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SÁBADO, 9 DE ENERO DE 2016

¿Cuál debe ser la función del docente supervisor?...¿Qué


habilidades debe poseer

Existen innumerables definiciones y opiniones sobre supervisión educativa,


pero todas coinciden en considerarla como el eje que impulsa las acciones de
mejoramiento y perfeccionismo de la praxis educativa.

Las funciones de acuerdo a lo establecido por el Ministerio de Educación


(1980), en el artículo 107 son: planificar, orientar, dirigir, ejecutar, coordinar,
supervisar y evaluar; cada una tiene como finalidad, verificar la ejecución de los
objetivos y fines de la educación en forma participativa, integral, cooperativa,
competitiva y efectiva.

Entre las funciones presentadas por el Ministerio de Educación, en el Programa


de Reorganización y Descentralización del Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes (1999), se contempla que la conveniencia de llevar a cabo el proceso
de evaluación de la supervisión con los ajustes y replanteos necesarios, para
que la supervisión se ejecute a través de un asesoramiento continuo, innovador
y perenne dentro de las instituciones educativas. Por otra parte, el supervisor
debe ser capaz de evaluar las actividades inherentes a la supervisión,
coordinando esfuerzos para el éxito, despertando iniciativas en los docentes,
estableciendo equilibrio y orientando el trabajo escolar.

En este sentido, Hierro (1974), establece las funciones específicas del


supervisor como: orientación, asesoramiento, investigación y evaluación, con la
intención de producir mejoras y soluciones a los problemas planteados.
Debe poseer la capacidad directiva, ser un líder técnico, humano, educativo,
simbólico y cultural, que le permita al personal ejercer sus responsabilidades
orientando los procesos educativos hacia el logro de las metas propuestas.

Debe contar con madurez pedagógica, elocuente sentido humano, que sea
capaz de guiar con inteligencia y elocuencia a los docentes, tener la habilidad
de crear y mantener buenas relaciones en los centros que el coordina, deberá
dirigir sin que se sienta como una imposición más bien como una propuesta.
Así mismo debe contar con dinamismo y mantener un puente abierto entre él y
los docentes.

En base a la anterior el supervisor debe de alcanzar una madurez pedagógica,


la cual se logra mediante la preparación continua de sí mismo, a fin de estar
listo para los cambios constantes que se tienen hoy en día y que se dan por
medio de programas o currículo y también por la responsabilidad que
representa su cargo ya que ellos son agentes para los cambios en el proceso
educativo.

Además de estos conocimientos, debe poseer un alto sentido humano, para


motivar a las personas que él dirige sin ningún obstáculo, es capaz de entender
las emociones del personal que labora en la institución, necesidades, fortalezas
y debilidades. La comunicación en doble sentido es un factor determinante para
lograr el éxito cualquier supervisor, como receptor (supervisor) de
comunicación debe entender con claridad la información exacta que el
transmisor (docente) está enviando. Con un buen comunicador no hay cabida
para mala interpretación, conjetura o murmuración, adquiriendo y consolidando
con esto buenas relaciones entre la escuela y la comunidad.

Debe saber tomar decisiones, manejar adecuadamente las relaciones humanas


y sugerir cambios, tener iniciativa para proponer opciones de trabajo y plantear
soluciones, capacidad para dirigir grupos, escuchar, compartir ideas y
relacionarse. Evitando atropellar, descalificar y desmotivar a su personal
¿Qué habilidades debe poseer un supervisor educativo?
1.-Saber escuchar y empatía: el supervisor ayuda a establecer la
comunicación entre los que están al día a día con los educandos y el
cumplimiento del currículo.
2. Observación y análisis de problemas: debe de investigar la raíz de los
problemas para así poder coordinar a las personas con conflictos similares y
canalizarlos con especialistas. Debe ser el generador de soluciones, no de
problemas.
3. Liderazgo: el supervisor ejerce función de líder en cuanto a estimular y
convencer a su personal sin reflejar una figura autoritaria que oprime o maltrata
a su personal. Sino que impulsa a compartir ideas, recursos, brindar apoyo a
sus compañeros, logrando ganar respeto por sus aportes y críticas
constructivas.
4. Negociación y mediación: el supervisor es facilitador de acuerdos
resultantes de sesiones de evaluación, escucha a los individuos cuando
discuten, recomienda sugerencias a los maestros y proporciona ayuda.
Siempre recordando la parte humanista de la flexibilidad pero manteniendo la
objetividad de cumplir los compromisos asignados.
5. Madurez emocional e imparcialidad: el supervisor debe de ser justo y
sostener que las decisiones deben tomarse atendiendo a criterios objetivos, sin
influencias de sesgos, prejuicios o tratos diferenciados por razones
inapropiadas. Deber ser productor de la búsqueda de decisiones
consensuadas.
6. Organización y gestión de calidad: el supervisor debe de ser auditor de la
gestión del sistema educativo en todos sus niveles, por tal motivo es importante
que tenga pleno conocimiento de sus funciones y de la modalidad educativa
que va a supervisar; ya que si tiene desconocimiento puede incurrir en el
incumplimiento o faltas graves en su labor supervisora.
7. Creatividad e innovación: el supervisor debe de ser facilitador de espacios
de participación e Impulsor y conductor de innovaciones

8. Comunicación y discreción: el supervisor debe de ser productor de


información ascendente y descendente.

Se visualiza un modelo de supervisión diferente, centrada en una persona más


carismática, proactiva, democrática, encargada de trabajar con los demás para
mejorar la prestación del servicio educativo, dando prioridad en su quehacer
cotidiano, a lo humano por sobre lo material y administrativo, en una posición
de apertura y comprensión del otro, que revele habilidad autentica y sincera en
la vivencia de las relaciones humanas.

Con lo mencionado, vemos que la cualidades del supervisor básicamente son


las de una persona que aun teniendo un puesto con un nivel alto en la jerarquía
del sistema educativo, no deja a un lado su condición de ser humano
comprometido en la búsqueda del cambio ya que representa la piedra angular
para la realización del mismo, pero está consciente que su labor son un
conjunto de actividades para lo cual necesita de los demás actores del proceso
educativo. Y sabe de antemano que al brindar el apoyo necesario a los demás
se construye un ambiente de trabajo encaminado al éxito y por ende a una
educación de calidad.

Para realizar la labor de supervisor académico éste debe de ser servicial y


comprometido, además le debe gustar su labor ya que debe aplicar todo su
conocimiento y experiencia obtenida a través de su trabajo para que garantice
la calidad del servicio educativo, ya que va a orientar y re-direccionar las
acciones del centro educativo por lo tanto debe ser ético en su desempeño y no
dejarse influir por favoritismo.

Las actitudes que debe de mostrar un supervisor educativo son; respeto,


responsabilidad social y educativa, sensibilidad, actitud analítica, apertura a la
comunicación, liderazgo, y apertura a la crítica. Estas actitudes deben de
tomarse para que le permita desarrollar las competencias exigidas por las
tareas que realiza, desarrollando sus objetivos personales, realizando
investigaciones constantes para establecer viabilidad de los objetivos que se
pretenden.
LA INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPATIVA (IAP)
El investigador no debe actuar como el búho de Minerva, no está para
contemplar sino para transformar.
Alicia Kirchner
Para poder generar procesos de cambio, es necesario que conozcamos la
realidad del territorio en donde queremos intervenir. Una forma de hacerlo es a
través de la Investigación acción participativa.

La investigación acción participativa es una metodología que apunta a la


producción de un conocimiento propositivo y transformador, mediante u n
proceso de debate, reflexión y construcción colectiva de saberes entre
los diferentes actores de un territorio con el fin de lograr la
transformación social.

Esta metodología combina dos procesos, el de conocer y el de actuar,


implicando en ambos a la población cuya realidad se aborda.
Es un proceso que combina la teoría y la praxis, y que posibilita el aprendizaje,
la toma de conciencia crítica de la población sobre su realidad, su
empoderamiento, el refuerzo y ampliación de sus redes sociales, su
movilización colectiva y su acción transformadora.

La IAP, por tanto, no rechaza el papel del especialista pero sí plantea el para
qué y el para quién de la investigación como primer problema a resolver .
En una IAP hablamos de objetivar la realidad en una dinámica de
investigación que surge y se desarrolla como proceso en la
complementariedad permanente de distintos saberes –el saber técnico, el
saber cotidiano-. En este sentido, podríamos referirnos a una construcción
dialéctica del saber que parte de considerar al objeto a investigar como sujeto
(protagonista de la investigación) y a la finalidad de la investigación como
transformación social. Este tipo de construcción, enmarcada en un proceso de
investigación colectivo, genera como síntesis dinámica un nuevo conocimiento
científico sobre una situación problemática determinada.

Una realidad social no sólo es imposible de captar desde una objetividad pura,
sino que el proceso de aprehensión de la misma se desarrollará en una u otra
dirección en función de la práctica social. Sujeto, objeto y acción son parte del
mismo proceso.

El proceso de IAP no culmina con la producción de conocimientos, sino que


pretende actuar frente a las realidades sociales, considerando para su
transformación la voz de los actores.

La IAP se realiza con una óptica desde dentro y desde abajo: desde dentro de
la comunidad estudiada; desde abajo, pues lleva a la participación incluso a
quienes no han podido estudiar.
La participación en la IAP implica hacer realidad el derecho de todos a ser
sujetos de historia, o sea sujetos de los procesos específicos que cada grupo
va llevando adelante.
La meta es que la comunidad vaya siendo la autogestora del proceso,
apropiándose de él, y teniendo un control operativo (saber hacer) , lógico
(entender) y crítico (juzgar) de él.

Este enfoque implica un replanteamiento epistemológico, político, y por


tanto metodológico.
Epistemológicamente supone romper con el binomio clásico de sujeto y
objeto de la investigación. Lo cual implica que la verdad - ciencia - teoría se va
logrando en la acción participativa comunitaria. La teoría va a ser resultado del
aporte popular, leído, justificado, convalidado y orientado por los métodos
científicos.

Políticamente supone que toda investigación parta de la realidad con su


Situación estructural concreta, para ayudar a transformarla creativamente, con
la participación de la comunidad implicada. El objeto final es la transformación
de la realidad social en beneficio de las personas involucradas; esto implica
operar también al interior del sistema vigente.
Metodológicamente supone un proceso modesto y sencillo al alcance de
todos pero a la vez que lleve a la participación procesual, a asumir critica y
estructuralmente la realidad, a la reflexión seria y profunda de sus causas y
tendencias, a conclusiones científicas, a estrategias concretas y realizables, a
una planeación, a una praxis - acción renovada y transformadora en la que
vaya interviniendo toda la comunidad, a una continua reflexión sobre la praxis
para hacerla cada vez más liberadora y transformadora de la realidad.
La IAP desconoce la neutralidad de las ciencias sociales, no sólo por
considerar que sus manifestaciones intelectuales repercuten en la vida material
y simbólica de las sociedades, sino que también al asumir que el propio

Investigador se enfrenta ante la situación a investigar desde una valoración


Previa de la misma, partiendo de que él mismo, como sujeto social, se
Compromete ideológicamente con el “objeto de estudio”, su pasado, s u
Presente y su futuro.

El técnico-investigador interviene en la realidad no sólo porque su tarea


Científica requiere de problematizarla, sino que además, y como nota distintiva
de la IAP, porque esta actitud cuestionadora debe ser también asumida por la
propia comunidad como condición fundamental en el proceso de cambio .
En el marco de la IAP el proceso de investigar deja de ser un acto
unidireccional para constituirse como concepto que define, ya no una acción en
si misma, sino un proceso de reflexión-acción-reflexión encaminado por actores
que comparten, debaten y “extiende n” al otro saberes particulares

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