1. Definición. a) El mito es un relato. El mito se narra, se puede escuchar. Una característica visual del mito es ser historia, cuenta algo como sucedido, pero esa historia es aparente. A menudo el mito es un drama, es decir, un suceso, una representación que implica un cambio decisivo en el hombre o en la humanidad, por ejemplo, la creación dada por una Teo maquia (Pelea de Dioses). El mito se ocupa especialmente de situaciones límites. Como relato entonces, cae bajo la crítica literaria y también por ser un relato se abre a la hermenéutica, va a tener que ver con las condiciones lingüísticas de la hermenéutica. La hermenéutica de los textos está condicionada por la polisemia de los textos mismos. b) El mito es un relato sobre los orígenes. El mito siempre habla de los orígenes de algo, que remite a un tiempo y espacio diferentes, no coordenables con el tiempo y espacio de nuestra experiencia real, pero no remite a un tiempo cronológico. Por ejemplo, el pecado de Adán o el da Caín, pecado de la desmesura, son situaciones típicas de la humanidad que son proyectadas a los orígenes. A ese tiempo se lo llama, aquél tiempo, illud tempus, y se puede hablar de una ontofonía porque la manifestación de lo sagrado coincide con la manifestación del ser. Decimos entonces que los mitos narran una hierofanía y también una ontofania, viene a ser lo mismo. De allí también que en el mito siempre el momento más cargado de ser y de sacralidad es el de los orígenes. Esos orígenes significan una primordialidad, una arjé. ¿La primordialidad que tiene que ver con el mito? Se puede entender desde dos maneras. En primer lugar, puede ser pre-creacional. ¿Por qué en tantos mitos aparece primero la destrucción de un caos antes de hablar de la creación? Porque el cosmos siempre se percibe como un orden. Cuando no existe un cOncepto de la nada, que es muy abstracto y difícil, se pone lo opuesto al orden el desorden. Lo opuesto a lo que el hombre experimenta como se, el caos seria el no- ser. Por ejemplo NUN En segundo lugar, podemos entender la primordialidad como paso, o sea de un tránsito de esa situación de caos al orden. El tiempo mítico es reversible, puede volver. El acontecimiento narrado en el mito puede repetirse de allí el paradigma del eterno retorno, que es la característica del pensamiento mítico. Este símbolo, característico del pensamiento mítico, se toma de la naturaleza que es cíclica; en cambio la Historia es líneal. Es decir, en la naturaleza se da la repetición de los fenómenos naturales que simbolizan lo sagrado. Ejemplo “Las fiestas agrarias de Israel” El tiempo sagrado y el espacio sagrado son fundamentales. Evidentemente son símbolos, pero también actúan en el mito y el rito, o sea, los ritos no se pueden decir en cualquier momento. Los orígenes narrados en el mito son de dos categorías: a) El origen del mundo: tenemos así mitos cosmogónicos. (Gen 1); b) El origen de una institución, de un uso, una costumbre, llamados en las ciencias de las religiones, mitos de orígenes. El mito es instaurador, cuenta como se instaura la realidad, por ejemplo, en génesis el pecado de Adán, un mito de origen, igual que el sábado. Frente a una institución fundamental hay un relato que cuenta cómo comenzó. Un ejemplo de mito de origen cristiano es la Santa Cena, celebrada como un rito. Pero que depende de un relato que cuenta como comenzó. El mito es totalmente fijista, en cada cultura los mitos son una clausura de sentida de la cosmovisión. El mito de origen en realidad depende del mito cosmogónico. Todo mito está dentro de una totalidad, es decir que todo mito es parte de un gran mito. Muchos mitos de origen no tienen a nivel literario un preámbulo, pero el que lo usa lo entiende a la luz a de ese contexto, Por ejemplo, la Cena del Señor. c) El mito es un relato sobre los orígenes donde actúan los Dioses. El mito no se dedica a describir al Dios como todopoderoso, eterno, etc. Sino que le interesa decir solo: Dios Creó el mundo, y nada más. Todo comienzo importante es instaurado por los Dioses, como que lo sagrado deja su huella en ese comienzo, por eso se llama Hierofanía, y esta es siempre originaria. d) El mito es un relato sobre los orígenes donde actúan los Dioses y que da sentido a una realidad presente. El mito es horizontal, busca el sentido de una realidad proyectándose a los orígenes. El sentido está dado allá. Porque los Dioses hicieron tal cosa, por eso la realidad es así. ¿Cómo funciona el mito? Desde el punto de vista de la experiencia religiosa el mito funciona como siempre pensamos que funciona; Porque sucedió así algo en los orígenes, por eso la realidad es así. Ej el pecado de Adan hace al hombre pecador. Tipos de Mitos Mitos de la Creación Un Dios creador ordena una materia ya existente haciendo de ella un todo ya ordenado: El Cosmos Mitos de emanación Describen la creación con la imagen de un nacimiento o de una emanación de poder Mitos de Origen Un Dios, por lo general tenido en cuenta como un ser bisexuado, engendra el mundo a partir de si. Mitos de origen a partir de la naturaleza EL género humano o el mundo se ve formado a partir de un elemento de la naturaleza, puede ser un árbol o una montaña. Mitos Anuales Describen la Muerte de una divinidad, pero que luego vuelve a la vida, todo ello en consonancia con la estaciones del año. Mitos de transformación Describen, por ejemplo, las transformaciones en un lobo, leopardo Etc. Mitos tribales Sobre un Héroe Mitos del civilizador Como ejemplo, que trajo al hombre el fuego, representa un buen ejemplo de este mito Mitos sociales Describen el nacimiento de una institución socio religiosa Mitos de la Muerte Hablan temáticas relacionadas a la existencia después de la muerte Mitos del Paraíso original Pueden representar en el culto la meta de la existencia final. Mitos del ocaso del mundo Constituyen el polo opuesto a los de la formación del mundo y del género humano. Ambos quedan muchas veces enmarcados en un esquema cíclico, en el que la creación y el ocaso del mundo se suceden uno a otro. Mito etiológico Responde a preguntas tales como cuándo y dónde surgió una determinada institución. Mitos de la naturaleza En ellos podemos estudiar con claridad la combinación entre rito y mito en al que, por ejemplo, desfiles fálicos como los centauros, silenios y sátiros desempeñaron un papel nada despreciable.
2. Diferencia entre mito y símbolo
Si bien hay símbolos sin mitos, no existen mitos sin símbolos. El elemento fundamental del mito es el símbolo. Todo símbolo tiene una tendencia a entrar en un haz de mitos. Este cuando se refiere a los orígenes ya emplea símbolos: Illud tempus, caos primordial. El símbolo es universal, abierto y polisémico. El mito ejerce una clausura del símbolo; en el momento este tiene un sentido muy preciso, que puede ser sólo un aspecto de su polisemia. Significa esto que no existen mitos sin clausura de sentidos. A demás esto implica que los mitos son propios de una determinada cultura o cosmovisión. Por lo tanto, no hay mitos universales. Como símbolo siempre se va a referir a una experiencia humana que es común, universal. Vimos que el símbolo remite a algo, en cambio, el mito narra. El símbolo orienta hacia lo sagrado, en cambio el mito tiene como característica orientar desde un suceso, que da sentido a una realidad presente. El símbolo es vertical, el mito horizontal. Los mitos no son individuales, sino comunitarios. Un individuo puede usar símbolos, pero nadie puede hacer un mito para sí mismo. El anonimato es una característica del mito y aún más, característica de todo texto religioso o libro sagrado. Porque todo texto religioso o libro sagrado expresa la experiencia de un grupo, no interesan los autores, e incluso no se los preserva. Los mitos son anónimos, no tiene origen; cuando funcionan están, y nadie se preguntan por su origen. Los mitos son opuestos e irreductibles en distintas cosmovisiones. Un mito puede ser reelaborado, y entonces va introduciendo símbolos nuevos, o elementos nuevos. Es una posibilidad. La otra es una relectura. Se puede tomar todo el N.T como relectura del A.T, casos relatos míticos o no. El hombre religioso necesita absolutamente del mito, como necesita del símbolo. Pero esencialmente del mito, porque es lo que constituye la cosmovisión y eso es lo que le da coherencia al grupo en lo religioso. Hay mitos largos y hay mitos breves. Los mitos breves se aclaran por otros mitos. Es decir, en el mito importa remontarse a los orígenes de una situación determinada, por ello se utilizan símbolos que de alguna manera ya son comprensibles en ese grupo. Un mito solo dice pocas cosas por eso hay una pertinencia, funciona dentro de una cosmovisión de la que el mismo expresa una sola parte. Hay una posibilidad de profundizar el símbolo cuando está contextualizado. Clausura no significa pobreza, significa también enriquecimiento porque le da la posibilidad al símbolo que es creativo y polisémico de decir más. Una observación con respecto al conflicto de las interpretaciones. El mito es una clausura de una cosmovisión, tiene una pertinencia determinada en una cosmovisión determinada. Se puede oponer un mito paralelo de otra cultura, aunque tenga los mismos elementos formales. Conviene tener en cuenta que no se admite en una religión la evolución de la cosmovisión. Cuando aparecen grupos nuevos tienen que asimilarse también a nivel del mito. En cada momento de la diacronía, el mito es sincrónico. La cuestión de la legitimación de la realidad en el mito. Del momento en que el mito pretende dar sentido a una realidad presente, el efecto-de- sentido del mito es homologar un presente con un arquetipo. El mito es fijista, no evolucionista. El mito siempre pone juntos el presente con un arquetipo sin solución de continuidad. No sólo el mito es fijista en el sentido de que no admite el devenir para la realidad que trata de explicar, sino que tampoco permite o admite un cambio en las estructuras de la realidad. Queda planteado el problema de la ruptura con el mito. Para Croatto, la única posibilidad de ruptura con un mito es una experiencia histórica nueva. En una histórica el hombre con elementos de su cosmovisión tiene que reconstruir mitos y textos. La cuestión de los mitos y la historia Hay dos cosmovisiones opuestas: una es la conciencia mítica (que abarca todas las religiones paganas) y la conciencia histórica (que abarca la religión de Israel, el Cristianismo el Islám). Si hay una intención de comparar mito e historia, ambos no se pueden oponer sin criterio. El mito no se puede contraponer a historia, sino que son niveles distintos. En toda religión, tanto en la que llamamos mítica, como en la que llamamos histórica, hay una conciencia de la historia. La historia, en el caso de la Biblia, no contiene libros históricos porque los acontecimientos, si son asumidos, lo son como crónica profana, o son interpretados por la fe. Para comparar, tenemos qué situarnos siempre en el mismo plano, si no, La oposición entre mito e historia implica una desvalorización del mito. Acá estamos haciendo una comparación a nivel religioso entre mito e historia. El mito muestra que el punto de partida es la realidad humana, o sea, la realidad histórica, por eso de alguna manera el mito va a replicar la historia, pero no la narra, sino qué la interpreta. Lo que han hecho los hebreos con el Éxodo ha sido una búsqueda de sentido, han explorado la reserva de sentido de ese acontecimiento y lo han vivido de una manera determinada. Necesariamente tuvieron que convertir el acontecimiento histórico en acontecimiento mítico. La diferencia es la cosmovisión: el hombre propiamente mítico enfatiza el illud tempus, es decir la cosmogonía, la primordialidad, lo que es anterior a todo orden y estructura del mundo y de la historia; el hombre bíblico enfatiza también un tiempo originario, pero más bien dentro de la historia humana. También en el hombre mítico que elabora el mito y remite el sentido de un acontecimiento a los orígenes hay conciencia histórica. En esto, Israel es distintivo, particular y denota una perspectiva. El tema de la creación va a ser subsidiario de la presencia de Dios en la historia. La conciencia histórica es preeminente sobre mítica en tanto que hace que el acontecimiento histórico que siempre es nuevo vaya creando una expectativa de futuro. En cambio, en el hombre mítico lo fundacional, lo fundante, es siempre el illud tempus, la historia es el tiempo decadente. El hombre necesita preguntarse acerca de los orígenes, porque el tiempo se degenera, es decir que la vida se convierte en muerte. Para recuperarla, hay que volver a los orígenes, esa es la constante del eterno retorno del mito, y que es fundamental. Es su lógica, su perspectiva. Para el pueblo de Israel, el arquetipo no es cosmogónico sino histórico y eso es realmente significativo y lo que hace una ruptura con el esquema mítico. La historia bíblica que podríamos llamar relativamente lineal es la historia de un proyecto de Dios que no puede ser regresivo ni decadente, sino que tiene que ser lineal y ascendente. En cambio, en el mito hay una conciencia de la caducidad del tiempo y del hombre que necesita remitirse constantemente hacia los orígenes, recrearse, empezar de nuevo. Por ejemplo, Israel no sintió la necesidad de visualizar la salvación en el año nuevo, sino en la memoria del éxodo. Además, ocurre primero una descosmización de Dios: Dios es diferente al cosmos y es anterior; el hombre es creado más adelante y hay una descosmización de él, no está sometido al cosmos y a sus hierofanías, sino quede es el dueño del cosmos. Con todo, los hechos históricos tienen sentido porque Dios está presente en ellos. En una visión religiosa de los hechos históricos, necesariamente se reutiliza el lenguaje mítico. Puede haber una ruptura con la conciencia mítica, pero hay un lenguaje de estructura mítica. El hombre religioso no puede no usar un lenguaje de estructura mítica y en la Biblia el mito es fundamental. Por ejemplo, en la apocalíptica también ocurre el lenguaje mítico simbólico, cuando hablamos de “nuevo cielo” y “nueva tierra” es evidentemente que estamos haciendo una ruptura total: en lugar de volver a los orígenes o empezar de nuevo, nos proyectamos hacia el futuro. En síntesis, la propuesta fenomenológica es valorar el mito. El monoteísmo es un estadio muy adelantado en las religiones, pero el símbolo y el mito son lenguajes de todos los tiempos. No es correcto afirmar que el hombre usa el mito cuando no sabe usar la razón, o decir que el mito es un etapa pre-racíonal, o, como dice Durkheim, “pre- lógica”. O como dice Bultman, que al hombre de hoy no se le puede hablar en mitos. ¿Qué hay que hacer entonces? Desmitologizar el Nuevo Testamento es decir, descortezar el lenguaje mítico para llegar al núcleo, que sería el querigma A tal núcleo querigmático hay que vestirlo luego con lenguaje moderno. ¿Cuál sería el resultado? Si se lo viste de representaciones de la ciencia, ya no es lenguaje religioso.
El mensaje se ha expresado en un lenguaje de estructura simbólica y mítica;
ahora bien, esa estructura es parte del contenido mismo y no se puede más separar “la sal del agua”. No se puede separar porque lo que hay de histórico está metido dentro del nuevo lenguaje, como interpretación de lo histórico.