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Durante el conflicto armado interno que vivió nuestro país, los medios de comunicación jugaron un
papel que debe ser analizado a la luz de una desapasionada visión que permita ubicarlos con mayor
objetividad en la urdimbre social que se vivía en esa época, donde la represión del sistema era el
común denominador en las instituciones y organizaciones de diversa índole, incluida por supuesto,
la prensa. Muchas veces la información que llega a los usuarios no es la versión de lo que realmente
sucedió sino el resultado de la interpretación, semantización y tratamiento periodístico que los
medios dan a los hechos. El conflicto armado interno, creador de sentido discursivo: el lenguaje de
la guerra durante el conflicto armado interno guatemalteco, los medios de comunicación jugaron
en términos generales, un papel muy conservador. Si bien es cierto que a nivel personal los
periodistas, especialmente reporteros, fueron víctimas del sistema violento que se vivió esos años,
a nivel institucional y empresarial, los medios se plegaron a las directrices que el ejército, actor
político-militar preponderante en esa época, impuso a toda la sociedad.
De esta cuenta, el conflicto armado interno fue creando su propio sentido discursivo, impuesto
desde la cúpula militar y algunos sectores conservadores del país.
Al respecto vale la pena destacar dos grandes periodos de esta época. El primero que va de 1963,
con la caída del general Miguel Idígoras Fuentes, hasta 1982, con la asunción al poder del general
Efraín Ríos Montt. El segundo periodo arranca de 1983, con la caída del general Ríos Montt y la
asunción al poder del general Oscar Humberto Mejía Víctores, hasta diciembre de 1996, cuando se
firma la paz firme y duradera.
CONCLUSIONES
1. La prensa, durante el conflicto armado interno, también aportó víctimas, especialmente
periodistas reporteros, lo que provocó un clima de autocensura frente al aparato político-
militar que dominaba la sociedad guatemalteca.
2. En los medios de comunicación durante el conflicto armado interno se distinguieron con
singular claridad dos estamentos periodísticos: el sector empresarial (cuerpos directivos y
propietarios de los medios) y la estructura de redacción (reporteros).
3. Cohesionados por el aparato político-militar de aquella época, los medios de comunicación
muchas veces fueron voceros de la versión “oficial” del conflicto armado, privilegiando el
discurso militar por sobre otros discursos de disenso.
4. Un manual militar guiaba el tratamiento de la información proveniente de la insurgencia.
5. Durante el conflicto armado interno, los temas sobre reivindicaciones sociales, demandas
campesinas, sindicales y especialmente, acciones guerrilleras, se convirtieron en temas
tabú, poco cubiertos o bien, tratados con sesgo periodístico, aplicando técnicas propias de
la propaganda oficial.
6. No obstante el clima generalizado de censura y autocensura informativa, durante el
conflicto armado interno, muchos periodistas no se dejaron intimidar y ejercieron su
profesión con vocación de fe.
Iniciemos diciendo que el conflicto armado interno fue una guerra civil entre el Ejército de
Guatemala y el Estado enfrentados contra organizaciones civiles de distintos estratos sociales –
entre ellos estudiantes universitarios y de institutos públicos, sindicatos, población indígena,
campesinos, trabajadores, entre otros muchos-. Por puro formalismo se dice que fue un período de
36 años transcurridos entre 1960 y 1996.
Las causas de esta lucha son la cruda pobreza, la injusticia social, la carencia de educación y los
sueños frustrados de una generación que vivió ante la intromisión de Estados Unidos en la
primavera democrática de este país; aunque está claro que las causas no se limitaron a éstas.
Internacionalmente podemos ubicar este conflicto en la Guerra Fría, proceso en el cual se enfrenta
EUA y la URSS dividiéndo el mundo en dos bloques: países capitalistas y países comunistas y/o
socialistas.
Ahora bien: si lo pasado es pasado, ¿por qué debemos seguir hablando de esto? ¿En qué nos
interesa? ¿En qué nos ayuda? Ésta es la pregunta esencial.
La construcción del futuro es la realización diaria y cotidiana del hoy. El futuro del ayer es nuestro
presente. Si no nos gusta nuestro hoy, hagamos algo distinto hoy.
Considero que el conocimiento de nuestra realidad y pasado no debe detenerse jamás, aunque
pasen siglos debemos seguir hablándolo. El primer hecho lamentable es que NO todos conocemos
nuestra historia, por la tanto no demos por sentado que todos la conocemos. Hablar sobre el
conflicto armado interno nos propicia una ventana de discusión y diálogo sobre un hecho
determinante para todos los guatemaltecos y guatemaltecas. Hoy se nos permite hablar lo que hace
décadas fue silenciado, lo que fue prohibido; hoy hablamos libremente lo que a muchos les costó la
vida.
Conozcamos, informémonos y hablémoslo sin cesar. Hablar sobre nuestro pasado fortalece la
democracia y el futuro del país.
Ahora bien, ¿Qué nos corresponde hacer con el conflicto armado interno como nueva
generación? Considero que las causas del enfrentamiento continúan vigentes hoy, no estamos lejos
de esas mismas condiciones, las vivimos cotidianamente.
Como jóvenes debemos hacer algo por cambiar estas condiciones en que nos heredan a Guatemala.
No somos culpables de lo que ocurrió, pero somos responsables de lo que ocurrirá. ¿Nos conocerán
como aquellos que iniciaron una transformación, o como indiferentes que no hicieron nada para
heredar una mejor Guatemala?
Vivimos en una coyuntura particular. La necesidad de cambio es evidente en toda la población y
sociedad. Todos clamamos por un cambio, todos nos cansamos de vivir como hoy vivimos, todos
esperamos que pase algo.
Nuestra generación esta envuelta en una pasividad, un letargo e indiferencia. Por lo tanto nuestra
lucha inmediata es que este ciclo sea roto y todos podamos ver nuestra realidad. Despertar las
“ganas” de hacer algo y cambiar lo que nos aqueja como pueblo. La responsabilidad es de cada uno
de nosotros y nosotras.
Tal vez al conocer el conflicto armado interno y hablar al respecto nos despierte la conciencia y se
generen las “ganas” para hacer algo, algo que cambie nuestro entorno y nuestra realidad (por las
vías pacificas, nadie está buscando otro enfrentamiento bélico).