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Introducción
Los seres humanos buscamos significado, la sensación que nuestra vida importa
para el entorno y comunidad, la experiencia de que somos amados. Pero; muchas
veces las iglesias no propician la experiencia de sanidad de las personas, no son
comunidades vitales, no abrazan a los afligidos, no ofrecen soluciones a la
búsqueda de las personas. En la revista Christianity Today, un artículo señaló las
cuatro principales quejas de la gente en general hacia los cristianos, y estas
fueron:
Tú no me escuchas
Tú me juzgas
Tu fe me confunde
Tú hablas de lo que está mal, en lugar de hacer que resulte bien
Con este panorama que enfrentamos los cristianos, nos preguntamos ¿Qué
procede hacer? ¿Cuál es el camino a seguir? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué
dejamos de hacer? ¿Cuál es el camino que nos muestra Dios? ¿Cuál es la marca
de Dios, cuál es la manera de Dios de tratar con nosotros? La respuesta es: su
esencia y forma de hacer es la gracia. La gracia consiste en dar y perdonar, es
derramar generosidad, aún la misma historia de la salvación parece un despilfarro.
El profeta Oseas revela que si Dios ha decidido no usar ya misericordia con Israel
Os 1:6 y castigarlo, su «corazón se revuelve dentro de él, sus entrañas se
conmueven» y decide no dar ya desahogo «al ardor de su ira» 11:8s; así un día el
infiel será de nuevo llamado «Ha recibido misericordia» (Ruhama: 2:3). En el
momento mismo en que los profetas anuncian las peores catástrofes conocen la
ternura del corazón de Dios: «¿Es, pues, Efraím para mí un hijo tan querido, un
niño tan mimado, para que cuantas veces trato de amenazarle, me enternezca su
memoria, se conmuevan mis entrañas y no pueda menos de desbordarse mi
ternura?» Jer 31:20; Is 41:14s, 54:7.
Si Dios mismo se conmueve de tal manera ante la miseria que acarrea el pecado,
es que desea que el pecador se vuelva hacia él, que se convierta. Si de nuevo
conduce a su pueblo al desierto, es porque quiere «hablarle al corazón» Os 2:16;
después del exilio se comprenderá que Yahveh quiere simbolizar con la vuelta a la
tierra la vuelta a él, a la vida Jer 12:15, 33:26; Ez 33:11, 39:25; Is 14:1, 49:13. Sí,
Dios «no guarda rencor eterno» Jer 3:12s, pero quiere que el pecador reconozca
su malicia; «que el malvado se convierta a Yahveh, que tendrá piedad de él, a
nuestro Dios, que perdona abundantemente» Is 55:7.
La gracia implica belleza y respeto, “soy como el que ha hallado gracia en sus
ojos” la gracia construye las relaciones más preciosas. Es la benevolencia. Dios
mismo es gracioso. Ex 34:6; Joel 2:13, Jon 4:2; Sal 86:15; 103:8; 114:4; 145:8
Scott Peck expresa lo siguiente: “La gracia sirve para promover –prestar apoyo,
proteger y fomentar la vida humana y el crecimiento espiritual. Es una vigorosa
fuerza que, teniendo su origen fuera de la conciencia humana, promueve el
crecimiento espiritual de los seres humanos. A pesar de que todo se opone al
proceso, muchas personas logran mejorarse y mejorar su cultura. Una fuerza les
empuja a elegir su camino más difícil, a fin de que podamos trascender el cieno y
la basura en medio de los con frecuencia hemos nacido”.
Las personas están sedientas de una verdad que transforme sus vidas, Henri
Nowen declaró que su manera de orar había cambiado después de visitar a un
Centro de atención para enfermos de SIDA, donde escuchó historias de enorme
dolor, mientras escuchaba los relatos estremecedores en su interior decía: «Dios
mío, ayúdame a ver a los demás no como mis enemigos ni como impíos, sino más
bien como seres humanos sedientos. Y dame el valor y la compasión que necesito
para ofrecerles tu Agua Viva, que es la única que sacia esa profunda sed».
“Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes,
los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos,
así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con
ustedes no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a
quererlos!
Las dos imágenes paulinas sobre el ministerio cristiano nos definen dos principios
básicos que debemos adoptar.
La figura del líder, generalmente, se asocia con una personalidad fuerte, con don
de mando, con una voz enérgica, con carisma que se impone ante los demás. El
modelo que muestra Pablo manifiesta una disposición y actitudes tiernas: «como
una madre que amamanta y cuida a sus hijos...». Estas características se hallan
en la promesa que hace Dios al pueblo exiliado en Babilonia: «Como pastor
apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará;
pastoreará suavemente a las recién paridas» (Isaías 40:11).
En el cumplimiento de esta promesa, Jesús dijo: «Yo soy el buen pastor. El buen
pastor su vida da por las ovejas» (Juan 10:11). Las ovejas no son tan bellas y
tiernas como solemos pintarlas; más bien tienden a ser sucias y enfermizas,
además de tener una reputación de ser tontas; de modo que el trabajo de
pastorear que es sucio y gravoso, incluye la tarea de fortalecer a las débiles, curar
a las enfermas, entablillar a las fracturadas e ir tras las extraviadas.
El gran amor de Jesús lo reveló en su servicio y sacrificio. Hoy, los cristianos
necesitamos este amor sacrificial para cuidar de aquellos que el Señor ha puesto
bajo nuestra responsabilidad. Los pastores de Palestina, desarrollaban una
relación muy estrecha con su rebaño, a tal grado de caminar delante de ellas,
llamarlas, silbar o golpear con sus palos en el suelo y éstas seguían a su guía.
El pastor tierno acompaña a los solos, abraza a los desconsolados, está junto al
enfermo, cuida a los extraviados. Quizá la gente no los recuerde por los grandes
sermones, sino porque estuvieron junto a ellos cuando se les necesitaba. Ser
instrumento pastoral requiere una capacidad para escuchar con atención y para
reconocer en los ojos del otro la pena que embarga un corazón. El modelo
sacrificial exige que renunciemos a aquello que puede hacer daño a los que
alimentamos. Ayudar a que crezcan los niños en Cristo requiere mucha paciencia.
B. UN PADRE COMPROMETIDO
CONCLUSIÓN
Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios… Heb. 12:15. El cuidado del alma
cristiana busca promover la cristiformidad por el fomento de la interioridad,
particularmente la internalización de la Palabra de Dios y de la manifestación de la
gloria de Dios en la vida humana. El cuidado pastoral sirve para sanar las heridas.
Guía a las personas a crecer en la madurez (ser perfectos) Ef 4:13. Si te importa
lo mismo que a Dios le importa, a él le importan los perdidos, los lejanos, los sin
poder. La labor del líder consiste en crear el ambiente en el cual sea posible el
crecimiento.