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LOS PIES EN LA BIBLIA

Pie (heb. regel; gr. poús). Antiguamente, como todavía hoy, en las tierras del Oriente la reverencia
se demostraba descalzándose (; ). Los hebreos también se quitaban el calzado en momentos de gran
desgracia y de duelo (). El respeto por otra persona se mostraba postrándose a sus pies (; ; ; ). Los
victoriosos los ponían sobre los cuellos de los conquistados como un signo de dominio (). El salmista
declara que por cuanto sirvió fielmente a Dios sus pies estuvieron en 'suelo llano' (, BJ). Cuando a
alguien lo alcanzaban los resultados de su maldad, o caía en pecado, figuradamente se decía que los
suyos habían tropezado o resbalado (; , 3). La expresión 'sentarse a los pies de un maestro' era
literalmente cierta (cf ). El profeta llamó a su pueblo a apartar sus pies del sábado (), con lo que
quería decir que debían dejar de profanar ese día. En la última cena, Jesús lavó los pies de los
discípulos, ocupando el lugar del siervo, que comúnmente lo hacía para limpiar el polvo de los pies
de los invitados que llegaban (-14; cf ).

Pie - Diccionario Perspicacia

La palabra hebrea ré·ghel y la griega pous se refieren básicamente a la parte inferior de la pierna, la
parte del cuerpo sobre la que se sostienen los hombres o los animales. Los dos términos se utilizan
tanto de forma literal como figurada.

En la antigüedad se viajaba principalmente a pie, como aún ocurre en la actualidad en muchas partes
de la Tierra. Aunque algunas personas iban descalzas, normalmente se llevaban sandalias, que
consistían en poco más que una suela. (Véase SANDALIA.) Cuando la persona entraba en una casa,
tenía que quitarse las sandalias. El lavar los pies a un invitado era una forma aceptada y casi
obligatoria de mostrar hospitalidad. Esta tarea la efectuaba el amo de casa o un sirviente, o al menos
se proporcionaba agua para tal fin. (Gé 18:4; 24:32; 1Sa 25:41; Lu 7:37, 38, 44.)

Cuando alguien estaba en suelo santo, tenía que quitarse las sandalias, por lo que no hay duda de
que los sacerdotes iban descalzos cuando realizaban tareas sagradas en el tabernáculo. (Éx 3:5; Jos
5:15.) Es por eso por lo que no estaban incluidas las sandalias en las instrucciones para la confección
de la indumentaria sacerdotal. (Éx 28; véase POSTURAS Y ADEMANES.)

Cristo lava los pies de sus discípulos. Jesucristo dio a sus discípulos una lección de humildad y de
presteza para servir a otros cuando él, su Maestro, les lavó los pies. (Jn 13:5-14; compárese con 1Ti
5:9, 10.) Jesús dijo en esa ocasión: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, sino
que está todo limpio”, refiriéndose al hecho de que incluso si una persona se había bañado, sus pies
se llenarían de polvo simplemente por andar un poco y por lo tanto tendría que lavarlos más a
menudo. En los días del ministerio terrestre de Jesús, no se requería que los sacerdotes y los levitas
que estuvieran de guardia en el templo se bañasen de nuevo el mismo día después de haberse
sumergido en el agua muy de mañana; únicamente debían lavarse las manos y los pies. (Véase
también Éx 30:19-21.) Cuando Jesús dijo: “Ustedes están limpios, pero no todos [refiriéndose a
Judas]”, Jesús al parecer dio a esta acción una dimensión adicional espiritual. (Jn 13:10, 11.) En
Efesios 5:25, 26 se dice que Jesús limpia a la congregación cristiana con el “baño de agua por medio
de la palabra” de la verdad. Lógicamente, los seguidores fieles de Jesús no solo habrían de
preocuparse humildemente por las necesidades físicas de sus hermanos, sino mucho más por las
espirituales. Por lo tanto, habrían de ayudarse unos a otros a mantenerse limpios no cayendo en las
tentaciones y enredos diarios que podrían contaminar al cristiano en su camino por este mundo.
(Heb 10:22; Gál 6:1; Heb 12:13; véase LAVAR LOS PIES.)

“Andar.” Las palabras “pie” y “pies” se emplean a menudo para indicar las inclinaciones o la
conducta de una persona, sean estas buenas o malas. (Sl 119:59, 101; Pr 1:16; 4:26; 5:5; 19:2; Ro
3:15.) La palabra “andar” se utiliza con un significado similar, como en la declaración “Noé andaba
con el Dios verdadero”, que significa que procedía en armonía con los mandamientos y la voluntad
divinos. (Gé 6:9; compárese con Ef 2:1, 2.) Dios dirige los pasos de sus siervos fieles en la senda justa
mostrándoles el camino que deben seguir para evitar la caída en sentido espiritual o la trampa del
mal, y en algunas ocasiones, salvaguardándolos para que no los atrape el enemigo. (1Sa 2:9; Sl
25:15; 119:105; 121:3; Lu 1:78, 79.) Por otra parte, hará que los inicuos pierdan el equilibrio y sean
derrotados. (Dt 32:35; Sl 9:15.) Jehová nos aconseja que no nos unamos a las personas malas en su
derrotero y que no entremos en un camino incorrecto. (Pr 1:10, 15; 4:27.) También aconseja que
cuando alguien vaya a la casa de Dios, guarde sus pies y se acerque con corazón sincero para oír y
aprender. (Ec 5:1.)

Otros usos figurados. Otras expresiones que tienen un sentido figurado son: ‘lugar de descanso para
la planta del pie’, es decir, lugar de residencia (Gé 8:9; Dt 28:65); “lo ancho de un pie”, para indicar
la parcela de tierra más pequeña que alguien podría poseer (Hch 7:5; Dt 2:5; compárese con Jos
1:3); ‘alzar el pie’, para seguir o iniciar una línea de conducta (Gé 41:44); ‘hacer cosa rara el pie en
la casa del semejante’, lo que significa no abusar de la hospitalidad (Pr 25:17); ‘andar descalzo’, en
humillación o duelo (a menudo se conducía a los cautivos descalzos) (Isa 20:2); ‘depositar algo a los
pies de’ una persona, como regalo u ofrenda (Hch 5:1, 2); ‘caer a los pies de alguien’, en señal de
homenaje (Mr 5:22); ‘sujetar debajo de los pies’, como muestra de sometimiento (1Co 15:27; Heb
2:8); ‘pisotear o quebrantar bajo los pies’, en señal de victoria (Mal 4:3; Ro 16:20); ‘colocar los pies
sobre la cerviz de un enemigo’, como símbolo de haberlo subyugado o vencido (Jos 10:24); ‘lavar el
pie en sangre’, al ejecutar a los enemigos (Sl 68:22, 23), y ‘cubrir los pies’, en el sentido de hacer del
cuerpo (literalmente, ‘mantener escondidos los pies’; Jue 3:24; 1Sa 24:3). La frase ‘mojar el pie en
aceite’ se usó proféticamente para prefigurar la porción pingüe que tendría la tribu de Aser entre
las otras tribus de Israel. (Dt 33:24.) Rut descubrió los pies de Boaz y se echó allí para darle a
entender que debía tomar acción legal en lo que tenía que ver con el matrimonio de cuñado. (Rut
3:4, 7, 8.)

Pies “hermosos”. Jehová aprecia de manera especial los pies de aquellos que proclaman las buenas
nuevas del Reino, y dice que son “hermosos”. (Isa 52:7; Ro 10:15.) El cristiano debe tener sus pies
calzados con el “equipo de las buenas nuevas de la paz” para que pueda llevar apropiadamente las
buenas nuevas. (Ef 6:15.) Al dar instrucciones a sus discípulos, Jesús les dijo que cuando rehusaran
recibirlos o escuchar sus palabras en una casa o en una ciudad, deberían sacudir el polvo de sus pies,
con lo que mostrarían que los dejaban expuestos a las consecuencias que habrían de sobrevenirles
de una fuente superior, es decir, del cielo. (Mt 10:14.)

‘Arranca tu pie.’ Cuando Jesús dijo: “Si tu mano o tu pie te está haciendo tropezar, córtalo y échalo
de ti” no se refería a “arrancarse el pie” de un modo literal, sino figurado. Quiso decir que en lugar
de dejar que un miembro del cuerpo, como una mano o un pie, lleve a cometer un pecado
imperdonable, debería amortiguarse ese miembro del cuerpo de tal manera que fuera como si
estuviera separado del cuerpo. (Mt 18:8; Mr 9:45; compárese con Col 3:5.)
En el “cuerpo” cristiano. Cuando el apóstol Pablo compara a la congregación cristiana con el cuerpo
humano, subraya la interdependencia de sus miembros con estas palabras: “Si el pie dijera: ‘Porque
no soy mano, no soy parte del cuerpo’, no por esta razón deja de ser parte del cuerpo”. (1Co 12:15.)

El escabel de los pies de Jehová. Jehová se representa a sí mismo en su posición real sentado en un
trono celestial y con la Tierra como el escabel de sus pies. (Isa 66:1.) Dice a Sión que embellecerá el
lugar de su santuario, y añade: “Yo glorificaré el mismo lugar de mis pies”. (Isa 60:13, 14; véanse
DEDO, I; TALÓN.)

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