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Clima en el Holoceno

El Holoceno comenzó después de que finalizara el evento de enfriamiento del Dryas


Reciente, a partir del cual las temperaturas se hacen más suaves. El Óptimo Climático del
Holoceno fue un período cálido que se produjo durante el intervalo comprendido
aproximadamente entre 9000 y 5000 años atrás.

El clima mundial era entre 0,5-2 °C más cálido de lo que es actualmente. Sin embargo, el
calentamiento probablemente no fue uniforme en todo el mundo. Este período terminó hace
alrededor de 5.500 años, cuando las primeras civilizaciones humanas en Asia y África
empezaron a florecer.

A continuación, comenzó el Neoglacial, en el cual las temperaturas disminuyeron


progresivamente hasta el siglo XX, con la posible excepción del calentamiento del Óptimo
Climático Medieval (siglos X a XIV). El punto culminante del enfriamiento fue la Pequeña
Edad de Hielo, con tres máximos: sobre 1650, 1770 y 1850. (Climate Change, 2001)

Variaciones de temperatura durante el Holoceno.

El calentamiento del Holoceno ha sido un período interglaciar y no hay ninguna razón para
creer que represente el fin de los ciclos de glaciaciones. Sin embargo, el actual
calentamiento global puede hacer que la Tierra se caliente más que en el anterior período
interglacial, Riss-Würm, que llegó al máximo hace aproximadamente 125.000 años con
temperaturas más cálidas que en la actualidad.
Este fenómeno se denomina a veces un súper-interglaciar. En comparación con las
condiciones glaciales, en el interglaciar las zonas habitables se expandieron hacia el norte,
alcanzando su punto más septentrional durante el Óptimo Climático del Holoceno. La
mayor humedad en las regiones polares causó la desaparición de las praderas boreales.

Clima en el Pleistoceno

A lo largo del Pleistoceno, extensos mantos de hielo glacial cubrieron las latitudes más
elevadas del planeta, especialmente en el hemisferio norte, alternándose con épocas en las
que dichas zonas quedaban parcialmente descubiertas.

Mapa de hielos durante el Pleistoceno

Actualmente, la Tierra está atravesando un período interglacial que comenzó a finales del
Pleistoceno, hace unos 12 000 años. En las latitudes elevadas, las temperaturas medias
superan en unos 4 a 6 grados las del último período glacial en su momento culminante. El
presente período interglacial está resultando particularmente más frío que la mayoría de los
anteriores, durante los cuales hipopótamos, elefantes y monos pudieron prosperar en la
actual Inglaterra.
En el hemisferio norte se dan varias condiciones que favorecen las glaciaciones al existir
grandes masas de tierra muy cerca del Ártico, capaces de canalizar los glaciares hacia el
sur. La Antártida, en cambio, aunque reúne condiciones tan frías como las del norte, está
separada de los continentes meridionales por un océano circumpolar, que se extiende entre
los 55 y 60 grados de latitud; esta separación de otros continentes meridionales redujo las
glaciaciones en el hemisferio sur. El mar de Hoces entre la Antártida y Sudamérica siempre
se mantuvo libre de glaciares.

Clima en el Plioceno

Durante este periodo se producen varias fluctuaciones climáticas, un periodo cálido


temprano (de 5 a 3,5 m.a.), un periodo de 300 mil años desde 3,3 a 3 m.a. conocido como
“Óptimo Climático del Plioceno Medio”, y un periodo posterior inestable, plioceno tardío,
asociado a las posteriores glaciaciones sucesivas que se darían en el periodo siguiente, el
pleistoceno.

Los niveles medios del mar se encontraban 25 metros por encima del actual debido a la
descongelación de los polos.

Existían estaciones, dándose en verano una práctica fusión total del hielo polar, y en
invierno una extensión del hielo similar a la del verano actual.

Un cambio en el clima, más árido y seco, y de la vegetación, a una más adaptada a climas
secos parece una de las circunstancias que contribuyeron a la diferenciación de los
antepasados del género Homo en el este de áfrica, los australopitecos, que son los primeros
homínidos que anduvieron a dos patas la mayor parte del tiempo.

La pérdida de bosques por sabanas pudo espolear las posteriores glaciaciones del final del
periodo plioceno y del siguiente (pleistoceno)

Las temperaturas de este periodo se usan para modelizar los posibles cambios que nos
esperan si la temperatura del planeta sigue aumentando, ya que es el periodo geológico más
cercano en el que se dan las condiciones que se espera se desarrollen durante la segunda
parte del siglo XXI. (Phil. Trans. R. Soc. A, 2009)
Clima en el Mioceno

A principio del Mioceno, el clima se hizo más cálido después del gran enfriamiento del
Oligoceno en el que se produjo la formación de la corriente Circumpolar Antártica y la
glaciación de la Antártica. Conforme transcurría el período, la tendencia mundial fue hacia
una creciente aridez causada principalmente por el enfriamiento global que redujo la
capacidad de la atmósfera para absorber humedad. La elevación de África oriental en el
Mioceno superior fue en parte responsable de la disminución de las selvas tropicales en la
región. Australia se hizo más seca, ya que entró en una zona de baja precipitación en el
Mioceno tardío. En la Antártida oriental había algunos glaciares durante el Mioceno
temprano (hace 23-15 millones de años), pero hace alrededor de 15 millones de años la
capa de hielo del hemisferio sur comenzó a crecer, produciéndose una reglaciación de la
Antártica, tendencia que continuó hasta alcanzar su extensión actual.

Aquitaniense-Serravalliense

El clima se estaba calentando de nuevo. La acción combinada de las orogénesis y de


determinados cambios en las corrientes oceánicas alteró las pautas de pluviosidad y de
circulación atmosférica. Un nuevo tipo de vegetación, el chaparral, empezó a formarse
sobre todo en las vertientes continentales más áridas. En los bosques subtropicales
empezaron a aparecer claros herbáceos y en Sudamérica praderas. Se abrieron rutas
terrestres y las migraciones tuvieron un especial impacto sobre África, a la que llegaron
rumiantes, cerdos y verdaderos carnívoros procedentes de Eurasia. En dirección contraria
partieron cerdos hormigueros, proboscídeos y damanes. Los proboscídeos, rumiantes
modernos y los carnívoros alcanzaron también Norteamérica.

Tortoniense-Mesiniense

Una característica esencial de este tiempo fue la aparición de pastos similares a la sabana en
ambas Américas, por el enfriamiento global y la progresiva aridez del clima. En el Asia
oriental surgió una vegetación templada, aunque ni en África, ni en Australia ni en Eurasia
occidental apareció extensión alguna de auténticas praderas. Los elefántidos ya se habían
desarrollado, e incluso viajado desde África hasta Eurasia. Procedente de Norteamérica,
Hipparion alcanzó África a través de Asia. Las dos Américas estaban ya lo bastante
próximas como para que los primeros «exploradores» se desplazaran entre ellas sobre
restos de vegetación flotante.

Clima en el Oligoceno

Al separarse Sudamérica de la Antártida se abrió cerca del límite Eoceno-Oligoceno el paso


de Drake, permitiendo por primera vez la circulación oceánica completa alrededor de
Antártida. La corriente Circumpolar Antártica causó un rápido enfriamiento al impedir que
las aguas cálidas llegaran a la Antártida y permitió la formación de los glaciares en un
continente que anteriormente estaba cubierto por los bosques. Como consecuencia, los
niveles marítimos disminuyeron. A principios del Oligoceno, los bosques de hoja ancha y
caduca de los polos habían desaparecido y a lo largo de Asia, Norteamérica y Europa, en
las latitudes altas, se instaló una mezcla de bosque de coníferas y bosque templado
caducifolio. Con las frías temperaturas del Oligoceno, había menos selvas tropicales y
paratropicales que hoy en día aunque todavía no había grandes extensiones de pastos, ni de
zonas desérticas o semidesérticas. Una exigua tundra había surgido en la Antártida,
alrededor de la nueva capa de hielo.

El Oligoceno fue una época de enfriamiento.

Clima en el Eoceno

El clima global del Eoceno fue, probablemente, el más homogéneo del Cenozoico; el
gradiente térmico del ecuador a los polos era entonces la mitad que en la actualidad, y las
corrientes oceánicas profundas eran excepcionalmente cálidas. Las regiones polares eran
mucho más cálidas que hoy en día, con temperaturas similares al actual noroeste de los
Estados Unidos. Los bosques templados llegaban hasta los mismos polos, mientras que los
climas tropicales lluviosos llegaban hasta los 45° de latitud norte. La diferencia más
elevada se encontraba en las latitudes templadas, aunque el clima de los trópicos era similar
al de nuestros tiempos. Al estar unidos al inicio del Eoceno el continente australiano y la
Antártida en una sola masa terrestre, las corrientes oceánicas frías y cálidas se mezclaban,
manteniendo una temperatura oceánica homogénea. (Agaric, 2007)

Desde el principio de esta época, la temperatura aumentó, en uno de los calentamientos


globales más rápidos (en términos geológicos) y extremos que se han registrado en la
historia geológica, denominado máximo térmico del Paleoceno-Eoceno. Fue un episodio de
calentamiento rápido e intenso (de hasta 7 °C en latitudes altas) que duró menos de cien mil
años. El máximo térmico provocó una extinción masiva, por lo que la fauna del Eoceno y
del Paleoceno son muy diferentes.

Es posible que este intenso calentamiento fuera causado por la expulsión de clatratos de
metano enterrados en el fondo marino. Se cree que los sedimentos donde se encontraban
almacenados estos clatratos fueron perturbados a medida que los océanos se calentaban, y
el metano que contenían provocó el aumento de la temperatura global. Se estima que se
emitieron a la atmósfera dos mil gigatoneladas de metano, un gas de efecto invernadero
diez veces más potente que el dióxido de carbono. (White & Kasey, 2003)

El aumento de las temperaturas en todo el planeta no fue la única consecuencia, pues el


clima global también se volvió más húmedo, y gran parte de esta humedad fue conducida a
los polos. La gran cantidad de lluvia sobre el océano Ártico, junto con la configuración de
los continentes (que lo aislaba del resto de océanos), redujo drásticamente la salinidad. El
agua dulce acumulada en la zona ártica preparó el terreno para que sucediera un gran
cambio climático de signo totalmente opuesto y que marcaría el final del Eoceno.

El clima se mantuvo cálido durante el resto del Eoceno, a pesar de que un enfriamiento
global, que finalmente llevaría a las glaciaciones del Pleistoceno, comenzó a mediados de
esta época a causa de dos factores: el evento Azolla, y el aislamiento de la Antártida. El
evento Azolla tuvo lugar hace cuarenta y nueve millones de años, cuando el helecho Azolla
de agua dulce, también llamado "helecho mosquito", comenzó a crecer en grandes
cantidades sobre el océano Ártico. A medida que se hundían sobre suelo marino, las plantas
empezaron a formar parte de los sedimentos del suelo oceánico, donde no era posible su
descomposición debido al escaso nivel de oxígeno de las capas de agua profundas. La
reducción de la cantidad de carbono en la atmósfera terrestre contribuyó a transformar el
planeta de una "Tierra invernadero", suficientemente cálida como para que las tortugas y
las palmeras habitaran en los polos, en una "Tierra helada".

Con la separación del continente australiano hace unos cuarenta y cinco millones de años,
la Antártida quedó privada del flujo de aguas ecuatoriales que hasta entonces suavizaba el
clima. Con la privación de estas aguas cálidas, la Antártida se enfrió y el océano Antártico
inició su glaciación, creando un flujo de agua fría y banquisas que reforzaron el efecto del
enfriamiento.

Clima en el Paleoceno

El Paleoceno temprano fue más frío y seco que el precedente Cretácico, aunque las
temperaturas se incrementaron considerablemente durante el máximo térmico del
Paleoceno-Eoceno. El clima en todo el mundo se hizo cálido y húmedo hacia el límite con
el Eoceno, con vegetación subtropical creciendo en Groenlandia y Patagonia, con
cocodrilos viviendo frente a las costas de Groenlandia, y primitivos primates en los bosques
tropicales de palmeras del norte de Wyoming. (Blois JL, 2009)

Las zonas polares tuvieron un clima fresco y templado; América del Norte, Europa,
Australia y el sur de América del Sur fueron cálidos y templados; en las zonas ecuatoriales
había climas tropicales, y al norte y al sur de las zonas ecuatoriales el clima era caluroso y
árido.
El Paleoceno comenzó con un clima cálido y tropical

Bibliografía

Phil. Trans. R. Soc. A (2009) Pliocene climate. Processes and Problems Recuperado en:
http://rsta.royalsocietypublishing.org/content/roypta/367/1886/3.full.pdf
Climate Change (2001) Working Group I: The Scientific Basis: "2.3.3 Was there a Little
Ice Age Recuperado en: www.grida.no/climate/ipcc_tar/wg1/070.htm
Agaric (2007) Earth's Eocene Epoch. Recuperado en: archive.is/K6IGU
White, Kasey (2003). Clues to global warming. Recuperado en: www.ucsc.edu/currents/02-
03/05-12/warming.html
Blois JL, Hadly EA. (2009) Mammalian response to Cenozoic climatic change. Annu Rev
Earth Planet Sci. Recuperado en: www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3271923

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