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Hubo una vez, una familia de mujeres muy bonitas que tuvo entre ellas
una hija poco bonita. Así le decían siempre porque no era rubia, ni tenía
los ojos azules como sus hermanas. Vicky decía muy triste: “Soy el patito
feo de la familia”. Sin embargo, Vicky era la más trabajadora de todas las
hermanas, muy bondadosa, alegre y virtuosa. La familia organizó un día
una fiesta para que sus hijas se presentaran en sociedad, pero querían
que Vicky no salga esa noche.
Vicky ese día se hizo tarde en el trabajo, así que llegó cuando la fiesta ya
había empezado. Cuando entró a la casa, las hermanas y la madre
quisieron esconderla para no ser avergonzadas, según ellas, delante de las
amistades que no conocían a la joven. Pero algunos amigos que sí
apreciaban a Vicky por sus cualidades y virtudes, lograron entretenerla
hasta que las hermanas tuvieron que desistir de sus malos propósitos y
tuvieron que dejar que se quede en la fiesta. Esa fue la gran noche de la
joven que se hizo querer y conocer por todos. Era una persona tan
agradable en su trato, que podría decirse los invitados estaban más a
gusto con ella que con sus hermanas por ser tan superficiales estas
últimas.
Había una vez un tigre sin color. Todos sus tonos eran grises, blancos y
negros. Tanto, que parecía salido de una de esas películas antiguas. Su
falta de color le había hecho tan famoso, que los mejores pintores del
mundo entero habían visitado su zoológico tratando de colorearlo, pero
ninguno había conseguido nada: todos los colores y pigmentos resbalaban
sobre su piel.
Todos quisieron saber cuál era el secreto de aquel genial pintor. Chiflus
explicó cómo su pincel sólo servía para pintar la vida real, que por eso no
necesitaba usar colores, y que había podido pintar el tigre con una única
frase que susurró a su oído continuamente: "en sólo unos días volverás a
ser libre, ya lo verás".
El padre de Cenicienta, viudo, se casó con una mujer con dos hijas. Al
morir él, llenas de envidia por su dulzura y belleza, la tratan con gran
desprecio y le obligan a hacer las tareas más sucias; pero ella sigue
manteniéndose dulce y serena. El príncipe organiza un baile para
buscar esposa pero a pesar de ser su mayor ilusión, la madrastra impide
asistir a Cenicienta. Mientras llora aparece su hada madrina, que la
transforma en una princesa para ir al baile, advirtiendo que el hechizo
se deshará a medianoche.
del reino para ofrecerle sus dones, excepto una, que en venganza por
que cumpliera 15 años moriría tras pincharse con el uso de una rueca.
A pesar del esfuerzo de los reyes por eliminar todas las máquinas de
cayó dormida, junto con todos los que estaban en el palacio. El palacio
quedó oculto por espinos hasta que pasados 100 años, un príncipe
un beso, y con ella a todos los que allí dormían. Al poco se celebró la