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Carta de los Sobrevivientes del Caso Maristas-Chile al Administrador Apostólico de Santiago,

Padre Celestino Aós

Estimado Señor:

Nos dirigimos a usted como Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de la Congregación Hermanos


Maristas, Congregación Capuchinos y sacerdotes diocesanos del Arzobispado de Santiago.

Como es de público conocimiento, nosotros, somos un grupo de Exalumnos de colegios de la


Congregación de los Hermanos Maristas quienes desde la década de los años 70s fuimos víctimas
de abuso de poder, abuso de conciencia y abuso sexual por parte de los Hermanos Maristas José
Monasterio, Abel Pérez, Adolfo Fuentes, Germán Chaves, Luis Cornejo, Armando Alegría, el
sacerdote Capuchino Sergio Uribe y los sacerdotes diocesanos Miguel Ortega, Cristian Precht y
Alfredo Soiza-Piñeyro.

Nuestros relatos han sido entregados a nuestras familias, a las autoridades de los colegios, a las
autoridades de las Congregaciones mencionadas, al Ministerio Público, a la Brigada de Delitos
Sexuales de la PDI y al Investigador Canónico Sacerdote David Albornoz.

Cada uno de nosotros tiene en su poder Cartas de reconocimiento de estos crímenes por parte de
la Congregación de los Hermanos Maristas y del Instituto Alonso de Ercilla.

Desde que hicimos públicas nuestras denuncias nos hemos reunido tanto con representantes de Su
Santidad , el Papa Francisco, Monseñor Scicluna y Monseñor Bertomeu, así como con el Consejo
Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a Víctimas de la Conferencia Episcopal de
Chile y el Consejo Provincial de la Congregación Hermanos Maristas. A todos ellos les hemos
entregado nuestros relatos y les hemos solicitado un trato digno, reconocimiento de nuestra
condición de víctimas de Abuso Eclesiástico, colaboración con las investigaciones que lleva a cabo
el Ministerio Público, asegurar condiciones de “debido proceso” en las investigaciones Canónicas y
las máximas sanciones posibles para nuestros abusadores, debido a las devastadoras consecuencias
que estos crímenes han tenido en todas las dimensiones de nuestra persona, incluso afectando a
nuestra familia, amigos y entorno social.

Han pasado casi 2 años y a la fecha la Congregación Hermanos Maristas sólo ha expulsado a Abel
Pérez y no fue capaz de pronunciarse sobre la situación del resto de los religiosos denunciados.
Debido a la demora en el análisis y toma de decisiones de las conclusiones de la Investigación
Canónica Preliminar por parte del Consejo Provincial Marista le solicitamos al Papa Francisco su
intervención para que sea la Congregación de la Doctrina de la Fe la que resuelva finalmente las
sanciones a nuestros abusadores.

En el mes de Septiembre de 2018 el Papa Francisco expulsó del estado clerical a Cristian Precht.
En el mes de Abril de 2019 la Órden de los Hermanos Menores Capuchinos dió a conocer las
sanciones al Sacerdote Sergio Uribe, las que sólo determinaron una suspensión de 5 años para
participar en actividades con menores o jóvenes y no contactar en ese lapso de tiempo a las víctimas.
Sólo por 3 años se le prohíbe celebrar o concelebrar públicamente la Eucaristía y se le indica confesar
únicamente a religiosos capuchinos.

Como usted comprenderá, hasta el momento, la Justicia sólo ha llegado parcialmente para nosotros
y nuestras familias.

Con mucha sinceridad le tenemos que reconocer que las sanciones de “retiros dorados” para
nosotros y nuestras familias es impunidad.

Hemos valorado positivamente su llegada como Administrador Apostólico del Arzobispado de


Santiago y su cambio de actitud inicial para avanzar a una nueva forma de relacionarse con aquellas
personas que hemos sido víctimas de crímenes de lesa humanidad por parte de miembros
consagrados de la Iglesia Católica.

Con mucha preocupación hemos visto en las últimas semanas un cambio en el tono de sus
declaraciones que nos hacen temer una vuelta a los “tiempos de oscuridad, secretismo y falta de
empatía hacia las víctimas de Abuso Eclesiástico”.

Para nosotros es fundamental la confianza lúcida, el respeto a la dignidad de la persona humana y


convivencia pacífica. Rechazamos toda forma de violencia.

Nuestra lucha como Sobrevivientes está en sincronía con la búsqueda de Justicia de toda la sociedad
chilena.

Con humildad, con convicción, con Verdad y con honestidad es que hemos solicitado esta entrevista
para promover un diálogo constructivo con la máxima autoridad de la Iglesia Católica de Santiago.

Nos presentamos ante usted como adultos sobrevivientes de abuso eclesiástico y como miembros
de familias católicas de Santiago.

Queremos contribuir a restaurar progresivamente las confianzas traicionadas por los consagrados
que nos abusaron, los cómplices que lo facilitaron y los encubridores que silenciaron y ocultaron.
Para ello queremos solicitarle un conjunto de acciones concretas que puedan contribuir en el corto
y mediano plazo a mejorar las confianzas y crear un ambiente propicio para la Verdad, la Justicia y
la Reparación de crímenes tan deleznables de los que hemos sido víctimas:

1. Creemos que se hace necesario crear a la brevedad a nivel del Arzobispado de Santiago y
de la Conferencia Episcopal de Chile una unidad, oficina o Vicaría para el acompañamiento
y reparación de las víctimas de abuso eclesiástico. Esta Unidad u Oficina debería tener por
objetivo fundamental generar un espacio de acogida y acompañamiento respetuoso y no
revictimizante para las personas que se reconozcan como víctimas de abuso eclesiástico y
soliciten acompañamiento para sus procesos de denuncia a la Justicia Canónica y
reparación. Solicitamos que esa unidad u Oficina esté integrada por personas idóneas, con
formación especializada en acompañamiento a víctimas de abuso eclesiástico y que sean
especialmente cuidadosas y amables en el trato. Esta oficina o unidad debería cumplir con
3 objetivos fundamentales:
- Entregar información clara, precisa y oportuna de cómo realizar una denuncia canónica,
sus etapas, estado de avance, plazos y condiciones. Exigimos que se cumpla con las
garantías del “ debido proceso” que están vigentes en el Estado de Chile.
- Recoger, analizar, sancionar y gestionar el acompañamiento y todas las medidas de
reparación que soliciten las víctimas, de acuerdo a lo que establezca el Estado Vaticano,
la Conferencia Episcopal, las Congregaciones Religiosas y las diócesis. Nuestra
experiencia nos sugiere que es fundamental las ayudas concretas. Debería bastar que
la persona tome contacto con esta oficina , se reconozca como víctima de abuso
eclesiástico y entregue sus datos de contacto : nombre, rut, fono contacto, correo de
contacto, dirección para envío de correspondencia. Generalmente las víctimas
requieren ser acogidas, validadas en su testimonio y condición de víctimas y
acompañadas en sus procesos de búsqueda de Justicia, Sanación y Reparación. Lo más
crítico es que las personas reciban prontamente apoyo psicoterapéutico, atención
psiquiátrica y muchas veces farmacoterapia. Por tanto, solicitamos que la Iglesia asuma
el gasto de psicoterapias, atención psiquiátrica y costo de medicamentos
recepcionando las boletas de honorarios, recetas y boletas de compra correspondientes
y transfiriendo esos fondos a las cuentas personales de la víctima. Sugerimos que la
Iglesia evite contratar sus propios profesionales de salud mental y derivar las víctimas a
ellos, ya que en nuestra experiencia esas situaciones favorecen la revictimización y la
manipulación psicológica que muchas veces causan tanto o más daño que el mismo
abuso eclesiástico.

2. Desarrollar una Liturgia de la Reparación del Abuso Eclesiástico, de tal modo de


incorporar en cada liturgia de la diócesis una Oración por las víctimas de abuso sexual y sus
familias, incorporar en el momento del Perdón la solicitud de perdón de la Iglesia Chilena
por los abusos de poder, conciencia y sexuales cometidos por miembros de la Iglesia
Católica.

3.Solicitamos dar una señal concreta de gesto de reparación para las víctimas de Abuso
Eclesiástico en Chile en el próximo Te Deum 2019 . Pedimos que se invite a las víctimas
de abuso eclesiástico y a sus familias que quieran asistir y se les sitúe en un lugar
destacado de la Catedral. Pensamos que ese ritual republicano es un momento
adecuado para que el Administrador Apostólico de Santiago pida perdón al Estado y al
pueblo de Chile por los crímenes y el encubrimiento que cometieron miembros
consagrados de la Iglesia Católica.

4.Solicitamos que se intervenga externamente la Facultad de Teología de la Pontificia


Universidad Católica de Chile con teólogos que planteen una propuesta de
modernización de la Facultad, se revisen los programas y se saquen del Staff de
docentes aquellos que tengan denuncias de encubrimiento , acoso o abuso. Esto sería
una señal potente para avanzar hacia un espacio más pluralista que pueda dialogar
participativamente sobre los desafíos de la Iglesia Chilena hacia el futuro teniendo
presente la crisis sistémica que se vive.

5.Solicitamos realizar todas las gestiones posibles para avanzar en las reparaciones
económicas que legítimamente corresponden a las víctimas de abuso eclesiástico, de
acuerdo a como lo establece el Derecho Canónico. Pedimos que para aquellos casos en
los que ya se ha concluido la investigación canónica y se ha establecido la verosimilitud
de las denuncias se proceda a la indemnización de las víctimas, siguiendo lo establecido
en la sentencia de la Demanda Civil acogida en el llamado “ Caso Karadima”. Es justo y
necesario que facilitemos un clima de Reconciliación y Reparación y evitemos
desencadenar procesos judiciales interminables donde el Arzobispado gasta más dinero
en asesorías legales y comunicacionales que en la Reparación de las víctimas de abusos
Eclesiásticos. La oficina o unidad de Reparación antes propuesta puede ayudar a facilitar
estos procesos de reparación.

6.Solicitamos que se tenga presente la diversidad de personas que han sido víctimas de
Abuso Eclesiástico en Chile y en el mundo, lo cual implica que hay una diversidad de
necesidades de reparación en lo económico, espiritual, social, familiar, psicológico y
sexual que deben ser satisfechas con prudencia, con respeto y de manera oportuna.
Hay algunas víctimas que requieren restitución de sacramentos de la Iglesia Católica
para Reconciliarse con su Fe. Un grupo mayoritario está fuera de la Iglesia Católica y no
desea volver a ella. Hay un grupo importante que requiere financiamiento de cuidados
de enfermedades asociadas a su trauma complejo producto del Abuso Eclesiástico. Otro
grupo mayoritario requiere de financiamiento de sus psicoterapias de reparación, su
tratamiento farmacológico ya que no hay en Chile una oferta adecuada y oportuna del
Estado ni de las aseguradoras de salud para resolver las necesidades de salud mental de
la población.
7. Solicitamos que la Iglesia de Santiago que tenga presente que también hay víctimas
indirectas del abuso eclesiástico: nuestras familias, nuestros amigos, los laicos y laicas,
los religiosos (as) y sacerdotes que no han estado involucrados en el abuso ni en el
encubrimiento, la sociedad en su conjunto. Para ellos la Verdad, la Justicia y la
Reparación también son necesarios. De allí la necesidad de las acciones concretas en
gestos de perdón, restauración de confianzas y reparación.
8. Invitamos a la Iglesia de Santiago que vuelva a ser garante de los Derechos Humanos
y que sea más cariñosa y acogedora con los más frágiles, los que han sido más dañados,
los que carecen de poder y los que buscan refugio, consuelo, consejo y un espacio
seguro para vivir su Fe.

Por nuestra parte, nos comprometemos a seguir buscando con convicción, con respeto por la
dignidad humana y de forma pacífica la Justicia y la Reparación para todas las víctimas de abuso
eclesiástico.

Cuente con nosotros para todo esfuerzo de diálogo respetuoso, restauración de las confianzas y
reparación justa y digna.

Denunciantes Caso Maristas

Isaaac Givovich

Jaime Concha

Gonzalo Dezerega
Santiago, 14 de Mayo 2019

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