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TEXTO ACADÉMICO
Módulo 5: Filosofía de la Historia
Unidad temática 4:
CONCEPCIONES DEL TIEMPO HISTÓRICO, CRONOLÓGICO Y
ASTRONÓMICO
Bolivia, 2019
OBJETIVOS DE LA UNIDAD TEMÁTICA
Historia y Poder
El poder no es una razón por sí misma. El poder puede inclusive imponer una
verdad en desmedro de lo que parece racional. En consecuencia, lo que
llamamos historia no es otra cosa que la secuencia de un poder tras otro
tratando de administrar e imponer un discurso que aspira a ser el dominante.
Quienes tienen bajo su control los canales de comunicación con mayor
alcance y penetración son los que pueden llegar a imponer incluso una
forma de ser. Obviamente también intervienen en las decisiones de los
sujetos haciéndolas al antojo de las necesidades de los patrocinadores del
discurso. Desde esta perspectiva, la verdad no existe, ya que lo que se
convierte en verdad es lo en una mayor cantidad de veces se repite en la
conciencia. Todo esto contradice la apuesta por los datos y lo dado de los
objetos observados. Realmente no hay hechos, ni de las cosas ni de nosotros
mismos, todo lo que hay son interpretaciones. Entre las interpretaciones hay
poder, por ende quien detenta el poder tendrá mayor capacidad de
imponer su verdad por encima de los demás intérpretes de los
acontecimientos. Así, la meta del poder es gobernar sobre la libertad y la
memoria de los sujetos.
Indudablemente todo esto nos pone frente a una duda repetida tanto sobre
la verdad, la historia y el quehacer humano como afirmación. Entonces, si
tomamos el juego interno de relatos y narrativas queriendo imponerse,
caemos en cuenta que la verdad no es la palabra con mayor razón; más
bien, estamos delante de la confluencia de distintas verdades. Sin embargo,
ya no estamos frente a sujetos en disputa, sino encarando luchas en pos de
imponer las condiciones de verdad. Ahora bien, siempre alguien se impone,
lo que confirma que creamos espacios para hechos.
La Relatividad y el espacio-tiempo
1
Heidegger, ¿Qué es la Metafísica?, 56
materia apenas representa un 4% todo cuanto en el universo existe. Lo
demás, y de lo cual tenemos escasas pistas y muy pequeños aprendizajes,
es lo concerniente a la materia oscura, la energía oscura y la antimateria.
No es que aquello sea la nada, sino realidades que interactúan con la
materia de un modo que todavía no podemos comprender. La primera le
ha dado la forma y contextura actual a nuestras galaxias. La segunda es
responsable de la expansión cada vez más acelerada del universo. Y de la
tercera no entendemos por qué hay tan poca y si la hay en las mismas
proporciones que la materia no sabemos dónde está.
Por tanto, es probable que todo lo que hemos podido inferir de la realidad
deba ser reconsiderado. Al menos, ni la fenomenología ni la hermenéutica
están tomando en cuenta que el alcance de nuestras preguntas está
completamente disminuido si separamos a la filosofía de la física. Hacerlo ya
es una contradicción y pretender explicar a los entes y el ser por fuera de lo
sensible no es más que una revuelta a la metafísica más adusta. Entonces
todo lo que decimos de nuestra autoconciencia y estructura cognoscente
podría ser apenas un relato conveniente y funcional a un determinado
paradigma cultural. Nos guste o no los sentidos nos están ofreciendo una
realidad incompleta y si asumimos ese vacío en nuestro entendimiento
nuestra posición respecto al universo y las condiciones en las que existe la
vida cambian radicalmente. Vivimos en un universo de 13.8 mil millones de
años y parece absurdo que nuestra pregunta más importante sea por el Ser.
Visto objetivamente, la física está respondiendo de manera más satisfactoria
tamaña interrogante.
Einstein inició su descollante carrera como físico teórico con una de las más
célebres ecuaciones: E=mc2. La misma sintetiza la que hoy se considera una
verdad física, la energía se convierte en materia y viceversa. La masa de
cualquier cosa en el universo se transforma en energía, o lo que es lo mismo,
cualquier cosa que tenga energía posee masa. Más tarde, empezó a
estudiar la luz y fue así como llegó a formular su teoría de la relatividad
especial. Una teoría que le permitió entender a la física que el tiempo y el
espacio no apenas están relacionados, sino que son una misma cosa: el
espacio-tiempo. Ahora bien, a pesar de lo revolucionario del planteamiento
la propuesta era aún incompleta. Hasta ese momento su teoría sólo
explicaba el movimiento de un objeto en el espacio tiempo a velocidad
constante y en una sola dirección.
Para llegar a formular su teoría de la relatividad general fue necesario
incorporar a la gravedad en sus fórmulas. Esto le llevó, nada más y nada
menos, a destronar a Newton y proponer una comprensión de la gravedad
completamente nueva. El científico inglés afirmaba que la gravedad era
una fuerza que jalaba a los objetos hacia el suelo. Einstein lo entendió de
otra manera. En los hechos no hay una fuerza que atraiga a los objetos, sino
son los objetos los que distorsionan el espacio-tiempo. Por ejemplo, no es que
el soy esté atrayendo a la tierra con su fuerza de la gravedad, sino es la masa
del sol la que distorsiona el espacio-tiempo doblándolo, como la masa de
nuestro planeta es más pequeña éste gira al rededor del sol empujado por
el espacio (y no atraído por el sol). Esto dio lugar a una nueva teoría de todo
lo que sabíamos del universo.
Desde el Big Bang se estima que han pasado cerca de 13.700 millones de
años. En tanto que, nuestro planeta se formó hace 4.470 millones de años.
Los primeros dinosaurios aparecieron hace tan sólo 200 millones de años y se
calcula que su extinción fue hace unos 65 millones de años. Aunque estos
cálculos pueden variar de uno a otro estudioso, se puede presumir que los
reptiles reinaron el planeta cerca de 140 millones de años. Los homínidos, de
quienes hemos descendido y evolucionado, surgieron hace unos 4 a 8
millones de años. El homo sapiens, especie de la que ha evolucionado el
homo sapiens sapiens, tiene entre 350 mil a 200 mil años en la tierra. De todo
ese tiempo apenas hace 5.500 años se dio lugar a la agricultura y con ella
la escritura compleja.
Con Sartre y Camus vemos las versiones más objetivas y provocativas del
existencialismo. En una apuesta diametralmente opuesta a construir un
pensamiento capaz de darle sentido al Ser, al Mundo y a lo Infinitamente
Otro (Dios); vemos una suerte de apuesta al presente y nada más. Sartre,
ante semejante escenario se juega por libertad. Cada persona tiene la tarea
de emanciparse de todos los condicionamientos que finalmente
condicionan sus acciones. Camus, por su parte, casi de manera semejante
nos previene de una ficción que es vista como un suicidio (filosófico). No es
apenas matarse, para acabar con la existencia y su conciencia; sino
entregarse a los relatos que van a terminar cancelando nuestra conciencia.
Ante la incapacidad de comprender el mundo, la existencia, la vida y la
experiencia del mundo terminamos entregados a sucedáneos que alivian
esta falta de certezas.
Que tiene que ver todo esto con el pensamiento indígena. Kusch y
Estermann han trabajado arduamente respecto a un cuestionamiento de la
pregunta por el ser (patrocinada desde occidente), respecto al acto
contemplativo del estar (en el contexto americano). Desde muchas fuentes
de la filosofía se afirma que es el lenguaje y no otra cosa lo que crea la
realidad. Por eso la filosofía occidental aterriza en la pregunta por el ser
como su pregunta más importante.