Sei sulla pagina 1di 5

1 de Mayo Día del Trabajador.

Día del Trabajo en Ecuador

Cada primero de mayo, se conmemora internacionalmente el día del trabajador en homenaje a


los mártires de Chicago (EEUU), quienes fueron ejecutados el primer día de mayo de 1886, por
exigir mejoras en sus condiciones laborales.

Gracias a ese sacrificio se desarrolló el movimiento sindical, el movimiento laboral, se


desarrollaron los derechos de los trabajadores, los derechos civiles, los derechos humanos. Ese
hecho, tan doloroso, sirvió para gestar la unidad de la clase obrera en el mundo entero y condujo
a conquistas universales.

La falta de un buen trato y abuso de los empleadores se han dado en todas las épocas. Mucho
más al culminar el siglo XIX con la llamada revolución industrial, donde el trabajador tenía que
cumplir 14, 16 y hasta 18 horas de jornada diaria de labor.

Con las manifestaciones y lucha de los trabajadores desde 1886 se consiguió que la jornada
laboral diaria de trabajo sea de ocho horas y se han alcanzado otro tipo de beneficios, como
seguridad social, compensaciones, utilidades, décimos y más.

Nuestro saludo al trabajador en éste y todos los días del año, ya que con su esfuerzo consigue
el pan diario para su familia. Es digno reconocer la labor que realizan los trabajadores de nuestro
país porque son el motor de desarrollo del Ecuador.

Batalla del Pichincha

La batalla que selló la libertad a nuestra patria fue librada entre las tropas realistas del Gral.
Melchor Aymerich y las fuerzas patriotas conducidas por el Gral. Antonio José de Sucre. Luego
de una agotadora campaña militar que se había iniciado en Guayaquil a principios de 1822, a
mediados de mayo ya Sucre se acercaba a la ciudad de Quito y, para evitar encontrarse con los
españoles, dispuso que sus tropas flanquearan al enemigo subiendo a las heladas laderas del
Cotopaxi, hasta aparecer el 16 de mayo en el hermoso valle de los Chillos. Ese mismo día, al
descubrir la estrategia de Sucre, los españoles se replegaron y entraron en Quito, ocupando las
principales calles del sur de la ciudad.

En la noche del 23 de mayo de 1822, protegido por las sombras, el ejército de Sucre -integrado
por 2.971 hombres entre guayaquileños, cuencanos, argentinos, chilenos, colombianos y
peruanos- empezó a escalar el volcán Pichincha, buscando la mejor ubicación para la batalla que
sellaría la independencia de esta parte de América; a la vanguardia, el Gral. Córdova avanzaba
con el “Magdalena” mientras que el “Albión” se encargaba de proteger la retaguardia, y
custodiar y distribuir el parque.

Al amanecer del 24 de mayo, en las faldas del Pichincha y teniendo como premio la libertad, la
ciudad y el pueblo de Quito fueron emocionados testigos del momento más gloriosos de su
historia.

A las nueve y media de la mañana se iniciaron los primeros disparos. Desde el comienzo del
combate, el Yaguachi y su comandante el Coronel Antonio Morales, en denodada lucha,
agotaron los cartuchos y los reemplazaron con la bayoneta. Tremolaba el azul y blanco de la
bandera conducida por el joven teniente Abdón Calderón. Estas unidades sostuvieron lo más
recio del combate hasta la llegada de Mires con el resto de la infantería.

La batalla fue, sangrienta y feroz, pues las fuerzas realistas estaban conscientes de que su
derrota significaría el fin del dominio español en esta parte del continente.
Sucre organizó sus fuerzas para que arribaran en oleadas sucesivamente. Cuando los Cazadores
de Paya y el Batallón Trujillo, conducidos por su jefe Santa Cruz, luego de valerosa acción
agotaron sus municiones, fueron relevados por otros dos batallones que a las órdenes del
general Mires y del coronel Morales hicieron retroceder a los realistas hasta que también
acabaron con sus municiones.

Volvieron entonces a la carga el “Paya” y el “Albión”, reforzados ésta vez por el coronel Córdova
que venía a la cabeza de dos compañías del “Magdalena”. En el fragor de la lucha, los hombres
del batallón Yaguachi demostraron una bravura que rayó en el heroísmo y que obligó a los
españoles a emprender la retirada. Finalmente, el comandante Cestaris acabó con la caballería
realista, comandada por el Crnel. Tolrá y conformada por 400 valerosos y buenos jinetes.

A al caer la tarde, viendo que ya los españoles no podían continuar luchando, Sucre se acercó a
la ciudad y por medio de O’Leary intimó a la rendición de Aymerich, quien comprendiendo que
ya no podría resistir el empuje de los patriotas, aceptó la honrosa capitulación que Sucre le
ofreció, la que fue convenida y ratificada al día siguiente, estipulándose en ella la entrega de la
ciudad y del fuerte del Panecillo, con todo lo demás que existía en el territorio de Quito,
incluyendo el de Pasto, gracias a lo cual Bolívar pudo consolidar la independencia de Colombia.

Las tropas debían rendir las armas con los honores de la guerra, conservando los jefes y oficiales
sus espadas, caballos y equipajes. Héroe de esta jornada fue el Tnte. Abdón Calderón, del
batallón Yaguachi, quien a pesar de haber sufrido varias heridas no abandonó el campo de
batalla, y manteniendo en alto la gloriosa bandera de celeste y blanco permaneció en él hasta
que los españoles fueron derrotados.

Ese día, Sucre prefirió no entrar en la ciudad, y esperó hasta el día siguiente para, después de
que fue firmada la capitulación, ocuparla victoriosamente.

En el Parte de la Batalla del Pichincha, el Gral. Sucre dice: “Los resultados de la jornada de
Pichincha han sido la ocupación de la ciudad y sus fuertes el 25 por la tarde, la posesión y
tranquilidad de todo el departamento y la toma de 1.100 prisioneros de tropa, 160 oficiales, 14
piezas de artillería, 1.700 fusiles, fornituras, cornetas, banderas, cajas de guerra y cuantos
elementos de guerra poseía el ejército español.

Cuatrocientos cadáveres enemigos y doscientos nuestros han regado el campo de batalla…


además tenemos 190 heridos de los españoles y 140 de los nuestros... Los cuerpos de todos han
cumplido su deber: jefes y oficiales y tropas se disputaban la gloria del triunfo. El Boletín que
dará el Estado Mayor recomendará a los jefes y subalternos que se han distinguido, y yo
cumpliré con el deber de ponerlos en consideración del Gobierno.

En tanto, hago una particular memoria de la conducta del teniente Abdón Calderón, que
habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate.
Probablemente morirá, pero el Gobierno de la República sabrá recompensar a su familia los
servicios de este oficial heroico”.

Fundación de Guayaquil

El 25 de julio fue adoptado por la Municipalidad de Guayaquil, como el día de celebración oficial
de fundación de la ciudad. Sin embargo no es exacto, pues este fue un proceso que va de 1534
a 1547, como lo sostiene José Antonio Gómez Iturralde, del Archivo Histórico.
Benalcázar funda la ciudad de Santiago en 1535 (sin definir mes ni día) en uno de los sitios
reconocidos como “Guayaquil Viejo” en la desembocadura del Babahoyo

Una segunda fundación de la ciudad, es realizada por Francisco de Orellana. De esta manera
consta en una escritura pública fechada el 8 de junio de 1538.

Pero es realmente a mediados de 1547 cuando Guayaquil se trasladó a la ribera occidental del
río Guayas en las faldas del Cerrito Verde, actualmente denominado cerro Santa Ana, y a partir
de este asentamiento, la ciudad no volvió a trasladarse y emprendió un proceso de expansión
urbana.

Debemos recordar que, aunque nos han enseñado que la historia de Guayaquil comienza con la
llegada de los españoles, la ciudad existía desde mucho antes. Los abuelos de nuestros abuelos
vivieron, crearon y amaron desde hace miles de años en lo que hoy conocemos como Guayaquil,
la cálida, la Perla que ha sido fundada muchas veces, que ha nacido y ha vuelto a nacer a lo largo
del tiempo. Aunque algunos empiezan a contar las fundaciones desde 1534, la cuenta verdadera
de la ocupación de estos territorios se remonta a culturas milenarias, hace por lo menos 6.000
años atrás.

10 DE AGOSTO DE 1809 PRIMER GRITO DE INDEPENDENCIA DE ECUADOR

El 10 de agosto del 1809 el Primer Grito de la Independencia gran gesta acontecida en Quito
permitió librar al país del yugo español.

El hecho revolucionario forma parte de la historia de América que en aquella época desconoció
al Gobierno ibérico tras un levantamiento ciudadano que permitió declarar al Ecuador en un
país libre y soberano.

Para algunos fue una conspiración, para otros un levantamiento popular, lo cierto es que
intelectuales y familias quiteñas conformaron una Junta Soberana que permitió el inicio de un
plan independista. La crisis que vivía la Corona española, provocada por la invasión de Napoleón
a España, movilizó a las clases quiteñas para confrontar a la monarquía y conseguir la
independencia anhelada para el país.

La caída del depuesto rey español Fernando VII, dio lugar a una reacción colectiva de la
aristocracia quiteña y los llamados criollos quiteños. Antonio Ante, prócer de la revuelta, fue a
la Casa de Gobierno para dar a conocer al presidente de la Audiencia de Quito, Manuel Urriez
(Conde Ruiz de Castilla), que la Junta Soberana lo había destituido del cargo.

La noticia de que en Quito se estableció una Junta Soberana que relevó de cargos a la autoridad
real fue tomada por los virreinatos de Bogotá y Lima como un evento insurreccional, esto debido
a la precaria comunicación de la época y al agitado contexto internacional. Por este motivo
enviaron tropas a Quito, casi de forma incógnita, con el propósito de acabar la insurrección a la
Corona. en el Acta libertaria del 10 de Agosto de 1809, acta en la cual están inscritos los nombres
y apellidos de aquellos criollos comunes que luego verterán su sangre en Ese 10 de agosto la
junta libertaria había firmado un acta donde el Ecuador dejaba de pertenecer a la corona
española.

La Junta, muy unida en ese tiempo, sesionó el 11 de agosto y cinco días después, el 16, proclamó
con solemnidad lo actuado en favor de la independencia. Cuando la revuelta empezó a crecer
en ideología, en la práctica los líderes de la Junta empezaron a quedarse sólos y de a poco fueron
apresados y asilados.
Un año después, exactamente el 2 de agosto de 1810, soldados y simpatizantes de la
mencionada Junta ingresaron al cuartel militar en búsqueda de los intelectuales. Esto
desembocó en la matanza de todos los “insurrectos” que estaban privados de su libertad. La
llamada "matanza del 10 de agosto" sirvió para que el colectivo ciudadano empezara a
reaccionar en contra de la opresión y a gestar procesos de liberación política en otras ciudades
del país.

9 de Octubre de 1820. Independencia de Guayaquil

La ciudad de Guayaquil era un puerto importante que contaba con una guarnición de 1.500
hombres que en su gran mayoría eran naturales de la provincia con varios oficiales que
simpatizaban con la causa independentista aguardando el momento precisos para manifestar
dichas afinidades.

En aquella época llegan de paso por el puerto el Mayor Miguel de Letamendi y los capitanes Luis
de Urdaneta y León de Febres Cordero, oficiales degradados del batallón “Numancia” por sus
tendencias antirrealistas, entran en contacto con otros personajes porteños afines a sus ideas.

El 8 de Octubre de 1.820 los conspiradores decidieron “entrar en acción” de tal modo que en la
madrugada del 9 de Octubre el capitán Febres Cordero toma el cuartel de Granaderos sin
encontrar resistencia alguna algo parecido ocurre en los demás cuarteles de la ciudad en donde
casi no existió oposición alguna, no así en el batallón “Daule” en donde el comandante Joaquín
Magallar se enfrentó al Capitán Luis de Urdaneta y debió ser abatido junto a otros ocho soldados
que secundaron su acción.

La muerte del comandante Magallar fue la única que se dio en la toma de la ciudad, ya por la
mañana del 9 de Octubre de 1.820 se organiza una Junta de Guerra presidida por Luis de
Urdaneta, se nombró a Olmedo como Jefe Político y al teniente Gregorio Escobedo como
comandante militar.

Finalmente el 8 de Noviembre los diputados de la provincia de Guayaquil se reúnen y conforman


la Junta de Gobierno definitiva, compuesta por José Joaquín de Olmedo como presidente, Rafael
Jimena y Francisco Roca como Vocales y Secretario de Junta a Francisco Marcos.

INDEPENDENCIA DE CUENCA 3 DE NOVIEMBRE DE 1820

Tras varios intentos independentistas que fracasaron, el 3 de noviembre de 1820, hubo un


levantamiento, influenciado por los sucesos ocurridos con la gesta del 9 de octubre de 1820
(independencia de Guayaquil). Jóvenes cuencanos y en general el pueblo, tomaron la decisión
de independizarse.

Al conocer la gloriosa jornada guayaquileña del 9 de octubre de 1820; cuencanos encabezados


por Tomás Ordóñez, José Sevilla y el clérigo Juan María Ormaza, el 3 de noviembre enfrentaron
a las autoridades españolas y proclamaron su libertad.

Los amotinados se replegaron a la Plaza de San Sebastián; el jefe militar leal a España, García
Trelles se atrincheró y aseguró la plaza principal de la ciudad; los patriotas y el pueblo, mal
armados flanquearon por el norte y se situaron en el punto de El Vecino, esperando recibir
refuerzos de otros pueblos.

El cura Javier Loyola, dirigiendo a los patriotas de su parroquia, ayudó en esta tarea, logrando
aislar la ciudad. García Trelles, presionado por los ciudadanos, rindió las armas.
Lamentablemente, la libertad para Cuenca duró muy poco, pues el 20 de diciembre de 1820, el
Crnel. González, luego de vencer a los patriotas guayaquileños en la primera Batalla de Huachi,
venció también a los cuencanos en Verdeloma.

El levantamiento se dio a pretexto de un bando, en el que el escribano debía dar lectura de un


texto legal acompañado de la guarnición militar. Este sería el momento propicio para que los
jóvenes asalten y desarmen a esa guarnición, y con las armas en la mano, proclamen la
independencia.

Las autoridades sospechaban que algo iba a ocurrir, y no pusieron a toda la guarnición en la
calle. Mantuvieron a la mayor parte el personal militar con sus armas en el cuartel. De todas
maneras los jóvenes cumplieron lo planificado.

Pero los militares reaccionaron y los jóvenes tuvieron que replegarse hasta la plaza de San
Sebastián. Intentaron tomarse la plaza principal - no lo pudieron por la presencia militar -
bajaron al barrio del vecino, ahí en la tarde y en la noche hubo mucha tensión: los militares
estaban acosándoles.

Al día siguiente el 4 de noviembre las fuerzas estaban indecisas, hasta que llegó desde
Chuquipata el cura Francisco Javier Loyola, con un refuerzo popular armado de picas, palos,
lanzas, piedras, esto hace que los militares se rindan.

Es ahí cuando se produjo el repliegue de los dos españoles y se funda la República de Cuenca
por parte de los patriotas, que duraría solamente hasta el 20 de diciembre de 1820, fecha en la
que se diera la gran batalla entre patriotas y fuerzas españolas, a las órdenes de Aymerich y
comandadas por el coronel español Francisco González en la localidad de Verdeloma, cerca de
Biblián. El ejército de los patriotas comandado por Vázquez de Noboa es derrotado. Cuenca
vuelve a caer en el poder de los españoles.

Al enterarse Sucre de lo que sucedía, se dirige a la ciudad para rescatarla del poder español, y el
20 de febrero de 1822 se halla cerca a la entrada de la ciudad de Cuenca. Los españoles,
temerosos abandonan la ciudad después de saquearla, y es así que al día siguiente, el 21 de
Febrero de 1822, el General entra victorioso a la ciudad seguido de 22.000 personas que
formaron su ejército, logrando por segunda y definitiva ocasión la Independencia de Cuenca.

Luego de esta gesta heroica el ejército de Sucre parte de Cuenca hacia Quito, rumbo al Pichincha,
en donde el 24 de mayo alcanza la libertad para la Patria con la Batalla de Pichincha en el año
1822.

Potrebbero piacerti anche