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Tema: El hijo pródigo:

Texto de lectura: Lucas 15:1-3, 11-32.

La parábola del “hijo prodigo” es quizás una de las parábolas más conocidas y más queridas de
todas las parábolas. El Señor Jesús narró esta parábola debido al comentario que hicieran escribas
y fariseos acerca de que el Señor recibía y comía con los publicanos y pecadores.

Publicanos y pecadores eran personas con mala fama o reputación, de pecados públicos, pecados
conocidos por todos. Los publicanos principalmente eran traidores pues prestaban servicios a
Roma que tenía sometido a Israel y generalmente eran ladrones. Publicanos y pecadores eran
rechazados por la clase religiosa, eran expulsados de los lugares de reunión y de adoración y es
más, Fariseos y Escribas evitaban hasta el contacto físico, creían que al tocar a un publicano
quedaban inmundos. Entonces al ver al Señor Jesús que decía hablar parte de Dios se extrañaban
que recibiera a los pecadores y comiera con ellos, tuvieran comunión con los “pecadores”.

La verdad es que Fariseos y Escribas olvidaban algo: “Todos somos pecadores”, lo sabías, si somos
pecadores

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno.” Romanos 3:10
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3.23
El motivo de queja y murmuración de los Fariseos eran precisamente las buenas noticias del
evangelio: Jesús a los pecadores recibe y con ellos come. Si incluso a los pecadores fariseos,

El contexto: “Se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores para oírle… los fariseos y escribas
murmuraban diciendo… ”

Grandes multitudes se acercaban al Señor Jesús

En el relato leído Lucas, el escritor de este evangelio habla de dos grupos de personas diferentes.
En primer lugar, se mencionan “Los publicanos y pecadores”. Este primer grupo de personas
mencionadas eran los recaudadores de impuestos y personas que practicaban sus pecados en
público, o como dicen algunas versiones, eran gente de mala fama. No quiere decir que estas
personas fueran los únicos pecadores de Israel porque la Palabra de Dios es clara al decir “No hay
Justo ni aun uno”, “Todos pecaron” pero como ya he explicado los pecados de estás personas eran
conocidos por el resto de la sociedad y por ello eran marginados de la sociedad por su mala
reputación.

El segundo grupo mencionado estaba al lado opuesto del grupo anterior. Fariseos y escribas eran
conocidos por ser religiosos y moralistas, creían que la manera de obtener el favor de Dios era
mediante méritos propios, pensaban que, por esforzarse en obedecer la ley, Dios se agradaba de
ellos, confiaban en su propia justicia, en lo buenas personas que eran. Quiero aclarar que no es
malo hacer el bien, no es malo ser buenos padres, buenos esposos, buenos ciudadanos, pero con
ello no podemos impresionar a Dios, ni podemos conseguir el favor de Él, pues seguimos siendo
pecadores y lo que merecemos es el castigo justo. “Cualquiera que guardare toda la ley …”
Santiago 2:10

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