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LOS RECURSOS NATURALES EN CHILE: ¿DEPREDACIÓN?

LUIS HUMBERTO GARCÍA BUSTOS

INTRODUCCIÓN
Utilizamos la palabra recurso, cuando nos referimos a los medios que nos
permiten vivir, producir y satisfacer el conjunto de necesidades humanas requeridos
por la población, los que pueden ser aportados por la naturaleza o el ingenio
humano, en cuyo caso, su origen sería artificial, y en el proceso productivo, un
insumo; por lo tanto, en esta oportunidad, nos estamos refiriendo al conjunto de
recursos aportados por la naturaleza, dentro de los límites geográficos reconocidos
para nuestro país.
Los recursos naturales de un país, son (o debieran ser) el origen de una
economía del bien común y calidad de vida, sustentables en el tiempo, para los
habitantes del área circundada por los límites geográficos establecidos y
reconocidos por todos. Del buen uso que de ellos se realice en el tiempo, dependerá
en gran parte, la riqueza económica, junto con la paz y armonía, necesarias para
una sana convivencia entre los habitantes de la nación.
Dada la importancia que tienen los Recursos Naturales para la vida en el
planeta, existe una amplia y a veces voluminosa gama de informaciones, que es
necesario filtrar, aplicando análisis crítico, y tratando a la vez, de sintetizar dicha
búsqueda hacia el logro de resultados aceptablemente verídicos; asumiendo al
mismo tiempo, que el marco, estaría limitado a lo que ocurre en nuestro país, pero
que, sin embargo, la forma de su aprovechamiento, puede generar consecuencias
de amplitud planetaria.
Por tales motivos, el presente trabajo, busca una síntesis, de la forma en que
los recursos naturales, son aprovechados en nuestro país, analizando en primer
lugar, cuáles son esos recursos y la importancia que tienen para la vida de sus
habitantes. Sin embargo, dada la extensión del tema y la necesidad de ajustarnos
a un marco limitado por el espacio-tiempo, sólo analizaremos brevemente, aquellos
recursos que aparecen como los más importantes y que están incluidos en el sector
primario de la producción en Chile.
DESARROLLO
Todo material que se obtiene de nuestro planeta, como: agua, tanto
superficial como subterránea o los océanos; los minerales (cobre, hierro, litio, etc.);
energéticos (petróleo, carbón mineral); el suelo agrícola; bosques; la biodiversidad
faunística y la flora, es considerado, un recurso natural. Técnicamente, se pueden
clasificar en: Renovables y No-renovables. Son renovables, todos aquellos
recursos naturales que se recuperan o reciclan a una escala de tiempo aceptable
para el desarrollo de la vida y la sociedad humana, (agua, suelo agrícola, aire

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respirable, bosques, peces en el mar, etc.). Los considerados no-renovables, se han
formado en tiempos geológicos medibles en eones (millones de años) como ocurre
con el cobre, el hierro, el litio, el petróleo, los cuales una vez consumidos en su
totalidad, o son sobreexplotados, desaparecen del lugar en que se encontraban. La
lista de materiales que consume la sociedad humana es variable, según la época,
de acuerdo al avance tecnológico, necesidades de la sociedad, costumbres, etc.
(http://www.fia.gob.cl)
Existe otra clasificación, basada en la necesidad indispensable a un largo
plazo, para el mantenimiento y desarrollo de un país, sin que su agotamiento ponga
en peligro la supervivencia o estabilidad económica y social de esa nación; tales
recursos, se denominan “estratégicos”, característica, que no es permanente, sino
más bien transitoria, según circunstancias históricas, tecnológicas, y/o económicas
en ese territorio; El agua, en el lugar que se necesita y que sea potable, por ejemplo,
es estratégica para toda comunidad humana, en el lugar en que vive, sin duda
alguna. Y, si los bosques junto a la flora y fauna, aseguran y mantienen el ciclo
hidrológico, que da origen a su disponibilidad, también, pasan a ser estratégicos.
Del mismo modo, los aportes energéticos del petróleo, necesarios para el desarrollo
y el bienestar de la vida de la sociedad, lo hacen un recurso estratégico de primera
categoría, junto al gas natural, biomasa e hidroenergía. Cuando un recurso, como
el cobre, su explotación es vital para el desarrollo de un país en particular, como el
nuestro, hablamos de un recurso natural estratégico, de segunda categoría. (Ortiz,
C.F. 2018)
Durante la segunda mitad del siglo XX no solamente se realizaron numerosos
estudios de los recursos naturales, sino también, fueron clasificados, se levantaron
inventarios y evaluaciones; auspiciados y aprovechados por organismos
internacionales, para el beneficio, principalmente de los países desarrollados y sus
grandes empresas, lo que ha generado diversos enfoques a la clasificación de los
recursos naturales, según las características de su aprovechamiento potencial y
mantenimiento en el tiempo. (https://es.scribd.com/document/360155640/)
La economía chilena está basada, en lo que se denomina sector primario
de la producción, compuesto por recursos aportados por: la minería, la agricultura,
recursos pesqueros y forestales, los que, de una u otra manera, se conectan con
las necesidades de agua dulce y otros recursos aportados por el ecosistema.
La minería, representa desde este punto de vista, un rol de primera
importancia en el desarrollo de nuestra economía, especialmente a partir de la
nacionalización del cobre por parte del Congreso Nacional en 1971. Con respecto
a dicho mineral, nuestro país posee un porcentaje importante de las reservas
mundiales de cobre como metal. Su aprovechamiento o explotación, se encuentra
compartido entre empresas privadas y del estado. CODELCO Chile, la Corporación
del Cobre, es una empresa estatal autónoma, la más grande del país en esta
actividad y una de las principales productoras de cobre del mundo. A la región de

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los Andes chilenos, se le considera el principal depósito cuprífero del planeta, ya
que en ella se encuentra aproximadamente el 40% de las reservas mundiales, y
CODELCO, posee la mitad de esas reservas. Cabe destacar que el crecimiento de
la actividad minera en Chile, se observó tanto en la minería privada de capitales
extranjeros y capitales nacionales, como en la minería estatal, dando origen quizás
al caso más notable de convivencia entre los tres modelos de propiedad. Un factor
que facilitó la expansión minera, fue la adecuada infraestructura vial, portuaria,
energética y de comunicaciones que, en parte, fue provista por la misma actividad
minera. Aparte del cobre, la minería metálica destaca además al: hierro, molibdeno
manganeso, plomo, zinc, oro y plata.
 Molibdeno, después de USA, nuestro país es el principal productor, y hasta
el año 1994 fue CODELCO el único productor en Chile a través de sus
Divisiones: Salvador, El Teniente, Andina y Chuquicamata.
 Oro, importante a partir de 1978 al, iniciar sus actividades la mina El Indio,
luego en 1992 aparecen los yacimientos de: La Coipa, El Hueso, San
Cristóbal, Escondida y otras empresas cupríferas, donde el oro es un
subproducto. Pascua Lama, de la Empresa canadiense Barrick Gold
Corporation, localizada en la Comuna del Carmen en la Provincia del Huasco,
en la cordillera de Los Andes compartida con Argentina, al entrar en
funciones será la mayor productora de oro a nivel nacional, y por 25 años.
 Plata, mineral que ubica a Chile en la tercera posición en Latinoamérica,
después de Méjico y Perú. Productores que destacan: La Coipa, CODELCO,
La Escondida y Candelaria.
 Hierro. El grupo CAP S.A. de Inversiones es el único productor de hierro, a
través de la Compañía Minera del Pacífico S.A. La producción se obtiene de
los minerales: El Romeral, El Algarrobo y Los Colorados.

No incorporaremos al Litio, un mineral no-metálico que en un futuro próximo


tendrá un importante el rol en la economía de nuestro país, y por la misma razón,
se necesita un tiempo acorde para su análisis.
A pesar del impacto de la minería en la economía nacional, sus empleos
directos e indirectos no son más del 15% de la fuerza laboral. Al igual que otros
sectores productivos como: agroindustrial, forestal y pesquero; en tales productos
nuestro país no ha sido capaz de poner valor agregado, basado en el conocimiento,
para generar productos manufacturados de mayor valor y que aumenten el ingreso
nacional a niveles más elevados. Por ahora, sólo somos exportadores de minerales
concentrados, o simplemente materia prima, desperdiciando un enorme potencial
de desarrollo económico. (Mendizábal y Rivera. 2018)
En relación a la actividad pesquera en Chile, su historia es relativamente
reciente, a pesar de que los pueblos originarios existentes en el territorio, antes de
la creación de la República, eran expertos pescadores y mariscadores, sin embargo,

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tal circunstancia no se vio reflejada en los primeros años de nuestra Nación, ya que
las principales actividades económicas estaban ligadas a la actividad agrícola.
Durante el siglo XIX se aprecian algunas iniciativas para fomentar y ordenar
una incipiente actividad pesquera, muchas de ellas, incentivadas por la captura de
barcos extranjeros, principalmente balleneros, creándose un reglamento para la
pesca, en donde se menciona la propiedad de los peces, en el Código Civil; al
mismo tiempo, se inician investigaciones hidrográficas por parte de la armada. Ya a
principios del siglo XX, se genera la creación de reglamentos, basados en dos
premisas: a) Que los recursos (abundantes en esa época) eran inagotables, y (b)
Que la pesca era una actividad subvalorada que debía fomentarse. Bajo tal lógica,
se fomentó la actividad pesquera, generando una intensa explotación del recurso,
principalmente pelágico de la zona norte del país, destinado a la reducción (harina
y aceite de pescado) con la anchoveta Engraulis ringens, que era la especie
predominante. Su agotamiento, redirigió la captura, hacia especies menos
explotadas entonces, como el jurel Trachurus murphyi y la sardina. Paralelo a esto,
se promovió el desarrollo industrial y el mejoramiento de la información biológica de
los stocks de peces, (para su explotación, no de su conservación). En esta época,
se creó la Subsecretaría de Pesca (entidad administradora de las pesqueras) y el
Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (entidad fiscalizadora, según Ley
n°18.892) legislación que instauró medidas de ordenamiento, pero no contempló
restricciones al número de barcos, ya que se definía una cuota global anual de
captura, es decir, toneladas anuales que se podían pescar de una especie, por lo
tanto, los pescadores industriales inscritos debían pescar todo lo que pudieran,
hasta agotar la cuota, lo que se conoció como la “carrera olímpica”; el resultado:
muchos barcos pescando y un ineficiente sistema de control de las pesqueras, a lo
que se sumó el fenómeno de El Niño con gran intensidad, reduciendo drásticamente
la cantidad de peces, en especial el Jurel. Posteriormente, en el año 2001 aparece
la Ley 19.713 de Límite Máximo de Captura por Armador, que incorporó, además,
requisitos de certificación de desembarques, y prohibió el descarte. Estas medidas
ordenaron un poco las actividades del sector, pero no mejoraron la actividad de las
pesqueras, ya que definían cuotas globales de captura, mayor a los niveles
científicamente recomendados, además, se acentuaron prácticas como el descarte
(aproximadamente un 40%), sumado a la práctica de la pesca de arrastre, dañina y
no selectiva; a esto, se suma un presupuesto escaso para investigación científica y
de fiscalización, lo cual incrementó el deterioro de este recurso. Posteriormente,
nuevas leyes de pesca abrieron un escenario político de corrupción grave, que dejó
en evidencia el poder de las grandes empresas pesqueras en el Parlamento, con
grandes pérdidas para la pesca artesanal.
Por lo expuesto, podemos resumir diciendo que Chile es uno de los
principales países pesqueros donde, igualmente que, en el resto del mundo, se
enfrenta la sobreexplotación de gran parte del recurso marino, por exceso de
capturas y muy pocas e ineficientes medidas de control, fiscalización e

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investigación, para su conservación y mantenimiento en el tiempo. (Heinrich Böll
Stiftung, 2018)
Respecto a la actividad forestal, para 1999 el Bosque ocupaba una
superficie de 15.637.232 ha, de las cuales, 13.430.602 ha, correspondían a bosque
nativo (85.9%), 2.119.005 ha con plantaciones forestales (13,6%, con especies
exóticas como Pino, Eucaliptus, Álamo, etc.) y 87.625 ha para bosque mixto. A nivel
regional es la X Región la que presenta la mayor proporción de bosques, ya que un
54% de su superficie está cubierta por bosque nativo, y en conjunto, las regiones
con mayor superficie cubierta por bosque nativo, son la X , XI y XII que, poseen un
82% de la superficie total de bosque nativo, (CONAF-CONAMA BIRF, 1999), en
( http://www.fia.gob.cl)
Por otro lado, las plantaciones forestales, para uso comercial, se encuentran
concentradas principalmente en las regiones VII, VIII y IX, que agrupan el 80,8% de
la superficie de plantaciones nacionales, las que para el año 1993, ya cubrían 1,5
millones de hectáreas, las que en su gran mayoría están cubiertas por la variedad
Pinus radiata, sin embargo, y con posterioridad, otras especies exóticas como el
Eucaliptus globulus, han sido incluidas en la planificación de dichas plantaciones.
(CONAF-CONAMA)
Por diversas razones, como todo el mundo percibe, la superficie del bosque
nativo disminuye con el tiempo y se reconoce la existencia de dos tipos de
problemas ambientales que lo afectan: El primero es el agotamiento, relacionado
con la eliminación o disminución del recurso y, el segundo es la degradación
asociada a la disminución de la calidad del bosque o de los componentes
ambientales que integran el ecosistema boscoso. El agotamiento, se puede deber
a factores antrópicos, entre los que encontramos: incendios, talas ilegales,
abastecimiento de materia prima para el sector forestal industrial, necesidades de
leña, cambios de uso del suelo para habilitación agrícola, ganadera o forestal y la
construcción de infraestructura, entre otros. Pero también, debemos mencionar la
implementación de políticas públicas que, en forma directa o indirecta, han incidido
en la disminución del bosque nativo. Tal disminución, es posible asociarla, con el
aumento de la superficie plantada con especies exóticas, ya que en la medida que
aumente la segunda, significa una disminución paralela del bosque nativo, y como
resultado de esta intervención, hay mayor disponibilidad de madera nativa para el
consumo. Esta relación, evidencia que la sustitución del bosque nativo por especies
exóticas es, tal vez, la principal causa de disminución del bosque nativo, en 2
millones de ha, para el año 2000. (gráfico INFOR) en ( http://www.fia.gob.cl)
Según un estudio de INFOR, el 67% del consumo industrial de madera nativa,
se destina a la producción de astillas (chips) para la exportación, porcentaje que ha
disminuido con el tiempo, pero sigue siendo importante ya que se estima que en el
período 1990-2000 la superficie afectada por esta actividad forestal alcanza a lo
menos, 111 mil ha. La extracción de leña y carbón, es otra causal importante del

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consumo del bosque nativo, difícil de estimar por su carácter doméstico, pero a
grosso modo, un 60% de la leña y carbón proviene de especies nativas. Otra causal
de disminución del bosque nativo, son acciones asociadas al floreo, ya que al
extraer los mejores ejemplares se deteriora la calidad del bosque; igualmente, la
práctica de la tala rasa y la ocurrencia frecuente de incendios, ya sean intencionales
o no. En este sentido, un estudio de la Universidad de Chile, que tomó como base
el año 1966, un 97% de la degradación del bosque nativo, fue causada por el ser
humano, siendo el floreo una causa principal. ( http://www.fia.gob.cl)
¿Qué problemas ambientales se reconocen como efectos de la degradación
del bosque nativo?
 Destrucción de la Biodiversidad.
 Incremento de la eutroficación de los recursos hidrológicos.
 Degradación del suelo y posterior erosión.
 Erosión de la fertilidad del suelo, imposibilitando una recuperación natural.
 Compactación del suelo, por el uso de maquinaria pesada.
 Disminución del agua disponible en las cuencas afectadas.
 El bosque exótico, no es eficiente en la producción de alimentos, forraje,
medicinas, fibras vegetales, hongos y otros productos, por lo que la fauna
desaparece, en su mayoría.
 Uso generalizado de agroquímicos.
 Genera un motivo más, para la desforestación total.
 No permite el desarrollo del turismo, ni el ecoturismo.
 El área se transforma en sumideros temporales de CO2.
(Espinosa, Consuelo, 2002)

La actividad Agropecuaria, contempla como recursos muy importantes, al


suelo y el agua, pero por razones de tiempo, sólo nos referiremos a el uso del agua
en Chile, lo que nos obliga a puntualizar en primer lugar al Código de Aguas de
1981 (en pleno período de la dictadura), que estableció la base legal más importante
de la gestión de los recursos hídricos en Chile, permitiendo la tenencia de derechos
de agua privados y libremente transferibles, lo que incluye una regulación del Estado
limitada, transformando a nuestro país, en el estado más liberal del planeta, en el
uso de este recurso. En 1980, el gobierno militar privatizó los derechos de agua; en
1981, modificó el Código de Aguas abandonando los conceptos de su símil 1969, y
luego de acuerdo con la teoría económica del libre mercado, aparece entonces, el
concepto de derecho de aprovechamiento del agua, que separa el agua de la tierra
como bienes de uso privado, permitiendo que el derecho al agua sea transable, con
un valor que depende de la oferta, la demanda y la zona geográfica. La Constitución
Política actual, por su lado, se refiere expresamente al derecho de aprovechamiento
de aguas en el artículo 19 N°24 inciso final, donde establece la garantía
constitucional de la propiedad sobre esos derechos, por lo que no garantiza el

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acceso al agua como derecho humano, garantizando efectivamente los derechos
de aprovechamiento, sea que se hayan constituido por autoridad o se hayan
reconocido por la ley. (minuta propuesta al Senado como proyecto de Reforma
Constitucional)
Chile es uno de los países privilegiados en cuanto a la disponibilidad de
recursos hídricos de superficie a nivel mundial, y cuenta con una de las mayores
reservas de este recurso en Campos de Hielo Norte y Sur, en la zona austral. Sin
embargo, este patrimonio está irregularmente distribuido en el territorio nacional, a
causa de diversas condiciones físicas y climáticas. Mientras la zona norte es
sumamente árida, con una disponibilidad de recursos hídricos menor a 500
m3/habitante/año, en la zona sur existen áreas de gran abundancia, con niveles que
superan los 160.000 m3/habitante/año. Por tal razón, en la zona norte los conflictos
por el acceso y propiedad del agua han confrontado históricamente a las
comunidades locales indígenas y campesinas con las empresas mineras, conflicto
que tal vez, sólo el uso del agua del mar y mediante procesos de desalinización
podrían resolver los conflictos futuros, ante la próxima expansión minera. Conflictos
que tendrán carácter étnico, y probablemente fronterizos, con países vecinos. Como
el modelo de gestión del agua en Chile está centrado en criterios de asignación y
transacciones de mercado, este recurso está sujeto a fuertes presiones de poder,
especialmente en zonas de escases, donde la “libre competencia” por el uso y
derechos de propiedad, favorece indudablemente la concentración de esos
derechos en el sector eléctrico, minero y exportador, que son considerados
“motores” del desarrollo nacional, en perjuicio del acceso al agua para la mayoría
del resto de la población. Un desigual ejercicio de asignación favorecido
jurídicamente por el Código de Aguas vigente que considera el agua como
propiedad privada, bajo resguardo constitucional. Esos derechos, comprados en el
mercado del agua, en su origen fueron concedidos gratuitamente y a perpetuidad,
más aun, tal gratuidad se extiende al mantenimiento, tenencia y uso del recurso; no
se pagan, cobros diferenciados por uso, ni impuestos específicos, tampoco por
descargas de aguas servidas, salvo en el sector urbano que está integrado a la red
de alcantarillados. La distribución de los derechos del agua para uso consuntivo
(consumidas totalmente) según un informe de la CEPAL diciembre de 2003, es:
 Agua potable 4,4%
 Minería 4,5%
 Industria 6,5%
 Agricultura 84,5% (principalmente el sector exportador)

La concentración de la propiedad del agua en el sector energético y


exportador, obedece a la lógica del desarrollo económico vigente en el país, cuyas
metas están orientadas a mantener un crecimiento económico sostenido, medible
en términos de PIB, sin evaluar, sin medir, el impacto económico, social y ambiental
a distintos niveles, en el corto, mediano o largo plazo. El sector minero, por ejemplo,

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desarrolla sus actividades en la árida zona nortina, que sufre de severos problemas
de stress hídrico. El 75% de la producción minera, está en manos de privados, cuyos
propietarios en su mayoría, son empresas transnacionales, por lo que reportan
escasos ingresos para el país. Pero ocasionan severos impactos ambientales que
casi no son fiscalizados, como: secamiento de humedales, salares y lagunas;
contaminación severa de aguas subterráneas, terrestres y marinas; severo deterioro
de ecosistemas y biodiversidad; todo lo cual, afecta a las comunidades locales e
indígenas, destruyendo su agricultura y ganadería local mediante el despojo de
aguas, generando su migración a las ciudades. El problema se expande además a
conflictos fronterizos con Bolivia, como ocurre con los casos Silala y Potosí. (Larraín,
Sara, 2006)
Por otro lado, el sector Agrícola que consume casi el 85% del agua para uso
consuntivo, representa el 18,5% de las exportaciones chilenas, donde la mayor
parte corresponden a uvas y manzanas. Tales empresas son en su totalidad
privadas, con severos impactos por monocultivo, tales como: presión sobre los
recursos hídricos, salinidad de suelos, contaminación de aguas subterráneas y ríos,
concentración de la propiedad, fuertes aplicaciones de herbicidas y fertilizantes
industriales, destrucción de economía local de pequeños propietarios, severos
daños a la salud en trabajadores, tanto mujeres como hombres, inseguridad laboral
por trabajos de temporada. (Larraín, Sara, 2006)
Con respecto al agua potable, su mayor demanda está en la Región
Metropolitana (50,5%), ya que allí se concentra el 40% de la población nacional; le
siguen las regiones V y VIII con un consumo de 11,7 y 8,8% respectivamente; estas
regiones fueron las primeras afectadas por el proceso privatizador ocurrido por los
gobiernos de los señores Frei y Lagos, un proceso que comenzó evidentemente a
fines de los años 80, con la reforma al sistema de empresas sanitarias, de acuerdo
con las peticiones del BID y BM. Los principios orientadores de esas reformas fueron
dos: (a) problemas de acceso y cobertura del agua, se emprenderían mucho mejor
si se traspasaban las empresas sanitarias que eran públicas, a manos privadas,
asegurando una gestión mucho más eficiente y eficaz, y (b) Para tales efectos, era
necesario favorecer la competitividad, eliminando barreras de entrada a las
empresas transnacionales. Para completar este plan, la nueva legislación de las
empresas sanitarias, garantizó a las empresas interesadas, entre otras
prerrogativas, una rentabilidad efectiva del 10,3% de sus utilidades, asegurando así
la inversión y permanencia de las empresas privadas en el sector de servicios de
aguas. De tal modo que, entre fines de los ‘80 y principios de los ’90 se creó un
sistema de 13 empresas operadoras independientes, una por cada región, con
carácter mercantil las que, en su origen, en su mayoría eran públicas, las cuales,
mediante un régimen de concesión, atendían las necesidades de agua potable y
alcantarillado del 92% de la población del país. Esta situación creada mediante
decreto, abrió el camino a su posterior privatización, al dotarlas de personalidad
jurídica propia, con una gestión indirecta del Estado. Sin embargo, aún en 1995, el

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gran poseedor del agua para consumo de la población, era el Fisco, con un 50,1%
del caudal disponible, situación que tuvo una variación notable a partir de 1998,
durante el gobierno del Presidente Frei, con la venta del 40% de ESVAL (V R.) a un
consorcio integrado por Anglian Water (Reino Unido) y Endesa España, por US$410
millones. Posteriormente la primera de estas transnacionales le compró su parte a
Endesa España y hoy, posee el 50% de las acciones. Para 1999 se transfirió el 43%
de EMOS (RM) al consorcio formado por SUEZ Lyonnaise Deaux (Francia) y Aguas
Barcelona, filial de la anterior, que hoy, tiene el 55% del patrimonio; se creó así una
nueva empresa: Aguas Andinas. Ese mismo año, se vendió el 51% de ESSAL (XR)
a Iberdrola (España) y luego, el año 2000 fue entregado como concesión, el 42%
de ESSBIO a Thames Water (Reino Unido), que actualmente ya posee el 51% del
derecho de explotación de las aguas de la compañía. Con la privatización de esas
cuatro empresas, el 73% del sistema del agua potable quedó en manos de
transnacionales. Posteriormente, el 51% de las acciones de ESSEL (VIR) fue
adquirido por Thames Water. Los procesos de privatización, se desarrollaron sin
consulta a la ciudadanía, desconociendo pronunciamientos y demandas masivas,
como las realizadas en la VIII R, donde el 99,09% de 136.783 usuarios de ESSBIO
se pronunciaron en contra de su privatización. En definitiva, al año 2002 el sector
privado y más específicamente, los consorcios transnacionales, eran propietarios
del 83% de las empresas sanitarias. En el año 2002 ya en el gobierno del Presidente
Lagos, las empresas ESSAM (VIIR) y ESSAR (IXR) también estaban en proceso de
privatización bajo la figura de concesiones de 30-35 años prorrogables. Pero en ese
caso, la licitación de ESSAM fracasó, porque sólo se presentó Thames Water
(dueña de ESSBIO y ESSEL) por lo que la licitación de ESSAR fue declarada
desierta. Entre los años 2003 y 2004 se concretó el traspaso de la I a la IVR e
igualmente de la XI y XIIR, sanitarias que fueron adquiridas por consorcios
nacionales como: el Grupo Luksic, dueño de empresas mineras, vitivinícolas,
pesqueras, agrícolas, financieras, y otras; el Grupo Solari, dueños de grandes
consorcios comerciales y financieros del país, y el Consorcio Financiero. Es decir,
el resto de las empresas sanitarias fueron traspasadas, a grandes consorcios
nacionales, manteniendo la lógica del libre mercado, concentradora de la propiedad;
lo que finalmente, para 2004 casi el 100% de las empresas sanitarias de nuestro
país fueron privatizadas. El resultado, aparte del impacto sobre poblaciones y
comunidades locales fue: la concentración de la propiedad del agua en pocas
manos, lo que ha hecho más crítico y conflictivo el acceso del agua para el consumo
humano, por las fuertes alzas de tarifas, derivadas del proceso de privatización de
las empresas sanitarias, detectándose, además, diferencias de hasta 400% entre
las tarifas a lo largo del país, sin que se haya detectado un mejoramiento efectivo
de la cobertura ni el acceso. Los usuarios deben pagar, además, el 100% del costo
de tratamiento de aguas cloacales. Las mayores alzas tarifarias están en la zona
centro-norte, región en donde el consumo ha disminuido notablemente, no por una
mayor eficiencia en el uso de este recurso, sino porque muchos hogares no cuentan

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con suficientes ingresos para pagar un consumo normal de agua potable. (Larraín,
Sara, 2006)
CONCLUSIONES
Es lamentable que la lectura del presente trabajo nos deje una sensación
pesimista del desarrollo futuro de nuestro país en el largo plazo, ya que nuestra
economía es dependiente de recursos naturales que están en manos de grandes
consorcios, en su mayoría extranjeros, que tienen como propósitos fundamentales
el logro de grandes ganancias en el tiempo más corto posible, siendo las clases más
desposeídas (la mayoría) las que deben sostener un sistema de libre mercado,
amparado por la Constitución y leyes impuestas por Gobiernos democráticos,
posteriores a la Dictadura, en donde se inició todo este proceso, con los primeros
personajes, democráticamente elegidos, los que han cumplido fielmente el mandato
heredado del período dictatorial. Todo esto, ha transformado a nuestro país, en un
país depredado, y que continuará siendo depredado hasta acabar con los recursos
naturales, a menos que se logre una enmienda a leyes que permiten esta situación,
y un cambio definitivo de una Constitución, que ampara el libre mercado y a los
grandes consorcios empresariales, dejando en la indefensión a la mayoría de la
población de este país.
BIBLIOGARFÍA
1. Espinosa, Consuelo. 2002. “El bosque nativo en Chile: situación actual y
proyecciones”. Cómo entender el debate legal. Terram Publicaciones. 80p.
www.terram.cl
2. Fundación para la Innovación Agraria (FIA). 2001. “El bosque nativo en
Chile: situación actual y perspectivas”. Ministerio de Agricultura. 113p.
http://www.fia.gob.cl/
3. Hinrich Böll Stiftung. 2018. “Manejo de pesquerías en Chile. De la
abundancia al agotamiento de los recursos pesqueros”. HBS Cono Sur.
https://cl.boell-org.es/2018/14/
4. Larraín, Sara.2006. “El agua en Chile: entre los derechos humanos y las
reglas del mercado”. Polis (revista en línea), 14-2006, Publicado el 11/08/12
http://journals.openedition.org/polis/5091/
5. Mendizábal, F. y Rivera, P. 2018. “¿Chile es un país minero?” Revista
Occidente. N°483, mayo 2018. Pg. 41-44.
6. Ortiz, Carlos F. 2018. “Recursos naturales estratégicos”. Trabajo de
colaboración al tema principal.
7. Senado de Chile. “Dominio y uso de las aguas en Chile”. Minuta de
presentación, como parte del Proyecto de Reforma Constitucional. Boletín
N° 10497-07. www.senado.cl/appsenado/index.php?mo=transparencia&ac...id=5075

Ovalle-Chile: enero 2019

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