Sei sulla pagina 1di 4

LOS MODELOS PEDAGÓGICOS

LA PEDAGOGÍA TRADICIONAL

La pedagogía tradicional ha dominado la mayor parte de instituciones educativas a lo largo de la


historia humana y en la mayoría de regiones del mundo; aun así, sólo ha recibido unas pocas líneas
de sustentación teórica a lo largo de la historia humana. No ha contado con defensores teóricos,
aunque se cuentan por millones sus defensores de hecho. La conclusión de Del Val es la misma:

Así pues dice, podemos afirmar que el tipo de enseñanza que se proporciona en la mayoría de las
escuelas, incluidas las de los países más desarrollados, tiene como objetivo la producción.

Durante la última década del siglo veinte, si bien la economía se ha modificado sensiblemente, la
estructura y la función del sistema educativo norteamericano siguen siendo aproximadamente las
mismas. Pero comienza a advertirse una sensación de crisis en torno de la enseñanza, (…) Sin
embargo, el quid de la cuestión es que la enseñanza no ha cambiado (Reich, 1993, p. 222).

La educación en diversas fases de la historia humana ha actuado como decía Althusser como
aparato ideológico de estado o aparato cuya función esencial ha sido la de reproducir las
representaciones mentales, sociales y culturales de las clases que están en el poder; de allí que a lo
largo de la historia humana las conquistas militares y económicas hayan sido siempre acompañadas
por conquistas ideológicas y que a la par con los ejércitos marchen los sacerdotes y los maestros
para que la dominación política y militar sea acompañada del dominio ideológico, religiosos y mental
de los conquistados.

Para Alian el principal deseo del niño es el dejar de serlo, lo cual le confiere un gran impulso a su
actuación y un inagotable deseo de superación. El niño quiere actuar como adulto; aun así, se
complace con el juego y sigue gozando y apreciando su característica de infante. En torno a esta
contradicción se desarrollará el proceso educativo que da sustento a la pedagogía tradicional. Las
fuerzas del deseo por conquistar la adultez y las de la realidad que la impulsan a las actividades
propias de los niños son las que se enfrentarán día a día en cada salón de clase. El papel ideal del
maestro debería ser, en este sentido, el de favorecer su deseo “colocando un foso entre el juego y
el estudio” y privilegiado del estudio a costa del juego. El niño mismo deseo que lo saquen del
mundo del juego, porque quiere sentir adulto; de allí que él “os agradecerá haberlo obligado, “os
despreciará por haberlo halagado o mimado”. Su deseo inmediato de jugar y divertirse, gracias a la
educación bien orientada, cederá ante su deseo mayor y de más largo plazo: el de alcanzar la
adultez. Por ello, al referirse a Escuela tradicional, conceptualmente es más preciso hablar de una
escuela rutinaria, mecanicista y concentrada en aprendizajes que no logran modificar las
representaciones mentales ni el pensamiento de los estudiantes. Una postura similar sustenta el
profesor Coll en el texto referido. Al respecto dice:

Es necesario proceder a una reconsideración del papel que se le atribuye habitualmente a la


memoria en el aprendizaje escolar. Debe distinguirse la memorización mecánica y repetitiva, que
tiene un escaso o nulo interés para el aprendizaje significativo, de la memorización comprensiva,
que es por el contrario un ingrediente fundamental del mismo. La memoria no es sólo el recuerdo
de lo aprendido, sino la base a partir de la cual se abordan nuevos aprendizajes (Coll, 1994, p. 41)

Como pueden verse, Alian desarrolla un completo análisis de la Escuela Tradicional, que lo llevará a
justificar la imitación, a proponer como única posibilidad del aprendizaje escolar la copia sucesiva
de lo dicho por el profesor, a sustentar la rudeza en el trato al estudiante y en la medida que sea
posible.

La Escuela Tradicional fue concebida a imagen y semejanza de la fábrica y fue creada para producir
los obreros y empleados que demanda el mundo laboral.

Construida sobre el modelo de la fábrica, la educación general enseñaba los fundamentos de la


lectura, la escritura y la aritmética, un poco de historia y otras materias. Esto era el “programa
descubierto”. Pero bajo él existía un “programa encubierto” o invisible que era mucho más
elemental. Se componía y sigue componiéndose en la mayor parte de países industrializados de tres
clases: una, de puntualidad; otra de obediencia y otra de trabajo mecánico y repetitivo. El trabajo
de la fábrica exigía obreros que llegasen a la hora, especialmente peones de cadenas de producción.
Exigía trabajadores que aceptasen sin discusión órdenes emanados de una jerarquía directiva. Y
exigía hombres y mujeres preparados para trabajar como esclavos en máquinas o en oficinas,
realizando operaciones brutalmente repetitivas (Toffler, 1985) (S. N).

Paradigma Tradicional

Se va a la escuela para aprender lo que ya sabe la cultura y para actuar como actúa la cultura. En un
lenguaje cotidiano se diría que el niño “no sabe”, que llega al aula de clase “sin conocimientos” y
que el papel de los maestros es enseñar y explicar; dotar al niño de las ideas, los conocimientos y
las normas de los cuales carecen.

Otra palabra clave asociada a la Escuela Tradicional es la de “disciplina “. En el fondo, se trata de


“disciplinar” a los niños y los jóvenes para convertirlos en verdaderos adultos. La disciplina implica
el acatamiento, la obediencia, la sumisión y el cumplimiento y puede ser la palabra que con mayor
frecuencia se pronuncia en la escuela.

Primer postulado (propósitos): La función de la escuela es la de transmitir los saberes específicos,


las valoraciones y las normas cultural y socialmente aceptadas.

Segundo postulado (contenidos): Los contenidos curriculares están constituidos por las
informaciones social e históricamente acumuladas y por las normas socialmente aceptadas.

Tercer postulado (Secuencia): Para estos enfoques el aprendizaje tiene carácter acumulativo,
sucesivo y continuo. Esto implica que en el plano de las secuencias aparezcan entonces dos formas
dominantes de concatenar y organizar los contenidos: la secuenciación instruccional y la
secuenciación cronológica. En la primera de ellas sólo se debe enseñar un contenido cuando la
información previa haya sido aprendida; en la segunda, aquél se imparte teniendo en cuenta el
orden de la aparición de los fenómenos en la realidad.
Cuarto postulado (Las estrategias metodológicas): La exposición oral y visual, hecho de una manera
reiterada por el maestro y acompañada de atención y ejercicio, garantiza el aprendizaje. Fue la
revolución de la pedagogía de la acción, consolidada ya bien entrado en siglo XIX, la que al reivindicar
el papel de la experiencia, la actividad y al juego en la educación, gestó la creación del material
educativo.

Quinto postulado (La finalidad de la evaluación será la de determinar hasta qué punto han quedado
asimilados “al pie de la letra” los conocimientos y las normas enseñadas y transmitidas.

La Escuela Tradicional privilegió como finalidad educativa el aprendizaje de conocimientos


específicos y de normas de convivencia familiar y social, aspirando con ello a que el acervo de la
cultura fuera adquirido por las nuevas generaciones y a que éstas alcanzaran, según la sabía
expresión de Kant, la mayoría de la edad.

De la infinidad de estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos, etc., que en cada momento
estamos recibiendo, solo una mínima parte logran ser analizados; el resto es desechado. Según
cálculos del profesor Hubel, el uno por ciento de las impresiones sensoriales que alcanzan nuestro
organismo interno y externo llega a los analizadores corticales (De Zubiría y De Zubiría, 1986).

En segundo lugar, la percepción no tiene el carácter pasivo que le atribuye la pedagogía tradicional,
basada en los enfoques “sensorio empiristas de la psicología del siglo XIX. Aun así, en toda formación
de conceptos participan activamente las competencias cognitivas y las estructuras de pensamiento
del individuo y no exclusivamente su percepción; y lo hacen de una manera activa y no pasiva como
presupone la pedagogía tradicional.

De pronto, con Wallon, todo esto se dé derrumba. El desarrollo del niño ya no aparece como un
proceso gradual, continuado; es una continuidad sí; pero de restructuraciones (Merani, 1984).

Para quien considere cada estadio dentro de la totalidad, la sucesión de estadios le parece
discontinua; el paso de uno a otro no es sólo una ampliación sino una reorganización. Actividades
que son importantes en una etapa se reducen y, a veces se suprimen aparentemente en la siguiente.
Entre una y otra, a menudo, parece producirse una crisis que puede afectar visiblemente la conducta
del niño (Wallon, 1984).

Hoy por hoy, es inaplazable para la pedagogía entender que existen ciclos diferenciados y que de
este hecho se derivan implicaciones pedagógicas significativas, en particular en lo que tiene que
tiene que ver con la construcción de currículos que, teniendo en cuenta estas diferencias cognitivas
y valorativas a nivel cualitativo entre cada uno de los ciclos, promuevan el nivel de desarrollo de sus
estudiantes. Para ello es esencial sustituir los conceptos de edad cronológica y de edad mental por
el de edad de desarrollo (De Zubiría, 2003).

Se hablará de edad de desarrollo como aquella combinatoria entre la edad de pensamiento y la


edad valorativa. La edad de pensamiento es aquella en la que se expresa la conversión de
capacidades en verdaderos instrumentos de conocimiento y en operaciones intelectuales (De
Zubiría, M, 1996). De esta manera, la edad de pensamiento es un criterio mucho más adecuado para
hablar del desarrollo alcanzado a nivel cognitivo y permite resolver uno de los problemas cruciales
de las teorías contemporáneas de la inteligencia: el papel de los conocimientos y el aprendizaje en
el desarrollo intelectual (sternberg. 1992).

De manera conjunta, la edad de pensamiento y la de desarrollo valorativo constituyen la edad de


desarrollo, criterio que proponemos para la ubicación de un estudiante en un curso escolar
determinado.

Apoyado en la lectura anterior, resuelva los siguientes ítems:

1. Realice un resumen del escrito de mínimo 20 renglones.

2. ¿Qué representaciones mentales le ha modificado la escuela?

3. Puede usted diferenciar la memorización mecánica y repetitiva de la memorización comprensiva?

4. ¿Qué estimulo recuerda usted es el que más le ha ayudado a comprender alguna situación
compleja en su vida académica?

5.

Potrebbero piacerti anche