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A mediados del siglo XVIII en la mayor parte de Europa el poder está en manos de reyes absolutos
que gobiernan en nombre de Dios.
La economía europea se basaba en la agricultura. Las tierras pertenecían a los nobles y a la iglesia.
Los impuestos estaban muy mal repartidos, sólo los pagaban los campesinos artesanos y burgueses.
En una nación típica como Francia por cada privilegiado había 42 personas que no lo eran.
Hacia finales del siglo XVIII, Francia vivía sumida en una profunda crisis. Años de malas cosechas
habían provocado el hambre. Los campesinos y los burgueses cada vez estaban más descontentos.
Las nuevas ideas ilustradas incitaban a la revolución.
El estado francés también estaba en crisis, porque no tenía suficiente dinero para cubrir sus
necesidades. Esta situación estaba provocada por un sistema fiscal injusto en el que los nobles y la
iglesia que acumulaban la mayor parte de las riquezas no pagaban impuestos.
El rey Luis XVI decide enfrentarse a los problemas convocando los “Estados Generales”. Estos eran
una especie de asamblea de asamblea de origen medieval en las que estaban representados todos
los estamentos. Se dividían en tres: Los representantes de los nobles, la iglesia y el tercer estado
que representaba al pueblo llano, sin privilegios.
Lo que quería el rey era introducir reformas fiscales que obligaran a los nobles y a la iglesia a pagar
impuestos. El tercer estado, en cambio, pretendía profundas reformas que terminaran con los
privilegios feudales y establecieron la igualdad entre las personas.
Los nobles y la iglesia se resisten a cualquier tipo de cambio. Surge un grave conflicto con los
procedimientos de votación. Los nobles proponen que cada estamento cuente con los mismos
votos. Esto supondría que los nobles más la iglesia siempre tendría mayoría.
La propuesta del 3º estado era que cada estamento tuviera un número de votos según población a
la que representaba. Como no se acepta las propuestas del 3º estado, este decide abandonar los
estados generales, sus representantes se reúnen en un salón llamado del juego de la pelota y
deciden crear su propia asamblea, la llamada “asamblea nacional”
Estaba formada por representantes del 3º estado en que su mayoría eran burgueses, aún así,
invitaron a los representantes de los demás estamentos a que se les unieran.
Esta asamblea decidió permanecer unida hasta dar a Francia una nueva constitución que acabara
con los privilegios y defendieran la libertad y la igualdad.
Se corre el rumor por Paris de que el rey pretende disolver por la fuerza la asamblea. En este
momento el pueblo de Paris se levanta en armas y asaltan la Bastilla (14 de junio de 1789) que era
el símbolo del poder real. Las noticias de Paris se extienden rápidamente por toda Francia, los
campesinos toman las armas y asaltan los palacios y castillos de los nobles, la revoluciona
comenzado.
Ante esta situación la asamblea asume el poder de Francia y toma una serie de decisiones que van
a cambiar la vida del país, aprueba leyes revolucionarias:
La república (1791-1795)
Buena parte de la tierra se reparten entre los campesinos, lo que asegura el apoyo de esta a la
revolución.
El Directorio(1795)
Cada vez más un número creciente de personas y sobre todo la burguesía está en contra del camino
radical que a tomado la revolución francesa. Finalmente, un golpe de estado acaba con el gobierno
republicano y ejecuta a su líder. Se establece un nuevo gobierno llamado “directorio” que estabiliza
la revolución y acaba por el terror. Se establece un gobierno burgués que defiende los intereses y
las creencias de la burguesía. Finalmente, el periodo revolucionario termina cuando un joven
general, llamado Napoleón da un golpe de estado que le permite controlar todo el poder. En 1804
se auto corona emperador. Aunque en la práctica se convierte en un dictador. Asegura las conquista
revolucionarias como el reparto de tierras y las leyes que terminaron con el feudalismo.
Nacionalismo: ideología que defiende que cada pueblo con personalidad propia, deba crear su
propia nación independiente.
Desde los inicios del siglo XIX El Nacionalismo se convierte en una fuerza muy importante en Europa.
Los pueblos europeos, es decir, aquellos grupos humanos unidos por compartir una misma cultura,
tradiciones e historia, además, de vivir en un mismo territorio, deciden crear sus propias naciones.
La situación de los diversos pueblos europeos era muy desigual, algunos ya habían resuelto el
problema nacional porque hacía tiempo que habían creado sus propios estados por ejemplo España
o Francia.
Sin embargo, otros pueblos no disfrutaban de un estado independiente. Entre estos se daban dos
posibilidades:
Pueblos que se encuentran divididos en varios estados. Aquí los nacionalistas luchan por
unir todos los estados para crear una Nación. Ejemplo: En Italia o Alemania.
Se daba también el caso de pueblos integrados o sometidos a grandes imperios. Aquí los
nacionalistas luchaban por la secesión y la independencia. Por ejemplo: Grecia que estaba
sometida a Turquía o Polonia dominada por Rusia.
El despertar del Nacionalismo provocó enormes cambios en el mapa de Europa y conflictos que en
algunos casos aún no se han resuelto.
Introducción:
Los liberales ven su oportunidad de acabar con el antiguo régimen con motivo de la invasión
napoleónica (o francesa).
Cuando Napoleón invade España para imponer como Rey a su hermano José, se produce un vacío
de poder que es aprovechado por los liberales. En España para defenderse de los franceses se
forman juntas en cada localidad para organizar la lucha. Todas las juntas deciden reunirse en Cádiz.
Allí redactan la primera constitución liberal española que elimina los privilegios, defiende las
libertades y convierte a España en una monarquía parlamentaria. Es la constitución de 1812 (La
Pepa).
La revolución liberal, sin embargo, va a sufrir un parón cuando regresa a España el nuevo rey
(Fernando VII). Este rey no acepta la constitución de 1812. Durante su reinado gobernara como un
monarca absolutista y perseguirá a los liberales. Hasta su muerte en 1833 no se reinicia la revolución
liberal.
Fernando VII alcanzó una edad avanzada sin tener hijos. Por esa razón su heredero era el archiduque
Carlos que tenía ideas parecidas a las del rey. Sin embargo, hacia el final de su vida el rey tiene una
hija, Isabel.
La ley sálica impedía que reinaran las mujeres, a pesar de eso el rey decide derogar la ley y nombrar
heredera a su hija. Cuando muere Fernando VII en 1833 se plantea un conflicto por la sucesión. Por
un lado, están los partidarios de cumplir la voluntad del rey que apoyan que Maria C. (madre de
Isabel) sea regente hasta que Isabel cumpla la mayoría de edad.
Por otro lado, están los que proponen como rey a Carlos, que se les llamara desde ahora carlistas.
Lo importante es que el país se divide entre: liberales que defienden a Maria Cristina e Isabel y
absolutitas que apoyan a Carlos. Finalmente, los enfrentamientos se convertirán en una larga guerra
civil; las guerras carlistas entre 1833-1840. Al final los gobiernos liberales triunfan y el carlismo es
derrotado.
En relación con el campo, los liberales establecen reformas que lo cambian profundamente. Al
acabar con los privilegios de la nobleza y de la iglesia. Desaparece la servidumbre entre los
campesinos que ahora son libres, ya no están bajo la autoridad de la nobleza.
Se eliminan los mayorazgos (institución que decía que el hijo mayor lo hereda todo).
En relación con la propiedad de la tierra si se producen grandes cambios. Hasta este momento las
tierras de los nobles y de la iglesia no se podían vender ni comprar, a partir de ahora sí, se liberaliza
el mercado agrario.
La revolución liberal supone la redistribución, sin embargo, los campesinos no conseguirán acceder
a la propiedad de los campos. Por eso no simpatizan excesivamente con el liberalismo.
El centralismo politico.
Cuando los liberales llegan al poder copian el modelo francés de organización territorial. Este
modelo se basaba en el centralismo. Desde el gobierno central situado en la capital del reino se
gobernaba todo el país. Para lograr este propósito se toman las siguientes medidas:
El sistema político liberal era teóricamente democrático con la salvedad de que estaba basada en el
voto censatario, es decir, es decir que sólo votaban las personas con dinero. A pesar de lo dicho se
podría pensar que dado que el derecho al voto se iba extendiendo a la mayoría de la población el
sistema era representativo.
España se gobernaba según un sistema de turnos, los dos partidos liberales más importantes se
alternaban en el gobierno. Cuando el rey decidía que era necesario un cambio de gobierno disolvía
el que existía en ese momento y nombraba otro nuevo dirigido por el partido que estaba en la
oposición. Este gobierno convocaba elecciones y las manipulaba para ganarlas, incluso se pactaban
los resultados con el otro partido.