Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Mateo 13: 10 – 17
1.2. Oculto debido al pecado. ¿Por qué el evangelio se predica por todas partes y la mayoría no
entiende este mensaje tan sencillo? La respuesta nos la da (1 Co.2:14) El hombre natural es la
persona que no tiene a Cristo en su corazón, que no ha sido regenerado o nacido de nuevo, esta
persona no está en capacidad de recibir las cosas de Dios porque no las entiende. Siempre va a
decir que esto de la salvación es una tontería, algo absurdo. Se necesita que el Señor nos abra el
entendimiento. Un ejemplo de esto lo vemos en Lc.24:37-47. Estos discípulos habían leído las
Escrituras, pero no las habían entendido hasta que Jesús lesa abrió el entendimiento. Aún cuando
leamos la Palabra de Dios será letra muerta para los que no son iluminados por la gracia de Cristo;
¿y por qué? porque esta palabra habla de las cosas espirituales y celestiales; y la mente carnal del
hombre no puede discernirlos. Si el Señor no aclara la palabra a nuestra mente seguiremos en
tinieblas.
“el que tiene fe entenderá más y más de los misterios del reino”.
2.2. Aquellos que viendo no ven (v.13) No hay peor ciego que el que no quiere ver. A pesar de
que el pueblo había escuchado un mensaje claro, sin embargo, la gente actuaba como si nunca
hubiera oído nada.
Pero cuidado con esos que aparentan haber recibido bien las palabras de Jesús y que luego
pierden de a poco lo que han recibido, que mientras estuvieron bien estaban comprometidos y
luego por motivos inspirados por la soberbia o la vanidad la abandonan.
De allí que veamos gente con tanto tiempo en la iglesia y aun son chismosos, rencillosos, celosos,
groseros, altivos, a estos se les llama en pocas palabras inmaduros. (¿ser líder significa que soy
maduro?, ser ugier significa que soy maduro?, ¿ser de la alabanza significa que soy maduro?
2.3. Aquellos que han perdido toda sensibilidad espiritual (v.14-15). No hay peor sordo que el que
no quiere oír. Habían engrosado su corazón. Eran como aquellas personas que han caído en una
obesidad y ya no se pueden mover y todos sus órganos están atrofiados. No oyen bien, no ven
bien y están demasiado enfermos. Así hay personas que cuando se les habla del evangelio son
como un muro de piedra. No los mueve nadie.
El profeta predicó, pero se encontró con corazones endurecidos, y hoy pasa lo mismo. Se predica
el evangelio, pero en unos el mensaje producirá la convicción que los lleva a la conversión y en
otros el mensaje producirá el endurecimiento de su corazón. El resultado de nuestra predicación
depende de Dios porque es él quien abre los corazones, ilumina nuestro entendimiento, nos da
ojos para ver y oídos para oír. Es por eso que hay personas que oyen el evangelio, pueden estar
convencidas de sus pecados, pero no se convierten. Entre más escuchan más endurecen su
corazón. El corazón está enfermo, esta cautivo, por eso según la pregunta inicial aunque
conozcamos la palabra muchos quizás no la aceptan porque va en contra de nuestros propios
deseos carnales. La respuesta es obediencia externa Jesús dijo “porque ellos dicen y no hacen”
Mteo 23:3
Podemos tener a Jesús en frente pero no verlo, él no tiene cabida en quien lo rechaza. – en pocas
palabras sino hay una cierta empatía con el pastor o líder difícilmente aceptare lo que viene de
él es decir no podré creer.
Jesús observa que el corazón de Israel sufre la cautividad de un pensamiento que ha surgido de
su falta de visión, de entendimiento. No han sabido oír. Su visión espiritual estaba atrofiada. En
medio de su opresión se resistieron a vivir el éxodo de la liberación de Dios. Prefirieron la
seguridad de su pecado que la apertura de la fe a la palabra mesiánica de Jesús. Miseria que se
profundizó por el juicio de Dios. Ahí donde ya se ha optado, donde ya se ha decidido, el juicio es
mayor endurecimiento: “Para juicio yo he venido a este mundo; para que vean los que no ven, y
los que ven sea hechos ciegos”. (Juan 9:39). Ciegos son los que no creen y en su incredulidad han
sido condenados.