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Juan 8:28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del
Hombre, entonces conoceréis que yo soy,
y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.
Al igual que Jesús aprendió del Padre todo lo que hizo, todo lo que hablo. Nosotros
necesitamos aprender para después hacer. Todo lo que hacemos es el producto de algo
que aprendimos. Por lo que Dios siempre nos está enseñando.
Isaías 49:16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí
están siempre tus muros.
Todo lo que pasa en la vida de un verdadero hijo de Dios está bajo el control del Padre
y si El en su infinita voluntad permite que pase algo en nuestra vida, lo hace porque
quiere enseñarnos algo. Y es como parte de ese proceso de enseña que Dios utiliza a los
hijos, al cónyuge, a los jefes, etc. como instrumentos no solo para enseñarnos principios
de vida, si no para darnos la oportunidad de poner en práctica lo aprendido.
3. Debemos liberarnos de todo sentimiento negativo que nos produce el haber sido
ofendido.
Perdonar es sobre todo liberarse de los sentimientos negativos y destructivos, tales
como el rencor, la rabia, la indignación, que un mal nos despertó y optar por entender
que está en mis manos agregarle sufrimiento al daño recibido.
Mientras con el odio y el rencor quedamos atados al mal que nos han hecho,
el perdón nos da la oportunidad de ver la falta como un error realpero sin la carga
emocional que nos daña.
Yo soy responsable de producir la rabia o el odio y de aferrarme a ellos. La rabia, es
una forma de satisfacer mi ego igualmente herido.
4. El Mandato de la reconciliación:
2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra
de la reconciliación.
Empecemos a ver cada ofensa, como una escuela donde Dios quiere enseñarnos a
desarrollar y disfrutar de la bendición que significa poder dar y recibir perdón.
Mateo 18:21-35
Hebreos 5:12-14
12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que
se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y
habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.
13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque
es niño;
14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el
uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.