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2- Recibir y soltar
Los seres humanos solemos querer controlarlo todo, por lo que la ley de menor
resistencia es terreno un poco escabroso para nuestra mente, y no queremos ni
pensar en soltar y permitir que las cosas se acomoden a su ritmo (no vaya a ser
que las respuestas lleguen solas en el momento adecuado eh…).
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interpretarlo ni querer cambiarlo, podemos lograr una comunión
espiritual con todo lo que nos rodea, alcanzando un profundo estado
meditativo.
4- El desapego
Y por mal que nos pese, todos deberemos enfrentarnos en algún momento al
monstruo legendario del desapego. Todos tenemos diversos tipos de apego en
nuestra vida… hay cosas que sencillamente nos cuesta dejar ir.
Es mucho más fácil convencer a la mente de dejar ir por unos pocos minutos que el
fatídico “para siempre”. Utilizando las sesiones de meditación para practicar la
entrega al momento presente, respirando profundamente y relajando el cuerpo,
podemos al mismo tiempo trabajar el desapego hacia aquellas cosas que nos
preocupan o nos mantienen identificados con una parte de nuestra realidad dual, y
profundizar el estado meditativo.
5- El propósito interno
Siempre estamos queriendo algo, y no hay nada de malo con eso ni necesitamos
evitarlo, pero sí es buena idea des-identificarnos de esos deseos, y reconectarnos
con nuestro propósito interno.
Utiliza tus sesiones de meditación para conectarte con tu ser interno. Como cuando
apuntas la oreja para escuchar atentamente a alguien, utiliza tus sesiones de
meditación para apuntar la oreja hacia tu corazón, y escucha sus
mensajes.
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comunión interna, y podremos aprender a meditar para generar más satisfacción y
sanación en todos los aspectos de nuestra vida.
A nivel físico, practicar la relajación y la meditación nos ayuda a respirar mejor (lo
cual energiza y desintoxica el cuerpo), a dormir mejor (lo cual eleva el sistema
inmune, nos da energía y mayores capacidades mentales), a rejuvenecer (el cuerpo
se regenera mejor cuando no está en estado de estrés), y a realizar todas nuestras
actividades diarias con una mejor calidad.
– Realiza unas cuantas respiraciones de esta manera, siguiendo el recorrido del aire
cuando entra a través de la nariz y baja hacia los pulmones, y el recorrido inverso
al salir del cuerpo. Haz cada respiración tan larga como puedas.
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– Toma consciencia mientras respiras, que con cada inhalación tu cuerpo se
energiza, y con cada exhalación se desintoxica.
Yo noto que con sólo unas respiraciones todo mi cuerpo siente el efecto.
Inmediatamente bajan las tensiones, tanto físicas como mentales, y mis emociones
se estabilizan. Incluso me mejora el estado de ánimo.