1. ¿Entiende usted que Jesús le ha llamado a este Ministerio?
2. ¿Qué significa para usted? ¿Cómo es tu relación con Jesús? 3. ¿Cómo oras? 4. ¿Qué tan seguido oras? 5. ¿Qué hace cuando ora? 6. ¿Cuánto tiempo pasa con Jesús? 7. ¿Cuánto tiempo pasa escuchando a Jesús? 8. ¿Pasa tiempo con regularidad en oración ante el Santísimo Sacramento? 9. ¿Qué está haciendo sobre lo que Jesús revela a usted mientras que usted pasa tiempo con él? 10. ¿Pasa mucho tiempo en oración con el Señor, como en un retiro de fin de semana, etc.? 11. ¿Cómo se ha acercado más a Jesús desde que comenzó como un Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión? 12. ¿Cómo le ha cambiado esta relación? 13. No podemos estar en una relación con Jesús y no haber cambiado. 14. ¿Cómo sabe la gente que usted es un discípulo? 15. Además de ministro durante la Misa, ¿cómo es usted un ministro del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo? Lleva el Cuerpo vivo y la Sangre de Jesucristo en sus manos. No importa lo que otra gente hace o no piensa en lo que esto es o no es. Tú sabes lo que tocas y has tocado, al Señor del universo quien se ha revelado divinamente atreves del pan ordinario y vino. ¿Cómo es esto diferente de Su presencia en la tierra - Dios hecho hombre? Usted es un ministro del Señor. Eres las manos de Jesús. 16. ¿Lleva usted al Santísimo Sacramento y lo administra a los enfermos y los que no pueden salir de casa? 17. ¿Va usted a hospitales y casas de ancianos? 18. ¿Lleva el cuerpo de Cristo a aquellos que están en la cárcel? 19. Y cuando usted está allí con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, ¿es también consciente de que usted ha sido cambiado por la recepción de la misma Eucaristía? 20. Eres Jesús para esta persona. ¿Cómo está actuando? 21. ¿Ora usted con ellos? 22. ¿Los escucha? 23. ¿Te importan ellos? 24. ¿Qué pasa en sus vidas diarias? 25. ¿Es usted consciente de que usted sigue siendo un Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión mientras conduce; en fila en la tienda de abarrotes; en el restaurante; en sus casas, en sus puestos de trabajo; etc. Oración del Ministro Extraordinario de la Comunión Señor Jesucristo, La Iglesia nos ha constituido servidores de la Comunidad que compartimos la mesa fraternal de la Comunión en la consolación de los enfermos, ancianos e impedidos que se fortalecen con el Pan de la Vida. Sabemos, Señor, que a través de nosotros, desde nuestras manos, hacemos posible la común unión de nuestros hermanos contigo en el Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre. Por eso, Señor, Te consagramos nuestros labios que Te anuncian, nuestras manos que Te entregan; Te consagramos nuestro ser, Nuestro cuerpo y nuestro corazón, para ser tus testigos fieles. Te pedimos Tu ayuda Para que nosotros seamos creyentes de verdad, discípulos ansiosos de Tu Palabra, cristianos de oración y reflexión; contemplativos de Tus misterios; celebrantes felices de Tus Sacramentos, servidores humildes de todos nuestros hermanos. Que cuando digamos: «El Cuerpo de Cristo» nosotros desaparezcamos y nuestros hermanos vean Tu rostro. Amen.