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Así, en sentencia T-298 de 1993 la Corte sostuvo que si bien el artículo 22 del Decreto
2591 de 1991 concede al juez la facultad de emitir sentencia tan pronto ha alcanzado un
grado suficiente de convencimiento sobre la situación litigiosa, lo cual supone la
posibilidad de omitir la práctica de pruebas adicionales, en todo caso las sentencias de
tutela deben descansar sobre la debida acreditación de los hechos que han sido materia
del proceso[8]. Una consideración en contrario, supondría la concesión de atribuciones
omnímodas al juez de tutela, lo cual amenazaría de manera grave los derechos
fundamentales, dado que supondría la posibilidad de formular cualquier oposición
fáctica a la prueba certera que de cuenta de la vulneración o amenaza de éstos.
Para concluir, resultan pertinentes las consideraciones realizadas por esta Corporación
en sentencia T-1066 de 2006, providencia en la cual se adelantó un juicioso análisis de
la jurisprudencia constitucional a propósito de la carga de la prueba en sede de tutela
en los eventos en los cuales el derecho en litigio es el derecho a la salud. Al respecto
señaló la Corte lo siguiente:
MÍNIMO VITAL
[
Uno de los mas completos libros que trata el tema del mínimo vital es “Jurisprudencia
Constitucional sobre el derecho al mínimo vital” de Rodolfo Arango y Julieta Lemaitre
(et.al.) en el cual se revisan las subreglas contenidas en las sentencias mas relevantes
entre 1992-2000. Según los autores, “las subreglas constitucionales son formulaciones
que permiten aplicar el derecho abstracto a un caso concreto a través de reglas jurídicas
prescriptivas, generales y abstractas”1. Para Diego López por su parte, las subreglas son
aquellas que marcan y reafirman el derecho constitucional2. La función esencial de las
subreglas en la jurisdicción constitucional es “permitir que el juez de tutela proteja los
derechos fundamentales de una manera uniforme, sin violar el derecho a la igualdad”3.
Según el libro, se pueden identificar subreglas consolidadas y no consolidadas en el
sentido en que la aplicación de estas - en casos fácticamente similares - por parte de la
Corte no ha sido uniforme, y ha aparecido a los ojos de la opinión pública como
contradictorias. En este ensayo se tratarán las subreglas consolidadas, aquellas que han
sido aplicadas repetidamente por la Corte, para fallar casos sobre el mínimo vital.
Luego de este corto panorama ofrecido se puede decir, que la gran tendencia, más no
subregla, que se ha mantenido a lo largo de los ocho en la Corte apunta a “proteger
consistentemente la subsistencia de personas en casos limite, cuando la urgencia de la
vulneración del derecho permite predecir un perjuicio irremediable de no intervenir el
juez de tutela”5. La subregla más general, y sin tener en cuenta los escenarios
constitucionales, ha sido planteada en las sentencias T-426/92 y SU-111/97, ambas
del Magistrado Eduardo Cifuentes: “la tutela procede por violación al derecho
fundamental al mínimo vital cuando está en peligro el mínimo vital de las personas, y
el Estado pudiendo prestar el apoyo material mínimo, no lo hace”6. En la primera
sentencia, “la Corte ordenó por primera vez una acreencia pensional por vía de
tutela. Fundamenta esta decisión en el Estado Social de Derecho, del cual deriva un
derecho fundamental al mínimo vital que el Estado debe garantizar cuando esta en
capacidad de hacerlo”7. Para Diego López, en la segunda sentencia, se “denuncia
este estado de cosas y trata de redefinir y sistematizar la justiciabilidad del derecho a
la salud. Con esta sentencia la Corte en pleno abandona la indisciplinada e
impredecible jurisprudencia de la equidad y opta ahora por tecnificar la línea
jurisprudencial, ocasionando así una sustancial restricción del derecho a la salud. La
jurisprudencia de la equidad se había basado sobre una lectura amplia de la
conexidad de la salud con la vida, la integridad personal y la vida humana. Bajo esta
lectura, el criterio de conexidad ofrecía un amplio puente para la fundamentalización
de reclamos de salud. En la SU-111, este criterio de conexidad es visto como
demasiado amplio y, además, anti-técnico. Las premisas de la nueva posición son
claras: la salud es ciertamente un derecho fundamental por conexidad, pero no con
las nociones abiertas e imprecisas de vida, integridad personal o dignidad humana
sino con el criterio, más exigente, de mínimo vital. El nuevo criterio8 es una forma de
cerrar la fundamentalización indiscriminada de costosos reclamos de salud y
reducirla a casos donde la pretensión es absolutamente imprescindible para la
conservación de la vida”9. Contrario a esta interpretación esta Rodolfo Arango,
quien considera que la justiciabilidad de los derechos sociales fundamentales aún es
posible. Para Arango la noción de mínimo vital liga, de manera todavía vigorosa, la
idea de subsistencia (por debilidades de salud o de dinero) con la noción de
fundamentalidad tutelable. En este contexto, y siguiendo el libro base se estudiarán
cinco temas donde este derecho al MV ha estado involucrado, que son: pensiones,
salarios y prestaciones sociales, salud, mujeres embarazadas y personas en estados de
grave indefensión. === 1. PENSIONES === La mayor parte de las sentencias de MV
son sentencias “en casos de incumplimiento en el pago de pensiones, sea por mora en
el pago, o por demora en su asignación”10. La regla general que aplica la Corte es:
“El derecho a la seguridad social es fundamental en el caso de las personas que
presenten alguna circunstancia de debilidad manifiesta, en razón de su conexidad
con el derecho fundamental al mínimo vital y, por tanto, su vulneración puede ser
conocida a través de la acción de tutela”11. Esta afectación al mínimo vital se
presume cuando el accionante pertenece a la tercera edad o esta incapacitado para
trabajar (invalido). La presunción se desvirtúa cuando se prueba que tiene otra
fuente de ingresos. La carga de probar que existe otra fuente de ingresos corresponde
al demandado. Sin embargo, cuando el accionante no es de la tercera edad o no está
inválido, debe entonces probar que se afecto su mínimo vital por la falta de pago de
pensión.12 En el primer escenario donde existe mora en el pago de mesadas
pensiónales por jubilación o vejez, la primera subregla aplicable es: Procede la tutela
por mora en el pago de mesadas pensiónales cuando el demandante es de la tercera
edad, ya que se presume de hecho la vulneración del mínimo vital cuando no se paga
la pensión. Inversamente, la otra subregla aplicable es: “no es procedente la tutela
por no pago de pensiones de personas que no son de la tercera edad a menos que se
viole su mínimo vital”13. Otra subregla aplicable en este escenario esta formulada
así: “procede la tutela por mora en el pago de pensiones de personas que no son de la
tercera edad cuando queda comprobado que no tienen otros medios de subsistencia o
que están en situaciones de vulnerabilidad donde la mora pone en peligro su mínimo
vital”. En los casos donde no se sabe de dónde saldrán los recursos para pagar dichas
pensiones en mora la Corte ha sido especialmente celosa. En estos casos la Corte ha
insistido en que deben pagar, de manera que ordena la prelación de los créditos de los
accionantes, la creación de las partidas presupuéstales, o en algunos casos la
asistencia del gobierno nacional o departamental14. Ha planteado una subregla de la
cual pueden inducirse otras. La subreglas general señala que: “si los pensionados
cotizaron sus pensiones, la falta de disponibilidad de recursos no exime a la entidad
del pago de la misma”. De esta subreglas se pueden derivar las siguientes: 1). “no se
puede afectar el pago de pensiones por estar la empresa en huelga”, 2). “No se puede
afectar el pago de las pensiones por estar en concordato preventivo obligatorio. En tal
caso, prevalecen los créditos laborales de los pensionados (que hayan cumplido la
tercera edad o que estén incapacitados para trabajar)”15. En el segundo escenario
donde existe mora en el pago de pensión de invalidez es similar al primer escenario.
La subregla desarrollada dice así: “cuando hay mora en el pago de la pensión de
invalidez y ello pone en peligro el derecho al mínimo vital, se concede la tutela”16. En
el tercer escenario, donde lo que se busca es la protección constitucional al
reconocimiento de pensión la Corte ha dicho: “En principio, el reconocimiento de la
pensión no procede por tutela, salvo si hay una afectación del mínimo vital”17.
Además, para la Corte, tampoco se puede negar la pensión de incapacidad por no
haberse informado de una enfermedad previa. Por el contrario, para dejar de prestar el
servicio la EPS debe acudir a la justicia ordinaria y demostrar la veracidad del hecho.
Es decir: “la EPS no puede negar unilateralmente el pago de incapacidad laboral
permanente que constituye el mínimo vital de una persona aduciendo que no informo
de una enfermedad previa”18. El cuarto escenario en este tema de las pensiones esta
constituido por la reliquidación pensional. De forma consistente, la Corte deniega la
tutela cuando se pide el reajuste o reliquidación por considerar que no hay una
afectación del mínimo vital. La subregla aplicables es: “Solo procede la tutela por
solicitud de reajuste o reliquidación de pensión cuando se afecta el mínimo vital”19.
=== 2. SALARIOS Y PRESTACIONES === Los escenarios presentes en este tema
incluyen la mora en el pago de salarios y prestaciones y la negativa de pago de
cesantías parciales. Según la Corte, “no obstante que la jurisprudencia de la Corte ha
señalado la improcedencia de la tutela en asuntos laborales, ha admitido su
procedencia excepcional, en situaciones en las que el mínimo vital esta
comprometido”20. La subregla aplicada por la Corte establece que: “si existe mora en
el pago del salario adeudado a un trabajador y el salario constituye su único medio de
subsistencia, entonces se viola su derecho fundamental al mínimo vital”21. El
trabajador no tiene que probar que el salario adeudado es su única fuente de ingreso;
la afectación del mínimo vital se presume cuando la mora se prolonga en el tiempo. Es
el demandado quien tiene la carga de la prueba. Otra subregla que se puede extraer es
la siguiente: “se concede la tutela cuando hay mora en el pago del salario y este es la
única fuente de ingreso familiar o del trabajador”22, además, “la tutela prospera
porque la falta de pago del salario llegó a afectar el mínimo vital de los trabajadores y
sus familias, en particular a los niños”_23. En cuanto al pago de prestaciones la Corte
ha sido más restrictiva: “El no pago de vacaciones y de la prima de vacaciones no
vulnera el mínimo vital, por lo que la tutela no procede para el cobro de estas
acreencias laborales”24. Es decir, “en principio no se conceden las cesantías parciales
por tutela, salvo que se vea afectado el mínimo vital por el no pago de las mismas”25.
=== 3. SALUD === La Corte ha establecido que la concesión del derecho a la salud
no puede hacerse por fuera de los marcos legales y contractuales establecidos para las
E.P.S.’s. Por ello, “entonces, las pretensiones de salud deben ser estudiadas con
referencia a las normas sub-constitucionales que regulan la materia. Así, una persona
usualmente debe mostrar algún incumplimiento grave de un derecho legal o
contractual ya existente a la salud para que la Corte le tutele ese derecho. El mínimo
vital-salud se convierte así en la protección constitucional de pretensiones urgentes de
salud cuando es posible demostrar, de alguna manera, el incumplimiento parcial o total
de al menos la apariencia de un derecho subjetivo nacido bajo la reglamentación sub-
constitucional (legal o contractual). En ese sentido, la noción de mínimo vital-salud
sirve fundamentalmente como un proceso ejecutivo en salud (y no uno declarativo), en
donde la morosidad o inexacto cumplimiento de la EPS genera un riesgo inminente
para la vida del reclamante. Este nuevo esquema, además, sirve para fortalecer los
valores del control democrático y la predictibilidad financiera en el sistema”26: la
salud es ciertamente un derecho, pero uno que depende de la reglamentación que se le
dé en los escenarios de la democracia representativa y de la consensualidad
contractual entre EPS y usuario27. La expresión del derecho a la salud como un
reclamo dependiente de la ley o del contrato “puede ser interpretado como un retroceso
en la atención solidarista de las necesidades de los desposeídos. Pero esta conclusión,
sin embargo, es apresurada porque la Corte encontró un pequeño nicho dentro del
nuevo balance constitucional para expresar las preocupaciones solidaristas del Estado
Social de Derecho.28 Fue precisamente en esa masa de normas legales de salud que la
Corte Constitucional encontró que todavía continuaba existiendo algún tipo de
protección elemental para personas absoluta o parcialmente desposeídas. Así,
cumpliendo con el requisito de la existencia de una relación legal o contractual previa,
la Corte encontró que la ley consagraba, de una parte, el nivel mínimo popular de
cubrimiento en salud, el POS, y por el otro, el llamado “régimen subsidiado” de salud.
Estos dos conceptos del sistema de salud, cuya clientela fundamental son los
colombianos más desprotegidos y que constituyen el nivel básico de protección, le
dieron oportunidad a la Corte para continuar trabajando la idea de fundamentalidad
de la salud para los desposeídos, cargando al Fondo de Solidaridad y Garantías
(FOSYGA) (y así neutralizando la resistencia financiera de las E.P.S.’s privadas) los
costos de sus declaraciones protectoras. Esta obligación constitucional de las E.P.S.’s,
respaldadas por el FOSYGA, ha sido básicamente dirigida a ofrecer, en algunos casos,
protección médica a quienes no la tienen (SU-225/98), o a expandir la farmacopea y
los tratamientos ofrecidos por el Plan Obligatorio de Salud (quizá demasiado tacaño
en su concepción legal y en su administración por parte de las E.P.S.’s) a una idea un
tanto más ampliada de qué medicinas y qué tratamientos puede exigir un derecho-
habiente del común a su E.P.S. (SU-480/97, T-409/00, T-933/00)”29. La Corte ha
determinado que procede la tutela cuando se pone en peligro la vida o la integridad
física de una persona al no otorgarle un tratamiento o medicamento necesario porque
no esta en el POS (Plan Obligatorio de Salud). Para proteger este derecho ha sido la
Corte mucho más técnica y ha desarrollado un subregla mucho más compleja que se
parece mas a un test de procedibilidad de la tutela en casos de salud. La subregla
desarrollada es: “si (1) la falta de medicamento o tratamiento excluido por la
reglamentación legal o administrativa, amenaza los derechos constitucionales
fundamentales a la vida o a la integridad personal del interesado, y (2) el sustituto del
medicamento o tratamiento no obtiene el mismo nivel de efectividad necesario para
proteger el mínimo vital del paciente que si obtiene otro medicamento o tratamiento
excluido del plan de salud, y (3) el paciente realmente no puede sufragar el costo del
medicamento o tratamiento requerido, y (4) no puede acceder a el por ningún otro
sistema o plan de salud, y (5) el medicamento o tratamiento ha sido prescrito por un
medico adscrito a la EPS a la cual se halle afiliado el demandante, entonces el
medicamento o tratamiento requerido debe ser suministrado al interesado para impedir
la vulneración de sus derechos fundamentales a la vida y a la integridad personal”30.
=== 4. MUJERES EMBARAZADAS === Según Uprimny, la nueva carta estableció
mecanismos judiciales destinados a conferir una eficacia específica a los derechos
constitucionales en la vida cotidiana de los colombianos. La acción de tutela ha
acercado la constitución al común de las personas al dotarlas de un instrumento ágil
para la protección de sus derechos reconocidos en el nuevo texto. Así, gracias a la
tutela los derechos fundamentales han penetrado con fuerza en las relaciones capital-
trabajo, por ejemplo, su presencia limita el ejercicio del ius variandi del empleador,
esto es, la facultad que tiene el patrono de alterar las condiciones de trabajo en cuanto
al modo, lugar, cantidad o tiempo del mismo31. La CC en sucesivas sentencias ha
amparado los derechos al trabajo, a la igualdad y a la asociación sindical vulnerados
por el trato discriminatorio ejercido por los patronos contra los trabajadores
sindicalizados, bien mediante el aumento de salario exclusivamente a los trabajadores
no sindicalizados#_|32]]. (ST-230/94, ST-079/95, ST-143/95, ST-326/94)33. El sector
laboral ha experimentado importantes transformaciones jurídicas en la última década.
De un lado, y en consonancia con las estrategias de reestructuración neoliberal de la
economía colombiana como resultado de los procesos de globalización, varias
reformas normativas han tendido a flexibilizar la contratación y gestión de la fuerza de
trabajo (Ley 50 1990). Según los críticos de este proceso, el núcleo protector del
derecho laboral prácticamente ha desaparecido. Sin embargo, de otro lado, la
constitución de 1991 tendió a constitucionalizar muchos principios protectores del
derecho laboral clásico que eran precisamente negados por la legislación ordinaria.
Según esto, una ofensiva legal contra las reglas protectoras del derecho laboral clásico
ser ha acompañado de una importante constitucionalizacion de las principales
garantías laborales34. Por ejemplo, la sentencia T-015/95 fijo jurisprudencia acerca de
la relación secuestro y trabajo. En esa ocasión la Corte Constitucional expreso: “no se
puede olvidar que el secuestro de una persona no esta contemplado como causal legal
de terminación o suspensión de la relación laboral y más bien, los principios
enunciados que se fundan en la equidad y en los criterios del equilibrio social imponen
la obligación de pagar el salario a quien victima de una desaparición forzada que por
obra de terceras personas, se ve imposibilitado para prestar el servicio, queda en
estado de indefensión”35. Para algunos sindicalistas como Eduardo Garzón, la CC ha
cambiado la cultura política de los sindicatos a través de la acción de tutela. Antes de
la Constitución de 1991, la estrategia legal de los sindicatos se limitaba a la defensa de
sus derechos a través de la negociación de las convenciones colectivas de trabajo. Con
el deterioro creciente de la legislación laboral debido a las políticas neoliberales de
contratación y despido, esta estrategia quedó reducida a su mínima expresión. La
defensa jurídica tomó fuerza en este contexto fundamentalmente a través del uso de la
tutela36. En este tema existen dos escenarios relevantes. Por un lado, el no pago de la
licencia de maternidad; y por otro, el despido de mujeres embarazadas. En cuanto al
primer escenario la subregla desarrollada prescribe que: “si no hay pago de la licencia
de maternidad y se ve afectado el mínimo vital debe concederse la tutela durante el
periodo de descanso de maternidad a menos que no se tenga otro ingreso”37. En
cuanto al segundo escenario la subregla es: “es nulo todo despido injustificado de
mujer embarazada y por lo tanto de pie para un reintegro de la trabajadora”38. Otra
subregla presente en este escenario dice que: “procede la tutela para proteger a una
mujer despedida por estar embarazada sin justificación y el despido amenaza el
mínimo vital de la actora o que la arbitrariedad resulta evidente y el daño que apareja
es devastador39”. Para proceder a proteger a la mujer embarazada, la Corte aplica un
test similar al del tema de salud, que surge de la legislación laboral y que también es
subregla según la cual: “Los elementos fácticos que deben quedar demostrados para
que proceda el amparo transitorio del derecho a la estabilidad laboral reforzada son
los siguientes: (1) que el despido o la desvinculación se ocasiono durante el embarazo
o dentro de los tres meses siguientes al parto; (2) que la desvinculación se produjo sin
los requisitos legales pertinentes para cada caso; (3) que el empleador conocía o debía
conocer el estado de embarazo de la empleada o trabajadora; (4) que el despido
amenaza el mínimo vital de la actora o que la arbitrariedad resulta evidente y el daño
que apareja es devastador”. === 5. GRAVES ESTADOS DE INDEFENSION ===
Existen tres claros escenarios sobre este tema, a saber: las cárceles y las condiciones
de vida de los presos, la situación del secuestrado y los sindicatos. Sin embargo, en el
único escenario donde se puede decir que existen subreglas consolidadas es el
carcelario. En cuanto a la situación carcelaria la subregla es la siguiente: “si la
administración carcelaria (el Estado) no satisface el mínimo vital de las personas
recluidas en las cárceles se vulneran sus derechos fundamentales. El Estado debe
garantizar a los presos las condiciones mínimas de subsistencia requeridas, entre las
cuales se incluye la debida alimentación con las características mínimas de higiene,
valor nutricional, calidad y cantidad que permitan una sana y completa
alimentación”40
Los actos discriminatorios suelen ser de difícil prueba. De ahí que sea
apropiado que la carga de probar la inexistencia de discriminación
recaiga en cabeza de la autoridad que expide o aplica una
disposición jurídica, no así en quien alega la violación a su derecho a
la igualdad, especialmente cuando la clasificación que se hace de
una persona es sospechosa por tener relación con los elementos
expresamente señalados como discriminatorios a la luz del derecho
constitucional" (Sentencia No. T-098 de 1994. M.P. Dr. Eduardo
Cifuentes Muñoz).
Sentencia T-601/06
Sentencia T-765/98
Sentencia T-063/06
Con relación a la nombrada presunción, la Corte ha señalado que es de
naturaleza legal, de manera que puede ser desvirtuada por el empleador con la
demostración del hecho contrario al presumido, esto es, probando que el
servicio personal del trabajador no se prestó con el ánimo de que le fuera
retribuido, o en cumplimiento de una obligación que le impusiera dependencia
o subordinación sin que para ese efecto probatorio sea suficiente la sola
exhibición del contrato correspondiente. En consecuencia, al empleador se le
traslada la carga de la prueba, caso en el cual el juez con fundamento en el
principio constitucional de la primacía de la realidad sobre las formalidades
establecidas por los sujetos de las relaciones laborales (art. 53 CP.), tendrá
que examinar el “conjunto de los hechos, por los diferentes medios probatorios,
para verificar que ello es así y que, en consecuencia, queda desvirtuada la
presunción
Sentencia T-162/05
Esta Corporación ha encontrado que no resulta contrario a la Constitución
Política el que la ley procesal imponga una carga probatoria a los demandados
en proceso de restitución de inmueble arrendado, carga sin cuyo cumplimiento
no pueden ser oídos en el juicio, y que cosiste en acreditar el pago de los
canones de arrendamiento, cuando el demandante alega como causal de
restitución la mora en el pago de los mismos, o de los servicios cosas o usos
conexos que haya asumido la obligación de pagar, cuando la causal alegada
en la demanda es la falta de pago de estos conceptos
4.4 Así pues, esta Corporación ha encontrado que no resulta contrario a la Constitución Política el
que la ley procesal imponga una carga probatoria a los demandados en proceso de restitución de
inmueble arrendado, carga sin cuyo cumplimiento no pueden ser oídos en el juicio, y que cosiste en
acreditar el pago de los canones de arrendamiento, cuando el demandante alega como causal de
restitución la mora en el pago de los mismos, o de los servicios cosas o usos conexos que haya
asumido la obligación de pagar, cuando la causal alegada en la demanda es la falta de pago de
estos conceptos.
Se pregunta entonces la Sala si esta circunstancia hace en todos los procesos de restitución de
inmueble arrendado en los que el demandante alegue una de estas dos causales debe exigirse
irrestrictamente esta carga procesal al demandado. Al respecto encuentra que la respuesta es
positiva, y que la solución legal consagrada en las normas procesales civiles, que busca dar
proyección normativa al principio de eficiencia que debe presidir la administración de justicia, no
sólo persigue la protección de los arrendadores, sino que tiene un soporte lógico en claros
principios de derecho probatorio acuñados de vieja data, que fueron explicados en la Sentencia C-
070 de 19932, arriba comentada. En efecto, al respecto se dijo en aquella ocasión lo siguiente:
Sentencia T-1082/07
(…)
Sentencia T-326/06
Para esta Corte es de meridiana claridad que la exigencia hecha
al demandado de presentar una prueba que solamente él puede
aportar con el fin de dar continuidad y eficacia al proceso, en
nada desconoce el núcleo esencial de su derecho al debido
proceso, pudiendo éste fácilmente cumplir con la carga respectiva
para de esa forma poder hacer efectivos sus derechos a ser oído,
presentar y controvertir pruebas. La inversión de la carga de la
prueba, cuando se trata de la causal de no pago del
arrendamiento, no implica la negación de los derechos del
demandado. Este podrá ser oído y actuar eficazmente en el
proceso, en el momento que cumpla con los requisitos legales,
objetivos y razonables, que permiten conciliar los derechos
subjetivos de las partes con la finalidad última del derecho
procesal: permitir la resolución oportuna, en condiciones de
igualdad, de los conflictos que se presentan en la sociedad.”
“...
“...
Sentencia T-448/06
En jurisprudencia de esta Corte se ha dicho que la capacidad económica
es una negación indefinida que no requiere ser probada y que, por tanto,
invierte la carga de la prueba en el demandado, quien deberá, entonces,
probar en contrario. Lo anterior, en razón de la codificación procesal civil
colombiana que expresa que incumbe al actor probar el supuesto de
hecho que permite la consecuencia jurídica de la norma aplicable al caso,
excepto los hechos notorios y las afirmaciones o negaciones indefinidas,
las cuales no requieren prueba. Dicho esto, se puede concluir que al no
haber el demandado hecho ninguna alusión respecto de la situación
económica del accionante, la afirmación hecha por éste se tendrá por
cierta. Descrito lo anterior, se puede concluir que la decisión del Juez de
8 Sentencia T-079 de 1995. M.P. Alejandro Martínez Caballero
embargar la pensión del señor se hace aún más gravosa, pues con esta
imprevisión vulnera el derecho fundamental al mínimo vital del
demandante y de su familia.
Sentencia T-601/99
Sentencia T-739/04
DERECHO A LA SALUD-Falta de recursos para asumir costos de
transporte no fue acreditada/ACCION DE TUTELA-Carga de la prueba
9 En igual sentido ver la sentencia T-079 del 28 de febrero de 1995, Magistrado Ponente
Alejandro Martínez Caballero.
En las acciones de tutela acumuladas en el presente trámite, si bien resulta claro que
el tratamiento de hemodiálisis es necesario para la conservación de la vida y la
integridad física de los pacientes, la falta de recursos para asumir los costos del
transporte es un asunto que no fue debidamente acreditado, pues el único respaldo
probatorio de este hecho fue la simple afirmación por parte de los demandantes,
quienes no hicieron referencia alguna al monto de sus ingresos y los de los
pacientes, sus condiciones socio económicas, la composición de su patrimonio u
otro hecho indicador que permitiera sustentar debidamente la presunta ausencia de
recursos para asumir los costos propios del transporte a la ciudad de Santa Marta.
Sobre este particular, decisiones anteriores de la Corte han señalado que las
facultades que tiene el juez constitucional para decretar y practicar pruebas durante
el trámite de la acción de tutela no invierten la carga de las mismas, que en todos los
casos reposa en quien alega la amenaza o vulneración del derecho fundamental.
Sentencia T-006/00
Sentencia T-255/04
Sentencia T-362/04
Sentencia T-741/04
La regla general en materia de pruebas en los procesos de tutela consiste en
que quien alega la vulneración de un determinado derecho fundamental debe
probar los hechos que sustentan su acusación en la medida en que ello le sea
posible; por tal razón, en cierto tipo de casos, en los cuales quien alega la
violación de su derecho se encuentra en posición de debilidad o subordinación
frente a la persona o autoridad de quien proviene la violación, se ha dado un
alcance distinto a dicho deber probatorio, distribuyendo la carga de la prueba
en favor de la parte menos fuerte en la relación, de forma tal que ésta
únicamente se vea obligada a demostrar –con pruebas adicionales a su
declaración consistente y de buena fe-aquellos hechos que esté en la
posibilidad material de probar, correspondiéndole a la otra parte la prueba de
las circunstancias que alegue en su favor para desvirtuar lo alegado en su
contra. Así ha sucedido, por ejemplo, en múltiples casos relacionados con
discriminación en el ámbito laboral. La justificación de esta distribución de la
carga de la prueba radica en la dificultad con la que cuenta la parte débil de
una determinada relación para acceder a los documentos y demás materiales
probatorios necesarios para acreditar que cierta situación le es desfavorable y
constituye un desconocimiento de sus derechos; es de elemental justicia que
sea la parte privilegiada y fuerte, por su fácil acceso a los materiales
probatorios en cuestión, quien deba asumir dicha carga procesal. Por eso, en
materia de tutela, la regla no es “el que alega prueba”, sino “el que puede
probar debe probar”, lo cual redistribuye la carga probatoria en beneficio de la
protección de los derechos.
Para la Sala, esta misma regla probatoria debe ser aplicada en los casos de
las personas que prestan servicio militar y que alegan la existencia de una
determinada vulneración de sus derechos fundamentales por parte de sus
superiores, en particular cuando se trata de afirmaciones relativas a tratos
crueles, inhumanos o degradantes. La situación de subordinación de estos
individuos frente a un aparato militar estructurado en forma jerárquica, hace
virtualmente imposible para la persona que presta servicio militar obligatorio
acceder a los materiales probatorios pertinentes. Después de que las
supuestas víctimas hayan presentado una versión consistente y plausible de
los hechos, aportando las pruebas que estén a su alcance, en estos casos, en
virtud de la distribución de la carga de la prueba propia de la tutela,
corresponde a los funcionarios superiores contra quienes se formula la
alegación de maltrato aportar ante el juez o funcionario de conocimiento todas
las pruebas necesarias para acreditar la legalidad de su proceder
Sentencia T-1132/04
Si bien es cierto que de la formación de la convicción por parte de la autoridad
pública en torno a los supuestos de hecho constitutivos del riesgo excepcional,
depende la intervención directa del Estado, no puede exigirse que la carga
probatoria en cabeza del amenazado sea excesiva y dispendiosa, pues se
haría nugatorio el deber de protección que le compete al Estado. Para efectos
de otorgar una protección especial, es suficiente que la entidad competente
cuente con un mínimo de elementos de juicio que demuestren la violación
potencial al derecho a la vida, para que surja su obligación de tomar las
medidas necesarias tendientes a evitar la vulneración del derecho
fundamental.
Sentencia T-1222/05
Cuando se trata de la interposición de una tutela contra una
decisión judicial, corresponde al actor una carga especial que no le
corresponde a quien por otras razones acude a este mecanismo de
protección de sus derechos fundamentales. En efecto, en estos
casos el actor debe señalar claramente los hechos en los cuales se
fundamenta su petición y los derechos fundamentales que
considera violados. Si no lo hace y la violación no aparece de
manera evidente o manifiesta, el juez queda relevado de estudiar
en detalle el expediente judicial y puede proceder a declarar la
improcedencia de la acción. Así mismo, cuando el actor reduce el
cargo a un tipo de violación – por ejemplo violación de la
Constitución por tratarse de una vía de hecho material – el juez,
salvo evidencia en otro sentido, puede contraer su estudio a dicho
cargo, sin que resulte necesario que verifique en detalle si no existe
en el expediente respectivo algún otro vicio o defecto que pueda
comprometer la decisión judicial.
Sentencia T-131/07