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Desde los inicios del ser humano, las organizaciones han sido un elemento
importante en el desarrollo de la sociedad, debido a que a través de ellas los seres humanos
son capaces de alcanzar objetivos que de manera individual serian poco viables de
conseguir (Hellriegel y Slocum, 1998). Lo anterior expuesto se refiere no solo al ámbito
laboral y económico, ya que la amplitud del concepto de organización engloba varios
tipos de agrupaciones, es por ello que Stoner y Freeman (1994) las definen como una
asociación estructurada que trabaja para cumplir una meta común. En otras palabras las
organizaciones no se limitan a las empresas, por ejemplo, en los tiempos de la prehistoria,
las alianzas y formación de pequeñas tribus con la finalidad de garantizar la supervivencia
de sus integrantes podrían tomarse como una especie de organización primitiva.
Por esas razones, entre el año 1890 y 1930, nace la denominada teoría científica
de la administración, cuyo objetivo era mejorar el rendimiento de la organización a través
de la especialización, para ello se hizo especial énfasis en la división por tareas y en la
medición del esfuerzo individual.
Por otra parte, Stoner y Freeman (1994) resaltan como aspectos positivos de esta
teoría que fue la precursora de la eficiencia y rapidez en las líneas de ensamblaje, se hizo
hincapié en el diseño del trabajo y en la selección y el desarrollo de los trabajadores, estos
principios todavía se encuentran vigentes en las organizaciones. Sin embargo, los autores
también reseñan un par de limitaciones, la explotación de los trabajadores debido al
enfoque centrado en la rentabilidad y omisión de las satisfacciones sociales, físicas y
económicas de los trabajadores.
Con lo expuesto anteriormente Fayol establece que la principal clave para una
gerencia efectiva es la capacitación adecuada del personal.
Además de las funciones básicas, Fayol realiza otra contribución importante para
la administración “la idea que ciertos principios intangibles afectan las conductas
administrativas” (Stoner y Freeman, 1994, p. 40), desarrollando así catorce principios,
los cuales son: División del trabajo, autoridad, disciplina, unidad de mando, unidad de
dirección, subordinación, remuneración, centralización, jerarquía, orden equidad,
estabilidad personal, iniciativa, espíritu de equipo. No obstante, la teoría tiene como
limitación la baja aplicabilidad a las organizaciones actuales debido al grado de
especialización y la dinámica del entorno.
Por otra parte, las teorías conductistas comenzaron a tomar auge en diversas ramas
de conocimiento, entre ellas la administración, su aporte fue el énfasis de que una
organización eficiente es aquella donde los empleados son capaces de contribuir con el
cumplimiento de metas, a través de la toma de decisiones según la autoridad que posean
(Rivas 2009).
De acuerdo con Chiavenato (2006) una de las novedades de este enfoque fue el
establecimiento de teorías sobre la motivación humana, donde se incluía la jerarquía de
necesidades de Maslow y los dos estilos antagónicos de administración propuestos por
McGregor. En relación con los estilos denominados teoría “X” y teoría “Y” Chiavenato
indica que la teoría “X” representa la concepción tradicional del los enfoques mientras la
“Y” plantea un modelo conductista.
En relación con las deficiencias nombradas, es frecuente ver gerentes que para
mantener cierto tipo de autoridad y control permanecen indefinidamente en un estilo de
administración basado en la teoría X, aun cuando las características de la organización
ameriten otra dirección, lo cual trae consigo el aumento de la entropía.
Para finalizar, tal como se evidencio en párrafos anteriores, la dinámica actual de las
organizaciones origina que diversas teorías se apliquen al mismo tiempo durante una
situación específica, porque la variedad de actores y variables cada vez es mayor,
adicionalmente, si se toma el caso de países como Venezuela donde los entornos de las
empresas son sumamente inestables, la complejidad se incremente y se vuelve más difícil
evidenciar los enfoques involucrados. Por tales motivos, en mi opinión personal creo que
los gerentes de las organizaciones venezolanas deberían hacer énfasis en la aplicación
consciente y racional de la teoría del caos.
Referencias
Hellriegel, D., & Slocum, J. (1998). Administración (7th ed.). México DF: International
Thomson Editores.
Stoner, J., & Freeman, E. (1994). Administración (5th ed.). México DF: Prentice Hall.