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Esto nos da indicios, de la religiosidad, de los otomíes, pues que no les fue tan difícil
a los evangelizadores, lograr su objetivo con los naturales, este punto de la religión
se retomará más adelante.
Como se puede denotar, entre estas dos perspectivas existe una gran contradicción,
puesto que en la primera, nos habla de unos otomíes hábiles para aprender y
aprehender una nueva religión, tan distinta y distante a la que ellos conocían, más
allá que ambas opiniones coinciden en el aspecto de que en el pueblo prevalece la
violencia, más bien creo que lo que ocurre, es en primer lugar, el tiempo y espacio
en el que se escribieron dichas opiniones, digo esto porque no se cuenta con el año
exacto en el que se escribieron dichas observaciones, esto me lleva a la conclusión
de que quizá, los otomíes a los que se refiere la segunda opinión son los primeros
otomíes con los que se tuvo contacto cercano al iniciar la colonización mientras que
los indígenas a los que se refiere la primera observación, son otomíes de una o
varias generaciones posteriores al inicio de la conquista.
El sistema jurídico y judicial de los otomíes precortesianos.
Hablando de los otomíes, las penas o castigos que se le imponían a los que
cometían un acto delictivo, iban desde azotes, por hurtar, hasta los más fuertes
como lo era la muerte a quienes cometieran adulterio7, algo contrastante de lo que
me logré percatar, consta en que según el texto el homicidio no se regulaba, no
tenía ningún castigo, entonces es contradictorio, que una forma de castigo sea la
muerte, y que el homicidio mismo no este regulado, por otra parte, desde la
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perspectiva europea occidental estas prácticas judiciales y castigos impuestos a los
delitos, son vistas como atroces, hostiles, inhumanas, salvajes, aunque quien sabe
cuánto tengan de razón estos términos impuestos por los españoles a los indígenas,
si dicha civilización europea viene desde una sociedad de donde es bien vista la
institución de la Santa Inquisición.
El otomí, lingua franca en el distrito.
Dentro de los testamentos, si ameritaba el caso, se tenía una figura, la cual era la
de los herederos forzosos, que en caso de muerte repentina del padre, los hijos
legítimos estaban totalmente obligados a reclamar los bienes de su fallecido padre,
en cao de las mujeres, si era menor, se debía postergar la entrega de los bienes
hasta que ella cumpliese la edad suficiente para contraer matrimonio, cabe
mencionar que dicha separación y repartición de bienes entre los herederos, se
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hacía de una forma muy práctica, el patrimonio del testador se repartía por bienes
determinados, las fracciones y porcentajes globales estaban prohibidos, todas estas
disposiciones se tenían que plasmar en un mínimo de tres cuartillas.