de estos hechos son la inauguración de una obra
dejándola abierta al uso público, la utilización de una construcción como edificio administrativo, el retiro de vallados
que impiden el uso público, e incluso, el uso público continuado, que puede haber dado lugar a la adquisición del bien o
cosa y a su correlativa afectación, por prescripción adquisitiva o uso inmemorial (vetustas), siempre con el asentimiento
del Estado. Como excepción tenemos el caso de las servidumbres públicas discontinuas o no aparentes, que no
pueden adquirirse por el uso inmemorial (art. 1897, 1899 y 2565 C.C.y C).

ARTICULO 1897.- Prescripción adquisitiva. La prescripción para adquirir es el modo por el cual el poseedor de una cosa
adquiere un derecho real sobre ella, mediante la posesión durante el tiempo fijado por la ley.
ARTICULO 1899.- Prescripción adquisitiva larga. Si no existe justo título o buena fe, el plazo es de veinte años.
No puede invocarse contra el adquirente la falta o nulidad del título o de su inscripción, ni la mala fe de su posesión.
También adquiere el derecho real el que posee durante diez años una cosa mueble registrable, no hurtada ni perdida,
que no inscribe a su nombre pero la recibe del titular registral o de su cesionario sucesivo, siempre que los elementos
identificatorios que se prevén en el respectivo régimen especial sean coincidentes.
Prescripción adquisitiva ARTICULO 2565.- Regla general. Los derechos reales principales se pueden adquirir por la
prescripción en los términos de los artículos 1897 y siguientes.

10.1.2. Uso del dominio público

La mayoría de la doctrina sostiene que el particular tiene un interés simple respecto del uso común de los bienes de
dominio público21. Si consideramos que la tripartición entre interés simple, interés legítimo y derecho subjetivo está
superada, debemos concluir que todos tenemos un derecho subjetivo a usar y gozar de los bienes de dominio público22.

Según Marienhoff, los bienes de dominio público pueden ser utilizados por el público en forma directa o indirecta, y
cada uno, en forma individual o colectiva23.

Los usos especiales (que emplean las figuras jurídicas del permiso y la concesión) son formas de uso directo individual;
los usos comunes (como puede ser el uso de las vías públicas) son formas de uso directo colectivo.
La utilización indirecta es el caso del uso de los bienes afectados a un servicio público , en la concepción amplia que da
a este concepto el autor citado,, y según las características del mismo, será
 Individual:(caso del servicio público de ferrocarriles, o
 Colectivo: (caso del servicio público de defensa.

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USO DEL DOMINIO PÚBLICO

El uso del dominio


público puede ser
común o especial

uso de dominio Uso de dominio


público COMÚN público ESPECIAL

Caracteres Es aquel que


El uso común es el Caracteres
sólo pueden
que pueden realizar
realizar las
todas las personas
personas que
por su sola condición
hayan adquirido
de tales, observando
dicha facultad Oneroso:
la reglamentación
Gratuito: por regla, previo porque el
que sobre tal uso
General: no está sin perjuicio de que cumplimiento de particular
haya efectuado la
sujeto a en algunos casos los requisitos debe pagar
autoridad
autorización puede establecerse fijados en la Excepcional: un canon
administrativa
administrativa un peaje o exigirse el reglamentación depende de acto
previa alguna pago de una suma de administrativo
dinero para ingresar, expreso que lo
siempre con fuente conceda
en lo que dispone un Limitado en
texto legal. el tiempo
Personal: el usuario
adquiere un status
jurídico particula
Ilimitado: existe diferente de cual
Impersonal no se mientras el bien persona común que
concede a nadie permanece afectado al no puede ejercer
en particular dominio público este uso especial

10.1.3. El uso común y los usos diferenciales: alquiler, permiso, concesión y


comodato
El uso común, siendo general e indeterminado, reviste múltiple formas de ejercicio, y puede manifestarse en:
 usar la vía pública: transitar, estacionar, etc.-,
 las aguas fluviales: navegar, pescar, etc.-,
 pasear por las plazas públicas,
 volar por el espacio aéreo, etc.-
En algunos casos se dan particulares situaciones en que algunas personas se encuentran respecto de los bienes, como es
el caso de ribereños con cursos de agua o linderos de la vía pública, que por esas circunstancias pueden beneficiarse en
mayor medida al ejercer el uso común, y en su caso, si su prerrogativa es alterada, y ello les causa un perjuicio
patrimonial – caso de la supresión de una vía pública a un inmueble lindero- pueden solicitar la correspondiente
indemnización al ente público-.

20
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Las formas del uso especial son ordinariamente el permiso y la concesión.

El permiso La concesión
 Es un acto administrativo de carácter precario que  Es un derecho subjetivo perfecto, exclusivo y
 puede ser revocado sin derecho al resarcimiento estable de uso especial de un bien de dominio
por el cual la Administración, de manera unilateral público.
 otorga a un particular el uso especial de un bien de  Puede nacer en un acto administrativo, si bien
dominio público, que puede estar condicionado al generalmente se acuerda a mérito de un contrato.
cumplimiento de determinadas obligaciones, cuya  Se caracteriza por no ser precario, y por tanto,
inobservancia determina su caducidad. generar derecho a indemnización en caso de ser
revocado por razones de oportunidad, mérito o
conveniencia.

Ocurre algunas veces que la Administración, a los fines de convenir con un particular las condiciones del uso especial de
un bien de dominio público recurre a figuras del derecho privado, como es el caso del alquiler o el comodato.
En estos casos, más allá del nomen iuris empleado, se debe aplicar a dichas relaciones los principios y normas previstos
para el uso especial de los bienes del dominio público, en tanto, por ser público el bien objeto de la contratación, se
encuentra fuera del comercio, y por tanto, strictu sensu, no pueden ser objeto de contratos regidos por el derecho
privado.
Se aplicarán por tanto a las relaciones contractuales mencionadas las previsiones de la concesión, y en su caso, si se
pactó precariamente, del permiso.

10.1.4.- Extinción de la dominialidad pública


La extinción del régimen de dominio público sobre un bien se produce por su destrucción total o porque manteniendo
su individualidad cambia su condición jurídica y pasa a ingresar el dominio privado, sea del Estado sea de los
particulares.
Para que se produzca la extinción, si el bien no se destruye, debe operarse la desafectación, que es la sustracción del
bien al uso público. La desafectación se produce por la sola sanción de una ley si se trata de un bien natural, o en virtud
de una ley, un acto administrativo o un hecho de la Administración, si se trata de un bien artificial.

10.1.5.- Bienes que integran el dominio público

Bienes que integran dominio


público

Terrestres: Hídricos:
Aéreos
Calles, caminos, marítimos,
plazas, puentes, Fluviales, lacustres
edificios

Básicamente los bienes de dominio público están definidos en el art. 235 del C.C., si bien dicha enunciación no es
taxativa.
Estos bienes se pueden clasificar teniendo en cuenta su conformación geofísica:
a. el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la legislación especial, sin
perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma
continental.
 Se entiende por mar territorial el agua, el lecho y el subsuelo;
b. las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas;

21
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 Se entiende por playas marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las
más altas y más bajas mareas normales, y su continuación hasta la distancia que corresponda de
conformidad con la legislación especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;
c. los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas navegables,
los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de
interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del
propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a las
disposiciones locales.
 Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre, delimitado por la línea de ribera
que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias.
 Por lago o laguna se entiende el agua, sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la
misma manera que los ríos;
d. las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la plataforma
continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto las que
pertenecen a particulares;
e. el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina, de
conformidad con los tratados internacionales y la legislación especial;
f. las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra pública construida para utilidad o
comodidad común;
g. los documentos oficiales del Estado;
h. las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos .

11. Limitaciones administrativas a


la propiedad privada
11.1. Limitaciones administrativas a la propiedad
privada: fundamento
En cuanto significa el derecho amplio
de usar y gozar de la cosa conforme
la voluntad del propietario(la
redacción original del art. 10 y 1941
Absoluto del C.C. y C preveía la posibilidad de
degradar, desnaturalizar o destruir la
cosa, considerando el legislador en la
Nota respectiva que el gobierno no
podía constituirse en juez del abuso).
Limitaciones
administrativas a la
propiedad Porque el dominio total de una
DERECHO DE PROPIEDAD persona sobre una cosa excluye la
ART. 17 CN Exclusivo ingerencia de un tercero: dos
personas no pueden tener en el
CARACTERES todo el dominio de una cosa

Porque nadie puede ser


Perpetuo privado de su propiedad

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El derecho de propiedad está reconocido en la Constitución Nacional, como inviolable (art. 17 C.N.).
En la concepción liberal e individualista, que inspiró el dictado de nuestro Código Civil, con raigambre en el derecho
romano, se lo concibió como absoluto, exclusivo y perpetuo.
Ahora bien, estos caracteres deben adecuarse a las prescripciones constitucionales. Entre ellas, la más importante en
lo que nos toca, es que ningún derecho reviste el carácter de absoluto. En efecto, todos pueden y deben ejercerse
conforme las leyes que los reglamentan, conf. Art. 14 de la C.N., con los límites del art. 28.
Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a
las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa
sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su
culto; de enseñar y aprender.

Artículo 28.- Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser alterados
por las leyes que reglamenten su ejercicio.

Esto significa entonces que ni hay derecho que no sufra limitaciones, por imperativo constitucional, que permiten
incluso su ejercicio.
En el caso del derecho de propiedad, éste sufre dos clases de limitaciones:
1. unas que procuran preservar intereses particulares, contenidas en el Código Civil, y cuya sanción corresponde
al legislador federal, y
2. otras prescriptas en el interés de la comunidad, que están previstas en el derecho administrativo de cada
jurisdicción, por ser un derecho local. Así lo reconoce el mismo art. 1970 del C.C.yC.
Límites al dominio
ARTICULO 1970.- Normas administrativas. Las limitaciones impuestas al dominio privado en el interés público
están regidas por el derecho administrativo. El aprovechamiento y uso del dominio sobre inmuebles debe ejercerse
de conformidad con las normas administrativas aplicables en cada jurisdicción.
Las limitaciones impuestas en interés público inciden sobre cada uno de los caracteres del derecho de propiedad.
El carácter absoluto es atemperado por las meras restricciones administrativas; el carácter exclusivo por las
servidumbres administrativas, y el carácter perpetuo por la prescripción.

11.2. Mera restricción administrativa


MERA RESTRICCIÓN ADMINISTRATIVA son
condiciones legales del ejercicio normal y
ordinario del derecho de propiedad, impuestas
en el interés público, que se concretan en
obligaciones de hacer, no hacer y aún pueden
ser de hacer. . Ejemplo: la imposición de un
cartel en la propiedad, la obligación de soportar En cuanto a su
una ochava, la obligación de albergar número y contenido,
Varias e ilimitadas
instalaciones eléctricas, etc que no está fijado en
modo alguno

Caracteres Al considerarse que


limitaciones
inherentes al domicio,
Limitaciones No Indemnizables no causan perjuicio
Administrativas a especial que pueda
la propiedad ser indeminizado
privada:

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Son obligatorias para todos los


propietarios que se encuentren en
Generales igualdad de condiciones, a diferencia de
la expropiación y las servidumbres, que
se aplican a bienes determinados

Afectan a todas las propiedades en la


medida que lo exige el interés público, por
el carácter inherente que tienen al
Limitaciones Constantes y
derecho de propiedad, por lo cual se
administrativas a la actuales mantienen mientras estas subsisten con
propiedad privada independencia de quien es titular del
dominio
CLASES:
Por regla la administración
Ejecutorias puede aplicarlas
concretamente por sí misma

Imprescriptibles No se extingue por el no uso

11.2.1.- Urbanismo: técnicas de intervención


Cada día cobra mayor importancia una especie particular de restricciones que son las que conforman las normas de
urbanismo. Estas son un conjunto de “principios y normas que tienen por finalidad establecer patrones de habitabilidad
y ocupación del suelo”24.

Comprende normas que regulan


 las superficies mínimas de los terrenos,
 alturas máximas de los edificios25,
 distancias mínimas de retiros (de frente, fondo y laterales),
 superficies edificables,
 etc., según las distintas zonas en que se divide a las ciudades.

Dado su objetivo, el dictado de estas normas es de preponderante competencia municipal, a través de los Códigos de
Edificación y de Uso del Suelo.

Procuran que la vida en comunidad se desarrolle lo más saludable posible, en forma armónica y organizada, respetando
los recursos naturales, el patrimonio cultural y los valores estéticos.

11.2.2. Límites
Los límites a la imposición de restricciones son la razonabilidad y la integridad, es decir, que en su extensión no pueden
afectar las notas de exclusividad y perpetuidad del dominio.

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11.3. Servidumbres administrativas: caracteres y


diferencias con las servidumbres privadas
SERVIDUMBRES ADMINISTRATIVAS
La servidumbres administrativas son derechos reales administrativos que integran la dominialidad pública, se
constituyen a favor de una entidad pública o un particular que ejerza facultades delegadas por la misma, sobre un
inmueble ajeno, con el objeto de que éste sirva al uso público.
Es una limitación de la propiedad en aras del interés público que afecta el carácter exclusivo del mismo,
pues desmiembra la plenitud jurídica del titular del bien.
Los caracteres de las servidumbres administrativas surgen de su definición.
Servidumbre administrativas Servidumbres privadas
 Es un derecho real administrativo porque se constituye  Es un derecho real regido exclusivamente por el
sobre un bien determinado, en función del derecho privado
desmembramiento del derecho de propiedad que sobre
el mismo tiene su dueño, y tiene carácter administrativo
porque su titular es una entidad pública o delegada por
la misma, su finalidad es el uso público y su régimen
jurídico es el derecho público
 Integra el dominio público por lo cual, es inalienable e  No integran el dominio público
imprescriptible
 El titular es una entidad pública, estatal o no estatal, o
un particular que ejerza alguna facultad delegada por
una entidad pública, caso de las servidumbres
constituidas a favor de los concesionarios de servicios
públicos, en los términos de los Art. 83 ley 24065 o 22 ley
24.076.
 El objeto de la servidumbre recae sobre bien ajeno que  las servidumbres privadas lo son siempre reales, a favor
puede ser un bien de un particular, o del Estado, en este de un fundo ajeno dominante En cuanto al objeto, las
caso, privado o público, pero nunca de la entidad a favor servidumbres privadas no pueden constituirse sobre
de la cual se constituye la servidumbre. Es decir, aun bienes de dominio público, que están fuera del
cuando el bien sobre el que recae la servidumbre comercio.
pertenece al Estado, aquella se constituye con miras a un
uso público distinto a aquél a que está afectada la cosa.
son siempre personales, a favor de una entidad pública
o una entidad privada en ejercicio de facultades
delegadas por aquella.
 La finalidad de la servidumbre es servir a un uso  La finalidad es privada siendo obvio que las privadas se
público: el bien gravado no sirve a otra heredad o crean en el sólo interés particular
inmueble determinado, sino a una entidad pública. Ergo,
las servidumbres administrativas no son reales sino
personales por esencia.
 Es indemnizable el titular del bien gravado con la  Se pacta un precio
servidumbre administrativa tiene derecho a ser
indemnizado, por el menoscabo que sufre su patrimonio
al ver desmembrado su derecho de dominio, que pierde
el carácter de exclusivo. La procedencia de dicha
indemnización tiene su fundamento en el art. 17 de la
C.N.

11.3.1.- Modos de constitución y extinción


Son varias las formas jurídicas por las cuales se puede constituir una servidumbre.
a. por ley, nacional, provincial, o municipal; es el instrumento ordinario, por cuanto toda afectación de la
propiedad particular debe tener origen en la ley; b) por acto administrativo fundado en ley, de imposición, que
materialice lo previsto en una ley, o acepte una liberalidad, donación o disposición testamentaria;
b. por contrato administrativo, entre la entidad pública y el propietario particular;
c. por accesión: cuando existiendo una servidumbre civil, el fundo dominante pasa a propiedad de una entidad
pública;

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d. por usucapión o prescripción adquisitiva. Se rige por las normas de derecho civil, aplicables por analogía ante la
ausencia de normas de derecho público. Por lo tanto, para que opere la usucapión, la servidumbre debe reunir
los caracteres de continua y aparente, y tener una duración de veinte años. Exige el ejercicio de la servidumbre
durante veinte años, manifestada por el uso continuado y pacífico que de manera visible y efectiva importe la
ejecución de actos posesorios por parte de una entidad pública respecto al contenido de la servidumbre pública
de que se trata.
Los modos de extinción son:
a. por ley, si así fue constituida;
b. por extinción del objeto principal de afectación (caso en que se desafecta un aeródromo, se extinguen las
servidumbres aeronáuticas impuestas a heredades vecinas);
c. por confusión, en los casos en que la heredad sirviente pasa al dominio de la entidad beneficiaria;
d. por destrucción de la heredad sirviente;
e. por contrato, salvo que sean legales;
f. por renuncia: en los casos de servidumbres adquiridas por convenio, acto de liberalidad o prescripción
g. por expiración del plazo, si se hubiese constituido por un tiempo determinado.

Servidumbre administrativas Servidumbres privadas


MODOS DE CONSTITUCIÓN MODOS DE EXTINCIÓN
1. Ley (Nacional, Provincial, Municipal) 1. por ley, si así fue constituida;
2. Acto administrativo fundado en Ley 2. por extinción del objeto principal de
3. Contrato Administrativo afectación
4. Accesión 3. Destrucción del objeto
5. Usucapación o prescripción adquisitiva 4. Confusión
5. Contrato
6. Renuncia
7. Expropiación del plazo

11.3.2.- Indemnización
Como ya vimos, uno de los caracteres de las servidumbres públicas es el que son indemnizables, lo que significa que el
titular del bien gravado con la servidumbre administrativa tiene derecho a ser indemnizado, por el menoscabo que sufre
su patrimonio al ver desmembrado su derecho de dominio, que pierde el carácter de exclusivo. La procedencia de dicha
indemnización tiene su fundamento en el art. 17 de la C.N.
Si la servidumbre es creada por ley y ésta excluye la indemnización, puede ser tachada de inconstitucional, y hacer
valer la responsabilidad del Estado.

11.4. Expropiación: definición y fundamentos


Marienhoff define a la expropiación como “el medio jurídico en cuyo mérito el Estado obtiene que un bien sea
transferido de un patrimonio a otro por causa de utilidad pública, previa indemnización”2626.
Constituye una limitación al carácter perpetuo de la propiedad.
El Estado27, para la consecución del bien común, que es la causa final de su existencia, necesita de bienes, sean estos
materiales o inmateriales, y puede ocurrir que éstos no estén en su poder ni los pueda crear o fabricar, sino integren el
patrimonio de sujetos jurídicos distintos a él.
En este último caso, goza de la facultad de utilizar diversas técnicas a través de las cuales puede incorporar dichos
bienes, como por ejemplo, la celebración de un contrato de compra -venta o el ejercicio del poder tributario, pero
existen circunstancias en que la Administración necesita de un bien particular perfectamente individualizado, con
independencia de la voluntad de su propietario de desprenderse de él, y entonces, en la consideración de la prioridad
del bien común por sobre cualquier otro individual, se concede al Estado esta herramienta jurídica de la expropiación,
que tiene la particularidad de permitir, por un lado, la satisfacción del bien común, y por otro, salvar los derechos
fundamentales de los ciudadanos, como es el de la propiedad, protegido debidamente en el art. 17 de la C.N.
El fundamento de la expropiación, está entonces, en la causa final del Estado, que es “promover el bienestar general”,
y en el respeto del derecho subjetivo a la propiedad individual 27.

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Expropiación Concepto:Es el medio jurídico en


cuyo mérito el Estado obtiene que
art. 17 CN un bien sea transferido desde un
patrimonio privado por causa de
utilidad pública

Sujetos Caracteres / Trámite


Requisitos expropiatorio

Expropiante:
Expropiado: Beneficiarios:
Nación - Sujeto a quien se * Ley declarando * Concertación
Provincia - particular destina el bien utilidad pública directa o
Municipalidad * Causa avenimiento
expropiatoria * Juicio
* Indemnización expropiatorio
justa *Desestimiento

11.4.1. Sujetos, objeto, presupuestos, causa e indemnización


Los sujetos de la relación jurídica expropiatoria son tres:

El sujeto expropiante El sujeto expropiado El sujeto beneficiario


 es aquel que debe ejecutar la  es el titular del bien objeto de  es aquel a quien se destina el objeto
declaración de utilidad pública e la expropiación expropiado.
impulsar el trámite para lograr que  Puede ser cualquier clase de  Puede identificarse el sujeto
la expropiación se perfeccione persona:, expropiante y el beneficiario, cuando
 Es la parte actora del procedimiento  públicas –estatal o no quien expropia, incorpora el bien
de expropiación regular y estatal- o expropiado a su propio patrimonio.
 la parte demandada del  privadas –físicas o Esto es lo que ocurre ordinariamente.
procedimiento de expropiación jurídicas- (art. 3 ley  Pero si quien ejecuta la declaración
irregular. 21499 y art. 5 ley de utilidad pública, transfiere el bien
 La Nación y la Provincia son los 6394). expropiado a otra persona, aparece
únicos entes con facultades para  Es la parte demandada del el sujeto beneficiario.
declarar la utilidad pública mediante procedimiento de  No está previsto expresamente en la
ley del Congreso o la respectiva expropiación regular, y legislación local, pero nada impide su
legislatura.  la parte actora del existencia, siempre que se cumpla la
 la ejecución de dicha declaración la procedimiento de expropiación finalidad de bien común prevista en
pueden llevar adelante dichos entes irregular. la norma. Es el caso, por ejemplo, en
u otros, como entidades que el bien expropiado se destina a
descentralizadas, municipios, e viviendas de carenciados, a planes de
incluso particulares, autorizados por colonización, etc.
ley o acto administrativo fundado en
ley (art. 2 ley 21.499 y art. 3 ley 6394
de la Provincia de Córdoba).

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Objeto de la expropiación
 La expropiación puede recaer sobre cualquier derecho patrimonial. Comprende por tanto a todos los bienes,
sean o no cosas, públicos o privados (art. 4 de la ley 21499 y art. 4 de la ley 6394).
 Quedan por tanto excluidos los derechos personalísimos: a la vida, al honor, la salud, la libertad, el nombre,
etc.
 Los bienes pueden ser del Estado nacional, provincial y municipal, si bien en los casos en que una Provincia
quiera expropiar bienes de la Nación, o un Municipio de la Provincia o Nación, se requerirá justificar
concretamente la preeminencia en el caso concreto de la finalidad de utilidad pública expropiatoria por sobre la
finalidad de utilidad pública que se encuentran satisfaciendo dichos bienes.
 Pueden ser objeto de expropiación los bienes inmuebles, incluso sometidos al régimen de propiedad
horizontal, el subsuelo con independencia del suelo (art. 6 ley 21499; art. 10 ley 6394), muebles, semovientes,
derechos, los bienes afectados a un servicio público (art. 9 ley 6394), etc.
 Pueden ser expropiados no solo los bienes necesarios para el cumplimiento de la utilidad pública, sino también
aquellos que convenga, y cuya razonable utilización en base a planos y proyectos convenga a ese efecto (art. 7
ley 21499; Art. 6 y 7 ley 6394).
 La expropiación debe referirse a
 bienes determinados,
 aunque también puede referirse genéricamente a los bienes que sean necesarias para una obra a
realizar.
 Si la declaración genérica comprende a inmuebles, deberá especificarse las zonas o áreas que serán
afectadas por la declaración (art. 5 ley 21499; art. 2 ley 6394).
 Puede ocurrir también que no se necesite expropiar la totalidad de un bien, sino parte del mismo.
Frente a ese supuesto, pueden ocurrir dos alternativas:
1- que la parte restante resulte inútil, se deberá expropiar la parte restante, y si no lo hace el
Estado, el particular afectado puede iniciar la expropiación irregular (conf. Art. 9 y 51 ley 21.499;
Art. 8 y 32 ley 6394). La superficie inadecuada podrá ser determinada por las partes mediante
convenio, y si no, deberá fijarla el juez. A su vez la ley fija criterios para determinar si un
sobrante es inadecuado:
 si el inmueble es urbano, cuando no cumple los requisitos de frente, fondo o superficie
previstos para edificar;
 si el inmueble es rural, se deberá tener en cuenta la explotación a que lo destinaba el
expropiado (art. 8 ley 21499; art. 8 ley 6394).
Asimismo, “Cuando la expropiación de un inmueble incida sobre otros con los que constituye
una unidad orgánica, el o los propietarios de estos últimos estarán habilitados para accionar por
expropiación irregular si se afectare su estructura arquitectónica, su aptitud funcional o de algún
modo resultare lesionado el derecho de propiedad en los términos del artículo 51 incisos b y c”
(art. 9 ley 21499; art. 33 ley 6394).
2- que conserve la aptitud para una explotación racional., Los presupuestos sustanciales para
que la expropiación sea válida, de conformidad a lo establecido en el art. 17 de la C.N., son dos:
 calificación de utilidad pública efectuada por ley y
 justa indemnización previa.

Causa expropiatoria
La única causa por la cual el Estado puede expropiar es la utilidad pública. Esta comprende todos los casos en que se
procura el bien común. El bienestar general perseguido con la expropiación puede ser tanto material como espiritual o
cultural (conf. art. 1 ley 21.499; art. 1 ley 3694).
Esta finalidad de bien común es permanente, y debe por tanto existir tanto al momento de la sanción de la ley, como
con posterioridad a la transferencia de la propiedad al sujeto beneficiario de la expropiación.
La utilidad pública debe ser declarada por ley, y la misma está sujeta a control judicial, pues siempre debe mediar
razonabilidad en la declaración, por lo cual se ha decidido que puede ser declarada inconstitucional si media grave y
ostensible arbitrariedad.

Indemnización
La indemnización consiste en una retribución económica debida al sujeto expropiado en compensación al sacrificio
exigido en el interés público.

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Los requisitos constitucionales son que debe ser previa, y justa. La ley expropiatoria establece además que debe ser en
dinero en efectivo, salvo conformidad del expropiado para que se efectúe en otra especie de valor (art. 12 ley 21499;
art. 12 ley 3694).
La indemnización justa significa que se debe restituir al propietario expropiado el mismo valor económico del que se le
priva, cubriendo los daños y perjuicios que sean consecuencia de la expropiación28.
La extensión de la indemnización ha sido legalmente fijada en el art. 10 de la ley 21499, y art. 12 de la ley 6394. Se
establece allí que “la indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien y los daños que sean una consecuencia
directa e inmediata de la expropiación. No se tomarán en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni
ganancias hipotéticas, ni el mayor valor que pueda conferir al bien la obra a ejecutarse. No se pagará lucro cesante”.
El valor a pagar es el existente al tiempo de la desposesión (art. 20 ley 21499; art. 13 ley 6394).
Mucho se ha escrito en relación a cuál debe ser la justa indemnización. En la opinión de Cassagne29, que compartimos,
la ley regula la indemnización con arreglo a pautas y principios que son propios del derecho público, y diferentes del
sistema y categorías fijadas en el derecho privado.
Alude a dos rubros fundamentales:
1. el valor objetivo del bien: es el valor objetivo del bien es el valor general del mercado, con indiferencia del
valor subjetivo que pueda atribuirle el propietario
2. las consecuencias directas e inmediatas de la expropiación. son aquellas que tienen causa próxima con la
misma, y están comprendidos el costo de mudanza, honorarios de quienes proyectan la nueva construcción
que debe levantar el propietario, etc.
 Según la doctrina mayoritaria, también comprende el valor llave -entendido como la situación de preferencia
otorgada por la clientela de una empresa en relación con sus competidoras-, y el valor empresa en marcha –valor
de los activos de una empresa en plena producción, superior al de los de otra similar que esté por iniciarse-; la
jurisprudencia ha sido reacia en concederlos, asimilándolos al concepto de lucro cesante.
 En relación a la exclusión del lucro cesante, no debe asimilarse valor objetivo con daño emergente y las
consecuencias directas de la privación de la propiedad. Desde ya que debe considerarse que la aptitud de un bien
para producir ganancias futuras se tiene en cuenta a los efectos de determinar su valor objetivo.
 A la vez, la exclusión de la ley debe relacionarse con el lucro cesante eventual y futuro. En consecuencia, están
comprendidas dentro de las consecuencias directas e inmediatas aquellos lucros o beneficios futuros cuya
probabilidad de realización se encuentra asegurada conforme al curso ordinario de las cosas, por entenderse que
razonablemente están incorporados al patrimonio del expropiado. Lo que la ley pretende evitar es que la
expropiación se convierta en una fuente de enriquecimiento o ganancias para el expropiado.
 Respecto de las mejoras, sólo son indemnizables aquellas necesarias realizadas en el bien objeto de la
indemnización luego de la declaración de utilidad pública. No se indemnizan otro tipo de mejoras (art. 11 ley
21499; art. 13 ley 13694).
 El carácter de previa de la indemnización, impuesto por la Constitución, ha motivado la declaración de
inconstitucionalidad de las normas de emergencia que consolidaban las obligaciones de abonar una indemnización
expropiatoria30.
 El monto indemnizatorio no está sujeto al pago de impuestos o gravamen alguno (art. 20 ley 21499; art. 13 ley
6394).

11.4.2.- El trámite expropiatorio


La ley prevé, básicamente, tres formas en que puede obtenerse la incorporación al patrimonio del sujeto
expropiante, del bien declarado por ley sujeto a expropiación. Estas tres formas son:
1. concertación directa,
2. compra en remate público y
3. juicio expropiatorio. A este último se puede llegar a su vez de dos maneras,
 según que lo inicie en calidad de actor el expropiante –expropiación regular-,
 o el expropiado –en los supuestos de la expropiación irregular31.

La primera forma en que debe procurarse abonar la indemnización –y por ende, mensurar la misma-,
es mediante concertación directa o avenimiento con el propietario del bien expropiado. La
Administración no puede ofertar en este supuesto un valor que sea mayor en un 10% al máximo que fije
el Consejo General de Tasaciones de la Provincia (conf. art. 14 de la ley 6.394) o el Tribunal de Tasaciones

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de la Nación (art. 13 ley 21499). Este es sin duda un límite legal a la capacidad de concertar de la
Administración.-
Ley 6.394 Artículo 14º.- DECLARADA la utilidad pública de un bien, el expropiante podrá adquirirlo directamente
del propietario dentro del valor máximo que en concepto de total indemnización fije el Consejo General de
Tasaciones de la Provincia incrementado en un 10%.
También podrá el sujeto expropiante, una vez autorizada la expropiación, adquirir el bien en remate público.

Ley 21499 ARTICULO 13. — Declarada la utilidad pública de un bien, el expropiante podrá adquirirlo
directamente del propietario dentro de los valores máximos que estimen a ese efecto el Tribunal de Tasaciones de la
Nación para los bienes inmuebles, o las oficinas técnicas competentes que en cada caso se designarán, para los
bienes que no sean inmuebles. Tratándose de inmuebles el valor máximo estimado será incrementado
automáticamente y por todo concepto en un diez por ciento.
(Córdoba)También prevé la ley local que el sujeto expropiante, una vez autorizada la expropiación,
adquiera el bien en remate público.32
 El tercer supuesto es el juicio expropiatorio que se presenta cuando las partes involucradas no llegan a
un avenimiento en relación al valor del bien a expropiar, por lo cual deben acudir a un juez para
determinar cuál es la indemnización correspondiente, resultando competente, a nivel local, el Juez de
Primera Instancia en lo Civil y Comercial, y a nivel nacional, el Juez Federal del con jurisdicción en lo
contencioso-administrativo (art. 15 de la ley 6.394; art. 21 ley 21.499).-

Ley 6.394 Artículo 15º.- NO habiendo avenimiento, el Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial decidirá la
diferencia por el trámite de Juicio Verbal, en todo cuanto no esté modificado expresamente por esta ley, fijando la
indemnización en base a las actuaciones y dictámenes que deberá elaborar para cada caso el Tribunal
Administrativo, constituido a estos efectos con arreglo a lo dispuesto en el Art. 6º, inc. c) de la Ley 5330. Dicho
Tribunal deberá pronunciarse dentro de los noventa (90) días del requerimiento del Juez. Juntamente con el
requerimiento al Consejo General de Tasaciones de la Provincia, el Juez intimará al expropiado para que dentro del
término de diez (10) días comparezca su representante a integrar el Tribunal Administrativo, bajo apercibimiento de
prescindir de su intervención.

Ley 21.499ARTICULO 21. — Tratándose de inmuebles, incluso por accesión, será competente el juez federal del
lugar donde se encuentre el bien a expropiar con jurisdicción en lo contencioso-administrativo. Tratándose de bienes
que no sean inmuebles, será competente el juez del lugar en que se encuentren o el del domicilio del demandado, a
elección del actor.
Los juicios en que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires sea parte, tramitarán ante la Justicia Nacional en
lo Civil de la Capital Federal.

Lo ordinario es que el ente expropiante inicie la acción expropiatoria regular, como actor, que por ley debería tramitar
por el procedimiento de juicio sumario a nivel nacional, y verbal a nivel local (Córdoba) (Art. 19 y 15 leyes 21499 y 3694);
no estando vigentes estos procedimientos, deben tramitar por el juicio ordinario en ambos casos.
El ente expropiante debe consignar ante el juez el importe de la valuación que al efecto hubiere practicado el Tribunal
de Tasaciones de la Nación u oficinas técnicas pertinentes, en la Nación, o Consejo General de Tasaciones, en la
Provincia (art. 22 ley 21499 y 20 ley 6394), aumentado en un 10% en el procedimiento local si el bien es inmueble, tras
lo cual el juez otorgará la posesión judicial del bien.
Ley 21499 ARTICULO 22. — Si se tratare de bienes inmuebles, el expropiante deberá consignar ante el juez
respectivo el importe de la valuación que al efecto hubiere practicado el Tribunal de Tasaciones de la Nación.
Efectuada dicha consignación, el juez le otorgará la posesión del bien.
Normas de Procedimiento
Ley 6394 Artículo 20º.- Cuando no haya avenimiento y si se tratara de bienes raíces, el expropiante consignará ante
el Juez competente el importe de la valuación que al efecto hubiere practicado el Consejo General de Tasaciones de la
Provincia y el Juez otorgará la posesión del bien. La litis se anotará en el Registro General de la Provincia quedando
desde ese momento indisponible e inembargable el bien .

La litis se anotará en el Registro de la Propiedad si el bien es inmueble, siendo desde ese momento indisponible e
inembargable el bien (Art. 24 LEY 21499 y Artículo 20 LEY Nº 6394 REGIMEN DE EXPROPIACIÓN PROVINCIA DE
CÓRDOBA.pdf.
Otorgada la posesión judicial del bien, quedan resueltos los arrendamientos, acordándose a los ocupantes un plazo de
treinta días para el desalojo (art. 26 LEY 21499 y Art. 27 LEY Nº 6394 REGIMEN DE EXPROPIACIÓN PROVINCIA DE
CÓRDOBA).
El expropiado puede retirar la suma depositada:
 una vez que justifique que es de su dominio,

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 que el bien no reconoce hipoteca u otro derecho real,
 que no está embargado y que no pesan sobre él restricciones a la libre disposición de sus bienes (art. 23
de ambas leyes).-
Ninguna acción de terceros puede impedir la expropiación, y los derechos de los reclamantes se consideran
transferidos de la cosa a su precio o la indemnización, quedando aquella libre de todo gravamen (art. 28 ley 21499 y 29
ley 6394).
Ley 21499 ARTÍCULO 28. — Ninguna acción de terceros podrá impedir la expropiación ni sus efectos. Los derechos
del reclamante se considerarán transferidos de la cosa a su precio o a la indemnización, quedando aquélla libre de todo
gravamen.
Ley 6394 Artículo 29º.- NINGUNA acción de terceros podrá impedir la expropiación ni sus efectos, los derechos del
reclamante se considerarán transferidos de la cosa a su precio o a la indemnización, quedando aquella libre de todo
gravamen.

 A nivel nacional se establece como obligatoria, si el bien es inmueble, la pericial a cargo del Tribunal de
Tasaciones de la Nación, y
 (Córdoba)a nivel local, la única prueba legalmente admisible es una tasación a cargo del Consejo General de
Tasaciones, en el cual puede intervenir el expropiado a través de un representante técnico33.

Si la expropiación es de bienes inmuebles, no es necesario otorgar escritura traslativa de dominio, siendo suficiente
inscribir en el Registro el acto administrativo que aprueba el avenimiento o la sentencia firme (art. 32 ley 21499; art.
21 ley 6394).
Ley 21499 ARTÍCULO 32. — Para la transferencia del dominio de inmuebles al expropiante, no se requerirá
escritura pública otorgada ante escribano, siendo suficiente al efecto la inscripción en el respectivo Registro de la
Propiedad del decreto que apruebe el avenimiento o, en su caso, de la sentencia judicial que haga lugar a la
expropiación.
ley 6394 Artículo 21º.- PARA la transferencia del dominio de inmuebles al expropiante, no se requerirá escritura
pública otorgada ante escribano, siendo suficiente al efecto la inscripción en el respectivo Registro de la Propiedad del
decreto que apruebe el avenimiento o, en su caso, de la sentencia judicial que haga lugar a la expropiación.
La acción del expropiado para exigir el pago de la indemnización prescribe a los seis años, contados desde el que el
monto queda determinado con carácter firme y definitivo (conf. art. 31 ley 21499).
Ley 21499 ARTÍCULO 31. — La acción del expropiado para exigir el pago de la indemnización prescribe a los
cinco años, computados desde que el monto respectivo quede determinado con carácter firme y definitivo.

11.4.3. Desistimiento y abandono


 El ente expropiante puede desistir de la acción promovida, mientras la expropiación no haya quedado
perfeccionada, cargando con las costas.
 Se entiende que la expropiación queda perfeccionada cuando se ha operado la transferencia del dominio al
expropiante mediando sentencia o acto administrativo firmes que aprueben el avenimiento, toma de posesión y
pago de la indemnización (conf. Art. 29 ley 21499 y 19 ley 6394).
 Ahora bien, si el sujeto expropiante no inicia la acción expropiatoria, o no obtiene el avenimiento
extrajudicial, o no realiza actos que restrinjan los derechos del propietario, aparece el instituto del abandono,
a mérito del cual se produce la caducidad de la declaración de utilidad pública, pues la autorización para
promover la expropiación no puede ser mantenida sine die (conf. arts. 33 ley 21.499 y 57 ley 6394).
 La ley establece que se reputa abandonada la expropiación:
 si el sujeto expropiante no promueve el juicio dentro de los dos (2) años de sancionada la ley si el bien está
determinado;
 dentro de los cinco (5) años si el bien está comprendido dentro de una zona determinada, y
 dentro de los diez (10) años si se trata de bienes comprendidos en una enunciación genérica.

No rige el instituto del abandono en dos supuestos:


1. cuando se trata de una Municipalidad autorizada a expropiar para la apertura, rectificación o ensanche de
calles, caminos, plazas, puentes o desagües;
2. cuando se efectúa reserva de inmuebles para obras o planes de ejecución diferida.

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11.4.4. La expropiación irregular
La expropiación irregular es un procedimiento previsto en protección del derecho de propiedad del sujeto
expropiado, frente a situaciones en que la Administración altera de hecho el ejercicio de su derecho de propiedad, sin
iniciar el trámite judicial expropiatorio, permitiéndole al particular iniciar la acción él mismo, a fin de que la
expropiación se perfeccione.
La ley permite al expropiado interponer la acción expropiatoria irregular cuando:
 existiendo una ley que declara la utilidad pública de un bien, el Estado lo toma sin haber cumplido con el pago
de la respectiva indemnización, o
 de hecho resulta indisponible por evidente dificultad para disponer de ella en condiciones normales;
 cuando el Estado impone al derecho del titular una indebida restricción que importe una lesión a su derecho de
propiedad (art. 51 ley 21.499; art. 32); ,
 cuando la expropiación de un inmueble incida sobre otros con los que constituye una unidad orgánica,
 y si se afectare la estructura arquitectónica, su aptitud funcional o de algún modo resultare lesionado el derecho
de propiedad en (art. 9 ley 21499; art. 33 ley 6394).

Ley 21.499 ARTICULO 9º — Cuando la expropiación de un inmueble incida sobre otros con los que constituye una
unidad orgánica, el o los propietarios de estos últimos estarán habilitados para accionar por expropiación irregular si se
afectare su estructura arquitectónica, su aptitud funcional o de algún modo resultare lesionado el derecho de propiedad
en los términos del artículo 51, incisos b) y c).

Ley 21.499 ARTICULO 32. — Para la transferencia del dominio de inmuebles al expropiante, no se requerirá
escritura pública otorgada ante escribano, siendo suficiente al efecto la inscripción en el respectivo Registro de la
Propiedad del decreto que apruebe el avenimiento o, en su caso, de la sentencia judicial que haga lugar a la
expropiación.
De la expropiación irregular
Ley 21.499 ARTICULO 51. — Procede la acción de expropiación irregular en los siguientes casos:
a) Cuando existiendo una ley que declara de utilidad pública un bien, el Estado lo toma sin haber cumplido con el pago
de la respectiva indemnización.
b) Cuando, con motivo de la ley de declaración de utilidad pública, de hecho una cosa mueble o inmueble resulte
indisponible por evidente dificultad o impedimento para disponer de ella en condiciones normales.
c) Cuando el Estado imponga al derecho del titular de un bien o cosa una indebida restricción o limitación, que
importen una lesión a su derecho de propiedad.
ARTICULO 52. — No corresponde la acción de expropiación irregular cuando el Estado paraliza o no activa los
procedimientos después de haber obtenido la posesión judicial del bien.
ARTICULO 53. — El que accione por expropiación irregular está exento de la reclamación administrativa previa.
ARTICULO 54. — En el juicio de expropiación irregular los valores indemnizables serán fijados en la misma forma
prevista para el juicio de expropiación regular, contemplada en el artículo 10 y siguientes de la presente ley.
ARTICULO 55. — Las normas del procedimiento judicial establecidas para la expropiación regular, rigen también
para la expropiación irregular, en cuanto fueren aplicables.
ARTICULO 56. — La acción de expropiación irregular prescribe a los cinco años, computados desde la fecha en que
tuvieron lugar los actos o comportamientos del Estado que tornan viable la referida acción.

Ley 6394 Artículo 33º.- CUANDO la expropiación de un inmueble incida sobre otros con los que constituye una
unidad orgánica el o los propietarios de estos últimos estarán habilitados para accionar por expropiación irregular si se
afectare su estructura arquitectónica, su aptitud funcional o de algún modo resultare lesionado el derecho de propiedad
en los términos del inciso “c”del Art. 32.

El juicio se regula por el mismo trámite de la acción expropiatoria regular, con la salvedad de que inicialmente el
demandado puede oponerse a la expropiación.
La acción prescribe a los cinco años computados desde que tienen lugar los comportamientos del Estado que tornan
viable la acción.

11.4.5. Retrocesión
El derecho de retrocesión permite al expropiado y/o sus herederos obtener el reintegro a su patrimonio del bien objeto
de la expropiación, cuando a éste se le diere un destino distinto al previsto en la ley expropiatoria, o cuando no se le
asigne destino alguno, en los plazos que fija la ley.
El fundamento de este instituto está en la inviolabilidad de la propiedad.

32
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Si la utilidad pública es la única razón que permite al Estado apropiarse de un bien –previa indemnización-, en el
supuesto en que esa utilidad no sea satisfecha dentro de los plazos razonables que fija la ley, cae el título que justifica
el desapoderamiento forzoso, y en consecuencia, el expropiado tiene derecho a solicitar que la propiedad vuelva a su
patrimonio.
(Córdoba) La ley local permite que se dé un destino distinto al establecido para la expropiación, siempre que sea
dispuesto por ley y satisfaga el bien común.
Puede lograrse la retrocesión por avenimiento o acción judicial.
Para interponer la acción judicial, en los casos en que al bien no se le hubiere dado destino alguno en un lapso de dos
años desde que quedó perfeccionada la expropiación, el expropiado debe en forma previa intimar fehacientemente al
expropiante para que le asigne al bien el destino correspondiente; transcurridos 6 meses desde esa intimación, sin que
al bien se le haya dado el destino, la acción de retrocesión queda expedita sin necesidad de reclamo administrativo
previo.
Si al bien se le hubiere dado un destino diferente al previsto en la ley expropiatoria, debe formularse reclamo
administrativo previo (conf. art. 39 ley 21499). ARTICULO 39. — Cuando al bien no se le hubiere dado destino alguno
dentro del plazo mencionado en el artículo 35, a efectos de la acción de retrocesión el expropiado deberá intimar
fehacientemente al expropiante para que le asigne al bien el destino que motivó la expropiación; transcurridos seis
meses desde esa intimación sin que el expropiante le asignara al bien ese destino, o sin que hubiere iniciado los
respectivos trabajos, los que deberá mantener conforme a los planes de obra aprobados, la acción de retrocesión
quedará expedita, sin necesidad de reclamo administrativo previo. Si al bien se le hubiere dado un destino diferente al
previsto en la ley expropiatoria, deberá formularse el reclamo administrativo previo.

En la ley expropiatoria de la Provincia de Córdoba, es necesario efectuar interpelación judicial previa a fin de que se dé
al bien el destino previsto, tanto en los supuestos en que no se haya dado al bien destino alguno, como en los supuestos
en que se le haya dado un destino diferente. Transcurrido un año desde la interpelación previa, queda expedita la
acción de retrocesión (art. 38 ley 6394).
Artículo 38º.- LA interpelación judicial previa, se hará bajo apercibimiento de promover la acción de retrocesión si dentro
del plazo de un año, a contar desde la notificación, no se diere al bien el destino previsto
Como requisito sustancial del derecho de retrocesión, el expropiado deberá devolver la suma recibida, sin intereses, en
su valor actualizado, menos el importe correspondiente a las inutilizaciones del bien, más las mejoras necesarias o
útiles, todo ello, dentro del plazo que fije la sentencia, bajo apercibimiento de caducidad del mismo (conf. art. 42 ley
21499 y art. 40 ley 6394).
Esta acción prescribe a los tres (3) o dos (2) años, a contar según lo dispuesto en los arts. 50 de la ley 21499 y 39 de la
ley 639434.

11.5. Requisición: definición


REQUISICIÓN
Definición: Es una medida de carácter general, especie dentro de las limitaciones a la
propiedad en interés público, impuesta para conjurar un estado de necesidad pública
imperiosa, como puede ser la guerra, una catástrofe natural, calificada por ley, que
provoca la pérdida del uso y goce del bien por un término, o la pérdida del bien mismo,
como consecuencia de la ocupación o adquisición coactiva de un bien por el Estado, y
que genera derecho a indemnización

Se diferencia de la expropiación y de la ocupación temporal, en que éstas tienen efectos sobre un bien determinado,
en cambio la requisición recae sobre bienes en general.
Pueden ser:
 Militares: son las que se disponen para contribuir a la defensa del país, en los términos del Art. 34 de la ley de
defensa nacional 23.554.
 Civiles. para situaciones de paz.
Ambas exigen ley previa -salvo urgente e imperiosa necesidad-, justa indemnización, y procedimiento escrito (orden
de requisa).

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En relación al objeto, la requisición puede comprender tanto:
 la propiedad como el uso de cosas muebles, y
 la utilización temporaria de cualquier clase de bienes, incluso de inmuebles. La propiedad de éstos últimos no
se adquiere forzadamente por requisición, sino por expropiación.
Para determinar el alcance de la justa indemnización, se aplica por analogía lo dispuesto en materia expropiatoria.
Cabe aclarar que la requisición prohibida por la Constitución en el art. 17 es la que puedan llevar a cabo los “cuerpos
armados”; debe entenderse por estos cuerpos armados, no las fuerzas armadas regulares que actúen en cumplimiento
de su función, sino grupos armados irregulares que actúan en su propio nombre y no en nombre de la Nación, o fuerzas
armadas regulares que actúan al margen de su función, ilegalmente.

11.5.1 Requisición de uso: ocupación temporánea


La ocupación temporánea constituye un derecho real administrativo en virtud del cual la Administración Pública
adquiere por razones de interés público en forma transitoria o provisional el uso y goce de un bien ajeno de cualquier
clase.
DIFERENCIAS

EXPROPIACIÓN OCUPACIÓN TEMPORARIA Se diferencia de la requisición,


Ésta implica la transferencia Sólo implica el uso y goce por el carácter general de la
definitiva de la propiedad de un bien, de carácter misma
además, provisorio.

Existen dos formas de ocupación temporánea: la anormal y la normal.


 La ocupación temporánea anormal:
 Es la causada por una necesidad urgente, imperiosa.
 La dispone directamente la autoridad administrativa, sin ley,
 no genera derecho a indemnización, salvo la reparación de los daños que se causen a la cosa, y de los
daños causados por el uso posterior de la cosa en menesteres ajenos a los que determinaron la
ocupación temporánea (art. 59 ley 21499; art. 45 ley 6394).
 Su duración no puede sobrepasar la del lapso estrictamente necesario para satisfacer la respectiva
necesidad (art. 60 ley 21499; art. 46 ley 6394).

Ley 21499 ARTÍCULO 59. — La ocupación temporánea anormal, puede ser dispuesta directamente por la autoridad
administrativa, y no dará lugar a indemnización alguna, salvo la reparación de los daños o deterioros que se
causaren a la cosa o el pago de daños y perjuicios debidos por el uso posterior de la cosa en menesteres ajenos a
los que estrictamente determinaron su ocupación.
Ley 21499 ARTÍCULO 60. — Ninguna ocupación temporánea anormal tendrá mayor duración que el lapso
estrictamente necesario para satisfacer la respectiva necesidad.

Ley 6394 Artículo 45º.- LA ocupación temporánea anormal, puede ser dispuesta directamente por la autoridad
administrativa, y no dará lugar a indemnización alguna, salvo la reparación de los daños o deterioros que se
causaren a la cosa o el pago de daños y perjuicios debidos por el uso posterior de la cosa en menesteres ajenos a
los que estrictamente determinaron su ocupación.
Ley 6394 Artículo 46º.- NINGUNA ocupación temporánea anormal tendrá mayor duración que el lapso
estrictamente necesario para satisfacer la respectiva necesidad.

 La ocupación temporánea normal


 Es causada por una necesidad normal no inminente (art. 58 ley 21499; art. 44 ley 6394), y requiere de
ley que declare la utilidad pública.
 Dictada esta ley, puede establecerse por avenimiento, y en caso de no llegarse al mismo,
judicialmente.
 Genera derecho a indemnización, la cual se calculará por las reglas de la expropiación (art. 61/62 ley
21.499 y 47/48 ley 6394).

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 La indemnización comprende el valor del uso, los daños ocasionados al bien o cosa ocupados, y el valor
de los bienes que debieron extraerse necesariamente con motivo de la ocupación.
 Su duración no puede ser mayor a dos años. Vencido este lapso, el propietario podrá intimar la
devolución del bien, y si transcurren treinta días desde dicha intimación sin que el bien
hubiere sido devuelto, el propietario puede exigir la expropiación, mediante la acción
expropiatoria irregular (art. 64 ley 21499; art. 50 ley 6394).
 Sin la conformidad del propietario, el ocupante temporáneo no puede alterar la sustancia del
mismo ni extraer o separar de éste los elementos que lo integren (art. 66 ley 21449: art. 52 ley
6394).
 Las acciones judiciales derivadas de una ocupación temporánea están exentas de reclamo
administrativo previo, y prescriben a los 5 años, computados desde que el ocupante tomó
posesión del bien, para exigir el pago de indemnización, o desde que el ocupante debió
devolver el bien, para requerir su devolución (Art. 68 a 70 ley 21499; Art. 54 a 56 ley 6394).

Ley 21499 ARTÍCULO 58. — La ocupación temporánea puede responder a una necesidad anormal, urgente,
imperiosa, o súbita, o a una necesidad normal no inminente.
Ley 21499 ARTÍCULO 61. — La ocupación temporánea por razones normales, previa declaración legal de utilidad
pública, podrá establecerse por avenimiento; de lo contrario deberá ser dispuesta por la autoridad judicial, a
requerimiento de la Administración Pública.
Ley 21499 ARTÍCULO 62. — La ocupación temporánea normal apareja indemnización, siendo aplicables en subsidio
las reglas vigentes en materia de expropiación.
Ley 21499 ARTÍCULO 64. — Ninguna ocupación temporánea normal puede durar más de dos años; vencido este
lapso, el propietario intimará fehacientemente la devolución del bien. Transcurridos treinta días desde dicha
intimación sin que el bien hubiere sido devuelto, el propietario podrá exigir la expropiación del mismo,
promoviendo una acción de expropiación irregular.
Ley 21499 ARTÍCULO 66. — Sin conformidad del propietario, el ocupante temporáneo de un bien o cosa no puede
alterar la sustancia del mismo ni extraer o separar de éste elementos que lo integren, sin perjuicio del supuesto
previsto en el artículo 62, última parte
Ley 21499 ARTÍCULO 68. — Las cuestiones judiciales que promoviese el propietario del bien ocupado están
exentas de reclamación administrativa previa.
Ley 21499 ARTÍCULO 69. — La acción del propietario del bien ocupado para exigir el pago de la indemnización
prescribe a los cinco años computados desde que el ocupante tomó posesión del bien.
Ley 21499 ARTÍCULO 70. — La acción del propietario del bien ocupado para requerir su devolución prescribe a los
cinco años computados desde que el ocupante debió devolver el bien.

Ley 6394 Artículo 44º.- LA ocupación temporánea puede responder a una necesidad anormal, urgente, imperiosa,
o súbita, o a una necesidad normal no inminente.
Ley 6394 Artículo 47º.- LA ocupación temporánea por razones normales, previa declaración legal de utilidad
pública, podrá establecerse por avenimiento, de lo contrario deberá ser dispuesta por la autoridad judicial, a
requerimiento de la Administración Pública.
Ley 6394 Artículo 48º.- LA ocupación temporánea normal apareja indemnización siendo aplicables en subsidio las
reglas vigentes en materia de expropiación.
Ley 6394 Artículo 50º.- NINGUNA ocupación temporánea normal puede durar más de dos años; vencido este
lapso, el propietario intimará fehacientemente la devolución del bien. Transcurridos treinta días desde dicha
intimación sin que el bien hubiere sido devuelto el propietario podrá exigir la expropiación del mismo,
promoviendo una acción de expropiación irregular
Ley 6394 Artículo 52º.- SIN conformidad del propietario, el ocupante temporáneo de un bien o cosa no puede
alterar la sustancia del mismo ni extraer o separar de éste elementos que lo integren sin perjuicio del supuesto
previsto en el art. 48, última parte
Ley 6394 Artículo 54º.- LAS cuestiones judiciales que promoviese el propietario del bien ocupado están exentas de
reclamación administrativa previa.
Ley 6394 Artículo 55º.- LA acción del propietario del bien ocupado para exigir el pago de la indemnización
prescribe a los cinco años computados desde que el ocupante tomó posesión del bien.
Ley 6394 Artículo 56º.- LA acción del propietario del bien ocupado para requerir su devolución prescribe a los cinco
años computados desde que el ocupante debió devolver el bien.

35
Derecho Administrativo
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13Un análisis completo de dicha evolución, con numerosas citas jurisprudenciales de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, puede verse en
DROMI, Roberto, Derecho Administrativo, Ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2006, 11ª Edición, pág. 910/926.

14Conf. clasificación de ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro, ob. cit., pág. 447.
15MARIENHOFF Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1997, Tomo VI, Sexta Edición
actualizada, 597.-
16CSJN, 17/05/1957, “Mouviel”.
17ILDARRAZ, Benigno, ZARZA MENSAQUE, Alberto R., VIALE, Claudio Martín, ob. cit., pág. 579.
18ILDARRAZ, Benigno, ZARZA MENSAQUE, Alberto R., VIALE, Claudio Martín, ob. cit., pág. 583.
19Conf. DROMI, Roberto, ob. cit., pág. 887.- Se puede ver una explicación de las diferencias entre la analogía -como procedimiento
de adaptación y elaboración de normas-, y la subsidiariedad -como técnica de aplicación directa de un sistema normativo a otro-, en
COMADIRA, Julio Rodolfo, Derecho Administrativo: acto administrativo, procedimiento administrativo, otros estudios,
LexisNexisAbeledo-Perrot, Bs.As., 2003, 2da. Edición, pág. 159 y s.s.- El Dr. Comadira expresa que sigue al respecto la doctrina
expuesta por Goldschmidt, recogida entre nosotros por Cassagne.
20cfr. MARIENHOFF, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1998, Tomo V, Cuarta Edición actualizada,
pág. 184/185.
21Cfr. MARIENHOFF, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1998, Tomo V, Cuarta
Edición actualizada, pág. 350.
22Cfr. DROMI Roberto, Derecho Administrativo, Ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2006, 11ª Edición, pág. 899.
23cfr. MARIENHOFF, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1998, Tomo V, Cuarta
Edición actualizada, pág. 350.-
24ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro, ob. cit., pág. 420.-
25CSJN, 23/12/1986, “Juillerat vs. Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires”, consideró que la obligación legal de no edificar a
mayor altura que la indicada por la autoridad administrativa es una mera restricción administrativa no indemnizable, y no una
servidumbre administrativa, como sostenía importante doctrina.
26MARIENHOFF, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Ed. Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1997, Tomo IV, Sexta Edición actualizada, pág.
127.-
27Hablamos del Estado en general, ya que las leyes también facultan a expropiar a sujetos privados o públicos no estatales, en la medida en que se
les ha encomendado el ejercicio de potestades públicas y la satisfacción de un fin de interés general.-
28CSJN, Fallos 268:112, entre muchos otros.
29CASSAGNE, Juan Carlos, Derecho Administrativo, Ed. LexisNexisAbeledo-Perrot, Séptima Edición actualizada – Reimpresión,
Buenos Aires, 2004, Tomo II, pág. 479 y ss.
30CSJN, 5/04/1995, “Servicio Nacional de Parques Nacionales c/ Franzini, Carlos y/o propietarios de Finca Las Pavas”.
31Las normas de procedimiento que regulan la Expropiación Regular se encuentran principalmente en el Título VI, arts. 20 a 31 de la
ley 6.394; el Titulo VII –arts. 32 a 36-, regula la Expropiación Irregular. En el caso de la ley nacional 21.499 las normas de
procedimiento están en Título V, arts. 18 a 32, y la Expropiación Irregular en el Tìtulo VII, arts. 51 a 56.
32No abordaremos aquí el análisis de este supuesto, por cuestiones de extensión y porque escapa a los fines del presente trabajo, aunque
adelantamos la opinión de que sería muy probable que el mismo viole el principio de la indemnización justa e integral. Ello con sólo pensar que si
toma estado público la existencia de la autorización para expropiar entre los posibles participantes del remate, indudablemente va a disminuir el
valor venal del bien, porque a nadie le interesa adquirir una cosa que va a ser expropiada. En consecuencia, si se verifica dicha hipótesis, que es
sumamente probable, la Administración estaría abonando un precio de compra en el remate que no sería el valor objetivo del mismo, sino uno
disminuido resultante de la depreciación que produce el conocimiento de la autorización para expropiar. Entiendo que a esta situación le resultaría
aplicable el art. 32, inc. b de la ley 6394, previsto para la Expropiación Irregular, pues la ley de declaración de utilidad pública convertiría al bien a
rematarse en “indisponible”, por la evidente dificultad o impedimento para que la venta en remate –aunque forzada- se realice en condiciones
normales.
33En el artículo "La expropiación de bienes inmuebles en la Provincia de Córdoba: un análisis del régimen probatorio en sede judicial”, publicado
en el Suplemento de Derecho Administrativo y Constitucional de la Revista Foro de Córdoba, Nro. 17, págs. 63/81, planteé la inconstitucionalidad
del art. 15 de la ley 6.394.
34Art. 50 ley 21499: La acción por retrocesión prescribe a los tres años, computados desde que, habiendo quedado perfeccionada la
expropiación en la forma prevista en el artículo 29, al bien se le dio un destino ajeno al que la determinó, o desde que no habiéndosele
dado al bien destino alguno, hubieren transcurrido los plazos previstos en los artículos 35 y 39. El trámite previsto en el artículo 39
suspende el curso de esta prescripción. .
Art. 39 ley 3694: La acción por retrocesión sólo podrá intentarse dentro de los dos años, computados desde que habiendo quedado
perfeccionada la expropiación en la forma prevista en el art. 19 al bien se le dio un destino ajeno al que lo determinó, o al que, no
habiéndosele dado al bien destino alguno, hubieren transcurrido los plazos previstos por el art. 37, Inc. “b” y vencida la interpelación
judicial del art. 38. El trámite previsto en el art. 38 suspende el curso de este plazo.
Art. 34 ley 23554: En caso de guerra o ante su inminencia, el Poder Ejecutivo nacional podrá disponer requisiciones de servicios o de
bienes, convocatorias y sus excepciones para satisfacer necesidades de la defensa nacional. En la reglamentación de la presente ley
se determinará el procedimiento y los recaudos a los que se ajustarán las requisiciones.

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Módulo 4
12 Responsabilidad del derecho Público
Administración y control
Introducción. Aspectos generales.
Sabido es que, el Estado, con el objeto de cumplir sus fines de carácter público y procurar sus cometidos estatales,
realiza un sinnúmero de actividades.
Es por ello, que no resulta extraño que en el ejercicio de sus funciones (administrativas, judiciales y legislativas) ocasione
daños a los particulares. Así ocurre cuando un patrullero de la policía que en la persecución de un delincuente colisiona
el vehículo de un particular, o en el caso el dictado de una ley inconstitucional que provoca daños o una medida cautelar
mal trabada en el marco de un proceso judicial.
Ante tales acontecimientos, debe analizarse si el Estado debe resarcir los daños producidos, y en caso afirmativo ¿cuáles
son las condiciones o requisitos para que ello pueda ocurrir?
En este capítulo, abordaremos el estudio de la responsabilidad del estado, las condiciones exigidas por el ordenamiento
jurídico que tornan procedente la reparación del daño ocasionado.
Inicialmente analizaremos cual ha sido la evolución histórica de esta institución y cuál ha sido la actitud adoptada por la
jurisprudencia. Además, distinguiremos según se trate de daños provocados en ejercicio de la función administrativa,
judicial y legislativa, y los presupuestos específicos de responsabilidad en cada uno de los casos.

Tipos de responsabilidad
La división de la responsabilidad en contractual y extracontractual también es aplicable en el campo del derecho
público.

TIPOS DE RESPONSABILIDAD
Concepto: consiste en la obligación que tiene el Estado de resarcir el daño
ocasionado por su acción u omisión

Extracontractual
el camino hacia el reconocimiento de la responsabilidad extracontractual del
Estado, fue mucho más lento y controvertido, y en ese reconocimiento la labor de
los juristas y la jurisprudencia fue clave para llegar a una concepción que
establezca al Estado el deber de reparar los daños ocasionados en ejercicio de
función administrativa, legislativa y judicial.

Contractual
La responsabilidad contractual del Estado, deriva del incumplimiento de un
acuerdo de voluntades entre el Estado y un particular, y no ha generado
dificultadas en su aplicación y reconocimiento por parte de la doctrina y la
jurisprudencia.

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Evolución
EVOLUCIÓN
ETAPAS CRITERIOS
Desde la antigüedad hasta después de El Estado no comete errores que le puedan ser atribuibles. Primero por la
la Revolución Francesa soberanía del monarca, y luego porque esa soberanía pasa al pueblo
Comenzó reconociendo la responsabilidad por faltas objetivas en la prestación de
Jurisprudencia del Consejo de Estado
servicios públicos y culminando con la aceptación de la responsabilidad del Estado
Francés
por actos judiciales y legislativos
Procura armonizar los derechos de los miembros de la comunidad con el interés
general, de modo que, cuando un particular tenga que sacrificar su derecho
Surgimiento del Estado de Derecho
individual en aras del bien común, sea objeto de una justa reparación el daño
sufrido
Teoría de la doble personalidad Solo podía responder cuando actuaba como sujeto privado
Inglaterra 1947 se iguala la En Estados Unidos en 1946
responsabilidad estatal a la privada

La aceptación de la responsabilidad del Estado, cuando éste desarrolla su actividad en el ámbito del derecho público,
fue de tardía aparición en la historia.
A grandes rasgos la evolución que tuvo lo referido a la responsabilidad del estatal pasó de sólo admitirse la
responsabilidad extracontractual del Estado en el campo del derecho privado, pues el Estado soberano era
considerado irresponsable, salvo casos excepcionalmente previstos.
Sobre la base del principio de soberanía, se consideraba que el Estado soberano no podía provocar daños. Pero tal
concepción, por la injusticia que implicaba para la víctima del obrar estatal fue abandonada, lenta pero
progresivamente por los distintos ordenamientos jurídicos, para reconocer finalmente la responsabilidad del Estado en
todos sus órdenes.
El concepto de responsabilidad del Estado frente a los individuos por hechos dañosos de éste hacia terceros ha ido
variando con el tiempo y en distintas formas. De la absoluta irresponsabilidad estatal y de sus agentes, sintetizado en
el precepto de thekingcant do no wrong, se evolucionó al reconocimiento de la responsabilidad del agente público, no
así la del Estado.
Luego se reconoció la de ambos, hasta consagrar finalmente la responsabilidad del Estado en forma directa, en el
ámbito del derecho público.

Antecedentes históricos
El camino de la irresponsabilidad del Estado hacia su reconocimiento.
 En el derecho Antiguo, específicamente en Roma, en la época de la República, si bien se reconocían ciertos
derechos frente al Estado, los individuos carecían de medios procesales concretos para hacer valer tales
derechos.
La regla general consideraba que el abuso que podía generar responsabilidad debía imputarse al funcionario,
en la medida que tal obrar constituía una extralimitación de sus funciones. Estos eran los responsables ante los
administrados y el Fisco formado por los fondos necesarios para la administración del Estado. En otras palabras,
la obligación de reparar el daño causado era soportada por la persona que lo cometiera.
 Por otra parte, el fisco era considerado como el conjunto de bienes y fondos formado para la correcta
administración del Estado, concepción que se fue perdiendo, en la época del Imperio, para confundirse con los
bienes del emperador, lo que trajo aparejado que los mismos no fueran susceptibles de ninguna medida legal.
No se concebía en este período que el Estado pudiera ser deudor o acreedor, en el sentido que del derecho
Moderno. Nadie en Roma tenía un crédito en contra del Estado. En consecuencia éste tenía el carácter de
propietario irresponsable. (Colautti Carlos E., La Responsabilidad del Estado. Problemas constitucionales, Ed.
Rubinzal – Culzoni, p. 16).
 En los Estados Nacionales absolutistas era ilusorio responsabilizar a quien declaraba tener un poder surgido de
Dios y ser su representante en la tierra.
 Durante la monarquía absoluta, se estructuró una concepción que impedía cualquier tipo de reparación a los
súbditos por daños ocasionados por el Estado, salvo que el monarca lo dispusiese por su propia voluntad.
Ninguna de las decisiones del monarca podía generar responsabilidad. Esta construcción suponía la
infalibilidad del Rey, quien no puede obrar mal, ni puede causar perjuicio alguno (thekingcant do no wrong).

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Tal estado de cosas no cambió con la Revolución francesa, que sustituyó la soberanía del monarca por la soberanía del
pueblo, articulada sobre la idea del predominio de la voluntad general, considerada soberana e infalible. La soberanía
del pueblo no reconocía limitaciones, porque se mantiene, en esta etapa, la concepción de irresponsabilidad estatal.
Pero tales posturas no podían perdurar. En efecto, como enseña Cassagne, la justicia y la evolución de la ciencia jurídica
no podían tolerar por más tiempo concepciones tan lesivas de derechos fundamentales del individuo, que tornaban
ilusorios sus derechos. (Cassagne Juan Carlos, Derecho Administrativo T. I, 6° Edición, p. 265, Ed. AbeledoPerrot, Buenos
Aires).
 El proceso hacia el reconocimiento de la responsabilidad estatal, se inicia y consolida en la jurisprudencia del
Consejo de Estado francés, quien comenzó reconociendo la responsabilidad por faltas objetivas en la
prestación de servicios público y culminando con la aceptación de la responsabilidad del Estado por actos
judiciales y legislativos. (Cassagne Juan Carlos, Derecho Administrativo T. I, 6° Edición, p. 265 y ss., Ed. Abeledo
Perrot, Buenos Aires).
 A partir del surgimiento del Estado de Derecho, se consagraron límites desconocidos hasta ese momento a la
autoridad estatal, rechazando la concepción de poderes jurídicos absolutos e ilimitados a favor del Estado. Esta
concepción, procura armonizar los derechos de los miembros de la comunidad con el interés general, de modo
que, cuando un particular tenga que sacrificar su derecho individual en aras del bien común, sea objeto de una
justa reparación el daño sufrido.
En ese sentido se ha considerado que, el Estado de Derecho presupone una autolimitación de sus propios
poderes por parte del Estado que permite reconocer la posibilidad de reparación por actos o hechos que le
sean jurídicamente imputables.
Sobre tales bases, se inició un lento camino hacia el reconocimiento de la responsabilidad estatal cuando opera
en el ámbito del derecho público.
 A comienzos del siglo XIX, siguiendo la clasificación montada por la "teoría del Fisco" -de origen romano-, se
distinguió entre los llamados:
 "actos de gestión" que eran considerados de naturaleza civil, por existir una igualdad de derechos
entre las partes y
 actos de iure imperii, donde no existía igualdad de derecho- caían en el dominio de las relaciones de
poder.
De esa distinción provino la atribución de una doble personalidad al Estado, en la que sólo podía ser
responsabilizado en cuanto actuaba como persona privada (actos de gestión).

La irresponsabilidad absoluta del Estado en el ámbito del Derecho Administrativo duró hasta fines del siglo XIX,
cuando en el año 1873 el Consejo de Estado francés resolvió los casos "Blanco" y "Pelletier".
En el caso “Blanco” emitido por el Tribunal de Conflictos francés el 8 de diciembre de 1873, el Sr. Blanco había
interpuesto una acción a favor de su hija atropellada por una vagoneta al servicio de “Manufacture des Tabacs”,
solicitando el reconocimiento de una indemnización por parte de la empresa. En el caso se resolvió que la
responsabilidad del Estado no surge de la legislación civil - que regula las relaciones entre particulares-, sino que radica
en la idea de falta de servicio, extraña al derecho civil, donde la noción de responsabilidad extracontractual exige la
presencia de la culpa del agente. En cambio la falta de servicio, supone la ejecución irregular o defectuosa de un
servicio público, que abarca toda la actividad jurídica o material emanada de los poderes públicos que constituye la
función administrativa del Estado, cuando ocasiona perjuicios a los administrados.

En el caso “Pelletier” se distinguió entre la "falta de servicio" y la "falta personal", limitándose el responder del Estado
únicamente al primer supuesto.
Se entendía que se configuraba la faute du service cuando el funcionario cumplía con su obligación y sin embargo el
servicio no funcionaba, funcionaba mal o tardíamente.
En cambio, había culpa del funcionario cuando éste se extralimitaba en sus funciones: en ese caso él sería el único y
exclusivo responsable.

En el ámbito del commonlaw, a mediados del siglo XX, se dictan normas que reconocen la responsabilidad del estado.
Tal fue el caso del ordenamiento jurídico británico a través del dictado de la “Crown ProceedingsAct” de 1947 se sometió a
la Corona a mismo régimen de responsabilidad que le cabe a una persona privada.

Por su parte, en los Estados Unidos, a partir de la “Federal TrotClaimsAct” de 1946, se reconoció expresamente la
responsabilidad del Estado, aunque sólo se pudiera comprobar una actuación culposa del agente público (Agüero Piñero, Juan

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Pablo, Responsabilidad del Estado: una reseña de su evolución y situación actual, Suplemento de Derecho Administrativo y
Constitucional, Foro de Córdoba, Año 1 N° 3 Año 2000).

La responsabilidad del Estado a la luz de la jurisprudencia de la Corte Suprema nacional.


En nuestro país, la construcción jurídica elaborada en torno a la responsabilidad estatal, procede de la labor jurisprudencial
de la Corte Suprema.
Es que desde la perspectiva normativa, fuera de lo establecido por el art. 1112 del Código Civil, en relación a la
responsabilidad de los funcionarios públicos, no existe legislación que en forma general regule la responsabilidad estatal. Y en
ese contexto, en el desarrollo progresivo hacia el reconocimiento de la responsabilidad estatal, la labor de la jurisprudencia
de la Corte Suprema ha resultado fundamental.

Evolución en Argentina
El Alto Tribunal mantuvo su tesitura de consagrar la
irresponsabilidad del Estado Nacional, alegando por una parte que
el Estado Nacional para ser demandado debía dar su expreso
consentimiento. Además se sostenía que, el mismo no era
responsable por el pago de daños y perjuicios por actos o hechos
de sus dependientes por imperio del entonces artículo 43 del
Primera etapa 1860 / 1933 Código Civil (reformado por la ley 17.711 en 1968), que consagraba
la irresponsabilidad de las personas jurídicas. En virtud de ello la
irresponsabilidad estatal ocurría, tanto cuando el Estado producía
actos de “gestión” (como persona jurídica), como cuando actuaba
con actos de “imperio” (como poder público)
Rechazo de la Corte al reconocimiento
Basado en la soberanía del estado
1933 Corte (caso Devoto y cnía c/ Gobierno Nacional) reconoce
Segunda Etapa 1933 responsabilidad por el derecho de sus dependientes (art. 1113 CC
–actualmente reemplazado por nuevo CCC- por culpa y acción
Incluye responsabilidades directa; responsabilidad de hechos de
sus dependientes (Ferrocarril Oeste c/Pcia Bs. As. Defecto registral)
Caso Vadell c/ Pcia de Bs as reconoce responsabilidad directa y
Tercera Etapa 1938
objetiva por hechos u omisiones. El accionar de los órganos del
estado es propia por funcionamiento defectuoso en la función
pública

Primera Etapa: La irresponsabilidad del Estado


Esta primera etapa se destaca por el rechazo de la Corte al reconocimiento de la responsabilidad del Estado.
Si bien, en la causa “Bates Stokes y Cía. c/ Gobierno Nacional” (Fallos1:259), en la que los actores reclamaban la
indemnización por daños causados con motivo de la inundación de galpones de la aduana, atribuida a empleados de la
misma, el Alto Tribunal, reconoció la responsabilidad del Estado por tales hechos, tal criterio fue abandonado en fallos
posteriores.
Al poco tiempo, en la causa “Seste Vicente y Seguich Antonio c/ Gobiernos Nacional (Fallos 1:317), va delinear la
doctrina judicial preponderante en esta etapa.
En este caso, los actores perseguían una indemnización por el mayor tiempo que habían servido al Estado. Sostuvieron
que se engancharon como personeros de guardias nacionales y, a pesar de que la guardia nacional fue licenciada en
diciembre de 1861, ellos sirvieron hasta agosto de 1863. En consecuencia debía abonárseles un aumento proporcional
del premio recibido por el enganche.
La Corte, para rechazar la demanda, destacó que, el Poder Ejecutivo Nacional es soberano en su esfera y como tal no
puede ser arrastrado por los particulares ante los tribunales, sin su expreso consentimiento. Una solución contraria,
expresó la Corte, daría al Poder Judicial una superioridad inconciliable con la supremacía que se otorga al Jefe de la
Nación, y el derecho de arreglar el pago de deudas públicas exclusivamente cometido al Congreso, art. 67 inc. 6 de la
Constitución 1853-1860.
Igual criterio sostuvo en “Núñez Anselmo c/ Gobierno Nacional” (sentencia del 27 de agosto de 1872), ante un reclamo
indemnizatorio de un súbdito español por una propiedad confiscada durante la guerra de la Independencia en la que se

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Derecho Administrativo
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reclamaba la diferencia de precio entre el monto reconocido por el Estado Nacional y el precio del inmueble al
momento de la confiscación. En esta causa resolvió, como en otras causas anteriores, que el Poder Ejecutivo Nacional
no podía ser demandado sin su expreso consentimiento.

A lo largo de este período que abarca desde 1860 hasta 1933, el Alto Tribunal mantuvo su tesitura de consagrar la
irresponsabilidad del Estado Nacional, alegando por una parte que el Estado Nacional para ser demandado debía dar su
expreso consentimiento. Además se sostenía que, el mismo no era responsable por el pago de daños y perjuicios por
actos o hechos de sus dependientes por imperio del entonces artículo 43 del Código Civil (reformado por la ley 17.711
en 1968), que consagraba la irresponsabilidad de las personas jurídicas. En virtud de ello la irresponsabilidad estatal
ocurría, tanto cuando el Estado producía actos de “gestión” (como persona jurídica), como cuando actuaba con actos
de “imperio” (como poder público) (Coronel German A., Responsabilidad del Estado por acto ilícito de sus
dependientes, en Revista d Derecho de Daños N° 9 sobre Responsabilidad del Estado, Ed. RubinzalCulzoni, Sante Fe,
2000, p. 381).
A esta altura, debe recordarse que en relación a la actuación estatal, se partía de una doble personalidad del Estado:
 cuando éste actuaba como poder público o con “imperio” su irresponsabilidad se sustentaba en la soberanía
estatal.
 En cambio, cuando realizaba actos como cualquier otra persona jurídica, su responsabilidad se limitaba al
ámbito contractual, pero no extracontractual, pues el citado art. 43 del Código Civil, disponía que las personas
jurídicas no respondían por los daños que pudiere Posteriormente, esta postura se flexibilizaría, admitiendo la
responsabilidad del Estado en los casos en que exista una norma expresa que reconociera el deber de reparar
los daños ocasionados por sus dependientes (Fallos 130:62).
No obstante, reiteramos, el criterio predominante de irresponsabilidad estatal, se mantuvo incólume., hasta avanzado
el siglo XX.
En efecto, tal postura se mantuvo en los precedentes, “Gómez c/ Nación” (Fallos 2:36), “Cardinale c/ Municipalidad de
Villa Mercedes” (Fallos 23:326), “José Wicki c/ Provincia de Entre Ríos” (Fallos 153:158), entre muchos otros.
En éste último caso, la Corte, aun admitiendo la comisión de excesos u errores por parte de la autoridad policial, no
procedía la responsabilidad estatal, por haber actuado sus agentes en el ejercicio de la función de poder público. n
ocasionar, cualquiera fuese el acto o hecho que lo generara.

Segunda Etapa. El reconocimiento de la responsabilidad


En 1933, la Corte en la causa “Tomás Devoto y Cía. c/ Gobierno Nacional” (Fallos 169:111), va a iniciar una nueva
etapa de reconocimiento de la responsabilidad estatal.
En el caso se había reclamado la reparación de los daños ocasionados con motivo del incendio provocado por la culpa o
imprudencia de unos empleados nacionales que intervenían en la reparación de una línea telegráfica del Estado; el
siniestro había tenido inicio en el campamento de los dependientes, a causa de chispas desprendidas de un brasero que
se utilizaba en un terreno cubierto de pasto seco y sin las suficientes precauciones.
El máximo Tribunal, va a reconocer la responsabilidad estatal por los hechos de sus dependientes y sostuvo “el
estrago de autos ha podido ser previsto y evitado desde que él ha ocurrido por falta de atención de los agentes del
Gobierno, y en tanto éstos ejecutaban trabajos bajo su dependencia”. Formulando, para condenar al Estado, una
interpretación extraída del Derecho Privado y haciendo mención expresa de los Art. 1113 y 1109 del Código Civil.
Es decir, a partir de esta etapa la Corte comienza a admitir la responsabilidad estatal por culpa y por la acción de sus
dependientes, en perjuicio derivados de la explotación de un servicio público, sin que fuera impedimento para ello, el
antiguo art. 43 del Código Civil.

Tercera Etapa. De la responsabilidad indirecta del Estado a responsabilidad directa. La


responsabilidad por falta de servicio.
En 1938, en el caso “Ferrocarril Oeste c/ Provincia de Buenos Aires” (Fallos 182:5), la Corte reconoce la
responsabilidad extracontractual del Estado de la Provincia de Buenos Aires, por la prestación defectuosa del servicio
de expedición de certificados registrales, incorporando la noción de falta de servicio como fundamento de la reparación
del daño ocasionado.
La causa había sido iniciada por Ferrocarril Oeste, con el objeto de obtener el pago de una suma de dinero que había
tenido que abonar al reivindicante de un terreno para recuperar su propiedad.

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Derecho Administrativo
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El origen del perjuicio sufrido por la empresa actora se encontraba en un certificado del Registro de Propiedad de la
provincia, expedido en 1914, que acreditaba el dominio de un lote de terreno en cabeza de quien había sido su titular,
pero que ya lo había enajenado por escritura pública debidamente inscripta en el mismo registro certificante.
El informe erróneo, motivó que el Ferrocarril Oeste adquiriera el inmueble a quien ya no era su titular y previo juicio de
reivindicación, fue condenada abonar una suma de dinero al verdadero propietario.
Por tal motivo Ferrocarril Oeste plantea ante los tribunales su reclamo en contra de la Provincia de Buenos Aires,
tendiente a obtener la reparación por el daño sufrido por el defectuoso obrar del Registro de la propiedad provincial.
La Corte reconoce la responsabilidad extracontractual del Estado de la Provincia de Buenos Aires por la prestación
defectuosa del servicio de expedición de certificados registrales. Para ello recurre nuevamente al art. 1113 del C.C., es
decir continúa invocando la responsabilidad indirecta, pero por primera vez hace referencia, en forma conjunta, a la
norma contenida en el art. art. 1112 como fundamento de la responsabilidad del Estado.
Recordemos que éste último establece: “Los hechos y omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus
funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son
comprendidos en las disposiciones de éste Título”.
Hasta ese momento, la mayoría de la doctrina interpretaba que el art. 1112 del C.C., hacía referencia únicamente a la
responsabilidad del funcionario frente al Estado y que no involucraba a éste en su responsabilidad frente a los
particulares damnificados (Agüero Piñero, Juan Pablo, op.cit., p. 17).
Esta línea jurisprudencial, si bien no implicó el reconocimiento de un responsabilidad directa ni tampoco de naturaleza
objetivo, la importancia del fallo radica en reconocer que las relaciones en materia de responsabilidad del Estado se
rigen por el Derecho público y que la aplicación del Código Civil se realiza por razones de justicia y equidad y en la
incorporación del concepto de falta de servicio como fundamento de la responsabilidad estatal.

A partir de “Vadell Jorge c/ Provincia de Buenos Aires” de 1984 (Fallos 306:2030) la Corte, comienza a adoptar el
criterio de que el Estado es responsable en forma directa y objetivamente por los hechos y actos administrativos
irregulares.
En este caso, la Corte responsabilizó a la Provincia de Buenos Aires por daños producidos en razón de las omisiones en
que incurriera el Registro de la propiedad, que había atribuido el dominio de un inmueble a quien en realidad no le
correspondía, otorgándose escritura en perjuicio del actor.
La Corte, para fundamentar la responsabilidad de la Provincia de Buenos Aires, sostuvo que: “quien contrae la
obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin que ha sido establecido,
siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o irregular ejecución , principio que encuentra su
fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art. 1112 C.C. y pone en juego la responsabilidad extracontractual del
Estado en el ámbito del derecho público que no requiere, como fundamento de derecho positivo, recurrir al art. 1113
C.C., al que ha remitido desde antiguo, exclusiva o concurrentemente, sentencias anteriores de la Corte Suprema en
doctrina que sus actuales integrantes no comparten”.
Agregando que “no se trata de un responsabilidad indirecta la que en el caso se compromete, toda vez que la actividad
de los órganos o funcionarios del Estado realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades de las que
dependen, ha de ser considerada propia de éstas que deben responder de modo principal y directo por sus consecuencias
dañosos”.
Como señala Cassagne, “la principal consecuencia que se desprende la doctrina de “Vadell” consiste en que al
desplazarse la culpa como factor de atribución, no resulta necesario acreditar la culpa del agente y ni siquiera
individualizar al autor del daño. Basta acreditar el funcionamiento defectuoso o irregular del servicio para que se
configure el factor objetivo que permita atribuir la responsabilidad” (Cassagne Juan Carlos, Las grandes líneas de la
evolución de la responsabilidad patrimonial del Estado en la jurisprudencia de la Corte Suprema, en Responsabilidad del
Estado y del funcionario público, Jornadas de la Universidad Austral, junio de 2000).

De lo expuesto puede concluirse que la responsabilidad del Estado será siempre “directa”, ya que es considerada
como producida por el Estado mismo y “objetiva”, entendiendo por tal su inexcusabilidad de la reparación frente al
daño material producido en ejercicio regular o irregular de las funciones o servicio, aun cuando no haya un reproche
subjetivo de atribución en el sentido tradicional.

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Fundamentos de la responsabilidad estatal

Fundamentos
Constitucionales

Artículos 4, 16 infine Artículo 17 Artículos 14 a 20 y 28 y 75


inciso 22

Sacrificio especial e igualdad


ante las cargas públicas, Garantía del Derecho Derecho adquiridos
contribuciones equitativas y de Propiedad frente al Estado
proporcionales que respeten la
igualdad frente a la ley

Reconocida la responsabilidad estatal, tal como sostiene Marienhoff (Tratado de Derecho Administrativo, T. IV, Ed.
AbeleldoPerrot), es necesario determinar cuál es su fundamento.
Algunos autores, entre los que éste autor ubica a Duguit, considera que la responsabilidad del Estado por los daños que
ocasione encuentra su fundamento en los “riesgos sociales”, lo cual implica excluir la “culpa” estatal como fundamento
de su deber de resarcir los daños que produzca por los hechos o actos que le sean imputables (Marienhoff Miguel S.,
Tratado de Derecho Administrativo, T. IV, Ed. AbeleldoPerrot, p. 695). Esta teoría, según Bianchi, preconiza la
responsabilidad objetiva y excluye la noción de culpa se opone naturalmente a la de quienes ven en esta última el
fundamento del deber de indemnizar a cargo del Estado.
“Como puede verse ambas doctrinas acusan una marcada influencia civilista propia de la explicación de la
responsabilidad en una etapa en que el derecho público no había desarrollado todavía sus potencias autonómicas”
(Bianchi Alberto. B, Panorama actual de la responsabilidad del Estado en el Derecho comparado, L.L. 1996-A, p. 922 y
ss.).
Otro criterio sostiene la necesidad del dictado de una ley formal que expresamente reconozca el deber de reparar el
daño causado. Es la posición adoptada en nuestro país por Bielsa. (Marienhoff Miguel S., op. cit, p. 696).

Según Dromi, en opinión que compartimos, el fundamento de la responsabilidad estatal se encuentra en la


Constitución, toda vez que la actividad de alguna de sus órganos causa un perjuicio especial a un habitante de la Nación,
en violación de los derechos que la misma Constitución consagra. (Dromi Roberto, Derecho Administrativo, Ed. Ciudad
Argentina, 11° Edición, Buenos Aires, 2006, p.1078, en igual sentido Marienhoff Miguel S. op.cit, p. 698 y ss.,).
Y agrega, el autor citado, que de nuestro ordenamiento constitucional pueden extraerse los siguientes principios
fundantes de la responsabilidad estatal:
a) sacrificio especial e igualdad ante las cargas públicas: Los Art. 4 y 16 in fine de la C.N., determinan que
las contribuciones exigidas a los habitantes deben ser equitativas y proporcionales. Si se produce un
sacrificio especial por acto, legítimo o no, de cualquier órgano, deben restablecerse la “igualdad de
todos los habitantes” mediante una indemnización a cargo del Estado que generalice el sacrificio
especial que se ha exigido al damnificado.
b) Garantía del derecho de propiedad: el art. 17 de la C.N. dispone que nadie puede ser privado de su
propiedad sin ser indemnizado, en consecuencia, toda vez que el Estado afecte un derecho debe
indemnizar.
c) Derechos adquiridos: los derechos individuales reconocidos en la C.N. (Art. 14 a 20, 28 y 75 inc. 22)
constituyen derechos adquiridos por los particulares en sus relaciones frente al Estado. Por eso no se los
puede desconocer sin indemnización.
En conclusión, del propio texto constitucional puede extraerse el fundamento del deber de reparar del Estado. De la
norma suprema, surge la protección a los derechos de los administrados contra cualquier daño injustamente, por

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Derecho Administrativo
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cualquiera de su órganos, sea en ejercicio de la función administrativa, legislativa o judicial (Dromi Roberto, op. cit., p.
1079).

Responsabilidad extracontractual del estado por su actividad ilegitima


Evolución. Remisión
Como se señalado, la responsabilidad estatal por su obrar ilegítimo, tras iniciales criterios que sostenían la
irresponsabilidad estatal, se fue abriendo paso a posturas que paulatinamente admitieron la responsabilidad estatal.
Concretamente, nuestra Corte Suprema lo reconoció a partir del citado caso “Devoto”, a cuyo análisis y posterior
evolución de la doctrina del Alto Tribunal argentino, nos remitimos a lo expresado al punto III.2.
A continuación analizaremos cuales son los requisitos exigidos para que sea procedente la responsabilidad
extracontractual del estado por su obrar ilegítimo.
Presupuestos
El daño es necesario que sea provocado por la
persona del agente o funcionario, actuando en el
Responsabilidad Que el acto o hecho dañoso sea ámbito del vínculo que se establece con la función
imputable materialmente a un asignada. En todo lo que exceda ese ámbito, la
extracontractual del
órgano del estado en ejercicio u responsabilidad recaerá en cabeza del agente
estado por su actividad (falta personal) y no en la organización (falta de
ocasión de sus funciones
ilegitima servicio).Teoría del Órgano

Debe existir un daño cierto, real y efectivo en el


Daño resarcible en los afectado, que puede comprender el daño
derechos del administrado
patrimonial como el daño moral actual o futuro

Presupuestos Conforme lo ha sostenido la Corte, a


Falta de servicio. partir del caso “Vadell”, la existencia
a. un deficiente funcionamiento o una de la falta de servicio se verifica por
deficiente organización: por negligencia, cumplir, el Estado, de un modo
errores irregular los deberes y obligaciones
b. un funcionamiento tardío impuestos por el ordenamiento
jurídico Es decir, que siempre que el
c. una ausencia de funcionamiento
servicio no funcionó, funcionó mal o
tardíamente se configura la
responsabilidad estatal.

La Corte Suprema ha precisado que debe existir


Conexión causal entre la como condición indispensable para que pueda
conducta y el daño atribuirse al Estado el deber de resarcir el daño “la
existencia de una relación de causa a efecto entre el
hecho que se imputa a la Administración y el daño
producido”

Para que pueda atribuirse responsabilidad al Estado por sus hechos o actos ilegítimos, se han señalado los siguientes
presupuestos:
a) Que el acto o hecho dañoso sea imputable materialmente a un órgano del Estado en ejercicio u
ocasión de sus funciones.
Lo que se requiere es atribuir las consecuencias jurídicas de una conducta del agente estatal al Estado y para ello,
la Corte Suprema, ha recurrido a la “teoría del órgano”.
En virtud de esta teoría, el Estado no puede actuar sin órganos, porque solamente a través de ellos puede
expresar su voluntad y su acción. De modo que cuando actúa el órgano, es como si actuara la persona jurídica, en
este caso, el Estado. (Mertehikian Eduardo, La responsabilidad pública: análisis de la doctrina y la jurisprudencia
de la Corte Suprema, 1° Edición, 2006, p. 82).
Pero para establecer la imputación de la conducta del agente estatal, se requiere que éste haya actuado en
ejercicio o en ocasión de la función. Determinando el alcance de tal exigencia, Mertehikian, señala que “en tanto
los perjuicios sean provocados por la actuación de un órgano del Estado en ejercicio aparente o real de los poderes

44
Derecho Administrativo
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conferidos por el ordenamiento jurídico, el Estado deberá responder por las consecuencias patrimoniales de tal
actuación. (Mertehikian Eduardo, op. cti., p. 89).
En otras palabras, el daño es necesario que sea provocado por la persona del agente o funcionario, actuando en
el ámbito del vínculo que se establece con la función asignada. En todo lo que exceda ese ámbito, la
responsabilidad recaerá en cabeza del agente (falta personal) y no en la organización (falta de servicio).

b) Daño resarcible en los derechos del administrado.


Para que tenga lugar la responsabilidad estatal, debe existir un daño cierto, real y efectivo en el afectado, que
puede comprender el daño patrimonial como el daño moral actual o futuro. Lo que como es lógico, excluye los
daños puramente eventuales o hipotéticos.

c) Falta de servicio.
La Corte ha resuelto que la responsabilidad del Estado por las acciones u omisiones de sus agentes se genera
en la idea de falta de servicio. Ahora bien, ¿en qué caso nos encontramos frente a la falta de servicio estatal?
(Constitución, ley, reglamento o acto) o por el defectuoso funcionamiento del servicio público. Conforme lo ha
sostenido la Corte, a partir del caso “Vadell”, la existencia de la falta de servicio se verifica por cumplir, el
Estado, de un modo irregular los deberes y obligaciones impuestos por el ordenamiento jurídico
Agregando el Alto Tribunal que, quien contrae la obligación de prestar un servicio, lo debe realizar en
condiciones adecuadas para llenar el fin que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que
causare su incumplimiento o irregular ejecución.
Es decir, que siempre que el servicio no funcionó, funcionó mal o tardíamente se configura la responsabilidad
estatal. En este sentido, López Mesa, considera que los daños de dicha prestación defectuosa del servicio puede
provenir de:
 un deficiente funcionamiento o una deficiente organización: por negligencia, errores, pérdidas de
documentación, ejecuciones materiales irregulares;
 un funcionamiento tardío: retardo abusivo en la reparación de un edificio, en la demora innecesaria en
la realización de trámites administrativos para efectivizar una expropiación dispuesta por ley;
 una ausencia de funcionamiento: en el supuesto de un servicio no prestado (López Mesa, Marcelo J., en
Tratado de la Responsabilidad de la Responsabilidad Civil, Trigo Represas, Félix A. – Lopez Mesa Marcelo
J., Ed. La Ley, 1° Ed., Buenos Aires, 2004, p. 86).
En estos casos la responsabilidad estatal, es siempre directa y objetiva, se independiza de la de la idea
de culpa y no requiere individualización del autor del daño (Cassagne Juan Carlos, La Responsabilidad
extracontractual del Estado en la Jurisprudencia de la Corte, ED, 114-215).
Es directa porque toda conducta dañosa se atribuye directamente al Estado, de cuya
organización forma parte el agente estatal causante del daño, en la medida que todas las
personas que el Estado designa en funciones por él encomendadas son su órganos, y a la vez las
personas físicas que desempeñan la titularidad de tales órganos se identifican con el ente, en
este caso el Estado (Lopez Mesa, Marcelo J., en Tratado de la Responsabilidad de la
Responsabilidad Civil, Trigo Represas, Félix A. – Lopez Mesa Marcelo J., Ed. La Ley, 1° Ed.,
Buenos Aires, 2004, p. 55).
Es objetiva porque se prescinde del requisito de voluntariedad del agente.
a) Conexión causal entre la conducta y el daño.
El perjuicio producido por el Estado para ser indemnizable requiere la existencia de un nexo causal
adecuado entre el acto imputable a la Administración y la lesión sufrida por el reclamante, supuesto que
puede tener lugar, aun cuando no se identifique al funcionario o agente autor del perjuicio. (Agüero
Piñero, op.cit. p. 20).
La Corte Suprema ha precisado que debe existir como condición indispensable para que pueda
atribuirse al Estado el deber de resarcir el daño “la existencia de una relación de causa a efecto entre el
hecho que se imputa a la Administración y el daño producido” (CSJN, 30/6/99, “C., J.A. y otros”, L.L.2000-
B-498).

La responsabilidad extracontractual del estado por su actividad legítima


La responsabilidad extracontractual del Estado por su obrar lícito tuvo mayores reparos y un reconocimiento tardío en la
jurisprudencia, transitado un período en que ella no era reconocida a su aceptación en el estado actual.

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Derecho Administrativo
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La evolución en la jurisprudencia
Primera etapa: la irresponsabilidad
En una primera postura de la Corte Suprema, se rechazó la responsabilidad del Estado cuando estaban en juego daños
producidos por el obrar lícito de aquél.
En la causa “Establecimientos Gratry S.A. c/ La Nación” (1938), en la que se reclamaba la indemnización por la
aplicación de tributos, la Corte puntualizó que “el ejercicio de un poder legal, como lo es el de crear impuestos, o
modificar los existentes…puede ciertamente producir perjuicios en el patrimonio de los particulares sin que tal
circunstancia sea obstáculo contra su legitimidad, so pena de detener la actividad gubernativa, en consideración de una
garantía – la de propiedad privada- que no puede interpretarse con semejante extensión” (Fallos180:107).
Desde esas época, la Corte rechazó la responsabilidad del Estado por su obrar lícito, con fundamento en el principio del
art. 1071 del C.C. y en el alcance asignado al derecho de propiedad, que suscita amparo constitucional sólo frente al
desapoderamiento directo y no ante el perjuicio resultante del ejercicio de poderes legítimos (Lopez Mesa, Marcelo J.,
op.cit. p. 105).
Segunda etapa: El reconocimiento de la responsabilidad por el obrar lícito
En 1946, la Corte modificaría su postura. En efecto, en una causa en la que reclamaba una indemnización a raíz de
inundaciones producidas en campos de particulares por obras hidráulicas efectuadas por la Provincia de Buenos Aires, la
Corte admitió la responsabilidad estatal por su obrar lícito (CSJN, “Laplacette c/ Provincia de Buenos Aires” L.L:,
29,697).
Posteriormente, la Corte consolidará su postura de aceptación de la responsabilidad estatal por su obrar legítimo a
partir del dictado de la sentencia de fecha 22 de septiembre de 1975 en la causa “Los Pinos S.A. c/ Municpalidad de la
Capital”, en la que se encontraba en discusión la indemnización por perjuicios ocasionados por la revocación por
razones de oportunidad y conveniencia, de un permiso otorgado por la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires para
el funcionamiento de un albergue por horas.
Sostuvo la Corte que en ese caso la indemnización tenía por objeto tutelar la incolumidad del patrimonio lesionado al
dejarse sin efecto una autorización anterior. Señalando que el sacrificio impuesto en forma particular a Los Pinos S.A.,
en beneficio de toda la comunidad, no era propio que fuese soportado únicamente por aquélla, puesto que de ese
modo lo sería en desmedro del principio de igualdad ante las cargas públicas, consagrado en el art. 16 de la
Constitución Nacional (CSJN, 22/12/1975) L.L. 1976-B-300).
Criterio seguido en otras causas posteriores: “Cantón c/ Gobierno Nacional” (LL1979-C-219), Motor Once (LL, 1988-A-5),
Tejeduría Magallanes (LL, 1990-C-454), entre muchos otros.
Desde entonces la Corte ha sentado el principio de que cuando la actividad lícita estatal, aunque inspirada en
propósitos de interés colectivo, se constituye en causa eficiente de un perjuicio para los particulares – cuyo derecho
se sacrifica por aquel interés general- los daños deben ser atendidos en el campo de la responsabilidad por su obrar
lícito (Lopez Mesa, Marcelo J., op.cit. p. 107).

Fundamento de la responsabilidad estatal por su actividad lícita


Siguiendo a Comadira, sostenemos que el fundamento de la responsabilidad del estado por su actividad lícita, radica en
las garantías de la propiedad, igualdad, libertad y razonabilidad consagrados por la Constitución Nacional (arts. 14, 17,
16,19 y 28) (Comadira Julio R., La responsabilidad del Estado por su actividad lícita o legítima, ED Suplemento de
Derecho Administrativo de fecha 31/10/2002).

Presupuestos de la responsabilidad estatal por su actividad lícita


A los fines de la procedencia de la indemnización por la actividad lícita del Estado, se exige:
a) La existencia de un daño actual y cierto;
b) La relación de causalidad directa e inmediata entre el accionar del Estado y el perjuicio;
c) La posibilidad de imputar jurídicamente esos daños al Estado;
d) Ausencia del deber de soportar, por parte del damnificado, del perjuicio sufrido, en la medida en que
existen ciertos perjuicios o daños universales que deben obligatoriamente, ser soportados por todo
los ciudadanos.
e) El sacrificio especial. El daño para ser indemnizado debe ser, por una parte, sufrido por una persona
en particular o un número determinado de ellas y además constituir una afectación irrazonable de la
propiedad por imponer un sacrificio superior o una carga desproporcionada al exigible
igualitariamente a raíz de la vida en comunidad.

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Derecho Administrativo
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Supuestos de la responsabilidad estatal por su actividad lícita
Las situaciones en las que es procedente la indemnización por el ejercicio de una actividad lícita del estado son diversas,
y en muchos casos, está prevista legalmente la reparación.
A título de ejemplo, y sin pretender agotar la casuística, podemos señalar los siguientes:
a) Expropiación de un bien privado por causa de utilidad pública;
b) La revocación por razones de oportunidad, mérito o conveniencia;
c) La realización de obras públicas que deriven en una disminución en el valor de los inmuebles linderos de
particulares;
d) Leyes que establecen el monopolio estatal de actividades, vulnerando el derecho de particulares que tenían a su
cargo dichas actividades y que debieron cesar su fabricación o comercialización de los respectivos bienes;

La responsabilidad del estado por omisión


En este capítulo abordaremos el estudio de situaciones en las que el Estado provoca daños por su falta de actuación, en
por ejemplo:
 cuando omite indicar que un río habilitado para los bañistas está contaminado,
 o si se omite en una ruta indicar que existen animales sueltos
 o que se están realizando trabajos de reparación.
A tal fin analizaremos bajo qué condiciones, debe responder patrimonialmente por tal omisión.
Según Cassagne, la responsabilidad estatal surge cuando hay una omisión antijurídica del Estado, pues requiere que éste
o sus entidades descentralizadas incumplan una obligación legal expresa o razonablemente implícita del ordenamiento,
vinculada al ejercicio del poder de policía administrativa. La responsabilidad, en estos casos, encuadra dentro del
presupuesto que alude a la falta de servicio.

En consecuencia, el deber de reparar estatal se configuraría frente a:


a) Omisión imputable materialmente a un órgano del Estado en ejercicio u ocasión de sus funciones.
b) Daño resarcible en los derechos del administrado.
c) Falta de servicio, por cumplir de manera irregular los deberes y obligaciones impuestos por la Constitución, la
ley o reglamento o por el funcionamiento defectuoso del servicio a su cargo.
d) Conexión causal entre la conducta y el daño.
Es decir, que de los requisitos de la responsabilidad por la actividad ilegítima, surge una variación, porque no estamos
frente a un hecho, considerado como conducta positiva, sino que el Estado deja de realizar una actividad cuya
consecuencia directa es la producción del daño en la persona o los bienes de un particular.

La Corte Suprema de la Provincia de Mendoza, en la causa “Torres” analizó con claridad los presupuestos para que se
configure la responsabilidad del Estado por omisión.
Se trataba de una demanda por daños y perjuicios originados por una crecida que arrasó la defensa aluvional –
considerada insuficiente – que había construido la provincia de Mendoza. Como consecuencia de ella, fueron destruidos
plantíos y otros bienes del actor.
El tribunal consideró que en este caso no había existido una omisión antijurídica, como presupuesto inexcusable del
deber de responder, pues no existía una obligación legal que impusiera determinado deber de hacer, por lo que el
administrado carecía del derecho a exigir el cumplimiento del acto omitido (L.L., 1989-C- 512, con comentario de
Cassagne Juan Carlos).

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Responsabilidad del estado por actividad legislativa
La responsabilidad del Estado por actos legislativos ha sido una de las últimas en ser reconocida. Y ello obedece
sustancialmente a que durante largo tiempo, debió vencerse una gran resistencia radicada en la consideración de que al
ser el Parlamento el depositario de la voluntad popular y la ley expresión de esa voluntad, ella no era susceptible de
causar daños resarcibles a un particular.
Superados tales criterios, la doctrina y la jurisprudencia son coincidentes en comprometer la responsabilidad estatal
por actos del Poder Legislativo.
LA RESPONSABILIDAD ESTATAL POR EL DICTADO DE UNA NORMA
INCONSTITUCIONAL

A título de ejemplo, puede citarse la ley de expropiaciones, la ley 20.043 que


tuvo la finalidad de otorgar una compensación económica a aquellas personas
que hubieran sido puestas a disposición del P.E.N. durante la vigencia del
estado de sitio, o que hubiesen sufrido detención en virtud de actos
emanados de tribunales militares.

LA RESPONSABILIDAD ESTATAL POR EL DICTADO DE UNA NORMA VÁLIDA O


LÍCITA

Sobre la base de que el daño producido constituya un perjuicio especial


sufrido por el particular.
REQUISITOS

a) La existencia de un daño cierto, real y apreciable en dinero;


b) Relación de causalidad entre la norma y el daño;
c) La existencia de un sacrificio especial;
d) La ausencia del deber jurídico de soportar el daño

 Responsabilidad del Estado por Actividad Jurisdiccional

Responsabilidad de carácter excepcional dado que en toda comunidad


jurídicamente organizada todos sus componentes tienen el deber o
carga genérica de someterse a las decisiones que se adopten en los
procesos jurisdiccionales, lo cual lleva consigo la carga de soportar los
daños ocasionados por una sentencia desfavorable.
Esta debe ser concreta, muchas veces
 Responsabilidad por error judicial

La responsabilidad estatal por el dictado de una norma inconstitucional


Según Dromi, en relación al Estado-Legislador, la responsabilidad estatal puede derivar:
 de una ley válida (por el ejercicio normal de sus potestades legales, en caso por ejemplo, de una ley que
monopoliza una actividad, que hasta entonces era de libre ejercicio por los administrados) o
 de una ley inválida (en caso del dictado de una ley declarada inconstitucional por los tribunales) En este último
caso, agrega el autor citado, no existen dudas que el dictado de una ley inconstitucional, declarada tal por una
sentencia judicial firme que ocasiona un perjuicio, debe ser indemnizado. En tal caso, nos encontramos frente
a un supuesto de obrar ilícito del Estado, en consecuencia, habrá que remitirse a los presupuestos de
responsabilidad por su obrar ilegítimo, a los fines de determinar la procedencia de la reparación del daño
ocasionado. (Dromi Roberto, Derecho Administrativo, 11° Ed., Ed. Ciudad Argentina, 2006, p. 1082.).

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Ley que reconoce la reparación del daño
En algunos supuestos, la norma determina la reparación del daño o lesión jurídica al damnificado.
En este caso no surgen inconvenientes, en la medida en que deberá adecuarse el resarcimiento al daño efectivamente
ocasionado.
A título de ejemplo, puede citarse la ley de expropiaciones, la ley 24.043, que tuvo la finalidad de otorgar una
compensación económica a aquellas personas que hubieran sido puestas a disposición del P.E.N. durante la vigencia del
estado de sitio, o que hubiesen sufrido detención en virtud de actos emanados de tribunales militares.
La responsabilidad estatal por el dictado de una norma válida o lícita.
En relación a las leyes que lesionan un derecho de un particular pero que son consideradas lícitas, la regla es que, en
principio no genera la responsabilidad estatal. (Dromi Roberto, Derecho Administrativo, 11° Ed., Ed. Ciudad Argentina,
2006, p. 1082 y ss.).
No obstante existen supuestos excepcionales en que la viabilidad de la responsabilidad aparece indiscutible. En tal
sentido, Palazzo, citando destacada jurisprudencia ha señalado que “la sociedad representada por el Estado, se presta a
sí misma un servicio que ha de redundar en beneficio de la comunidad toda. En consecuencia, si en virtud de tales
prestaciones se produce un daño a uno o varios componentes de dicha comunidad, es justicia que, en alguna medida y
dentro de lo posible, dicho menoscabo sea soportado por toda la sociedad y no únicamente por quien ha sido el sujeto
accidental pasivo del perjuicio” (Palazzo Jose Luis, Responsabilidad del Estado por acto legislativo, Lexis Nexos Córdoba,
2006-2-218).
En efecto, la Corte Suprema, en diversos precedentes, ha reconocido la responsabilidad estatal por acto legislativo,
sobre la base de que el daño producido, constituya un perjuicio especial sufrido por el particular. El daño debe
individualizarse con relación a una persona o grupo especial, particular o singular, no universal o general.

En “Establecimientos Americanos Gratry” (Fallos, 180:107), el Alto Tribunal, si bien rechazó el reclamo efectuado por el
actor, estableciendo la legitimidad de la facultad estatal de crear impuestos o modificar los existentes, aun cuando
vulnere la propiedad privada, consideró que “no se reúnen el perjuicio que se dice experimentado la condición de
especialidad necesaria que pueda encuadrarse en el caso de responsabilidad”.

En la causa “Cantón”, en la que se cuestionaba un decreto del Poder Ejecutivo que había prohibido la importación de
determinados productos con el objeto de nivelar la balanza de pagos y defender la industria nacional, afectando un
contrato, que había tenido comienzo de ejecución. En este caso, la Corte Suprema reconoció la facultad del Poder
Ejecutivo para dictar medidas como la cuestionada, no obstante, señaló que tal actividad lícita pude ser causa eficiente
de daños a los particulares y generar la responsabilidad consiguiente cuando afecte derechos amparados por garantías
constitucionales, pues las potestades normativas reconocidas encuentran su límite ante relaciones jurídicas concertadas
bajo regímenes anteriores, especialmente si los nuevos no contemplan sistemas reparatorios. (Fallos 301:493).

En “Columbia”, la actora, una entidad financiera, cuestionó la modificación de los índices de préstamos de capitales
ajustables. La Corte, descalificando el fallo del tribunal de segunda instancia, que había acogido la demanda, consideró
que éste tribunal había omitido de considerar la especial relación de sujeción que vinculaba a las partes (por tratarse, la
actividad de la actora, de una actividad que encerraba riesgos derivados de su sujeción a una intensa actividad
regulatoria por parte del Banco Central) y no se había dado un adecuado tratamiento a dos requisitos propios de este
tipo de responsabilidad, la existencia de un “sacrificio especial” y la denominada “ausencia del deber jurídico de
soportar el daño”.

A modo de síntesis
Puede concluirse que la doctrina y la jurisprudencia ha admitido que la actuación del Estado puede comprometer la
responsabilidad en el campo extracontractual por el ejercicio de su actividad legislativa – aun cuando ésta sea
ejercida dentro del marco establecido por la Constitución- ; debiendo el damnificado, acreditar:
d) la existencia de una daño cierto, real y apreciable en dinero;
e) relación de causalidad entre la norma y el daño;
f) la existencia de un sacrificio especial;
g) la ausencia del deber jurídico de soportar el daño.

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Responsabilidad del estado por actividad jurisdiccional
El ejercicio de la función jurisdiccional por parte de los órganos del Estado, puede dar origen a la responsabilidad
estatal, en aquellos supuestos que tal actividad provoque daños a los particulares. Si bien, debe puntualizarse que, en
comparación a los otros supuestos de responsabilidad, la responsabilidad estatal por la actividad jurisdiccional,
constituye un supuesto de tardío reconocimiento.
En efecto, como señala Cassagne, este tipo de responsabilidad recién fue admitida en el último tramo de la evolución de
las tendencias doctrinarias que postularon el reconocimiento de la responsabilidad estatal (Cassagne, Juan Carlos, op.
Cit. T.I, p. 302 y ss.).
A su vez, está rodeada de una serie de condiciones específicas, que impiden su equiparación con el sistema aplicable a
los otros tipos de responsabilidad estatal, debiendo destacarse entre ellos el carácter excepcional o restrictivo de su
reconocimiento por la doctrina y la jurisprudencia.
En ese sentido, Cassagne, considera que “ se trata de una responsabilidad de carácter excepcional dado que en toda
comunidad jurídicamente organizada todos sus componentes tienen el deber o carga genérica de someterse a las
decisiones que se adopten en los procesos jurisdiccionales, lo cual lleva consigo la carga de soportar los daños
ocasionados por una sentencia desfavorable. Este deber se concreta, muchas veces, en el sacrificio que tiene que aceptar
todo particular – sin indemnización- de soportar los daños que le provoca el sometimiento al proceso, hasta tanto
obtenga una sentencia que haga lugar a su pretensión”. (Cassagne, op. Cit. T.I, p- 302 y ss.).
A diferencia de otros supuestos de responsabilidad, existe un deber genérico de soportar los daños causados por la
actividad legítima o ilegítima, como consecuencia de la necesidad de someterse al proceso jurisdiccional por parte de
los particulares.
Sin embargo, como señala Agüero Piñero, esa carga de contribuir al bien común, representado por la realización de la
justicia en el seno de la comunidad, genera en algunos supuestos excepcionales injustificados y excesivos daños que
deben ser reparados, (Agüero Piñero, op. cit. p. 24), tanto en perjuicios derivados de procesos penales como civiles o
comerciales, derivados de errores judiciales o por un anormal funcionamiento del servicio de justicia.
IX.1. Tipos de responsabilidad por ejercicio de actividad jurisdiccional: error judicial e irregular funcionamiento.

La responsabilidad por error judicial


El error judicial, siguiendo a Trigo Represas y Lopez Mesa, es todo acto judicial ejecutado por el juez en el proceso, que
resulta objetivamente contradictorio con los hechos de la causa o el derecho y la equidad, desviando la solución del
resultado justo al que naturalmente debía llegar. Es un verdadero acto ilícito” (Trigo Represas, Félix – Lopez Mesa
Marcelo, op. cit. p. 170).
En este supuesto, habrá de distinguir dos etapas a los fines de la determinación de la responsabilidad estatal.
 En primer lugar, habrá que determinar la existencia del error judicial a través de la revisión de la resolución
judicial de la que surge el error, en la medida que resulta imprescindible remover el efecto de la cosa juzgada
que, a pesar del error, la sentencia judicial ostenta, y en caso de prosperar, se abriría el camino de la posible
indemnización. (Mertehikian, op. cit. p. 260).
En ese sentido la Corte Suprema ha establecido que “en principio sólo puede responsabilizarse al Estado por
error judicial en la medida en que el acto jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegítimo y dejado sin
efecto, pues antes de ese momento el carácter de verdad legal que ostenta la sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada impide, en tanto se mantenga, juzgar que hay error. Lo contrario importaría un atentado contra el
orden social y la seguridad jurídica, pues la acción de daños y perjuicios constituiría un recurso contra un
pronunciamiento firme, no previsto ni admitido” (CSJN, “Vignoni Antonio c/ Gobierno Nacional “L. L. 1988-E-
224).
El ejemplo característico es el de una sentencia condenatoria por error judicial, la cual debe ser declarada
ilegítima y dejada sin efecto, para tornar procedente el reclamo de la indemnización de los daños provocado
por la sentencia ilegítimamente dictada.
 Asimismo, como lo sostiene Cassagne, “debe admitirse la responsabilidad del Estado, cuando no exista revisión
de la cosa juzgada formal o material de una sentencia definitiva, si se dispone una detención indebida – por un
plazo que exceda el razonable- de una persona que después resulta absuelta al dictarse la sentencia definitiva,
cuando la respectiva detención pueda calificarse de arbitraria”. (Cassagneop. Cit. p. 304).
En nuestro país, algunas las provincias han reconocido vía constitucional (Chaco (arts. 21 y 72), Chubut (art. 28), Entre
Ríos (Art. 19), entre otras o legal (Santiago del Estero, Código Procesal Penal (art. 443), La Pampa (Código Procesal
Penal, (art. 549) entre otras) – el deber de reparar los daños derivados de mantener una persona privada de su
libertad en forma preventiva si el imputado resulta sobreseído o absuelto por sentencia firme.

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La responsabilidad por irregular funcionamiento del servicio de justicia.
A diferencia del supuesto anterior, el irregular funcionamiento del servicio de justicia, no requiere un
pronunciamiento previo sobre el error y no surge necesariamente de la actividad de los jueces o magistrados, sino
que puede incluir la labor realizada por funcionarios, empleados y otros auxiliares de la justicia, que individualmente
o en conjunto concurren a la defectuosa prestación del servicio de justicia. (Trigo Represas – Lopez Mesa, op. cit. p.
173).
Como señala Tawil, se trata de una responsabilidad “que se origina como consecuencia de los daños producidos por el
funcionamiento de la máquina burocrática”. (Tawil Guido Santiago, La responsabilidad del Estado y de los magistrados y
funcionarios judiciales por el mal funcionamiento de la administración pública, Depalma, Buenos Aires, 1989, p. 68).
Así, por ejemplo, la Corte Suprema reconoció la responsabilidad estatal por actos de funcionarios judiciales, en una
causa en la que se había extraído en forma fraudulenta –por parte del Secretario del juzgado- fondos de una sucesión,
que se encontraban depositados en el Banco Nación a la orden del Tribunal (Fallos 177:171).
En otra causa, en la que se había realizado la entrega de una orden de pago judicial a una persona distinta del
destinatario, en la que se acreditó que el Secretario del Juzgado omitió el debido control al momento de la entrega. En
tal caso, la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal, Sala II, condenó al Estado Nacional a reparar el
daño ocasionado al verdadero acreedor de los fondos depositados (Lusquiños Horacio c/ Estado Nacional “J.A. del
2/2/2000, p. 45).

Del análisis de la jurisprudencia, se advierte que para los supuestos de error judicial se ha establecido con nitidez los
requisitos que tornan procedente la reparación del daño ocasionado. Aspectos que no surgen tan claramente en
materia de irregular funcionamiento, para lo cual debe recurrirse a un análisis casuístico, que según Mertehikian, ha
respondido a análogos principios que los exigibles en caso de omisiones a un deber legal. (Mertehikian Eduardo, op.cit.,
p. 260).

La responsabilidad del estado a la luz del nuevo código civil y de la ley nacional 26.944
¿Qué ocurrió con el sistema en el nuevo Código Civil? En prieta síntesis se declaró inaplicable las normas del derecho
civil a la Responsabilidad del Estado, es decir, que ha dejado librado a cada Provincia, conforme nuestro sistema Federal
de gobierno, el fundamento de esto es el hecho de resultar una competencia no delegada por las Provincias a la Nación
art.121 C.N.
En efecto los artículos 1764, 1765; y 1766 del nuevo Código Civil, al propio tiempo que implica las normas del derecho
común al Estado, predica que ella se regirá por normas y principios del derecho administrativo nacional o local según
corresponda, quedando comprendidos los actos de los funcionarios y empleados en ejercicio de sus funciones.-
En virtud de lo antes mencionado la Nación dictó la Ley 26.944 de Responsabilidad del Estado. Ahora bien esa norma,
se aplica a la Nación y sus entidades descentralizadas, por principio general no se aplica a las Provincias.-
Lo que ha sucedido es que cada provincia debe dictar una nueva ley de Responsabilidad del Estado o Ratificar la ley
nacional. En el caso de que no se haga es de toda lógica y deber como magistrado judicial de la provincia, procurar
mínimamente, sin alarmar o bien generar una incertidumbre que se traduzca en una inseguridad jurídica, que sin
perjuicio de lo que corresponda decidir judicialmente en cada caso, existen principios jurídicos, normas constitucionales
y supraconstitucionales; e innumerables fallos de la CSJN, a saber :
 CONSTITUCION NACIONAL;
 TRATADOS internacionales entre otros,
 art. 15 (indemnización por ley especial a los propietarios de esclavos),
 art. 17 (indemnización previa en caso de expropiación),
 art. 41 (reparación de daños al medio ambiente),
 art. 10 de la C.A.D.H. (indemnización a los condenados con sentencia firme por error judicial),
 Convención Americana sobre Derechos Humanos,
 art. 21 (Derecho a la Propiedad Privada... 2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto
mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y
según las formas establecidas por la ley).-
Es que el "deber de reparar", tiene fundamento jurisprudencial, vgr. en la causa "Santa Coloma" Fallos, 308:1160,
"Aquino" Fallos 327:3753, etc. donde se sostuvo que "la reparación de los daños sufridos ilícitamente corresponde al
derecho que las personas tienen a verse libres y, por ende protegidas de toda interferencia arbitraria (o ilegal) en el
ejercicio de sus derechos, sea que ésta provenga de particulares o del Estado. Este derecho básico a la autonomía e
inviolabilidad de la persona subyace a la lista del art. 14 y al principio enunciado en el artículo 19, mientras que el

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derecho a reclamar su protección se encuentra establecido en el art. 18 de la Constitución Nacional" (Voto Dra. Argibay,
en "Diaz, Timoteo" Fallos 329:473).
Como decía Juan Bautista Alberdi, ".... La responsabilidad de los encargados de todo poder público es otro medio de
prevenir sus abusos. Todo el que es depositario o delegatario de una parte de la soberanía popular debe ser responsable
de infidelidad o abusos cometidos en su ejercicio. Para que la responsabilidad sea un hecho verdadero y no una palabra
mentirosa, debe estar determinada por la ley con toda precisión."
Cabe recordar que la LRE comenzó a regir en agosto de 2014. Pese al apreciable tiempo transcurrido desde su vigencia
todavía subsisten grandes interrogantes en doctrina y que la jurisprudencia no ha disipado suficientemente.
¿Cómo convive con el Código Civil y Comercial?, ¿son inconstitucionales los artículos 1764 a 1766 del Código
mencionado?, ¿la LRE ha invadido un ámbito que no le es propio? (*) Ley de Responsabilidad del Estado
El mismo carácter de la ley ha sido motivo de diferencias doctrinales.
Para algunos autores constituye derecho no federal.
Otro sector doctrinal, en cambio, opina que estamos en presencia de derecho federal.
Por nuestra parte, partimos del carácter federal de la LRE. Pero el examen no se detiene allí. Suele ocurrir que una ley
federal impere en el ámbito provincial por decisión legislativa de una Provincia, por adhesión como sucede con nuestra
LRE.
En resumidas cuentas, pensamos que estamos ante una ley ambivalente o bivalente.
En un afín orden de ideas, para nosotros se han prohibido los daños punitivos, no las astreintes. Ahora bien, ¿tal
prohibición resulta inconstitucional o constituye una cuestión de política legislativa?, ¿pueden aplicársele multas al
Estado en el ámbito de la ley de defensa de los consumidores?
Las dudas y vacilaciones no se detienen allí: la regulación de la responsabilidad por omisión que ha efectuado la LRE
¿producirá un vuelco importante en la jurisprudencia hasta ahora vigente o subsistirán los grandes lineamientos
trazados por nuestros jueces?
En materia de responsabilidad por actos lícitos: ¿resulta constitucional la exigencia de una relación de causalidad
"exclusiva"?, y, el alcance de la reparación establecido en la LRE ¿puede ser declarado inconstitucional?
Naturalmente, no podríamos ahora, en pocas líneas adelantar siquiera todas nuestras opiniones sobre los temas
conflictivos.
Pero si queremos anticipar, cuando menos sucintamente, el carácter acotado o limitado de nuestra LRE.
Ha de entenderse que sólo regula aquellos contenidos expresamente disciplinados por ella (la responsabilidad por falta
de servicio y la responsabilidad por el obrar lícito fundado en el sacrificio especial), y no otros supuestos de
responsabilidad estatal.
No caben dudas a este respecto. En efecto, en el Mensaje número 1780, dirigido al Congreso, se expone que: en el
proyecto se regula la responsabilidad estatal "con el alcance" que se precisa; con el proyecto presentado se disipan los
riesgos de la cambiante interpretación sobre cuál es el alcance de la responsabilidad estatal "regida por el derecho
público"; y, se pretende que el Estado sea juzgado por "reglas y estándares normativos propios del derecho público.

Es decir, regula especialmente la responsabilidad en el ámbito del derecho público, constituyendo básicamente "una
ley de responsabilidad administrativa del Estado". Vale decir que regula un tramo o segmento significativo de la
responsabilidad estatal, pero no toda la responsabilidad del Estado.

Es una regulación parcial de la responsabilidad estatal, en diversos sentidos.


Por de pronto, sólo regla en sustancia la responsabilidad extracontractual del Estado, no la contractual.
En un diverso pero afín orden de ideas, el art. 10 excluye la responsabilidad en el caso del Estado empleador y, por otro
lado, se ha señalado que la responsabilidad ambiental se encuentra escindida del régimen de la LRE desde que cuenta
con un marco regulatorio autónomo contemplado en la ley 25.675
Pero, más allá de esos circunscriptos ámbitos como el ambiental, por ejemplo, existe un vasto campo que no ha sido
captado ni ha pretendido aprehender la LRE, esto es, el supuesto —muy corriente, por cierto- del Estado dueño o
guardián de la cosa riesgosa o viciosa que causa daños.
Un importante sector doctrinal parece minimizar o subestimar el alcance de este capítulo de la responsabilidad
estadual. Así, por ejemplo, González Moras afirma que la noción de la falta de servicio ha devenido en el "factor de
atribución preponderante" de la responsabilidad del Estado. En el mismo sentido, Sáenz considera que el riesgo creado
"no puede ser postulado como causal corriente de atribución de daños al Estado, sino ocasional" y señala que el
régimen de la responsabilidad del Estado se integra con "...la aplicación excepcional de criterios de atribución
objetivos, como la actividad regular que provoca daños especiales, la teoría del riesgo o la idea de garantía"-

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Por nuestra parte pensamos que la responsabilidad del Estado en el ámbito del derecho privado no puede
relativizarse o minimizarse a poco se repare en el objetivo dato estadístico que da cuenta de una enorme cantidad de
supuestos de hecho en los que el estado responde, especialmente, en su calidad de dueño o guardián.
En nuestra opinión no existen sectores preponderantes de responsabilidad estatal. Sólo es dable puntualizar que
cuantitativamente los más significativos títulos jurídicos, fundamentos o factores de atribución en base a los cuales los
Estados deben responder están constituidos por la falta de servicio y por la calidad de dueño o guardián.
A poco de sancionarse la nueva LRE los autores comenzaron por exponer sus dudas en torno al régimen a aplicar al
supuesto del estado dueño o guardián de la cosa riesgosa.
Por nuestra parte observamos que la nueva LRE no aprehende el supuesto mencionado, el art. 1764 veda la aplicación
del Capítulo de la Responsabilidad Civil a la responsabilidad del Estado, al tiempo que el art. 1 de la LRE preceptúa que
las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la responsabilidad del Estado, de manera directa ni subsidiaria.
Entonces: ¿cuál es el régimen a que se halla sujeto este importante capítulo de la responsabilidad estatal?, ¿cómo salir
de este atolladero?
Frente a ese delicado interrogante consideramos que caben dos alternativas interpretativas válidas.
 La primera consiste en la aplicación directa del Código Civil y Comercial.
 La segunda alternativa consiste en estimar aplicable los principios de la Constitución Nacional y los Tratados, la
doctrina de la Corte y la jurisprudencia consolidada con el rango de precedente, lo que se completa con la
analogía.
La primera posibilidad ha sido planteada con argumentos atendibles-
Es cierto que una lectura exegética del art. 1764 del C.C.yC. parece desaconsejar esa posibilidad al establecer la
inaplicabilidad de sus normas a la responsabilidad del Estado en general, sin establecer distinciones que le estarían
vedadas al intérprete.
Pero no es menos cierto que una interpretación que no se detenga sólo en el dato literal y comprenda una
hermenéutica sistemática abonaría esta posibilidad. En efecto, la LRE y, a la sazón, el nuevo Código, en perfecta sintonía
de fines, establecieron que la responsabilidad del Estado en el ámbito del derecho público debía regirse por una nueva
normativa, al cabo, la ley 26.944.
De ahí que no resulte forzado interpretar que cuando el Código establece la inaplicabilidad de sus normas a la
responsabilidad del Estado se refiere a la responsabilidad del sujeto público, en el ámbito del derecho público. Y que no
veda la aplicación directa de sus normas a los supuestos comprendidos en los otros capítulos de la responsabilidad
estadual, especialmente, a los casos del estado responsable en su carácter de dueño o guardián.
Con todo, y si subsistiese el reproche a esta interpretación, consistente en el dato literal, cabe otra posibilidad
interpretativa que, en sus efectos o consecuencias prácticas, no conduciría a resultados diversos de los que se
extraerían de la posible aplicación directa de las normas del Código Civil y Comercial.
Así, Galdós, en un detenido estudio analiza el "régimen microsistémico de responsabilidad disminuida del Estado (ley
26.944)" y concluye en que la LRE no es de aplicación a los casos de daños derivados de la intervención de cosas del
dominio público o privado del Estado el que constituye un supuesto de hecho no previsto en la norma especial.
Considera este autor que a estos casos cabe aplicar la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales, la doctrina de
la Corte Suprema de la Nación y doctrina y jurisprudencia consolidada con el rango de precedente.
Coincidimos con Galdós en que a la responsabilidad del Estado en su carácter de dueño o guardián cabe aplicar, en
primer lugar, la Constitución Nacional y los Tratados de cuyos textos se extrae la tutela del derecho de propiedad, el
principio de la reparación plena y el principio de igualdad, entre otros. También la jurisprudencia de la Corte que los
autores de la LRE han querido plasmar o cristalizar.
Para nosotros, el régimen se completa con el recurso de la analogía. Así, por ejemplo, cabe acudir a ella para
desentrañar el concepto de dueño o de guardián.
La analogía, entre otros muchos despliegues, también ayuda a resolver los casos de responsabilidad del estado como
propietario de los establecimientos educativos públicos por los daños allí sucedidos y por los que deba responder.
Otro caso de responsabilidad del Estado —no infrecuente, por cierto- es el del deber de dar cuentas del sujeto público
en el ámbito de la ley de defensa de los consumidores y usuarios, ley 24.240.
¿Cuál es el régimen al que se halla sujeto esta responsabilidad? Para Pizarro a este supuesto de hecho cabe aplicar la
analogía.
Nosotros pensamos que el estatuto de la ley 24.240 le resulta aplicable directamente al Estado empresario o
proveedor porque constituye un supuesto de hecho no aprehendido por la LRE.
Al estado empresario bien se le pueden aplicar las multas civiles del art. 52 bis.

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Ambos regímenes conviven perfectamente y resultan conciliables sin forzamientos desde que la LRE no ha pretendido
regular la responsabilidad del Estado empresario, sino la responsabilidad del sujeto estatal en el ámbito del derecho
público.
Como se observa la LRE no tiene la amplitud que parecería desprenderse de sus textos, en mera apariencia

Jurisprudencia
A continuación, se transcriben fallos centrales en la evolución de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. Se sugiere su lectura, en la medida que como se ha señalado, en el reconocimiento de la responsabilidad
estatal, el valor de la labor de los tribunales ha sido de suma relevancia.

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación


Autos: Tomás Devoto y Cía. Ltda. S.A. c. La Nación de fecha 22/09/1933 (Fallos 169:111)

Buenos Aires, setiembre 22 de 1933.


Considerando: Que el recurso de apelación entablado por el Ministerio Fiscal en la notificación de fs. 296 vta., es el
ordinario de apelación a que se refiere el art. 3 de la ley 4035, como lo ha entendido la Cámara al concederlo.
Que esta Corte ha resuelto que el recurso ordinario es procedente, aun cuando el Fisco o la Nación no sea la parte actora
(Fallos: 162:80).
1. Que, en cuanto al fondo de la causa, debe de entenderse que el apelante comprende en sus agravios no sólo el monto
de la indemnización fijado, sino también el derecho de exigirla y la obligación de reparar los daños y perjuicios por parte
de la Nación.
2. Que, la cuestión de hecho, a saber si el incendio producido lo fue por culpa o imprudencia de los empleados
nacionales, ha quedado resuelta afirmativamente, pues así lo revela la prueba de autos, estableciendo que el siniestro se
originó en el campamento de aquéllos a causa de chispas desprendidas de un brasero deficiente que se usaba, en
terreno cubierto de pasto seco y sin las precauciones suficientes.
3. Que, en nada influye para definir la responsabilidad del Estado por el desempeño negligente de sus empleados, que
aquéllos, en el caso de autos, no hayan procedido intencionalmente, o que la causa generadora del incendio sea casual,
desde que la casualidad sólo puede equipararse al caso fortuito, en cuanto en ambas circunstancias ocurren sucesos que
no han podido preverse ni evitarse (art. 514 del Código Civil). Pero el estrago de autos ha podido ser previsto y evitado
desde que él ha ocurrido por falta de atención de los agentes del Gobierno y en tanto éstos ejecutaban trabajos bajo su
dependencia (reparación de una línea telegráfica nacional). Esta Corte ha dicho en casos análogos, que el incendio como
acto reprobado por la ley, impone al que lo ocasiona por culpa o negligencia, la obligación de reparar los daños
ocasionados a terceros, extendiéndose esa responsabilidad, a la persona bajo cuya dependencia se encuentra el autor
del daño o por las cosas de que se sirve o que tiene a su cuidado (arts. 1109 y 1113 del Código Civil; t. 129, p. 306; t. 130,
p. 143; t. 146, p. 249).
4. Que, demostrada la existencia de perjuicios reales de daño emergente y posible lucro cesante, por la prueba pericial,
de testigos e instrumental que ha invocado la cámara "a quo", pero no habiendo sido aquéllos demostrados en su
extensión precisa, es procedente la vía del juramento estimatorio para su fijación (art. 220 del Código de
Procedimientos).
5. Que, respecto a la cantidad señalada, no puede ser ella aumentada aun cuando el aumento fuera de justicia, toda vez
que la parte actora ha consentido el fallo, apelado sólo por la contraria.
6. Que, tampoco sería justo reducir dicha cantidad, dentro de las constancias que se han tenido en cuenta para
determinarla, ni los agravios expresados por el ministerio fiscal en esta instancia se refieren a este punto de modo
particular.
Por estos fundamentos y los concordantes de la sentencia apelada, se confirma ésta, sin costas, atento el resultado de la
causa. - Repetto. - Guido Lavalle. - Sagarna. - Linares.

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación


Autos: Ferrocarril Oeste c. Provincia de Bs. Aires de fecha 03/10/1938 (Fallos 182:5)

Opinión del procurador general de la Nación.


La jurisdicción originaria de V. E. resulta acreditada en este caso por tratarse de demanda interpuesta contra una
provincia por un vecino de la Capital Federal. En cuanto al fondo del asunto, encuentro que el actor no ha demostrado la
procedencia de su acción, dados los antecedentes que obran en autos.

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Don José Gómez Pardal, propietario de un lote de terreno en Haedo, lo vendió primero a don Alejandro Casir (julio 29 de
1910), quedando durante algún tiempo como acreedor hipotecario; y luego, percibido totalmente el precio, levantó la
hipoteca, y volvió a vender el mismo bien al Ferrocarril Oeste (abril 28 de 1914). Posteriormente, los sucesores en título
de Casir, demandaron al F. C. Oeste por reivindicación de dicho predio; y aunque el Ferrocarril sostuvo haber sido el
primero en tomar la posesión, la cámara de apelaciones consideró probada una posesión anterior, del primer
comprador. Hizo, por lo tanto, lugar a la demanda; y un recurso intentado ante la Suprema corte provincial, no tuvo
éxito. Para evitar los efectos del fallo, ambas partes llegaron a un acuerdo, y el Ferrocarril adquirió de la parte vencedora
lo mismo que antes había comprado a Gómez Pardal.
Ahora bien: en vez de dirigir el Ferrocarril su acción de reintegro contra Gómez Pardal --a quien ni siquiera citó de
evicción-- entabla demanda contra la Provincia de Buenos Aires, sosteniendo que todo lo ocurrido tuvo por origen una
certificación errónea del Registro de la Propiedad provincial, acerca de estar inscripto el dominio del bien a nombre de
Gómez Pardal, en 1914, cuando ya lo estaba a nombre de los sucesores de Casir. Ese es el pleito, que tiene por objeto
conseguir se condene a la expresada provincia al pago de los $ 3.163,49, pagados por el Ferrocarril en su segunda
compra, más las costas del juicio de reivindicación.
La Provincia, al oponerse a la demanda, aduce dos argumentos: a), obligación del actor de probar la existencia del hecho
invocado como causa generadora de los perjuicios; b), irresponsabilidad legal del Estado, por los errores o delitos que
cometan sus funcionarios en el desempeño de las tareas oficiales.
Respecto del primer punto, aunque el actor ofreció desde el primer escrito la prueba de haberse expedido el informe
inexacto atribuido al Registro de la Propiedad y base de la acción, tal elemento de criterio no aparece en autos, ni fue
presentado en el juicio de reivindicación, ni resulta haber influido en el fallo de este último, ya que las partes se limitaron
allí a discutir cuál de los dos compradores había sido primero puesto en posesión. No resulta, entonces, que el pleito se
perdiera como consecuencia de dicho informe, respecto del cual ni aún se sabe qué firma y fecha llevaba al pie. La única
noticia que aparece acerca de su existencia es la mención de que el escribano otorgante de la segunda venta dijo haberlo
tenido a la vista; pero la escritura que se dice contener tal aserto, fue retirada del expediente anexo antes de iniciarse la
actual demanda, y el Ferrocarril Oeste no ha vuelto a presentarla. Por otra parte, en la sentencia de segunda instancia
que dio fin al referido juicio de reivindicación, la Cámara hace notar que la secunda venta no se hizo con un duplicado del
título original sino con éste mismo, de cuyas anotaciones marginales se desprendía no ser ya Gómez Pardal propietario
del bien. Cabe preguntarse, entonces, si realmente hubo un certificado inexacto del Registro de la Propiedad, o si se trata
más bien de una inexactitud cometida, por el escribano que dijo haberlo tenido a la vista. En cualquier caso, falta la
prueba del hecho, presunto generador de los perjuicios.
Esta circunstancia hace innecesario, a mi juicio, entrar al estudio de la segunda cuestión planteada, esto es,
responsabilidad de la Provincia por actos ilegítimos de sus empleados. Tratase, por lo demás, de un punto acerca del cual
la jurisprudencia no es todavía uniforme, habiéndose orientado más bien hacia la solución afirmativa, en los últimos
tiempos (124, 38; 169, 120; 171, 142). Aparte de ello, surge todavía la duda de si puede exigirse perjuicios derivados de
un acto ilícito, antes de que exista sentencia alguna que declare la responsabilidad del empleado público cuya conducta
se conceptúa incorrecta, o criminal.
A mérito de lo expuesto, considero que corresponde el rechazo de la acción. -- Buenos Aires, mayo 17 de 1937. -- Juan
Álvarez.
Buenos Aires, octubre 3 de 1938. -- Que, a fs. 3, se presentó don Anselmo F. López, en representación de la Empresa,
entablando demanda y exponiendo lo siguiente: Que el 28 de abril de 1914 la Empresa había comprado a don José
Gómez Pardal, un lote de terreno situado en el Partido de Morón, Pueblo Haedo, provincia de Buenos Aires, en la calle
Suipacha entre las de Rivadavia y Esmeralda, designado con el núm. 13 de la manzana B. del plano especial que sirvió
para la venta, cuya superficie era de 316.35 metros. Que para hacer la operación, el escribano don Federico Isla, solicitó
el certificado respectivo del Registro de la Propiedad de La Plata, el que se le expidió con fecha 23 de abril de 1914, bajo
el número 24.827 y en el cual se hizo constar que el terreno estaba inscripto en mayor área, a nombre del vendedor, que
éste no tenía inhibición ni el terreno gravamen alguno. Que la operación se llevó adelante y el título se inscribió en el
Registro con fecha 7 de mayo de 1914. La Empresa tomó después, la posesión del terreno e hizo edificar en él una casita
para un empleado.
Que pasó el tiempo, y en 1928 se presentó a la Empresa una persona en nombre de doña Inés Vioni de Parmigiani,
diciendo que ella era dueña del terreno y reclamando su entrega. Que como la Empresa no accediera, la expresada
señora la demandó ante la justicia civil de La Plata por reivindicación, aduciendo que Pardal vendió a don Alejandro
Castro, dicho lote el 29 de julio de 1910, registrándose el título en 17 de agosto del mismo año, bajo el núm. 56.467,
Serie C. Que Casir vendió a don Antonio Canale esa misma propiedad, el 4 de octubre de 1911 y a la muerte de éste se la
adjudicó a su esposa supérstite, doña Inés Vioni de Canale, entre otros bienes.

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Que tramitado el juicio reivindicatorio, se rechazó la demanda en 1ª instancia, pero la Cámara de La Plata revocó la
sentencia, haciendo lugar a la acción, con devolución de los frutos que hubiera percibido o dejado de percibir por
negligencia desde la notificación de la demanda, y además las costas en ambas instancias.
Que la Empresa, para evitar mayores perjuicios, volvió a comprar el inmueble por $ 3.163.49, además de pagar a la
actora por concepto de costas, $ 812.50 moneda nacional.
Que todo lo sucedido tiene su origen en un certificado falso expedido por el Registro de la Propiedad, el 23 de abril de
1914, núm. 24.827, según el cual la propiedad era de Pardal en esa fecha, cuando en realidad, en 1910, había pasado ya
al dominio de Casir. Que aquel certificado está inscripto en la escritura de adquisición del inmueble, la cual fue agregada
al juicio de reivindicación a que se ha hecho referencia.
Que el perjuicio causado a su representada asciende a $ 3.976.09 m|n. y la Provincia de Buenos Aires debe responder de
ellos de acuerdo a los arts. 1112 y 1113 del cód. Civil y la doctrina que sirvió de fuente al Codificador.
Que, bajo otro punto de vista, la jurisdicción del tribunal para entender en esta causa surge de los arts. 100 y 101 de la
Constitución y del art. 1°, inc. 1° de la ley núm. 48, por tratarse de una causa civil entre un vecino de la Capital Federal,
cual debe reputarse la Empresa, y un estado provincial.
Termina pidiendo que se condene a la Provincia a pagar la suma reclamada y los intereses. Además, las costas del juicio.
Corrido traslado de la demanda, es contestada por el doctor Pedro R. Quiroga, quien dice, que suponiendo exactos los
hechos alegados, lo que deberá probar el actor, la demanda debe rechazarse; con costas.
Se funda en que las providencias no son responsables de los actos ilícitos cometidos por sus funcionarios, según el art. 43
del cód. Civil.
Cita en su apoyo los fallos de esta Corte, de los ts. 124, p. 16, causa 146; 78, p. 371, causa 57; 96, p. 278, causa 108; t.
105, p. 254, causa 37; 99, p. 139.
Cita, asimismo, la doctrina de Bielsa, en su obra Derecho Administrativo, t. I, ed. 2ª, p. 215.
Considerando: Que puede darse por cierto que el Registro de Propiedad de La Plata expidió el certificado núm. 24.827,
cuyo texto se halla transcripto en la escritura de adquisición que hizo la Empresa del terreno en cuestión, la cual se
agregó a la demanda iniciada por ella contra doña Inés Vioni de Parmigiani, traída "ad effectumvidendi". Por ese
certificado del 23 de abril de 1914, se hacía constar que la propiedad formaba parte de un lote mayor perteneciente a
don José Gómez Pardal y que estaba libre de gravamen. El escribano autorizante da fe de la existencia y contenido de ese
documento público (arts. 979, inc. 2° y 994 del cód. civil).
Que, igualmente, resulta cierto que el mismo lote de terreno había sido enajenado por Gómez Pardal a don Alejandro
Casir, en 1910 y registrada la operación el 17 de agosto del mismo, lo que dio lugar al juicio de reivindicación que
después se siguiera con éxito contra la Empresa del Oeste.
Que no es dudoso que el certificado expedido el 23 de abril de 1914 hizo incurrir a la Empresa en el error de adquirir la
propiedad de quien no era dueño ya. Y que vencida ésta en el juicio reivindicatorio, tuvo que pagar la suma que se cobra
en la demanda para recuperar la propiedad.
Que el Estado provincial impone la obligación de munirse del certificado del Registro para escriturar toda operación que
versare sobre transmisión de inmuebles, cobrando un derecho especial del sellado, lo que, lógicamente, presupone la
obligación de prestar un servicio regular que responda a las garantías que se ha querido asegurar. Que, cuando de tal
manera procede, no obra como persona del derecho privado, o como persona jurídica, sino como entidad del derecho
público que ha tomado a su cargo una función y que la monopoliza, como puede ser la de Correos y Telégrafos o
cualquier otra de esta naturaleza, y, siendo así, la invocación del art. 43 del cód. Civil no es pertinente.
Que, en principio, quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para
llenar el fin para que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o su
irregular ejecución (doctrina de los arts. 625 y 630 del cód. civil). Y si bien las relaciones entre el Estado y sus gobernados
se rigen por el derecho público, la regla enunciada, fundada en razones de justicia y de equidad, debe tener también su
aplicación a este género de relaciones, mientras no haya una previsión legal que la impida. Que, haciendo abstracción
del dolo con que el falso certificado pudo haberse expedido, habría por lo menos una conducta culpable en el personal,
que, en desempeño de sus funciones y obrando bajo la dependencia del Estado, ha causado el daño de que se trata,
siendo así de aplicación al caso los arts. 1112 y 1113 del Código Civil.
Que estas disposiciones no son sino el corolario lógico del principio general según el cual todos los que emplean a otras
personas para el manejo de un negocio o para determinada función, llevan la responsabilidad de su elección y son
pasibles de los perjuicios que éstas ocasionaren a terceros en el desempeño de su función, dado que nadie puede por sí o
por intermedio de otro ejercer sus derechos en forma tal que lesione el derecho de un tercero.
Que esto es así tanto cuando se trata de personas como de entidades jurídicas. Al respecto, dice Bibiloni: "No hay dos
clases de propiedad regidas por dos reglas diversas en cuanto a sus facultades y restricciones, según sean sus titulares
hombres o instituciones. No hay dos derechos distintos para regular las actividades. Todos deben cuidar de usar de las

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facultades legales de modo de no causar daño indebido a terceros. Si, voluntaria o necesariamente, se obra por medio de
representantes, éstos deben observar las mismas precauciones". Y después agrega: "La ley no establece excepción. Basta
que haya encargado o comisión. ¿Por qué se establecería la irresponsabilidad de las personas jurídicas? ¿Y de qué
manera es más grave la situación de un particular por los actos de sus empleados que la de aquélla? Nadie, ciertamente,
verá razón para exonerar a unas personas de las consecuencias que la ley impondrá a otras. Hasta se podría decir que,
justamente, para que las jurídicas no puedan usar de sus derechos, sino por el medio necesario de su representante, los
actos de éste, deben ajustarse a las mayores condiciones de vigilancia, y que al ejercer sus funciones en actos de éste,
deben ajustarse a las mayores condiciones de vigilancia, y que al ejercer sus funciones en actos del resorte de los
institutos, son éstos mismos los que obran ante los ojos de los terceros". Agrega, después, que la misma regla prescripta
por el Código de Napoleón, art. 1384, ha sido aplicada con igual amplitud en Francia y Bélgica. Que idéntica doctrina
prevalece en Italia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, y ha sido incorporada a los códigos más modernos, por lo
general. (Anteproyecto de Reformas al Código Civil, ps. 67 y sigts.).
Que en lo que particularmente se refiere al Estado, considerado en su doble personalidad de derecho público y privado,
la doctrina se ha orientado cada vez más en el sentido de reconocer su responsabilidad extracontractual por actos de sus
funcionarios o empleados, realizados en el ejercicio de su función, cuando la entidad ejerce un monopolio, un servicio
público o una industria, y tan sólo diverge cuando se trata de actos de "jure imperii", en que principalmente se ejercitan
los atributos de la soberanía.
Que la disposición del art. 1112 del Código Civil correlacionada con la que le sigue del art. 1113, significa la aceptación
del principio de la responsabilidad del Estado, cuando concurren las condiciones anteriormente indicadas, tanto por lo
que se desprende de su texto mismo cuando porque, interpretada así, concuerda con la doctrina expuesta por Aubry y
Rau, citado por el Codificador en su nota al art. 1112 (Aubry y Rau, t. 4, p. 799, párrafo 447; Laurent, t. 20, párrafos 593,
594 y 595). Y así se ha aplicado por esta Corte Suprema en un caso de incendio producido por culpa de obreros del
Estado, al hacerse la limpieza de una línea telegráfica, en el cual, por haber ellos obrado en desempeño de sus tareas y
bajo la dependencia del Gobierno, fue éste declarado responsable del daño causado a un tercero (t. 169, p. 120.
Concuerda con los de los ts. 124, p. 22; 145, p. 89, y 171, p. 142).
En su mérito y oído el procurador general, se dispone que la Provincia de Buenos Aires reintegre a la Empresa del
Ferrocarril Oeste la suma de $ 3.976.09 m|n., en el término de veinte días que dicha empresa pagó a la reivindicante del
terreno para recuperar la propiedad, con más los intereses legales desde la notificación de la demanda. Las costas en el
orden causado, atenta la naturaleza de las cuestiones de orden jurídico debatidas. -- Roberto Repetto. -- Antonio
Sagarna. -- Luis Linares. -- Benito A. Nazar Anchorena.

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación


Autos: Vadell, Jorge F. c. Provincia de Buenos Aires de fecha 18/12/1984 (Fallos 306:2030)

Buenos Aires, diciembre 18 de 1984.


Resulta: I - A fs. 40/45 la parte actora demanda a la Provincia de Buenos Aires para que se la condene a pagar las sumas
que se vea obligada a resarcir en favor de Miguel García Gómez en un juicio que éste le sigue, originado en los hechos
que pasa a relatar.
Dice que por escritura del 22 de junio de 1949 vendió al mencionado García Gómez el inmueble constituido por la mitad
N.O. de la manzana F, ubicado en la Ciudad de Necochea, chacra N° 164, y que había adquirido a Elías Stly. Esas
compraventas -sostiene- fueron efectuadas sobre la base de antecedentes de dominio nulos que comprometen la
responsabilidad de la provincia.
Tales antecedentes dominiales demuestran que mediante escritura del 27 de diciembre de 1906 Gervasio Abásolo
compró la totalidad de la chacra 164 de la que comprendía numerosas manzanas, entre ellas, las identificadas con las
letras "E" y "F". Posteriormente, Abásolo vendió la mitad S.O. de la manzana "F" a J. N. Méndez y Cía., la mitad restante
N.E. a Juan Ayrolo y la mitad S. E. de la manzana "E" a José Koblitz. De tal suerte, sólo quedó en su patrimonio la mitad
N.O. de esta última.
El 17 de junio de 1914, Abásolo transfirió a su hermano Emiliano el remanente de la totalidad de la chacra 164. Al
confeccionar la escritura pertinente, el escribano José Exertier excluyó de la operación la mitad S.O. de la manzana "E"
que atribuyó a Méndez sin advertir que lo adquirido por éste correspondía a la manzana "F" y no consideró las ventas a
Koblitz y Ayrolo, las que quedaron comprendidas en la transmisión.
Fallecido Emiliano Abásolo se enajenó por sus sucesores y en subasta, lo que se denomina la mitad N.O. de la manzana
"F" produciéndose nuevas irregularidades. En efecto, aquél no era propietario de esa fracción, totalmente vendida por su
antecesor Gervasio, pese a lo cual el Registro de la Propiedad informó adjudicándole la plena titularidad del dominio.

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No obstante estas circunstancias, el registro inmobiliario anotó el título de Emiliano Abásolo pese a mediar las
defectuosas menciones consignadas por el escribano Exertier y expidió luego un certificado de dominio en el que informó
que no tenía restricciones ni exclusiones para anotar luego su venta a Bilbao y Jaca. A partir de estos errores se
produjeron transmisiones paralelas superpuestas sobre una misma fracción lo que determinó una serie de litigios entre
los que menciona el seguido en su contra.
Por estos hechos responsabiliza a la demandada, ya sea por los errores registrales como por la conducta de los
escribanos intervinientes, a los que califica de funcionarios públicos dependientes del estado provincial.
II - A fs. 54/60 contesta la Provincia de Buenos Aires. Opone la excepción de falta de legitimación para obrar y pide
subsidiariamente el rechazo de la demanda.
Tras reseñar los antecedentes registrales descarta su responsabilidad, la que, en todo caso, sostiene que se originaría en
las menciones de las escrituras que crearon la superposición de inscripciones denunciadas. Tampoco la reconoce en lo
atinente a la actuación de los escribanos, a quienes niega el carácter de funcionarios públicos recordando las diferentes
doctrinas elaboradas acerca de la naturaleza de sus funciones. Pide, por último, la citación de los escribanos Exertier y
Landó.
III - A fs. 69 se desestima la excepción planteada y a fs. 96 se rechaza la citación de terceros.
IV - A fs. 135/36 la actora hace saber que la sentencia dictada en el litigio seguido por García Gómez ha sido favorable al
actor lo que deja expedita esta acción aun cuando no exista monto líquido del resarcimiento a que se lo condenó.
Considerando: 1° - Que el presente juicio es de la competencia originaria de esta Corte Suprema (arts. 100 y 101,
Constitución).
2° - Que a los efectos de precisar los antecedentes dominiales que dan origen al pleito, es conveniente su relación
circunstanciada, la que, por lo demás, resulta suficientemente esclarecida en el dictamen pericial del escribano Rubio. En
el año 1906, Gervasio Abásolo adquirió la totalidad de la chacra 164, compuesta entre otras de las manzanas "E" y "F"
sobre las que se suscitarán las sucesivas controversias, y años después, entre 1910 y 1911, vendió las fracciones S. O. y N.
E. en que se dividía la "F" a Méndez y Cía. y Ayrolo, y la S.E. -de las dos que conformaban la "E"- a José Koblitz. Sólo
quedó en su patrimonio, entonces, la individualizada como N.O. de la manzana "E".
En 1914 Abásolo vendió a su hermano Emiliano lo que se indica como remanente de la chacra 164. Para realizar esta
operación el escribano José Exertier requirió del registro inmobiliario de la provincia el certificado 3869 que, según lo
afirma el perito, informó que la totalidad de la chacra pertenecía al vendedor lo que obviamente no correspondía a la
realidad dominial toda vez que se habían producido las ventas ya reseñadas, todas ellas inscriptas en el registro (ver
posiciones de fs. 153/55, respuestas 1ª a 3ª; fs. 236/37, escritura a fs. 43/46 de los autos: "Verga de Cherbet c. García
Gómez", agregados por cuerda). Por su parte el escribano Exertier, cuyo conocimiento de esas transacciones se
desprende de la escritura, excluyó de la venta la fracción S. O. de la manzana "E" -inexistente, por lo demás-
confundiéndola con la así denominada de la "F" que había comprado Méndez. De tal manera mediante inscripción N°
94.545, serie B, del 28 de diciembre de 1914, Emiliano Abásolo se convirtió en "dueño" de la paste S.O. de la manzana
"F" ya vendida, sin observaciones de parte del registro.
3° - Que en 1924, la sucesión de Emiliano Abásolo enajenó, en subasta, a la firma Bilbao y Jaca lo que en la escritura se
identifica como sector N.O. de la manzana "F", lo que constituía una denominación incierta. Este nuevo error notarial,
esta vez del escribano Landó, originó la superposición de dominio sobre el ángulo oeste de esa manzana (dividida como
se sabe en fracciones S.O. y N.E.). Tal estructuración fue precedida de sucesivos pedidos de certificación de dominio que
gravitaron decisivamente en la suerte de los bienes. En efecto, el 12 de julio de 1923 y mediante oficio que figura a fs.
207 de los autos sucesorios de Emiliano Abásolo, se indica que "en cuanto a lo deslindado por la inscripción 94.545 B 14"
(corresponde a la venta entre los Abásolo) "consta con deducción de la quinta 6 chacra 136 por haber sido enajenado".
4° - Que esa respuesta evidencia que el registro, pese a contar con medios para informar sobre anteriores transferencias
-así lo prueban la mención antedicha del estado de la chacra 136 y las constancias que reconoce en la absolución de
posiciones-, ponían en cabeza de Emiliano Abásolo la titularidad de un bien que nunca le había pertenecido totalmente.
Este se reitera, según el perito, en otras piezas provenientes de esa repartición que obran en el protocolo respectivo
(certificado 39.676, del 31 de julio de 1924, y su ampliación bajo N° 48.632 del 22 de septiembre de ese año). Allí se
comunica, por el primero, que la chacra 164 consta en su integridad a nombre de Emiliano y por el segundo, emitido
meses después, que ese dominio no se había modificado en sus condiciones. De lo expuesto, surge la evidencia de que el
registro ignoró la primitiva venta de Gervasio Abásolo a Méndez que involucró el terreno que suscita el litigio y las
posteriores de Emiliano atribuyéndole a éste la plenitud de un dominio del que no fue titular. Cabe señalar también que
la venta de Bilbao y Jaca se anotó sin reservas pese a las incongruencias ya expuestas.
5° - Que las consideraciones precedentes demuestran la responsabilidad de la provincia toda vez que el Registro de la
Propiedad, al incurrir en las omisiones señaladas, cumplió de manera defectuosa las funciones que le son propias y que
atienden, sustancialmente, a otorgar un conocimiento cabal de las condiciones de dominio de los inmuebles. En este

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sentido cabe recordar lo expresado en Fallos, t. 182; p. 5 (Rev. La Ley, t. 12, p. 123, con nota de Alberto G. Spota), donde
el tribunal sostuvo que "quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas
para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o su
irregular ejecución".
Esa idea objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art. 1112 del
Código Civil que establece un régimen de responsabilidad "por los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en
el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están
impuestas".
6° - Que ello pone en juego la responsabilidad extracontractual del Estado en el ámbito del derecho público que no
requiere, como fundamento de derecho positivo, recurrir al art. 1113 del Cód. Civil al que han remitido desde antiguo,
exclusive o concurrentemente, sentencias anteriores de esta Corte en doctrina que sus actuales integrantes no
comparten (ver Fallos, t. 259, p. 261; t. 270, p. 404; t. 278, p. 224; t. 288, p. 362; t. 290, p. 71; t. 300, p. 867 -Rev. La Ley,
t. 117, p. 842, fallo 11.664-S, t. 131, p. 518; t. 143, p. 576, fallo 26.678-S; Rep. La Ley, t. XXXV, p. 237, sum. 141; t. XLI, A-I,
p. 926, sum. 306- ). En efecto no se trata de una responsabilidad indirecta la que en el caso se compromete, toda vez que
la actividad de los órganos o funcionarios del Estado realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades de
las que dependen, ha de ser considerada propia de éstas, que deben responder de modo principal y directo por sus
consecuencias dañosas.
7° - Que no obstante, y a mérito de lo expuesto acerca de las actuaciones de los escribanos Exertier y Landó debe
establecerse si ambas fueron causa eficiente de los daños por las fallas en que incurrieron en la confección de las
respectivas escrituras al denominar equivocadamente las fracciones vendidas. Así parece respecto de Exertier quien,
conocedor de las ventas anteriores -ignoradas, como se dijo en los informes del registro- y del plano de subdivisión tal
como se desprende de fs. 686/90 de los autos sucesorios de Emiliano Abásolo, debió excluir del denominado
"remanente" la fracción S.O. de la manzana "F" que a raíz de su intervención fue vendida dos veces originándose la
superposición del dominio, pero no en lo que atañe a Landó. En efecto, éste, que se guió por los antecedentes del registro
y en particular por la situación registral respecto de aquella fracción, cometió el error de autorizar el acto referente a la
paste S.O. (inexistente) de la manzana "F", error que, en la práctica y en lo que interesa, significó reducir la superposición
ya existente aunque afectando la propiedad de un tercero, lo que, aunque eventualmente podría comprometer su
responsabilidad, no tiene repercusión para la suerte de este litigio.
8° - Que la cuestión suscitada conduce a la necesidad de indagar si la actividad del escribano de registro constituye una
modalidad dentro de la categoría de los funcionarios públicos, con las consecuencias legales que de ello derivan y que
son las que cabe considerar o, por el contrario, el ejercicio de una profesión, bien que dotada del atributo de la fe pública
y sometida a una particular relación con el Estado que se manifiesta a través del acto de la investidura, el control y las
facultades disciplinarias, pero que no participa "stricto sensu" de aquel carácter.
9º - Que dificultan la solución del tema algunas disposiciones del Código Civil, como los arts. 979 incs. 1° y 2°, 997 y 1004
que contienen menciones no suficientemente explícitas acerca de quienes denomina escribanos o funcionarios públicos, y
también la referencia que hace el codificador en su nota al art. 1112, en la cual ubica a aquéllos en esa última
clasificación. No debe perderse de vista, por otra parte, que el art. 10 de la ley 12.990 ha reconocido formalmente ere
carácter siguiendo sus antecedentes, las leyes 1144 y 1893.
10 - Que, no obstante, la sujeción literal a la norma no basta para explicar la condición en examen, por lo que resulta
necesaria una exégesis sistemática del estatuto jurídico del notariado. En ese sentido, si bien no caben dudas de que
como fedatario cumple una función pública por la investidura con la que el Estado lo somete a su superintendencia (arts.
17, 35 y sigtes., ley 12.990), es evidente que no se presentan las notas características de la relación de empleo público
que permitan responsabilizarlo por las consecuencias de su desempeño. En efecto, no existe dependencia orgánica
respecto de los poderes estatales cuyas plantas funcionales no integra, no está sometido al régimen de jerarquía que le
es propio ni se dan a su respecto otras características de un vínculo permanente con la administración como puede serlo,
en su medida, la remuneración.
11 - Que en tales condiciones, se lo puede definir como un profesional del derecho afectado a una actividad privada, pero
con atributos que en parte lo equiparan a la gestión pública, cuyos actos, vinculados al comercio jurídico privado, dan fe
de esas relaciones privadas y no expresan la voluntad del Estado como éste normalmente la exterioriza a través de sus
órganos.
12 - Que la referencia contenida en la nota al art. 1112 del Cód. Civil que incorpora entre los agentes públicos a "los
escribanos, procuradores y todos los empleados en la administración del Estado" no altera lo expuesto toda vez que no
cabe afirmar que contenga una inequívoca mención de los escribanos de registro. Contribuye a esta convicción la
circunstancia de que al sancionarse el Código Civil, no existía la separación entre la fe pública notarial y la judicial, que
sólo se opera con la vigencia de las leyes 1144 y 1893, que siguen la orientación innovadora de la ley orgánica del

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notariado español de 1862. De tal manera, la expresión -ubicada en su preciso contexto temporal- no es suficientemente
indicativa si se toma en cuenta que, aun en aquellas normas, los escribanos de registro tenían su regulación junto a los
escribanos secretarios -éstos sí incuestionablemente funcionarios estatales- en el marco de las leyes destinadas a
ordenar la organización de los tribunales bajo la genérica definición de escribanos públicos (ley 1893, título XII, caps. I, II
y III).
13 - Que por otra parte y aún de admitir que la función fedataria sea la más trascendente de las que realiza el notario,
no puede ignorarse que concurre con otras que no ostentan ese carácter y que son propias de su condición de
profesional independiente. Parece absurdo, entonces, que semejante dualidad se presente en quien se pretende definir
como funcionario público, como igualmente inaceptable que, necesariamente sometido como tal a una típica
subordinación disciplinaria, esta facultad del Estado pueda coexistir con el ejercicio de una superintendencia a cargo de
organismos corporativos como los que contempla la ley 12.990 (arts. 43 y siguientes).
14 - Que, por último, cabe recordar que la Corte definió el particular status del escribano de registro señalando que "la
reglamentación a que puede someterse el ejercicio de las profesiones liberales, ofrece aspecto esencial tratándose de los
escribanos, porque la facultad que se les atribuye de dar fe a los actos y contratos que celebren conforme a las leyes
constituye una concesión del Estado acordada por la calidad de 'funcionario' o de 'oficial público' que corresponde a los
escribanos de Registro" (Fallos, t. 235, p. 445, Rev. La Ley, t. 85, p. 605). De estas conclusiones surge, reafirmada, la
naturaleza atribuida a la actividad notarial sin que obste a ello la caracterización de su vínculo con el Estado dentro de
un régimen de concesión toda vez que éste no importa adjudicar a sus beneficiarios el rango de funcionarios públicos
que tampoco aparece nítidamente perfilado en el párrafo transcripto a través, tan sólo, de las expresiones encomilladas
que contiene.
15 - Que de acuerdo a lo expuesto corresponde ahora decidir sobre la participación que cupo a la provincia demandada
en la producción de los daños, que esta Corte estima en un 70 % ya que la trascendencia de la conducta irregular del
registro inmobiliario como causa de aquellos debe entenderse superior a la del escribano Exertier. El reclamo del actor,
que consiste en el reintegro de lo que se le condene a pagar en el juicio que le siguió García Gómez, no se traduce aún en
suma líquida toda vez que no se ha cumplido con la etapa de ejecución de aquella sentencia y no media liquidación
practicada. Deberá, entonces, diferirse la estimación económica del perjuicio para su oportunidad.
Por ello, y lo dispuesto en los arts. 1112 y concs. del Código Civil, se decide: Hacer lugar parcialmente a la demanda
seguida por Jorge F. Vadell contra la Provincia de Buenos Aires. Estése a lo establecido en el consid. 15 sobre la fijación
del resarcimiento. Las costas se imponen en un 70% a cargo del estado provincial y un 30% a la parte actora en atención
al resultado del pleito (art. 71, Cód. Procesal). - Genaro R. Carrió. - José S. Caballero. - Carlos S. Fayt. - Augusto C.
Belluscio. - Enrique S. Petracchi.

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación


Autos: Columbia Cía. Financiera c. Ministerio de Economía de fecha 02/08/2000 (Fallos 323:1897) Buenos
Aires, 2 de agosto de 2000.

Considerando: 1. Que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, Sala III, confirmó la
sentencia de la instancia anterior que rechazó la demanda entablada por Columbia Cía. Financiera S.A. tendiente a
obtener una indemnización por daños y perjuicios derivados de la aplicación de la ley 23.370, su dec. reglamentario
1926/86 y la comunicación "A" 955 del Banco Central, y declaró prescripta la acción en lo referente a los daños que
habrían ocasionado a la actora las leyes 23.082, 23.188, 23.293, 23.318 y 23.354 y la comunicación "A" 437 hasta dos
años antes de la fecha en que fue interpuesta la demanda. Contra lo así decidido, la actora dedujo recurso ordinario de
apelación que fue concedido a fs; 1397/1397 bis. El memorial de agravios obra a fs. 1452/1475 y fue respondido a fs,
1481/1489 vta. por el Estado Nacional -Ministerio de Economía- y a fs. 1490/1509 por el Banco Central.
2. Que la apelación interpuesta es formalmente admisible pues se dirige contra una sentencia definitiva, dictada en una
causa en que la Nación es parte, y el valor cuestionado en último término excede el mínimo legal previsto por el art. 24,
inc. 6§, ap. a, del dec.-ley 1285/58, y la res. 1360/91 de este Tribunal.
3. Que la actora sostuvo a lo largo del pleito que las sucesivas reformas al sistema financiero, que tuvieron lugar entre
1982 y 1986, la condujeron a un proceso de descapitalización continuo y creciente que desembocó en una situación
gravemente deficitaria.
La demandada planteó la prescripción de la acción resarcitoria en cuanto ésta se sustentó en los perjuicios que habría
irrogado la aplicación de la comunicación "A" 437 y de las leyes 23.082, 23,188, 23.293, 23.318 y 23.354.

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4. Que la Cámara expresó, como fundamento para admitir la defensa de prescripción parcial opuesta por la demandada
en los términos en que lo hizo, que los reclamos deducidos por la actora ante el Banco Central el 12 de febrero y el 11 de
agosto de 1987 carecían de aptitud para interrumpir el curso de aquélla, pues se referían exclusivamente a la
compensación prevista por el art. 13 de la ley 23.370. Asimismo negó que esa norma constituyese un reconocimiento de
deuda susceptible de producir el efecto previsto por el Art. 3989 del Código Civil."
5. Que en lo atinente al fondo del asunto -con referencia a las pretensiones no alcanzadas por la prescripción- el a quo
consideró infundada la tacha de inconstitucionalidad del citado art. 13 de la ley 23.370, del dec. 1926/86 y de la
comunicación del Banco Central "A" 955. En el primer caso tuvo en cuenta la doctrina uniformemente sostenida por este
tribunal acerca de que nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento de leyes y reglamentaciones (Fallos: 268:228;
272; 229). Agregó - con cita del precedente de Fallos: 267:247 (Adla, 126- 582)- que "ante un cambio sustancial de
circunstancias, el Estado nacional no puede renunciar a ejercicio de atribuciones propias, como lo son las de orden
económico" y que frente a un caso similar -Fallos: 315:1027- esta Corte "sostuvo la legitimidad de las normas dictadas
dada la necesidad de poner un límite adecuado a la divergente evolución de los índices de ajuste de los préstamos con
relación al nivel de actividad económica y de los ingresos". Puntualizo también que este tribunal ha admitido la validez
de leyes que -en determinadas circunstancias- limitan el derecho de propiedad y aun los efectos de sentencias firmes, en
tanto las medidas adoptadas no sean irrazonables en relación a las causas que las han hecho necesarias.
En lo referente al dec. 1926/86, juzgó que el límite fijado por su art. 11 respecto de la compensación prevista por el art.
13 de la ley 23.370, en tanto se refiere sólo a intereses punitorios devengados e impagos superiores al 6 % sobre capital
actualizado, no afecto un derecho patrimonial adquirido ni alteró la reparación integral contemplada por la norma legal.
Del mismo modo, consideró que al dictar la comunicación "A" 995 el Banco Central actúa válidamente en la esfera de sus
potestades constitucionales, sin apartarse de lo dispuesto en normas de mayor jerarquía. Por tales razones, descartó que
los eventuales daños cuyo resarcimiento reclama la actora fuesen consecuencia de actividad ilícita del Estado.
6. Que asimismo desestimó la pretensión resarcitoria formulada con base en el obrar lícito de aquél. Al respecto,
entendió que no se hallaba acreditada en autos ni la ausencia de un deber jurídico de la actora de soportar el daño que
alega, ni la existencia de un perjuicio individualizado del que hubiesen estado eximidas las restantes entidades
financieras. Agregó que, aun si por hipótesis se entendiera que no fuese necesaria la concurrencia de tales requisitos, no
cabía tener por probado el daño invocado en razón de la ineficacia de las premisas utilizadas para su determinación en el
peritaje contable.
7. Que, en primer término, corresponde tratar el agravio concerniente a la defensa de prescripción, que fue admitida por
el a quo con los alcances que han sido reseñados, Los argumentos esgrimidos por la recurrente sobre este punto resultan
ineficaces para desvirtuar la conclusión a la que llegó la sentencia apelada, En efecto, de la lectura de los reclamos
administrativos formulados por la empresa actora al Banco Central con anterioridad a la promoción de la demanda
judicial surge claramente que éstos se referían exclusivamente a la compensación prevista por el primer párrafo del art.
13 de la ley 23.370, y fueron planteados por la vía establecida por el párrafo tercero de dicha norma, sin que la
circunstancia de que en ellos se señalara la insuficiencia de los montos que resultarían acreditados según los términos de
aquel artículo y sus disposiciones reglamentarias pueda mejorar la situación de la actora, habida cuenta de que los
perjuicios mencionados reconocen como causa al régimen de refinanciación de créditos establecido por esa misma ley. El
objeto de tales reclamos se corrobora en una nota que, con posterioridad, la actora dirigió al ente rector del sistema
monetario, en la que expresa que mediante ella amplía su presentación referente "al reclamo interpuesto ante esa
entidad por la diferencia de compensación resultante de la aplicación de la ley 23.370".
8. Que, por otra parte, resulta inatendible lo aducido por la apelante en relación a que se habría configurado en el caso
el impedimento fáctico a que alude el art. 3980 del Cód. Civil, dada la dificultad temporaria para identificar cada uno de
los daños acaecidos -según sostiene- entre 1982 y 1986, en razón de su recíproca concatenación. En efecto, el art. 3980
del Cód. Civil requiere, para su aplicación, la concurrencia de razones impeditivas que deben ser apreciadas
concretamente en relación a la persona que invoca su ocurrencia (Fallos: 311:l490) y no puede operar ante
consideraciones de índole general -como las expresadas por la actora- relativas a que "estaba aguardando el dictado de
una ley que diera fin a todos los inconvenientes que estas normas venían ocasionando" o que se encontraba "siempre a
la espera de una resolución de la entidad rectora o del Congreso que compensara de alguna manera los inconvenientes
que se iban sufriendo".
9. Que lo expuesto no empiece, obviamente, a que, de corresponder, pueda ser considerada en su caso, a los efectos de
examinar la pretensión del resarcimiento de los daños que habría ocasionado a la actora la aplicación del régimen
instaurado por la ley 23.370 y sus disposiciones reglamentarias, la situación en que aquélla se encontraba en el
momento en que entró en vigencia dicha normativa. Es, pues, con tal comprensión que corresponde desestimar los
agravios vertidos sobre este punto.

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10. Que el art. 13 de la ley 23.370 reconoció una compensación a cargo del Estado nacional, que sería efectivizada por el
Banco Central de la República Argentina por cuenta de la Secretaría de Hacienda, respecto de las entidades financieras
que acreditasen haber sufrido pérdida o quebranto a raíz de la refinanciación establecida por dicha ley. Sin perjuicio de
que tal compensación quedó supeditada a la prueba del concreto perjuicio, cabe poner de relieve que -como resulta
claramente del mismo texto de la norma- aquélla se refiere al quebranto o pérdida ocasionado por el sistema de
refinanciación establecido por esa ley, de manera que mal podría importar un reconocimiento de deuda alguna por
daños que podrían haber causado otras normas dictadas con anterioridad.
11. Que la actora reclamó por la insuficiencia de la reparación prevista por la citada ley que, a su entender, fue
indebidamente restringida por el dec. 1926/86 y la com. "A" 955 del Banco Central.
Como surge de sus agravios, las cuestiones que trae a conocimiento de esta Corte giran en torno a determinar si
concurren en el sub lite las condiciones que resultan exigibles para que se genere la responsabilidad del Estado tanto en
el supuesto de una conducta irregular como, en la hipótesis en que se la juzgue lícita.
12. Que en lo atinente a la atribución de responsabilidad que formula la apelante sobre la base de una pretendida
actuación ilícita del Estado, el memorial de agravios no expone críticas de peso que permitan al tribunal apartarse de la
conclusión a la que llegó el a quo. En efecto, la recurrente se limitó a reiterar los argumentos vertidos en la instancia
anterior sin refutar el razonamiento en que se sustentó la Cámara. Han quedado incontrovertidos aspectos esenciales de
la sentencia como lo son los concernientes a la inexistencia de un derecho adquirido a la inalterabilidad de las leyes y
reglamentaciones y la imposibilidad de que el Estado renuncie al ejercicio de sus atribuciones propias, como las de orden
económico, cuando la atención del interés general y la situación económica así lo impone. Tampoco ha expuesto el
apelante razones que desvirtúen el juicio de la Cámara en cuanto entendió que ni el Poder Ejecutivo al dictar el dec.
1926/86 ni el Banco Central, al emitir la comunicación "A" 355, excedieron sus facultades constitucionales, ni ha
criticado en forma concreta y razonada la consideración de que el art. 11 del dec. 1926/86, al fijar una limitación para el
cálculo de la compensación, se refiere exclusivamente a intereses punitorios devengados e impagos superiores al 6%
sobre capital actualizado, por lo cual no afecta derechos patrimoniales adquiridos, y que el límite a la compensación
fijada en los puntos 4 y 5 de la com. "A" 955 del Banco Central no modificó lo previsto por la ley 23.370 pues la fecha que
considera para el cálculo de los saldos es la de publicación de aquélla en el Boletín Oficial.
13. Que en lo atinente a la pretensión resarcitoria respecto del obrar lícito del Estado, también la recurrente ha omitido
controvertir el argumento medular de la sentencia, relativo a que únicamente la pérdida o el sacrificio de derechos e
intereses incorporados al patrimonio son susceptibles de generar un derecho al resarcimiento, y que no puede
considerarse que revista esa calidad la pretensión de que se mantenga la aplicación de tasas de interés libres,
anteriormente dispuestas por el Banco Central, que no asumió la obligación de mantenerlas en caso de operarse una
modificación en las condiciones económicas contempladas, extremo éste que no fue negado por la recurrente.
14. Que, de igual modo, la apelante no refutó adecuadamente los motivos enunciados por la Cámara; para concluir en
que no se hallaba acreditado en autos el daño alegado por la entidad demandante, en razón de que las bases que el
peritaje tomó en cuenta para su determinación eran cuestionables. En orden a ello, tras señalar que no cabía computar
la rentabilidad esperada con sustento en el mantenimiento de tasas libres, el a quo puso de relieve que la mora, e incluso
la imposibilidad de pago, en que se encontraban los deudores de aquélla impedía apreciar -con sustento real- la cuantía
de la disminución de la rentabilidad.
15. Que al respecto cabe señalar que no resulta razonable extender la responsabilidad del Estado al punto de constituirlo
en el garante de ventajas económicas conjeturales.
16. Que en lo atinente a las costas, no concurren, a juicio del tribunal, motivos que justifiquen apartarse del principio
establecido por el art. 68, primera parte del Cód. Procesal, por lo que corresponde confirmar en este punto el fallo -que
las impuso a la parte vencida- y decidir del mismo modo en lo referente a las irrogadas en la presente instancia.
Por ello, se confirma la sentencia apelada, con costas. - Julio S. Nazareno. - Eduardo MolinéO'Connor. - Carlos S. Fayt. -
Augusto César Belluscio. - Antonio Boggiano. - Guillermo A. F. López. - Gustavo A. Bossert. - Adolfo Roberto Vázquez.

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13. La administración Control


Actividad de control de la administración pública
Control financiero en el sistema federal:
La actividad financiera de la administración pública es el conjunto de procedimientos mediante los cuales el Estado
obtiene ingresos y efectúa gastos públicos para la satisfacción del interés general.
Está integrada por diversos sistemas, los que deben estar interrelacionados entre sí:
 Sistema presupuestario;
 Sistema de crédito publico;
 Sistema de tesorería y
 Sistema de contabilidad.
Cada uno estará a cargo de un órgano rector que depende directamente del órgano que ejerza la coordinación de
todos ellos.
Los sistemas de control financiero del Estado federal, se desarrollan en ámbito interno y externo del sector público
nacional, y conforme al artículo 3 de la ley 24.156, es obligación de los funcionarios rendir cuentas de su gestión.
Ley 24.156 ARTICULO 3º.- Los sistemas de control comprenden las estructuras de control interno y externo del sector
público nacional y el régimen de responsabilidad que estipula y está asentado en la obligación de los funcionarios de rendir
cuentas de su gestión.

A) Control Interno:
Está a cargo de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y de las Unidades de Auditoria interna (UAI) a crearse en
cada organismo.
 La SIGEN es una entidad autárquica dependiente del Presidente.
 Su función es el control interno de las jurisdicciones que componen el PEN y organismos descentralizados.
También dicta normas, controla y coordina, ya que la responsabilidad de la auditoria interna le corresponde al
titular de cada jurisdicción, y éstas son supervisadas y coordinadas técnicamente por la SIGEN.
 Está a cargo de un síndico general de la Nación, designado por el PEN y depende directamente del Presidente.
 Para acceder al cargo se necesita título universitario en área de ciencias económicas o derecho experiencia en
Administración Financiera y Auditoria no inferior a 8 años.
 Es asistido por tres síndicos generales adjuntos.
 El control tiene las siguientes características:
 es posterior ya que se efectúa luego de realizadas las actividades administrativas y financieras por cada
entidad;
 es integral se realiza sobre todas las áreas de las actividades; y
 es integrado porque abarca aspectos legales contables y financieros, evaluación de proyectos,
programas y operaciones con un control fundado en criterios de economía, eficiencia y eficacia.

 La UAI realiza un control previo y posterior, funciona en cada jurisdicción dependiendo jerárquicamente de la
máxima autoridad jerárquica, coordinadas por la SIGEN.
 El objeto de la auditoria es un examen a posteriori sobre la base de una planificación adecuada, que se traduce
en la emisión de informes con el debido respaldo documental y formulando recomendaciones y
observaciones.

B) Control Externo:
La Auditoría General de la Nación (AGN) es un órgano de control externo del sector público nacional ubicado en la
esfera de la PLN con autonomía funcional (art 85 CN).
Tiene a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoria de toda la actividad de la administración centralizada y
descentralizada, cualquiera fuera su modalidad de organización Interviene en la aprobación o rechazo de las cuentas de
percepción e inversión de los fondos públicos. Es una entidad con personería jurídica propia e independencia funcional y
financiera. Tiene a su cargo el control externo del sector público nacional.
Está integrado por un presidente designado por presidentes de ambas cámaras del PL (art 123) a propuesta del partido
político de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso y por 6 auditores (3 designados por Senadores y
3 por Diputados) (art 122).
Sus funciones se encuentran enumeradas en el art 118.

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De la Auditoría General de la Nación
CN. Artículo 85.- El control externo del sector público nacional en sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros
y operativos, será una atribución propia del Poder Legislativo.
El examen y la opinión del Poder Legislativo sobre el desempeño y situación general de la administración pública
estarán sustentados en los dictámenes de la Auditoría General de la Nación.
Este organismo de asistencia técnica del Congreso, con autonomía funcional, se integrará del modo que establezca la
ley que reglamenta su creación y funcionamiento, que deberá ser aprobada por mayoría absoluta de los miembros de
cada Cámara. El presidente del organismo será designado a propuesta del partido político de oposición con mayor
número de legisladores en el Congreso.
Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la administración pública
centralizada y descentralizada, cualquiera fuera su modalidad de organización, y las demás funciones que la ley le
otorgue. Intervendrá necesariamente en el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión
de los fondos públicos.

LEY 24.156 ARTÍCULO 118.- En el marco del programa de acción anual de control externo que le fijen las comisiones
señaladas en el artículo 116, la Auditoria General de la Nación, tendrá las siguientes funciones:
a) Fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias en relación con la utilización de los recursos
del Estado, una vez dictados los actos correspondientes;
b) Realizar auditorías financieras, de legalidad, de gestión, exámenes especiales de las jurisdicciones y de las
entidades bajo su control, así como las evaluaciones de programas, proyectos y operaciones. Estos trabajos podrán ser
realizados directamente o mediante la contratación de profesionales independientes de auditoría;
c) Auditar, por sí o mediante profesionales independientes de auditoría, a unidades ejecutoras de programas y
proyectos financiados por los organismos internacionales de crédito conforme con los acuerdos que, a estos efectos, se
llegue entre la Nación Argentina y dichos organismos;
d) Examinar y emitir dictámenes sobre los estados contables financieros de los organismos de la administración
nacional, preparados al cierre de cada ejercicio;
e) Controlar la aplicación de los recursos provenientes de las operaciones de crédito público y efectuar los exámenes
especiales que sean necesarios para formarse opinión sobre la situación de este endeudamiento. A tales efectos puede
solicitar al Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos y al Banco Central de la República Argentina la
información que estime necesaria en relación a las operaciones de endeudamiento interno y externo;
f) Auditar y emitir dictamen sobre los estados contables financieros del Banco Central de la República Argentina
independientemente de cualquier auditoría externa que pueda ser contratada por aquélla;
g) Realizar exámenes especiales de actos y contratos de significación económica, por si o por indicación de las
Cámaras del Congreso o de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas;
h) Auditar y emitir opinión sobre la memoria y los estados contables financieros así como del grado de cumplimiento
de los planes de acción y presupuesto de las empresas y sociedades del Estado;
i) Fijar los requisitos de idoneidad que deberán reunir los profesionales independientes de auditoría referidos en este
artículo y las normas técnicas a las que deberá ajustarse el trabajo de éstos;
j) Verificar que los órganos de la Administración mantengan el registro patrimonial de sus funcionarios públicos. A
tal efecto, todo funcionario público con rango de ministro; secretario, subsecretario, director nacional, máxima
autoridad de organismos descentralizados o integrante de directorio de empresas y sociedades del Estado, está
obligado a presentar dentro de las cuarenta y ocho (48) horas de asumir su cargo o de la sanción de la presente ley una
declaración jurada patrimonial, con arreglo a las normas y requisitos que disponga el registro, la que deberá ser
actualizada anualmente y al cese de funciones.
k) Fiscalizar el efectivo cumplimiento de los cargos que se imponga al beneficiario de un bien inmueble de propiedad
del Estado nacional transferido a título gratuito por ley dictada en virtud del artículo 75, inciso 5, de la Constitución
Nacional. (Inciso incorporado por art. 1º de la Ley Nº 26.599 B.O. 7/7/2010)
LEY 24.156 ARTICULO 122.- Seis de dichos auditores generales serán designados por resoluciones de las dos Cámaras
del Congreso Nacional, correspondiendo la designación de tres (3) a la Cámara de Senadores y tres (3) a la Cámara de
Diputados, observando la composición de cada Cámara.
Al nombrarse los primeros auditores generales se determinará, por sorteo, los tres (3) que permanecerán en sus
cargos durante cuatro (4) años, correspondiéndoles ocho (8) años a los cuatro (4) restantes.
LEY 24.156 ARTÍCULO 123.- El séptimo Auditor General será designado por resolución conjunta de los presidentes de
las Cámaras de Senadores y de Diputados y será el presidente del ente.
Es el órgano de representación y de ejecución de las decisiones de los auditores.

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Control financiero en el sistema provincial:
A) Control Interno:
 (en Pcia de Córdoba) la Contaduría General de la Provincia, conforme a lo establecido por el art 151 de la
Constitución Provincial, tiene a su cargo el registro y control interno de la gestión económica, financiera
patrimonial en la actividad administrativa de los poderes del Estado.
 Realiza en forma descentralizada el control preventivo de todos los libramientos de pago, que se encuentren
autorizados en la ley general de presupuesto o leyes que sancionen gastos.
 Se encuentra a cargo de un contador público, con 10 años en el ejercicio de la profesión, designado y removido
por el PE.
B) Control Externo:
 En Provincia de Córdoba, el Tribunal de cuentas es un organismo de control, que se encuentra en el art 126 de
la Carta Magna Provincial.
 Está integrado por 3 miembros, pudiendo ser ampliado por ley, siempre que el numero sea impar y no exceda
de 7.
 Elegidos por el pueblo, con representación de las minorías, duran 4 años en sus cargos.
 Son requisitos para acceder al cargo:
 ser argentino,
 abogado o contador público,
 con 10 años en el ejercicio de la profesión,
 5 años de residencia en la Provincia y
 30 años de edad.
 Se trata de un control externo (no pertenece a la organización administrativa ni depende de los poderes del
Estado) e integral (preventivo, concomitante y posterior).

CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA


CAPÍTULO QUINTO
Órganos de Control
FISCAL DE ESTADO
Artículo 150.- El Fiscal de Estado tiene a su cargo el control de la legalidad administrativa del Estado y la
defensa del patrimonio de la Provincia.
Debe ser abogado con no menos de diez años de ejercicio. Es designado y removido por el Poder Ejecutivo y
puede ser sometido a juicio político.
CONTADURÍA GENERAL DE LA PROVINCIA
Artículo 151.- La Contaduría General de la Provincia tiene como función el registro y control interno de la
gestión económica, financiera y patrimonial en la actividad administrativa de los poderes del Estado.
Realiza en forma descentralizada el control preventivo de todos los libramientos de pago, con autorización
originada en la ley general de presupuesto o leyes que sancionen gastos, sin cuya intervención no pueden
cumplirse.
Está a cargo de un Contador Público, con diez años de ejercicio en la profesión, designado y removido por el
Poder Ejecutivo.
La ley establece la organización de la Contaduría, sus atribuciones y responsabilidades.

TRIBUNAL DE CUENTAS – A NIVEL NACIONAL

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Control de la ética pública y la corrupción:
La corrupción es caracterizada como la desnaturalización del poder, genera inestabilidad institucional y desconfianza de
los ciudadanos que terminan socavando el ejercicio del poder. Es la actitud del sujeto de colocarse por encima de la ley,
las reglas que rigen a todos sus conciudadanos y manipular el orden normativo en su beneficio.
Respecto de los organismos de control estatal, las convenciones anticorrupción contiene regulaciones del asunto,
estableciendo estándares que deben seguir los países miembros.

a) Oficina Anticorrupción (OA): surge por la ley 25.233.


 Se ubica en el Ministerio de Justicia de la Nación.
 Tiene a su cargo la elaboración y coordinación de los programas de lucha contra la corrupción en el Sector
Público Nacional o que tenga como principal fuente de recursos el aporte estatal.
 Carece de competencia para realizar investigaciones en el ámbito del Poder Legislativo, Poder Judicial u
organismos de administraciones provinciales y municipales.
 Es la autoridad de aplicación de la Ley de Ética Pública.
 Está a cargo de un Fiscal de Control Administrativo, designado y removido por el Presidente a propuesta del
Ministerio de Justicia.
 Una vez que detecta una supuesta trasgresión, las actuaciones deben pasar con dictamen fundado al Ministro
de Justicia, a la Procuración del Tesoro y al funcionario de mayor jerarquía administrativa de la repartición. Ese
expediente servirá de cabeza de sumario que deberá ser instruido por autoridades correspondientes donde la
Oficina Anticorrupción podrá ser tenida como parte acusadora con facultades de ofrecer, producir o incorporar
pruebas.
b) Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA):
 es un órgano extrapoder con independencia con relación a los poderes estatales.
 Forma parte del Ministerio Publico Fiscal como órgano dependiente de la Procuración General de la Nación (art
120 CN).
 Compuesto por el Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas y magistrados establecidos por la ley
21.383.
 Su finalidad es controlar la legalidad administrativa, y en caso de detectar irregularidades, ordenar a través
dictamen vinculante, la instrucción de sumarios administrativos o denunciar penalmente y participar en las
causas.
 Designación de sus miembros: será por concurso de oposición y antecedentes. La terna de ese proceso de
selección debe ser elevada al Poder Ejecutivo Nacional por el Procurador General para que proponga a uno de
ellos al Senado para su nombramiento.
 Posee estabilidad en su cargo mientras dure su buena conducta y hasta los 75 años.
 Sus funciones se encuentran establecidas en el art 45 de la Ley Orgánica del Ministerio Publico.
 A partir de la Resolución 147/08 del PGN, las facultades de dicho organismo se encuentran limitadas en la
jurisdicción penal. Ahora, el ejercicio de la acción penal directa por el Fiscalía de Investigaciones Administrativas
requiere que la causa penal sea iniciada por éste de manera concurrente y que el fiscal federal competente
tenga un criterio diferente al de dicho organismo de control en cuanto a seguir interviniendo en la causa.

Otros organismos de control


Defensor del Pueblo:
 Conforme al art 86 de la Constitución Nacional, es un órgano independiente instituido en el ámbito del
Congreso de la Nación, con plena autonomía funcional y que no recibe instrucciones de ninguna autoridad
contando con legitimación judicial.
 Está a cargo de la defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses
tutelados por la Carta Magna y leyes ante hechos, actos u omisiones de la Administración y el control del
ejercicio de la función administrativa.
 Se complementa con el art 43 CN, que le permite interponer acción de amparo contra cualquier forma de
discriminación y en lo relativo a derechos que protejan ambiente, competencia, usuario, consumidor y derechos
de incidencia colectiva.
 Su designación y remoción está a cargo del Poder Legislativo y necesita del voto de las 2/3 partes de los
miembros presentes de cada cámara.

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 Dura 5 años en su cargo y solo puede ser renovado por una vez.
 Su organización y funcionamiento está regulado por la ley 24.284.
 Su ámbito de competencia incluye administración nacional centralizada y descentralizada, entidades
autárquicas, empresas del Estado, sociedades del Estado y todo otro organismo del Estado nacional. Incluye a
personas jurídicas públicas no estatales que ejerzan prerrogativas públicas y las privadas prestadoras de
servicios públicos. Se encuentran fuera de su competencia el PJ, PL y organismos de defensa y seguridad. Los
organismos y entes contemplados dentro del ámbito de competencia del DPN tienen la obligación de prestar
colaboración.
 Puede iniciar y perseguir de oficio o a petición del interesado cualquier investigación conducente al
esclarecimiento de hechos, actos u omisiones de la administración pública nacional y sus agentes, que
impliquen el ejercicio ilegitimo, defectuoso, irregular, abusivo, arbitrario, discriminatorio de sus funciones. Toda
persona humana o jurídica, que se considere afectado por actos, hechos u omisiones, podrá presentar la queja
por escrito y firmado por el interesado ante el Defensor del Pueblo Nacional. Las actuaciones son gratuitas y no
se necesita patrocinio letrado. Si durante la tramitación de la queja, el interesado interpone recurso
administrativo o acción judicial, cesa la intervención del DPN. Las decisiones acerca de la admisibilidad de las
quejas presentadas son irrecurribles. Cuando es admitida, deberá promover investigación sumaria para el
esclarecimiento de las circunstancias denunciadas.

CAPÍTULO SEPTIMO
Del Defensor del Pueblo
Artículo 86.- El Defensor del Pueblo es un órgano independiente instituido en el ámbito del Congreso de la Nación, que
actuará con plena autonomía funcional, sin recibir instrucciones de ninguna autoridad. Su misión es la defensa y
protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses tutelados en esta Constitución y las
leyes, ante hechos, actos u omisiones de la Administración; y el control del ejercicio de las funciones administrativas
públicas.
El Defensor del Pueblo tiene legitimación procesal. Es designado y removido por el Congreso con el voto de las dos
terceras partes de los miembros presentes de cada una de las Cámaras. Goza de las inmunidades y privilegios de los
legisladores. Durará en su cargo cinco años, pudiendo ser nuevamente designado por una sola vez.
La organización y el funcionamiento de esta institución serán regulados por una ley especial.

LA CONSTITUCIÓN NACIONAL CREA AL DEFENSOR DEL PUEBLO Y TIENE LEGITIMACIÓN ACTIVA PROCESAL
EL DEFENSOR DEL PUEBLO DE CÓRDOBA NO TIENE LEGITIMACIÓN PROCESAL

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SE CREA EN EL ÁMBITO DEL PODER LEGISLATIVO
TIENE TOTAL LIBERTAD DE CRITERIO PARA INVESTIGAR, AUDITAR

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La circunstancia de que la franja está fuera de la jurisdicción de la Municipalidad le


1.
impide a la Municipalidad expropiar:
salvo que demuestre que está muy cerca de la ciudad
salvo que justifique el crecimiento de la ciudad
hacia dicha franja
salvo que el bien sea de intrascendente valor
económico para el expropiado;
salvo que el bien sea de evidente utilidad pública.

sin posibilidad de excepción alguna

2. El propietario expropiado pueden retrotraer el bien expropiado en los casos siguientes:


cuando el expropiante dé al bien un destino distinto al establecido para efectuar la expropiación, salvo que el cambio de destino sea
dispuesto por ley y la sustitución tenga por objeto lograr una satisfacción del bien común
cuando después de dos años de perfeccionada la expropiación, o vencido el plazo que fije la ley especial para la realización de la
obra, no se hubiere dado al bien el destino que motivó aquella
en ningún caso
cuando después de diez años de perfeccionada la expropiación, o vencido el plazo que fije la ley especial para la realización de la
obra, no se hubiere dado al bien el destino que motivó aquella
cuando no se le pague la indemnización

3. La expropiación queda perfeccionada:


Cuando se ha operado la transferencia de dominio al expropiante mediante sentencia firme, toma de posesión y el pago de la
indemnización.
Cuando se ha operado la transferencia de dominio al expropiante mediante sentencia firme.

Ninguna de las opciones es correcta.

Cuando se haya realizado el pago parcial o total de la indemnización.

Cuando se haya realizado el pago total de la indemnización.

4. La Provincia y la Municipalidad pueden ejecutar la ley expropiatoria:


mediante decisión unilateral de la Provincia

a través de la resolución del E.R.S.E.P.

mediante intervención de un ente nacional

mediante juicio que tramite en la jurisdicción contencioso-administrativa

mediante avenimiento

5. En el juicio de expropiación, el valor del bien expropiado quedará determinado:


por lo que decida el Perito Tasador Oficial

por la decisión del juez valorando la prueba conforme la sana crítica racional, sin tope alguno.

por el valor arrojado por el Consejo de Tasaciones de la Provincia

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por la decisión del juez valorando la prueba conforme la sana crítica racional, pero en una suma igual o menor a la reclamada e igual
o mayor a la ofrecida
por el promedio de lo que determinen las tres inmobiliarias más importantes del lugar

6. El expropiante puede desistir de la acción expropiatoria:


en tanto no haya quedado perfeccionada la expropiación

antes de haberse notificado el traslado de la demanda.

antes de dictada la sentencia.

antes de abonado el precio.

en todo momento.

7. La indemnización del bien expropiado debe fijarse según el valor que éste tiene:
al momento en que se efectúa la transferencia en el Registro de la Propiedad.

al momento en que se dicta la Ordenanza que decide expropiar.

al momento del desapoderamiento.

al momento en que se interpone la demanda expropiatoria.

al momento de la sentencia definitiva.

8. El fin invocado por la Municipalidad:


debe traer aparejado un crecimiento económico en la ciudad

no justifica la expropiación por ser cultural

no puede ser discutido por el sujeto expropiado

es un fin expropiatorio legítimo ya que el bien común puede ser de naturaleza espiritual

no puede ser analizado por el juez competente para entender en el juicio expropiatorio

9. La anotación de la litis en el Registro de la propiedad tiene como efectos:


que resulta oponible a terceros.

que desde ese momento el bien resulta indisponible e inembargable.

que adquiere fecha cierta.

que el bien no puede ser objeto de contratos.

que la expropiación queda perfeccionada.

10. ¿Tiene legitimación la Municipalidad de Cosquín para ser sujeto expropiante?:


sí, todos los Municipios tienen legitimación para expropiar.

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no, ninguna Municipalidad puede ser sujeto expropiante.

no, porque no puede expropiar bienes inmuebles.

no en este caso, porque el fin es meramente cultural.

no está legitimada porque expropia un bien de la Provincia.

11. La Municipalidad para dictar la ordenanza que decide expropiar:


requiere contar con aval de la Nación.

debe contar con un plebiscito favorable.

requiere la previa autorización legislativa de los bienes afectados a expropiación.

necesita de un contrato con la provincia.

no requiere de ningún requisito previo.

Los contratos celebrados luego de dictada la ley que decide expropiar y que impliquen la constitución de algún derecho de algún derecho
12.
relativo al bien:
no se consideran válidos respecto del expropiante.

se consideran transferidos al expropiante quien sucede la situación contractual del expropiado

no tienen ninguna validez

quedan sin efecto pero el expropiante debe indemnizar a la otra parte del contrato

tiene plena validez conforme el art. 1197 del C.C.

Se considerarán válidos, respecto al expropiante los contratos celebrados por el propietario con posterioridad a la ley que declaró afectado el
13.
bien a expropiación y que impliquen la constitución de algún derecho relativo al bien.
Verdadero

Falso

La Provincia tiene derecho a pedir que la Municipalidad le expropie la parte restante del campo no declarada como objeto original de la
14.
expropiación:
porque el inmueble es rural

porque es el derecho de toda persona que sufre una expropiación parcial de un bien propio

porque le afectan el derecho a la explotación integral de su campo

en ningún caso tiene este derecho.

si justifica que la superficie restante es inadecuada para una explotación racional

15. El propietario de un bien declarado de utilidad pública puede promover juicio de expropiación irregular en los siguientes casos:

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cuando existiendo una ley que declara de utilidad pública un bien, el Estado lo toma sin haber cumplido con el pago de la
respectiva indemnización
cuando con motivo de la ley de declaración de utilidad pública, de hecho una cosa mueble o inmueble resulte indisponible por
evidente dificultad o impedimento para disponer de ella en condiciones normales
cuando existiendo una ley que declara de utilidad pública un bien, el Estado lo toma habiendo cumplido con el pago de la
respectiva indemnización
ninguna opción es válida.
cuando existiendo una ley que declara de utilidad pública un bien o cosa el Estado imponga al derecho del titular indebida
restricción o limitación, que importe una lesión a su derecho de propiedad

La indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien y no los daños que sean una consecuencia directa e inmediata de la
16.
expropiación.
Falso

Verdadero

17. La Municipalidad puede expropiar un bien de la Provincia:


en ningún caso

en todos los casos

siempre si el bien esté dentro del ejido municipal

cuando el bien a expropiar sea improductivo


cuando demuestre que el fin público que persigue es superior y tiene preeminencia sobre el fin público a que está destinado el bien
provincial

18. La expropiación parcial de un bien:


puede hacerse si es un bien rural.

depende del consentimiento del sujeto expropiado

Nunca puede realizarse.

siempre puede hacerse si así lo justifica el fin de la expropiación

exige que el bien esté dedicado a la producción

19. Si el expropiante no promueve juicio después de 10 años de sancionada la ley que autoriza la expropiación:
el transcurso del plazo no tiene ningún efecto jurídico

se debe actualizar el valor de la indemnización

deberá pagar los intereses originados por la demora

se reputará abandonada la expropiación

no incide porque no prescribe la acción expropiatoria

20. Si la Municipalidad hubiera iniciado juicio expropiatorio, y depositado con la demanda el monto correspondiente, la Provincia podría

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retirarla:
previa justificación que el bien no está embargado

Todas las otras opciones son correctas conjuntamente.

previa justificación del dominio

previa justificación de que no pesan sobre la Provincia restricciones a la libre disposición de sus bienes

previa justificación que el bien no reconoce hipoteca u otro derecho real

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