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SISTEMA MUSCULAR

Un sistema es un módulo ordenado de elementos que están interrelacionados y


que desarrollan interacciones entre sí. Muscular, por su parte, es aquello vinculado
a los músculos (los órganos que están formados por fibras de tipo contráctil). Se
conoce como sistema muscular, por lo tanto, al conjunto de los órganos que
forman parte de un organismo. Dicho sistema otorga forma, estabilidad, firmeza y
movilidad al cuerpo. En el caso de los seres vertebrados, el sistema muscular es
controlado por el sistema nervioso. Existen músculos, de todas formas, que lograr
tener un funcionamiento autónomo. El sistema muscular cumple con funciones
muy importantes en todos los seres. Por un lado, permite la locomoción del cuerpo
e incluso el movimiento de los órganos (la digestión y la circulación de la sangre,
entre otras cuestiones, dependen de los músculos). Los músculos además
protegen los órganos, son claves en la postura corporal y generan energía
calórica. El sistema muscular, por otro lado, proporciona datos sobre el estado
fisiológico del organismo. Es posible distinguir entre tres tipos de músculos en el
sistema muscular: los músculos estriados, los músculos lisos y los músculos
cardíacos. De acuerdo a cómo se controlan, los músculos también pueden
diferenciarse entre autónomos, involuntarios, voluntarios o mixtos. No obstante,
existen otras muchas clasificaciones de los músculos del cuerpo humano. Así, por
ejemplo, en base a su situación se establecen dos grandes grupos: los
superficiales, que son los que se encuentran ubicados de manera directa justo
debajo de la piel, y los profundos, que son los que hallan más allá de esa
mencionada zona. Estos últimos podemos determinar que tienen la particularidad,
por regla general, de encontrarse en lo que son los extremos de los huesos del
esqueleto. De la misma manera, si tenemos en cuenta lo que es su forma,
podemos establecer la existencia de los siguientes:
-Cortos, que se identifican por acometer lo que son funciones muy específicas y
que se hallan ubicados tanto en los pies como en las manos, por ejemplo.
-Planos y anchos, que no sólo participan en los movimientos de la respiración sino
que además proceden a proteger lo que son los órganos delicados. Entre los más
significativos se encuentran los que están ubicados en el abdomen. Ejemplos son
los intercostales o el diafragma.
-Circulares, que, como su propio nombre indica, cuentan con forma de círculo y su
misión no es otra que proceder a cerrar determinados conductos que pueden
existir en el cuerpo humano como es, por ejemplo, la vegija. Todo eso sin olvidar
tampoco que se pueden clasificar por la función que llevan a cabo el conjunto de
músculos que dan forma al sistema que nos ocupa. En este caso, estaríamos
hablando de flexores, supinadores, abductores, extensores, pronadores… El
sistema muscular es susceptible de sufrir diferentes trastornos y enfermedades,
como esguinces, distrofias, desgarros o poliomielitis. Para minimizar los
inconvenientes, los médicos recomiendan la realización de actividad física y el
mantenimiento de una dieta saludable. La obesidad, por ejemplo, puede provocar
graves problemas en el sistema muscular.
Médula espinal: anatomía, partes y funciones

Partes de la médula
Se ha podido observar que la médula tiene diferentes conexiones nerviosas que
inervan distintas zonas del cuerpo. Sin embargo, puede ser de interés analizar la
estructura interna de la médula espinal.
Al igual que en el cerebro, en la médula nos encontramos tanto con sustancia gris
como con sustancia blanca. Sin embargo, la disposición es inversa, estando la
sustancia blanca situada en una posición externa y la gris en la parte interna de la
médula. Generalmente la transmisión de la información se da de manera
ipsilateral, es decir el lado derecho del cuerpo es tratado por la parte izquierda de
la médula espinal mientras que el lado izquierdo se trabaja con la parte derecha.
Sustancia gris
La sustancia gris tiene esta coloración debido a que se trata de un conjunto de
somas o núcleos de neuronas, que proyectan sus axones a otras áreas. Es decir,
es en estas zonas donde se acumulan los cuerpos de las neuronas, centros de
procesamiento de la información (si bien al no estar en el encéfalo ese
procesamiento es muy somero). La sustancia gris se estructura en diferentes
cuernos o astas, siendo las principales el asta ventral, el asta dorsal y la zona
intermedia. Existe también el asta lateral, pero únicamente en en la zona torácica
y el principio de la lumbar.
El asta dorsal es la encargada de recibir la información de los sistemas inervados
por la médula. Dicho de otro modo, es la parte de la médula que se encarga de
que la estimulación externa o interna detectada por los receptores pueda ser
enviada al encéfalo.
El asta ventral de la médula, al contrario que la dorsal, tiene como principal función
la de emitir información a los nervios, haciendo que el organismo reaccione a los
estímulos exteriores o interiores. A través de ella se ejerce el movimiento
voluntario.
En lo que respecta a la zona intermedia, en ella abundan las interneuronas, que
son aquellas cuya principal función es la de servir de enlace entre otras dos
neuronas. Son puentes de conexión entre zonas distales.
Si bien solo aparece en la zona torácica y parte de la lumbar, el asta lateral tiene
una gran importancia, inervando diferentes estructuras y participando en los
sistemas simpático y parasimpático del sistema nervioso autónomo. En este
sentido, cumple un rol fundamental en la homeostasis, el proceso por el cual el
organismo establece un equilibrio u armonía entre zonas diferentes del cuerpo
para que el conjunto de órganos funcione de forma saludable y coordinada.
Sustancia blanca
La sustancia blanca está formada principalmente por los axones de las neuronas,
interconectando médula y cerebro. Está organizada en diferentes fibras que
reciben el nombre de las zonas con las que conectan, pudiendo ser ascendentes o
descendentes. En la médula se pueden encontrar tres columnas, la dorsal, la
lateral y la ventral.
La columna dorsal está principalmente formada por fibras aferentes de tipo
somático. Dicho de otro modo, al igual que ocurre con el asta dorsal en la
sustancia gris, que se encargan de transmitir información sensorial, del cerebro a
la médula y viceversa según si es ascendente o descendente.
Las columnas ventral y lateral son tractos y fascículos, que tienden a ser de tipo
eferente, transportando las órdenes motoras otorgadas por el cerebro.
Funciones de la médula espinal
La importancia de esta parte del sistema nervioso central está fuera de toda duda.
Solo hace falta observar los efectos que tienen daños en esta zona para
comprender que se trata de una sección fundamental para el funcionamiento
habitual.
De manera resumida, las principales funciones que hacen de esta sección del
sistema nervioso tan relevantes son las siguientes.
1. Transmisión de la información sensorial y motora
La médula espinal es el núcleo de relevo de las neuronas y fibras nerviosas
presentes en la mayor parte del cuerpo. Esto quiere decir que tanto cuando el
cerebro da la orden de que se realice una acción (por ejemplo dar una patada a un
balón) como cuando una parte de nuestro cuerpo percibe algún estímulo (una
caricia en el brazo), la información pasa primero a la médula, que enviará la
información a los músculos o al cerebro para que lo procese.
2. Procesamiento de la información
Si bien es en el cerebro donde la estimulación se hace consciente, la médula hace
un rápido juicio de la situación con el fin de determinar si únicamente enviar la
información al cerebro o provocar una actuación de emergencia incluso antes de
que llegue. Así pues, en lo relativo a los procesos mentales, permite la aparición
de un tipo de atajos en los que la información no tiene por qué esperar a ser
procesada por instancias superiores para generar una respuesta.
3. Reacción inmediata: reflejos
Como acabamos de decir, en ocasiones la médula espinal produce por sí misma
una actuación sin que la información haya sido aún transmitida al cerebro. Estas
actuaciones son lo que conocemos como reflejos. Para ejemplificar podemos
pensar en poner una mano en el fuego de forma accidental: la mano es retirada de
forma inmediata, no planificada y sin que haya pasado aún la información al
cerebro.
La función de los reflejos es clara: ofrecer una reacción rápida ante situaciones
potencialmente peligrosas. Como la información sensorial ya produce una
respuesta al llegar a la médula espinal, sin tener que esperar a ser captada por el
cerebro, se gana tiempo, algo muy valioso en caso de ataque de un animal o
cuando se puede recibir heridas por caída o por quemaduras.
Sin embargo, en el caso de los bebés también existen reflejos que se van
perdiendo durante los primeros meses después del nacimiento y cuya función
básica no es siempre reaccionar rápidamente, sino realizar actos que favorecen la
supervivencia, como por ejemplo succionar leche materna. En este caso hablamos
de reflejos primitivos, cuya ausencia puede ser signo de enfermedad.
Osteocito

El osteocito es una célula ósea, parte del tejido óseo, es decir intrínseca de los
huesos, que justamente está alojada en la matriz, en la parte más importante de
un hueso. Más precisamente se alojan en una pequeña cavidad y diseminan
prolongaciones que se contactan con otros osteocitos conformando un complejo
sistema.

Vale indicarse que la comunicación que entablan los diversos osteocitos es


fundamental para tener un control de la cantidad de hueso que se está formando o
que se destruye, es decir, para mantener controlado el equilibrio dinámico de esta
célula tan esencial para el organismo.

Entre las principales funciones de los osteocitos se destacan su capacidad de


sintetizar y de reabsorber los componentes de la matriz, dado que los mismos
disponen de una gran relevancia en la regulación del calcio.

Los huesos son sin dudas uno de los componentes fundamentales del cuerpo
humano formando el esqueleto de los seres vertebrados, caracterizándose por ser
sus piezas duras. Tienen la importantísima función de sostenimiento del cuerpo
humano de manera erguida y ni hablar de la relevancia que despliegan a la hora
del movimiento, siendo fundamentales las articulaciones para tal hecho.

Pero tienen otra notable función los huesos que es la de proteger los órganos
vitales que se alojan en el organismo, los pulmones, el corazón, el cerebro, entre
otros. Es decir, si existe un golpe, una caída, primero se deberán enfrentar a la
solidez que proponen los huesos que son una especie de escudos de aquellos
órganos importantes.

Afortunadamente, los huesos, disponen de una enorme capacidad de


regeneración y de reconstitución una vez que suelen verse afectados por algún
daño.

Son muchas las afecciones que pueden atacar a los huesos por eso es importante
desde un nivel de prevención hacer todo lo posible para evitarlos. El consumo de
calcio, a través de alimentos ricos en el, tales como queso, leche, yogures, entre
otros, es una manera de contribuir en el hecho de tener huesos fuertes.
De qué están hechos los huesos?

Si alguna vez has visto un esqueleto de verdad o un fósil en un museo, quizás pienses que
todos los huesos están muertos. Y, aunque los huesos de los museos estén secos, duros y
sean quebradizos, los huesos de tu cuerpo son muy diferentes. Los huesos que forman tu
esqueleto están vivitos y coleando, creciendo y cambiando constantemente como otras partes
de tu cuerpo.

Casi todos los huesos de tu cuerpo están compuestos por los mismos materiales:

 La superficie externa del hueso se denomina periostio. Es una membrana densa y fina que
contiene nervios y sangre que nutren el hueso.
 La siguiente capa está formada por hueso compacto. Esta parte es lisa y muy dura. Es la
parte que ves al observar un esqueleto.
 Dentro del hueso compacto hay muchas capas de hueso esponjoso, que, como indica su
nombre, se parece bastante a una esponja. El hueso esponjoso no es tan duro como el
compacto, pero sigue siendo muy fuerte.
 En muchos huesos, la parte esponjosa protege la parte más interna del hueso, la médula
ósea. La médula ósea es una especie de espesa gelatina y su función consiste en producir
células sanguíneas.

Cómo crecen los huesos

Cuando eras un bebé, tenías las manos muy pequeñas, los pies diminutos..., ¡todo era
sumamente pequeño en tu cuerpo! Lentamente, a medida que te ibas haciendo mayor, todo
fue creciendo, incluyendo tus huesos.

Cuando nace, el cuerpo de un bebé contiene aproximadamente 300 huesos. A la larga, estos
se acaban fusionando (se unen al crecer) para pasar a formar el esqueleto de 206 huesos de
una persona adulta. Algunos de los huesos del bebé están compuestos enteramente por un
material especial denominado cartílago. Otros huesos del recién nacido están parcialmente
compuestos por cartílago. El cartílago es blando y flexible. Durante la infancia, a medida que
vas creciendo, el cartílago también crece y, progresivamente, acaba convirtiéndose en hueso,
con la ayuda del calcio.

Cuando tengas aproximadamente 25 años, ese proceso se habrá completado. Después de


que esto suceda, no podrá haber más crecimiento: los huesos habrán alcanzado su tamaño
máximo. Todos esos huesos conformarán un esqueleto que será tan fuerte como ligero.
Cuál es la función de la médula ósea
La médula ósea es el tejido conectivo blando y flexible dentro de las cavidades
óseas. Componente del sistema linfático, la médula ósea funciona principalmente
para producir células sanguíneas y almacenar grasa. La médula ósea es
altamente vascular, lo que significa que está ricamente abastecida con un gran
número de vasos sanguíneos. Existen dos categorías de tejido de la médula ósea:
médula roja y médula amarilla. Desde el nacimiento hasta la adolescencia
temprana, la mayoría de nuestra médula ósea es médula roja. A medida que
crecemos y maduramos, cantidades crecientes de médula roja son reemplazadas
por médula amarilla. En promedio, la médula ósea puede generar cientos de miles
de millones de nuevas células sanguíneas cada día.

Estructura de la médula ósea

La médula ósea se separa en una sección vascular y secciones no vasculares. La


sección vascular contiene vasos sanguíneos que suministran nutrientes al hueso y
transportan las células madre sanguíneas y las células sanguíneas maduras lejos
del hueso y a la circulación. En las secciones no vasculares de la médula ósea se
produce la hematopoyesis o la formación de glóbulos rojos. Esta área contiene
glóbulos sanguíneos inmaduros, células grasas, glóbulos blancos (macrófagos y
células plasmáticas) y fibras delgadas y ramificadas del tejido conectivo reticular.
Aunque todos los glóbulos sanguíneos se derivan de la médula ósea, algunos
glóbulos blancos maduran en otros órganos como el bazo, los ganglios linfáticos y
la glándula del timo.

Función de la médula ósea

La función principal de la médula ósea es generar células sanguíneas. La médula


ósea contiene dos tipos principales de células madre. Las células madre
hematopoyéticas, que se encuentran en la médula roja, son responsables de la
producción de células sanguíneas. Las células madre mesenquimales de la
médula ósea (células estromales multipotentes) producen los componentes no
sanguíneos de la médula, incluyendo la grasa, el cartílago, el tejido conectivo
fibroso (que se encuentra en los tendones y ligamentos), las células estromales
que apoyan la formación de la sangre y las células óseas.

Médula Roja

En los adultos, la médula roja se limita principalmente a los huesos del sistema
esquelético del cráneo, la pelvis, la columna vertebral, las costillas, el esternón, los
omóplatos y cerca del punto de fijación de los huesos largos de los brazos y las
piernas. La médula roja no sólo produce glóbulos rojos, sino que también ayuda a
eliminar las células viejas de la circulación. Otros órganos, como el bazo y el
hígado, también filtran las células sanguíneas envejecidas y dañadas de la sangre.
La médula roja contiene células madre hematopoyéticas que producen otros dos
tipos de células madre: células madre mieloides y células madre linfoides. Estas
células se convierten en glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. (Ver, células
madre de la médula ósea).
Hematopoyesis

La hematopoyesis es el proceso de formación de las células de la sangre, los


glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas. Todos
estos tipos celulares provienen de un antecesor común al que se denomina
hemocitoblasto o célula madre hematopoyética multipotente, pues tiene la
capacidad de dar lugar a los varios tipos celulares propios de la sangre.
La hematopoyesis o hemopoyesis comprende todos los procesos de división,
desarrollo y maduración de todos los tipos celulares que se generan en la médula
ósea y que se incorporaran al torrente sanguíneo. Durante el desarrollo del
embrión, diferentes regiones se han encontrado con células madre
hematopoyéticas. Al principio estas células se encuentran en una región de pocos
milímetros, en el tronco y el saco vitelino, en este estadio el embrión tiene tan solo
3 semanas de vida y es en este momento en el que se empieza a formar el
corazón y a tomar forma el individuo. A medida que el embrión se desarrolla esta
región pierde la capacidad de formar células sanguíneas y toma el relevo el
hígado en formación, al que migran las células desde el saco vitelino sobre el
tercer mes de gestación. A partir de la formación del individuo alrededor de los 7
meses de embarazo (en humanos), los huesos se convierten en los protagonistas
del proceso de formación de células sanguíneas debido a que las células vuelven
a migran desde el hígado, y apara quedarse allí. Durante la infancia, hasta los 5
años de edad todos los huesos tienen médula roja y por lo tanto pueden formar
células sanguíneas. Aproximadamente a los 25 años la tibia y el fémur dejan de
poder realizar la hematopoyesis. Sin embargo, los huesos del cráneo, las costillas,
las vértebras o el esternón y la pelvis mantienen la capacidad de generar células
sanguíneas durante toda la vida
Cada tipo celular tiene un desarrollo diferente, denominados eritropoyesis,
granulopoyesis, monopoyesis, linfopoyesis o trombopoyesis, dependiendo si se
refiere a eritrocitos, granulocitos, monocitos, limfocitoss o plaquetas
respectivamente. Todos estos tipos celulares surgen a partir de la división y
posterior diferenciación de una de las células hijas resultantes de la división. Por lo
tanto, el hemoblasto “multipotente” dará lugar a una célula con capacidad de
diferenciarse en un único tipo celular y a otra que mantendrá la capacidad de
volver a dividirse para repetir el proceso. La célula que se diferencia se vuelve
“unipotente”. Dependiendo del tipo celular (eritrocito, linfocito, etc.) esta célula se
volverá a dividir una o dos veces para dar lugar a diferentes estados intermedios
de formación. Durante este tiempo, en el interior de la célula ocurren cambios en
la expresión génica que producirán proteínas propias del tipo celular y durante la
maduración se irá preparando para llevar a cabo su función en la sangre. Todos
los granulocitos (basofilos, eosinofilos y neutrofilos) se forman a partir del mismo
tipo celular progenitor aunque en diferentes cantidades.

La vida media de cada tipo celular es diferente. Los glóbulos rojos tienen una vida
media de 3 meses, por ejemplo. En cualquier caso, la formación de células
sanguíneas es continua y está modulada por señales internas, como la necesidad
de más glóbulos blancos ante una infección o de plaquetas en caso de herida.

Eritropoyetina (EPO)
El ciclismo es uno de los deportes donde es más frecuente encontrar casos de
dopaje por EPO.
La eritropoyetina es una hormona producida por el riñón, cuya función
es mantener constante la concentración de glóbulos rojos en la sangre.
Normalmente, los glóbulos rojos se forman y se destruyen a la misma velocidad.
No obstante, si el riñón percibe un descenso en la circulación de glóbulos rojos,
libera EPO con el fin de estimular la producción de glóbulos rojos en la médula
ósea.
¿Cuál es la utilidad terapéutica de la EPO?
La eritropoyetina comenzó a sintetizarse en laboratorios en la década de los 80
con fines terapéuticos. Está indicada en pacientes con anemias graves, que
pueden estar causadas por insuficiencias renales o procesos tumorales, con el fin
de inducir un aumento de la concentración de glóbulos rojos.
¿Qué efectos tiene el dopaje con EPO?
Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el 99 por ciento del oxígeno
en la sangre. Al recibir inyecciones de EPO sintética, el deportista aumenta su
concentración de glóbulos rojos, con lo que los músculos pueden recibir más
oxígeno a partir de la misma cantidad de sangre, con lo que trabajan de forma
más eficaz y se retrasa la aparición de la fatiga. Por ello, los deportistas que
practican pruebas de resistencia como el ciclismo, el maratón o la marcha atlética
son los que más se podrían beneficiar del consumo de esta sustancia.
¿Cómo se puede detectar el dopaje con EPO?
Hasta el año 2000, no existían métodos que permitieran detectar si un deportista
había recibido inyecciones de EPO para incrementar su rendimiento. Sin embargo,
se utilizaba como medida de control el hematocrito o concentración de glóbulos
rojos en la sangre. En condiciones normales, el hematocrito de un deportista se
sitúa entre el 42 y el 45 por ciento, pero tras recibir la EPO puede aumentar hasta
el 60 por ciento.
La Unión Ciclista Internacional estableció que con valores de hematocrito
superiores al 50 por ciento los ciclistas debían abandonar la competición pero no
se les sancionaba ya que de este modo no se puede probar la utilización de EPO
sintética. Existen otras circunstancias, como el entrenamiento en altura, que
también pueden elevar las cifras de hematocrito.
No obstante, un grupo de investigadores del un grupo de científicos de Laboratorio
Nacional Antidopaje de Francia desarrolló un nuevo método que permitía detectar
a través de un análisis de sangre y otro de orina si el atleta ha recibido inyecciones
de EPO. Este medio de control ha sido adoptado por la Unión Ciclista
Internacional (UCI).
¿Qué riesgos implica el dopaje con EPO?
Si el nivel de hematocrito se sitúa entre el 40 y 45 por ciento, la sangre fluye
correctamente por los vasos sanguíneos. Sin embargo, al aumentar a cifras
comprendidas entre el 50 y el 60 por ciento aumenta el riesgo de que se
desencadenen problemas como trombosis, obstrucciones de arterias coronarias,
accidentes cerebrovasculares e hipertensión.

CÉLULA MUSCULAR

Las células musculares pueden ser excitadas química, eléctrica y mecánicamente


produciendo su contracción.

Los músculos se dividen en 3 tipos, esqueléticos, cardíacos y lisos. Tanto el


músculo cardíaco como los músculos lisos se contraen en forma involuntaria. El
músculo esquelético se contrae generalmente, por estímulos nerviosos, y se halla
bajo el control de la voluntad.

La unidad estructural del musculo esquelético es la fibra muscular, formada por


fibrillas y cada una de las cuales consta de múltiples filamentos que contienen las
proteínas responsables de la contracción muscular: actina y miosina.

Los cambios fisiológicos que se producen como consecuencia del ejercicio


practicado con regularidad son fundamentalmente el crecimiento del tejido
muscular y la capacidad de regulación del tejido nervioso para variar el número de
fibras musculares que se contraen simultáneamente. La actividad de los músculos
esqueléticos es fundamental en la práctica de ejercicios físicos.

No todas las fibras del músculo esquelético son exactamente iguales. Las hay de
contracción rápida y de contracción lenta.

Fibras de Contracción Rápida: Son más importantes en la actividades que


requieren contracciones musculares breves y poderosas. Ej.: saltos, levantamiento
de pesas, carreras de velocidad, movimientos rápidos en fútbol u otros deportes,
etc.

Estas fibras requieren niveles altos de ATP, que es la sustancia responsable de


liberar energía durante el deslizamiento de los filamentos de actina sobre la
miosina. Tienen mayor facilidad para contraerse en condiciones anaeróbicas.

Fibras de Contracción Lenta: Estas se encuentran mas adaptadas para las


pruebas de resistencia, que requieren contracciones repetidas en un período
prolongado de tiempo. Ej.: carreras de fondo, remo, ciclismo, etc. Estas fibras
deben trabajar en condiciones aeróbicas (poseen una red de capilares que
facilitan la provisión de oxígeno, glucosa y ácidos grasos a las fibras), tienen
mayor depósito de grasa, la cual pueden utilizar durante el ejercicio.

La fuerza muscular depende de factores que tienen que ver con el músculo en si y
a la regulación nerviosa de la contracción muscular.

La fuerza de la contracción la proporciona el ATP (adenosin-trifosfato). Pero a su


vez el músculo fabrica ATP a partir de 2 sustancias: la creatina y la glucosa.

La creatina está almacenada en el músculo en forma de fosfato de creatina y no


requiere oxígeno para su utilización, la cual combinada con ADP (adenosinfosfato)
forma ATP.

La glucosa sanguinea es aprovechada por el músculo en presencia de oxigeno.


Este sistema lo utilizan las fibras de contracción lenta. En condiciones anaeróbicas
la glucosa para ser utilizada se transforma en ácido láctico. Este mecanismo lo
usan las fibras de contracción rápida.

Factores que Influyen Sobre la Fuerza Muscular

La fuerza muscular está regulada por mecanismos nerviosos pero además


depende de diversos factores como el grosor y la longitud del músculo y el ángulo
de la articulación.

Grosor del Músculo: La fuerza aumenta con el aumento de masa muscular, es


decir el área de su sección transversal. Hay métodos que permiten precisar un
área muscular determinada, descontando la parte correspondiente a la grasa y los
huesos. Naturalmente la predicción de fuerza muscular a partir de la masa ha de
ponderarse con otros factores como la edad, entrenamiento y el sexo.
Longitud del Músculo: Los músculos se contraen con más fuerza cuando antes de
la contracción se hallan a la máxima tensión, que es la que adquieren cuando
están ligeramente mas extendidos que en su posición de reposo.

Ángulo de la Articulación: Cuando se realiza un movimiento muscular es muy


importante el ángulo de partida para el mismo.Cada articulación tiene un ángulo
idóneo, en el que la tracción del músculo sobre el hueso donde se insertta es mas
efectiva.

Velocidad de la Contracción: La fuerza de la contracción y la velocidad a que se


produce son inversamente proporcionales entre si, es decir cuanto mas rápida sea
la contracción menos fuerza ejercerá el músculo.

Precalentamiento: El calor aumenta no solo la velocidad sino tambien la fuerza de


la contracción. El calentamiento puede ser pasivo (masajes, ultrasonido, etc) o
activo mediante ejercicios precompetitivos.

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