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Partes de la médula
Se ha podido observar que la médula tiene diferentes conexiones nerviosas que
inervan distintas zonas del cuerpo. Sin embargo, puede ser de interés analizar la
estructura interna de la médula espinal.
Al igual que en el cerebro, en la médula nos encontramos tanto con sustancia gris
como con sustancia blanca. Sin embargo, la disposición es inversa, estando la
sustancia blanca situada en una posición externa y la gris en la parte interna de la
médula. Generalmente la transmisión de la información se da de manera
ipsilateral, es decir el lado derecho del cuerpo es tratado por la parte izquierda de
la médula espinal mientras que el lado izquierdo se trabaja con la parte derecha.
Sustancia gris
La sustancia gris tiene esta coloración debido a que se trata de un conjunto de
somas o núcleos de neuronas, que proyectan sus axones a otras áreas. Es decir,
es en estas zonas donde se acumulan los cuerpos de las neuronas, centros de
procesamiento de la información (si bien al no estar en el encéfalo ese
procesamiento es muy somero). La sustancia gris se estructura en diferentes
cuernos o astas, siendo las principales el asta ventral, el asta dorsal y la zona
intermedia. Existe también el asta lateral, pero únicamente en en la zona torácica
y el principio de la lumbar.
El asta dorsal es la encargada de recibir la información de los sistemas inervados
por la médula. Dicho de otro modo, es la parte de la médula que se encarga de
que la estimulación externa o interna detectada por los receptores pueda ser
enviada al encéfalo.
El asta ventral de la médula, al contrario que la dorsal, tiene como principal función
la de emitir información a los nervios, haciendo que el organismo reaccione a los
estímulos exteriores o interiores. A través de ella se ejerce el movimiento
voluntario.
En lo que respecta a la zona intermedia, en ella abundan las interneuronas, que
son aquellas cuya principal función es la de servir de enlace entre otras dos
neuronas. Son puentes de conexión entre zonas distales.
Si bien solo aparece en la zona torácica y parte de la lumbar, el asta lateral tiene
una gran importancia, inervando diferentes estructuras y participando en los
sistemas simpático y parasimpático del sistema nervioso autónomo. En este
sentido, cumple un rol fundamental en la homeostasis, el proceso por el cual el
organismo establece un equilibrio u armonía entre zonas diferentes del cuerpo
para que el conjunto de órganos funcione de forma saludable y coordinada.
Sustancia blanca
La sustancia blanca está formada principalmente por los axones de las neuronas,
interconectando médula y cerebro. Está organizada en diferentes fibras que
reciben el nombre de las zonas con las que conectan, pudiendo ser ascendentes o
descendentes. En la médula se pueden encontrar tres columnas, la dorsal, la
lateral y la ventral.
La columna dorsal está principalmente formada por fibras aferentes de tipo
somático. Dicho de otro modo, al igual que ocurre con el asta dorsal en la
sustancia gris, que se encargan de transmitir información sensorial, del cerebro a
la médula y viceversa según si es ascendente o descendente.
Las columnas ventral y lateral son tractos y fascículos, que tienden a ser de tipo
eferente, transportando las órdenes motoras otorgadas por el cerebro.
Funciones de la médula espinal
La importancia de esta parte del sistema nervioso central está fuera de toda duda.
Solo hace falta observar los efectos que tienen daños en esta zona para
comprender que se trata de una sección fundamental para el funcionamiento
habitual.
De manera resumida, las principales funciones que hacen de esta sección del
sistema nervioso tan relevantes son las siguientes.
1. Transmisión de la información sensorial y motora
La médula espinal es el núcleo de relevo de las neuronas y fibras nerviosas
presentes en la mayor parte del cuerpo. Esto quiere decir que tanto cuando el
cerebro da la orden de que se realice una acción (por ejemplo dar una patada a un
balón) como cuando una parte de nuestro cuerpo percibe algún estímulo (una
caricia en el brazo), la información pasa primero a la médula, que enviará la
información a los músculos o al cerebro para que lo procese.
2. Procesamiento de la información
Si bien es en el cerebro donde la estimulación se hace consciente, la médula hace
un rápido juicio de la situación con el fin de determinar si únicamente enviar la
información al cerebro o provocar una actuación de emergencia incluso antes de
que llegue. Así pues, en lo relativo a los procesos mentales, permite la aparición
de un tipo de atajos en los que la información no tiene por qué esperar a ser
procesada por instancias superiores para generar una respuesta.
3. Reacción inmediata: reflejos
Como acabamos de decir, en ocasiones la médula espinal produce por sí misma
una actuación sin que la información haya sido aún transmitida al cerebro. Estas
actuaciones son lo que conocemos como reflejos. Para ejemplificar podemos
pensar en poner una mano en el fuego de forma accidental: la mano es retirada de
forma inmediata, no planificada y sin que haya pasado aún la información al
cerebro.
La función de los reflejos es clara: ofrecer una reacción rápida ante situaciones
potencialmente peligrosas. Como la información sensorial ya produce una
respuesta al llegar a la médula espinal, sin tener que esperar a ser captada por el
cerebro, se gana tiempo, algo muy valioso en caso de ataque de un animal o
cuando se puede recibir heridas por caída o por quemaduras.
Sin embargo, en el caso de los bebés también existen reflejos que se van
perdiendo durante los primeros meses después del nacimiento y cuya función
básica no es siempre reaccionar rápidamente, sino realizar actos que favorecen la
supervivencia, como por ejemplo succionar leche materna. En este caso hablamos
de reflejos primitivos, cuya ausencia puede ser signo de enfermedad.
Osteocito
El osteocito es una célula ósea, parte del tejido óseo, es decir intrínseca de los
huesos, que justamente está alojada en la matriz, en la parte más importante de
un hueso. Más precisamente se alojan en una pequeña cavidad y diseminan
prolongaciones que se contactan con otros osteocitos conformando un complejo
sistema.
Los huesos son sin dudas uno de los componentes fundamentales del cuerpo
humano formando el esqueleto de los seres vertebrados, caracterizándose por ser
sus piezas duras. Tienen la importantísima función de sostenimiento del cuerpo
humano de manera erguida y ni hablar de la relevancia que despliegan a la hora
del movimiento, siendo fundamentales las articulaciones para tal hecho.
Pero tienen otra notable función los huesos que es la de proteger los órganos
vitales que se alojan en el organismo, los pulmones, el corazón, el cerebro, entre
otros. Es decir, si existe un golpe, una caída, primero se deberán enfrentar a la
solidez que proponen los huesos que son una especie de escudos de aquellos
órganos importantes.
Son muchas las afecciones que pueden atacar a los huesos por eso es importante
desde un nivel de prevención hacer todo lo posible para evitarlos. El consumo de
calcio, a través de alimentos ricos en el, tales como queso, leche, yogures, entre
otros, es una manera de contribuir en el hecho de tener huesos fuertes.
De qué están hechos los huesos?
Si alguna vez has visto un esqueleto de verdad o un fósil en un museo, quizás pienses que
todos los huesos están muertos. Y, aunque los huesos de los museos estén secos, duros y
sean quebradizos, los huesos de tu cuerpo son muy diferentes. Los huesos que forman tu
esqueleto están vivitos y coleando, creciendo y cambiando constantemente como otras partes
de tu cuerpo.
Casi todos los huesos de tu cuerpo están compuestos por los mismos materiales:
La superficie externa del hueso se denomina periostio. Es una membrana densa y fina que
contiene nervios y sangre que nutren el hueso.
La siguiente capa está formada por hueso compacto. Esta parte es lisa y muy dura. Es la
parte que ves al observar un esqueleto.
Dentro del hueso compacto hay muchas capas de hueso esponjoso, que, como indica su
nombre, se parece bastante a una esponja. El hueso esponjoso no es tan duro como el
compacto, pero sigue siendo muy fuerte.
En muchos huesos, la parte esponjosa protege la parte más interna del hueso, la médula
ósea. La médula ósea es una especie de espesa gelatina y su función consiste en producir
células sanguíneas.
Cuando eras un bebé, tenías las manos muy pequeñas, los pies diminutos..., ¡todo era
sumamente pequeño en tu cuerpo! Lentamente, a medida que te ibas haciendo mayor, todo
fue creciendo, incluyendo tus huesos.
Cuando nace, el cuerpo de un bebé contiene aproximadamente 300 huesos. A la larga, estos
se acaban fusionando (se unen al crecer) para pasar a formar el esqueleto de 206 huesos de
una persona adulta. Algunos de los huesos del bebé están compuestos enteramente por un
material especial denominado cartílago. Otros huesos del recién nacido están parcialmente
compuestos por cartílago. El cartílago es blando y flexible. Durante la infancia, a medida que
vas creciendo, el cartílago también crece y, progresivamente, acaba convirtiéndose en hueso,
con la ayuda del calcio.
Médula Roja
En los adultos, la médula roja se limita principalmente a los huesos del sistema
esquelético del cráneo, la pelvis, la columna vertebral, las costillas, el esternón, los
omóplatos y cerca del punto de fijación de los huesos largos de los brazos y las
piernas. La médula roja no sólo produce glóbulos rojos, sino que también ayuda a
eliminar las células viejas de la circulación. Otros órganos, como el bazo y el
hígado, también filtran las células sanguíneas envejecidas y dañadas de la sangre.
La médula roja contiene células madre hematopoyéticas que producen otros dos
tipos de células madre: células madre mieloides y células madre linfoides. Estas
células se convierten en glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. (Ver, células
madre de la médula ósea).
Hematopoyesis
La vida media de cada tipo celular es diferente. Los glóbulos rojos tienen una vida
media de 3 meses, por ejemplo. En cualquier caso, la formación de células
sanguíneas es continua y está modulada por señales internas, como la necesidad
de más glóbulos blancos ante una infección o de plaquetas en caso de herida.
Eritropoyetina (EPO)
El ciclismo es uno de los deportes donde es más frecuente encontrar casos de
dopaje por EPO.
La eritropoyetina es una hormona producida por el riñón, cuya función
es mantener constante la concentración de glóbulos rojos en la sangre.
Normalmente, los glóbulos rojos se forman y se destruyen a la misma velocidad.
No obstante, si el riñón percibe un descenso en la circulación de glóbulos rojos,
libera EPO con el fin de estimular la producción de glóbulos rojos en la médula
ósea.
¿Cuál es la utilidad terapéutica de la EPO?
La eritropoyetina comenzó a sintetizarse en laboratorios en la década de los 80
con fines terapéuticos. Está indicada en pacientes con anemias graves, que
pueden estar causadas por insuficiencias renales o procesos tumorales, con el fin
de inducir un aumento de la concentración de glóbulos rojos.
¿Qué efectos tiene el dopaje con EPO?
Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el 99 por ciento del oxígeno
en la sangre. Al recibir inyecciones de EPO sintética, el deportista aumenta su
concentración de glóbulos rojos, con lo que los músculos pueden recibir más
oxígeno a partir de la misma cantidad de sangre, con lo que trabajan de forma
más eficaz y se retrasa la aparición de la fatiga. Por ello, los deportistas que
practican pruebas de resistencia como el ciclismo, el maratón o la marcha atlética
son los que más se podrían beneficiar del consumo de esta sustancia.
¿Cómo se puede detectar el dopaje con EPO?
Hasta el año 2000, no existían métodos que permitieran detectar si un deportista
había recibido inyecciones de EPO para incrementar su rendimiento. Sin embargo,
se utilizaba como medida de control el hematocrito o concentración de glóbulos
rojos en la sangre. En condiciones normales, el hematocrito de un deportista se
sitúa entre el 42 y el 45 por ciento, pero tras recibir la EPO puede aumentar hasta
el 60 por ciento.
La Unión Ciclista Internacional estableció que con valores de hematocrito
superiores al 50 por ciento los ciclistas debían abandonar la competición pero no
se les sancionaba ya que de este modo no se puede probar la utilización de EPO
sintética. Existen otras circunstancias, como el entrenamiento en altura, que
también pueden elevar las cifras de hematocrito.
No obstante, un grupo de investigadores del un grupo de científicos de Laboratorio
Nacional Antidopaje de Francia desarrolló un nuevo método que permitía detectar
a través de un análisis de sangre y otro de orina si el atleta ha recibido inyecciones
de EPO. Este medio de control ha sido adoptado por la Unión Ciclista
Internacional (UCI).
¿Qué riesgos implica el dopaje con EPO?
Si el nivel de hematocrito se sitúa entre el 40 y 45 por ciento, la sangre fluye
correctamente por los vasos sanguíneos. Sin embargo, al aumentar a cifras
comprendidas entre el 50 y el 60 por ciento aumenta el riesgo de que se
desencadenen problemas como trombosis, obstrucciones de arterias coronarias,
accidentes cerebrovasculares e hipertensión.
CÉLULA MUSCULAR
No todas las fibras del músculo esquelético son exactamente iguales. Las hay de
contracción rápida y de contracción lenta.
La fuerza muscular depende de factores que tienen que ver con el músculo en si y
a la regulación nerviosa de la contracción muscular.