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ETICA GENERAL

persona queda indefensa ante la presión de las ideologías, del CAPITULO XI


ambiente, de las pasiones humanas. Así, puede darse la co#-
cÍ.c#cÍ.a /ax¢, que sin fiindamento alguno quita la razón de pe- CRITERIOS PARA EL JUICIO MORAL DE LAS
cado, o de pecado grave, a actos que realmente la tienen. La ACCIONES HUMANAS
conciencia laxa puede ser ca%fcrz.zada, si por la frecuente repeti-
ción de un determinado tipo de acciones moralmente malas llega
a no advertir su gravedad e, incluso, a no reconocer malicia al-
guna en ellas. Puede ser también /or!.s¢Í.c¢, que hace a la perso- -___-_ '
na muy sensible ante algunos actos exteriores, pero que permite \ / .,¡-.,- J,- ,e
pecar sin cuidado alguno en otras materias de gran importancia.
Otra deformación posible es la conciencia escrup#/oJa, que
es la que sin motivos fundados teme siempre haber cometido
alguna falta. La característica fiindamental de los escrúpulos es
fundado temor y la ansiedad desproporcionada, y se distin-
is;' netamente de la conciencia delicada, que lleva a advertir y
a dolerse de las fáltas pequeñas, 11enando de serenidad el alma.
Los escrúpulos propiamente dichos suelen tener una compo-
nente patológica (o al menos de agotamiento nervioso), y no 1. LAS RAICES 0 FUENTES DE LA MORALIDAD DE LAS ACCIONES
deben confimdirse con otros fenómenos que también causan
turbación: el horror ante la fealdad o las graves consecuencias Habiendo ya tratado de la acción humana (capítulo V) y 247
de un determinado comportamiento negativo, la dificultad para de la regla moral (capítulo VIII), el tema que ahora nos ocupa
aceptar las propias equivocaciones o el conocimiento de las in- no debería presentar dificultades especiales, si no fiiese por la
tenciones torcidas, etc. complejidad que a veces tiene la conducta humana. Es frecuen-
.te que una acción humana posea`a la vez aspecto~S-búenos y
L aspectos ma±os.,„ y por -e§-ó i>-úéae~-bf6S-o~c-aT-ói-e-ria -p`é`fplejidad de
juicio. Imatinemos, por ejemplo, que alguien recurriera a la ma-
1edicencia o a la calumnia para desprestigiar a un político cuya
actuación es gravemente nociva para el bien común. Supongamos
que por ese medio se consigue que ese personaje abandone su
cargo público y deje de periudicar a los ciudadanos, y que otras
personas, viendo que la calumnia es un "arma política" muy
eficaz, comiencen también a recurrir a ella, con lo que se llega a
una generalización de los comportamientos calumniosos, lo que
da lugar a una degradación del ambiente social, y a que los hom-
bres más honorables y mejor preparados, por miedo a verse ca-
lumniados, abandonen la tarea política, dejándola en manos de
gentes sin muchos escrúpulos. ¿Qué pensar de todo esto? Hay ,
asi)ectos positivos: 1a intención de defender el bien común de
los ciudadanos y haber logrado que aquel personaje abandone su
cargo público, y hay aspectos muy negativos: 1a calumnia y la
degradación general del ambiente social y político por ella ori-
ginada a largo plazo. La duda no afecta sólo a la moralidad

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ETICA GENERAL CRITERIOS PARA EL JUICIO MORAL DE LAS ACCIONES HUMANAS

._CLQ-r-J
rtamiento sino a su mismo ser. Cabe preguntarse en efec-
to: ¿cómo se debe considerar iué es- la primera acción: una
comienzan Cuari4oí2_jgpiendo que juzgar 249

lesión de la fama del prójimo (calumnia) o una acción defensiva _:#oñL¥3¥s?tij-iá3-?::riné?_ánÉ:oappt!tj::,?-?Eóqfu-:j-e£iüc.¥ri:-3-:


del bien de la generalidad de los ciudadanos? Para resolver las realizar una buena intención se elige una acción finalizada que
dificultades con que suele encontrarse en la práctica el juicio es, en sí misma, contraria a una virtud o, por el contrario, se
moral es conveniente comenzar con los principios y situaciones elige una acción buena pero finalizada por una intención nega-
más sencillas para ir pasando sucesivamente a lo más complejo. tiva. Para resolver ese tipo de problemas se habla tradicional-
248 Ya sabemos que la voluntadLj7 el acto voluntario son in- mente de o¿jcío, ## y cztccí#SÍ¢#ci.oS. Lo que con esta termino-
tencionales (n. 79), es áo=6íLjÉÉ, logía se quiere decir es exacto, pero la terminología, en sí misma
~g_ari4!fip-?ñioi±EÉ8¥#ñ=a::_.:É¥radde°ri'_a~3;:.pí:._i:_:ritáó±Sin:e;S:í§): considerada, es menos exacta. Porque el fin, como hemos visto,
es el nombre que recibe el objeto propio de la voluntad (nn.
=q[``? ~Si es. _regta es` Lla_r.e_g|a .dg .mQralid.ad (nn.173-175). Por eso, 87-88), por lo que, refiriéndose a actos voluntarios, distinguir
úe`elyaj,Q.r._ri.9-~r;á_l`d.e.1o`sact,os_h_u:±mLanHÍ2£_diep_emdéjLe|a entre fin y objeto origina confiisiones. Lo que en realidad se
idad del obieto o gel actg _qu.erid~o con el bien de la dgbgc,dis±inj5_uiL~e.§_eLo.t2j.gio__q_e±_gLc!_o_.d_é_T-~Íntehcióri'-(ri.`-96LrFéi
ersona lvlaa ul`Ée_sj. `s.e~g.ü -.éliui.c~io de ia recta razóñ objgtg dgr. act.ó de_--e:i?.§.-¿-i:gTñ=:(ñ,-.-- ~9TF)_:EÍ,ú-É_~r_i_me_ro m.uchas vec_e.s
(,neilu7n32.E#-##r##_%u-g:£:g:;;:=#::£,yoon':ítaTr:3¿Íde33€ci&fiáÉ\ sera un iin, aigo quericio en si y por si, pero no siempre, por-
eja, que se reallza en varlas lases,
qu_e_. epT. .u,na_ Qgpg±±g.t.a
de e§Jpeciíicación moral, es decir, de tener una u otra realidad una acción finalizada S-éf-é-rtBiiññ-ó-dé2 Iáu i'ntención que
moral, el objeto intencional ha de ser considerado moralmente, gobierna una fase El objeto de la
en su moralidad (en su relación con las virtudes), y no sólo en
su realidad fisica (n. 174, 3). El objeto moral de un robo, por
ejemplo, es un automóvil, pero no en cuanto automóvil de tal
#'*j.nE:*%L¥#a#rí-:-rianfitntea#d#ú%,Udne]bieiEÓ_
te: ¿qué sucede cuando la intención y la elección tienen un sig-
marca o de tales caracteristicas técnicas, sino en cuanto que es nificado moral opuesto, es decir, cuando una de las dos es buena
propiedad de otra persona, pues sólo desde ese punto de vista y la otra es mala?
su posesión es contraria a la virtud de la justicia. Caben dos consideraciones. Se puede atender a la génesis 250
El principio enunciado es aplicable a todos los posibles de la acción o a la acción concluida. Desde el primer punto de
actos de la voluntad, tanto elícitos como imperados. Es aplica- vista la intención es lo primero que se considera; desde el se-
ble a los dos tipos de actividad elícita estudiados en el n. 81; es gundo, es lo último (se ve y se juzga la acción realizada aquí y
aplicable a la intención, y lo es también a la decisión interior o ahora, y desde ella nos remontamos a la intención). El resulta-
eiección.E_l...Ü¥ato±.m.9i4,.é_?_`u_najn.t.en_QjáH..diep£ngT_eL±i±±LgÉi£` do final es el mismo, y puede ser sintetizado de la siguiente
to'y así la intención de robar es una mala in_t.9_n_ció_n;Q!_valor
..mp`ral de una. e|ección^ también depende de su Q_bjet.Q, y así #u&gng~:.:tpQ;g:g±;;±=;gg_#gff£§rs£=#3!É!%S:%£oU`g##Fg=
quien para lograr un bien eligió la calumnia como medio reali- iht¿é;ó ~--óó-u~SióF-mTóil~u-iñ-TÚúáiunque dejéctu.. si aLlgurios de ios
zó sin duda una mala elección, porque eligió realizar una ac- componentes (intención o elección) es incompatible con una vir-
ción contraria a la virtud de la justicia_ELJibjQ±Qdg±±!±Lj!£±P tud o una norma ética, la actuación en su coiúunto es moral-
VQlu.n_ta.n±PQzsdi£Le:±gflue__g§__eLS£_aLC!_Q,_y±a..C~Qnsti_d.9±a£!iin___f±1 mente mala, y no puede ser querida sin que la voluntad incu-
rra en culpa moral. Ni una buena intención justifica una acción
L:C#je_±oá_e£_Qsr.uág;a±€e:_±±::£±o::€hv*u:gteíá¥]`.]asnQmffinosdíce± finalizada incompatible con la virtud, ni una acción fmalizada
buena convierte en buena la intención mala ni el conjunto de
1. "Omnis finis a ratione deliberativa intentum, pertinet ad bonum alicuius
la actuación compleja.
virtutis, vel ad malum alicuius vitii" (STo. TOMÁs DE AQuiNo, Sg/mmo 77!eo/ogz.oc, 1-11, Sin oposición ni atenuación de lo que acabamos de decir,
q. 18, a. 9, ad 3). cabe observar que la intención manifiesta más directamente la

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categon'a moral de la persona agente, por referirse a los propó-


sitos profundos que inspiran toda la conducta, mientras que la pre reducirse al que la persona les quiere dar al ordenarlas a
elección queda más inmediatamente teñida por el valor de la un fin (n. 90). .Las independiente-
mente de cual_quier finalización personal, tienen ya un significa-
acción realizada aquí y ahora, ya que la acción realizada es pre-
cisamente el objeto del acto electivo. do moral en sí mismas lesionan esencialmente
2J, En la práctica, salvo casos de error invencible, 1as perso-
uñá v"irtüü iienen una moi-al intrínseca que ningún
nas moralmente bien formadas concluyen con una buena elec- Éi=ó~SÉá=o=s2ú~b=ü-áí]=ü¿ puede hacer desaparecer: se llaman, como
ción lo que comenzó con una buena intención. Cuando ello hemos dicho, acciones malas.
no sucede es porque la' formación moral es incompleta o está A la hora del juicio moral concre-to;~eTobjeto de una acto 2J2
descompensada, de forma que existe una adecuada o incluso voluntario, sea de la intención del fin o de- la elección de una
vivísima sensibilidad hacia unas virtudes, y ninguna hacia otras, acción finalizada, se considera rodeado de todas sus cz+c%#sfcz7¡-
cz.as. Las principales circunstancias ' moralmente significativas son:
por lo que se piensa que la realización de un determinado valor 1) características o cualidades de la persona que obra: no
compensa o incluso justifica moralmente la lesión de otros. En
casos extremos se llega a pensar que las virtudes pueden ser tiene la misma moralidad el falsó- testimonio de un notario que
el de una persona privada;
3:Ü;etpou&Cái:g:oneyriiob=epmeg#ec'i::Ldpeef:áFdao|s=md:jad:::r:=oEao- 2) cualidad y cantidad del sobre el que versa la ac-
neras, 1as cosas costosas y las placenteras: unos prefieren dedil ción: la cantidad de lo robado 1a gravedad del robo;
car todos los días seis horas a preparar un examen y dos horas 3) 1ugar en realiza la acción: no se califica del
a pasear, y otros pueden preferir dedicar ocho horas diarias al mismo modo una determinada acción realizada en un lugar pú-
blico y en un lugar privado;
estudio y al final de la semana dedicar enteramente un día o
dos al descanso. Pero esto no puede aplicarse a los valores mo- 4) medios empleados: se distingue, por ejemplo, entre el
rales, a las virtudes, porque por su relación con el óo##m ntzf7.o- robo a mano armada y el hurto que se realiza sin violencia;
#i.s y el bien de la persona (1a vida feliz) poseen -cada una de 5) modo oral en .que. se realiza la acción: realizar un acto
ellas- un valor absoluto, que no puede instrumentalizarse sin con deliberaóióh plena o en un riiomen-to de fúerte pasión, etc.;
culpa moral, como no se puede instrumentalizar a la persona 6) cantida.d y cualidad del tiempo: duración de la acción,
acción realizada en tiempo de guerra o de paz, etc.;
(n. 180): hacerlo es contrariar la caridad, esencia de la vida moral 7) _mQtiyQ_P_Q.r__e±__q±_e__s±_realiza un acto: no nos referimos
y de la vida feliz. Las acciones que lesionan esencialmente una al fln principal del agente (objeto del acto
virtud son incompatibles y destructivas del bien de la persona y intención), sino a
de la vida feliz, y muchas veces también de la vida social, aunl motivos secundarios o añadidos: así, por ejemplo, una persona
que fuesen precedidas o seguidas de otras acciones buenas; es puede ayudar a otra por solidaridad, pero añadiendo también
decir, son acci.o#es í.#fn'#secc!me#fe m¢/as2. Teniendo en cuen- un cierto deseo de que le tengan en cuenta su servicio, aunque
ta además la conexión de las virtudes (nn. 217-218), la bondad la acción se hubiera realizado igualmente si no hubiera apareci-
de las acciones que preceden o siguen será normalmente muy do este deseo.
deficiente. A veces no es fácil distinguir si, desde el punto de vista
Lo mismo puede decirse de otro modo. A través de sus moral, algo es una circunstancia de la acción o es lo que deter-
intenciones, la persona pone en relación diversas acciones final mina el significado esencial del acto. Como criterio distintivo
lizadas con diversos fines y motivos, pero de ello no se sigue general se puede formular el siguiente: es circunstancia aquella
característica que no tendn'a ninguna reláción con `el orden moral
que el significado moral de las acciones finalizadas pueda siem-
si no acompaña_s_e a algo que por sí mlsmo ya posee una re|a-
ción _de _ confQg..mid±d _u, _o_p_Qsición con las virtudes. Por ejemplo:
2. Sobre las acciones intrínsecamente malas y las discusiones actuales sobre el ser mucho o poco dine-ro sólo es moralmente significativo si
enH:s=:£"I;5T.=S=S.._,__f_e_gu:pnne_pii;Sñái-s-kr¿-'(ña_á#,::#áe:`#%B:n%f:eF- se trata de dinero robado, es decir, como cantidad de lo roba-
quement mauvais. Historie et discussión). -cift.
do. Por el contrario, si una determinada cualidad es aquello por

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lo que p#.mcramc#fe una acción se opone al orden moral, esa 2. LA MORALIDAD DE LAS PASIONES
cualidad pertenece a la esencia misma del objeto moral. Por
ejemplo: si una persona interrumpe una ceremonia religiosa can- Ya sabemos que con el término=:pasig±e=s" se designan 2J4
tando una canción de moda (que en su casa sería muy libre de
cantar cuando quisiera), no se puede decir que la acción elegi- ñeenárj:aFaebl:i::S=S:Ss±Eic#cois-i-:ctae;ng3?cl:aesá?:Sl:b::rsá
da es cantar y el estar en una ceremonia religiosa es una cir- las pasiones, 1a voluntad y la razón práctica (nn. 125-127), así
cunstancia de lugar; la acción que se considera contraria a la como de su importante influencia en el conocimiento práctico
virtud de la religión es la interrupción de un acto de culto, y el (nn. 229-232). Ahora trataremos de la moralidad que tienen en
cantar es una circunstancia (medios empleados para interrum- sí mismas, consideradas siempre como pasiones humanas, con-
pir el acto). sentidas o al menos no impedidas por la razón y la voluntad.
Las circunstancias propiamente dichas pueden aumentar Entre los filósofos se ha discutido mucho si las personas
o disminuir la bondad o malicia de un acto, pueden hacer malo virtuosas pueden o no tener pasiones. Los estoicos y Kant pen-
un acto que sin esa circunstancia no lo sería, pero nunca pue- saban que las pasiones son incompatibles con la debida pureza
bueno una acción intn'nsecamente opuesta a las vir- moral. Otros filósofos (como Aristóteles y Sto. Tomás de Aqui-
íednesh#:r las razones ya indicadas (nn. 250-251). no) piensan en cambio que ±agpa+as_iones modera_das por la razón
253 Naturalmente, también foman parte de lo intentado o de
-d-er66rTaTr- son propias del acto virtuos-o. Concretamente,
~aFlós~apetitos el acto electivo
sensibles (fortaleza y tem-
l_Q_g"±eg_i"F=oH Consecuencias han sido de las virtudes propias
i PQr _ eTl_lQ +Qaen`_ bajo la resp.Qnsabilid.ad planza) requier-e lá elicitación de una pasión consecuente a la
razón, conforme en cuanto a intensidad, dirección y modo a lo
Íír:érí_-L-igg__Í:iiaFpií.É`;§dgi:oÉ_sdám6|oÉ:-_:Tee::ie¥a_%L=¥:_fi_Eár:_:: que la prudencia señala4.
cuanto inevitables. estamos indirectos de la volun- Experimentar pasiones no es en sí mismo malo. Las pa- 2JJ
tad, (n. 93),. _C.uy_Q ?studio moral realizaremos un poco más ade- siQnL£sj:?ü_o_n_d~?Q a la tendencia de la naturaleza sensible hacia
`~1ante. Si se trata ydefficilmente
ñúé--`razonabie consecúehcias negativas
debieron no previstas,
y pudieron -riiro
ser previstas lo`S__.b_i.e_n_es.que`.,19.iirp...Pr`Oj2i.O`S. Particulamente, el_ pia-¿e_f _y el
dolor, que van unidos respectivamente a la consecución y pri-
(son ignoradas venciblemente) hay que aplicar los mismos cri- vación del bien sensible, son un aliciente para mantener la acti-
terios que a este tipo de ignorancia: no suprime la responsabili- vidad de la naturaleza hacia sus fines: el placer unido a la co-
dad aunque en algunos casos puede atenuarla (n. 133). Si las mida o a la bebida es una ayuda para cumplir esas necesarias
consecuencias no podían en absoluto ser previstas, o al menos fúnciones naturales.
no podían ser previstas en aquel momento (ignorancia invenci- Iiaspas_i.9_n`§S__4_4.rpTgn_a±±±9!P±!±£P99£_9...malq5,..§egÉ_P..9%_e#U
ble), desde el punto de vista mortz/ son involuntarias, y el suje- actuarse sea confiorme o no a lá-rie-á`á-í~añn\
o_büÉe_1Q_.ye.l__mgdg_d_e.Í4..
to no es responsable de euas. Desde el punto de vista j#rz'di.co- La naturaleza sensible e un ser ra-
pe#a!/, en cambio, muchas veces se hace al sujeto responsable cional, y por eso debe estar al servicio del bien integral de la
de ellas (culpa juridica), sobre todo cuando existen `daños ec`o- persona, que es de índole fimdamentalmente espiritual. Esta
nómicos o personales que es preciso resarcif . integración de lo sensible en lo racional impone un orden y
una medida a la consecución de los bienes sensibles, que es
señalado por la recta razón (en su máxima concreción, por la
prudencia).
3. Para un estudio más amplio de los criterios para la valoración moral de las
a!Í:ciHones, cfi. BH"AiNS. T.G., I:e sens obúetiü de l'agir humain. Pour relire la moral(.
co72j2¿g¢/c dc Saí.»Í 77zom¢s, Pontificia Accademia di S. Tomaso, Cittá del Vatican()
1980; PiNCKAERS, S., Le reHowe¢w dc /a montz/e, Téqui, París 1979; GARcÍA DE HAR()`
que iariédi~dá'iráéi+oiiárlié~és-~éri-~ó-ié-ñó~Íñí i-É-_.
naturaF:zzr::£esEfeT:=¥_é_d=t:sspb:_:íngepsg§dQ::_Íñf#_£bpggo,r#É%
Cuando el

R., L'agí.r€ mora/e € /c vz-ríti, Ares, Milano 1988. 4. Cfi.. nuestro trabajo La scc/fa eí/.c¢, cit., pp. 99-105.

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bien m.Q,r_al exjg£limitar la tendencia a --:-:±ipí#ñ#É-pd::=E:::±:i:#=-ud:-iT:-iiaf£.mn:ns::%:unea::,:i:


algo dQ±g±qs_o. el hombre se encuentra
-`-_ con ^la-----,...
' --_-.-----,- resistencia de_r`--._
`-~ -.-- _ ---- süTs -
pasLigun`?s_. Aparecen entonces como fuerzas que -l-élñ-Éúi-;á~n~-á cia sensible que el hombre utiliza para obrar lo que con la razón
huir del bien, por el esfuerzo que comporta, o a realizar algu- ha considerado como bueno. El virtuoso no actúa por pasi.ón,
nas acciones contrarias a las virtudes, por el placer que traen pero sí hace el bien co# /a pasJ.ó# que el caso requiere, com-
consigo. Pero otras veces n_Q__SQ__ppon_e a l.o que portándose así del modo que es propio de un ser compuesto
la recta razón señala hombre podrá servirse de razón y sensibilidad.
de las pasio_nes para hacer el bien con mayor eficacia. E§9_p_Q`s,
___ _ _ _ __1_ __ __ __ __ _ 11
pues, ante un problema de al autodo-
miniQ que es propio de la persona. El hombre que no es capaz 3. LA MORALIDAD DE LAS ACCIONES CON EFECTOS INDIRECTOS
de dominar sus pasiones tiene algo de sí mismo que escap-a a
su dominio y a su decisión libre, no se posee plenamente, y en Ya sabemos que el e.fecto indirecto de. u_na.acción es una 2J7
consecuencia de eiia flue_~no .iñteres~a ni es .queri_da de n-ingún
::ad£maa|Fsegied=áaE:roce::=eodr?f::igrip:iebdr:md::t|eos3::ensoí modo, ni como fin ni como piedio, perQ. _que esj2£?.vLS.ta_.jEj2Le_r-
Posee. mitida en cuaptQ. qug .estájp.evitablemente liga_da_a _1_a_ acción que
Cabe decir, en consecuencia, que /gr^_w_o_£#_/_J._d_a_¢_djiJgm- §e precisa .r?a|.iz\ar.(n. 93). Es importante distinguir entre lo que-
siones dependf de_ lq rpqi_glidqd.,4_e_cs.p¿pkj£±Q=El priíwce;r y -Úl:Tñoi rido indirectamente y lo querido directamente pero como medio
no son en sí mismos moralmente buenos ni malos. Gozarse (como acción finalizada). El criterio distintivo que propusimos
del bien y dolerse del mal es bueno; gozarse en el mal moral y es el siguiente: para que _el_?fec.to p.revisto de una acción sea
d_ol?ise del bLerL es ma]o. También__se puede juzgar la moralidád reaimente _objeto indireg_tg__ dí.1@±Lo±±in!ád, Lt_ál efecto no puede
de l_as pgsiones q±e_n_dien_do a la moralidad del ócto a que impul- ser la causa (y en el prano -irién-ciohal, no~ puede ser el medio o
sa# ); a/ modo e# gc# J.mpe//sa#. El deseo sensible que lleva a acción finalizada) de la consecución o realización de lo que Ver-
comer lo necesario es bueno; el deseo de un acto deshonesto daderamente interesa friTórdado est'os cohcep-
es en cambio contrario a la virtud. También el deseo sensible tos, podemos planteamos el problema que ahora debemos es-
de un bien puede ser malo, si es tan vehemente que lleva a tudiar: ¿una acción que tiene un efecto indirecto malo puede
actuar en buena dirección pero de modo inmoderado, con vio- ser realizada sin cometer por ello culpa moral?
1encia innecesaria o perdiendo el control racional de nuestros Es necesaria una aclaración que consideramos de capital
actos. importancia. El estudio de este problema presupone y completa
256 En resumen, l_a tarea de la educación moral no es extin- los criterios generales estudiados (nn. 247-253), pero en modo
guir las pasiofle§, sino moder_arlas, _`dirigié,n.d.Q1_íi5iba_cia_ elJ?Eiré.ril=y alguno trata de ponerlos en discusión. Esto quiere decir que si
h.aQigndQ _qu_Q_,.§e_a_ctúe_n_~e.nJa±orma debida. El conflicto entre la acción es mala por su objeto, el problema ni siquiera se plan-
bien moral y bien sensible se hace cada vez mayor con el repe- tea. Si la accion es mala, no puede ser realizada sin cometer
tirse de acciones contrarias a las virtudes, mientras que se ate- culpa moral, independientemente de que tenga efectos indirec-
núa en la medida en que se obra bien. Con la repetición de tos negativos. Por ello, formulamos de otro modo la pregunta:
actos contrarios a la virtud, la sensibilidad se habitúa a apetecer ¿una acción que en sí misma no es mala, pero que tiene un
desordenadamente los bienes sensibles, con lo que las pasiones efecto indirecto malo, puéde ser reaiizada sih cometer culpa
surgen más veces y con más fuerza contra el bien de la razón. moral?
-La, respuesta es que en ge.neral ese tipo_de .acciones deben

L£_.¥jf:Hu.edácE%rsee[ncs:bn]tersa¥toLeesdrdnaaycradáÉ%gc;;f%[ee]g¥deé.ETg#
-háw6Í?€ñ-dóíá+slóc'iies--á~-1-á5 `exigericias de_1 verdader~Q amgiy_ ,ggLt.i.n- evitarse dentro de lo posible, pero, si se dan determinadas con-
d`i_cjo_p_es2 una acción de ese -tipo puede ser realizada sin come-
gp.iepdQ casi po.r , c~Q.mp|_e_t_Q IQs ípip,etu_s_~eQ_n_tr_ari_p_s~al__b.i_e±±_±±!±ral. ter_P_o_r_e_l~l_oL{ulp_?_pig.ra|.Tradicionalmenteseenumerancuatro
|,a pasión del hombre virtuoso tiende a ser consecuente a la condiciones de licitud moral:
. .z=*<r: ,,F-`--_-_ _._

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1) qu_e 1_a _a_Qc.ión sea en sí misma buena o efecto secundario no deseado, priva de la conciencia o provoca
2)_q±±±£1_±tg=_b.u.9p_9 _s`ea_,el\£_fgct`Q.jpm_edia!9, es decir, el aborto, para eliminar un ligero dolor de cabeza, o un resfria-
que el efecto bueno no sea obtenido a través del malo; do, u otro tipo de molestias perfectamente soportables. En cam-
3)_queia.inÉ:±£iÉn_é£LaJggEití±_tJ±±£nai bio, para evitar una muerte segura del enfermo, se pueden tomar
4)qHfe_g_x±i§.t_a una causa o necesidad prQp.9rci~Q_na_dam_entme medicinas o realizar tratamientos que tengan efectos secunda-
g_r_aL¥e r-eá-ffi-á-fTa-á-cóióri`. rios negativos de notable entidad.
La tradición moral algo exacto al enumerar estas cua- En algunos casos no será fácil valorar si existe la propor-
tro condiciones, pero si el problema se plantease correctamente ción necesaria. Evidentemente, si el efecto negativo produce un
ya al nivel de la teoría de la acción, sería innecesario enumerar daño grave a otros haría falta ser muy rigurosos a la hora de
las tres primeras. Veamos por qué. valorar si existe la debida proporción. En casos menos graves,
Como hemos dicho, 1a primera condición (que la acción será más tolerable correr riesgos. Muchos bienes y progresos
no sea en sí misma mala) es esencial para que el problema de la humanidad se han alcanzado corriendo ciertos riesgos.
mismo pueda plantearse. Si la acción fuese en sí misma contra-

tn;anga]ausnv;#£SLnd:r:cut:d:ergea¥í#Ss:ns¿np::]g:'£earü?ci:°inpt:Ziqsue: 4. LA MORALIDAD DE LAS ACCIONES CON LAS QUE SE COOPERA


ca. El efecto indirecto ni siquiera llega a entrar en considera- «MATERIALMENTE» AL MAL
ción. La condición enumerada en segundo lugar es esencial para
que pueda hablarse de efecto indirecto: si el efecto negativo es Ya sabemos qué es la cooperación al mal. En particular, 2J9
la causa o el medio por el que se obtiene el positivo, entonces
el efecto negativo es querido dJ.recí¢me#Íe como medí.o, y lo que i:_mm°osr£iíítgnTeí_€.íg_ii:tryei[aa=ZZZ==£Z+:Z±=Zͱa/[EdriaTU(en.PTa4C):-
es contrario a las virtudes o a las normas éticas nunca puede Ahora hemos de estudiar sTeirffl8üniiílóñdíéiones puede ser
ser querido directamente, ni como fin ni como medio. La ter- moralmente admisible la cooperación material al mál, es decir,
cera condición (que la intención sea buena) puede entenderse realizar acciones con las que, sin desearlo, hacemos posible o
en dos sentidos: que el efecto negativo no sea intentado, y ello facilitamos la acción moralmente mala de otra persona.
es necesario para que el efecto sea en realidad querido indirec- Antes de dar una respuesta, es conveniente saber que la
tamente (si es objeto del acto de intención, es querido directa- cooperación material ál mal puede ser, por una parte, Í.#mcdí.a-
mente como fin); que la acción en sí misma no esté viciada por ta ó directa y mediata o indirecta y, poi oriraL, próxi_ma y remotg.
otra mala intención, y ello es preciso para que esa acción pueda 1) Se da €P_OP9£a£jí2"material 7.« mediata o directa c"arLdo
ser realizada sin culpa, independientemente de que tenga efec- se avuda a otró>^
;a'á fe--árÉ-ññ.|a l'á`:::--É-ói`=ej'eniijio=,-`ájüd`aiTá
tos indirectos negativos. un ladrón a realizar la acción de robar porque nos obliga a ello
2J8 Queda, pues, la cuarta condición, que pide que exista una bajo graves amenazas.
proporción entre la importancia y necesidad de realizar la ac- 2) Se da cQQpffaQiéJ± indiretia cuando
ción y la importancia y gravedad del efecto negativo. No se sgpr_oporcionauninstrumentoqu_e_Q±±gj2mLml£_aiÉJ?_q{,a
- -_ = =--_ T= = _ -=r= =rl_.-r -==L_ _ -----,----------- = =_=_ 1 - .-

puede tolerar un efecto negativo grave por una causa leve. Siem- g±; por ejemplo, el que vende vino que otro utilizará para em-
pre será preciso, en primer lugar, que no exista otra posibilidad borracharse.
de obtener el bien necesario sin dar lugar al efecto negativo. 3) La distinción entre la £.QQpe|a.c~ió~n__mat`e_rial p.róxJ.mci y
No sería lícito tomar un analgésico que priva completamente
de la conciencia al enfermo si existe otro analgésico, adecuado
al caso, que causa los mismos efectos buenos sin privar de la
conciencia. Si no hay otra posibilidad de acción, ha de haber
í#T¥#i:iF;eglíraÉLtniÉla-:g:n:±dafcmÉ¥:
morales coopera próximamente; quien ingresa sus ahorros en
una proporción entre la importancia y necesidad de ambos efec- un banco que se dedica a realizar este tipo de préstamos co-
tos: no sería lícito, por ejemplo, tomar una medicina que, como opera remotamente. La cooperación material j.Hmedj.¢Ía es siem-

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ETICA GENERAL CRITERIOS PARA EL JUICIO MORAL DE LAS ACCIONES HUMANAS

pre próxz.ma; la cooperación material medí-a!fa puede ser tanto cauciones para evitar el peligro de caída moral para uno mismo
próxima co"o remota. y para los demás (escándalo: n. 103).
260 En general, laj2QQpe_ragió_n material al mal es moralmente Los problemas de cooperación al mal son en la actuali- 262
É!Égi£aL Porque el bien de la persona humana, considerada tam- dad bastante frecuentes en las actividades sociales, profesiona-
bién en su dimensión sociál, no sólo requiere que cada uno obre 1es, comerciales y políticas: en el ejercicio de la abogacía, en la
según la recta razón, sino que procure que, en lo que depende publicidad comercial y en la distribución y venta de periódicos
de él, existan condiciones favorables para el bien de todos los y revistas, en la venta de algunos fármacos, en el ejercicio de
demás, ayudando y contribuyendo en la medida de las propias los deberes electorales, en la práctica de la medicina, en el
& posibilidades. La socialidad tiene y debe tener un sentido emi- mundo de las finanzas, etc. Si estos problemas se afrontan con
nentemente positivo: representa una ayuda que todo hombre una actitud moral débil, los criterios anteriormente menciona-
necesita para crecer como persona y realizar día a día la vida dos podrian dar lugar a una cauística minimalista en la que, me-
buena y feliz. diante la hábil aplicación de unas reglas, 1a persona podría elu-
26, No obstante, e~xi§ten ,a|gt±_nas..circunstancias g±±g|}u_ed.9p dir su responsabilidad moral. Por eso, parece necesario insistir
hacer lícitas al"nas acciones con la.s~_`fluLu_e_=s_e__c.g_oper_a~ma.terial- en que existe la obligación ética de cooperar al bien, de contri-
m_ente al mal. Tratándose de cooperación material, la coopera- buir al bien de los demás y al recto ordenamiento de las activi-
ción no responde a una libre iniciativa de cooperar, sino a una dades humanas, así como hoy es urgente la necesidad de pre-
cierta necesidad de conseguir un bien o de evitar un mal a tra- ver y evitar en la medida de lo posible las situaciones dificiles
vés de la acción de la que otro se sirve para realizar sus propó- -para sí mismo y para los demás- en las que la cooperación al
sitos inmorales. .|¿+|}rime[a c`Qndición para que una acción de mal se haría poco menos que inevitable. Si a pesar de haber
este tii)o pueda ser lícita gisLflue exista realmente necesidad de tomado las precauciones oportunas esas situaciones se presen-
iealizarla, es decir, _qu_e. pQ. exi§_t¿ tasen, habrá que considerarlas como situaciones excepcionales,
el bien necesario o de evitar el de las que es preciso salir cuanto antes. Es lógico que la perso-
existe la posibilidad de actuar sin cooperar al mal, aunque ello na madura y responsable trate de defender ante todo la propia
comporte cierto esfuerzo o presente alguna incomodidad perso- identidad moral, y que por defenderla esté dispuesta a notables
nal, no será moralmente admisible la cooperación al mal. sacrificios personales, sin ceder ante situaciones con las que otros
Si no existe esa otra posibilidad, entonces el problema vienen a plantear un verdadero "chantaje ético". Positivamente,
puede resolverse con los mismos criterios estudiados a propósi- las complejas circunstancias sociales y profesionales exigen mu-
to de las acciones con efectos indirectos negativos (nn. 257-258), chas veces organizar, con la colaboración de otros, estructuras
porque de eso se trata en realidad. La acción que se realiza no profesionales y económicas donde sea posible trabajar sin tener
puede suponer en sí misma la lesión de una virtud; la inten- que renunciar a las propias convicciones éticas.
ción debe ser recta; la acción mala de la otra persona no puede
ser la causa (en el plano intencional, el medio) por la que se
obtiene el bien necesario; y debe existir proporción entre la im-
portancia y necesidad del efecto bueno que necesito lograr y la
negatividad representada por la cooperación (gravedad del mal
al que se coopera, proximidad de la cooperación, etc.). Existen
acciones de gravedad tan grande (homicidio, aborto, etc.) que
nunca se podrá cooperar materialmente a ellas de modo i.#me-
diato.
En los casos en los que, según lo que hemos dicho, fuese
posible realizar la acción con la que sin querer se coopera al
mal, sigue siendo moralmente necesario tomar las oportunas pre-

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