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Batalla de

Montecassino

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Este aviso fue puesto el 13 de abril de 2009.

La batalla de Montecassino (también


conocida como la batalla por Roma y la
batalla por Cassino) fue una serie de
cuatro duras batallas durante la Segunda
Guerra Mundial, peleadas por los Aliados
con la intención de atravesar la Línea
Gustav, y tomar Roma.
Batalla de Montecassino
Frente del Mediterráneo - Segunda Guerra
Mundial

Ruinas de la abadía después de la batalla

Fecha 4 de enero al 19 de mayo


de 1944
Lugar Montecassino, Reino de
Italia
Coordenadas 41°29′24″N 13°48′50″E /
41.49, 13.813888888889

Resultado Victoria aliada

Beligerantes
Alemania Nazi Aliados:
Republica Social Polonia
Italiana Estados Unidos
Reino Unido
Francia libre
Canadá
Reino de Italia
India colonial
Sudáfrica
Australia
 Nueva Zelanda
Otros

Comandantes

Albert Kesselring Harold Alexander


Frido von Senger Alphonse Juin
Richard Heidrich Władysław Anders

Fuerzas en combate

80 000 105 000

Bajas
20 000 muertos 55 000 muertos

A comienzos de 1944 la parte oeste de la


Línea Gustav, cuyo pivote principal se
situaba en las escarpadas pendientes de
Monte Cassino, estaba sostenida por los
alemanes que tenían posiciones en los
valles de los ríos Rápido, Liri y Garigliano y
algunos picos y peñascos cercanos,
aunque no en la histórica abadía de
Montecassino, fundada en el año 524 por
Benito de Nursia, aunque sí contaban con
posiciones de defensa en las escarpadas
pendientes por debajo de las paredes de la
abadía. El 15 de febrero el monasterio, que
estaba emplazado sobre un morro que
avanzaba hacia el pueblo de Cassino, fue
bombardeado por aviones
estadounidenses B-17, B-25, y B-26,
resultando completamente destruido,
aunque casi todos los códices y
manuscritos de un valor incalculable y
obras de arte habían sido enviados por los
alemanes a la Ciudad del Vaticano y pudo
salvarse lo sustancial. Dos días después
del bombardeo, paracaidistas alemanes
se atrincheraron entre las ruinas para
defenderlas. Entre el 17 de enero al 18 de
mayo, la colina fue atacada cuatro veces
por las tropas aliadas. Estas acciones
ocasionaron la muerte de 55 000 soldados
aliados y 20 000 soldados alemanes.[1]

Antecedentes
Los desembarcos aliados en Salerno y
Tarento en septiembre de 1943,
continuaron con el lógico avance hacia
Roma. Sin embargo, el avance fue lento,
por lo que esta campaña se asemejó a los
campos de batalla de la Primera Guerra
Mundial. Esto ocurrió debido al difícil
terreno de la península itálica, ideal para
que los alemanes se atrincheraran en sus
defensas.
Los principales caminos desde Nápoles, el
cuartel general aliado, hasta Roma
pasaban a través del valle del río Liri o por
la costa oeste de Italia. Sin embargo, la
entrada del valle estaba bloqueada por
una colina, en cuyo centro se alzaba el
pueblo de Cassino. El punto más alto de la
colina (1.100 metros) fue elegido por los
alemanes para detectar cualquier
movimiento aliado, así como dirigir la
artillería contra ellos con precisión.
Precisamente en ese punto se encontraba
la Abadía de Montecasino. Después de la
guerra los alemanes negaron
rotundamente haber utilizado el
monasterio como fortaleza, si bien
algunas unidades aliadas declararon lo
contrario. Lo cierto es que durante la
batalla el monasterio fue destruido por la
aviación y la artillería aliada, y entonces
los alemanes sí utilizaron las ruinas del
edificio para resguardarse.

Ataques iniciales
El primer ataque se inició el 4 de enero de
1944, con resultados adversos para las
tropas aliadas. El 15 de febrero los
bombarderos aliados destruyeron el
monasterio e iniciaron el segundo ataque
con el mismo resultado. Después de
bombardear de nuevo lo que quedaba del
edificio religioso, la infantería aliada
reinició el ataque el 15 de marzo. El 25 de
marzo los aliados reconocieron su
momentánea derrota y desistieron. Las
bajas aliadas totales fueron de 54 000
hombres, sin resultados positivos.

La decisión de bombardear el monasterio


fue tomada por el comandante
neozelandés Bernard Freyberg, obteniendo
la conformidad de sus superiores. El 15 de
febrero de 1944 los B-17 arrojaron 2500
toneladas de bombas sobre el monasterio
arrasándolo. Inmediatamente los
alemanes utilizaron los escombros para
fortificar su línea defensiva. Antes del
bombardeo, la irreemplazable biblioteca
del monasterio junto con otros tesoros
artísticos fueron enviados a la Ciudad del
Vaticano por los alemanes y sobrevivieron
a la batalla.

Impacientes por alcanzar Roma, los


aliados organizaron un desembarco en
Anzio y Nettuno, al sur de la capital,
intentando dejar a sus espaldas a
Montecassino. Sin embargo la resistencia
que encontraron fue mayor de la esperada,
y las tropas aliadas quedaron atrapadas
en una bolsa, resistiendo la presión
alemana en un episodio que luego se
conoció como la batalla de Anzio.
Cuarto ataque

Cuarto ataque (Operación Diadema): Plan de ataque de


Los Aliados.

Segundo Cuerpo polaco en ataque.


El último ataque contra Montecassino fue
llevado a cabo por el Segundo Cuerpo
polaco del general Anders y la Cuarta
División india. Un miembro de esta última
división recibió la Cruz Victoria, por su
ayuda en capturar la artillería enemiga.

El primer asalto (11 de mayo al 12 de


mayo) causó enormes bajas aliadas, pero
el Octavo Ejército británico logró atravesar
las líneas enemigas, logrando alcanzar el
valle del Liri, justo debajo del monasterio.

El segundo asalto (17 de mayo-19 de


mayo) causó enormes bajas en las filas
polacas, pero la Cuarta División marroquí
(del Cuerpo Expedicionario Francés, al
mando del general Alphonse Juin) logró
empujar a la 1.ª División de Paracaidistas
alemanes fuera de sus posiciones en las
colinas, que rindieron las ruinas del
monasterio. Gracias a ese empuje francés,
en la mañana del 18 de mayo, la
vanguardia polaca ocupó el monasterio,
que ya había sido abandonado.

Tropas aliadas cruzando el río Garigliano el 19 de


enero de 1944.
Vista del valle de Cassino y un paracaidista alemán en
Monte Cassino en febrero de 1944.

La captura de Montecassino permitió el


avance aliado a Roma y liberó a las tropas
atrapadas en Anzio: La capital italiana
cayó el 4 de junio de 1944.

El gobierno polaco en exilio creó una


condecoración llamada Cruz de
Montecassino para premiar a los soldados
que participaron en esta campaña.
Además un cementerio polaco fue
construido al noreste del monasterio.

En 1943 el Mando Aliado decidió atacar la


Línea Gustav alemana para abrirse camino
hacia el norte de la península Italiana,
hacia Roma. Para obligar a los defensores
de la Línea a abandonar sus posiciones, se
planeó un desembarco detrás de dichas
posiciones, en Anzio. Los generales
aliados Alexander y Clark se enfrentaban a
Kesselring, quien estaba haciendo un
extraordinario trabajo en la defensa de
Italia, conteniendo y retrasando el avance
enemigo en inferioridad numérica y bajo
total superioridad aérea y naval enemiga.
La idea era desembarcar varias divisiones
en Anzio a espaldas de la Línea Gustav de
forma que obligara a levantar la línea y
retroceder hacia Roma. El desembarco se
haría de forma simultánea con un masivo
ataque frontal a la Línea Gustav
intentando las fuerzas de la
Commonwealth, los franceses, los polacos
y los norteamericanos abrirse camino
hacia el valle del Liri, y una vez en el río
Liri, hasta Roma.

Cassino era un pequeño pueblo italiano a


orillas del río Rápido en el centro de la
Línea Gustav, en una zona montañosa,
coronado por un monte en donde se
erguía una abadía y monasterio
benedictino, del siglo VI.

Curiosamente, el monasterio no estaba


ocupado por tropas alemanas. Las únicas
unidades alemanas que cerraban el paso
al río Liri en Cassino se hallaban
desplegadas en el pueblo, al haberse
acordado por el mando germano que el
monasterio era un monumento histórico y
no debía ser convertido en fortaleza. Fue
un error de apreciación aliado el que
convirtió Monte Cassino en una fortaleza.
Convencidos de que los alemanes habían
fortificado el monasterio, lanzaron un
terrorífico ataque aéreo sobre el mismo el
15 de febrero de 1944. En sus edificios, los
únicos ocupantes eran monjes y civiles de
Cassino que habían acudido a refugiarse
en aquel santo lugar. (Esto no fue
reconocido como un tremendo error por
Estados Unidos hasta 1969).

El ataque consistió de ocho oleadas


sucesivas, con 240 bombarderos lanzando
casi 600 toneladas de alto explosivo sobre
la abadía. Todos los edificios quedaron
destruidos, y el lugar lleno de hoyos y
cráteres.

Hasta el 11 de febrero, las tropas


alemanas que defendían Cassino no eran
Paracaidistas, sino Granaderos Panzer de
la 15.ª División de la Wehrmacht.
Ocupaban esas posiciones desde
diciembre de 1943, y no tenían intención
de entregarlas a sus enemigos.

Comienzo del ataque


Cuando se habla de Cassino todo el
mundo recuerda la defensa llevada a cabo
por los paracaidistas alemanes, pero sólo
algunos saben que la primera fase de la
defensa del área fue llevada a cabo por
panzergrenadiers (Granaderos Panzer)
junto con el teniente Antonio Gozzer y con
notable éxito.
Un B-17 Flying Fortress bombardeando la abadía el 15
de febrero.

El 20 de enero de 1944, el general Clark


ordenó que la 36ª División de Infantería
norteamericana junto a elementos de la
Guardia Nacional de Texas, intentaran
cruzar el río Rápido. Clark había asumido
que habría pérdidas elevadas, pero nadie
imaginaba la carnicería que se produjo.
Durante horas, la artillería estadounidense
y su aviación táctica castigaron las
posiciones de la 15ª División
Panzergrenadier (que además estaba
incompleta porque algunos de sus
elementos habían sido llamados como
refuerzos en otros sectores del frente).
Confiados en que el castigo habría sido
terrible para los defensores, los infantes
dejaron sus posiciones y comenzaron a
preparar el cruce del río con lanchas de
asalto.

Cuando buena parte de las tropas


norteamericanas estaban en esta tarea,
los granaderos panzer, que habían sabido
cobijarse durante los bombardeos,
abrieron fuego con armas automáticas y
morteros. En pocos minutos, en la orilla
sur del Rápido se amontonaban los
muertos y heridos norteamericanos. La
intensidad del ataque fue tal, que sin ni
siquiera haber alcanzado los puntos de
cruce y abordado los botes, los asaltantes
ya sufrían un 25% de bajas (más de 500
muertos).

Sólo unos pocos pelotones y compañías


incompletas alcanzaron la orilla norte,
pero una vez allí, quedaron aislados
buscando cobijo desesperadamente ante
el aluvión de fuego que se les venía
encima y no pudieron consolidar la cabeza
de puente.

A pesar de las terribles pérdidas, el


general Clark ordenó volver a intentar el
cruce, asumiendo que los defensores
alemanes también habrían sufrido
pérdidas difíciles de reponer y ordenó un
segundo intento de cruce la noche del día
21 al 22 de enero.

Amparados por la oscuridad, a pesar de


las terribles bajas, un batallón completo
consiguió alcanzar la orilla enemiga y
tender dos puentes, pero los alemanes,
dándose cuenta de que con los puentes
operativos llegarían rápidamente
refuerzos y perderían sus posiciones,
contraatacaron en mitad de la noche.
Apoyados por cañones bien atrincherados
que disparaban directamente contra las
posiciones enemigas estimadas, los
granaderos pulverizaron a los
estadounidenses. Fue tal la matanza del
batallón, que sólo sobrevivieron algunas
compañías incompletas que para salvar la
vida tuvieron que retroceder nuevamente
hasta la orilla sur abandonando los
puentes y el material.

El general Frido von Senger preguntó a la


15ª Panzergrenadieren por la situación y si
podrían resistir el ataque enemigo. La
respuesta fue: "Los destacamentos de
asalto del enemigo que cruzaron el río han
sido aniquilados". El Congreso de los
Estados Unidos ordenó una investigación
de lo sucedido creándose una Comisión
de Investigación poco después de
terminar la guerra. La Comisión exoneró al
general Clark.

Nuevo ataque de las tropas


aliadas
Clark, en cuanto se produjo el desastre de
la 36ª División, el 24 de enero, ordenó que
el Rápido fuera cruzado de nuevo esta vez
por la 34ª División, permitiendo
reorganizarse a la 36ª.

Se eligió una zona del río donde la poca


profundidad facilitaría el cruce de los
infantes y el material, al norte del pueblo
de Cassino. La idea era que tras cruzar el
Rápido, la fuerza se dividiera en dos
grupos, uno que atacaría Cassino y otro
que intentaría alcanzar las colinas que dan
paso al valle del Liri. Para apoyar a los
atacantes, los norteamericanos decidieron
emplear carros de combate con la 34ª
División.
Antonio Gozzer, conocedor de que el
enemigo intentaría cruzar el río, voló una
presa provocando el desbordamiento del
río y convirtiendo ambas orillas en un
lodazal. Cuando los carros junto con la
infantería avanzaron hacia el río, veinte
carros quedaron atrapados
completamente en el barro y tuvieron que
ser abandonados. A pesar de que esta vez
se consiguió dominar parte de la orilla
alemana, los granaderos panzer habían
minado las laderas de las montañas que
seguían al río, y construido varios puestos
fortificados que se cobraron un fuerte
peaje en vidas enemigas. Gracias al apoyo
de los carros, los hombres de la 34ª
División consiguieron alcanzar los
arrabales de Cassino, pero allí fueron
finalmente detenidos de nuevo por fuego
concentrado de cañones anticarro y de
ametralladoras. Esta situación duró casi
una semana.

A principios de febrero, un batallón


estadounidense alcanzó la colina 445, a
sólo 360 metros de la abadía de Monte
Cassino, pero nuevamente, los granaderos
panzer contraatacaron y les obligaron a
abandonar la cima y replegarse.

Los estadounidenses estaban exhaustos y


habían perdido su empuje. Las pérdidas se
acumulaban. Se decidió entonces que
tropas coloniales francesas del Cuerpo
Expedicionario Francés (excelentes
soldados de montaña) que se
encontraban a 3 kilómetros al norte de la
34ª División intentaran unirse a ésta para
presionar sobre los alemanes. Los
franceses conquistaron monte Belvedere,
pero cuando les quedaba poco trecho para
enlazar con los norteamericanos los
granaderos panzer consiguieron detener
su avance definitivamente.

Las tropas alemanas estaban agotadas, y


hay informes de que escaseaban los
víveres y las municiones. En enero y
febrero hizo mucho frío y llovió
abundantemente y los soldados de ambos
bandos estaban agotados.

Reordenamiento
El 11 de febrero se decidió finalmente
cancelar la fracasada ofensiva, pero para
entonces las bajas aliadas alcanzaban la
cifra de 4.200 estadounidenses y 2.500
franceses caídos en acción. A cambio, se
había tomado monte Belvedere y se había
cruzado el Rápido pero sin haber
conseguido avanzar más allá, ni alcanzar
Cassino ni la abadía y mucho menos el
valle del Liri.
Es en este momento cuando los
alemanes, orgullosos de su 15ª Pzgr. Div.,
decidieron reforzarla con otra unidad de la
que esperaban mucho: la 1ª Div.
Fallschirmjäger.

Los Aliados, decidieron retirar la 34ª y 36ª


divisiones y la Guardia Nacional de Texas,
que estaban en un estado bastante
precario, y sustituirlas por unidades
frescas de la Commonwealth, la 4ª
División india y la 2ª División
neozelandesa.

Nos encontramos ahora en Cassino el 13-


14 de febrero. Los veteranos paracaidistas
alemanes se han desplegado en el pueblo
y las laderas próximas pero tienen órdenes
expresas de no ocupar el monasterio para
evitar que sean objetivos militares.

Primer bombardeo aliado


Los Aliados, desconfiados, decidieron
bombardear Monte Cassino el 15,
lanzándose 600 toneladas de explosivo.
En el lugar sólo se encontraban los
monjes y civiles refugiados y heridos.
Muchos de ellos murieron en el
bombardeo.

El día 15, tras el ataque, el general Von


Senger dio por fin permiso a los
paracaidistas para ocupar las ruinas de
Monte Cassino y convertirlo en un
segundo baluarte defensivo detrás del
pueblo.

Ahora era el turno de las tropas británicas


y de la Commonwealth de demostrar si
eran más capaces que sus aliados
estadounidenses y conseguirían
finalmente atravesar la Línea Gustav.

Durante los días 16 y 17 de febrero, la 4ª


Div. india lanzó varios valientes asaltos
sobre Cassino y las colinas próximas. Las
bajas fueron terribles. Si los
panzergrenadiers habían demostrado no
estar dispuestos a ceder ni un palmo de
terreno y a contraatacar cuando fuera
necesario, los paracaidistas eran todavía
peores enemigos. Por poner un ejemplo,
en el ataque a una de las colinas próximas
al pueblo (cota 593), el batallón de los
Royal Sussex perdió el 50% de sus
hombres, lo cual es una auténtica
barbaridad.

Enviadas las mejores tropas de la


Commonwealth, los fusileros de Rajputana
y dos batallones de los temibles gurkhas,
tampoco consiguieron avanzar y las bajas
fueron nuevamente escalofriantes.
Estado de la abadía tras los bombardeos aliados de
febrero.

Paracaidistas alemanes en Monte Cassino.

Sólo los maoríes consiguieron alcanzar el


pueblo y tomar la estación de ferrocarril,
pero por poco tiempo. El 18 de febrero, la
ya fogueada 15ª Pz. Gr. lanzó un
contraataque a cargo del 211ª Pz. Gr. Rg.
(Regimiento de Granaderos Panzer) junto
con algunos cañones de asalto y expulsó
a los maoríes del pueblo otra vez.

A partir del 18, comenzó a nevar


copiosamente y se detuvo el ataque
británico, que además de no conseguir
ningún avance, había supuesto ya
centenares de muertos y heridos para sus
unidades. Era evidente que los alemanes
no estaban dispuestos a ceder y que
contraatacarían cualquiera que fueran las
circunstancias donde hiciera falta.

Hasta el 15 de marzo no se reanudó el


asalto aliado sobre Cassino, nuevamente
encabezado por los británicos. Para
aniquilar a los defensores del pueblo, se
preparó la ofensiva con un bombardeo
previo de 500 aviones que lanzaron sobre
el pequeño casco urbano e inmediaciones,
1000 toneladas de explosivos.

Por si esto fuera poco, la artillería lanzó


otras 2.500 toneladas más de proyectiles.
El suelo tembló en 10 km a la redonda
como si se tratase de un terremoto.

No podía haber supervivientes. No quedó


ni un solo edificio en pie y los cráteres se
superponían unos a otros en un
espectáculo dantesco, semejante al
paisaje lunar.

A estas alturas de la batalla, la 15ª Pz. Gr.


Div. había sido relevada por los
paracaidistas (y bien ganado se lo tenía
esta fabulosa unidad). En Cassino, los
defensores soportaron horas de
bombardeo escondidos en sótanos y
cloacas. Algunos quedaron enterrados en
vida y desde luego, muchos otros
murieron.

El ataque que siguió al bombardeo lo


llevaron a cabo neozelandeses, que
incrédulos ante lo que veían sus ojos,
comprobaron cómo los paracaidistas
volvían a ocupar sus posiciones abriendo
fuego con fusiles, ametralladoras y
morteros contra ellos. El Hotel Excelsior
fue uno de los lugares elegidos por los
paracaidistas para resistir. Y finalmente,
los neozelandeses, como antes
norteamericanos, franceses, británicos e
indios, tuvieron que retirarse y abandonar
el pueblo. Durante nueve días y nueve
noches, los paracaidistas diezmaron seis
batallones neozelandeses, uno tras otro
cada vez que pretendieron tomar la
población.
El batallón de gurkhas de la división,
consiguió trepar hasta una colina detrás
del pueblo y ya cerca de la abadía, la
Colina del Verdugo y otro batallón indio
alcanzó la Colina del Castillo, también
próxima. Pero los paracaidistas
consiguieron aislarles allí y causarles
bajas poco a poco, haciendo la situación
insostenible.

El día 23 de marzo, más de un mes


después del inicio del asalto, el general
Alexander ordenó abortar la ofensiva. Los
gurkhas y los indios aislados consiguieron
retirarse de las colinas donde habían
quedado aislados pero dejando un rastro
de cadáveres en el camino.

En esta ofensiva, la artillería aliada empleó


600.000 proyectiles, para no conseguir
absolutamente nada. Sólo entre la Colina
del Castillo y la estación de Cassino, se
contabilizaron 2000 muertos propios.

El general Alexander reconoció la talla de


los paracaidistas alemanes enemigos con
las siguientes palabras: "Es extraordinaria
la tenacidad de estos paracaidistas
alemanes. Estuvieron sometidos a toda la
fuerza aérea del Mediterráneo bajo la mayor
concentración de potencia de fuego que se
ha visto jamás. Dudo que haya otras tropas
en el mundo que hubiesen podido
levantarse y seguir luchando con aquella
ferocidad". Esto, con toda seguridad,
incluía a sus propias tropas.

El siguiente capítulo en esta sangrienta


historia lo escribirían los polacos del II
Cuerpo de Ejército, acérrimos y
rencorosos rivales de los alemanes. Ni
estadounidenses, ni franceses, ni
británicos, ni indios, ni neozelandeses, ni
gurkhas, habían conseguido someter
Cassino.
El 11 de mayo, los polacos tras la habitual
barrera artillera se lanzaron al ataque.
Ocuparon una cresta a 1500 metros de la
abadía (hacia el este) llamada Cresta
Fantasma (cota 593). A pesar de las bajas
acumuladas y del volumen de fuego, los
paracaidistas organizaron un nuevo
contraataque obligando al enemigo a (por
enésima vez) abandonar su conquista,
retrocediendo los polacos con gran
número de bajas.

Pero Cassino formaba parte de una línea


defensiva, la Línea Gustav, y a pesar de la
resistencia de la 1ª Div. Paracaidista, otras
unidades de la Wehrmacht en otros
sectores no pudieron resistir lo suficiente.
Las 94ª y 71ª Divisiones de la Wehrmacht
acabaron cediendo y los subsiguientes
avances aliados pusieron en grave peligro
de quedar cercados a los defensores de
Cassino y del monasterio. El 17 de mayo,
Kesselring ordenó, satisfecho y orgulloso,
que la 1ª Div. abandonara sus posiciones.
La evacuación se hizo de noche y en
orden, aunque no pudieron cargar con los
heridos.

La mañana del día 18 de mayo, tropas


polacas tomaron el pueblo y coronaron
Monte Cassino sin oposición. Sólo
encontraron cadáveres, heridos y dos
médicos militares alemanes.

Galería de imágenes
Cruz de Montecassino

Cementerio Polaco con el monasterio


reconstruido al fondo

Véase también
Segundo Cuerpo polaco
Wojtek

Referencias
1. Hernández, Jesús (2009). «28». Todo
lo que debe saber sobre la Segunda
Guerra Mundial. Madrid: Nowtilus.
p. 297. ISBN 9788497637329.

Bibliografía

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Batalla_de_Montecassino&oldid=114327324»

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