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VIAJEROS, PEREGRINOS Y AVENTUREROS

EN EL MUNDO ANTIGUO.

FRANCISCO MARCO SIMÓN


FRANCISCO PINA POLO
y JOSÉ REMESAL RODRÍGUEZ (Eds.)
© PUBLICACIONS I EDICIONS DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, 2010
Adolf Florensa, 2/n; 08028 Barcelona; Tel. 934 035 442; Fax 934 035 446.
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1ª edición: Barcelona, 2010

Director de la colección: JOSÉ REMESAL.

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Composición y maquetación: JUAN MANUEL BERMÚDEZ.

Portada: Orbis Herodoti.

Impresión: Gráficas Rey, S.L.

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Impreso en España / Printed in Spain.

Publicación nº
de la Institución «Fernando el Católico» (C.S.I.C.)
Organismo autónomo de la Exma. Diputación de Zaragoza.
Plaza de España, 2. 50071 –– Zaragoza (España). ifc@dpz.es

Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra. Ninguna parte de esta publicación, incluido el
diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada mediante ningún tipo de medio o
sistema, sin la autorización previa por escrito del editor.
ÍNDICE GENERAL

Introducción 9
(Francisco Marco Simón, Francisco Pina Polo y José Remesal Rodríguez)

Algunos apuntes sobre la naturaleza de la geografía griega 13


(Gonzalo Cruz Andreotti)

Autopsía y Akoé. Aspectos sexuales en la Historia de Heródoto 25


(Carlos Schrader)

/DLPDJLQDFLyQJHRJUi¿FDHQODH[SHGLFLyQGH$OHMDQGUR 49
(Javier Gómez Espelosín)

5XWDV\YLDMHURVHQHO3Uy[LPR2ULHQWH$QWLJXR 65
(Juan-Pablo Vita)

(OYLDMHGH+DQyQGH&DUWDJR\ORVPHFDQLVPRVGHH[SORUDFLyQIHQLFLRV 77
(Adolfo J. Domínguez Monedero)

The strange tale of Eudoxos of Kyzikos: adventurer and explorer of the Hellenistic
world 95
(Duane W. Roller)

El Periplo del Mar Eritreo y la presencia romana en el Índico 101


(Francisco Pina Polo)

9LDMHVLQLFLiWLFRVHQ*UHFLD\HQ,EHULDXQUHFRUULGRLFRQRJUi¿FRKDFLDHOUHLQRGHOR
desconocido 115
5LFDUGR2OPRV

De Baetica a Germania, consideraciones sobre la ruta y el comercio atlántico en el Im-


perio Romano 147
(José Remesal Rodríguez)

9LDMHURVVLOHQFLRVRVHOURERGHREUDVGHDUWH\VXWHVWLPRQLRKLVWyULFR 161
(Arminda Lozano)

Hacia el lugar de los dioses: aproximación a la peregrinación religiosa 177


en la Hispania indoeuropea
(Silvia Alfayé)

Pausanias und die griechischen Heiligtümer und Kulte 219


(Peter Funke)

7
From Thessalos of Tralles to Nicagoras of Athens: religious pilgrimage
to Egypt in the Roman Empire 227
(Francisco Marco)

El peregrino y sus destinos: los lugares de Cristo 241


(Pablo C. Díaz)

L’Apulia tardoantica: vie di contadini, pastori, briganti e pellegrini 267


(Giuliano Volpe)

9LDMDUGHVSXpVGHPRULUHOYLDMHDODLQYHUVDGH0D[LPLQXV7KUD[ 305
(Maria Victoria Escribano Paño)

Índices

- de fuentes
- literarias 319
HSLJUi¿FDV 323

GHSHUVRQDMHV 324

- de lugares 329

- de materias 334

8
EL PERIPLO DEL MAR ERITREO Y LA PRESENCIA ROMANA EN EL ÍNDICO

FRANCISCO PINA POLO


Grupo Hiberus. Universidad de Zaragoza

Egipto pasó en el año 30 a.C. a convertirse en territorio perteneciente al Imperio romano


bajo control directo de Augusto, quien a partir de ese momento nombró para su gobierno a prefectos
pertenecientes al orden ecuestre. Este hecho representó indudablemente un cierto cambio en las
UHODFLRQHVGHO(VWDGRHJLSFLRFRQHO0HGLWHUUiQHRSHURGHPDQHUDPXFKRPiVFODUDVLJQL¿FyXQD
transformación en lo que respecta a los contactos comerciales establecidos desde territorio egipcio
con los amplios mercados que el vasto océano Índico ofrecía. Los Ptolomeos habían centrado
casi exclusivamente su actividad política, diplomática y comercial en el Mediterráneo oriental.
Ciertamente fundaron algunos puertos en el área del mar Rojo, pero la actividad comercial egipcia
en época ptolemaica más allá del Cuerno de África debió de ser muy esporádica. Los principales
intereses de los Ptolomeos en la zona derivaban de la necesidad de obtener oro para pagar a sus
WURSDV\GHFRQVHJXLUHOHIDQWHVTXHSXGLHUDQVHUXWLOL]DGRVHQVXVFRQÀLFWRVEpOLFRVHQSDUWLFXODU
contra los Seléucidas1. Hasta ese momento, las relaciones comerciales en el Índico habían mantenido
unas características fundamentalmente regionales. Sin embargo, a partir de Augusto y hasta el siglo
III Roma impulsó una activa relación diplomática y sobre todo comercial con todas las regiones
ribereñas del llamado mar Eritreo, en particular el sur de Arabia y el África oriental, pero también el
golfo Pérsico, la India e Sri Lanka, e incluso de manera esporádica China2.

1
L. CASSON, Ptolemy II and the Hunting of African Elephants, TAPhA 123, 1993, 247-260; S.E. SIDEBOTHAM, Roman Interests
in the Red Sea and Indian Ocean, en J. READE (ed.), The Indian Ocean in Antiquity, Londres – Nueva York 1996, 287-288.
2
En general, véase S.E. SIDEBOTHAM, Roman Economic Policy in the Erythra Thalassa 30 BC – AD 217, Leiden 1986;
G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade. Internacional Commerce and Imperial Policy 31 BC – AD 305, Londres - Nueva York

101
Un comercio regular implica un buen conocimiento de las rutas de navegación y de las
UHJLRQHV TXH KXELHUDQ GH VHU WDQWR HO GHVWLQR ¿QDO FRPR LQWHUPHGLDULDV (O FRPHUFLR OOHYDED DVt
LPSOtFLWRXQLPSRUWDQWHIDFWRUGHH[SORUDFLyQJHRJUi¿FDGH]RQDVDSHQDVFRQRFLGDVSRUORVKDELWDQWHV
GHO0HGLWHUUiQHR(VWHPHMRUFRQRFLPLHQWRGHODJHRJUDItDGHOËQGLFRWXYRVXUHÀHMRHQODVREUDVGH
Estrabón, Plinio y Ptolomeo entre otros. Pero la información fundamental al respecto procede del
llamado Periplo del Mar Eritreo, escrito en griego por un navegante o comerciante greco-egipcio
que probablemente vivía en Alejandría, de nombre desconocido, hacia la mitad del siglo I d.C.3 El
autor, que estuvo personalmente en los lugares que menciona, describe con detalle las costas de los
territorios que constituían desde la época de Augusto el ámbito en el que se movían los comerciantes
romanos y en general mediterráneos, al tiempo que ofrece datos sobre los pueblos que habitaban en
ellas y sobre los productos que eran principalmente objeto de intercambio4. El Periplo permite de
este modo tanto conocer lo que se sabía en el siglo I sobre la geografía y la etnografía del Índico,
como indirectamente determinar cuáles eran las principales rutas de navegación en la época y los
mercados que los comerciantes occidentales frecuentaban.

La expedición a Arabia de Elio Galo

El objetivo de Augusto de abrir el Índico a los intereses económicos romanos se hizo ya


evidente poco después de que Egipto fuera anexionado. Bajo las órdenes del emperador Augusto, el
prefecto de Egipto Elio Galo llevó a cabo en los años 26-25 a.C. una expedición militar en Arabia5.
La fracasada aventura es bien conocida en sus detalles gracias al relato de Estrabón, que era además
un buen amigo de Elio Galo6. De acuerdo con Estrabón, el prefecto de Egipto no sólo tenía órdenes de
marchar a Arabia, sino también a Etiopía, aprovechando la exigua distancia que separa la Península
Arábiga de África. El propósito de Augusto era lograr la sumisión de los pueblos de Arabia7. La razón
última era adquirir la enorme riqueza que se suponía que poseían los habitantes de la denominada
Arabia Felix, en particular el mercado del incienso y de la mirra, productos de uso imprescindible en
el mundo romano en los rituales religiosos y funerarios.

2001. Hay noticia de una embajada romana que durante el mandato de Marco Aurelio llegó a China en el tiempo en que
allí gobernaba la segunda dinastía Han (S. BELFIORE, Il Periplo del Mare Eritreo di anónimo del I sec. D.C. e altri testi sul
commercio fra Roma e l’Oriente attraverso l’Oceano Indiano e la Via della Seta, Roma 2004, 50).
3
La edición y comentario más utilizados son los contenidos en la obra de L. CASSON, The Periplus Maris Erythraei,
Princeton 1989. Véase asimismo W.H. SCHOFF, The Periplus of the Erytraean Sea – Travel and trade in the Indian Ocean
E\DPHUFKDQWRIWKH¿UVWFHQWXU\, Delhi 1995 (11912); H. FRISK, Le Periple de la Mer Erythrée, Goteborg 1927; G.W.B.
HUNTINGFORD, The Periplus of the Erythraean Sea, Londres 1980; S. BELFIORE, Il Periplo del Mare Eritreo. La fecha precisa
de redacción del Periplo ha sido muy discutida. En general existe acuerdo en que hay que situarla entre los años 40 y 70
d.C., a partir de las diferencias entre las informaciones que sobre Arabia se encuentran en el Periplo y en la obra de Plinio.
N. GROOM, The Periplus, Pliny and Arabia, Arab.arch.epig., 6, 1995, 180-195, esp.180-182, piensa que el Periplo debe ser
datado en torno al año 45. Véase asimismo F.J. GONZÁLEZ PONCE, El Periplo del Mar Eritreo y la evolución interna del género
SHULSORJUi¿FR1XHYDVDSRUWDFLRQHVDOSUREOHPDGHODIHFKDHabis 23, 1992, 237-245.
4
Se encuentra un útil resumen de todas las importaciones y exportaciones que eran llevadas a cabo desde los principales
puertos citados en el Periplo en S. BELFIORE, Il Periplo del Mare Eritreo, 56-59.
5
Sobre la cronología de la expedición, S. JAMESON, Chronology of the Campaigns of Aelius Gallus and C. Petronius,
JRS 58, 1968, 71-84.
6
STR. 16.22-24. Véase asimismo el capítulo 26 de las Res gestae de Augusto. Cf. N. BIFFI, Il medio oriente di Strabone.
/LEUR;9,GHOOD*HRJUD¿D,QWURGX]LRQHWUDGX]LRQHHFRPPHQWR, Bari 2002.
7
En la expedición militar participó la legio XXII Deiotariana, al menos aportando una vexillatio, y probablemente la IIII
Cyrenaica. Cf. CHR. MAREK, Die Expedition des Aelius Gallus nach Arabien im Jahre 25 v.Chr., Chiron 23, 1993, 121 n.2;
J. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Historia de las legiones romanas, vol.1 Madrid 2001, 411.

102
La imagen de Arabia como un territorio de enormes riquezas se convirtió en la Antigüedad en
un auténtico toposOLWHUDULRDSDUWLUGHODVD¿UPDFLRQHVUHDOL]DGDVSRU+HUyGRWR8. Arabia fue siempre
la región de los arómata, de ella emanaban los perfumes de las zonas en las que era producido el
incienso, en ella existían piedras preciosas en abundancia, metales de inmenso valor, animales y plantas
extraños. En esta Arabia fabulosa todo era lujo y opulencia. Esa misma riqueza hacía a sus habitantes
de naturaleza indolentes e incapaces de combatir en la guerra. La visión herodotiana, continuada por
Agatárquides, Diodoro y recogida por Estrabón, debió de condicionar la expedición de Elio Galo.
Augusto y su prefecto esperaban acceder a una especie de El Dorado habitado por ricos comerciantes,
soldados poco hábiles fácilmente conquistables. Pero era ésta poco más que una imagen literaria
IUXWRGHXQDHODERUDFLyQHWQRJUi¿FD9. De ahí la enorme decepción sufrida por Elio Galo, pero tal vez
también eso explique la necesidad de atribuir el fracaso de la expedición a la traición de un nabateo.

Según Estrabón, Elio Galo fue engañado por el nabateo Sileo, quien, lejos de actuar como
guía tal y como había prometido, llevó a los romanos por rutas equivocadas tanto por mar como por
tierra10. Galo hizo construir un importante número de barcos en Cleopatris, ciudad situada en el golfo
de Suez en el extremo septentrional del mar Rojo, cerca del lugar en el que desembocaba el canal
que provenía del río Nilo. Pero cometió el error de construir grandes barcos de guerra, innecesarios
puesto que no era de esperar que tuvieran lugar grandes enfrentamientos navales y porque su
maniobrabilidad era escasa en el mar Rojo. Galo se vio obligado a dar marcha atrás y construir en su
lugar ciento treinta naves de carga simplemente para transportar a sus hombres. En ellas se embarcó
con unos diez mil soldados de infantería, entre los que, además de romanos, había quinientos judíos
y mil nabateos bajo el mando de Sileo. Desde Cleopatris llegó en catorce días, no sin contratiempos,
a Leuke Kome, un emporium nabateo en el norte de la Península Arábiga, tras atravesar el golfo de
Acaba11. En el trayecto había perdido muchos de sus barcos junto con sus tripulaciones, debido a las
GL¿FXOWDGHVGHODQDYHJDFLyQ(VWUDEyQFXOSDGHHOORD6LOHRTXHKDEtDD¿UPDGRTXHQRHUDSRVLEOHLU
por tierra a Leuke Kome atravesando la península del Sinaí como hacían habitualmente las caravanas
de hombres y camellos. Muchos de los soldados de Galo se vieron afectados por enfermedades que
les obligaron a pasar el verano y el invierno en Leuke Kome.

&XDQGR SRU ¿Q OD H[SHGLFLyQ SXGR UHDQXGDUVH *DOR QHFHVLWy PXFKRV GtDV SDUD OOHJDU DO
desértico territorio del rey Aretas, desde donde marchó a Ararene, donde gobernaba Sabos, y desde
allí llegó a la ciudad de Negrani. Poco después diez mil indígenas presentaron batalla. Pero sus armas
HUDQGH¿FLHQWHV\VXKDELOLGDGFRPRVROGDGRVHVFDVD*DORYHQFLyVLQSUREOHPD\VyORGRVURPDQRV
murieron en el enfrentamiento. Los romanos tomaron después las ciudades de Asca y Athrula. Por falta
de agua Galo se vio obligado a desistir de su asedio a la ciudad de Marsiaba, que posiblemente debe
VHULGHQWL¿FDGDFRQ0DULEODFDSLWDOGHOUHLQRGH6DED/RVURPDQRVKDEtDQORJUDGROOHJDUSRU¿QDO
sur de Arabia. De hecho se encontraban muy cerca de la zona productora de incienso que debía ser el
principal objetivo de Galo12, supuestamente a dos días de marcha según los indígenas que fueron hechos
prisioneros, aunque a esas alturas Galo debió de recibir esas informaciones con sumo escepticismo. Para

8
HDT. 3.107-113.
9
A. ZAMBRINI, Notes sur l’Arabie dans les sources classiques, en A. AVANZINI (ed.), Profumi d’Arabia, Roma 1997,
481-494, esp.486-489.
10
Sobre la expedición de Elio Galo, véase H. VON WISSMANN, Die Geschichte des Sabaeerreichs und der Feldzug des Aelius
Gallus, ANRW II 9,1, 308-544; CHR. MAREK, Die Expedition des Aelius Gallus, 121-156; A. LUTHER, Medo nectis catenas?
Die Expedition des Aelius Gallus im Armen der augusteischen Partherpolitik, Orbis Terrarum 5, 1999, 157-182.
11
CHR. MAREK, Die Expedition des Aelius Gallus,134: «(Leuke Kome) ist jetzt nahezu sicher lokalisiert bei Aynunah am
südlichen Ausgang des Golfes von Aqaba».
12
Cf. CHR. MAREK, Die Expedition des Aelius Gallus, 145: Hadramaut era el objetivo último de la expedición de Elio Galo.

103
alcanzar la región habían necesitado seis meses, en los que los hombres de Galo se vieron sometidos a
todo tipo de penalidades a través del desierto de Arabia, sin encontrar nunca las riquezas que buscaban.
Eso obligó a Elio Galo a ordenar el regreso inmediato a Egipto. En apenas sesenta días llegó a Egra,
localidad situada junto al mar, desde donde se embarcó hacía el puerto egipcio de Myos Hormos, al que
arribó tras once días de navegación. La rapidez del regreso hizo evidente la suma de errores cometidos
en la elección de las rutas en el interior de Arabia. Desde Myos Hormos los romanos supervivientes
PDUFKDURQ SRU WLHUUD D &RSWRV D RULOODV GHO 1LOR \ GHVGH DOOt ¿QDOPHQWH D$OHMDQGUtD 'H DFXHUGR
con Estrabón, sólo siete romanos perdieron la vida en combate en toda la expedición, pero muchos
murieron por enfermedad, hambre o agotamiento. El desierto había derrotado a Elio Galo.

El desarrollo del comercio mediterráneo con Arabia

La campaña de Elio Galo fue un sonoro fracaso desde el punto de vista militar, y mostró que
el desarrollo del comercio romano en Oriente no podía basarse en la conquista de esos territorios13.
6LQHPEDUJRWDOYH]ODH[SHGLFLyQQRIXH¿QDOPHQWHXQIUDFDVRWRWDOGHVGHODSHUVSHFWLYDFRPHUFLDO
y pudo contribuir de manera directa o indirecta a un mejor conocimiento de la región. El propio
Estrabón incluye en su relato de la expedición un breve excurso14HQHOTXHD¿UPDTXHDQWHVORV
cargamentos de arómata eran transportados por tierra de Leuke Kome a Petra, y desde allí eran
llevados a Fenicia, que era la puerta de entrada de esos productos al Mediterráneo. Eso quiere decir
que la comercialización estaba entonces totalmente en manos de los nabateos. Pero Estrabón añade a
continuación que en su época la mayor parte llegaba al puerto egipcio de Myos Hormos desde Arabia
y la India, y que desde allí los arómata HUDQ OOHYDGRV PHGLDQWH FDPHOORV D &RSWRV \ ¿QDOPHQWH
descendían por el Nilo hasta Alejandría. No hay seguridad absoluta sobre la fecha de redacción
del libro XVI por parte de Estrabón, pero con toda probabilidad fue escrito en época augústea. Eso
VLJQL¿FDTXHGXUDQWHHOPDQGDWRGH$XJXVWRIXHUDDUDt]GHODH[SHGLFLyQGH(OLR*DORRQRVHDEULy
o se consolidó una ruta regular de transporte del incienso – y sin duda de otros productos – desde el
sur de Arabia hasta Alejandría a través del mar Rojo.

De hecho, hay claros indicios de que el Estado romano invirtió esfuerzo y dinero en la
ampliación y reparación de los más importantes puertos egipcios en el mar Rojo, como Cleopatris,
Myos Hormos, Philoteras, tal vez Nechesia, y Berenice, enumerados de norte a sur (Mapa 1)15. Todos
parecen haber existido ya antes de la llegada de Roma en época ptolemaica16. Sólo Quseir al-Qadim,
TXHGHEHLGHQWL¿FDUVHFRQ0\RV+RUPRVSDUHFHKDEHUVLGRXQDIXQGDFLyQURPDQDGHOVLJOR,G&HQ
DFWLYRGHVGHODIDVH¿QDOGHODpSRFDDXJ~VWHDDXQTXHQRHVWRWDOPHQWHGHVFDUWDEOHTXH\DH[LVWLHUDHQ

13
Véase al respecto R. SIMON, Aelius Gallus’ Campaign and the Arab Trade in the Augustan Age, Acta Orientalia Academi-
ae Scientiarum Hungaricae, 55, 2002, 309-318.
14
STR. 16.24.
15
Se podría en principio pensar que hubiera sido lógico que los principales puertos del mar Rojo estuvieran ubicados en la
parte más septentrional, en torno a Suez, situado a menor distancia del delta del Nilo, en particular de Alejandría. Sin em-
bargo en la Antigüedad los puertos más importantes, como Myos Hormos o Berenice, estaban mucho más al sur. La razón
se encuentra en el régimen de vientos dominantes en la región. En la zona más septentrional del mar Rojo el viento sopla
del norte todo el año, y en la mitad meridional también sopla del norte la mayor parte del año, salvo entre octubre y marzo,
FXDQGRHOYLHQWRVRSODGHOVXUKDVWDOD]RQDGH-LGGDK(VRVLJQL¿FDTXHHUDIiFLOQDYHJDUKDFLDHOVXUGHQWURGHOPDU5RMR
pero era más difícil hacerlo hacia el norte, sobre todo en la mitad septentrional. Por esa razón la zona en torno a Suez era
menos utilizada para la gran navegación. Véase al respecto W. FACEY, The Red Sea: The Wind Regime and Location of Ports,
en P. LUNDE y A. PORTER (eds.), 7UDGHDQG7UDYHOLQWKH5HG6HD5HJLRQ3URFHHGLQJVRI5HG6HD3URMHFW,+HOGLQWKH%ULWLVK
Museum October 2002, Oxford 2004, 7-18. Sobre los puertos en el mar Rojo, G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 38-45.
16
G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 19; 27.

104
época ptolemaica17. Trajano por su
parte reexcavó el canal que desde
siglos atrás unía una población situada
al sur de El Cairo (Babilonia) con
Cleopatris en el mar Rojo18. Y rutas
WHUUHVWUHV IRUWL¿FDGDV \ SURYLVWDV GH
pozos de agua cada cierta distancia
unían a través del desierto algunos
de los puertos egipcios del mar Rojo
– como Berenice o Myos Hormos
– con enclaves situados en el Nilo,
en particular Coptos19. De esta
manera, Roma creó o consolidó una
red de transporte que combinaba la
comunicación marítima, terrestre y
ÀXYLDO SDUD IRPHQWDU ODV UHODFLRQHV
comerciales en el mar Rojo y más allá
de él hacia el Índico. La protección
prestada por tropas al servicio de
Roma se hizo constante en esos
puertos del mar Rojo20, pero también
está atestiguada en la costa de Arabia
en Leuke Kome, donde el Periplo
(PME   D¿UPD TXH XQ FHQWXULyQ
romano al frente de una guarnición
armada estaba asentado allí y que un
recaudador se encargaba en nombre del
Estado romano del cobro de impuestos
por las mercancías comercializadas21.
Es igualmente posible que grupos de
comerciantes romanos se establecieran

Mapa 1.- Puertos del Mar Rojo.

17
S.E. SIDEBOTHAM,5RPDQ,QWHUHVWV5HFLHQWHVH[FDYDFLRQHVHQ4XVHLUDO4DGLPKDQFRQ¿UPDGRTXHVHWUDWDGH
Myos Hormos, y no Leukos Limen como se había supuesto: D. PEACOCK ET ALII, Myos Hormos – Quseir al-Qadim: A Roman
and Islamic Port on the Red Sea Coast of Egypt, Southampton 1999, 2000 y 2001 (véase asimismo www.arch.soton.ac.uk/
Research/Quseir). Sobre los puertos de la costa egipcia del mar Rojo, véase R. TOMBER, Indo-Roman Trade. From Pots to
Pepper, Londres 2008, 57-67.
18
PTOL. 4.5. Cf. G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 75-78; S. BELFIORE, Il Periplo del Mare Eritreo, 30; R. TOMBER,
Indo-Roman Trade, 66.
19
G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 45-51.
20
Recientemente, C. PHILLIPS, F. VILLENEUVE y W. FACEY, A Latin Inscription from South Arabia, PSAS 34, 2004, 239-250,
han dado a conocer una inscripción hallada en las islas Farasas, en la parte meridional del mar Rojo, y datada en 143-144.
En ella se menciona la presencia en las islas de una vexillatio de la legio II, que estaba entonces estacionada en Egipto. Esto
sugiere un control militar de la zona por parte de Roma superior al que se había supuesto, probablemente en un afán por dar
protección a los comerciantes que transitaran por la región.
21
Se discute si los funcionarios de Leuke Kome al servicio de Roma eran nabateos o romanos, y en conexión directa con
esta cuestión, si Leuke Kome formaba parte en la época en la que el Periplo fue escrito del reino nabateo o del Imperio
romano. A favor de la tesis de que eran nabateos se han pronunciado G.W. BOWERSOCK, Roman Arabia, Cambridge Mass.
– Londres 1983, 70, y L. CASSON, The Periplus Maris Erythraei, 145. Por su parte, S.E. SIDEBOTHAM, Roman Interests, 292-
293, no se pronuncia en uno u otro sentido. G.K. YOUNG,7KH&XVWRPV2I¿FHUDWWKH1DEDWDHDQ3RUWRI/HXNH.RPH Pe-
riplus Maris Erythraei 19), ZPE 119, 1997, 266-268, considera que se trata de funcionarios romanos en un puerto nabateo,
y que la razón de su presencia sería evitar la evasión de impuestos en el caso de que los barcos atracaran en Leuke Kome
en lugar de los más habituales Myos Hormos o Berenice en el Egipto romano.

105
a título particular en algunos enclaves de la costa egipcia del mar Rojo, como por ejemplo al sur en
Adulis22XQSXHUWRTXHHUDFRQWURODGRSRUHOÀRUHFLHQWHUHLQRGH$NVXPTXHRFXSDEDHQSDUWHORTXH
KR\HV(WLRStD\(ULWUHD\HUDLPSRUWDQWHSRUODH[SRUWDFLyQGHPDU¿O PME 4-5)23.

A partir de la época augústea, Arabia fue ya por lo tanto de manera constante para Roma
un mercado en el que eran adquiridos determinados productos y vendidos otros, gracias tanto a la
iniciativa privada como pública24. El principal objeto de deseo fue siempre el incienso, que alcanzó
su mayor volumen de exportación hacia el Mediterráneo en el siglo II. El árbol del que se obtiene
el incienso se encuentra en Somalia, en la isla de Socotra y en la India. Una parte del incienso
consumido en el Mediterráneo podía proceder de estas regiones. Sin embargo, el incienso de mayor
calidad era el obtenido en todo el sur de Arabia. Desde el interior de la Península Arábiga era
llevado a los principales puertos de su fachada meridional, donde era adquirido por los comerciantes
occidentales25. Uno de ellos debió de ser Publio Cornelio Eques, cuyo nombre aparece mencionado
en latín y griego en una breve inscripción hallada en la moderna ciudad de Baraqish (Yemen), cerca
de la antigua Marib. El personaje pertenecía posiblemente a una rica familia de Puteoli que debía de
tener importantes vínculos comerciales con la región26.

(O ÀXMR FRPHUFLDO UHTXHUtD GH DFXHUGRV FRQ ODV DXWRULGDGHV GH OD ]RQD /RV SULQFLSDOHV
Estados del sur de Arabia, el de Saba-Himyar en el sudoeste y el de Hadramaut en el centro y este
de la fachada meridional de la península, desarrollaron diferentes estrategias para la movilización
de los recursos económicos de la región y para el control del comercio marítimo con Oriente y
Occidente. El comercio era la base de la economía y su control se convirtió por necesidad en el
motor de la creación de estructuras estatales complejas27. De acuerdo con el Periplo (PME 23),
Charibael gobernaba en Saba-Himyar y era considerado amigo de los emperadores romanos, con los
que intercambiaba frecuentes embajadas y presentes.

Un elemento fundamental en ese control era la existencia de puertos de comercio que sirvieran
de referencia para los navegantes28. Los más importantes en el sur de Arabia eran los de Aden, Qana
y Sumhuram (Mapa 2). Qana (Bir Ali, Yemen) era el principal puerto del reino de Hadramaut, y
como tal es mencionado en el Periplo del Mar Eritreo (PME 27), en el que se habla de él como el
punto de partida de los barcos que se dirigían hacia la India (PME 57). Era un importante astillero,
además de una de las principales etapas en el viaje entre Egipto y la India. Desde un punto de vista

22
S.E. SIDEBOTHAM, Roman Interests, 297-298. La importancia del puerto de Adulis en el comercio a través del mar Rojo es
enfatizada por S.C.H. MUNRO-HAY, The Foreign Trade of the Aksumite Port of Adulis, $]DQLD 17, 1982, 107-125. Sobre las
exploraciones arqueológicas realizadas en Adulis, véase D. PEACOCK y L. BLUE (eds.), 7KH$QFLHQW5HG6HD3RUWRI$GXOLV
Eritrea. 5HSRUWRIWKH(ULWUR%ULWLVK([SHGLWLRQ, Oxford 2007.
23
Cf. S.C.H. MUNRO-HAY, Aksumite Overseas Interests, en J. READE (ed.), The Indian Ocean, 403-413; R. TOMBER,
Indo-Roman Trade, 88-93.
24
El Periplo del Mar Eritreo dedica los capítulos 19 al 35 a la navegación y comercio en Arabia.
25
Cf. P.M. COSTA, Il ruolo dell’Arabia nel commercio delle spezie e dell’incenso: da Elio Gallo a Vasco da Gama, en A.
AVANZINI (ed.), Profumi d’Arabia, 431-445, esp.434-435; C. SINGER, The Incense Kingdom of Yemen: An outline History of
the South Arabian Incense Trade, en D. PEACOCK – D. WILLIAMS (eds.), Food for the Gods. New Light on the Ancient Incense
Trade, Oxford 2007, 4-27, esp.20-22.
26
Sobre esta inscripción véase P.M. COSTA, A Latin-Greek Inscription from the Jawf of the Yemen, PSAS 7, 1977, 69-72;
idem, Further Comments on the Bilingual Inscription from Baraqish, PSAS 16, 1986, 33-36; G.W. BOWERSOCK, Roman
Arabia, 148-153.
27
E.H. SELAND, Ancient South Arabia: trade and strategies of state control as seen in the Periplus Maris Erythraei, PSAS
35, 2005, 271-280.
28
J.-P. REY-COQUAIS, «L’Arabie dans les routes de commerce entre le monde Mediterranéen et les côtes Indiennes», en T.
FAHD (ed.), L’Arabie préislamique et son environnement historique et culturel, Leiden 1989, 225-239.

106
Mapa 2.- Estados del sur de Arabia.

estratégico, su ubicación era adecuada tanto por las condiciones naturales de su puerto, que lo hacían
fácilmente reconocible para los navegantes, como por las excelentes conexiones de las que gozaba
hacia el interior a través de rutas caravaneras, en particular con la capital del reino, Shabwa. Los
hallazgos arqueológicos en el lugar demuestran la variedad de productos que se concentraban en
Qana e indirectamente indican a su vez la diversidad de comerciantes que pasaban por un puerto
convertido en cruce de caminos y de intereses económicos. En Qana se ha hallado cerámica nabatea,
bronces procedentes de la India, objetos de origen persa, así como terra sigillata y fragmentos de
ánforas que contuvieron vino, aceite y salsas de pescado que procedían del Mediterráneo, algunas de
ellas en concreto de Hispania. El PeriploD¿UPDTXHHOLQFLHQVRSURGXFLGRHQHOLQWHULRUHUDOOHYDGR
D4DQD\DOPDFHQDGRDOOtDODHVSHUDGHVXYHQWD/DVH[FDYDFLRQHVDUTXHROyJLFDVKDQFRQ¿UPDGR
efectivamente tal aserto con el hallazgo de un gran almacén29.

En los últimos años se han reactivado las excavaciones llevadas a cabo en Sumhuram (en
la actual localidad de Khor Rori en Omán), puerto perteneciente como Qana al reino de Hadramaut

29
A.V. SEDOV, Sea-Trade of the Hadramawt Kingdom from the 1st to the 6th Centuries A.D., en A. AVANZINI (ed.), Profumi
d’Arabia, 365-377, esp.368-371; C. SINGER, The Incense Kingdom, 23-24; R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 103-105.

107
y situado en el sudeste de la Península Arábiga306HKDSURSXHVWRVXLGHQWL¿FDFLyQFRQ0RVFKD31,
un puerto mencionado en el Periplo (PME 32) como secundario respecto a Qana, del que el autor
D¿UPDTXHHUDIUHFXHQWHTXHSDVDUDQHQpOHOLQYLHUQRORVQDYHJDQWHVTXHUHJUHVDEDQGHOD,QGLD
Los hallazgos arqueológicos han mostrado una auténtica ciudad, dotada de templos, palacios, zonas
residenciales y fuertes murallas. El puerto existía ya desde el siglo III a.C., mucho antes de que los
romanos se introdujeran en los circuitos comerciales a larga distancia de la región. No obstante, la
ciudad tuvo una segunda fase de gran desarrollo y riqueza entre los siglos I y III d.C., coincidiendo
con el incremento del comercio mediterráneo en la región32.

Si la costa meridional de Arabia aparece en el Periplo bien documentada, todo lo contrario


sucede con la fachada oriental de la Península Arábiga, es decir, con el Golfo Pérsico. Las noticias que
se proporcionan en el Periplo son mucho más vagas, lo que hace suponer razonablemente que el autor
de la obra no conocía la región y probablemente nunca navegó por ella. La explicación no puede estar
HQODIDOWDGHULTXH]DGHHVHWHUULWRULRSXHVWRTXHKD\VX¿FLHQWHVWHVWLPRQLRVTXHGHPXHVWUDQTXHHO
*ROIR3pUVLFRHUDXQD]RQDGHQVDPHQWHKDELWDGD\TXHSRUORWDQWRRIUHFtDVX¿FLHQWHVRSRUWXQLGDGHV
para el intercambio comercial. La razón hay que verla más bien en el hecho de que en el Índico
había rutas transnacionales de largo recorrido que unían África o Arabia con la India, pero sobre todo
existían rutas locales o regionales que estaban en manos de navegantes y comerciantes no occidentales.
Ése debió de ser el caso del Golfo Pérsico, en el que comerciaban árabes e indios, pero en el que el
comercio romano más allá de Mazirah debió de ser prácticamente inexistente. En los yacimientos
arqueológicos a lo largo del Golfo Pérsico se han hallado de manera aislada productos procedentes del
Mediterráneo, pero debieron de ser comerciantes árabes e indios quienes los llevaron allí33.

La presencia romana en la India

La clave para los viajes hacia la India era aprovechar las condiciones cambiantes de los
vientos provocadas por los monzones. Los barcos que viajaran hacia la India debían salir del mar
5RMRHQMXOLRFRQHO¿QGHXWLOL]DUORVYLHQWRVTXHVRSODEDQGHVGHHOVXURHVWHHQHVDpSRFDGHODxROR
TXHOHVSHUPLWtDDUULEDUDODFRVWDRFFLGHQWDOGHOD,QGLDHQVHSWLHPEUHVLQPD\RUHVGL¿FXOWDGHV 0DSD
3). El viaje de retorno debía utilizar el viento contrario del nordeste, y para ellos los navíos partían
habitualmente en diciembre o enero de regreso hacia Egipto34. De acuerdo con el autor del Periplo
(PME 57), un marino llamado Hipalo fue el primero en descubrir la manera adecuada de utilizar
los monzones para la navegación. Se entiende que fue en todo caso el primer occidental, puesto
que obviamente los marinos y comerciantes de Arabia y de la India conocían desde hacía siglos el
funcionamiento anual de los monzones. Según narra Estrabón, en el último cuarto del siglo II a.C.
Eudoxo de Cízico fue el primer navegante occidental en realizar el viaje desde las costas egipcias del
mar Rojo hasta la India, con regreso al año siguiente, siguiendo las indicaciones de un marinero tamil

30
A. AVANZINI (ed.), A Port in Arabia between Rome and the Indian Ocean (3rd C. BC – 5th C. AD). Khor Rori Report
2, Roma 2008, esp.609-629. Se encuentra una síntesis de los hallazgos y de las principales conclusiones de los trabajos
arqueológicos en A. AVANZINI, Sumhuram: A Hadrami Port on the Indian Ocean, en E.H. SELAND (ed.), The Indian Ocean in
the Ancient Period. 'H¿QLWH3ODFHV7UDQVORFDO([FKDQJH, Oxford 2007, 23-29.
31
A. AVANZINI, Sumhuram, 23-24. En contra N. GROOM, The Periplus, Pliny and Arabia.
32
A. AVANZINI, Sumhuram, 26: no se han encontrado en Qana restos que avalen su existencia temprana. Por el contrario,
SDUHFHTXHHOSXHUWRGH4DQDIXHIXQGDGRDO¿QDOGHOVLJOR,D&&RLQFLGLHQGRFRQHVHKHFKR6XPKXUDPIXHPRPHQWiQHD-
mente abandonado para ser reconstruido hacia la mitad del siglo I d.C.
33
Éstas son las principales conclusiones de J.-F. SALLES, The Periplus of the Erythraean sea and the Arab-Persian Gulf,
Topoi 3, 1993, 493-523. Cf. R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 109-116.
34
PLIN. NH 6.26.

108
Mapa 3.- Principales rutas del Océano Índico.

que había sido víctima de un naufragio. Estrabón cuenta que tras ser rescatado este marinero había
sido llevado a Alejandría, donde aprendió griego, y que como agradecimiento había enseñado a sus
benefactores la correcta navegación a través del Índico35.

Es evidente que los comerciantes y marinos romanos no crearon nuevas rutas de navegación
en el Índico, sino que utilizaron las ya existentes36. La inclusión de Egipto en el Imperio romano en
pSRFDDXJ~VWHDGHELyGHVXSRQHUFRPRHQHOFDVRGHODVUHODFLRQHVFRQ$UDELDXQSXQWRGHLQÀH[LyQ
El mismo Estrabón enfatiza el rápido incremento de las relaciones comerciales con la India cuando
D¿UPDTXHHQpSRFDSWROHPDLFDVyORXQRVSRFRVEDUFRVVHDYHQWXUDEDQDHPSUHQGHUODUXWDKDFLDHVH
territorio, mientras que en su tiempo unos ciento veinte navíos salían periódicamente desde Myos
Hormos en el norte del mar Rojo hacia la India37. Los navíos que cubrían esta ruta debían de tener una
cierta envergadura para hacer frente a tormentas y corrientes que pudieran encontrar en su recorrido
por el océano. Una vez recorrido de norte a sur el mar Rojo y tras atravesar el estrecho de Bab el-
Mandeb que da acceso al Índico, los barcos debían de hacer escala en alguno de los puertos del sur de
Arabia, Aden o Qana, antes de salir a mar abierto para realizar el trayecto hasta la costa occidental de
la India. Al regreso, los barcos cargados con las mercancías obtenidas en la India podían hacer escala
de nuevo en los puertos del sur de Arabia, pero su objetivo principal eran los puertos egipcios de
Berenice y Myos Hormos, desde donde los productos eran transportados por vía terrestre primero y
ÀXYLDOGHVSXpVKDVWD$OHMDQGUtDHOJUDQFHQWURUHGLVWULEXLGRUKDFLD5RPD\WRGRHO0HGLWHUUiQHR38.

35
STR. 2.98-99. Cf. J.H. THIEL, (XGR[XVRI&\]LFXV±$&KDSWHULQWKH+LVWRU\RIWKH6HD5RXWHWR,QGLDDQGWKH5RXWHURXQG
the Cape in Ancient Times, Groningen 1967.
36
La navegación hacia la India, así como hacia el Extremo Oriente, es descrita en el Periplo del Mar Eritreo en los capítu-
los 36-66. Es decir, el Periplo dedica a esa región casi la mitad de la obra. Sobre las rutas de navegación entre Egipto y la
India, véase L. GUASTI, Le rotte oceaniche per l’India in età imperiale: tempi e percorsi, Klio 85, 2003, 370-383.
37
STR. 2.12. Cf. G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 24-26.
38
C. SINGER, The Incense Kingdom, 19.

109
En cualquier caso, el comercio propiamente romano con la India debió de incrementarse
considerablemente durante los dos primeros siglos después de la era, aumentando en el Mediterráneo
la demanda de productos indios como textiles, perlas y, sobre todo, pimienta (PME 56)39. A partir de
los trabajos de Wheeler, durante años se ha pensado que debió de existir un asentamiento romano de
mayor o menor importancia en Arikamedu, en la costa sudoriental de la India40. Allí aparecieron hacia la
mitad del siglo XX importantes cantidades de cerámica sigillata, así como restos de ánforas que habían
contenido vino, aceite de oliva y garum, y vidrio romano41. Excavaciones llevadas a cabo entre 1989
y 1992 en Arikamedu han demostrado que se trata de un asentamiento indígena, no romano42. Podría
ocurrir ciertamente que un número indeterminado de occidentales se hubiera asentado en él conviviendo
con los tamiles indígenas, y que ésa fuera la explicación del hallazgo de los restos de ánforas que indican
el consumo de determinados alimentos comunes en el Mediterráneo. Sin embargo, no hay razón para
suponer que el garum o el aceite de oliva no pudieran ser consumidos por los propios tamiles43.

En realidad, la tesis mantenida durante décadas en el sentido de que en Arikamedu, y en general


en la costa oriental de la India, había asentamientos romanos, parte de una visión excesivamente romano-
FpQWULFDGHOFRPHUFLRHQODUHJLyQTXHWLHQGHDQRYDORUDUVX¿FLHQWHPHQWHODH[LVWHQFLDGHXQLPSRUWDQWH
ÀXMRFRPHUFLDOUHJLRQDOSURWDJRQL]DGRSRUORVSURSLRVLQGtJHQDV(OKDOOD]JRGHPDWHULDOHVURPDQRV
no implica necesariamente que hayan sido llevados hasta allí por comerciantes romanos, puesto que
es evidente que siempre existió un comercio de intermediarios en el Índico, al igual que existía en el
Mediterráneo. Mucho menos tiene por qué indicar asentamientos coloniales romanos en la región. De
hecho, la descripción que se hace en el Periplo (PME 58-62) de la costa oriental de la India es muy vaga
en comparación con la realizada de la costa occidental, lo que parece indicar que probablemente el autor
nunca navegó más allá del cabo Comorin, el punto más meridional de la India44.

Por el contrario, en el Periplo (PME 56) se describe con detalle las mercancías que los
comerciantes occidentales podían obtener en la costa occidental india, en la que la presencia romana
sí está atestiguada con seguridad, con los puertos de Barbarikon y Barygaza en el noroeste, y Muziris
y Nelkynda en el suroeste (PME 53)45. Es incluso probable que en esa zona sí hubiera romanos
viviendo en ella. Es el caso de la ciudad de Muziris, ubicada en el suroeste de la costa de la India,

39
6REUHHOQRWDEOHLQFUHPHQWRGHODVUHODFLRQHVHQWUHOD,QGLD\HO0HGLWHUUiQHRHQHOSULPHUVLJORG&\ODLQÀXHQFLDHQOD
cultura material romana, véase F. DE ROMANIS, Roma and Notia of India: Relations between Roma and Southern India from
30 BC to the Flavian Period, en F. DE ROMANIS y A. TCHERNIA (eds.), Crossings: Early Mediterranean Contacts with India,
Nueva Delhi 1997, 80-160. El más reciente y completo estado de la cuestión sobre el comercio entre el mundo romano y
la India es el libro de R. TOMBER, Indo-Roman Trade, en particular 117-151. Véase asimismo G. PARKER, The Making of
Roman India. Greek cultive in the Roman world, Cambridge - Nueva York, 2008.
40
Wheeler defendió sus tesis en muy diversas publicaciones, entre ellas R.E.M. WHEELER, Rome Beyond the Imperial Frontiers,
Londres 1954, o My Archaeological Mission to India and Pakistan, Londres 1976. Cf. R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 13-14.
41
Sobre las ánforas y en general sobre la cerámica romana hallada en la India, véase R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 38-44.
42
V. BEGLEY, New investigations at the port of Arikamedu, JRA 6, 1993, 93-108; idem, Changing Perceptions of Arikamedu,
en V. BEGLEY (ed.), The Ancient Port of Arikamedu: New Excavations and Researches 1989-1992, vol.1 Paris 1996, 1-39. Sin
embargo, G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 31-32, mantiene la tesis del asentamiento de occidentales en Arikamedu.
43
E.H. SELAND, Ports, Ptolemy, Periplus and poetry – Romans in Tamil South India and on the Bay of Bengal, en E.H.
SELAND (ed.), The Indian Ocean,69-78, aquí 70-71.
44
E.H. SELAND, Ports, Ptolemy, 75; J.C. MEYER, Roman Coins as a Source for Roman Trading Activities in the Indian
Ocean, en E.H. SELAND (ed.), The Indian Ocean, 59-65, aquí 63. En la misma línea debe interpretarse el desconocimiento
GHODJHRJUDItDGH6UL/DQNDGHODTXHVHD¿UPDTXHVHH[WLHQGHFDVLKDVWD$]DQLDHVGHFLUKDVWDÈIULFD PME 61).
45
La abundante cerámica fabricada en la India que ha sido hallada en el puerto egipcio de Berenice en el mar Rojo indica
que los indios vendían en abundancia y variedad ese producto a los comerciantes occidentales que llegaban hasta ellos.
Véase al respecto R. TOMBER, Indo-Roman Trade: The Ceramic Evidence from Egypt, Antiquity 74, 2000, 624-631.

110
en el lugar en el que actualmente se sitúa la ciudad de Pattanam46. Cerca de ella se erigió al parecer,
de acuerdo con la Tabula Peutingeriana, un templo dedicado al culto imperial romano, un Templum
Augusti, aunque se desconoce a qué emperador estaba dedicado47. Su construcción hace pensar que
en la ciudad residía un número relativamente importante de romanos, o en general occidentales
procedentes del Mediterráneo48. En todo caso, de acuerdo con las evidencias hasta ahora conocidas
todo parece indicar que los romanos que se establecieran en la costa occidental india lo hicieron
integrándose con los indígenas en sus mismos asentamientos. Muziris sería uno de ellos, y en él
pudieron vivir romanos permanentemente o simplemente ser habitual que pasaran en la ciudad varios
meses en el contexto de sus viajes de negocio.

En la región de Coimbatore próxima a Muziris, siempre en la zona suroccidental de la India,


se han encontrado más de seis mil monedas romanas, tanto una pequeña cantidad en oro como
especialmente denarios de plata, sobre todo en forma de tesorillos49. También se han hallado algunas
en la costa oriental de Andhra Pradesh y a lo largo del río Krishna. En cambio, apenas se conocen
hallazgos en el norte de la India y en la parte sudoriental de Pakistán en la desembocadura del
Indo. Los denarios son del período julioclaudio, especialmente de la época de Augusto y Tiberio. La
mayoría de los áureos corresponde al mismo período, pero son ligeramente más tardíos, de Tiberio,
Claudio y Nerón. Hay áureos del siglo II en cantidad mucho menor50. Los indios usaban las monedas
romanas fundamentalmente como sistema de atesoramiento, es decir, por el valor que les confería
VXSHVR/DVPRQHGDVQRHUDQSRUORWDQWRXQFyGLJRGHLQWHUFDPELRFRQXQYDORUSUH¿MDGRVLQRTXH
formaban parte de un comercio mucho más amplio en metales. Una vez allí, las monedas romanas
eran incluidas en redes comerciales indígenas como medio de pago, lo que quiere decir que las
monedas podían ser llevadas por occidentales hasta la costa occidental de la India, pero desde allí
podían ser trasladadas por indígenas hacia el interior o hacia la costa oriental51. Es decir, el hallazgo de
monedas romanas en una zona, por importante que pueda ser en número, no implica necesariamente
la presencia de comerciantes romanos allí donde se encuentren, pero sí muestra la importancia que se
les concedía en el contexto de las transacciones comerciales entre indígenas.

La relación comercial con Azania

Por lo que respecta al África oriental, éste es sin duda un ámbito menos conocido en lo que
VHUH¿HUHDVXVUHODFLRQHVFRPHUFLDOHV PME 1-18). En época augústea, el prefecto de Egipto Publio
Petronio, que sucedió en el cargo al mencionado Elio Galo, llevó a cabo dos expediciones militares en
el Alto Egipto, la primera en los años 25-24 y la segunda en 22-21 a.C.52 En ambos casos se trató de
una reacción romana frente a revueltas protagonizadas por los que los romanos llamaban “etíopes”, en
realidad habitantes del actual Sudán. Los enfrentamientos militares se desarrollaron en torno a la ciudad

46
K.P. SHAJAN, R. TOMBER, V. SELVAKUMAR y P.J. CHERIAN, Locating the Ancient Port of Muziris: Fresh Findings from Pat-
tanam, JRA 17, 2004, 351-359. Cf. R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 141-143.
47
E. WEBER (ed.), 7DEXOD3HXWLQJHULDQDFRGH[9LQGRERQGHQVLV9ROOVWlQGLJH)DFVLPLOH$XVJDEHLP2ULJLQDOIRU-
mat, Graz 1976, XI.5.
48
S.E. SIDEBOTHAM, Roman Interests, 297; G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 30-31. Cf. E.H. SELAND, Ports, Ptolemy,
77-78, que expone las dudas planteadas por algunos autores que consideran que puede tratarse de una confusión y que el
templo en realidad estuviera dedicado a un divinidad local. Véase asimismo R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 30.
49
Véase un estudio general de dichas monedas en P.J. TURNER, Roman Coins in India, Londres 1989. Cf. R. TOMBER,
Indo-Roman Trade, 30-37.
50
J.C. MEYER, Roman Coins, 59.
51
J.C. MEYER, Roman Coins, 62-65.
52
STR. 17.57; CASS. DIO 54.5; Res gestae 26.

111
de Napata, y no parece que hubiera expediciones militares que en época augústea llegaran más hacia el
sur, ni por tierra ni por la costa. Sin embargo, al igual que sucedió en Arabia y en la India, el mandato de
Augusto debió de abrir nuevas perspectivas comerciales también en la costa oriental de África.

El Periplo describe Azania como un amplio territorio en la costa africana53. Aunque


tradicionalmente se ha tendido a situar Azania en la zona septentrional próxima al mar Rojo, hoy hay un
creciente acuerdo en localizar Azania en la región entre el sur de la actual Somalia y Tanzania. La isla
llamada Menuthias podría ser la actual Zanzíbar, y Rhapta, mencionada como la ciudad más importante
GH$]DQLD SHUR D~Q QR ORFDOL]DGD HVWDUtD VLWXDGD SUy[LPD D OD GHVHPERFDGXUD GHO UtR 5X¿ML FHUFD
de la actual Dar es Salaam54. De acuerdo con el autor del Periplo, los gobernantes del sur de Arabia
controlaban el comercio en Rhapta porque Azania estaba bajo la soberanía de Charibael (PME 31).

Es evidente que el autor del Periplo conocía Azania y que éste era por lo tanto un territorio
DO TXH OOHJDEDQ ORV FRPHUFLDQWHV PHGLWHUUiQHRV HQ HO VLJOR , G& 6LQ HPEDUJR IDOWD OD FRQ¿UPDFLyQ
arqueológica. Recientemente Felix Chami ha publicado diversos trabajos en los que recoge materiales
DUTXHROyJLFRVSURFHGHQWHVGHO0HGLWHUUiQHRKDOODGRVHQODFRVWDDIULFDQD(QHOGHOWDGHOUtR5X¿MLVHKDQ
encontrado cuentas de collar fabricadas en el Mediterráneo oriental. Su fecha es insegura, pero podrían ser
de época altoimperial y pudieron ser transportadas desde el mar Rojo. En una cueva de la isla de Zanzíbar
han aparecido fragmentos de sigillata, junto con cerámica persa y cuentas de collar de la India55.

Como se puede apreciar, los materiales arqueológicos ciertamente son todavía muy escasos
como para poder extraer conclusiones seguras. El comercio directo entre el mar Rojo egipcio y la
costa de la actual Tanzania debió de existir, tal vez esporádicamente ya desde la época ptolemaica,
de forma más frecuente y abundante desde el período augústeo. La ruta de navegación debía seguir
la costa africana más allá del estrecho de Bab al-Mandeb hasta el puerto de Rhapta56. El Periplo
del Mar Eritreo es prueba de ello, así como de que los mercados de Azania eran los últimos en el
continente africano, puesto que, dice su autor, más allá se extiende el océano inexplorado (PME 18).
Pero da la impresión de que Azania era en todo caso un mercado secundario en comparación con el
que constituían las regiones meridionales de Arabia e incluso la India.

&RQVLGHUDFLRQHV¿QDOHV

6HSXHGHD¿UPDUFRPRFRQFOXVLyQJHQHUDOTXHODSROtWLFDVHJXLGDSRU$XJXVWRWUDVODDEVRUFLyQ
de Egipto dentro del Imperio romano incentivó la presencia en el Índico, no sólo de comerciantes
propiamente romanos, sino en general mediterráneos. A partir de ese momento y durante los tres siglos
siguientes el comercio entre el Mediterráneo y los tres grandes mercados del Índico, Arabia meridional,

53
Sobre el nombre Azania, véase J. HILTON, Azania – Some suggested derivations, AClass 25, 1992, 151-159. En general
sobre el comercio en la zona G.K. YOUNG, Rome’s Eastern Trade, 36-37.
54
PTOLVHUH¿HUHD5KDSWDFRPRXQDFLXGDGLPSRUWDQWH Véase B. DATOO, “Rhapta: the Location and Importance of
East Africa’s First Port”, $]DQLD 5, 1970, 65-75; L.P. KIRWAN, Rhapta, Metropolis of Azania, $]DQLD 21, 1986, 99-104. Cf.
L. CASSON, The Periplus Maris Erythraei, 141-142.
55
F. CHAMI,5RPDQEHDGVIURPWKH5X¿ML'HOWD7DQ]DQLD¿UVWLQFRQWURYHUWLEOHOLQNZLWK3HULSOXVCurrent Anthropology
40,2, 1999, 237-241; idem)XUWKHUDUFKDHRORJLFDOUHVHDUFKRQ0D¿D,VODQG$]DQLD 1999, 1-11; idem, People and contacts
in the ancient western Indian ocean seaboard or Azania, Man and Environment 27,1, 2002, 33-44; idem, The Egypt-Graeco-
Romans and Panchaea/Azania: sailing in the Erythraean Sea, en P. LUNDE y A. PORTER (eds.), Trade and Travel in the Red
Sea Region, 93-103. Cf. R. TOMBER, Indo-Roman Trade, 97-99.
56
C. SINGER, The Incense Kingdom, 19, considera que el viaje duraba alrededor de dos años, dos veces más largo que el
viaje a la India, pero era un viaje barato y seguro.

112
India y África oriental, se incrementó de manera extraordinaria. Obviamente, antes de la llegada de los
romanos ya existía en la zona un activo comercio regional57. Pero la apertura al Mediterráneo a partir
de Augusto supuso una enorme ampliación de mercados, y con ello sin duda una multiplicación de los
contactos y de las navegaciones en la zona. No obstante, el comercio en el Índico no debe ser visto
exclusivamente desde una perspectiva romanocéntrica. Ese comercio existía ya antes de Augusto a
partir de rutas regionales o de larga distancia que más tarde los romanos también utilizarían.

Obviamente, los comerciantes occidentales encontraron en el Índico un nuevo mercado


para sus productos, como recoge el autor del Periplo del Mar Eritreo al describir las mercancías
transportadas y se puede ver en los restos arqueológicos. El Periplo permite sobre todo comprender
el sistema comercial en el Índico como un todo interrelacionado. Pero sin duda el efecto económico
fue mucho mayor en los territorios que circundaban el Índico que en el Mediterráneo. Los navegantes
y comerciantes occidentales no descubrieron ni nuevas rutas ni nuevos mercados, pero abrieron las
puertas del gran mercado mediterráneo a los productores árabes, indios y africanos. Productos exóticos
\VREUHWRGRGHOXMR HQSDUWLFXODUSURGXFWRVDURPiWLFRVGH$UDELDPDU¿ODIULFDQRHVSHFLDV\WH[WLOHVGH
la India, incluso seda china), que hasta entonces llegaban en muy pequeñas cantidades al Mediterráneo,
comenzaron a hacerlo con regularidad y abundancia desde el gran centro de redistribución que fue el
puerto de Alejandría, punto terminal del comercio con el Índico. Las rutas comerciales preexistentes se
reactivaron, y la demanda regional en Arabia, India y África se incrementó extraordinariamente, puesto
que era preciso producir más para el mercado que suponía el Imperio romano. Eso dio lógicamente
nuevas oportunidades de enriquecimiento a las poblaciones locales, en particular a las élites gobernantes
que controlaban la producción de, por ejemplo, mirra e incienso, o que estaban en disposición de
imponer tasas sobre el comercio desarrollado en sus territorios, generando una mayor diferenciación
social en el interior de las sociedades locales. El desarrollo económico impulsado por el creciente
FRPHUFLRHQWUH2FFLGHQWH\2ULHQWHWXYRDVLPLVPRVXUHÀHMRHQODFUHDFLyQRFRQVROLGDFLyQGH(VWDGRV
TXHFRQWURODEDQHOÀXMRFRPHUFLDODWUDYpVGHVXVLPSRUWDQWHVSXHUWRVFRPRVXFHGLyHQHOVXGHVWHGH
la India con las dinastías tamiles de los Chola, Pandias y Chera, con el reino de Aksum en los actuales
territorios de Etiopía y Eritrea, o con los de Himyar y Hadramaut en el sur de Arabia, que controlaban
UHVSHFWLYDPHQWHORVSXHUWRVGH$GHQ\4DQD(QGH¿QLWLYDHOLQFUHPHQWRGHOLQWHUFDPELRFRPHUFLDOHQ
el Índico durante el Principado trajo consigo consecuencias económicas, políticas y sociales regionales
en un contexto de globalización económica.

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Sirva aquí la advertencia, en su caso referida en concreto al comercio entre la India y Roma, de R. TOMBER, Indo-Roman
Trade, 15: “Indo-Roman trade comprises a small episode within the much broader history of Indian Ocean activity. This
interaction was characterised not only by the exchange of goods, but also culture, such as shared language”.

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