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Viampnte CARLOS SÁNCHEZ VIAMONTE

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Historia Institucional
de cArgentina

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TIERRA :
FIRfylE i

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


México - Buenos Aires
Fecha de eüta primera edición, 1948 CARLOS SÁNCHEZ VIAMONTO

Historia Institucional
Dentina

Derechos reservados conforme a la ley


Copyright by Pando de Cultura Económica,
Panuco, 63, México, D. F.

Impreso y hecho en México FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Printed and made in México
México - Buenos Aires
••J^p

•'*> ADVERTENCIA
Se melé dar el nombre de Historia Constitucional de un país
a s^l historia política, a la narración cronológica y comentada de
los hechos políticos más salientes relacionados con los principales
protagonistas, sin excluir, claro está, lo relativo a las institucio-
nes y a la práctica de ellas, pero asignándoles im lugar lateral y
secundario.
Se advierte la tendencia a convertir la Historia Constitucional
en historia general, so pretexto de que todos los -factores histó-
ricos inciden en la vida institucional de un pueblo, y el resultado
consiste en el visible descuido en que se deja ala técnica jurídico-
politica como punto de mira y de referencia en esta materia,
Al escribir este libro hemos querido hacer de lo puramente
Institucional el tema, exclusivo de su atención, con el mismo de-
recho que lo hacen quienes se dedican a otras disciplinas, en la
seguridad-de que sil asunto tiene, por lo menos, igual jerarquía
cultural que la más importante de aquéllas.
Sin la pretensión de alcanzar en un simple esquema el des-
arrollo que la materia merece, nos proponemos abarcar el pro-
ceso histórico en su continuidad institucional, desde el Cabildo.
Abierto de 1810 hasta la última reforma constitucional, -procu-
rando hacer la valoración del derecho positivo en constante mu-
danza. Finalmente, dedicamos un breve capítulo a la -práctica de
la Constitución hasta nuestros días.
No obstante'tratarse de una "historia constitucional?' en la.
estricta acepción del vocablo, hemos preferido intitularla "Esque-
ma de Historia Institucional Argentina", a -fin de indicar, me-
diante esa enunciación, nuestra manera de considerar el asunto.
Con la esperanza de estimular al lector profano a introducirse
en el estudio necesariamente impersonal y minucioso a que está
dedicado este libro, le ofrecemos, a guisa de preliminar, una rá-
pida visión panorámica bajo el epígrafe, "La trayectoria Institu-
cional y sus orientadores", que hemos querido animar con las
semblanzas de quienes más derecho tienen a ser recordados, en
virtud de la tarea que les correspondió en la construcción de la
nacionalidad, desde el pimto de vista, en que nos colocamos.
7
8 ADVERTENCIA
El lector hallará en los capítulos siguientes la justificación de
ese recuerdo inicial, aunque no siempre es fácil descubrir en las
instituciones el sello inequívoco de sus -forjadores, ni en el co?n-
I
plejo social de la cultura la. huella personal de sus verdaderos LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL Y SUS
héroes epónimos. ORIENTADORES
El proceso dialéctico: revolución y contrarrevolución
DENTRO del panorama histórico universal, los pueblos americanos
disfrutan de un raro privilegio. Se puede hablar de ellos como
si fuesen protagonistas de un poema épico, cuya acción consiste
en la realización, más ó menos accidentada, pero necesaria, de un
alto ideal de perfección humana.
Son los únicos pueblos del mundo en los cuales el progreso,
incluso el de carácter más revolucionario, en vez de ser rectifi-
cación es ratificación, reiteración y continuidad. Nacen a la
Historia como una afirmación de principios éticos, y adquieren
personalidad en virtud de esos principios, y en el momento mis-
mo de empezar a aplicarlos o de luchar por su aplicación.
A diferencia de las patrias asiáticas o europeas, de lenta y
ruda formación aluviónica, se podría decir que las patrias ame-
ricanas son de formación volcánica. En vez de elaborarse en
un largo proceso de sedimentación, en que la costumbre adquiere
inevitable gesto de mecanicidad, constituyen algo así como una
creación espiritual, deliberada y voluntaria, de un grupo humano
que se extiende a sí mismo su partida de nacimiento, y formula
su programa de existencia en un lenguaje elástico y compren-
sivo. Para ellos fue punto de partida, en 1810, la Declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano, lo que era punto de lle-
gada para los europeos.
A Esteban Echeverría corresponde el mérito de haber con-
cebido así la historia americana en general y la historia argentina
en particular. Interpretó a esta última como un proceso dialéc-
tico, íntegramente regido por el espíritu de la Revolución de
Mayo, de suerte que todo sucede en función de la Revolución,
en favor o en contra de ella.1
Contemplada desde ese ángulo, la historia argentina logra una
simplicidad lineal que permite seguir su dramático desarrollo y
prever su desenlace sin riesgo de equivocarse en lo fundamental,

*>'
10 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN 11
por muchos que sean los yerros en la apreciación de los detalles, ésa es la manera natural de juzgarla, porque ser neutral supone
"La historia, que no es más que la manifestación exterior de la
ser indiferente, y la indiferencia es falta de sensibilidad y de com-
vida de un pueblo —dice Echeverría—, tiene también su lógica
prensión. "En el destino de la humanidad —dice Berdiaeff—, he
inflexible, su ley providencial y necesaria. Los que niegan o des-
de llegar a situar mi propio'destino, como también he de reco-
conocen esa ley, son los que apostatan, los que se fatigan pronto
nocer en ese destino mío un destino histórico." Por su parte,
y pierden la esperanza, los que se resignan a entregar su cabeza
afirma Paul Valéry: "El carácter real de la Historia consiste en
al cuchillo de la tiranía y quisieran comprásemos la paz aun al
participar en ella misma. La idea del pasado no adquiere sentido
precio del deshonor y la infamia; pero los que están penetrados
ni constituye un valor sino para el hombre que encuentra en sí
de su existencia, jamás se desalientan ni transigen, y combaten o
mismo la pasión del porvenir."
mueren guardando su fe viva en el triunfo completo de la Re-
Claro está que las instituciones nacen de la entraña misma
volución de Mayo."
de la sociedad y reconocen su fuerza inicial en un impulso bio-
Según Echeverría, de lo que se trata es de realizar el pensa- lógico primario, de naturaleza económica, pero tal circunstancia
miento de la Revolución, para lo cual "debemos buscar en la puede explicar el punto de partida, no el de llegada.
tradición de Mayo los principios engendradores de nuestro credo Una historia institucional ofrece la ventaja de contemplar el
social", porque "somos independientes, pero no libres. Los bra- proceso histórico desde el punto de vista de sus efectos, no de
zos de la España no nos oprimen, pero sus tradiciones nos abru- sus causas. Es así "la aventura del hombre" —como la llama F. C.
man. De las entrañas de la anarquía nació la contrarrevolución". Happold—, juzgada por el resultado de sus esfuerzos, por el saldo
Y "la contrarrevolución no es más que la agonía lenta de su positivo de su empresa, o si se quiere de su "hazaña", que, para
siglo caduco, de las tradiciones retrógradas del antiguo régimen, Croce, es "hazaña de la libertad".
de ideas que tuvieron ya completa vida en la historia". "Nuestra La historia argentina, cuya acción hemos de seguir en estas
vida y la de la patria empiezan en Mayo. Ligar nuestros tra- páginas a través de su aspecto institucional, se nos presenta como
bajos al pensamiento de Mayo, será continuar la obra de la revo- una marcha efectuada por etapas, a partir de la Revolución de
lución, es decir, completarla y perfeccionarla según sus pasos, y Mayo, y podemos seguirla hasta la definitiva organización cons-
progresar, que es lo que constituye la vida. La única tradición titucional, asignando a cada una de esas etapas un espíritu, y
legítima para nosotros y la única que debemos adoptar es la de concretando ese espíritu en un arquetipo.
Mayo, porque de ella nace la fuente de nuestra vida social, y Claro está que no pretendemos abarcarlo todo, en cuanto al
porque su pensamiento no es más que el resultado remoto del mo- significado de los sucesos o a la acción de los protagonistas. Nos
vimiento emancipador de la humanidad iniciado en el siglo xv, basta la caracterización aproximada, por medio del rasgo más sa-
y que continúa todavía. liente, y se nos ocurre hacer la enumeración y calificación en la
"Como antes de Mayo no teníamos patria, para saber lo que siguiente forma:
es la patria era preciso retroceder a la tradición de Mayo, y to- El espíritu emancipador: Mariano Moreno.
marla corno punto de partida. El espíritu organizador: Bernardino Rivadavia.
"La Revolución marcha, pero con grillos. A la joven genera- El espíritu contrarrevolucionario: Juan Manuel de Rosas.
ción toca despedazarlos y conquistar la gloria de la iniciativa en El espíritu iniciador: Esteban Echeverría.
la, grande obra de la emancipación del espíritu americano, que El espíritu ordenador: Juan Bautista Alberdi.
se resume en estos dos problemas: emancipación política y eman- El espíritu animador: Domingo Faustino Sarmiento.
cipación social."
El espíritu realizador: Bartolomé Mitre.
Así es la historia argentina, contemplada no por un especta- Así se desarrolla este proceso, orientado hacia el polo posi-
dor sino por un protagonista, y acaso debamos reconocer que tivo por la aguja imantada de la Revolución. Eso no impide la
12 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL BERNARDINO RIVADAVIA 13
interferencia dialéctica de un espíritu negativo o adverso, al que en la acción revolucionaria, y se notará, con cierta sorpresa, la
podemos llamar contrarrevolucionario, y cuyo arquetipo es Juan ausencia del pensamiento de Moreno y de Rivadavia, a los que
Manuel de Rosas. tocó luego imprimir dirección a la obra emancipadora y construc-
tiva de la nueva nacionalidad.
Mientras el movimiento emancipador pugnaba por triunfar,
Paradojas de la acción revolucionaria
los hombres de la Revolución actuaron en equipo, sin necesidad
Es evidente que la Revolución fue la obra de un grupo forma- de un jefe organizador y director. Pero, después de lograda su
do por hombres de diversas profesiones y de distinto desarrollo finalidad inmediata, surgió la necesidad de una dirección intelec-
intelectual, pero cuya homogeneidad se hallaba configurada por tual, capaz de concretar los principios consagrados, ya no para
un ideal común, relativo a la emancipación americana. desprenderse de la antigua madre-patria, sino para fijar el rum-
La actuación de los patriotas durante la semana de Mayo re- bo de la patria nueva y conducirla hacia su propio destino.
vela y demuestra que aquellos hombres eran movidos por un
mismo sentimiento y estaban guiados por un mismo propósito. El espíritu emancipador: Mariano Moreno
De todo eso puede inferirse que en el momento de la Revolución
de Mayo tenían, también, las mismas ideas acerca del problema Esa fue la misión de Mariano Moreno, y pudo realizarla des-
vasto y complejo abarcado por una nueva concepción de la vida. de el gobierno, al que imprimió el sello inconfundible de su per-
La verdad es que en la acción del conjunto sorprenden, por sonalidad revolucionaria, en la auténtica acepción del vocablo.
inesperadas, las notas más agudas del espíritu revolucionario a En páginas que siguen se encontrará el gesto vigoroso y enér-
cargo de quienes no eran ni los más jóvenes ni los de mayor vo- gico, aunque lamentablemente breve, con que Mariano Moreno
cación orientada hacia lo político-social. Cornelio de Saavedra, trazó la figura espiritual de la Revolución de Mayo, con tan
por ejemplo, el de más edad entre ellos, y militar por añadi- definitiva eficacia que, para nosotros, como para Echeverría, la
dura, moderado y hasta conservador, es el que formula el voto patria misma se halla esencialmente contenida en él.
más avanzado en el Cabildo abierto del 22 de mayo. Castelli, el tribuno, tuvo una visión tan amplia como la suya,
Es que nadie actuaba allí de un modo individual o particular. pero quedó comprendido en la órbita de su influjo, y resultó
Se trataba de una verdadera generación histórica, con una mi- polarizado y absorbido por él en la función gubernativa.
sión perfectamente definida, en donde el ideal —sentimiento e Es verdad también que Bernardo Monteagudo logró algu-
idea— estaba al alcance de todos y pertenecía a todos en común. nas veces expresar, con mayor destreza y elegancia que Moreno,
Eso explica la armonía del conjunto en el proceso revoluciona- los principios proclamados y sostenidos por éste, pero no pode-
rio, durante la semana de mayo, y también la disciplina espontá- mos asignarle otro papel que el de discípulo y continuador de
nea y la destreza que dieron eficacia al movimiento emancipador. aquél a quien la fatalidad quiso eliminar, acaso para asegurar la
Entre los miembros del Cabildo abierto que figuran como inmortalidad de su triunfo.
personajes sin relieve particular, semejantes a otros muchos, en-
contramos a Mariano Moreno y a Bernardino Rivadavia. Ambos El espíritu organizador: 'Bernardino Rivadavia
parecen ir a la zaga de otros patriotas que, por su edad, su pro-
fesión o su carácter, estaban destinados a convertirse en fuerzas A poca distancia de Mariano Moreno, encontramos a Ber-
conservadoras, después de realizada la Revolución, nardino Rivadavia esforzándose por arquitecturar la nueva nacio-
En el examen que haremos luego de los votos emitidos en el nalidad. Del mismo modo que la obra del primero fue contenido
Cabildo abierto, se podrá observar la paradoja de que las expre- y esencia de las futuras instituciones, la del segundo fue la es-
siones más moderadas corresponden a quienes menos lo fueron tructuración que juzgó adecuada a ese contenido.
14 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL
JUAN MANUEL DE ROSAS 15
No hemos de parar nuestra atención en las veleidades mo-
nárquicas que un sentido realista de la política —con que los jiomía propia al continente hispanoamericano en la historia insti-
medios suelen apartarse circunstancialmente de los fines— acon- tucional de la humanidad.
sejó a Rivadavia que tratase de adecuar el ritmo de nuestra vida Una correcta apreciación y una justa valoración del conte-
institucional con el de Europa, en plena restauración y bajo el nido social, franco y explícito, que podemos encontrar en la re-
forma agraria de Rivadavia, autorizan a calificar esta empresa
influjo dominador de la Santa Alianza. Otros beneméritos pa-
triotas las padecieron como él y fueron derrotados por la masa suya como la más revolucionaria de todo el siglo xix, por tener
la virtud de ir derechamente al fondo mismo del problema que
rural o semirrural, guiada certeramente por su intuición demo-
crática. tratan de resolver todas las innovaciones de carácter político-
económico. Sin ninguna clase de propaganda proselitista, sin
El pensamiento de Rivadavia se identificó con su acción hasta
ninguna preparación del ambiente, el Presidente Rivadavia ob-
el punto de que encontramos en él la genuina personificación del
tuvo, en 1826, que el Congreso nacional sancionara su Ley de
hombre de Estado. No fue escritor ni orador, pero sus ideas o,
Enfiteusis, expresando, por el vehículo autorizado y responsable
mejor dicho, sus directivas, afloran siempre, desde 1812 hasta
1827, y se concretan en actos de gobierno, unas veces como de sus ministros Agüero y Gómez, una opinión y una voluntad de
obra legislativa, otras corno actitud ejecutiva y, finalmente, transformación social más profundamente revolucionaria que
como estructura constitucional, en 1826. aquella que hizo de los Gracos, en la República Romana, los
Algo faltó, sin duda, a Bernardino Rivadavia, y fue la sensi- abanderados de un ideal redentor.
bilidad política indispensable para captar el anhelo de la masa Con un poco de levadura demagógica, proyectada por la pro-
popular de su tiempo, y muy especialmente de la masa campesina, paganda a la masa popular, el pensamiento de Rivadavia se ha-
que en las provincias era fortalecida por la pujanza rebelde de bría impuesto en esta parte de América y se habría extendido
sus caudillos, cristalizada en la forma federativa de gobierno. con éxito a todo el resto del continente, más preparado y mejor
A eso se debió la frustración inevitable de su colosal esfuerzo predispuesto a su aplicación por la proporción infinitamente ma-
para organizar la República y de su formidable empresa guber- yor de población indígena, con su tradición y costumbres colec-
nativa, absorbente desde el desempeño de cualquier cargo o fun- tivas o comunitarias aun hoy no desarraigadas.
ción pública. Es necesario tener presente que, en la época de Rivadavia, la
Rivadavia, el hombre de Estado por excelencia, buscó siem- mayor parte del territorio argentino carecía de propietario par-
pre la función ejecutiva, y no le interesó otra manera de expresar ticular, y habría pasado a ser propiedad social, en su condición
sus opiniones que la voluntad concreta de su realización. A dife- de tierra pública adjudicable al verdadero productor en la me-
rencia de Moreno y de Monteagudo, prescindió del periodismo dida de su posible aprovechamiento y en beneficio del interés
y se despreocupó de la difusión proseíitista de sus ideas; a dife- común. No hay que olvidar que Rivadavia proclamó, en pleno
rencia de Castelli, eludió los riesgos de toda imprudente actitud auge del liberalismo económico, el principio de que la tierra per-
tribunicia.
tenecía a la comunidad y de que sólo el Estado podía disponer
Acaso sea imputable a esa despreocupación, que se tradujo
de ella como verdadero y único propietario.
en permanente falta de contacto con la masa popular, el fracaso
de su idea más original y de su visión más audaz, como fue la
que puso de manifiesto en su Ley de Enfiteusis. El espíritu contrarrevohicionctrio: Juan Manuel de Rosas
Si a sus aptitudes de gobernante hubiese sumado las del líder
' Los elementos dialécticos con que Esteban Echeverría cons-
popular o, simplemente, las del caudillo, su teoría acerca de la
truyó su visión de la historia argentina no son claramente iden-
propiedad de la tierra y su reforma agraria hubiesen dado fiso-
tificables en la lucha interna que dividió a la población del país
LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL • ESTEBAN ECHEVERRÍA 17
16
mos estudiar, una herencia de abusos que hemos de extirpar, y un nudo
a raíz de sancionarse, en 1819, la primera Constitución, mediante de intereses bastardos que hemos de desatar sin cortar, por más que se pre-
la cual se instituía la forma unitaria de gobierno, tenda escudarlos con la teoría de los hechos consumados y la solidaridad
No es posible ubicar con exactitud la revolución ni la contra- del pueblo y de la tiranía. Si así no fuese, debiéramos renegar del por-
rrevolución en las filas de uno o de otro partido, porque los venir de la patria.2
acontecimientos desviaron la marcha del proceso hacia problemas
laterales, agravados por los intereses en colisión. El espíritu iniciador: Esteban Echeverría
Hasta en 1835, la presencia de Rosas en el gobierno de Bue-
nos Aires define, para los "federales", una posición contrarre- Esteban Echeverría fue el iniciador de toda una generación
volucionaria que no es posible encontrar en la doctrina utilizada cuyas inquietudes empezaron a concretarse poco después de co-
por ellos como bandera, y que, en los debates del Congreso de menzar la dictadura y que, en 1838, daba su finito perdurable en
1826 representó, con Manuel Borrego y con Manuel Moreno, una las páginas del Dogma Socialista de Mayo, al que llamaron "nues-
fiel interpretación del espíritu de la Revolución de Mayo, no tro código" los que formaron "La Joven Argentina".
obstante la influencia foránea que desde los Estados Unidos im- A esta generación pertenecieron los cuatro últimos arque-
pregnaba la actitud del primero y su posición de combate frente tipos que hemos señalado más arriba, como representativos de las
al unitarismo de Rivadavia. diversas formas de manifestación que adoptó la voluntad histó-
Desde 1835 hasta 1852, lo "federal" se identifica con lo con- rica argentina durante la dictadura y después de ella.
trarrevolucionario, porque nada hay más contrario a los princi- Llamamos a Echeverría "el iniciador", empleando el califica-
pios de la Revolución, expuestos por Mariano Moreno, que la tivo que sirvió de nombre al periódico juvenil que en 1838 fue
tiranía o el privilegio monopolista que caracterizan al gobierno vehículo de las nuevas ideas en la ciudad de Montevideo, Aun-
de Rosas; pero la verdad es que la Revolución no se continuó, que muchas veces se ha discutido a Echeverría sus méritos de
tampoco, del todo, en la actitud de los unitarios. La resistencia precursor y dirigente intelectual de todo el grupo de esa nueva
a Rosas la sostuvieron hombres de ambos partidos en lucha, uni- generación, no es posible, ya, negarle tal carácter, reconocido
dos por la misma enemistad contra la dictadura, y a ellos se por sus propios compañeros, y especialmente por Alberdi a quien
agregaron muchos sin partido y los jóvenes que en Montevideo se atribuía preponderancia.3
constituyeron la Asociación de Mayo tratando de superar la con- Además, de todos los miembros de esa generación histórica,
Echeverría es quien definió mejor una posición ideológica avan-
tienda partidista.
zada en materia social, entroncando tal aspiración de justicia con
Bartolomé Mitre, uno de aquellos jóvenes, escribía mucho
los propósitos iniciales de la Revolución de Mayo.
más tarde —en 1857—, las palabras siguientes:
Sean cuales fueren las corrientes intelectuales europeas y los
Se dice que la tiranía de Rosas vaciando en su molde a dos generacio- escritores que hallaron eco en la obra de Esteban Echeverría,
nes, inoculó en ellas sus vicios, el vicio de degollar, el vicio de confiscar, fuerza es reconocer a éste su condición de líder de un socialismo
el vicio de falsear el sentido moral, y que ésta es la sociedad en que vivi- que ya empezaba a dejar de ser utópico, asentado sobre algunos
mos y con la cual gobernamos. Pero se olvida que la resistencia a la tiranía
inoculó mayores virtudes en esas dos generaciones: la virtud del heroísmo,
principios fundamentales que sirvieron para dar su fisonomía pro-
del sacrificio generoso de la vida, del entusiasmo sagrado por la libertad, del pia al socialismo científico que Marx y Engels enunciaron en el
respeto por la dignidad humana, de la fortaleza en el infortunio, de la re- Manifiesto de 1848.
ligión del deber, del culto de las tradiciones de Mayo, y del honor contra En Echeverría es casi un leít motiv el problema de una jus-
toda opresión o toda violencia... Podemos, pues, decir con razón: la ticia social que, sin alterar la estructura económica existente,
resistencia a Rosas no es un hecho aislado, es una época, y esa época es
la que se continúa. La tiranía de Rosas fue un hecho aislado, y ese hecho
tiende .a suprimir la desigualdad de clases, resolviendo los pro-
anormal ha sido vencido y sólo queda de él una terrible lección que debe- blemas del trabajo.
18 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO 19
No es posible exigir más en 1838, si bien podríamos lamentar Argentina un Poder Ejecutivo fuerte, que constituye la causa
que Echeverría, intérprete y continuador de Moreno y de Ri- principal de los males políticos que la afligen desde 1853.
vadavia, haya prescindido de las ideas de este último acerca de En muchas oportunidades hemos hecho y haremos resaltar
la propiedad de la tierra. En cambio, otro joven de esa genera- los méritos extraordinarios de Juan Bautista Alberdi, quien tantas
ción, Andrés Lamas, asumió el papel de campeón de las ideas veces dijo las palabras más sabias que se hayan dicho en nuestro
rivadavianas en materia agraria. país acerca de innumerables problemas institucionales, y que, en
Echeverría habló de la democracia en términos no superados su libro El crimen de la guerra, alcanzó un valor universal
todavía hoy. Dijo: "La democracia no es una forma de go- no igualado en su tiempo, pero creemos rendir cumplido home-
bierno, sino la esencia misma de todos los gobiernos republica- naje a esos méritos, al señalar también los errores en que a nues-
nos o instituidos por todos para el bien de la comunidad o de la tro juicio incurrió.
asociación", y lo subrayó con esta afirmación definitiva: "La de-
mocracia es el régimen de la libertad, fundado sobre la igualdad El espíritu animador: Domingo Faustino Sarmiento
de clases." Contemporáneo de Echeverría y Alberdi, Sarmiento fue el
El espíritu ordenador: Juan Bautista Alberdi divulgador y el animador de la cultura y de la civilización en
esta parte de América. Su noble tarea, acaso la más difícil, fue
Todos los principios y las doctrinas que formaron el ideario dar contenido vivo a las instituciones políticas y jurídicas, que él
de La Joven Argentina y de la Asociación de Mayo, en que se interpretó a su manera y de acuerdo con la realidad de su tiempo.
agruparon sucesivamente los hombres de aquella generación, en- Campeón de la instrucción pública desde el comienzo hasta el
contraron en Juan Bautista Alberdi el sistematizador y el orde- fin de sus días, y propulsor de todas las formas del progreso, fue,
nador necesario para incorporarse a la vida institucional del país. también, guía y ejemplo de conducta cívica, tan necesaria para
Sin embargo, debemos señalar una excepción. La sensibilidad de la formación moral de un pueblo que debía conquistar la ple-
Alberdi no supo captar las abundantes sugerencias de Echeverría nitud de su ciudadanía en la paz y en el trabajo.
acerca del problema social, que se hallan reflejadas en la obra de Tanto sus palabras como sus acciones fueron fermento y es-
algunos otros miembros de la Asociación de Mayo. Sus estudios tímulo para la formación de una conciencia individual y colecti-
sociológicos y económicos prescinden del problema de la distri- va pujante, optimista y responsable, y nadie como él contribuyó
bución de la riqueza socialmente producida, del privilegio y del a elaborar un sentimiento nacional de seguridad y de confianza
monopolio privado, y descuidan los derechos del trabajo. Su pro- en los destinos de la patria.
yecto de constitución consagra un exaj erado individualismo de Obraba por persuasión intelectual, mediante una prédica in-
la propiedad, en que se apoya el capitalismo, y ni siquiera reco- fatigable de sembrador, pero su mayor eficacia provenía del con-
ge la lección contenida en el Estatuto Provisional de 1815 que tagio poderoso de su fe, de su entusiasmo y de su ejemplo, derra-
consignaba, entre los deberes del cuerpo social, el de "Aliviar la mados con eufórica prodigalidad.
miseria y la desgracia de los ciudadanos, proporcionándoles los Fue un hombre ubicado con inexplicable exactitud en el pre-
medios de prosperar e instruirse". sente que le tocó vivir; por eso su laboriosa vida fue constructiva
Es evidente que en el proceso histórico de la vida argentina, de futuro. El pasado era en él tierno recuerdo o argumento de
Alberdi, el ordenador, es responsable de haber desviado las ins- fuerte lógica vital; jamás un culto. La historia, en vez de pre-
tituciones políticas de la línea social en que las había colocado sentársele como consagración de hechos consumados, era lección
sucesivamente el esfuerzo intelectual de Mariano Moreno, de de cosas y, en todo caso, incitación o estímulo aprovechable por
Bernardino Rivadavia y de Esteban Echeverría. Además, es jus- la naturaleza optimista de su organismo poderoso.
ticia formularle el reproche de haber creado para la República No fue un ideólogo, pero sí un idealista empírico. Carecía
BARTOLOME MITRE 21
20 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL
rales o secundarios, Mitre empeñó todo su esfuerzo, abnegada-
de un sistema de ideas, pero tenía un plan de trabajo o, mejor
mente, en la realización de aquel ideal de mayo que con tanta
aún, iba elaborando una serie de proyectos que, vistos a la dis-
tenacidad y elocuencia Echeverría había logrado presentar como
tancia y a lo largo de su actuación, ofrecen la continuidad de
k suma armoniosa de las aspiraciones americanas.
un plan, aunque trazado a •posterior}. Sus ideas fueron siempre
Mitre condensó, unificó y condujo las más diversas y hasta
caminos para la acción. contradictorias fuerzas sociales gestadas tumultuosamente en el
Frente a ideólogos cuyos sistemas no llegaron a concretarse
desorden de la guerra civil. Aplacó los odios y los resentimien-
en la vida, como Rivadavia o Echeverría, Sarmiento representa la
vida misma que cuaja en algunas ideas simples, claras, realizables. tos; moderó los impulsos separatistas y disolventes; justipreció
las acciones y las intenciones; sobrepuso el interés común en la
En eso se parece mucho a Lincoln. No en vano lo adoptó como
nación al de las provincias y al de los partidos, y consiguió, así,
maestro del carácter y de la conducta para la realización de una
formar un haz de voluntades incontrastables. Con ellas se llevó
obra constructiva, tan necesaria aquí como lo había sido en el
a cabo la unidad nacional.
Norte. En la materia institucional que nos ocupa, Mitre ha dejado
Vida dialéctica, aun más que dramática, la suya. Caos y gé-
profundas e inconfundibles huellas. En sus palabras de legislador
nesis, al mismo tiempo. Reúne, entremezcla, bate y ordena los
o de tribuno podemos encontrar todavía las mejores lecciones
elementos primarios de naturaleza y de humanidad, tan presentes
del derecho constitucional argentino, y hasta le pertenece la glo-
en su temperamento genuinamente americano.
ria de haber señalado y condenado, como una calamidad, el mili-
En este país del clásico "acomodo", Sarmiento no se "aco-
tarismo y toda ingerencia del ejército en la vida civil de los
modó" jamás. Su transigencia mínima y excepcional se redujo
pueblos.
a concesiones formales, cuya finalidad visible consistía en poder
. Entre los méritos de Bartolomé Mitre —historiador magistral
hacer algo útil. Con tal de hacer, abandonaba toda posición o
recordado con frecuencia en estas páginas— no es el menor, sin
actitud ideológica. duda, el de haber tenido en sus manos un poder inmenso sin abu-
En Sarmiento nos interesa el hombre de acción; el construc-
sar de él, y utilizarlo para tratar de hacer imposible el despotismo.
tor intelectual. No podemos verlo como arquitecto, sino como
Mitre es el primer constitucionalista argentino, y por mucho
constructor, en plena labor manual, vigorosa e intensa, de quien
pone febrilmente un ladrillo sobre otro en un edificio que era tiempo el único, que negó legitimidad a la ley marcial, excluida
por el estado de sitio. Fijó la verdadera naturaleza y alcance del
necesario "y urgente levantar, para bien de todos.
estado de sitio a fin de que no se convirtiese en la justificación
de la dictadura, y apostrofó al despotismo con palabras que hoy,
El espíritu realizador: Bartolomé Mitre más que nunca, merecen ser escuchadas con respeto.
Junto a la de él, la figura de Bartolomé Mitre, el único mili- El mejor homenaje que podemos rendirle es consignar aquí su
tar entre los siete arquetipos escogidos, resalta su serenidad pa- pensamiento rector, en breves párrafos entresacados de su pro-
triarcal y su tolerancia. Era el otro extremo de la misma volun- fusa obra escrita, porque en ellos nos deja un legado, aún no
recibido ni incorporado definitivamente a nuestra vida orgánica
tad constructiva. como nación.
En Mitre volvemos a encontrar al hombre de Estado, que
Decía Mitre:
antes había personificado Rivadavia. Sus acciones cómo militar,
su obra de legislador y de escritor perfilan siempre al estadista La dictadura puede justificarse por el interés de todos, legitimarse por
que hay en él y también al ciudadano ejemplar. la necesidad, y glorificarse por el peligro; pero cuando carece de estas
Reposado, sin inquietudes ni urgencias, sin apasionamientos condiciones, es una usurpación injustificable de parte del que la inviste,
y una abdicación cobarde de parte del que la otorga.
ni ofuscaciones, sin sentirse atraído o solicitado por motivos late-
22 LA TRAYECTORIA INSTITUCIONAL BARTOLOMÉ MITRE 23
Poder irresponsable es aquel que no tiene contrapeso, ni obligación de El militarismo como hecho, o es el pretorianismo brutal, o es el despo-
dar cuenta a nadie de sus acciones, ni autoridad superior a él que pueda tismo militar bajo la férula de una espada, o es el gobierno de la fuerza
fiscalizarlas. armada en equilibrio en la punta de una bayoneta.
Poder despótico es todo poder especial establecido fuera de las condi- Como tendencia, es la propensión a gobernar con el ejército, en vez
ciones del derecho natural o escrito y que, por consecuencia, no tiene de gobernar con la opinión pública y con la legalidad, fiando más en la
ley ni regla alguna a que ajustarse. fuerza de las armas que en la del derecho, y puede también ser la paz ar-
Basta que un poder se halle en cualesquiera de estas condiciones, para mada cuando se complica con objetivos de política interna.
ser calificado de despótico, aunque no haga uso de las facultades de que En el orden interno de las naciones, gobernar con el ejército es hacer
está investido. al ejército arbitro del gobierno. Puede lo mismo servir al gobernante,
que volverse contra él, sirviendo siempre la fuerza nativa de los pueblos.
Su aspiración a la pureza del sufragio y su repugnancia por Al fin, este sistema, si tal puede llamarse, se resuelve en la política de
el fraude están de manifiesto en estas palabras: cuartel, que acaba en un momento de desconfianza, como la dictadura
de Latorre, o se descompone en la anarquía militar, como el gobierno de
Debo declarar con la misma humildad y con el mismo orgullo, y en Daza.
homenaje a vuestros nobles esfuerzos, que si yo creyera que en el fondo La fuerza pública que se aplica a las combinaciones de la política in-
de la urna que me proclamase presidente de la República había un solo terna, falseando las instituciones, y que se disipa en el goce estéril del
voto falso, declinaría el alto honor de presidir los destinos del pueblo ar- gobierno de la fuerza, puede paralizar la acción de un pueblo; pero a la
gentino, porque el que busca o acepta el gobierno de un pueblo libre vez que destempla el espíritu nacional, enerva el espíritu militar, que
por medios indignos, no es digno de gobernarlo. constituye el alma de los ejércitos en un pueblo libre.
Un ejército permanente, como institución, será tanto más rigoroso en
Acerca de la ley marcial, afirmó de un modo rotundo: su constitución cuanto menos influya en la política, y cuanto más campo
La ley marcial o, lo que es lo mismo, el Código Militar, o la compe- de acción deje al gobierno de la ley y a la dilatación del espíritu público
que lo penetre y vivifique.
tencia de los tribunales militares aplicada a los delitos comunes, con ex-
clusión de las leyes y de los jueces ordinarios o naturales, no es institución
de pueblos libres. Puede imperar como un hecho en un momento supre-
mo, pero no es un derecho. Nuestra Constitución, al asimilar a la plaza
sitiada el punto donde se declarase el estado de sitio, ha determinado las
facultades de que únicamente puede usarse, sin alterar las leyes ni las ju-
risdicciones en cuanto a las personas. El estado de sitio es la negación
expresa de la ley marcial. Los que quieren aclimatar entre nosotros la
ley marcial olvidan nuestra Constitución, desconocen la naturaleza de
esa lev y no recuerdan los antecedentes del pueblo en que se pretende
introducir.
Precisó el concepto de estado de sitio con estas palabras:
El estado de sitio es una facultad constitucional, dada por el pueblo al
gobierno para proteger al pueblo y no para oprimirlo; que tiene su ley,
su límite y su alta filosofía, como todas las disposiciones constitucionales.
Los que bajo el antifaz de atacar la licencia y defender el orden pre-
dican la libertad ilimitada de los gobiernos, y sostienen que el estado de
sitio autoriza al gobernante a hacer "lo que le dé la gana", necesitan ma-
tar la libertad de la prensa, para que la voz de la razón no encuentre
eco, como el que apaga las luces para cometer un delito.
No obstante ser militar, condenó al militarismo con singular
energía y clara conciencia democrática:

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