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Este documento presenta un resumen de las ideas del físico David Bohm sobre la naturaleza de la realidad. Bohm proponía que la realidad es una totalidad múltiplemente conectada en continuo cambio, con un substrato interno que la sustenta y unifica. Este orden explicado carece de razón suficiente y es contingente, mientras que se supone la existencia de un orden subyacente no fragmentado. Bohm sugiere que se necesita un nuevo concepto de orden, como el orden implicado, que supere las nociones de espacio y tiempo y conciba
Este documento presenta un resumen de las ideas del físico David Bohm sobre la naturaleza de la realidad. Bohm proponía que la realidad es una totalidad múltiplemente conectada en continuo cambio, con un substrato interno que la sustenta y unifica. Este orden explicado carece de razón suficiente y es contingente, mientras que se supone la existencia de un orden subyacente no fragmentado. Bohm sugiere que se necesita un nuevo concepto de orden, como el orden implicado, que supere las nociones de espacio y tiempo y conciba
Este documento presenta un resumen de las ideas del físico David Bohm sobre la naturaleza de la realidad. Bohm proponía que la realidad es una totalidad múltiplemente conectada en continuo cambio, con un substrato interno que la sustenta y unifica. Este orden explicado carece de razón suficiente y es contingente, mientras que se supone la existencia de un orden subyacente no fragmentado. Bohm sugiere que se necesita un nuevo concepto de orden, como el orden implicado, que supere las nociones de espacio y tiempo y conciba
(nombre de la carrera) Bucaramanga – Santander 2018 Encabezado: Ensayo Ciencia, orden y creatividad. pág. 2 No supone desde luego ninguna novedad afirmar que la constitución de la física como una ciencia, en oposición al viejo aristotélico, tiene lugar sobre la base de una concepción mecánica de la naturaleza. La máquina reemplaza al organismo vivo en cuanto analogía válida en el estudio del mundo natural, y con ello se da paso a una característica fundamental consistente en la prioridad indiscutible de lo manifiesto, de lo externo, de lo extenso frente a cualquier forma de existencia que suponga ocultación a nuestros sentidos. La condición primera de posibilidad de un conocimiento físico objetivo radica en la aparición de las cosas ante los sentidos, en su exposición frente a un sujeto en tanto que seres diferentes entre sí, lo que a su vez remite al único criterio diferenciador, la localización espacial. El fundamento de la objetividad es la exterioridad, la existencia externa, la cosa extensa, en último término el espacio. Puede, por tanto, que el horizonte especulativo que da lugar a la aparición del paradigma mecánico es el horizonte de lo espacial. Mecanicismo y exterioridad se revelan como términos inseparables, de forma que toda hipotética realidad no sostenible a las condiciones del espacio, quedará claramente fuera de toda posibilidad de conocimiento científico, tal como estipuló de modo ejemplar Descartes. Es indudable que estos supuestos han calado tan hondo en nuestra cultura científica, que difícilmente negaría nadie el carácter indisociable de la pareja ciencia- observabilidad. Toda forma de saber sobre realidades ocultas a la observación, no-espaciales, internas, queda para místicos y parapsicólogos, no para científicos dignos de tal nombre. pues bien, partiendo de estas premisas, que reconocer enormemente provocadoras que resultan las ideas del prestigioso físico, recientemente desaparecido, David Bohm. Este ilustre científico, antiguo La característica fundamental del pensamiento de Bohm es la unidad múltiplemente conexa de la realidad. El mundo físico posee una estructura dinámica que produce la enorme diversidad de seres y fenómenos que constatamos por los sentidos. Es un sistema plural en continuo cambio que, sin embargo, goza de un substrato interno que lo sustenta, rige y unifica. El conjunto de fenómenos físicos, biológicos y psíquicos que acontecen en la realidad sensible y perceptible conforman el orden explicado de Bohm. Es la realidad temporal que los físicos describen mediante cuatro interacciones fundamentales. Por tanto, el orden explicado está constituido por el conjunto de sucesos susceptibles de comprobación experimental por alguna disciplina científica. Encabezado: Ensayo Ciencia, orden y creatividad. pág. 3 Este orden explicado carece en sí mismo de una razón suficiente de ser. Se trata de un orden contingente de la realidad que, sometido a las leyes de causa-efecto, no puede últimamente explicarse a sí mismo. Es una realidad dada y limitada por su dimensional dad temporal. Hablamos del continuo devenir donde se han dado la materia física, la vida y el psiquismo. Se supone que todo lo que importa en la teoría física es el desarrollo de las ecuaciones matemáticas que nos permitan predecir y dirigir el comportamiento de grandes conjuntos estadísticos de partículas. Este propósito no se considera solamente por su utilidad práctica y técnica: más bien ha llegado a darse por supuesto que tal predicción y dirección es todo lo que interesa al conocimiento humano. Ciertamente, esta clase de suposición está de acuerdo con el espíritu general de nuestra época, pero la principal propuesta de este libro es que no podemos prescindir alegremente de tener un concepto global del mundo. Si pretendemos hacerlo así, nos encontraremos con que hemos perdido cualesquiera conceptos del mundo (generalmente inadecuados) que podríamos haber tenido a mano. En efecto, uno se da cuenta de que los físicos no pueden sumergirse precisamente ahora en cálculos de predicción y control: necesitan utilizar imágenes que se basen en cierto tipo de nociones generales acerca de la naturaleza del mundo físico, como las «partículas que son los ladrillos del universo»; pero estas imágenes son ahora enormemente confusas (por ejemplo: estas partículas se mueven discontinuamente y son también ondas). Resumiendo: nos hemos encontrado ante un ejemplo de cuan profunda y acuciante es la necesidad de mantener algún tipo de noción del mundo real en nuestro pensamiento, aunque sea fragmentaria y confusa. Mi sugerencia es que cada etapa del propio orden con el que opera la mente requiere una comprensión global de todo lo que se conoce, no sólo en términos formales, lógicos ni matemáticos, sino también intuitivamente, en imágenes, sensaciones, uso poético del lenguaje, etcétera. (Quizá podríamos decir que esto es lo que relaciona armónicamente el «lóbulo izquierdo» con el «lóbulo derecho».) Esta forma global de pensar no es solamente una fuente caudalosa de nuevas ideas teóricas: la mente humana necesita funcionar por lo general de una manera armoniosa, lo que revertiría en beneficio de una sociedad ordenada y estable. No obstante, como se señala en los primeros capítulos, esto requiere un flujo y desarrollo continuo de nuestras ideas generales acerca del mundo real. Por lo general, estos intentos han sido recibidos por la comunidad de los físicos de un modo más bien confuso, ya que la inmensa mayoría de ellos siente que cualquier concepto general del mundo se debería admitir como una noción «recibida» y «final» acerca de la naturaleza del mundo físico. Encabezado: Ensayo Ciencia, orden y creatividad. pág. 4 Desde el principio, mi postura ha sido la de que nuestras nociones sobre la cosmología y la naturaleza general del mundo físico están en un proceso continuo de desarrollo, y que uno debe comenzar con ideas que sean solamente una especie de mejoras sobre lo que nos ha ido siendo útil hasta ahora, y seguir desde ahí hacia ideas que sean mejores. También este capítulo presenta los problemas, reales y serios, con los que se enfrenta cualquier intento de conseguir una noción consistente de la «realidad mecánico-cuántica», y señala cierta aproximación preliminar a la solución de estos problemas en términos de variables ocultas. En el capítulo quinto se explora una aproximación diferente a los mismos problemas. Es una investigación sobre nuestras nociones básicas de orden. El orden, en su totalidad, no tiene, es evidente, una definición última, en el sentido de que penetra todo lo que nosotros decimos y hacemos (lenguaje, pensamiento, sentimiento, sensación, acción física, las artes, la actividad práctica, etcétera). De todos modos, en la física, el orden básico ha sido, durante siglos, el de la cuadrícula rectilínea cartesiana (ampliada ligeramente en la teoría de la relatividad a una cuadrícula curvilínea). La física ha logrado un enorme desarrollo durante este tiempo; han aparecido muchos rasgos radicalmente nuevos, pero el orden básico ha permanecido sin cambios esenciales. El orden cartesiano es el adecuado para analizar el mundo en partes que existen separadamente (por ejemplo, partículas o elementos de campo). No obstante, en este capítulo vamos a examinar la naturaleza del orden con mayor amplitud y profundidad, y descubriremos que, tanto en la relatividad como en la teoría cuántica, el orden cartesiano plantea serias contradicciones y confusión. Esto es así porque ambas teorías implican una visión de totalidad no fragmentada del universo más que su análisis en partes independientes. Sin embargo, ambas teorías difieren radicalmente, en detalle, en sus nociones del orden. En efecto, en la relatividad, el movimiento es continuo, causalmente determinado y bien definido, mientras que, en la mecánica cuántica, es discontinuo, con causa no determinada y mal definido. Cada teoría se compromete con sus propias nociones de estática esencial y de modos fragmentarios de existencia (la relatividad, con los acontecimientos separados, relacionables por señales, y la mecánica cuántica con un estado cuántico bien definido). Se ve, pues, que hace falta una nueva teoría que deje de lado estos compromisos básicos y recupere algunos rasgos esenciales, los más que pueda, de viejas teorías, como formas abstractas derivadas de una realidad más profunda, en la que lo que prevalece es una totalidad no fragmentada. Encabezado: Ensayo Ciencia, orden y creatividad. pág. 5 En el capítulo sexto vamos más allá; comenzamos un desarrollo más concreto: el de un concepto nuevo del orden que puede resultar apropiado a un universo de totalidad no fragmentada. Se trata del orden implicado o plegado. En el orden implicado, ni el espacio ni el tiempo son ya los factores dominantes para determinar las relaciones de dependencia o independencia de los diferentes elementos. Es posible que exista una relación básica diferente por completo entre los elementos, y que, por ella, nuestras nociones ordinarias del espacio y del tiempo, junto con la de partículas materiales existentes por separado, queden absorbidas en las formas derivadas de este orden más profundo. En efecto, estas nociones ordinarias aparecen en lo que se llama el orden explicado o desplegado, que es una forma especial y particular contenido dentro de la totalidad general de todos los órdenes implicados.