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com/2015/05/11/kishotenketsu-creando-
historias-sin-conflicto/
Podemos matizar la lucha haciendo que el antagonista no sea solo un malvado que se
frota las manos imaginando su maléfico plan. Podemos hacer que su plan tenga lógica e
incluso muestre unas razones comprensibles al lector/espectador para que llegue a pensar
que "el malo tiene razón" aunque utilice unos métodos poco civilizados.
Incluso podemos ir más allá y hacer que el antagonista sea una parte interna del propio
protagonista. Un miedo o un trauma que deba superar. Un demonio interior que le impida
alcanzar la felicidad plena. Como es el caso del padre de Nemo, quien deberá aprender
durante todo el metraje a dominar su miedo para poder recuperar a su hijo.
En los seminarios que Robert McKee imparte por todo el mundo se han gestado algunos
de los guiones de las películas más premiadas de Hollywood. Quincy Jones, Diane
Keaton, Julia Roberts, John Cleese y David Bowie son algunos de sus célebres alumnos,
mientras que series como Friends, Ally McBeal y Cheers por citar algunas, han surgido
de sus clases de redacción de guiones. Algunas películas que deben su existencia a
McKee son El color púrpura, El hombre elefante, Forrest Gump o Gandhi, entre otras.
Un jugador.
Un objetivo.
Obstáculos que impidan alcanzar el objetivo.
Pero dentro de esa libertad, siempre debe haber un obstáculo, algo que impida que el
jugador consiga su objetivo o nunca se divertirá, de la misma manera que no habrá
narrativa.
Si nos vamos a Oriente, las corrientes filosóficas que han influenciado a sus religiones
tienen un concepto diferente del cosmos. No existe bien ni mal, únicamente visiones
opuestas de la realidad. Para los budistas, somos hombres ciegos que palpamos una parte
de un elefante. El hombre que toca una pata intenta convencer a los demás de que el
elefante es un árbol. Mientras que el hombre que toca la trompa, explica que es una
serpiente. Pero en realidad, todos tienen razón y todos están equivocados. La única
manera posible de conocer la realidad es a través de la armonía. Porque la luz no se puede
entender sin la oscuridad.
Y de ahí surge una de las estructuras narrativas más hermosas: el Kishōtenketsu.
El yin y yang son dos conceptos del taoísmo, que exponen la dualidad de todo lo existente
en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que
se encuentran en todas las cosas. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad,
la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad
y la penetración.
Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende
para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada
existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua
transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira
desde otro punto de vista. Fuente: Wikipedia.
Teniendo su origen en la poesía china, tiene una estructura en cuatro actos en los que se
narran dos eventos que en apariencia no tienen relación, pero la suma de ambos forma un
todo que los trasciende.
La primera vez que oí sobre esta estructura fue gracias a una entrada de la guionista y
consultora Ana Sanz-Magallón, quien hacía referencia a su vez a un artículo con un cómic
que servía de ejemplo perfecto para ilustrar esta estructura.
puro.
Desde los años 90, la desarrolladora Millennium Kitchen ha ido lanzando una serie de
juegos titulados Boku no Natsuyasumi, que podría traducirse como "las vacaciones de
verano de Boku" o "mis vacaciones de verano". En ellos se trasladaban, al igual que en
"Mi vecino Totoro", las sensaciones de pasar las vacaciones de verano durante la infancia
en un lugar lejano y tranquilo. Ya sea un pueblo rural o costero. El último de
ellos, Attack of the Friday Monsters! A Tokyo Tale, incluía la novedad de insertar
elementos fantásticos en su historia, como robots y monstruos gigantes. En Anaitgames
se publicó hace un tiempo este interesantísimo artículo hablando de ellos, ideal para
profundizar más en esta saga de juegos.
Sin embargo, el mejor ejemplo de juego de éxito que utiliza esta narración no es otro que
los "Animal Crossing". Con el tiempo se han convertido en unos auténticos
vendeconsolas para el público femenino por sus mecánicas de exploración y
coleccionismo. Pero a nivel narrativo se basa en el mismo concepto contemplativo de
disfrutar de la experiencia del entorno. Ya sea en verano al escuchar las cigarras al lado
del fluir del agua, o durante el invierno, disfrutando del espectáculo de los fuegos
artificiales de fin de año.
Una auténtica lección de diseño de videojuegos que va más allá del simple "mata-mata"
y que hunde sus raíces en las influencias de la filosofía oriental más ancestral.