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a) Físico
Se define como maltrato físico a cualquier lesión física infringida al/la niño/a
(hematomas, quemaduras, fracturas, u otras lesiones) mediante pinchazos, mordeduras,
golpes, tirones de pelo, torceduras, quemaduras, puntapiés u otros medios con que se
lastime al/la niño/a.
b) Psicológico
El maltrato psicológico es “la conducta sostenida, repetitiva, persistente e inapropiada
(violencia doméstica, insultos, actitud impredecible, mentiras, decepciones, explotación,
maltrato sexual, negligencia y otras) que daña o reduce sustancialmente tanto el potencial
creativo como el desarrollo de facultades y procesos mentales del/la niño/a (inteligencia,
memoria, reconocimiento, percepción, atención, imaginación y moral) que lo imposibilita
a entender y manejar su medio ambiente o confunde y/o atemoriza haciéndolo más
vulnerable e inseguro afectando adversamente su educación, bienestar general y vida
social.
c) Descuido
Es una forma de maltrato que ocurre cuando una persona no proporciona los cuidados
necesarios a un niño. Se produce descuido infantil cuando no se satisfacen las necesidades
básicas de un niño, como su alimentación, ropa, vivienda, educación adecuada y
orientación. También puede incluir el abandono o la falta de supervisión del niño. Puede
incluir falta de atención médica, como no dar al niño las vacunas o tratamientos
necesarios, o administrarle una dosis de medicamento equivocada.
d) El abuso sexual
El abuso sexual infantil es la exposición deliberada de un menor de edad a la actividad
sexual, la cual el niño no siempre es capaz de comprender y mucho menos de consentir.
Incluye cualquier tipo de contacto o comportamiento con un niño que esté destinado a
satisfacer el instinto sexual del abusador. Esto significa que el menor es forzado o
persuadido a tener relaciones sexuales o actividades sexuales con otra persona. Este
comportamiento incluye actos como la violación, el contacto inapropiado con los
genitales, etc.
4. INTRODUCCIÓN:
En este taller vamos a trabajar sobre los recuerdos de cuando éramos niños y niñas y los
que queremos dejar en nuestros hijos e hijas. Eso ayudará a entender mejor si lo que
estamos haciendo es lo más adecuado.
6. DESARROLLO:
Una vez presentado la introducción del taller, se inicia con un trabajo de
grupo. Para eso los coordinadores indicarán que formen grupos de cinco o
seis personas.
Luego de que se haya creado los grupos, se les pedirá que cada uno piense
en silencio en un recuerdo agradable que tenga de su padre o su madre (se
deja un minuto de silencio para que cada persona piense en su recuerdo
agradable).
De la misma manera después, se les pedirá a los grupos nuevamente que
cada uno piense en un recuerdo sobre la forma en como lo castigaban su
padre o su madre que lo hacía sentir tristeza o rabia (se deja un minuto de
silencio para que cada persona piense en su recuerdo agradable).
Luego se les pedirá que escojan a un secretario del grupo, en el que se verá
encargado de escribir los recuerdos de cada uno de los miembros del
grupo. Para que luego por turnos, vayan contando sus recuerdos, y a la vez
el secretario lo apunta.
Se les dejará un tiempo de 10 o 15 minutos para que los grupos compartan
sus recuerdos. Mientras que los coordinadores puedan ir pasando por cada
uno de los grupos para escuchar las experiencias que están compartiendo.
Pasado el tiempo, se les pedirá a los secretarios de los grupos compartir en
voz alta la lista de recuerdos agradables. (El coordinador los va a ir
anotando en una lista).
Cuando se tienen las dos listas, se les indicará las siguientes preguntas:
Luego se les pedirá a cada uno de los asistentes que piense acerca del tipo
de recuerdos que está dejando en sus hijos o hijas.
Luego se les da un tiempo para que las personas piensen, y luego quien así
lo desee, compartirá sus respuestas. (Su función es la de ayudar a los
participantes a reflexionar sobre los castigos que dan a sus hijos e hijas y
si ellos están repitiendo lo mismo que hicieron sus padres y madres.)
Para ir finalizando se les pedirá a los participantes, si tienen alguna idea
para para poder cambiar o mejorar, como también mencionar algunos
ejemplos de cambios si es que ellos no llegaran a decir nada:
¿Disciplina o castigo?
La disciplina en los niños implica impartirles formación y ayudarlos a desarrollar un
criterio, la conciencia de unos límites, el autocontrol, la autosuficiencia y una conducta
social positiva. Frecuentemente, la disciplina es confundida con el castigo,
particularmente entre los cuidadores que se valen del castigo corporal para corregir y
modificar el comportamiento del niño. Hay varias diferencias entre uno y otro concepto.
Las estrategias de disciplina positiva reconocen el valor personal de cada niño. Su
finalidad es reforzar su fe en sí mismo y su capacidad para comportarse adecuadamente
y para entablar relaciones positivas.
Por otra parte, el castigo físico o emocional refleja frecuentemente la ira o la
desesperación del cuidador, y no una estrategia para dar a entender al niño lo que se espera
de él.
Tales castigos implican un control externo y una relación de poder y de dominación.
El castigo corporal puede llegar a destruir una relación. Es humillante para el niño, y
puede ocasionar lesiones físicas y graves trastornos de desarrollo.
Todos los niños necesitan disciplina, y lo ideal sería ayudar al niño a disciplinarse a sí
mismo. Habría que fomentar modalidades de disciplina que no estén basadas en el castigo
corporal. Por ejemplo, la desviación o la reorientación, el establecimiento de un período
de “enfriamiento”, el establecimiento de normas y límites apropiados a la edad y fase de
desarrollo del niño, la resolución de problemas, o la retirada de privilegios.
Generalizar:
“Nunca llegas a la casa temprano; nunca haces la tarea”. Aunque en efecto esas sean las
tendencias del joven, seguramente en algún momento sí ha llegado pronto al hogar y sí
ha realizado su tarea.
No escuchar:
O mejor dicho, no saber escuchar para en verdad ser capaz de comprender lo que los
demás quieren decir.
Es habitual que, aparentemente “de la nada”, surjan discusiones sobre hechos que
tuvieron lugar hace ya algún tiempo, incluso años. ¿Para qué vivir en el pasado en vez de
mirar y trabajar por construir un mejor futuro?
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Ser contradictorio:
Si te pareció bien algo que hizo una vez, y así se lo hiciste saber de alguna forma, no lo
confundas en un futuro actuando de manera contraria.
Con frecuencia padres y madres callan cosas que consideran vergonzantes, sus fracasos
o sus gamberradas de juventud por temor a no ser un buen ejemplo para sus hijos o para
evitar que estos las utilicen para justificar sus propias malas conductas.
“Para no preocuparles”
Muchos silencios relacionados con los problemas de pareja o con conflictos familiares
buscan eludir tensiones añadidas con los hijos.
“No me entienden”
Muchos a convencidos de que sus padres son incapaces de ponerse en su lugar y no
entenderían lo que pasa por su cabeza o lo que sienten. En realidad, dicen algunos
psicólogos, lo que ocurre es que el adolescente a veces no se entiende ni él mismo y
precisa sentirse incomprendido para compararse y valorarse.
“Para no decepcionarles”
Hay hijos que no cuentan a sus padres todos aquellos aspectos de su vida que puedan
enturbiar el concepto que tienen de ellos, la imagen de hijo idílico, responsable o decidido.
Hay hijos que consideran que la comunicación con sus padres está restringida a los
grandes problemas y los grandes discursos y no tienen confianza para hablar de lo que
consideran intrascendente.
Algunos hijos levantan barreras de privacidad porque quieren hacer cosas por ellos
mismos o para evitar que sus padres se apresuran a ofrecer una solución a sus problemas,
hagan críticas precipitadas a sus decisiones, o intervengan en los conflictos o relaciones
con sus amigos.
“Por vergüenza”
Algunos hijos prefieren no compartir conductas o sentimientos con sus padres por temor
a ser ridiculizados, por pudor y falta de confianza, o porque no quieren ser juzgados por
ellos.
“Se enfadan”
Con frecuencia los hijos no cuentan cosas porque piensan que serán sancionados por ello
o que les impondrán prohibiciones y les recortan libertades. Muchos ven en el silencio
una salida para no tener que escuchar broncas ni sermones o ser sometidos a un
interrogatorio.
OBJETIVO GENERAL:
Conocer y planificar sanciones o castigos que puedan usar con sus hijos sin llegar a
lastimarlos.
OBJETIVO ESPECÍFICO:
Reforzar y fortalecer la empatía frente a los hijos, con el fin de encontrar una mejor
educación sin llegar a agredir.
INTRODUCCIÓN:
En esta dinámica vamos a trabajar sobre estrategias para enfrentar el maltrato, en que no
utilizan el golpe, ni el grito, ni el insulto. Esas formas de castigo, lastiman a los niños y
niñas y por eso debemos buscar otras formas que los corrijan, pero no los dañen.
TIEMPO:
30 minutos
MATERIALES:
- Papelotes
- Hojas A4
DESARROLLO:
Una vez presentado la introducción del taller, se inicia con un trabajo de grupo.
Para eso los coordinadores indican que formen grupos de cinco o seis personas.
Se le indica a cada grupo que se les hará llegar un papel con un caso que está
incompleto. Cada grupo tiene que completarlo con un castigo severo que haga que
la niña se corrija. Luego deben armar una representación (o sociodrama) para
mostrarla a los demás (Donde se dará 6 minutos para que los grupos lo lean y
debatan).