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Guía Clínica para la Atención Primaria

VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR
Detección, Diagnóstico
y Tratamiento

DIVISION DE RECTORIA Y REGULACION SANITARIA


UNIDAD DE SALUD MENTAL

DIVISION GESTION DE LA RED ASISTENCIAL


Guía Clínica para la Atención Primaria 1
DEPARTAMENTO MODELO DE ATENCION
2 Guía Clínica para la Atención Primaria
Indice

I.ANTECEDENTES
3
II.LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER Y SU REPERCUSIÓN EN LOS
SERVICIOS DE SALUD 4

III.CONCEPTOS GENERALES 8
1. La Violencia Intrafamiliar 8
Manifestaciones de violencia en la pareja 8

IV.EFECTOS EN LA SALUD MENTAL 10


DETECCION DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 11
Criterios Para La Aplicacion De La Entrevista 11
Sugerencias para la aplicación del instrumento: 12
3. INSTRUMENTO DE DETECCION 13
Preguntas 13

INTERVENCION INTEGRAL EN VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 14


Objetivos de la Intervención Integral 14
Fases de la Intervención Integral 14
1.DIAGNOSTICO E INTERVENCIÓN DE PRIMER ORDEN 14
2.APLICACION DEL INSTRUMENTO DIAGNOSTICO Anexo Nª 1 18
2.1.Ejes Diagnósticos de la Violencia Intrafamiliar 18
a)Evaluación Eje violencia 18
Redes Sociales 22

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Recursos socio - económicos 22
Problemáticas de Salud 22
d)Eje personalidad 22
1. Co-construir un motivo de consulta en VIF 24

INTERVENCIONES COMPLEMENTARIAS 26
2. Estrategias de protección en casos de peligro de muerte o lesiones graves 27
3. En caso de existir riesgo de suicidio 27
4. En caso de riesgo de homicidio 27
5. Procedimientos Judiciales en casos VIF
28
INTERVENCION PSICOSOCIAL GRUPAL DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 30
Objetivos de la Intervención Psicosocial de Grupo en Violencia Intrafamiliar 31

INTERVENCIONES INDIVIDUALES 32
Objetivos de la Intervención Individual 32
Características de las consultantes derivadas a atención individual 32

INTERVENCIONES FAMILIARES 33

VISITA DOMICILIARIA 34
Objetivos de la Visita Domiciliaria 34

SESIONES DE CONTROL Y SEGUIMIENTO 34

COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL Y TRABAJO EN RED 35

CIERRE DEL PROCESO DE INTERVENCIÓN 36

REUNIÓN CLÍNICA/ TÉCNICA 36

INTERVENCIONES PARALELAS 36
Tratamiento farmacológico 36
Consulta Social y Jurídica 36
Redes Primarias y Grupos de Autoayuda 37

FLUJOGRAMA 38

Bibliografía 40

4 Guía Clínica para la Atención Primaria


I. Antecedentes
La violencia intrafamiliar, por lo general, es resultado del abuso de poder y victimización de un
miembro de la familia por parte de otro, quien presenta mayor poder relativo, a nivel físico,
psicológico, económico o social.

Desde un análisis epidemiológico los fenómenos más frecuentes de violencia familiar suelen
ser el maltrato y/o abuso sexual de los niños, el maltrato a los ancianos y la violencia hacia la
mujer.

La violencia hacia la mujer en el ámbito doméstico, también conocida como maltrato a la esposa
o conviviente, es una de las facetas del problema global de violencia familiar y de la violencia de
género.

La violencia contra las mujeres es un problema de salud pública que ha alcanzado proporciones
epidémicas. El reciente Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, el primero en su tipo que
aborda la violencia como un problema de salud pública en todo el mundo, señala que son las
mujeres las que corren más riesgos en entornos domésticos o familiares.

Casi la mitad de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por sus maridos o
parejas actuales o anteriores, un porcentaje que se eleva a 70% en algunos países. Una de
cada cuatro mujeres será víctima de violencia sexual por parte de su pareja en el curso de su
vida. La mayoría de las víctimas de violencia física se ven sometidas a múltiples actos de
violencia durante largos períodos y en una tercera parte o en más de la mitad de estos casos se
producen también abusos sexuales. Según el informe de la OMS, en algunos países hasta una
tercera parte de las niñas señalan haber sufrido una iniciación sexual forzada.

La violencia en el hogar es la principal causa de las lesiones que sufren las mujeres entre 15 a
48 años de edad en el mundo. (Organización de Naciones Unidas)

A escala mundial, la problemática poco a poco ha ido alcanzando la validación que le compete
y se ha ido visualizando como un problema de orden público y no privado como lo fue en sus

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principios. Es por eso que el consenso actual en países más desarrollados sería el siguiente:

• La violencia doméstica es un delito.


• La seguridad para las víctimas de violencia doméstica y sus hijos debe ser una prioridad.
• Se requieren cambios en los servicios tradicionales, incluyendo a los de la salud, para satisfa-
cer las necesidades de las mujeres que viven maltrato.

El estudio de la ONU anteriormente nombrado, arroja datos importantes para América Latina,
donde entre el 30 al 40% de las mujeres latinoamericanas ha sufrido algún tipo de violencia
intrafamiliar y una de cada cinco mujeres falta al trabajo por haber sufrido agresión física en sus
casas.

El fenómeno en Chile

En nuestro país, un 50,3%, es decir, la mitad de las mujeres chilenas actual o anteriormente
casadas, han experimentado situaciones de violencia en la relación de pareja alguna vez en la
vida. Se señala que el 16% ha vivido violencia psicológica y un 34% violencia física o sexual. A
raíz de estos datos se ha podido establecer por primera vez la prevalencia de la violencia sexual
en las relaciones de pareja, alcanzando un 14,9% de las mujeres chilenas , es decir una de
cada diez.

La violencia en la pareja está presente en todos los estratos sociales. El 38% de las mujeres de
estrato socioeconómico alto y medio alto, 44,8% de estrato medio y un 59,4% de estrato bajo y
muy bajo declaran haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja.

Desde 1994 existe una ley especial, la Ley de Violencia Intrafamiliar, que vino a acoger diversas
formas de violencia en el contexto de la vida familiar, especialmente aquellos actos que resulten
en daño físico leve y psicológico. Otras formas de violencia física y las de carácter sexual, están
contenidas en el Código Penal, que en el caso de estas últimas, se ha realizado una reciente
modificación con el fin de ampliar los tipos penales y establecer procedimientos más adecuados
. La presencia de normativas legales que tratan el problema, ha significado avanzar en la
desnormalización de la violencia, alcanzando dimensiones hasta hace muy poco tiempo no
cuestionadas, como por ejemplo la reciente tipificación de la violación marital, situación que
quedó incorporada como delito en la nueva modificación a la Ley de Delitos Sexuales.

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II. La Violencia hacia la
Mujer y su repercusión en
los Servicios de Salud
El Banco Mundial en su informe de 1993 sobre el Desarrollo Mundial, estimó que anualmente
se pierden 9 millones de años de vida saludable (AVISA) por concepto de violaciones y violen-
cia doméstica, esto representa un 5% de los años de vida saludable perdidos por mujeres en
edad reproductiva en países en desarrollo en períodos de transición demográfica.

En el mundo, la carga de salud por victimización de género entre mujeres de 15 a 44 años es


comparable a la representada por otros factores de riesgo y enfermedades que son altas prio-
ridades en la agenda mundial, incluyendo SIDA, tuberculosis, cáncer y enfermedades
cardiovasculares.

La violencia está fuertemente asociada a alcoholismo y uso de drogas en mujeres (Koss, 1990
y Heise, 1993), asimismo a altos niveles de estrés y depresión, incluso llegando al suicidio: en
U.S.A. el 25% de intentos de suicidios de mujeres blancas y 50% de mujeres afro americanas
estaban precedidos de maltratos ( Heise, Pitanguy y Germain, 1994)

Según un estudio de Factores asociados a la violencia de Género (1992) en Perú, una de cada
tres mujeres que van al hospital de emergencia son víctimas de violencia familiar. En Shangai,
las causa de violencia doméstica son el 6 % de las lesiones graves y muertes y 4 de 5 veces
que una mujer requiere tratamiento psiquiátrico es una mujer que ha sido maltratada por su
pareja.

El estudio de prevalencia en Chile, citado anteriormente, un 42% de las mujeres que viven
violencia física, reconoce haber quedado con algún tipo de lesión física. La presencia de sínto-

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mas es significativamente mayor en las mujeres que sufren violencia conyugal, especialmente
física. Un 32% de las mujeres tiene más de 7 síntomas, aumenta a un 55% en las mujeres con
Violencia Psicológica y un 63% en los casos de Violencia Física.

La violencia en la pareja tiene un alto impacto negativo en la salud mental de las mujeres: En
nuestro país, el último estudio de prevalencia realizado, estableció que las mujeres que viven
violencia experimentan el doble de síntomas de trastornos de salud mental, en comparación
con el grupo de mujeres que no reporta haber vivido situaciones de violencia (U. de Chile,
2001).

Esta realidad se ha ido confirmando según los resultados preliminares de la evaluación del
“Programa de Detección, Diagnóstico y Tratamiento de la Depresión en APS”, implementado en
el país en Centros de Atención Primaria. En la evaluación realizada por la Escuela de Salud
Pública de la Universidad de Chile, se estableció una relación estadísticamente significativa
entre depresión y violencia en la pareja. El 51,4 % de las mujeres (con pareja) usuarias del
Programa de Depresión refirieron haber vivido algún tipo de episodio de violencia, en los últimos
2 meses. La presencia de violencia de cualquier tipo está asociada con una mayor severidad del
cuadro depresivo.

Estudios clínicos enfatizan la frecuencia de la violencia doméstica y su relación con traumas


continuos o recurrentes y con problemas médicos y psiquiátricos subsecuentes. Es por esta
razón que múltiples estudios internacionales que destacan la importancia del abordaje de la
violencia hacia la mujer en el ámbito de la salud, han concluido lo siguiente:

∑ Más de la mitad de las agresiones que reciben las mujeres por parte de sus parejas originan
daño físico, y el 10% de las víctimas necesitan hospitalización o tratamiento médico de emer-
gencia.

∑ El 75% de las mujeres maltratadas que son identificadas inicialmente en consultas médicas,
sufrirán maltrato recurrente.

∑ Las mujeres que viven violencia de parte de sus parejas, acceden a los diversos servicios de
salud, representando porcentajes significativos de la demanda de atención.

∑ Del 22% al 35% de las mujeres que solicitan ayuda por cualquier motivo en salas de urgencia.
La mayoría es atendida en áreas de servicios médicos que no corresponden a traumatología.

∑ Del 19% al 30% de las mujeres atendidas por lesiones en salas de urgencias.

∑ El 14% de mujeres atendidas en servicios de consulta externa en clínicas de medicina interna

∑ El 25% de las mujeres que intentan suicidarse.

∑ El 25% de las mujeres que utilizan servicios psiquiátricos de emergencia.

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∑ El 23% de las mujeres embarazadas que buscan atención prenatal.

∑ Del 45% al 59% de madres de niños maltratados

∑ El 58% de las mujeres mayores de 30 años que han sido violadas.

La violencia intrafamiliar debe ser considerada como un nivel de categoría diagnóstica, ya que
su detección, diagnóstico e intervención considera procedimientos “sanitarios”, establece pro-
nósticos y agrupa sintomatología.

Después de variada información recopilada en torno a la atención de la violencia en la pareja en


el Sistema de Salud, es posible resumir en tres las razones que explican por qué la violencia
contra la mujer debe ser un problema prioritario para los equipos de salud :

ÿ La violencia produce considerable daño y consecuencias negativas para la salud a una pro-
porción significativa de la población femenina (más de 20% en la mayoría de los países);

ÿ La violencia hacia las mujeres tiene un impacto negativo en la maternidad sin riesgo, la plani-
ficación familiar y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y la infección por el
VIH / SIDA;

ÿ Para muchas mujeres que han sido maltratadas, los trabajadores de salud son el principal o
único punto de contacto con los servicios públicos que pueden ofrecer apoyo e información.

Estos datos han llevado a que en distintas instancias internacionales y en la mayor parte de los
países se tomen acuerdos y se generen iniciativas orientadas a abordar la violencia como una
problemática de salud de alta prioridad.

Durante la 49a Asamblea Mundial de la Salud en 1996, los Estados miembros acordaron que la
violencia es una prioridad de salud pública. La resolución 4.925 de la Asamblea apoya las reco-
mendaciones efectuadas en las conferencias internacionales previas para acometer el proble-
ma de la violencia contra la mujer y la niña y abordar sus consecuencias para la salud.

En la XXXVII Reunión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud, los


países miembros de la Organización emitieron un documento en el que consideraron las con-
ductas violentas como un problema de salud pública de gran magnitud y relevancia en la región
de las Américas y estimaron que el sector salud debe contribuir a la búsqueda de soluciones y
aplicación de medidas preventivas y de control de todas las formas de violencia.

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10 Guía Clínica para la Atención Primaria
III. Conceptos Generales
1. LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Si bien es en la familia donde se espera ocurran y sean favorecidos el amor, el cuidado, el
crecimiento y desarrollo de los seres humanos, es también en esta unidad social, donde pueden
ocurrir los daños y sufrimientos más intensos de las personas.

Es así, como en los últimos años se han hecho cada vez más visibles algunas de las formas de
relación familiar que se organizan y mantienen en torno a la violencia, entre ellas reconocemos
como las más recurrentes a la violencia en la pareja y el maltrato infantil.

La violencia intrafamiliar ha sido definida como “un fenómeno en el cual, en un grupo social
doméstico, que mantiene una situación de amor y protección, una persona más débil que otra
es víctima de un abuso físico o psíquico ejercido por esa otra persona, en condiciones tales que
resulte difícil la implementación de recursos de control social que regulen o impidan esa prácti-
ca, por lo que tiende a repetirse”. (Larraín, S.1992).

Complementa esta definición, poniendo el énfasis en el aspecto de relación y en el abuso de


poder, la comprensión propuesta por Corsi quien define como violencia intrafamiliar a “todas las
formas de abuso que tienen lugar entre los miembros de la familia”, entendiendo la relación de
abuso como “toda conducta que, por acción u omisión, ocasiona daño físico y/o psicológico a
otro miembro de la familia”. Se considerará además, según este autor, que la relación abusiva
sea crónica o periódica y se oriente a instalar o mantener una jerarquía de poder al interior del
vínculo, para distinguir así, cuando una agresión que ocurre de manera esporádica, tiene un
sentido de defensa o autoprotección. (Corsi, J. 1992).

MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA EN LA PAREJA


Estamos hablando de “violencia” como una forma de relación abusiva, que implica un conjunto
de acciones, conductas y actitudes que se mantienen como estilo relacional imperante en la
pareja y que son validadas y sostenidas por ciertas ideas y creencias de los distintos actores de
la violencia, a veces compartidas implícitamente por ellos, y que emergen en estructuras que
favorecen las dinámicas mantenedoras del abuso. Anexo N° 1. Modelo Teórico de la Violencia

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Intrafamiliar Las formas de abuso descritas por la literatura y frecuentemente observadas en
parejas que viven violencia conyugal son:
Abuso físico, se refiere a las manifestaciones de violencia dirigidas al cuerpo de la otra persona
y comprende diversas conductas, entre ellas, empujones, tirones de pelo, cachetadas, golpes
con puños, golpes con objetos, patadas, palizas, quemaduras, etc. (Martínez, et.al., 1997).

Una consideración acerca de este tipo de violencia, tiene que ver con el hecho de que con cierta
frecuencia, este tipo de agresiones son realizadas de manera que no sean fácilmente visibles
por otras personas, por ejemplo, en partes del cuerpo cubiertas por la ropa. Así mismo, las
víctimas de abuso físico suelen, por distintos motivos, miedo y vergüenza, entre ellos, ocultar
las huellas que este tipo de agresiones deja en sus cuerpos.

Abuso psicológico o emocional, son aquellas conductas que por acción u omisión, se orientan a
causar temor, intimidar y controlar la conducta, los sentimientos y pensamientos de la persona
abusada. Se pueden distinguir dentro de esta forma de abuso, los insultos, garabatos, las des-
calificaciones, amenazas, extorsiones, manipulaciones, el control y restricciones de la libertad
personal, el abandono, etc. (Martínez, et. al., 1997).

En relación a la descripción de las distintas formas de abuso: físico, psicológico y otras, en


forma aislada, es necesario señalar, que no es posible pensar en violencia física, por ejemplo,
que no incluya en si misma la presencia de violencia psicológica. Todas las formas de agresión
física implican temor, intimidación y un sentido de control sobre la persona agredida. El abuso
psicológico en cambio, puede ocurrir en forma independiente, sin ser acompañado de otra ma-
nifestación de violencia.

Abuso sexual, consiste en la imposición de actos de orden sexual, contra la voluntad del otro
(Corsi, J., 1994). Se incluyen en este tipo de violencia, las relaciones sexuales forzadas, la
violación marital, el acoso o asedio sexual, la exposición a actividades sexuales no deseadas, la
manipulación a través de la sexualidad, etc. (Martínez, et. al., 1997).

El abuso sexual en la pareja, ha sido considerada como la manifestación más grave de violencia
conyugal, es un importante indicador de riesgo, así como también indica un mayor deterioro de
la relación de pareja. Vulnera gravemente los límites personales, generando profundos senti-
mientos de confusión e indefensión en quienes sufren este tipo de abuso.
Abuso financiero se refiere a las conductas orientadas a privar al otro de sus necesidades
básicas y puede manifestarse a través de la privación económica, la extorsión, la apropiación de
bienes o de dinero, entre otras.

Una forma frecuente de abuso financiero hacia la mujer, lo constituye el control económico
cotidiano, en el que el cónyuge deja diariamente dinero insuficiente para cubrir necesidades de
la mujer y/o del grupo familiar completo, lo que muchas veces está en función de controlar la
movilidad de la mujer y su posibilidad de establecer contacto con el mundo externo. Esta forma
se instala generalmente en relaciones caracterizadas por un fuerte nivel de dependencia, que
forma parte de una dinámica más compleja en la que las personas perciben que no pueden salir
de la situación de violencia o que no poseen en si mismas los recursos necesarios para hacerlo

12 Guía Clínica para la Atención Primaria


IV.Efectos de la Violencia
Intrafamiliar en la
Salud Mental
En el ámbito de la salud mental, se ha ido dilucidando una clara relación entre VIF y patologías
mentales. La violencia intrafamiliar condiciona estados de miedo.

Cuando se instaura una relación de violencia en la familia o en la pareja, la frecuencia de even-


tos violentos, como también la intensidad de los episodios se imbrican de tal forma que la
enfermedad se instala, se produce daño y alteración de los sistemas de regulación homeostática.
La violencia intrafamiliar entendida como la presencia permanente, periódica o crónica de abu-
so, resulta, en daño a la salud entendida como un todo biopsicosocial.

Las emociones en su despliegue tanto normal como patológico llevan a cambios corporales
importantes. Cuando las emociones se encuentran desestabilizadas en forma crónica o cíclica
se produce daño en el ámbito de los sistemas.

Así niveles altos de despertar autonómico resultan en angustia con sus signos asociados: ten-
sión muscular, palpitaciones, alza de la presión arterial, dificultad respiratoria, diarrea. Al pre-
sentarse en forma crónica nos encontramos con alteraciones cardiacas, respiratorias y
gastrointestinales.

Por otra parte el estrés continuo lleva a disminución de la concentración y alteraciones


cognoscitivas. La base neurofisiológica de estos hallazgos se encuentra en la alteración del
frágil equilibrio entre la corteza frontal y la corteza posterior, donde al inhibirse la corteza frontal
desplaza la activación hacia la corteza posterior, esto lleva a alteraciones del animo de tipo
depresivo con apatía importante.

Guía Clínica para la Atención Primaria 13


DETECCION DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
La detección de la violencia en la pareja requiere de distintas acciones de develamiento. En
general, las mujeres tienen temores acerca de contar espontáneamente sus experiencias de
violencia, se muestran renuentes o se invalidan para buscar ayuda. Los motivos de orden cultu-
ral, étnicos o religiosos, también pueden influir en la respuesta de una mujer al maltrato y en su
conciencia respecto a las opciones viables.

Existe una diversidad de razones por las cuales no se expresa el maltrato:

Miedo a que la revelación ponga en peligro su seguridad.

Vergüenza y humillación debido a la forma en la que ella ha sido tratada tanto en su historia
de vida y en muchos casos a la experiencia vivida en los Servicios de Ayuda a los cuales ha
acudido, muchas veces sin encontrar solución.

Pensar que ella merece el maltrato, que es culpable y no merece ser ayudada.

Querer proteger a su pareja. El puede ser su única fuente de amor y afecto cuando no es
violento y puede proveer el apoyo financiero para ella y sus hijos.

Falta de conciencia de que sus síntomas físicos son causados por el estrés de vivir en una
relación de maltrato.

Creer que sus lesiones no son suficientemente importantes como para mencionarlas.

Criterios para la Aplicación de la Entrevista

Invitar a la persona a sentirse cómoda y establezca confianza, el sólo hecho de preguntar


constituye una acción terapéutica.

Demostrar interés y preocupación por la persona, realizando las preguntas adecuadas con
una actitud respetuosa.

Expresar la comprensión por la complejidad de la situación que está viviendo y las dificulta-
des para enfrentarlas. Reconociendo la sensación de temor y peligro que la persona puede
estar viviendo en forma constante.

Reconocer los sentimientos y emociones de la persona, transmitiéndole que ella no está


sola y que se encuentra viviendo un problema recurrente en nuestros tiempos, aunque sin
embargo, de un alto nivel de gravedad para su salud. Por ejemplo, "comprendo que puede
ser muy difícil para usted esta situación", "comprendo que la situación le produce mucho
dolor."

14 Guía Clínica para la Atención Primaria


Respetar las decisiones de la persona, motivando para que ocupe un rol activo dentro de
sus relaciones y deseche el rol pasivo y paralizante que ha establecido en su relación de
pareja y seguramente en la mayoría de sus relaciones. Cada mujer presenta experiencias
distintas aunque vivan la misma o similar problemática. Cada persona tiene distintas solu-
ciones que debe encontrar por sí misma.

Explicitar su acuerdo de que la violencia no es normal, que es inaceptable la violencia en


cualquiera de sus expresiones y de la inexistencia de justificaciones para hacer uso de ella,
desechando así cualquier creencia que permita la introducción de la violencia como medio
lícito para la solución de algunos problemas o como consecuencia natural de desobedien-
cias de la mujer. Dígale la importancia de contar lo que le pasa y que el silencio no ayuda.

Posibilitar la expresión emocional de la persona, mostrando interés y serenidad, utilizando


comentarios que demuestren que Ud. reconoce lo que ella siente. Frente a situación de
desborde emocional es importante que Ud. no se angustie. Por ejemplo "Veo que le da pena
(asusta, da rabia, avergüenza, etc.) hablar de este problema".

Sugerencias para la aplicación del instrumento:

Establezca una relación previa con la persona, se recomienda que la aplicación del instru-
mento se realice después de haber atendido el primer motivo de consulta, es decir, en la
etapa final de la atención del profesional.

Pregunte en forma directa y no valorativa, usando lenguaje sencillo, sin temor. En realidad,
muchas mujeres están esperando silenciosamente que alguien les pregunte. S

Explique el carácter confidencial de la información, diciéndole que la información que reca-


be es absolutamente confidencial con relación a los otros miembros de la familia y no se
traspasará información innecesaria sin su consentimiento, a no ser que esta información
revista serio peligro para su integridad o situaciones constitutivas de delito. De esta forma,
se contribuirá a la creación de un clima de confianza donde el profesional podrá detectar la
situación de violencia.

Frente a la negativa de contestar el instrumento de detección, respete la decisión de la


consultante y deje abierta la posibilidad de volver a hablar del tema. Por ejemplo "entiendo
que este es un tema difícil y usted está en todo el derecho de no responder. Sin embargo en
el momento en que usted quiera, estaré dispuesta/o a escucharla”.

Frente a las respuestas de ausencia de situaciones de violencia, agradezca la confianza y


deje abierta la posibilidad de volver a hablar del tema si lo desea.

Frente a respuestas positivas donde hay presencia de situaciones de violencia, agradezca la


confianza y explique en que consisten los pasos siguientes. "Para continuar ayudándola, le
daré hora con una profesional de nuestro equipo que esta especializada en acoger y tratar los
casos de violencia intrafamiliar, con quien podrá revisar con mayor profundidad lo que usted
está viviendo y le ofrecerá alternativas de ayuda, esto será muy beneficioso para Ud.”

Guía Clínica para la Atención Primaria 15


3. INSTRUMENTO DE DETECCION

Preguntas SI NO
¿Su pareja le ha hecho daño físico, por ejemplo: empujado, lanzado objetos,
dado cachetadas, arrastrado, tirado el pelo o le ha hecho cualquier otro daño
físico?
¿Su pareja actual la ha forzado físicamente a tener relaciones sexuales u
otros actos sexuales en contra de su voluntad?
¿Su pareja le ha insultado, humillado, rechazado, ridiculizado, controlado, le
ha hecho situaciones de celos?

INTERVENCION INTEGRAL EN VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

La atención a mujeres que viven violencia intrafamiliar, es un proceso que se construye a partir
del diagnóstico, en el cual se diseña la intervención que incluye la coordinación de recursos
provenientes del ámbito terapéutico, social y legal.

Objetivos de la Intervención Integral

Brindar atención a mujeres que viven violencia intrafamiliar, tendiente a:


Favorecer la protección y eliminar la violencia.
Disminuir las consecuencias de la violencia en las mujeres y sus familias.
Favorecer el desarrollo sano de relaciones de pareja y familia.

Fases de la Intervención Integral

1. Diagnóstico e Intervención de Primer Orden


2. Intervención psicosocial grupal
3. Atenciones paralelas o alternativas
Intervención psicosocial individual
Consulta social o consultoría familiar
Visita domiciliaria

1. DIAGNOSTICO E INTERVENCIÓN DE PRIMER ORDEN

La fase de Diagnóstico e Intervención de Primer Orden en un caso de violencia intrafamiliar,


constituye una etapa crucial en el proceso de intervención de la violencia intrafamiliar. Un buen
proceso de diagnóstico y de intervención de primer orden, determina en gran medida la conse-
cución de parte importante de los propósitos que este tipo de intervención demanda al nivel de
la Atención Primaria de Salud.

16 Guía Clínica para la Atención Primaria


Esta fase de la intervención está centrada en desarrollar una evaluación integral del caso, y en
proporcionar una intervención de primer orden encaminada a fortalecer recursos personales y
relacionales para su protección y construir un motivo de consulta en violencia para el proceso
de continuidad de la intervención.

La intervención debe ser construida en co-elaboración entre la persona y la/el profesional, de-
sarrollando un diseño de intervención integral, en relación con las distintas dimensiones evalua-
das y desde las necesidades definidas por la propia persona. Tiene una duración de dos sesio-
nes individuales de 60 minutos cada una.

La intervención integral toma en cuenta la caracterización con que una mayoría de mujeres se
presenta:

Baja Autoestima Inseguridad y desvalorización, se siente incapaz e inadecuada. Le cuesta


encontrar y aceptar cualidades positivas.
Daño en sus relaciones interpersonales Aislamiento físico y emocional. Dificultades para
establecer una relación cercana no abusiva. La vivencia de que el amor y la violencia van
juntos deriva en generar otras relaciones abusivas hacia ella o hacia otros (hijos).
Vida emocional alterada, los sentimientos más frecuentes son el miedo, la culpa, el dolor,
la rabia y sentimientos contradictorios. Frecuente es la sensación de impotencia y desespe-
ranza.
Falta de autonomía, responsabilidad y poder para tomar decisiones.

1.1.Objetivos de la Entrevista Diagnóstica y la Intervención de Primer Orden

Establecer vínculo de ayuda.


Evaluar las dimensiones del problema
Construir en conjunto, persona afectada y profesional, el motivo de consulta en VIF.
Propiciar los recursos y habilidades que fortalecen a la persona afectada.
Vincularla a recursos de atención especializada.

1.2.Actitud terapéutica en la Entrevista Diagnóstica e Intervención de Primer Orden

Establecer vínculo de ayuda significativo con la persona es la base de la intervención. En


las personas que viven violencia se constata un daño significativo en sus vínculos cercanos,
lo que va desde la ausencia de relaciones significativas, de apoyo o sostén emocional,
hasta el aislamiento.

Establecer una relación de ayuda creando una atmósfera de confianza y respeto, en que la
consultante se sienta acogida, escuchada, comprendida y validada. Dejar de definir a la
mujer sólo como "víctima", significa incorporar una mirada integradora, que la reconozca
como individuo en todas las dimensiones, que le ofrezca la posibilidad de verse a sí misma
como un sujeto que participa de una relación que se ha ido construyendo entre dos. Una
relación que pretende ser de ayuda puede “terminar siendo de dependencia extrema por

Guía Clínica para la Atención Primaria 17


parte de quien consulta y de omnipotencia extrema por parte de quien atiende.” (La Morada,
1994; p.173)

Reconocer sus emociones, observando la postura de la persona, sus acciones y sentimien-


tos. El clima propicio para esta primera intervención es de aceptación y confidencialidad, lo
que ayudará a que la usuaria responda a las preguntas sin sentirse amenazada o evaluada
como persona y logre relatar su situación, expresar sus ideas y conectarse con sus emocio-
nes.

Permitir que la persona exprese sus sentimientos, la persona que vive violencia en la pareja
se encuentra muy a menudo en un estado de crisis o confusión. Generalmente sus senti-
mientos son diversos: pena, rabia, odio, amor y sus deseos son igualmente ambivalentes,
recalcar la legitimidad de estas

Focalizar en aquellos elementos que hablan de la relación de abuso, impulsando el


cuestionamiento. La contención y la escucha permite que la consultante vaya sintiendo y
comunicando su experiencia a medida que va haciéndose cargo de ella.

Empatizar con ella sin perder de vista la conexión con sus propios sentimientos, de esta
manera se podrá desarrollar la relación de ayuda y será posible la desnormalización de la
violencia sufrida por la persona y reconocer los aspectos no identificados acerca de su
relación de violencia y de su participación dentro de ella.

Informar, cuestionar, contener, modelar, abrir nuevas posibilidades, mostrar nuevas formas
de comunicar las emociones y las opiniones y, por sobre todo entregar un modelo de rela-
ción alternativo a la violencia, donde la consultante sepa que puede decidir qué dice y qué
no, qué quiere o no hacer, etc. , sin sentirse evaluada ni agredida por quien la entrevista. El/
la entrevistador/a debe ofrecer la posibilidad de que la consultante se vea a sí misma como
un “otro” dentro de una relación que se va construyendo de a dos y que la reconoce como
persona en todas sus dimensiones.

Relevar los elementos de la historia de la experiencia de la persona para que contextualice


y amplíe su percepción de la situación y y se abra hacia nuevas formas de interpretación de
la situación de violencia vivida.

1.3.Recomendaciones para la aplicación del Instrumento de Evaluación y Diagnóstico:

El primer elemento a considerar en el proceso de entrevista son las condiciones de intimi-


dad y privacidad del lugar de atención. Lo óptimo es que la entrevista se desarrolle en un
lugar donde se resguarde la privacidad, libre de interrupciones, lo que posibilita un contexto
de respeto y validación de la persona.

Acoger y contener a la persona considerando que debe utilizar un instrumento con cuestio-
narios y el encuadre establecido que determinan un rol bastante activo y directivo por parte
del profesional a cargo de hacer la entrevista..

18 Guía Clínica para la Atención Primaria


Considerar de manera flexible los tiempos y plazos propuestos para detenerse y establecer
alternativas de ampliación de tiempo o sesiones, sobretodo si la persona se encuentra muy
angustiada y desbordada. Se requiere un mínimo de tiempo presencial con la persona.

Para esta modalidad se ha contemplado la realización de dos entrevistas individuales de 45


a 60 minutos cada una como mínimo La pausa entre una y otra sesión deberá ser evaluada
en relación con los requerimientos del caso (a mayor gravedad se requiere mayor rapidez
en la realización de la segunda entrevista), sin embargo es aconsejable que se desarrolle
como máximo a una semana de distancia.

La segunda sesión, debe considerar la necesidad de tener el tiempo presencial suficiente


para desarrollar la intervención de primer orden, como también con la posibilidad de que se
requiera una pausa que posibilite el despliegue de nueva información por parte de la perso-
na, al mismo tiempo de tener un control casi inmediato de la evolución del caso.

Encuadrar la entrevista cada vez que sea necesario o cada vez que la consultante intente
profundizar en algún tema, siendo acogedora y recordándole los objetivos de la entrevista y
a la vez ofreciendo otras sesiones posteriores para trabajar los temas con mayor profundi-
dad. Esto disminuye de manera importante la ansiedad de la consultante, se siente más
partícipe, entregándole desde un inicio cierto control en la relación de ayuda.

La/el profesional debe presentarse, y aclarar su rol dentro del proceso de intervención. Por
ejemplo, "Quiero informarle que yo estoy a cargo de .... desarrollar la entrevista, hacer el
seguimiento, llamarla para saber como está, desarrollar la atención grupal, usted me podrá
llamar si usted lo requiere, etc)"

La/el profesional deberá describir la entrevista y los objetivos de esta. Por ejemplo, "para
conocer lo que le está pasando y poder ayudarla en las posibles soluciones necesitamos
hacerle algunas preguntas personales. Esta entrevista está estimada para ser desarrollada
en dos sesiones de 45 minutos cada una, dentro de la cual veríamos en conjunto las alter-
nativas de continuidad y solución de su problema"

La/el profesional debe aclarar las limitaciones del proceso de Evaluación: Aclarar que no
será posible profundizar lo suficiente en todos los temas, por ejemplo, "es probable que en
algunos temas usted necesite mucho más tiempo para conversar. Esto será posible en otro
momento ya sea en nuestra institución como en las alternativas de atención que le propon-
dré."

La/el profesional debe aclarar el contexto de confidencialidad y voluntariedad de la aten-


ción, por ejemplo, "Quiero que esté segura que todas sus respuestas serán mantenidas en
estricta confidencialidad y quiero decirle que usted puede detener la entrevista cuando us-
ted lo determine o no contestar si esa situación le es inconveniente. Algunos temas son
difíciles de hablar pero quiero que sepa que todas las mujeres que llegan al programa pasan
por esta misma entrevista."

Guía Clínica para la Atención Primaria 19


La/el profesional debe aclarar las situaciones de confidencialidad relativa. Es importante
esclarecer que frente a situaciones de riesgo vital será necesario acudir a otras personas o
instancias para abordar la situación de peligro. (Ideación e intento de suicidio, amenaza de
homicidio, maltrato infantil, abuso sexual infantil.) Por ejemplo, "Quiero aclararle que sólo en
situaciones que usted me cuente y puedan poner en riesgo su vida o la de otras personas,
me vería en la obligación de solicitar la ayuda de otros profesionales o personas que pue-
dan ayudarla".

La/el profesional de estar atento y preguntar si no comprende algún concepto o alguna


palabra, clasificación, etc.

La/el profesional debe consultar a la persona su parecer y acuerdo en los distintos puntos
del encuadre propuesto.

Realizar las preguntas en forma textual y entregar las alternativas de respuesta consigna-
das en el instrumento. Si la consultante entrega respuestas no consideradas, volver a leerle
las posibilidades para que escoja una de las planteadas en el instrumento.

Lo óptimo es que en la primera sesión se aborden el eje social y de violencia lo más comple-
tamente posible para dejar en la segunda sesión los otros ejes.

La posición de la profesional es "activa" en la reintroducción de “novedad” en el sistema


abusivo estableciendo un modelo relacional alternativo. Hay que considerar la variable "gé-
nero" en la relación de ayuda.

Manténgase atenta a los contrasentimientos (rabia, aburrimiento, piedad rechazo, simpatía)


que Ud. pueda experimentar en la entrevista

2. APLICACION DEL INSTRUMENTO DIAGNOSTICO Anexo Nª 1.

La violencia en la pareja es un problema de salud que generalmente se presenta como un


síndrome y abarca un grupo de signos y síntomas que deben ser evaluados para acceder a una
mirada integral y eficiente de cada caso y diseñar e implementar las estrategias de intervención.

El proceso de evaluación se desarrolla con Instrumento de Diagnóstico en Violencia Intrafamiliar.


El Instrumento recoge la propuesta de valorar el comportamiento de un total de seis ejes diag-
nósticos:

2.1.Ejes Diagnósticos de la Violencia Intrafamiliar

Eje Violencia
Eje Social
Eje Sintomático
Eje Personalidad

20 Guía Clínica para la Atención Primaria


Eje jurídico
Eje Interaccional
Eje Género

A) EVALUACIÓN EJE VIOLENCIA

Este eje pretende dilucidar las características de la violencia en todas sus dimensiones. Desde
este eje se realiza la primera caracterización de la violencia y es la base para la intervención de
primer orden.

Se explora la relación de violencia, los tipos de violencia y su severidad, las características de


los episodios, la data, los ciclos, indicadores de riesgo de homicidio o lesión grave, la conciencia
respecto de la violencia y de explicaciones que se le atribuyen, dando cuenta del grado de
normalización o cuestionamiento de la violencia de la persona. Además se reconoce la presen-
cia de otros fenómenos abusivos en la familia, fundamental en el diseño de intervención, espe-
cialmente si se trata de maltrato infantil.

En este Eje, el ID considera, la presencia de cuatro tipos de violencia, dada las características
particulares que cada una de estas manifestaciones de abuso tiene. Es así como se han consi-
derado la violencia psicológica, física, sexual y económica.

La gradiente de menor a mayor gravedad (sombreado) que por el sólo hecho de estar presente
la conducta abusiva, independiente de su frecuencia, determina el peligro de daño severo o
peligro de muerte de la persona.

Psicológica Física Sexual Económica

Leve 1 a 11 puntos 1 a 4 puntos 1 a 4 puntos 1 a 6 puntos

Moderada 12 a 22 puntos 5 a 8 puntos 5 a 8 puntos 7 a 12 puntos

Severa 23 a 33 puntos 9 a 12 puntos 9 a 12 puntos 13 a 18 puntos

Las personas con perfil leve (físico) o moderado (psicológico, sexual y


económico) deben continuar su tratamiento en Atención Primaria.
Las personas con un perfil moderado (físico) a severo (psicológico,
sexual y económico) deben ser derivadas al nivel secundario

Guía Clínica para la Atención Primaria 21


La frecuencia temporal de las crisis, constituye otro elemento a consignar en el proceso de
evaluación

Las manifestaciones de agresión física de parte de la persona hacia su pareja, en los contextos
de las crisis o fuera de estas, nos entregan elementos para evaluar riesgo de lesiones e incluso
riesgo de homicidio hacia la pareja. Es de relevancia considerar esta situación, dada la existen-
cia de variados estudios que confirman la presencia de aumento de conductas de heteroagresión
en mujeres sometidas a abuso, sobre todo cuando este es de carácter severo.

La violencia cruzada de carácter severo (conductas de violencia física en el ID en sombreado)


determina considerar confirmación Diagnóstica en Eje de personalidad de la persona, para
establecer Plan de Protección que considere tal situación de gravedad y e implicaría derivación
a nivel secundario de Salud

El contexto de la violencia y la descripción del último episodio posibilita que la persona pueda
reconocer, si es así, las situaciones particulares en donde surge la violencia en la relación, lo
que en algunos casos puede posibilitar establecer ciertas estrategias de protección. Establecer
los desencadenantes, las situaciones que ocurren, las conductas de ambos y de terceros en la
situación, permite comprender la dinámica, desde la cual se favorezca la introducción de cam-
bios ya sea en las fases previas o en la crisis, tendientes a detener o disminuir las conductas de
abuso o lograr la protección de la persona y su familia.

La dinámica interaccional del abuso, evalúa la violencia activa hacia los hijos, estableciendo la
presencia de maltrato infantil Si en el diagnóstico se establece un contexto de sospecha de
maltrato infantil grave (maltrato físico y/o psicológico grave o sexual, se debe proceder a esta-
blecer los contextos de validación del maltrato y protección de los niños, priorizando en este
caso por quien/nes están en condiciones de menor protección y no tienen las herramientas para
protegerse por sí solos. En este tipo de caso se requiere aplicar los lineamientos técnicos desa-
rrollados por el Ministerio de Salud y establecer la coordinación interinstitucional para un abor-
daje adecuado de estos casos.

Los antecedentes de violencia en la familia de origen o en la infancia en relación con el modelo


transgeneracional de la persona tienen efectos sustantivos con los recursos o dificultades per-
sonales de la persona.

Los factores de riesgo de homicidio o lesión grave, el ID, incorpora el test de Campbell, dando
cuenta de los principales factores relacionados con peligro de homicidio o lesión grave. A mayor
presencia de estos factores aumenta el riesgo de lesiones graves e incluso de homicidio de la
persona. Las conductas de amenaza de muerte o percepción de ser capaz de hacerlo por parte
de la pareja, intento de ahorcamiento, tenencia de armas en la casa y uso de arma o amenaza
de uso, si se encuentran presentes constituyen por sí sólo factores de riesgo vital.

La percepción de riesgo que la propia persona tenga de la situación de violencia, la que no se


puede dejar de considerar.

22 Guía Clínica para la Atención Primaria


La puntuación de 11 a 15 conductas más la sombreada dan
el alerta de la situación y se debe establecer un Plan de
Protección Inmediato y derivación al nivel secundario

El grado de normalización de la violencia y el abuso, en las relaciones familiares o de pareja y


las atribuciones de causalidad permiten acceder a las ideas y creencias que sostienen las con-
ductas mantenedoras de la violencia en las relaciones familiares.

B) EVALUACIÓN EJE SINTOMÁTICO

En este eje se indagan todos aquellos síntomas psíquicos y/o somáticos que estén presentes
en la persona. El eje sintomático nos permite diagnosticar el daño, y evaluar las condiciones de
la persona para enfrentar el proceso de salida de la situación de violencia.

La evaluación de esta dimensión es imprescindible para el diseño de intervención (sintomatología


depresiva, angustia, somatizaciones, ideación suicida, etc.).

El ID contempla la aplicación de la pautas estandarizadas que permitirán construir una presun-


ción diagnóstica que debe ser confirmada por médico general, psicólogo o médico especialista
según sea el caso.

Los Trastornos Depresivos es el primer grupo de síntomas a indagar, dada la importante rela-
ción entre VIF y Depresión, hemos recogido el instrumento aplicado en el Programa de Diag-
nóstico y Tratamiento de la Depresión, quienes han optado por utilizar los criterios diagnósticos
de la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10 para la Atención Primaria, que distin-
gue entre depresión leve, moderada y severa.

Los Trastornos de Ansiedad ya sea concomitante a un cuadro depresivo o de manera más


exclusiva. Los síntomas de ansiedad son a menudo muy visibles, aún cuando se deban a un
trastorno depresivo subyacente. Así también es frecuente encontrar trastornos ansiosos que
evolucionan con síntomas depresivos. En este eje hemos considerado la manera de indagar los
cuadros más frecuentes presentes en las situaciones de violencia en la familia. Indicadores de
un trastorno de Ansiedad Generalizado, Trastorno de Pánico, Trastorno Fóbico o de Estrés Post
Traumático, fueron los trastornos que según los estudios clínicos y epidemiológicos están más
relacionados con la presencia de violencia familiar.

Los Trastornos Somatomorfos como grupo de síntomas que revelan el malestar psicológico y
es a través de los síntomas corporales que las personas solicitan ayuda al sistema de salud. La
depresión se puede manifestar encubierta por una gran variedad de síntomas físicos, predomi-
nantemente dolores y una serie de malestares.

Guía Clínica para la Atención Primaria 23


Los síntomas de Trastorno de Personalidad. También se contempla la indagación de síntomas,
signos y características en este eje dada su asociación en un porcentaje de los casos que si
bien es menor, establece una condición de riesgo, que debe ser considerada en el diseño de
intervención. Si hay presunción diagnóstica desde esta dimensión, se deberá derivar para diag-
nóstico a nivel secundario.

Consumo de psicofármacos, conducta tendiente a anestesiar el malestar o sufrimiento. También


puede ser síntoma de trastorno en el eje de Personalidad, sobre todo asociado a otros síntomas
autodestructivos. Desde la aplicación del instrumento es posible detectar riesgo o dependencia de
sustancias psicoactivas, lo establecerá la necesidad de detención del consumo.

C) EVALUACIÓN EJE SOCIAL

En este eje se exploran las características sociales de la persona y su familia e incluye la perso-
na que ejerce abuso. La composición familiar y la cualidad de las relaciones primarias y secun-
darias, las características socioeconómicas, de vivienda, la salud, entre otros, nos permiten
evaluar las distintas problemáticas sociales que acompañan la violencia, o que constituyen
factores precipitantes o mantenedores de esta. Así también nos permiten diagnosticar los facto-
res protectores o los recursos, competencias y calidad de los vínculos con los que cuenta la
persona para el desarrollo de las estrategias de intervención.

Redes Sociales
La evaluación de las redes primarias y secundarias están ordenadas en 3 categorías:

v Aislamiento social - emocional, es decir, ausencia de relaciones primarias, familia, amigos y


trabajo presentes o estas no desarrollan una función de apoyo material, emocional.
v Red primaria débil, es la presencia de familiares o personas en la vida cotidiana de la persona
pero que no significa que estén presente como relaciones de apoyo.
v Red primaria y secundaria de apoyo es la presencia de varias relaciones primarias y secunda-
rias que la apoyan material y emocionalmente.

Recursos socio - económicos


v Dependencia económica de pareja o familiar
v Trabajo remunerado, dentro o fuera de la casa.
v Condiciones socioeconómicas (bajo la línea de la pobreza, pobreza, no pobre, etc.)
v Vivienda, servicios, etc. adecuados
v Ausencia de condiciones materiales adecuados

Problemáticas de Salud
Presencia de problemáticas de salud de carácter grave, crónico o discapacitante de algún miem-
bro de la familia. La presencia de este factor determina en muchos casos la dificultad que la
persona para ampliar su actividad y autonomizarse lo que significa un importante desgaste
físico o emocional.

24 Guía Clínica para la Atención Primaria


A mayor presencia de factores en este eje, es necesario pensar en una estrategia que incorpo-
rara la atención social y/o la acción de otros actores sociales de la red institucional local, aunque
tengamos una evaluación leve - moderada en otros ejes. La mantención de factores a nivel
social ya sea precipitantes o mantenedores de la violencia en la pareja en el caso, pueden
actuar disminuyendo el impacto de la intervención.

D) EJE PERSONALIDAD

Este eje incluye la observación de rasgos de personalidad, estilos de funcionamiento de la


persona y de su pareja, que se asocian a una estructura permanente en el tiempo, que podrían
trascender a la problemática de violencia.

Las dimensiones cognitiva, conductual, psicodinámica e interaccional se observan de manera


transversal en varios de los aspectos contenidos en el ID, y en especial en la guía de supervi-
sión. Anexo N° 3. También se incorpora un punto específico para evaluar las características
psicosociales de la pareja de la persona. Este eje permite considerar elementos de predisposi-
ción a la violencia como también recursos y repertorios alternativos a esta.

La personalidad de la persona víctima de violencia, permite reconocer la presencia o ausencia


de determinados recursos, habilidades o problemáticas. evalúa la presencia de patología psi-
quiátrica, los trastornos de personalidad, características particulares en el establecimiento del
vínculo terapéutico. Se incluye también observaciones en cuanto al rendimiento intelectual.

La personalidad de la pareja de la persona permite tener una visión preliminar de las caracterís-
ticas psicosociales de pareja, su edad, nivel de estudios, oficio, actividad, y sus características
de personalidad, son de relevancia en función de establecer la presencia de recursos y habilida-
des personales, así mismo de factores protectores frente a la violencia intrafamiliar.

También se indagan factores de riesgo vital como ideación e intento de suicidio, como los ante-
cedentes de violencia generalizada, conducta delictual, consumo de alcohol, entre otras. Es
importante establecer si la pareja de la persona presenta condiciones de responder al control
social, sea o no con la judicialización.

Factores de riesgo psicosocial severos de la pareja de la consultante pueden determinar la deriva-


ción del caso a nivel secundario o establecer estrategias de control social o de protección que
requieren ampliar las modalidades de intervención y/o ampliar a los actores de la intervención.

D) EJE JURÍDICO

Esta dimensión implica caracterizar desde el punto de vista de los derechos y desde el marco
jurídico la situación de violencia que está viviendo la persona, las implicancias más globales en
función de determinar las herramientas jurídicas que se aplican en el caso, incluyendo las obli-
gaciones que como profesionales de la salud, tenemos en el caso.

Guía Clínica para la Atención Primaria 25


E) EJE INTERACCIONAL

Este eje se refiere a las dinámicas particulares de la relación de pareja, tales como la pauta
relacional en la que emerge y se mantiene la violencia, su descripción, patrones de simetría y
complementariedad, características de los límites en el sistema familiar. La pauta interaccional
en el último episodio, los contextos de aparición y mantención de la violencia, son los aspectos
más relevados para la fase Diagnóstica, sobre todo para ser considerada en la intervención de
Primer Orden, sin desmerecer que este aspecto será incorporado en las siguiente fase de inter-
vención, como lo es el Grupo de intervención en VIF.

F) EJE GÉNERO

En esta dimensión se incluyen aspectos de la individualidad que tiene que ver con la especifici-
dad de la representación cultural de los roles femeninos y masculinos. En el Instrumento Diag-
nóstico se recoge sobre todo aspectos de adscripción al rol femenino tradicional, como atribu-
ción de explicaciones respecto de la violencia en la pareja, sin desmerecer que este aspecto
será incorporado en las siguiente fase de intervención, como lo es el Grupo de intervención en
VIF.

G) EVALUACIÓN DE LAS SOLUCIONES INTENTADAS POR LA CONSULTANTE O LA


PAREJA

Finalmente otro aspecto a considerar se relaciona con los repertorios desarrollados por la
consultante para salir de la problemática. Por una parte nos muestra explícitamente el nivel de
movimiento que ha realizado la usuaria, situándolo como un potencial recurso. Conocer esas
acciones y sus resultados nos puede aclarar, la actitud frente a este "nuevo intento", por ejem-
plo cuando las acciones han sido "victimizadoras". Además nos entrega datos relevantes res-
pecto a acciones familiares, comunitarias, jurídicas que son posibles de recuperar, que en de-
terminado momento resultaron o aquellas que no han sido eficientes.

1.4. Intervenciones durante el diagnóstico e intervención de primer orden

1. Trabajo Co-construcción del motivo de Consulta


2. Trabajo de Derivación a Modalidad específica de intervención: Grupo Psicosocial en VIF,
otras.
3. Intervenciones complementarias

1. Co-construir un motivo de consulta en VIF

El motivo de consulta o la queja inicial de la consultante, muchas veces se encuentra poco


relacionada con la necesidad de introducir cambios en la relación de violencia y con el aprendi-
zaje de nuevas formas de relación alternativas a la violencia.Durante el proceso de Diagnóstico,
la consultante en conjunto con el/la entrevistador/a construyen un motivo de consulta que inte-

26 Guía Clínica para la Atención Primaria


gre las necesidades de la primera con las distintas dimensiones que se fueron evaluando du-
rante este proceso.

Es necesario abordar el motivo de consulta que trae la consultante, para clarificarlo y focalizarlo
en la situación de violencia que ella se encuentra viviendo con su pareja considerando la mayor
parte de los elementos de la historia de la relación que ayuden a que ella contextualice su
experiencia.

Muchas veces el malestar físico, emocional o psicológico de la consultante no está consciente-


mente relacionado con la relación de pareja y la violencia que vive, ni tampoco es capaz de
visualizar su propia participación en la relación, dificultando así la percepción de que exista una
posibilidad de cambio en la relación impulsada por ellas mismas y no por su pareja.

Resulta sumamente importante que en el proceso de Diagnóstico y Primera Intervención se


orienten las intervenciones hacia clarificar y definir la motivación al cambio desde la propia
consultante delimitando en conjunto las expectativas y los límites tanto del proceso de Diagnós-
tico como del proceso de Intervención Específica.

El/la entrevistador/a debe dirigir sus intervenciones hacia la ampliación de la percepción de la


consultante y la apertura hacia nuevas formas de interpretación de la situación de violencia
vivida. Esta co-construcción del motivo de consulta, por lo tanto, se debe asumir como una
acción en donde el/la entrevistador/a no tiene una posición de neutralidad frente a la violencia,
sino más bien, debe compartir con la consultante la definición propia del problema como una
situación dañina para quienes la viven y mostrarle a la usuaria cómo pareciera que se está
presentando en su propia vida. Es decir la co-construcción del motivo de consulta VIF, siempre
implica la desnormalización de la violencia como forma de relación en la pareja y la familia.
Implica definir la violencia como problema a ser abordado de manera específica.

Desde el relato de la consultante entonces, en conjunto con las intervenciones que apuntan a la
toma de conciencia de la violencia y a la conexión emocional, se relacionan sus peticiones con
las orientaciones de el/la entrevistador/a y con las nuevas informaciones que se han ido dando
durante la entrevista, incorporando, la situación de violencia generando un compromiso de cambio
propio en la mujer que vive esta situación.

2. Diseño de Intervención y vinculación de la consultante a recursos de atención específicos.

El diseño de intervención es el resultado de todo el proceso de evaluación del caso, elaborado


a partir de la explicitación de las hipótesis diagnósticas y de la peticiones implícitas y explícitas
de la consultante. Este diseño está planteado como la posibilidad más adecuada para que la
usuaria solucione su problemática.

En el momento de plantear a la consultante las posibilidades de intervención, ya sea en el


mismo lugar donde se realizó el Diagnóstico o en otros con mayor especialización, se debe
otorgar la información necesaria con el objetivo de disminuir la ansiedad de la consultante y de
que ella visualice posibilidades concretas de detención de la violencia dentro de su relación de

Guía Clínica para la Atención Primaria 27


pareja. Al explicarle la razón del diseño de intervención, sobretodo cuando éste apunta a una
derivación a otra instancia de atención, esta debe tener claridad acerca de los objetivos en
función de no correr el riesgo de sentirse victimizada por la "tramitación" o la "negación de la
atención", situación que influiría profundamente en la continuidad del tratamiento.

Es importante que, junto con devolver el diseño, el cual debe ser co-construido, como hemos
dicho, también con relación a la petición de ayuda de la consultante, se vincule a la mujer a
instancias de apoyo atingentes a su situación y a las necesidades que ella haya definido duran-
te las entrevistas de Diagnóstico, sean estas de apoyo legal, social, hacia redes institucionales.

Es desde esta instancia que se trabaja la derivación a Grupo Psicosocial de intervención, por lo
que se requiere explicitar los objetivos y características principales del mismo. En esta etapa es
de interés trabajar un Contrato Terapéutico que incorpora la definición del compromiso de asis-
tencia y puntualidad al trabajo grupal por un total de 12 sesiones, propiciando la responsabilización
de la propia consultante de su proceso de tratamiento y acordando una evaluación posterior
que pueda determinar la ampliación de este o bien el alta de la consultante.

Es posible que el diseño de intervención requiera la incorporación de otras alternativas. Esta


acción debe ser realizada tomando en consideración las prioridades de la usuaria y por tanto
establecer un orden jerárquico y secuencial de las instancias consideradas para el proceso de
intervención. Es conveniente derivar de una en una a las distintas instancias consideradas. Una
multiderivación puede generar confusión y por tanto paralización de parte de la usuaria en torno
a ayudarla a tomar acciones concretas para la solución de la problemática.

La derivación y/o vinculación a otras instancias de apoyo debe ser trabajado con la consultante,
desde aspectos más concretos como lo son informar de el lugar definido, número de teléfono,
nombre de la profesional a cargo de grupo, hoja de derivación, etc. hasta aspectos más inter-
nos, que aumenten la probabilidad de la continuidad del tratamiento. Es importante informar de
las futuras modalidades de intervención y relevar la necesaria continuidad en la petición de
ayuda, en función de efectivamente modificar la relación de violencia.

INTERVENCIONES COMPLEMENTARIAS

1. Plan de Protección

El Plan de Protección es el conjunto de acciones desarrolladas por parte de la persona y otras


personas de su red primaria, para eliminar o disminuir la probabilidad de nuevos episodios de
violencia o disminuir el nivel de daño o peligro de estos, incluyendo los riesgos vitales de la
consultante y sus hijos.

En todos los casos de violencia, hay que considerar la co-construcción con la persona un plan
de protección que signifique lograr este objetivo, en el entendido que detener la violencia en la
relación, constituye la primera etapa del proceso de intervención, más allá que suele ser un
objetivo permanente en todo el proceso.

28 Guía Clínica para la Atención Primaria


La posibilidad de establecer distancia física con quien ejerce abuso, que se incorpore un tercero
como protector al interior de la dinámica familiar, iniciar acciones de protección familiar o social
incluyendo la acción de la justicia, la elaboración de estrategias puntuales frente a signos de crisis,
como por ejemplo los fines de semana o cuando llega ebrio entre otras alternativas, constituyen
escenarios a ser construidos para la protección de la mujer y sus hijos, según sea el caso.

El Plan de Protección pude requerirse en cualquier etapa del proceso de intervención, sin em-
bargo es en la Fase Diagnóstica donde se aplicará de manera mayoritaria a las consultantes.

2. Estrategias de protección en casos de peligro de muerte o lesiones graves

La elaboración en conjunto con la persona se hace central en los casos donde el proceso de
evaluación nos ha mostrado que existe una situación de peligro de muerte o lesiones graves.
Cuando se está frente a un riesgo de homicidio o lesiones graves es importante ayudar a la
persona a desarrollar un plan de protección de manera detallada y donde de preferencia incor-
poremos a más personas cercanas de su red primaria como a otros profesionales del Centro de
Salud.

Acudir a sus familiares cercanos o amigos, tener a mano números de teléfono, hacer la denun-
cia correspondiente, tener algún lugar seguro donde acudir en caso de peligro. Si quien la
agrede no vive con la consultante, tomar las medidas de seguridad para proteger su vivienda.

Es importante que exista una red comunitaria activa que permita derivar a las mujeres que
necesitan protección inmediata, ya sea por riesgo de homicidio o de suicidio, tanto de ellas
como de sus hijos.

3. En caso de existir riesgo de suicidio

Frente a la existencia de sintomatología depresiva (mi vida no tiene sentido..), ideación suicida
actual o anterior (he pensado que lo mejor sería de que yo desapareciera..), intentos anteriores
de suicidio, planes concretos para el suicidio, es necesario contactarse de inmediato con algún
familiar o persona cercana a la víctima (excluyendo a quien ejerce abuso). Solicitar una
interconsulta psiquiátrica. Hospitalización u otra forma de protección de la persona e informar a
la consultante del riesgo que corre y alentarla a buscar un lugar de permanencia temporal alter-
nativa.

4. En caso de riesgo de homicidio

Intentos anteriores de homicidio por parte de quien ejerce abuso o amenazas concretas, dispo-
nibilidad de armas u objetos contundentes y temor inminente de que esto puede ocurrir por
parte de la víctima o por comentarios de personas cercanas a ella aún cuando ella misma lo
minimice. Aumento de intensidad y frecuencia de las agresiones,

Guía Clínica para la Atención Primaria 29


Tomar contacto con personas cercanas que puedan acogerla. Tomar medidas de seguridad
para la vivienda (cambio de chapas, etc.) Promover y/o realizar denuncia, solicitando la aplica-
ción de medidas precautorias al juzgado competente. Tener a mano teléfonos de carabineros,
vecinas, familiares. Tener a mano dinero en efectivo, libretas de ahorro, documentos persona-
les. Cambiar las cerraduras de las puertas, cerrar los cerrojos, informar a vecinos y conocidos
que él no vive en casa, informar en la Escuela de los hijos y evitar los lugares que él frecuenta.

5. Procedimientos Judiciales en casos VIF

El Plan de Protección debe considerar la denuncia judicial, la que dependiendo de las caracte-
rísticas de la situación de violencia, presenta procedimientos y competencias distintos, al mis-
mo tiempo de plantear responsabilidades distintas de parte de los profesionales frente a los
hechos.

En los casos no constitutivo de delito los que incluyen violencia psicológica, física con pre-
sencia de lesiones leves, abuso económico y violencia sexual, no contemplada en acto de
abuso sexual o violación de parte de cónyuge o conviviente, todas estas manifestaciones
están abordadas en la Ley de Violencia intrafamiliar.

En este tipo de situaciones es importante aclarar que nuestra responsabilidad es informar a


la consultante de esta alternativa y de las características del procedimiento, además de
establecer los procedimientos para constatar inmediatamente las evidencias físicas del he-
cho, “lesiones”, para establecer los medios probatorios, si es que el caso fuera de violencia
física, y luego, antes de denunciar, se prevean las medidas que permitan mantener la segu-
ridad tanto de la mujer como de los restantes miembros de la familia. Así mismo el proceso
de diagnóstico realizado a la consultante y sus resultados, pueden significar también un
medio probatorio en el proceso legal.

Es de relevancia informarle a la consultante el derecho que tiene de solicitar las medidas


precautorias que representen para ella y/o sus hijos la adecuada protección frente a la
violencia.

En ningún caso es adecuado presionar a la persona a denunciar aunque creamos que


puede ser una herramienta eficaz, es de relevancia considerar el estado psicoemocional de
la usuaria y el tener en cuenta la cualidad de proceso que implica la intervención en el
problema. Es así que hay que considerar si la consultante se encuentra en condiciones para
enfrentar un proceso judicial, y sobre todo respetar los ritmos y decisiones de la persona.
Sin embargo, es de interés coordinar del mismo modo la posibilidad de asesoría e informa-
ción.

En los casos que la persona inicie procesos judiciales, brindar orientación de las instancias
comunales que realizan dicha función en estos casos(Centros de Asistencia Judicial) para
obtener asesoría legal, incluyendo la posibilidad de representación.

30 Guía Clínica para la Atención Primaria


Las personas llamadas a denunciar actos de VIF (Ley 19.325) son: El afectado(a), sus
ascendientes, sus descendientes, guardadores, tutores, curadores o cualquier otra persona
que tenga conocimiento directo de los hechos materia de la denuncia.

Casos constitutivos de delito. En el caso que la/el profesional se encuentre con una situa-
ción de violencia, maltrato físico, lesiones calificadas de menos graves, graves o gravísimas
a las que se asimilan las mutilaciones, la denuncia de éste recaerá en un Tribunal Criminal,
para iniciar el proceso penal destinado a sancionar al autor de tales lesiones. Este Tribunal
contará con la posibilidad de aplicar medidas precautorias con que cuentan los Tribunales
de Violencia Intrafamiliar, al aplicar la Ley de VIF. En estos casos, el agresor debe ser
inmediatamente detenido u objeto de alguna de las medidas cautelares previstas en la Ley
de VIF.

Las personas llamadas a denunciar estos delitos, que se enmarcan dentro del concepto de VIF,
Delitos de Acción Pública. (Código de Procedimiento Penal) son: La ofendida y toda persona
que tenga conocimiento de los hechos y los profesionales de la salud que tomen conocimiento
de los hechos y cuenten con la evidencia del caso, en el ejercicio de su actividad.

En este tipo de casos es de importancia que junto con proceder en la obligación legal que
tienen los profesionales, soliciten del mismo modo asesoría jurídica de las instancias espe-
cializada, para la continuidad del proceso.

Este tipo de casos deberán ser derivados a instancias de nivel secundario que cuenten con
intervención especializada, de preferencia multidisciplinario o que trabajen estrechamente
con las instancias jurídicas de la comuna, dada la necesidad de que estos casos sean
patrocinados y respaldados por profesionales desde las distintas dimensiones que implica
su protección y reparación.

Casos de Violación o Abuso Sexual. En el evento de que nos encontremos frente a un caso
de violación o abuso sexual, Ley 19.617 (uso de la fuerza o la amenaza), en el contexto de
la vida de pareja, siempre será la justicia criminal la que intervenga, ya que este tipo de
maltrato constituye delito.

Es importante informar a la consultante de su derecho a denunciar los hechos. Una vez


denunciados los hechos, se iniciará de inmediato el proceso penal orientado a determinar la
existencia del delito y la participación del responsable. Con la nueva Ley de Abuso Sexual
se introdujo las llamadas Medidas de Protección de la víctima, las que se asimilan a las
medidas precautorias de la ley de V.I.F.

De ser tomada la decisión de denunciar los hechos, ya sea en caso de evidencia física o
psicológica, o de ambas, constitutivos de abuso sexual intrafamiliar, será de alta conve-
niencia que la denunciante sea respaldada y asesorada por abogado especialista en VIF.

Cuando hay evidencia física del abuso, como desgarros o sangramientos, la Ley 19.617
obliga a los establecimientos de salud, públicos y privados a hacer los reconocimientos,

Guía Clínica para la Atención Primaria 31


exámenes médicos y pruebas biológicas, encaminados a determinar la existencia del delito
y la participación.

Es importante informar a la persona que decide denunciar, la necesidad de que cuente con
asesoría jurídica de las instancias especializadas de la comuna, dada la complejidad proba-
toria y procesal de esta acción. Luego de hecha la denuncia será necesario ratificarla ante el
Tribunal del Crimen que la reciba, a fin de que con este impulso procesal se siga adelante
con el procedimiento criminal correspondiente.

Las evidencias físicas facilitan la obtención de las medidas de protección pertinentes, con-
templadas por la Ley 19.617, que da la posibilidad a los Jueces del Crimen de decretar
estas medidas, entre las que se cuenta como principal la de expulsión y prohibición de
acercamiento e ingreso al hogar, al trabajo o establecimiento educacional por parte del
agresor.-

Sin embargo para estos casos, se sugiere iniciar un proceso paralelo en los Juzgados Civi-
les, para obtener medidas de protección, dada la dificultad probatoria de la existencia del
delito y lo prolongado de los procesos.

En caso de no existir evidencias físicas tangibles de la violencia sexual, es importante que


los profesionales realicen la derivación del caso a nivel secundario y tenga intervención
especializada, dada la necesidad de un proceso que determina la conveniencia y pertinen-
cia de iniciar un proceso judicial.

Las personas llamadas a denunciar delitos sexuales (Ley 19.617) son: La ofendida, Los padres,
abuelos, Los guardadores, quien los tuviere a su cargo, Los educadores, Los médicos, otra
persona que tuviere conocimiento del hecho en razón de su actividad.-

Posterior a la entrevista de evaluación aplique la Guía de Supervisión para el Profesional (Anexo


N° 2) que le permitirá registrar información percibida por quien realizó la entrevista diagnóstica.
Esta información es de alta relevancia para el tratamiento, guiará los énfasis que se requieren
trabajar para que la persona desarrolle las habilidades y destrezas necesarias y adquiera cada
vez mayor conciencia de la importancia de abordar y resolver su situación.

Por otra parte este instrumento recoge aspectos de la transferencia que la persona o situación
de la afectada por VIF genera en la evaluador/a. Estos aspectos son necesarios de trabajar con
quienes realizan la Consultoría u otro profesional pertinente.

32 Guía Clínica para la Atención Primaria


Intervención Psicosocial
Grupal de Violencia
Intrafamiliar
La Intervención Psicosocial Grupal en Violencia Intrafamiliar se constituye en la modalidad más
adecuada para ser aplicada en los Centros de Atención Primaria. Ver Manual de Intervención Grupal

Más allá de aspectos prácticos, como la mayor cobertura o la capacidad de absorber la deman-
da de manera inmediata, la intervención grupal se presenta un sinfín potencialidades en el
proceso de sanación de las mujeres que viven una relación de violencia en la pareja.

El énfasis en la intervención grupal donde se desarrollan elementos terapéuticos, educativos y


de red social, está fundamentada, por una parte, en la constatación del daño que produce la
situación de violencia en las personas y por otra, pone al centro el desarrollo de recursos para
el cambio personal. Se privilegia así mismo la modalidad grupal, por los beneficios que esta
modalidad aporta al abordaje de la problemática, que se caracteriza por el secretismo, el aisla-
miento y la rigidización de repertorios relacionales para enfrentar el problema.

Esta constituye una modalidad de atención específica para ser brindada a Mujeres con violen-
cia intrafamiliar de carácter Leve a Moderado sin factores de riesgo vital. Consta de 12 sesio-
nes, cada una con una duración de 2 horas, precedida de una sesión de control, para la realiza-
ción de la reevaluación del caso y del cierre del proceso.

Objetivos de la Intervención Psicosocial de Grupo en Violencia Intrafamiliar

Que el grupo se constituya en la principal herramienta terapéutica para:


Desnormalización de la violencia
Revisión de los roles de género que validan la violencia

Guía Clínica para la Atención Primaria 33


Resignificación de la experiencia abusiva
Aumento de la autoestima
Disminuir el aislamiento emocional y social
Mejorar el reconocimiento y expresión de emociones y sentimientos
Desarrollar la autonomía y la responsabilidad
Ampliar el repertorio interaccional

INTERVENCIONES INDIVIDUALES

Este tipo de intervención específica está considerada para ser brindada a Mujeres que no cuen-
ten con los requisitos para el grupo en VIF, pero que reúnen las condiciones para ser tratadas en
Atención Primaria.

Objetivos de la Intervención Individual

Proporcionar a la consultante un espacio de contención y estructura.


Favorecer la toma de conciencia de la situación de violencia y de la forma en la cual la
consultante participa de lo que le ocurre.
Eliminar o disminuir las manifestaciones de abuso.
Desarrollar habilidades psicoemocionales que permitan la resolución de la situación de abuso.

Esta modalidad de intervención se considera para casos que inicialmente requieran sesiones
individuales previas al ingreso a Intervención Psicosocial Grupal. También para aquellas perso-
nas que por distintas razones no han progresado en los ejes sintomático y de violencia, en la
Intervención Grupal.

La atención Individual es una modalidad de atención focalizada en la relación de violencia,


donde todas las estrategias de intervención se orientan a detener la situación de abuso. El
enfoque estratégico, privilegia la escucha y la mirada de aquellos aspectos que se relacionan
directamente con la violencia, incorporando los factores emocionales, cognitivos e interaccionales,
como los elementos sociales y jurídicos que pueden facilitar el proceso de cambio de la situa-
ción de abuso.

Características de las consultantes derivadas a atención individual

Se puede observar que para algunas personas el trabajo grupal no constituye un espacio ade-
cuado desde el cual desarrollar su proceso de intervención en la violencia familiar. Por otra
parte, existen ciertas condiciones o características en algunas mujeres, que pueden dificultar el
trabajo colectivo.

Algunas mujeres que se muestran abiertamente resistentes al trabajo grupal, señalando su


incomodidad o vergüenza en compartir su experiencia con otras personas. Estas situación de
fobia social, ligada a la situación de violencia que experimentan, requiere de ser tomada en
cuenta, por lo que se considera un trabajo individual, en que el elemento relacional será sin

34 Guía Clínica para la Atención Primaria


duda determinante en el proceso de intervención.

Otras mujeres verbalizan por primera vez su situación de violencia, por lo cual necesitan de un
espacio de mayor contención e intimidad, por lo menos inicialmente. Se observan casos en que
la profesional identifica en la mujer un estado transitorio de desborde emocional que haría com-
pleja su participación en el desarrollo del grupo. En estos casos se sugiere a la persona asistir
a un período corto de sesiones individuales, antes de acceder a un trabajo terapéutico grupal.

Las mujeres que requieren una atención individual son principalmente aquellas que requieren
de un trabajo de contención y estructuración de su estado psicoemocional, previo a la interven-
ción grupal. Se ha observado que cuando las consultantes se muestran muy angustiadas en la
sesión de ingreso, derivarlas inmediatamente a intervenciones grupales aumenta la posibilidad
de deserción, ya que el grupo no constituye el espacio adecuado para que ellas reciban la
contención que requieren. Por otra parte, en ocasiones, la relación de violencia es de carácter
leve a moderado, pero la consulta se produce inmediatamente después de una crisis, por lo que
es necesario permitir y facilitar la descarga emocional que la situación conlleva.

Se trabaja también en atención individual, con las usuarias que inicialmente muestran dificultad
para su inserción en trabajo grupal. Esto se produce muchas veces por el desconocimiento que
tienen respecto a un trabajo de este tipo, por lo que en la fase de Diagnóstico e Intervención de
Primer Orden, se explica detalladamente a la mujer en qué consiste. Si pese a ello persisten las
resistencias, se le deriva a la atención individual, con el objeto de disminuir la posibilidad de
deserción y la sobrevictimización que podría implicar no respetar su petición.

Debemos señalar que hemos considerado el trabajo individual como complementario del traba-
jo grupal. En esta línea, algunas mujeres podrían recibir ambos tipos de atención en forma
paralela, obteniendo los beneficios particulares que cada uno tiene para su proceso de trata-
miento.

INTERVENCIONES FAMILIARES

La intervención integral a mujeres afectadas por violencia familiar, puede verse beneficiada de
manera significativa con la realizaciones de intervenciones familiares, entendida esta como la
inclusión de otras personas significativas en la intervención individual, ya sea del sistema fami-
liar u otros de la red primaria, en función del logro de los objetivos de intervención. Es recomen-
dable que no se incluya a quien ejerce abuso, dada las posibilidades de que se reproduzcan las
dinámicas de abuso en la intervención profesional.

La intervención hacia otras personas significativas, en función de desnormalizar la violencia,


establece conductas protectoras y desarticula conductas mantenedoras, constituyen parte im-
portante de las intervenciones a desarrollar en la consultoría familiar.
Este tipo de intervenciones están indicadas especialmente cuando la persona se encuentra o
presenta con escasos recursos propios (psicoemocionales, sociales, económicos, etc.) para
detener la violencia, por ejemplo en casos donde la persona es de la tercera edad y hay presen-

Guía Clínica para la Atención Primaria 35


cia de hijos adultos, cuando hay padres o suegros que ocupan un lugar de jerarquía en la familia
o cuando la consultante se observa con limitaciones temporales o permanentes.

VISITA DOMICILIARIA

La evaluación de las distintas dimensiones del problema puede requerir complementar la entre-
vista diagnóstica, con la realización de una Visita Domiciliaria, intervención que es utilizada
sobre todo en casos donde hay presencia de factores precipitantes o mantenedores de carácter
social o familiar que hayamos considerado relevantes de profundizar.

Permite favorecer el espacio familiar como beneficioso en la introducción de acciones de control


social y protección de la mujer.

La Visita Domiciliaria, descrita en salud, como “el conjunto de actividades que tiene por objeto pro-
porcionar una atención sanitaria al individuo y a la familia en su domicilio, de acuerdo a sus necesi-
dades, asumiendo con ellos la corresponsabilidad del cuidado continuo e integral, en coordinación
con los demás miembros del equipo y servicios sanitarios y sociales”, constituye una modalidad
necesaria para un número significativo de casos de violencia en la familia, la que aporta variados
beneficios a la consecución de los objetivos de intervención en violencia en la familia.

Objetivos de la Visita Domiciliaria


® Completar el proceso de evaluación e intervención de primer orden, desde los distintos ejes o
dimensiones del problema, conociendo directamente en el ambiente familiar y su entorno.
® Desarrollar intervenciones familiares destinadas a la potenciar factores protectores y reducir
factores de riesgo o precipitantes de la violencia en la familia.
® Proporcionar información relacionada con el problema de la violencia en la perspectiva de su
desnormalización y responsabilización de la persona y su familia.

La modalidad de la Visita Domiciliaria esta determinada por las características de cada caso. En
algunos la función principal se relaciona con la necesidad de investigar y evaluar, en otros, en
desarrollar una intervención en terreno de carácter relacional o educativo.

En términos generales las Visitas Domiciliarias se conciben a ser realizadas durante la Fase
Diagnóstica. Sin embargo en un número no menor pueden ser consideradas en un contexto de
abandono al tratamiento, sobre todo si los indicadores de violencia no han cesado.

SESIONES DE CONTROL Y SEGUIMIENTO

Durante el tratamiento de las personas, debe realizarse un proceso permanente de evaluación


de los distintos ejes presentes en la situación particular. Como mínimo se establece una sesión
de control para evaluar la evolución del caso para su alta o para redefinir el diseño de interven-
ción. En los casos con tratamiento farmacológico paralelo se deberán desarrollar 3 sesiones de
control, según los criterios del Tratamiento Integral de la Depresión.

36 Guía Clínica para la Atención Primaria


En situaciones de:

∑ Buena evolución sintomática pero donde la VIF persiste, se requiere que la persona sea
analizada en reunión clínica o evaluada en Consultoría de VIF por especialista, previo consen-
timiento informado. Es importante considerar, los tiempos y ritmos de las personas. En estos
casos considerar la ampliación del Plan de Intervención de 4-6-8 sesiones, si fuere necesario.

∑ Adherencia insuficiente o deserción, se debe considerar el rescate de la persona por teléfono


o visita domiciliaria y derivar a Consulta de Salud Mental Familiar, donde se considere ampliar
los componentes de la intervención a su red primaria. En estos casos establecer nuevo plan de
intervención. Hay casos que requieren de más de un contacto en la semana. El uso de contacto
telefónico con la consultante, es otra posibilidad para trabajar la adherencia.

∑ En los casos en donde persisten los síntomas en los ejes sintomático y VIF, o se agravan, se
requiere la evaluación de Consultoría, donde se puede considerar todas las alternativas anterio-
res como también la modificación del diseño de intervención, lo que considere la derivación
asistida del caso a Nivel Secundario.

COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL Y TRABAJO EN RED

La propuesta de intervención implica necesariamente establecer una modalidad de atención


mancomunada entre las distintas instancias que desarrollan intervenciones en los casos de
violencia intrafamiliar. En la medida que se establecen roles y funciones en un modelo de aten-
ción de un territorio determinado, en este caso en las zonas de competencia de los Centros de
Salud, implica que estos criterios puedan ser consensuados entre los distintos actores.

La derivación de casos de moderados a severos tanto al nivel secundario como al intersector,


requiere contar con previa coordinación y protocolización de la derivación, que considere la
transferencia del diagnóstico realizado, como los reportes del seguimiento.

El protocolo también debe considerar la contrareferencia de casos de leve a moderados para


ser tratados en el Centro de Salud. El modelo implica criterios que despejan competencias pero
que igualmente significan ciertos compromisos entre los distintos actores de la Red local.

CIERRE DEL PROCESO DE INTERVENCIÓN

El proceso de término de la intervención en violencia intrafamiliar en muchos casos se hace


difícil al momento del alta, ya que este espacio se ha constituido en una instancia de resguardo
y validación de sus opciones.
Se hace imprescindible explicitarle a la persona sus avances, reforzando la idea de que ella
puede establecer relaciones caracterizadas por la confianza, la intimidad, la cercanía y el respe-
to, lo que permite continuar su proceso personal hacia la posibilidad de ser la gestora de su
propio bienestar. Aplicación del Instrumento de Cierre de Caso de VIF. Anexo N° 3

Guía Clínica para la Atención Primaria 37


REUNIÓN CLÍNICA/ TÉCNICA

La intervención en violencia intrafamiliar requiere necesariamente un nivel de coordinación in-


terna entre los profesionales que desarrollan las distintas fases del proceso de intervención.
Hay casos de mayor complejidad, en que es necesario incorporar un análisis interdisciplinario
en la evaluación e intervención, la supervisión técnica y el apoyo del equipo frente a las deman-
das emocionales, prácticas y teóricas, es fundamental en el proceso de intervención en casos
de violencia intrafamiliar.

Estas modalidades resultan convenientes para casos con recaída o refractariedad durante el
proceso de intervención de primer orden (1era y 2da Entrevista) y en etapas previas al alta.

INTERVENCIONES PARALELAS

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico para los distintos trastornos que las consultantes del Programa de
intervención Integral de mujeres afectadas por violencia intrafamiliar, es paralelo a la interven-
ción psicosocial grupal o individual. Este tratamiento medicamentoso debe considerar el con-
texto de abuso que vive la persona, por lo que deberá observar el funcionamiento de este en
relación a que sus recursos personales puedan quedar restablecidos en función de protegerse
frente al abuso de que es objeto.

Consulta Social y Jurídica

Si a pesar de las consideraciones que la intervención de primer orden tiene, desde el punto de
vista de integrar intervenciones desde el eje social, destinadas a lograr protección y restablecer
recursos personales y sociales, es posible que la consultante requiera de una intervención es-
pecífica de la Trabajadora Social, especialmente en casos donde este eje está muy comprome-
tido o donde los recursos personales de la persona son escasos.

En la Consulta Social se abordan y apoya a las mujeres en problemáticas asociadas que repre-
sentan obstáculos para la salida de la situación de violencia o bien constituyen estresores socia-
les que favorecen la violencia. Se las apoya fundamentalmente desde un enfoque de redes, en
su inserción laboral, en estimular su autocuidado, con derivación y coordinación con otras insti-
tuciones de salud, se activan recursos de la red primaria, familia de origen, hijos adultos, u
otros, se contacta con otros programas de la red social.
Los contenidos o información respecto a los derechos de la persona y normativas que abordan
la violencia en la familia, son parte de los recursos de intervención en todo el proceso de aten-
ción. Sin embargo es probable que en el 50% de los casos las consultantes requieran de una
orientación especializada e incluso de representación legal, por lo que la derivación y coordina-
ción hacia el intersector jurídico es gran importancia.

La atención legal, está dada por una parte desde las necesidades definidas por la propia perso-

38 Guía Clínica para la Atención Primaria


na, especialmente relacionadas con la información de los diversos aspectos que desde el punto
de vista jurídico se relacionan con la situación de violencia y las problemáticas familiares que
esto conlleva. Por otra parte, esta atención específica puede estar fundada en la evaluación de
riesgo de la persona, en que los recursos judiciales puedan generar condiciones de protección
de la consultante y su grupo familiar.

Redes Primarias y Grupos de Autoayuda

Otro recurso de intervención paralelo o posterior al proceso de Intervención Integral de mujeres


afectadas por violencia en la familia está representado por el necesario soporte de las redes
primarias de la persona. La inserción a grupos naturales u organizados de la red local, constitu-
ye un recurso probadamente eficiente en la mantención de factores protectores para estos
casos, posibilitando consolidar o reforzar los logros del proceso.

Guía Clínica para la Atención Primaria 39


DETECCION DE
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
En cualquier consulta de morbilidad
y control de salud URGENCIA
Constatación de
lesiones
Atención clínica y
VISITA EVALUACION DIAGNOSTICA E referencia a Centros
DOMICILIARIA INTERVENCION DE PRIMER ORDEN de Atención Primaria

EVALUACION DIAGNOSTICA EVALUACION DIAGNOSTICA


VIOLENCIA INTRAFAMILIAR LEVE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR LEVE Y
Y MODERADA Sin riesgo vital y/o no constitutiva de delito MODERADA Sin riesgo vital y/o no constitutiva de delito
Cn síntomas del eje sintomático Leve Moderado Cn síntomas del eje sintomático Leve Moderado

DENUNCIA
EXAMEN CLINICO

INTERVENCION TRATAMIENTO
PSICOSOCIAL FARMACOLOGICO JUZGADO DEL
DEPRESION EVALUACION E
GRUPAL INTERVENCION CRIMEN
VIOLENCIA AMBULATORIA POR CORPORACION DE
INTRAFAMILIAR ESPECIALISTA ASISTENCIA JUDICIAL
12 Sesiones Constatación de lesiones,
intervención clínica y psicosocial
individual y/grupal
Coordinación intersectorial
Derivación Atención
1 o 3 SESION/ES Hospitalaria
DE CONTROL
Evaluación
Sintomática 80%

CONSULTORIA CONSULTA
MEDICA

CONSULTA SM
FAMILIAR 20%

RED DE
ALTA APOYO SOCIAL

40 Guía Clínica para la Atención Primaria


DETECCION En consulta morbilidad,
Control Salud. P. de Depresión o
Maternal. Equipo de A.P.S.

VISITA DIAGNOSTICO E INTERVENCION DE


DOMICILIARIA PRIMER ORDEN (Indiv.) Según
Protocolo /Psicólogo, A. Social, otros

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR LEVE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR


Y MODERADA Sin factores de riesgo MODERADA - SEVERA y/o
No consultiva Con Factores de Riesgo y/o constituitiva Delito
Delito

J. CRIMEN CORP. A.J.


Constatación de Lesiones UNIDAD DE VICTIMAS
Examen Clínico / Denuncia M.J.

Sin trastorno Trastorno Trastorno


Depresivo Depresivo Depresivo
Leve Moderado
SINTOMAS
LEVES TRASTORNO DEPRESIVO
O ANSIOSO SEVERO

GRUPO DE
INTEVENCION EN TRATAMIENTO
VIF (12 Sesiones) FARMACOLOGICO Nivel Secundario
PSICOLOGO, A. SOCIAL A.P.S. (COSAM, CRS, CDT,
ENFERMERA Serv. Psiquiatria).
Resolucion
Depresion Severa
Atención Especialista VIF
Monitoreo Jurídico
INTERSECTOR
Centro VIF Equipo Esp. VIF

GRUPO DE SALUD SESIONES DE CONTROL


M. FAMILIAR Con denuncia Eval. Sintomática
PSICOLOGO Juzgado Civil Eval. Sit. VIF Trabajo adherencia
ASISTENTE SOCIAL Corp. Control Social, Médico, Psicólogia, Asistente Social
ENFERMERA Enfermera, etc.

Buena evolución Buena evolución Adherencia


sintomática sintomática insificiente Persisten síntomas
Persiste VIF
Buena evolución Persiste VIF sin Deserta sin evolución o
situación VIF Evolución Tratamiento se agrava VIF

CONSULTORIA RESCATE CONSULTORIA


del caso por Centro VIF por teléfono o visita del caso por Centro VIF y/o Prof.
ALTA y/o Prof. Red: ampliar domiciliaria intervención Red: Derivación Asistida.
contrato grupo (4-6 red primaria y/o social: Centro VIF. Nivel secundario
sesiones) Nuevo contrato de Salud

Guía Clínica para la Atención Primaria 41


Bibliografía
∑ Corsi, J. (1991) Transcripción textual "Conferencia sobre Violencia Intrafamiliar", Organizada
por SERNAM. Casa Colorada. Junio, Santiago, Chile.

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42 Guía Clínica para la Atención Primaria


∑ Retamales Carmen y Sepúlveda Ivonne: Violencia contra la Mujer en Chile: Análisis y Pro-
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licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Santiago 2000

∑ Sluzki, C. "Violencia Familiar y Violencia Política. Implicaciones terapéuticas de un modelo


general”, en Nuevos Paradigmas, Cultura y subjetividad, Editoral Paidos, Buenos Aires, 1994.

AUTORAS
Valentina Martínez Molina
Terapeuta Familiar
Centro Clínico
Corporación

CO - AUTORAS
Carla Fischer Canessa. Psiquiatra, Psicoanalista.
Johanna Narr. Psicóloga.
Carla Crempien Robles. Psicóloga.
Fabiola Maldonado. Abogada.

EDICION DEL MANUAL

M. Graciela Muñoz Sánchez M. Elena Varela Alamos


Psicóloga Psicóloga
Unidad Atención Primaria Unidad de Salud Mental
Div. Gestión de la Red Asistencial Div Rectoría y Regulación

Lucy Pofald
Psicóloga
Unidad de Salud Mental
Servicio de Salud Metropolitano Occidente

EQUIPO DE TRABAJO

EU. Irma Rojas U. De Salud Mental MINSAL


A.S. Flor Draguicevic Pérez Div. Gestión de la Red Asistencial MINSAL

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