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La realidad del Conflicto armado en Colombia

Carlos Andrés Cuero Satizabal

Colombia es el país en el que a casi nadie le importa las aflicciones del prójimo, un día
cualesquiera sales a departir con tus amigos y puede que ese sea el último, no hay peso de
conciencia ni consideración que permita evitar una muerte; el odio sin sentido y las guerras sin
ideales ni razones son el pan de cada día, maltratar o matar a alguien simplemente porque no te
agradó como vestía, como caminaba o como hablaba, o simplemente porque querías obtener
algo y no te dio la gana de trabajar por lograrlo, son las conclusiones más acertadas a las que
se puede llegar cuando a mitad del día y con el sol en su punto más alto matan a alguien a quien
has conocido toda tu vida y de quien tenías la certeza no se metía con nadie y simplemente tenia
amabilidad para con los demás.

Y es que el conflicto armado en Colombia es una guerra sin ningún carácter ideológico, es una
guerra que no distingue sexo, edad, etnia, pero sí clases sociales; pues quienes han vivido entre
comodidades no saben lo que significa que a mitad de la madrugada tengas que salir de tu casa
con algunos de tus familiares con lo poco que puedas cargar y dirigirte a un lugar desconocido e
iniciar desde cero y desde este punto para el conflicto sin sentido que afronta Colombia quizás
los muertos sean los más afortunados. Porque para ellos terminó el sufrimiento. Para son muchos
los colombianos que han tenido que sufrir el trauma de una guerra que ha durado más de seis
décadas en una contienda que no desaparecerá con un disparo, un carro-bomba, una puñalada
o algo similar.

El daño más grande de esta guerra no ha sido contra el estado o las instituciones, los
mayores afectados son madres, padres, mujeres violadas, hombres sin trabajo, familias que
perdieron sus casas, sus tierras, sus hijos y tuvieron que marcharse de los lugares donde
habían crecido y creado una para poder conservarla y continuar con otra.

El daño psicológico que ha provocado el conflicto armado en Colombia es incalculable, son


muchas las secuelas provocados al pueblo en general y considerar que la paz para este país
está cerca es casi una utopía, la violencia solo genera violencia y aun somos testigos como
aquellos “inmunes” a esta la siguieren como mecanismo de control y soberanía.

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