Sei sulla pagina 1di 28

“Es tu turno.

De todas esas cosas las cuales Taehyung pensó que se arrepentiría de oír, jamás pensó que serían algo como esto. Lógicamente el
debió haberse asustado por otras muchas palabras, aquellas típicas y más oscuras. Quizá algo a lo largo de las palabras “Tienes
cáncer” era una razón, “No grites y no te lastimare” eran otras. Su miedo más grande, y supuso que era uno de muchos otros, era
escuchar las palabras “Dimos nuestro mejor esfuerzo, pero tristemente, su padre falleció, Señor Kim”.

Pero ¿“Es tu turno”? por qué, fueron solo tres simples palabras y, sin embargo, sintió la inconfundible sensación de pavor a través de
él.

Había pasado ya un buen tiempo desde la última vez que él había experimentado aquella sensación, por ejemplo por aquella época
en la que presento su examen de admisión para la fuerza. Taehyung podía recordar estar sentado en el escritorio, recién salido de la
secundaria con un bolígrafo en su mano y una serie de hojas frente a él; documentos que determinarían su ingreso o no a la fuerza.
Para algunos adolescentes mayores o incluso de su edad, habían sido los exámenes de ingreso a la universidad en los que habían
estado sentados; completamente llenos de pavor. Pero en su situación habían sido los exámenes de ingreso a la fuerza, porque de no
haber ingresado se habrían arruinado sus aspiraciones futuras. Esa era la razón por la cual estuvo asustado en ese entonces.

Ahora mismo la sensación en su estómago era exactamente la misma. Fue la manera en que su estómago se apretó con fuerza, como
si se aferrara de esta manera por un puño. Trabajando en sincronía con su estómago, su garganta parecía reducirse a la anchura de
una simple pajita. La piel de Taehyung había estado bastante cálida con la calefacción dentro del piso del departamento oficial y,
ahora sin embargo, se encontraba extrañamente frio. ¿Estaba a punto de empezar a sudar acaso? No estaba seguro pero se sentía
como si estuviera a punto de hacerlo. Un sudor frio y pegajoso que solo podía describirse como miedo y terror.

Sin embargo, Namjoon lo estaba mirando como si nada de gran importancia acabara de suceder. Por qué, también podría haberle
preguntado como iniciar la sesión en la base de datos o como cambiar una entrada dentro de esta, a juzgar por la inminente calma en
su rostro. Taehyung estudio los archivos a través de la curva de su codo cuando se movió ágilmente para sentarse en su escritorio.
Namjoon ni siquiera levanto su silla y actuó de manera profesional. Simplemente se echó hacia atrás en la silla de su escritorio y, los
bordes de esta se enterraron en la parte superior de sus muslos y el de su asiento al límite de sus pantalones negros rozando la
madera. Acomodo los archivos encima de su laptop, luego se cruzó de brazos y lo miró.

Taehyung rápidamente pudo determinar la razón por la cual Namjoon había preferido tomar asiento antes que pararse a su lado. Esta
posición le permitía verse poderoso, controlador. Tuvo que mirar en su dirección, lo cual daba la sensación de estar bajo el.
Precisamente así se sentía en el momento, como si estuviera arrodillado en vez de estar sentado en el escritorio. Fue el efecto de su
sombra cayendo sobre su computadora portátil y su mirada ardiendo hacia él.

Dios, se sentía como una pequeña hormiga frente a él ahora mismo. Una diminuta hormiga insignificante a la sombra de un enorme
talón de bota esperando a ser pisoteada.

“¿perdón?” pregunto Taehyung, levantando las cejas hacia él en un gesto que esperaba parecía confundido y no condescendiente. Lo
último que deseaba era parecer irrespetuoso ante él. Incluso, aunque técnicamente no fuera su superior no podía darse el lujo de
molestarlo ni siquiera un poco. No ahora, después de todo.

“Te lo dije,” dijo Namjoon sin siquiera parpadear. “Es tu turno.”


Taehyung estudio su rostro por un momento y luego echo un vistazo a su laptop. Había estado revisando una serie de correos
electrónicos interceptados con la esperanza de encontrar un error en cualquiera de ellos. Que alguien estalle y utilice un palabra lo
suficientemente fuerte como para conseguir una orden de arresto. Alguna que no fuera la cubierta de otra. Por ejemplo "piel" o
"golosinas" o cualquier otra puta palabra extraída de un diccionario. ¿Por qué no ser solo honesto y decir "metanfetamina" o "red de
prostitución" o simplemente "asesinato a sangre fría”? ¿Por qué tenían que ser tan condenadamente difíciles y hacer que su trabajo
fuera más difícil? Sin embargo, aquí estaba después de cinco horas de exploración constante y nada.

Taehyung No podría obtener una orden de arresto sin pruebas físicas. Si había interceptado correos electrónicos, entonces
necesitaba tener suficiente información sólida para resultar en un procesamiento exitoso. No, un correo electrónico compuesto de
mierda al azar que podría significar cualquier cosa, sin duda no soportaría un juicio. Pero ¿Cómo podría su equipo arrestar a alguien
sin siquiera tener las pruebas necesarias? A veces Taehyung sentía como si golpeara su cabeza una y otra vez contra la pantalla de su
computador. Es más probable conseguir los resultados de esta manera que con su método de trabajo actual.

“¿Taehyung?”
“¿si, jefe?”

“¿cuantas veces te he dicho que no me llames “jefe”? interrogo Namjoon. Era fácil para el decir eso, como si se tratase de simples
formalidades y nada más. El hecho de haberlo literalmente sacado de su cubículo de oficina y lo tirara directamente dentro de un caso
masivo de asesinato demostraba que no era un simple compañero de trabajo. No estaba seguro de que perder su título cambiaria
algo. “¿Qué es? Háblame, me pareces un poco…” Taehyung despego sus ojos de la laptop e inmediatamente lo miro. Vio sus cejas
fruncidas, no por ira, quizá por disgusto. “sorprendido por aquella noticia.”

"Con el debido respeto, eh, Namjoon, he estado trabajando en este departamento durante menos de un año", explicó Taehyung,
como si no estuviera al tanto de este hecho. "No soy el que más sabe de nuestro equipo, así que no..."

“¿Quién te dijo que no eras el más sabio?” pregunto, inteligentemente desviando el punto al que quería llegar. Taehyung simplemente
murmuro algo bajo su aliento con la mirada fija en el escritorio. No muy lejos de los archivos de Namjoon se encontraba su taza de
café, los restos de este se encontraban ya fríos, delgados y tan oscuros como el almizcle. Había una caja de almuerzo de la cafetería a
unas calles de la oficina, abierta frente a él pero recientemente habría perdido el apetito. A la luz de la ventana los restos de arroz
parecían gelatinosos y el kimchi algo descuidado y húmedo, como vomito.

La solitaria habitación parecía estar completamente en silencio a no ser por el reloj que sonaba justo detrás de él y lo odiaba.
Deseaba con tantas ganas que alguien más estuviera en aquella habitación también, Sungah o quizá Hoseok. Eso haría aquella
atmosfera menos pesada e intensa de seguro, y ahora mismo Taehyung sintió como su respiración se convertía en la tarea más difícil.
Namjoon tomo una gran bocanada de aire y la dejo ir con un suspiro. Taehyung mordió su labio inferior con fuerza antes de vocalizar
alguna tonta palabra.

Namjoon era su superior por ahora pero, solamente en experiencia. Namjoon era el jefe porque había obtenido la suficiente
experiencia para estar ahí en la cima a diferencia de su pequeño selecto equipo. No tenía un cargo mucho mayor ni tampoco su edad
era muy diferente. Pero su padre era un inspector jefe y Taehyung sabía lo que eso significaba. Eso significaba que Namjoon estaba
perfectamente posicionado dentro de la estación en términos de influencias y respeto. Si le dijera que tiene que hacer algo, Taehyung
lo haría. Podría vocalizar su deseo de no hacerlo, incluso podría solicitar una referencia, pero nunca saldría de este departamento. En
este momento, Taehyung tenía que permanecer en el buen lado de Namjoon, incluso si él no quería hacerlo.

“¿Por cuánto tiempo hemos trabajado juntos, Taehyung?”

“Siete meses,” contesto este sin mirarlo, Los ojos se enfocaron en el pequeño chip en el borde de su taza de café.

“siete meses…”

Si, exactamente siete meses desde que lo sacaron de su habitual sitio de trabajo, ordenando los registros en la base de datos acerca
de violaciones típicas que serían colocadas en el registro del departamento de narcóticos y sustancias ilegales. El propio Taehyung
todavía no estaba completamente seguro de cómo había pasado de un nivel de ejecución bastante bajo al nivel alto actual en el que
se encontraba. Esto era algo más que llenar datos dentro de la base o mantener los archivos en orden. Taehyung había revisado más
o menos todo el sistema que habían tenido antes de que se pusiera en marcha. Demasiados archivos en papel llenos de mierda
inservible, no había la suficiente cantidad de información instantánea y a la mano. Tal vez por eso Namjoon lo había sacado de su
pequeño equipo de trabajo, pero había un problema.

Taehyung no tenía suficiente experiencia práctica en el campo. Había participado en patrullas callejeras. Dos años más tarde, seguía
sintiéndose como uno, pero ya no era más un novato. El tipo de oficial que jamás había arrestado a alguien, sería el mismo tipo de
oficial que sería mandado a una de las pandillas más grandes del país como agente en cubierto.

“Siete meses,” repitió Namjoon deslizándose levemente sobre su escritorio. Taehyung levanto su vista para darse cuenta de que
observaba algo a lo largo del departamento; atreves de aquella pequeña oficina de departamento. A Taehyung casi le recordaba a un
salón de clases, un alargado rectángulo con mesas dentro de este, los tableros de corcho cubiertos de fotografías y documentos
escritos a mano. Se sentía como si realmente merecieran tener una oficina más grande pero eso parecía ser innecesario. “aquella vez
te vi ir de ordenar y estudiar simples documentos a hacer conexiones mediante cuentas de convictos y narcotráfico abandonadas.”

“quizá una o dos veces, yo…-”


“trece convictos y cinco casos pendientes,” interrumpió Namjoon. “eso es aún más que una o dos veces. ¿Cómo mas pudimos haber
atrapado a Crazy Choi si no hubieras interceptado esa llamada que tuvo que hacer a Do Hyungwon? ¿Huh? No yo. Jamás hubiera
imaginado que Choi fuera lo suficientemente estúpido como para aceptar un encuentro por llamada, hasta lo recordaste. Recordaste
el sitio de encuentro y lograste una confesión de Do.”

“Hmm…” Taehyung hizo un pequeño ruido mientas atrapaba con sus dientes su labio inferior.

“Crazy Choi fue el más fructuoso arresto en diez años Taehyung. Todo gracias a ti.” Namjoon toco su hombro brevemente, como si
estuviera a punto de llegar al final de la conversación. “Eso es algo. De lo que hablaremos luego pero déjame explicarte. Tenemos una
muy buena razón por la cual creemos que eres el chico que buscamos Taehyung.” Este se removió para alcanzar y dejar uno de los
tantos archivos sobre el escritorio. Namjoon lo abrió y hecho un vistazo a algo dentro del archivo, observando lo que pudiera ser una
fotografía o una hoja de papel. Taehyung solo se quedó viéndolo cuidadosamente intentando no removerse en su asiento por la
incomodidad. “¿Conoces a “El príncipe”, verdad?”

Namjoon preguntó una tontería y ambos lo sabían. Claro que Taehyung conocía a “El príncipe”, él había estado siguiendo y
reuniendo pistas acerca de este caso por al menos un mes desde que entro a el departamento. Taehyung conocía nombres y caras,
edades y oficios. Él prácticamente conocía el diseño de traje que preferían debido a la cantidad de tiempo que había consumido
viendo sus fotografías, grabaciones de los casi cien hombres que trabajaban para el Imperio. Entonces cuando Namjoon le preguntó
que si lo conocía, él sabía perfectamente que era así.

“¿Qué con Él?”

“Ha sido visto recientemente con frecuencia, hablo de todos los días. Hoseok tiene algunas fotografías de este.” Namjoon había
tenido por obligación que ver aquella toma. “sabes lo raro que es verlo afuera. ¿Entonces qué significa eso?”

Taehyung sabía también que Namjoon estaba al tanto de este hecho también. Era increíblemente obvio que él había pasado de ser
casi invisible a una pieza importante en el juego. Su momento de mover las fichas en el tablero había llegado; él era el nuevo jugador
dentro de esta red. Obviamente no había dicho nada de esto, porque no lo necesitaba. Su silencio ero todo lo que Namjoon tenía que
escuchar. Después de unos segundo Namjoon fijo su vista en él, levantando una ceja mientras lo hacía. Aquel movimiento era
lánguido e incluso autoritario entonces Taehyung estiro la mano hacia él. Pidiendo de esta manera el documento. Nam le alcanzaba el
documento para que de esta manera darse la vuelta y revisar la fotografía sus espaldas.

Como siempre Hoseok probó una vez más su habilidad para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Que no se reducía tan
solo a su magnífico trabajo con los arrestos a domicilio, o su perfecta precisión temporal que lo hacía encontrar a las ratas aun dentro
de su nido. Hoseok también tenía la mejor racha de suerte que Taehyung había visto en su vida. Él sabía que su compañero había
estado en varias prácticas de inteligencia militar después de terminar la secundaria, y desde entonces se había posicionado en la
oficina gracias a toda esa experiencia adquirida. Si Taehyung era la cabeza detrás de las pantallas y software de computadoras
entonces Hoseok era la cabeza de inteligencia en el trabajo en las calles. Y era esa racha de suerte la que había logrado estas
magnificas tomas.

La fotografía frente a él había sido tomada desde una acera o quizá dentro de un edificio, un café. A pesar de la presencia de
múltiples cuerpos distintos era más que claro en quien debía concentrarse toda la atención. Se suponía que debía estar en aquel joven
parado justo enfrente de la tienda de trajes que cruzaba la acera y luego entraba en el Mercedes-Benz S-Class limousine. Smoking
negro, a la medida y de diseñador. No se necesitaba un experto para reconocerlo. Taehyung no dudaba que el precio de solo su
cinturón costaría al menos su salario mensual y sus ganancias no es que fueran muy bajas. En la foto el joven parecía conducir su
mano a uno de los botones en su chaqueta para desabrocharlo, justo el botón del centro. Su atención se concentraba en algún otro
lado, mirando a un hombre parado a su derecha en lugar de observar hacia su auto.

Taehyung cambio a la segunda imagen lo suficientemente seguro de que habría una toma aún más cerca. Esta vez su cara era algo
más detallado que un perfil. Su cabello estaba desordenado intencionalmente pero era tan largo que rozaba el límite de sus cejas
dejando ver una mirada aún más agresiva. Mirando su cara Taehyung no veía ni a un niño ni a un hombre, el veía algo más, algo
atrapado en medio de estos dos. Debería tener unos dieciocho años, pero este ya había perdido la ligera capa que atrapada su
inocencia jovial. Sus facciones, en específico sus grandes ojos, lo hacían ver aún más maduro que realmente era (ojos de ciervo pensó
Taehyung por alguna razón para luego alejar aquel pensamiento) su prominente nariz, hasta su pequeña y rosada boca ovalada
puesta en un puchero. A pesar de sus masculinas facciones, imponentes cejas y nariz, su estatura y su compostura, Taehyung jamás
podría cambiar su primera impresión de sorpresa y algo de excitación después de haberlo estudiado con detalle.

Era un niño y a la vez un hombre. Estaba atrapado en medio de ambos mundos. El joven hombre de la fotografía tenía una mirada
penetrante y firme- igual que en aquel gesto de su boca, aquel control. Incluso la manera en la que colocaba sus hombros era de
autoridad.
La última y tercera foto era tan exacta y clara que se podía apreciar el más mínimo detalle de su rostro. La inminente y profunda
cicatriz sobre su mejilla izquierda antes invisible en las fotos tomadas de lejos era más que imperdible ahora. Taehyung
prácticamente podía contar sus pestañas, una a una, suaves y delicadas curvas de color negro. Estaba echándole un vistazo a la calle,
su ceja ligeramente levantada por la mueca que hacia gracias a la intensidad de la luz solar.

“Sungah va a molestar a Hoseok por llevarla a esto,” Taehyung bromeo mientras miraba a Namjoon. “son fotos fantásticas.
Probablemente las mejores que hemos conseguido de él.”

“las mejores que ha obtenido el departamento desde que el tenia… once,” Namjoon asintió en modo de afirmación viendo
nuevamente la fotografía.

Si, aquel hombre joven era el mismo de la fotografía y aunque se viera diferente seguía siendo la misma persona. Fuera de su altura y
aquella posición de sus hombros, la jovial inocencia. No más cabello largo ni dientes necesitados de ortodoncia. Había crecido desde
las fotografías que albergaban en la base de datos. Taehyung sabía también que se vería bastante distinto a comparación de sus
fotografías de la primaria también. Ciertamente él había crecido bastante bien, y él también.

“no parece en nada ser ese puto niño,” Taehyung comento mirando la imagen en sus manos. “la señora Jeon debe ser un espectadora
y media.”

“no tengo ni puta idea, nunca la he visto. Jeon los mantiene refugiados, recuerda.” Namjoon se estiro para quitarle el documento de
las manos. Taehyung echo un rápido vistazo a la imagen un vez más antes de que desapareciera de nueva cuenta. “Pero ya no más.
No, Jeon Jungkook esta finalmente golpeando las calles como el heredero que es.”

“Y tenemos las mejores fotografías posibles de él. Demonios, Hoseok no parara de hablar de esto por meses.”

“Creemos que se está preparando para asumir el control, y eso significa que ahora mismo tenemos una oportunidad para entrar. Los
tiempos van a estar turbulentos para ellos con el poder e influencia cambiando por todas partes,” Namjoon explico mientras dejaba el
archivo en el escritorio para luego cruzar los brazos sobre su pecho. “es ahí donde entras tú.”

“¿Lo es?”

“si, lo es,” asintió su compañero con un vigoroso sí. “mira, tenemos una razón para creer que empezara…invirtiendo en carne fresca.
Habrá una depuración, es todo lo que sabemos. Como con todos esos cambios de poder, lo viejo va dar paso a lo nuevo.” Namjoon
dio una pequeña pausa para ordenar sus ideas. “tenemos algo traído por nuestro informante. Están trayendo dentro chicos, no
adultos, no adultos jóvenes. Estamos hablando de sangre joven. Necesitas traer una nueva generación para que tu imperio dure.”

“Okey, ¿entonces por qué yo? ¿Por qué no este informante? ¿Por qué no pueden hacerlo?”

“Dos simple razones. Uno,” Namjoon levanto una de sus manos y con esta uno de sus dedos, “están demasiado viejos y tiene
bastantes buenas relaciones ahora mismo. Necesitamos que se queden exactamente dónde están, antes de adentrarse a lo más
profundo.” Él levanto un segundo dedo, haciendo de esta manera el símbolo de paz. “Dos, son nuestro tiquete a la pandilla. Es por
eso que te necesitamos Taehyung. Necesitamos a alguien que no pueda ser vinculado al departamento.”

“Pero son más inteligentes, ustedes saben qué hacer si-”

“Mierda Taehyung yo podría ser inteligente pero tú también, tu examen de aptitudes están fuera del marco. Lo sé porque revise los
records. Si soy inteligente, es por eso que necesito quedarme aquí, en la base. Has pensado en la situación de cierta manera. No
utilices tu carta de as cuando puedes usar el joker.” Namjoon se estiro y golpeo con suavidad el costado de su cabeza. “Eres
inteligente, muy inteligente. También eres un buen amortiguador.”

“engañar acerca de mierda infantil es fácil, Namjoon,” Taehyung replicó, con un gemido en su voz mientras lo hacía, “Eso no es
mierda de niño. Si dijera algo mal podría hasta perder la cabeza, y me gusta mi cabeza. Es una buena cabeza que puedo presumir.”

“Estoy demasiado comprometido Taehyung. Este departamento me ha afectado, no puedo ir encubierto. Yo destruiría por completo la
operación. Sungah no puede, es mujer ni siquiera puede intentar unirse. Hoseok no puede. Es como yo, es más un soldado, no un
espía. Hace bien su trabajo, pero no el indicado para este. Daesu es muy viejo, Youngjae no podría verse más como un puto policía
aunque quisiera no hacerlo.”
Taehyung noto que él habría nombrado al equipo completo a excepción de su persona. Eran un grupo bastante pequeño de oficiales,
la única vez que necesitan personal es durante las redadas. Es ahí cuando los escuadrones armados hacen su entrada, seguidos de las
indicaciones de Hoseok. Aparte de eso solo había seis oficiales en el escuadrón actual y sería lamentable sí no reflejara el bajo nivel
de drogas en la región. Había más conflictos por la compra de drogas que por venderla, y realmente no había productores. No, la
mayoría de las drogas eran mierda importada de Corea del norte, China, las Filipinas y más.

Cuando era más difícil encontrar dealers y productores no era como que hubiera una gran demanda de oficiales en el campo.

“Taehyung, eres la mejor opción que tendremos infiltrando Haedogje Pa. Ha sido una generación completa, hemos esperado por
siempre.”

“Lo sé, lo sé,” Taehyung balbuceó. “sé que es la mejor ¿pero…yo?” Namjoon sostuvo su mirada sin parpadear, negándose a
retroceder. “no tengo experiencia práctica. ¿Qué mierda se supone que debo hacer?”

“Tendrás un entrenamiento adecuado Taehyung,” explico, cambiando en la mesa mientras lo hacía. “Como utilizar un arma de fuego
sobre todo, pero otras cosas también. No iras por ello al desnudo. Estarás preparado. Tenemos alrededor de tres meses para
prepararnos para eso. Cuando te metamos dentro sabrás toda la puta mierda de Haedogje Pa que necesitaras saber.”

“ya se todo acerca de ellos,” Taehyung dijo, acercándose a una réplica argumentativa. “conozco todo lo que debo saber. No necesito
saber nada más.”

“No todo, no todavía,” Namjoon mientras se cambiaba a su escritorio. “la única manera de conocer todo acerca de Haedogje Pa,” dijo
este mientras colocaba una mano en su hombro, “es uniéndote a el Haedogje Pa.”

Taehyung no lo siguió con la mirada mientras dejaba la oficina. Estaba demasiado ocupado viendo los archivos en el escritorio para
hacerlo. Estaban simplemente puestos ahí, muy parecidos a la caja de Pandora esperándolo para ser abierto y visto por él. Namjoon
sabía que no podía simplemente ignorarlo, porque tendría que abrir los archivos para estudiar la información contenida dentro de
estos. Para ver si era correcto y no había ni el más mínimo error. Era por eso que había dejado los archivos justo ahí, para provocarlo.
Taehyung quería nuevamente su laptop, para estudiar los incontables emails y fingir que nada de eso había sucedido pero no podría.

No había manera de regresar de esto. Estaba atrapado y ni siquiera lo había intentado.

Taehyung suspiro y empujo a un lado la caja del refrigerio para poder tomar mejor los archivos y revisarlos como tenía que hacerlo
en su lugar. Había abierto la delgada manila y deslizo las fotografías afuera, esparciéndolas a lo largo del escritorio. Las brillantes
sonrisas reflejaban los rayos de sol a su rostro. Luego abrió el cajón de su escritorio y saco una libreta algo destrozada, cubierto de
garabatos de tinta con hojas rasgadas y dobladas. Ahora mismo los demás archivos podrían esperar. Taehyung quería realizar su
propia investigación primero; empezando a reconocer a tantos de los hombres en las fotografías con Jungkook como le fuera posible.
Luego intentaría conseguir conocer lo que eso realmente significaba.

Si alguien dentro de su equipo pudiera predecir el futuro de Haedogje Pa serian entonces él. Era por eso que Namjoon le había dejado
los archivos y lo había determinado como su espía. Se había dado cuenta de eso por su propia cuenta.

Taehyung suspiro y volvió a ver las fotografías sobre su escritorio. Nadie en las imágenes lo miraba, todos viendo hacia abajo en
particular a sus caros relojes; dedos presionados en los auriculares para que pudiera ver los cables negros que se doblan hacia abajo
y fuera de la vista en la camisa y las chaquetas de traje. Nadie parecía interesado en el en esta excursión en particular. Había una alta
probabilidad de que fueran tan solo matones contratados y no cualquier otra cosa; guardaespaldas del bebe heredero en medio de
ellos. Taehyung llevo sus ojos lejos del hombre calvo hacia Jungkook: hacia el príncipe. Golpeaba su plumón contra su libreta
mientras le miraba con cuidado.

Un nuevo jugador sobre el tablero de ajedrez, no un peón si no más como un rey. Jungkook era limitado ahora mismo, incapaz aun
de moverse o controlar vastas franjas de su imperio todavía. No, aún seguía dependiendo de las manos de su padre; quien estaba
ahora tan cerca de la indefensa reina. El más poderoso pero no el más importante. Bueno, Taehyung conocía su ajedrez y eso
significaba que iba a tomar el rol de una torre.
Había muchísimo trabajo por delante y también algo más.

Iba a necesitar una cantidad ridícula de café.

Taehyung conocía acerca de Haedogje Pa. Estaba más que seguro que cualquiera que trabajara para la fuerza lo haría, junto con los
de los sectores gubernamentales y el sistema judicial. A menudo se les llamaba cáncer, un cáncer maligno que se demoraba y nunca
se iría. Eran algo más allá que cualquier otra pandilla en el país porque se habrían superado y no podían considerarse una “pandilla”
era demasiado poco. No había inservibles peleas callejeras o luchas de poder. Haedogje Pa era un imperio para ser más exacto: el
imperio más rudo y despiadado monitoreado en todo Seúl. Todo el mundo sabía de ellos, pero nadie era capaz de enfrentarlos
elevarlos a su fin absoluto.

El lema de Haedogje Pa era el siguiente: tú tienes el veneno, nosotros tenemos el antídoto.

“El veneno” aplicaba a un montón indescriptible de muchas cosas. La pandilla repartida a lo largo de un imperio de drogas: marihuana
y medicamentos prescritos como Valium y Xanax eran la mierda más suave; hierba, metanfetaminas, heroína y cocaína eran las más
solicitadas, la mierda de verdad. Pero el negocio de las drogas no lo era todo teniendo en cuenta que el negocio era una de las bases
más grandes. Taehyung sabía que aquella droga llegaba exclusivamente de los campamentos militares desde américa y luego era
distribuida al resto del país. Lo que significaba que eran bastante importantes en lo que respecta a la cultura del imperio.

En segundo lugar pero claramente no el menos importante dentro de Haedogje Pa era su gran red de prostitución dentro del país. A
Taehyung no le gustaba llamar a los trabajadores dentro de la pandilla como trabajadores sexuales, cuando en realidad todos sabían
que eran esclavos sexuales. Llamar a los hombres y mujeres que trabajaban aquí de esta forma era realmente alejado de la
perturbadora verdad. Eran en su gran mayoría adictos a las drogas, inmigrantes, niños fugitivos y desesperados. Con todos estos
factores dentro del juego no se hablaba de trabajadores, no mucho más, pero sí de más gente atrapada bajo su control. Primero los
adictos, y luego los esclavos. Había clubes subterráneos de streapers, burdeles, guaridas llenas de la mierda que Taehyung solamente
podía imaginar. Sungah habría trabajado duro para terminar con múltiples redes de prostitución antes de pasar a la mesa de la
vicepresidencia, y él había escuchado historias. Historias la cuales desearía no haber sabido en lo absoluto.

Eran más vicios los que se entrelazaban con los dos anteriores: juegos de azar, pornografía, extorsión y otras muchas mierdas más.
Estos eran tan importantes como los demás aun incluso pareciendo más leves, porque estos eran muchos de los demás pilares que
mantenían a la pandilla poderosa e inquebrantable. Buscar una grieta en la armadura fue algo que tomo un par de largos años, y la
mayoría de las veces no hubo ni el tiempo ni la fuerza suficiente para abrirse paso. Taehyung era estúpido. Él sabía que un imperio no
solo se construía gracias al dinero y la inteligencia. Requería de poder e influencia, al igual que protección. Sabía que Haedogje Pa
tenia conexiones para el poder por medio del todo el país en todos sentidos. Había políticos, chaebols y CEOs, jueces y más ayudando
y asegurándose de que el negocio fluyera bastante bien y libre de cualquier riesgo. Eran el secreto público de todo Seúl, y ninguna
cosa podría llevarse a cabo sin información.

Cuando se unió al departamento de narcóticos y substancias ilegales había conocido al Haedogje Pa bastante rápido. Sabiendo
incluso que no era difícil encontrar su nombre en lo alto de las listas en todo caso. No había ningún día trabajando en su portátil en el
cual no se cruzara con el nombre de la pandilla al menos unas diez veces. Con ellos controlando todo el bajo mundo de Seúl no
carecía de sentido. Hasta ahora Taehyung había descubierto algo más navegando en lo profundo de las bases de datos. Taehyung
había conseguido descubrir su interesante habilidad para recordar nombres y rostros, y cantidades abrumadoras de información que
ciertamente jamás hubiera podido haber imaginado. Había memorizado los miembros en el ranking alto casi tanto como para
considerarse familiar suyo, y podría interconectarlos a todos como una red. No era un simple aspecto poder memorizar, pero
realmente podría hacerlo con un sistema jerárquico entero. Taehyung jamás se había dado cuenta de lo fantástica que su memoria
fotográfica era, y fuera navegando por medio de archivos o bases de datos había tenido suficiente tiempo de demostrar al equipo lo
prodigiosa que su memoria era. No era un simple secretario, atrapado tras un escritorio y una buena cantidad de café. Era incluso
mucho mejor que eso.

Había conmocionado tanto a Namjoon hasta el punto de un silencio ensordecedor cuando le había entregado por primera vez el
nombre de un miembro prolífico en relación a una conversación que había escuchado. El otro joven hombre y Youngjae se habían
desconcertado acerca de un golpe bastante descuidado alrededor de un distribuidor llamado Oh, parados frente a un tablero de
corcho al final del departamento intentando buscar la solución del rompecabezas. Taehyung los había oído discutir acerca de quien
mierda hubiera sido capaz de matar a su propio distribuidos cuando de sus labios salió el nombre “Choi Wooyoung” disparado
directamente sin siquiera un segundo de duda. Eso le parecía demasiado coherente, puesto a que había estado escuchando las cintas
de una grabación de un par de meses atrás en la cual se le mostraba una gran preocupación debido a la perdida de ganancias dentro
de uno de sus distritos. El mismo preciso distrito en el que Oh había trabajado antes de su “sospechosa” desaparición. Desde
entonces Namjoon y Youngjae conectaron los puntos, pero habían necesitado de aquella pequeña ayuda brindada por Taehyung.
Aquella había sido la primera vez que Taehyung habría utilizado su prodigiosa memoria para encabezarse en la lista de oficiales de
orden de arresto. Y por supuesto no la última. Él no sabía como pero simplemente había almacenado información acerca de Haedogje
Pa que utilizaría para investigaciones futuras sin tener que recurrir a la base de datos del sistema. Sungah lo había llamado una vez el
sabelotodo universitario, experto en conocimiento de Haedogje Pa. Daesu le había sugerido muy amablemente conseguirse una vida.

Esa característica habilidosa suya convenció a Namjoon de tenerlo a su lado. Si uno tuviera que elegir a un agente especial a la
refriega, ¿qué mejor que uno que conociera nombres, caras y alianzas casi como si ya estuviera dentro de la pandilla?

Era por eso que lo habían sacado del servicio de oficina y lo habían empujado directamente a una serie de mandatos terroríficos y
rigurosos que lo obligaban a tener preparación. Ese ere el porqué, en una semana, seria internado en el Haedogje Pa. También era
por eso que estaba sentado en una cafetería acompañado por su informante en mitad de la capital en vez de su aburrido escritorio.

“perfecto,” Lim dijo mientras abría el sobre de manila empezaba a distribuir las fotografías a lo largo de la mesa. Sobre los anillos de
café pegajosos y las dispersiones de diminutas partículas de azúcar. “intentemos esto una vez más, ¿huh?”

Taehyung nunca había conocido a Lim antes de este magnífico acuerdo. Ser un informante significaba estar alejado del departamento
en todo momento en toda circunstancia, por eso ahora Taehyung era dueño de un nuevo teléfono y una buena cantidad de
documentos y credenciales falsificadas a su nombre. Una vez lo había conocido se encontraba profundamente sorprendido debido a
que su aspecto no era absolutamente nada como esperaba. Taehyung había esperado un hombre de mediana edad bastante canoso,
duro y sinuoso en una calle de tipo degradado. No había esperado a un hombre gordito con rastrojos en su papada y cabello que era
un poco largo y bastante descuidado. Pero despreciando eso, había notado signos en su rostro que decían lo bien que había estado
haciendo su trabajo. En primer lugar su cara de pug aplanada y con una nariz torcida resultado de múltiples roturas, y su rastrojo no
pudo disimular su evidente cicatriz en el pómulo tampoco.

Pero no era simplemente su cara. Lim mostraba su persona con una seguridad que derramaba poder e influencia. Su traje era hecho
a la medida, el pesado reloj de pulsera rolex se escabullía por sus puños cada vez que quería alcanzar algo, o firmar par su cuenta
bancaria. Respiro lenta y uniformemente. Incluso parpadeo como si se encontrara en un momento perfectamente sincronizado. Eso
demostraba un perfecto control y Taehyung se encontró conscientemente copiándolo durante sus encuentros. Lim era un informante,
un espía en otras palabras. Él vivía y respiraba el Haedogje como estilo de vida y jamás salía de su personaje. Incluso aun en sus
encuentros seguía luciendo como un pandillero, no un oficial de policía. Antes Taehyung había sido asustado por su brusca y
contundente naturaleza. Una vez había cometido un pequeño error y aquel hombre había tomado tan ligeramente uno de los cuchillos
que se hallaba en la mesa donde se encontraban y había susurrado agresivamente. “eso es todo, estas muerto,” Lim había escupido y se
había tirado sobre el espaldar de su silla y se había tirado al suelo hecho un completo lio.

Todo lo que había hecho era haber afirmado que Park Woobin era un dealer de metanfetaminas. No, ese era Park Wooyoung. Park
Woobin tiene las relaciones con clubes de striptease y, desde luego, no era un nombre que se pudiera descartar dentro de un gremio
informal empresarial, por temor a molestar a muchos hombres.

Cada vez que Taehyung había cometido un error Lim había actuado de manera similar. Una puñalada en la mano o el pecho con un
cuchillo para mantequilla, la presión de algo en su rodilla que probablemente se trataba de un revolver bajo la mesa. Lim lo había
entrenado para tener tanto miedo de joder una misión con el nombre de una calle o la carga de marihuana actual que Taehyung había
aprendido que pensar antes de responder cualquier dato revelador era la opción más segura. Las respuestas no podían ser vacías
como las que se darían en un examen de la secundaria. Podría tomarse tres segundos para pensar y de esta manera quedar a salvo,
antes de responder mal y literalmente perder toda su cabeza.

No se trataba de ser perfecto, le había dicho Lim. Se trataba de conocer la información correcta para tu propio bien. Entre más el
sabia, más fuerte era. Esa era la razón por la cual estaba siendo torturado de esa manera. Conocimiento es poder, y todos los
miembros del Haedogje Pa tenían poder.

“algo de esto es bastante sencillo,” Lim explico, ordenando las hojas como si de cartas de la fortuna se tratase. “has conocido a uno o
dos de ellos antes. Y si no lo has hecho no pretenderé apuñalarte esta vez, te atravesare como a un puto cerdo asado, niño.”

“se aprecia tu apoyo de todas maneras,” Taehyung balbuceo mientras el mayor terminaba de ordenar la fotografías.

Lim no le había enseñado solamente a cómo lidiar con la presión del pensamiento rápido, también se aseguró de que lo vieran en su
compañía alrededor de otros miembros de bajo rango. Taehyung no podía aparecer así de la nada. Había necesitado ser facilitado en
todo. Su guardarropa ya no contaba más con sus atuendos casuales, amables camisetas y pantalones negros que necesitaba para su
puesto de trabajo en su pacifico escritorio. No, todo eso había sido remplazado con favorables trajes elegantes. No de diseñador, no
todavía, pero sí de mejor calidad y a la medida. Necesitaba entrar en papel, en ambos lados en su atuendo y su personalidad.
Taehyung había estado tanto tiempo parado frente a un espejo tirando de los puños de su camisa intentando parecer acostumbrado a
la elegancia de un traje; como si fuera su segunda piel. Había sido difícil pero había alcanzado el punto en que logro sentirse mucho
más seguro de sí mismo.

Sobre todo ahora que estaba de pie en la misma sala que muchos otros gangsters además de Lim y seguía respirando.

Aquellas reuniones representaban un verdadero infierno para él. Taehyung pasó las tres primeras de ellas pensando en cómo
mandaría todo a la mierda por decir algo mal. Incluso no siendo el centro de atención había estado aterrorizado. Estaba ahí solo para
quedarse de pie al lado de Lim, a menudo como un testigo silencioso de los acuerdos que se llevaban a cabo. Hasta habría
presenciado el soborno para una elección gubernamental local, la expulsión forzosa de un entusiasta D.A., y desarrollo de propiedad
ilegal. Ese era el campo de acción de Lim dentro de Haedogje Pa, eso significaba que Taehyung debía estar más que alerta en aquellas
pequeñas reuniones. Siempre en público pero en locaciones que sabía eran de la pandilla. Cafeterías repletas de hombres en traje y
damas que lucían como escoltas, restaurantes con guardias en la entrada. Una vez incluso había sido arrojado a un cuarto en el fondo
de un club de striptease subterráneo para sellar un negocio. El bajo había sonado lo suficientemente fuerte como para sentirlo como
un latido en su corazón. Como si aquel trato no hubiera sido lo suficientemente estresante, la visión de mujeres y hombres desnudos
bailando alrededor de tubos y mostradores pulidos no le ayudaban a calmar esa sensacion.

Pero eso había valido la pena y jugaba a su favor, había logrado captar la atención de uno de los miembros. Uno muy importante. El
hombre se llamaba Nam, el cual tenía un primer nombre desconocido para él. Pero lo había visto en presencia de El príncipe y eso
significaba algo. Nam se había dirigido a él como un subordinado, pero sin embargo, se había dirigido a él. El hombre deseaba
escuchar la respuesta de Lim en cuanto al porque se encontraba él en aquella reunión. Entonces Lim le había dicho que era un tributo
hacia el Haedogje Pa, un nuevo recluta dispuesto. Desde detrás de su sombra Nam lo había estudiado intensamente, todos los
negocios a la mano se olvidan repentinamente de él y a su favor.

Luego el hombre se había dirigido a uno de sus lacayos con una sonrisa en su rostro y Taehyung lo oyó decir: “lo amaría, ¿eh? Mira esa
cara”. Taehyung aun tendría que averiguar a quien se refería con eso exactamente.

Si, las reuniones dentro de ese periodo de tres meses habían sido infernales. Sus miedos acerca de tirar todo a la mierda habían
desaparecido. No tenía que hacerlo, pero constantemente se veía tirado sobre la taza del inodoro vomitando poco después de que
estas terminaban, por lo que su alivio había causado finalmente que las náuseas se apoderaran.

“genial, dame todo lo que tienes, niño,” Lim dijo mientras se recostaba sobre su silla y levantaba ambos brazos. Los barrió en un
gesto casual, un “muéstrame lo que haces” por así decirlo. Entonces Taehyung se inclinó sobre las fotografías y se tomó un segundo
para pasar los ojos sobre ellas.

“Nam,” dijo, colocando su dedo índice hacia abajo.

“¿Quién es él? vamos, rapido.”

“proveedor de pieles. Obtiene niños y niñas de Laos, prepúberes. No se enrolla con adultos. Dueño de azul en Gangnam-gu. El club
es una inversión, todo el dinero recaudado va a su bolsillo no al Haedogje Pa. Es por eso que Choi Sooyoung,” Taehyung señalo otra
fotografía, “tiene un puto chip en su hombro.”

“¿Por qué?”

“Porque Choi se cree un filántropo. Circula ganancias en Dobong-gu para refugios de personas sin hogar. Choi predica que Haedogje
Pa debe verse como guardianes en sus respectivos distritos: cuida a la gente y te mantendrán en la zona de las ganancias. Nam no da
una mierda. Han estado en la garganta del otro por meses. Jamás los veras juntos.”

“¿Qué es lo que Choi Sooyoung hace?”

“Hijo de puta hipócrita ejecuta estafas.” Taehyung movió una de sus manos para alcanzar otra fotografía, los dedos rebotando sobre
la barbilla del hombre. “Bae Goohee.”

“imbécil delgado. Dame hechos.”


“distribuidor de armas. Reparte armas de mano sobre todo, pero puede conseguir armas de asalto si son solicitadas. Chinas de
preferencia, producción en masa. Obtiene los productos raros de Rusia pero sobre todo de China y Vietnam.” Lim estaba asintiendo
hacia él, mostrándole aprobación acerca de lo que oía. “Bae es un puto cerdo rudo. Jamás te lo cruzas. Él es muy respetado y ni
siquiera lo mires a los ojos o terminaras de rodillas.”

“Ese bastardo hijo de puta no parpadeo mientras me apuñalaba,” Lim murmuro. Taehyung hizo una pausa de unos segundos para
removerse en su asiento.

“Bae tiene los lazos más fuertes con “El príncipe”-”

“No, no lo llames así. Esta mal, es demasiado…” Lim movió su muñeca en lugar de agarrar el cuchillo como lo hacía usualmente.
“llámalo por su verdadero título o podrías molestarlo bastante. Que no te importe como los demás lo llamen, dile Maestro.”

“…al Maestro Jeon,” Taehyung continuo. “se quedara en el poder porque tiene mucho poder. No puede ser despojado de el, él es una
amenaza.”

“entonces los demás, solo son peones, ¿eh?”

“No, no todos ellos. Él,” señalo otra de las fotografías, “Kim Jinwoo. Chico lindo. Es el hijo de la antigua pareja de Jeon, Kim Jintae.
Dueño del casino Mono de oro en Singapur. Ese es probablemente uno de los grandes pilares que el Haedogje Pa tiene a su
disposición. Él ha estado aliado al maestro Jeon desde la infancia pero…”

“¿Pero?”

“los rumores que vienen de los peones son que el Maestro Jeon y Kim Jinwoo no juegan muy bien entre ellos. Algo relacionado con la
religión. Kim es un hijo de lo que llamamos…folla-biblias, y odia por completo el mal comportamiento de Jeon.”

“Si tan solo supiéramos lo que él hace,” Lim dijo mientras doblaba sus brazos por encima de la mesa. “pero sigue siendo tan
reservado.”

“ahí es donde entro yo,” Taehyung dijo, sin querer sonar sarcástico simplemente para detener la libertad de sus palabras.

“Kim, solo tengo una cosa por decirte,” Lim replico, con expresión dura mientras lo hacía. Taehyung tuvo que resistir la presión
apremiante de tragar. Después de unos segundos de silencio, el callado hombre reventó en una carcajada y salto de sorpresa. “eres
un niño loco pero me agradas. Tienes que estar putamente loco como para aceptar hacer esta mierda.”

Aprender los entresijos del Haedogje Pa no era lo único que Taehyung había aprendido en los últimos tres meses. Había sido forzado
por Hoseok para entrar en un gimnasio, quien por supuesto estaba a cargo de disciplinarlo. El otro oficial había tenido un periodo
bastante apresurado tratando de llevarlo al estado físico y mental que le haría parecer recién salido del entrenamiento militar antes de
empezar a trabaja a la par de Lim. Eso fue una fortaleza según el informante, para el servicio militar demostró que era un hombre que
seguiría las ordenes. Taehyung había pasado todo el tiempo deseando demostrar que haría todo a su alcance para completar los
datos faltantes en su tarea. Pero después de un mes por mucho que lo odiaba se habría acostumbrado al infierno que Hoseok le había
hecho pasar. Decir que lo había disfrutado era una mentira, pero debía resaltar que se sentía que estaba en mejores condiciones para
enfrentar su desafío.

Pero Hoseok no solo había estado a cargo de dejarlo en el molde adecuado. No, el otro oficial le había otorgado la responsabilidad de
enseñarle a usar un arma de fuego. Justo como Namjoon le había dicho que recibiría el entrenamiento que había tenido. Era una
habilidad que Taehyung había esperado, pero también esperaba no tener que aprenderla. Sabía que los hombres del Haedogje Pa
cargaban armas con intensidad, no todos pero si los importantes. Debía tener este tipo de conocimiento también, incluso si la vista
de la pistola lo había asustado cuando Hoseok la puso en su mano por primera vez. Pero había comenzado a aceptar y entender
mejor las armas de fuego.
Taehyung se había dado cuenta que su miedo inicial acerca del arma realmente era incorrecto su verdadero miedo databa de lo
desconocido. Después de sostener la pistola, después de aprender como armarla y limpiarla, como quitar el seguro y cambiar el
cartucho de balas, se dio cuenta de lo equivocado que estaba de su miedo. No debía asustarse del arma en sí, pero si debía temerle al
hombre que la sujetara.

Haedogje Pa no era como Hoseok después de todo, y acostumbrarse a ver un arma en su mano no era lo mismo a la realidad.
Taehyung los vería en fundas, sujetados al cinturón de sus pantalones. Vería armas sobre la mesa como si de cubiertos se tratase. Si
veía a alguien traído a la fuerza eso iba significar terminar con una muerte, eso significaba que no querría estar de pie en el último
lugar.

Similar a como Lim lo habría quemado y acuchillado para que aprendiera bien nombres y rostros, Hoseok también tenía que hacerle
repasar los mecanismos del arma cada vez que entraban al campo de tiro. No un campo de policía pero si uno privado el cual
pertenecía a una empresa de seguridad. Taehyung sabía todo acerca de las partes, habría desarmado y armado su arma de práctica
todos los días durante al menos tres meses. Hasta ahora Hoseok debía seguir haciéndolo, era un procedimiento estándar. Taehyung
sabía que sujetar un arma constantemente acabaría dejando marcas notorias en la forma de sus músculos. Sería capaz de trabajar con
seguridad y recargaría tan solo gracias a una rápida mirada y un par de movimientos de sus dedos. Hoseok había medido su tiempo
and tenía un record de tres segundos aun con una revista en su mano. Pero Taehyung seguía pensado que eso era demasiado tiempo.
El gastaba esos tres segundos conteniendo su respiración e imaginando cuantas balas lo atravesarían en ese lapso de tiempo.

El campo de tiro estaba seguro y a salvo para su suerte. Estaban de pie en la cabina bastante alejados de las entradas. Las cabinas
estaban separadas del rango por un largo y extenso tramo de un par de pies, cada cabina una separada de la otra por una gruesa
pared de concreto. En el techo había poleas las cuales eran controladas por un botón puesto sobre la pared, y al lejano final del rango
uno objetivos de papel.

“¿Ves esto? ¿Qué es esto?” Hoseok pregunto mientras señalaba el mecanismo de deslizamiento justo encima del lado del cañón. En el
mostrador junto a ellos había revistas en blanco e instrumentos de limpieza. Taehyung estudio el arma en su mano un momento
antes de mirarlo nuevamente.

“seguridad del pulgar-” y antes de que él pudiera hacer otra pregunta este respondió, “si está bajo por el hocico la seguridad esta
activada. Si esta hacia atrás esta desactivado. También debe haber un pequeño destello de rojo dentro del mecanismo de seguridad,
pero como si tuviera puto tiempo de revisar.”

“Que divertido,” Hoseok dijo con un guiño. “¿debería asustarme por lo imperturbable que te volviste con respecto a las armas? ¿o
preocupado?”

“sigo jodidamente asustado de ellas,” Taehyung espeto mientras observaba el revólver. “pero el tiro de práctica es una cosa, disparar
a personas de verdad es otra. No puedes enseñarme eso. No puedes enseñarme a como no asustarme con eso.”

“bueno, puedo decirte que le he disparado a personas anteriormente. Tiros paralizantes no tiros mortales, pero me sigo sintiendo
mal Tae, porque se supone que debes sentirte mal. Lo que necesitas mentalizar es que estas preparándote para defenderte. Si le vas a
disparar a alguien, entonces tienes que hacerlo.” Hoseok deslizo el pestillo de seguridad del arma descargada. “Ellos no van a
detenerse. Eres tú o ellos.”

“¿piensas acaso que he puesto mis manos sobre un arma?” Taehyung pregunto mientras intentaba colocar el arma en medio de sus
palmas. Hoseok lo vio jugar con eso, retirando el seguro del cargador para poder así colocar más blancos de papel en el fondo. El
seguro se deslizo en ese angustioso click. “¿crees que confiaran en mi lo suficiente como para dejarme con un arma?”

“pienso que estarás tan cerca de “El príncipe” que lograras obtener una,” explico Hoseok, con los brazos cruzados sobre su pecho.
“no tendrás permitido entrar en ciertos lugares sin una de ellas. Entre más te acerques a la cima, más peligroso será esta mierda.
Todos sus hombres, los cuales ves en su compañía. Llevan una. Tienen jodidos permisos para hacerlo, personal de seguridad. No
puedes detenerlos, pero lo sé. Puedo verlo en la forma en que caminan, la forma en que las llevan. Bajo sus axilas hay cargadores.”

“Tú y Namjoon, mierda, todos ustedes piensan que lograre llegar hasta él. ¿Qué hay si no, eh? ¿Qué si caigo con el primer obstáculo?”

“No caerás, Tae, deja de actuar como un jodido coño,” Hoseok balbuceo a la vez que reacomodaba los audífonos anti-ruido.
Taehyung lo miro de reojo, en su cara, vio que realmente hablaba enserio. No estaba riéndose, o bromeando. No, con tan solo mirarlo
sabía que estaba diciéndole la verdad. Si solo pudiera creerlo. “¡¿Apunta tus tiros a matar esta vez, OK?!”
“Si, tenlo por seguro,” dijo Tae acomodando sus audífonos también. Era bastante raro, la repentina audición amortiguada, pero
incluso solo llegaba a bajar un poco el volumen, no bloquearlo en absoluto pero si disminuirlo. Luego deslizo el pulgar y levanto la
pistola. A su lado Hoseok enterró uno de los blancos en el gancho y presiono el botón en la pared. La máquina se activó con un débil
sonido vibrante cuando llevo al objetivo a una distancia asignada y luego se detuvo en su lugar; deseando convertirse en un blanco.

Taehyung tomo una profunda bocanada de aire como si intentara resistirse y lo soltó levemente al tirar del gatillo. El cañón salto en
su mano como lo hacía siempre, el sordo bang del tiro. Pero estaba seguro de hacerlo cada vez mejor. Probablemente era tonto
optimismo pero estaba seguro de que lo era. Después de todo, había aprendido a dejar rectos los brazos mientras que tiraba del
gatillo y ya no le dolían los hombros después de cada práctica. De cierta manera eso demostraba su progreso.

Cuando no había nada más que un seco click que significaba que el cargador estaba vacío bajo los brazos y respiro profundo una vez
más. Luego se movió para retirar los audífonos para que Hoseok presionara el botón así podrían estudiar la hoja. Taehyung coloco la
pistola sobre el mostrador y estiro sus dedos.

“veamos…” Hoseok halo la hoja y la levanto. Podían ver claro atreves de los agujeros de bala. “Estomago, dos tiros. Herida, quizá lo
suficiente profunda para tirar a un hombre al suelo. Disparo en el pecho, bien, justo en el medio.” Taehyung roía el labio mientras
observaba el del hombro, sabiendo que era un error. “la herida bastante cerca de una arteria pero los tiros en el hombro son para
debilitar, pero no matar.” Hoseok dejo de hablar y ambos contemplaron el perfecto par de tiros en la frente. “Ambos son excelentes
tiros pero recuerda-”

“los tiros a la cabeza son difíciles, blancos en movimiento, área pequeña,” Taehyung continuo, repitiendo sus mismas palabras como
un niño en la secundaria.

“Exacto, entonces debemos arreglar esos tiros en el estómago,” Hoseok dijo mientras colocaba la arruinada hoja en el suelo. “Deseo
ver al menos cinco tiros en el pecho antes de que acabe el día.”

“Mierda,” Taehyung gimió mientras el otro iba por mas hojas y las colocaba en el gancho. “Hoseok, hazle un favor a el Haedogje Pa y
mátame de una vez.”

Era un día antes del “día” en el que se iría con Lim por el esperado momento de la infiltración cuando Taehyung se encontró a él
mismo frente a la puerta del departamento y dormitorio de Namjoon. Ni siquiera sabía la razón por la cual se estaba introduciendo en
el pasillo de aquel edificio, viendo directamente por la cámara de seguridad en vez de estar presionando el botón para darse entada
pos sí mismo. Algo en el interior de su mente le reclamaba que ya era demasiado tarde para esto. La hora en la cámara de seguridad
le indicaban que eran alrededor de las 11pm y ahí se encontraba, congelado frente a la puerta. Debería solo voltearse e irse pero no
podía hacerlo. Taehyung sabía por qué no podía y era simplemente esto.

Estaba aterrado y no podía encarar la idea de atravesar la mitad de la capital para entrar al territorio del Haedogje Pa sin hablarle a
Namjoon al menos una última vez. Esa era la razón por la que sus manos se encontraban apunto de presionar el timbre y su cerebro
se llenó de pensamientos absurdos y frenéticos. Sintió la molesta necesidad de moder sus labios y antes de que pudiera hacerlo
presiono el botón del timbre.

“Namjoon, soy yo, Tae,” dijo, deslizándose para quedar a la vista de la cámara. “Necesito hablar.”

Taehyung soltó el botón y se apartó, dejando salir su aliento en un suspiro mientras respiraba. Levanto su mano libre para frotarse
los ojos con la mano enrollada. Estaba cansado, muy cansado. La mañana entera la había pasado en el gimnasio y el resto del día en
una larga reunión, Taehyung había visto a Nam de nuevo, ese puto, y una vez más lo había escuchado hablar de él como si fuera un
jodido objeto. No le gustaba, sus palabras lo hicieron sentirse incomodo pero sus palabras parecían insinuar que tenía una
oportunidad en la pelea. Y el resto de la tarde lo había pasado memorizando información y practicando en el campo de armas por su
cuenta debido a que Hoseok dirigía una operación de captura.

Eso era todo. Los tres meses finalmente estaban llegando al climax, y Taehyung estaba aterrado.

Después de al menos unos diez segundos de silencio y espera finalmente escucho un ruido del otro lado de la puerta. Pasos. Luego
la puerta se deslizaba hacia atrás y Namjoon se adentró en el pasillo. El hombre seguía vestido con el atuendo de trabajo y parecía
que aun siguiera trabajando. La camisa estaba un poco arrugada y libre del cinturón de sus pantalones y su negro cabello estaba más
desordenado de lo usual.

“No deberías haber venido aquí, Taehyung. Debería estar descansando antes de “el día”,” Namjoon explico mientras estudiaba su
rostro.

“Lo sé, lo se me iré de inmediato pero solo…necesito hablar,” Taehyung replico, tirando su mano a su lado y poniendo sus ojos en
cualquier otro lado en lugar de observar su rostro. Le tomo un momento reaccionar pero Namjoon se estaba moviendo para dejarlo
pasar al interior. “Es acerca de “él día”.”

“Lo supuse.”

Taehyung echó un vistazo al interior del dormitorio, solo uno breve antes de decidir quedarse parado cerca de la puerta. No
necesitaba quitarse los zapatos y entrar, solo necesitaba quitarse la presión en su pecho por ahora. Tomo un profundo respiro lo dejo
salir lentamente, detectando la inequívoca silueta de jajangmyeon desde el fondo de la habitación. Si, parecía que Namjoon aún
estaba trabajando, comiendo algo rápido y grasoso para evitarse la molestia de preparar un bocadillo.

“¿Namjoon?”

“¿SI?” pregunto, quedándose en la puerta al haberse dado cuenta de que no se movería de ahí.

“¿crees? … ¿crees que podre hacer esto?” Taehyung preguntó, intentando no sollozar mientras lo hacía. “Quiero decir, se honesto
conmigo. ¿Crees que puedo hacer esto sin mandarlo a la mierda? Porque sigo escuchando al equipo diciendo que puedo hacerlo, que
puedo lograrlo pero no. Necesito escucharlo de ti hombre. ¿Crees que puedo lograrlo?”

Namjoon no respondió al instante, no le dio una respuesta directa y elocuente al instante. Taehyung estaba agradecido por eso, por
escuchar las palabras: “si tú puedes” sin ni siquiera el más mínimo rastro de compasión y ni siquiera se esforzó en fingirlo. Necesitaba
saber que pensaba un poco acerca de la pregunta; estaba buscando los pros y contras de todo aquello. Entonces cuando el otro
hombre sintió el silencio y no habló Taehyung sintió algo cercano al alivio. Después de por lo menos un minuto el grueso y pesado
silencio Namjoon se movió para ponerse de pie justo frente a él.

“Lo que pienso,” dijo mientras colocaba las manos sobre sus hombros. Sus palmas eran cálidas y el peso era confortante. “Es que
tenemos solo un tiro…tú eres la única oportunidad de éxito. No puedo decirte que puedes hacerlo, porque eso no lo sé. No quiero
mentir o darte un falso intento de mierda de falso consuelo. Quiero ser honesto.”

“Eso es todo lo que quiero oír,” Taehyung acepto con un asentimiento. “Solo dámelo todo de una maldita vez.”

“Yo opino que no pudimos haber elegido a alguien mejor para el único tiro que haber elegido a Taehyung. Pongo toda mi confianza
sobre ti, y tú sabes que no pongo mi confianza frecuentemente en las personas en cuanto a grandes responsabilidades se trata. No
porque crea que mandaran todo a la puta mierda, sino que prefiero tomar el riesgo por mi cuenta. No puedo hacer eso, es por eso
que confió en ti por completo.”

“No quiero dejar morir el equipo,” Taehyung explico con voz baja. No era como que tuviera que vivir con eso después de todo. No, si
se equivocaba estaría muerto mucho antes de que el equipo pudiera enterarse. Pero saber que joderlo todo los afectaría incluso
después de morir era lo que asustaba a Taehyung sobre todo. La muerte era muy jodidamente aterrador, pero dejar atrás una red de
fracaso. No gracias.

“Taehyung, deja de pensar en el equipo. De hecho, no pienses en nosotros. No seremos nada a partir de mañana. Piensa en el mundo
que te espera afuera, es riesgoso. Desde ahora eres solo tú. Eso es, eres lo único que importa. ¿Si?” Taehyung asintió para demostrar
que había comprendido. “Las cosas se van a…se van a volver jodidamente aterradoras para ti. No te voy a mentir. Arruine todo una
vez Taehyung, nos es divertido ni fácil. Veras y escucharas cosas que te joderan. Pero eres fuerte, si, puedes manejar la mierda.”

“¿Tuviste que hacer alguna?” él pregunto a Nam. Namjoon removió sus manos de sus hombros y alcanzo el cinturón que aun
atrapaba una parte de su camisa. Taehyung vio como subía su camisa a la altura de su pecho y bajaba la tirilla de sus boxers para
revelar su definido abdomen. Pudo ver la imperdible cicatriz de varias puñaladas desde el hueso de su cadera girando a lo largo de
esta en una profunda marca.
“Estuve un año entero en Kowloon,” explico Namjoon, “desarmando una red de tráfico de heroína. Era uno de los infiltrados ahí. Logre
salir de ahí pero conozco muchos que no lo hicieron.” Taehyung observo la gran cicatriz en su estómago preguntándose que pudo
haberla causado. “No puedes describir toda la mierda que ves. No hablo solo de la muerte. Hablo de vulgaridad, desesperación,
pavor, verdaderos horrores. Era un adicto a la heroína.”

Taehyung desvió tan rápido la mirada hacia su rostro que casi logra ver atreves de su cráneo. ¿Heroína? Tae sabía que los oficiales en
cubierto usualmente accedían al consumo de drogas pero solamente para ocultar su fachada. Pero ¿heroína? Eso fue suficiente para
que su piel se congelara. Mirando a Namjoon ahora, no observaba a un oficial novato. Estaba viendo a un veterano. Veía a un hombre
joven que había servido a su país y aun no tenía una medalla, no tenía agradecimientos.

“Si, esa clase de mierda que te enloquece. Una parte de mi siente que no podré volver a ser como antes, se siente afligida. Pero hice
algo bueno. Para mí, eso hace que todo por lo que tuve que pasar significara algo.”

“Dios, Namjoon.”

“Hice cierta mierda, y tendrás que hacerla también. Porque es así como sobrevives,” Namjoon dijo mientras soltaba su camisa por
completo. “Pero debes saber Taehyung, que no importa lo que tengas que hacer; sigues siendo el niño bueno.”

“El… ¿El chico bueno?”

“Si, tú vas a ser quien los derribe. No eres parte del Haedogje Pa. Eres su enemigo, y tú los vas a destruir.”

“¿Seguiré siendo el chico bueno aun si…si tengo que hacer cosas malas?” Taehyung pregunto mientras lamia su labio inferior.

“¿Crees que soy un buen chico?” Namjoon pregunto, y entonces Tae asintió y le dijo que realmente lo era. “¿Incluso después de
conocer que hice cosas que aún me quitan el sueño y me hacen despertar atormentado?”

“Claro, porque te conozco y sé que eres buena persona.”

“Bueno te conozco Taehyung y sé que eres uno de los chicos buenos. No importa lo que pase, que no importa que tanto tengas que
pasar no dejaras que esa mierda te destruya.”

Chapter 2: El príncipe.
Chapter Text

Era siempre la misma cosa, cada día. Jungkook estaba cansado de la monotonía y hasta ahora no había nada que pudiera hacer para
romper ese ciclo sin final. Había intentado una cantidad de cosas impresionantes, había descubierto un anhelo desesperado por
encontrar nuevas aficiones que lo satisficieran levemente. Nunca excitantes, ni siquiera se acercó a lo emocionante para él. Esto no
era ni su vida ni sus decisiones, no del todo. Simplemente estaba viviendo el futuro que había sido elegido para él desde el día en que
nació. Él no había sido elegido como un aprendiz, desplumado y preparado en su posición para introducirse en esa posición sin
elección alguna. No era algo que él hubiera deseado por sí mismo. No, era un esclavo de su propio futuro. Y todo porque había
nacido como hijo único en la cabeza de una de las pandillas organizadas más grandes de todo el país. Era una maldición que se
dividía en varios aspectos. Hasta ahora no se había visto en la necesidad de obtener lo material. Siempre había tenido un cálido hogar
y un estómago lleno, poseía más cosas de las que realmente necesitaba y había sido cuidado mucho más que lo necesario. Lo que
había tenido quizá no era lo que necesitaba, pero ciertamente era lo necesario para llevar una vida lujosa. Aunque en la mayoría de
casos era innecesario no significaba que lo tuviera todo, pero sin embargo. Algo faltaba, eso era todo lo que sabía. Jungkook no sabía
exactamente qué pero si sabía que algo le hacía falta.

A veces aquella cosa faltante se sentía pequeña, un insignificante problema. Como si de un diente faltante se tratara. Era irritante y
sin duda era incomodo pero soportable. Él se asomaría alrededor y podría sentirlo con la punta de la lengua pero podría ignorarlo si
quisiera. Pero muchas otras veces se sentía como mucho más que eso. Algunas veces Jungkook lo sentía como un gran agujero negro
abierto a su costado. Una herida creada con la propia lanza de Longuino. Aquello dolería mucho y se vería obligado a trazar su piel
con los dedos en busca de una verdadera lanza. No había nada ahí claro, ninguna trinchera masiva en su tierna carne. Estaba entero
físicamente pero no lo parecía mentalmente. Jungkook no sabía lo que era o como alcanzarlo, simplemente sabía que se iría por un
tiempo dejándole un poco de paz para luego regresar nuevamente a atormentarlo. La eficaz medicina para matarlo era el alcohol,
aunque descubrió que eso podría hacerlo peor. Ocasionalmente lo alternaba entre una línea de cocaína o una palma de calmantes e
incluso los mezclaba entre todos. Apartando eso siempre habría un cuerpo ágil y suave esperándolo pacientemente en la suite de su
pent-house. Pero Jungkook sabía que podría ignorar esos pensamientos y manejarlos por un buen tiempo. Hasta ahora se había
mantenido ocupado en el trabajo para distraerse con este, pese a que este no era el trabajo que disfrutaba exactamente.

Jungkook estaba sentado en la parte trasera de su Mercedes-Benz S-Class ahora mismo, de camino a Mapo-gu. No por su mérito si
no más por el de su padre. O al menos por las órdenes de su padre. Su chofer estaba frente a él como siempre, para Jungkook solo
tenía un hombre. Tener el mismo chofer una y otra vez garantizaba conocerlas rutas de preferencia de su conductor, así mismo esto
lo ayudaría a dibujar un horario. El nombre del hombre era Yang y solo la parte trasera de su cabeza era visible, la plana gorra negra
que hacia parte de su uniforme. Sentado a la otra orilla del asiento trasero y técnicamente sentado junto a él estaba un socio llamado
Woo. Jungkook supuso que debía ser uno de los mentores de clase, aunque fuera difícil que no se viera como una niñera día tras día.
A donde él iba, Woo iba. Aquel hombre no tenía vínculos con la actividad de pandillas, salvo a que era algún tipo de contador. Woo
parecía saber todo acerca de lo que ocurría en los distritos incluso antes de que ellos mismos lo supieran. Utilizo esta maravillosa
habilidad para ayudar en la creación o destrucción de cada transacción o contrato posible. Y era por eso que lo había encadenado a él
de ahora en más. Para asegurarse de que no mandara todo a la mierda durante la reunión. Si posiblemente terminara haciéndolo Woo
estaría allí, justo como siempre dándole consejos y advertencias en forma de susurros.

Como una serpiente que se desliza por las ramas de un árbol lista para atraparlo y envolverlo en su lugar.

Jungkook no tenía que responderle a Woo o siquiera hacerle caso. No había nada que lo detuviera de hacer lo que le viniera en gana
pero en su lugar siempre había una consecuencia irritante. Su padre lo descubriría y se enojaría bastante. Eso supondría largas
lecturas de una hora acerca de la importancia de escuchar a los demás antes de tomar cualquier decisión; acerca de cómo el imperio
debía ser visto fuera del alcance y sabiduría de todos los demás, no solo una. Jungkook pensaba que eso era pura mierda ¿Por qué
entonces si eso era trabajo de todos había una sola cabeza en la cima de todos? Sin embargo, su padre se lo conto todo como un
lindo discurso planeado y ensayado, él solo asintió, y al final se daría cuenta de que su padre habría arreglado su error después de
todo.

Los beneficios de ser un heredero sin poder. Pero no por mucho más. A Jungkook se le había estado permitiendo un poco de
influencia en lo que respectaba a las nuevas transacciones. Y era por eso mismo que Woo estaba más presente que nunca. Y ahora
mismo Woo no pararía de hablar sobre negocios. No tan importantes pero si cada puto detalle por minuto.

“Estoy aburrido de esto,” Jungkook dijo removiéndose repentinamente en su asiento, posando su codo sobre el cuero del posa-
brazos perfectamente forrado. La manga de su traje crujió contra este y apoyo un lado de su cabeza en sus dedos curvados hacia
arriba. Con sus palabras observo a Woo volteando su cabeza para verlo y estaba más que claro que el hombre no tenía ni idea de lo
que quería decir con eso. ¿Pensó acaso que se trataba del interminable sermón acerca de negocios que habría estado recitando para
él durante los últimos diez minutos?
“¿Aburrido con qué, Maestro Jeon?” Woo pregunto. Aquel hombre tenía una cabeza llena completamente de canas y redondas arrugas
que hacían ver a sus ojos más grandes a comparación de sus demás rasgos. Había una mirada pesada en su rostro que combinaba a
la perfección con su personalidad. Ni siquiera podía recordar haber visto a ese hombre beber una copa de champagne en el pasado.

“Este auto,” Jungkook explico, deslizando su mano hacia la mitad del asiento. Sus dedos se deslizaron por el cuero con un sonido
específico al hacerlo. Cuero negro, en lugar del color crema estándar. El cuero color crema era bastante pegajoso y estúpido en su
opinión. Negro era mejor, elegante y fácil de mantener. No debía preocuparse por dejar marcas de sangre sobre el tapiz. Había
necesitado enviarlo a reformarlo poco después de recibirlo como regalo por causa de este propósito. Pero ni siquiera el cuero nuevo
le había bastado para que el auto le terminase de gustar.

En pocas palabras Jungkook odiaba los regalos. Los odiaba porque la mayoría de las veces estos eran erroneos. Lazos de seda de Fuji
en vez de la Charmeuse. Una cara botella de champaña que sabía a orina puesta en el porta tragos del auto en lugar de la barata que
era más fresca y dulce. No se trataba del precio en la etiqueta, y parecía ser así en cuanto a sus regalos, primero el precio en la
etiqueta antes que la calidad. Por ejemplo un puto Mercedes-Benz S-Class con un jodido interior de color crema.

¿Crema?

“Estoy harto de este puto auto de mierda, quiero uno nuevo en su lugar.”

Woo observo el interior intentando encontrar una imperfección para tan severa determinación. Pero no hablaría, y Jungkook sabía
que no duraría cuestionándolo mucho en su mente mientras lo miraba negativamente. De todas maneras e hombre no compartiría su
opinión en voz alta, para eso necesitaría mucha valentía. No, Woo vería perfección y se pondría a pensar en cuanto tendría que
trabajar para conseguir uno de esos bebes, y a lo mejor podría hasta etiquetarlo como un estúpido malcriado. Jungkook no estaba
seguro de que lo hiciera sinceramente no se veía de ese tipo. Pero si así lo hiciese…Jungkook de repente se encontraría simpatizando
mucho más con él. Pero Woo solo le pregunto el modelo en el que estaba penando, en lugar de advertirle que hacer como siempre.

“Un…un Mitsubishi Dignity.”

“Con el debido respeto, Maestro Jeon, su padre no-”

“Este ya tiene un tapiz oscuro,” Jungkook continuo por encima de él, como si el hombre no estuviera hablando, “entonces eso algo
por lo que no hay que preocuparse. El cuerpo es más lujoso, realmente me gustan las curvas de-”

“Maestro Jeon,” dijo Woo. Extendió uno de los títulos para llamar su atención y entonces Jungkook se vio en la obligación de
obedecerle. “Es una compañía Japonesa. Sabes cómo es tu padre respecto a eso. No creo que él vaya a-”

Jungkook suspiro e introdujo su mano dentro del bolsillo de su traje para sacer el teléfono. Lo desbloqueo sin siquiera ver en su
dirección, su pulgar tecleaba y se deslizaba con precisión sobre la pantalla. Woo dejo de hablar y se dio a la tarea de observar el
aparato en sus manos. Cuando fue claro lo que hacía el hombre se dio paso a una clase de sonidos de irritación que se camuflaban
bajo su respiración.

“Maestro Jeon, ¿su padre debe estar ocupado para llamarle, no cree?”

“Siempre está ocupado. Esa es la clave,” Jungkook explico mientras presionaba el nombre de contacto y conducía el teléfono en
dirección a su oreja, “es no rendirse. Si tuvieras que esperar a que se desocupara de su mierda…estarías esperando para siempre,
Woo.”

Escucho el tono de la dial mientras jugaba ligeramente con sus dedos sobre el descansa brazos. ¿Era eso acaso un golpe lo que
sentía en cuero? ¿Qué puta zorra necesitaba había dejado un golpe en su auto? Corrió sus dedos hasta la pequeña hendidura un par
de veces para verificar, estaba en lo correcto eso era un golpe; uno bastante profundo. No haría eso. Si no tenía una razón para
comprar un auto nuevo ahora sí que tenía una. La cosa estaba arruinada. En la otra esquina del asiento ambos podrían ver y oír a Woo
sintiéndose bastante nervioso. Era como si el mismo estuviera llamando a su padre, a diferencia de su tranquilidad. El día en que su
padre se enojara con él sin duda seria el día en que el sol explotaría, eso era todo lo que Jungkook sabía. Solo había tres tonos en
medio de la llamada y después un profundo suspiro. Eso significaba que su padre había atendido, y justo al final del suspiro estaba
su voz.

“¿Estas en la reunión ya, hijo?”


“No, no aun. Seguimos viajando hacia allá todavía.”

“bien, tengo algo importante que debemos discutir.” Jungkook dijo para explicarle y pudo percibir un crujido de fondo en la llamada;
era su padre recostándose sobre el espaldar de la silla. “Hay más bien…hay algunas inexactitudes problemáticas con respecto a las
ganancias de este mes para Mapo-gu. Se me vino a la cabeza la idea de quizá cierto dueño de un club estuvo tomando provecho de
las ganancias del club para satisfacer su deprimente necesidad de pornografía barata. Me preguntaba si tenías algún problema
encontrándome al hombre del que hablo. Quiero que veas que este delito menor puede dejarle un mensaje claro acerca que en el
Haedogje Pa las ganancias no están en una olla de oro a la que puedan meter sus sucios dedos de mierda.”

“Creo tener idea de saber de quién se trata,” Jungkook dijo mientras volteaba su cabeza hacia la ventana. “¿Algo más que requieras?”

“Si, un distribuidor nos dejó su parte,” añadió su padre. Su parte significaba carne fresca, quería decir que llegaría un nuevo jugador
para ser estudiado y ver si podría ser aceptado en la fila. No era necesario que uno de ellos trajera a uno, pero con este reciente
interés en querer tener sangre nueva tenia sentido. Cualquiera que no dejara su parte en cada distrito se veía como si de una traición
no solo al Haedogje Pa se tratase, también se hablaba de una traición a su líder.

“Oh cielos…y tendrá que sentarse junto a mí en la reunión. Que mala suerte.”

“No lo disciplines pero hazle saber que esto no es algo que debe corregirse, has que muestre que tan leal es hacia nosotros. Ahora,
tengo que regresar a-”

“realmente, quería hablarte acerca del coche,” Jungkook dijo, y casi pudo oír a su padre cambiar de posición al otro lado de la línea.
Podía visualizar sus hombros encorvándose y su pecho siendo inflado, un signo de que sabía lo que diría. “Es por eso que te llame,
quiero un auto nuevo.”

“¿Qué clase de coche exactamente, hijo?” pregunto su padre.

“Un Mitsubishi Dignity.” Jungkook vio las calles desvanecerse sin prestarles atención de verdad. Su concentración estaba en otro lugar
ahora mismo, toda su atención estaba sobre la voz de su padre para anticipar su respuesta y planear su siguiente movimiento.

“No te comprare un coche japonés, Jungkook. ¿Quieres una puta Japonesa? Genial. Pero no un auto. ¿Quieres que orine sobre el
honor del padre de mi padre y mi padre?” rodo sus ojos en disgusto. Todo ese drama sobre un jodido carro. “Ese pedazo de carro de
mierda se caería a pedazos en una semana. ¿Quieres un auto nuevo? Comprate un Ssangyong así como-”

“Justo como tú, le sé pero…Papi.” Jungkook estaba usando su carta poderosa ahora pero si la usaba bien realmente valdría la pena.
“Ambos sabemos que los carros Coreanos son una mierda, no los Japoneses. Solo manejas el Ssangyong porque fue un regalo del
Mayor. Ambos sabemos que preferirías un Lincoln MKS. Al menos eso no es un pedazo de mierda, pero tienes que aparentar para no
tenerlo todavía. Pero también sabemos que el Mayor Jung se ira para el siguiente periodo. Es viejo y gordo y probablemente tendrá
una enfermedad coronaria.” No había más que silencio al otro lado de la línea. “Entonces,” Jungkook dejo de jugar con sus dedos para
levantar su mano y examinar sus uñas, “Un Lincoln MKS se haría un regalo perfecto de cumpleaños. ¿No crees, Papi?”

“Te comprare cualquier auto pero este, Jungkook. No un carro Japonés,” dijo su padre en tono severo. Era ese tipo de tono que haría
a cualquier hombre de rodillas justo en frente de él, o haría a hombres como Woo mojaran su pantalones. Pero no a él. Jungkook
sabía que no estaban cerca de terminar con la negociación. Estaba apenas calentando. Ahora mismo parecía que su padre se removía
para alcanzar un bolígrafo al interior de su bolsillo. Pretendiendo estar bastante ocupado con la esperanza de que eso le haría dejarlo
en paz, pero jamás funcionaba. Mira, Jungkook también tenía su rutina propia, y a diferencia de la de su padre la de él funcionaba.

“Pero papi, lo quiero,” replico él, su voz estaba al límite de un gemido estropeado. Tener a su padre sentado en el auto a su lado
hubiera significado acompañar este gesto con un puchero petulante, pero no lo estaba. Eso usualmente trabajaba a su favor. Pero
jamás lo había hecho con su madre, ella odiaba la técnica del puchero y le dijo que le daría arrugas. Sin embargo su padre era
bastante patético con su expresión malhumorada. Y funcionaba aún mejor si inclinaba su cabeza a un lado como un cachorrito. Era
bastante divertido lo fácil de manipular que su padre era. Jungkook sabía que ser hijo único era la razón por la cual se había abierto
camino hacia una buena vida. Antes hubo un tiempo en que esto le había significado problemas para él. Jungkook estaba a punto de
apoderarse del imperio y eso significaba seguir abriéndose paso, solo de aquellos que mandaban muy por debajo de él al lugar de su
verdadero y único superior.

“Este carro es aburrido, ya no me gusta. Un nuevo Dignity se vería muchísimo mejor. Cualquiera con una tarjeta American Express
puede comprarse un Mercedes-Benz hoy en día. ¿La clave para crear una buena impresión es salirse de lo común, verdad?” más
silencio del otro lado de la línea. “No querías compararme un arma, ¿recuerdas? Porque dijiste que iba a aburrirme y querer otro pero
no lo hice. Eso era porque no tenía que elegirlo, y no escogí la S-Class. Era un regalo del tío Kyungsoo.”

“Que el bastardo se pudra en el infierno.”

“Exacto. ¿Quieres que tu hijo ande por ahí con un auto regalado por él? Puede que no sea un carro japonés, pero tampoco es
un buen auto.”

“…este es mi último regalo,” dijo su padre, “por un año entero, Jungkook. Si me pides cualquier otra cosa me las veré con las
ventanas de ese puto “Mit-shit-bishi” y los cristales irán a parar por toda la ciudad.”

“Gracias, papi,” Jungkook dijo en dulce tono antes de colgar y tirar el teléfono a un costado. Echo un vistazo en dirección a Woo para
ver como aquel hombre lo observaba con incredulidad suficiente como para crear una sonrisa en sus labios. “Parece que alguien
tendrá un auto Japonés.” Deslizo su teléfono al interior de su bolsillo luego de acomodarse en su asiento. “Bueno, devuelta a negocios
pero no de tu incumbencia. De los negocios que saldrán de esta reunión.”

“Por favor continúe, Maestro Jeon.”

“Padre quiere que me dirija a dos asociados que están fuera de la línea, uno muy y otro que lo bordea. Creo estar seguro de que
conozco al primero pero no tengo claridad acerca del segundo. Necesito verlo en realidad para juzgar su existencia.”

“¿Quién cree usted que es el primer subordinado, Maestro Jeon?”

“Padre dijo que el dueño de un club nocturno está hundiéndose en las ganancias del club para financiar sus vicios. Ahora hay una
buena cantidad de clubes en Mapo-gu pero muchos de esos son inversiones para asociados y no propiedad del Haedogje Pa. Esta ahí
en una buena parte en la cadena de Mapo-gu y esa cadena le pertenece a Do Seunghoon.”

“Si, está en lo correcto, Maestro Jeon. Do es el único dueño de clubes nocturnos en el distrito que le pertenece al Haedogje Pa. Las
ganancias del club no son de su pertenencia, y un simple won gastado en vicios personales es equivalente a un comportamiento
insubordinado.”

“También conozco una fantástica historia que tiene que ver con Do que coincie con la información de padre. Mi padre dice que esas
ganancias faltantes están siendo invertidas en pornografía barata. De hecho sé que Do tuvo que sacar de su propio stand privado en
uno de sus clubes tres cuerpos sin vida. Todos de mujeres prostitutas, todas severamente estranguladas encontradas con sus propios
panties dentro de su boca. He estado vigilándolo desde entonces y digamos que su historial de internet es bastante perturbador.”
Jungkook se agacho y rasco su rodilla por dentro de los pantalones para luego mirar a Woo. “¿Qué piensas de esto?”

“Creo que estas en lo correcto, Maestro Jeon,” Woo dijo mientras se acomodaba los lentes. “Do es sin duda un sujeto al que
llamarías…jodido. ¿Cuáles crees que sean las reacciones adecuadas en cuanto su comportamiento”

“Tengo una idea en mente, una maravillosa. Todo lo que necesitas saber de Do es que entrara a la reunión pero no saldrá de ella.
Ahora el segundo problema.” Woo le dijo que se lo explicara y Jungkook apoyo su espalda en la silla. “Cierto dealer no nos entregó
“su parte”. De todos los hombres convocados a esta reunión hay exactamente tres distribuidores: Ahn Bohyun, Kim Dongwoo y Park
Myungsoo. Cada uno cubre diferentes áreas. Kim, solamente marihuana y pastillas de fiesta y él solo le vende a extranjeros y
hombres de negocio. Park se encarga de la heroína. Ahn trabaja con la cocaína. Ahora, basándome en sus productos tengo un
presentimiento de quien se trata pero no estoy muy seguro.”

“¿En quién piensas, Maestro Jeon?”

“Ahn.” Después de unos cuantos segundos de silencio se volteo para ver al otro hombre. “La coca está resultando tarde, ventas y
ganancias. Anh es el único de los tres con una excusa legítima para no cumplir con el plazo de su parte. Espero que haya estado
luchando con cumplir los objetivos de ganancias de este mes, eso explicaría todo.”

“¿Qué si no es Ahn, Maestro Jeon?”

“Bueno,” Jungkook observo la ventana observando el edificio que se dibuja cerca. Eso significaba que se bajarían del coche en un
minuto o menos, entonces tenía que apurarse. “Si no es el no hay excusa para Park o Kim sufrirán consecuencias extremas. Mi último
problema a tratar es este: ¿Quién está intentando matar a el Mayor Jung?”
“…Tomara algún tiempo encontrar con certeza la respuesta, Maestro Jeon,” Woo exclamo después de un momento para pensar. El
auto atravesó un par de barandillas de hierro forjado y luego crujió en la grava suelta para ingresar por la puerta del parqueadero.
“Tendría que revisar las redes.”

“Lo quiero muerto para año nuevo, así que avísame cuando tengas suficiente información.” Espero hasta que el auto paro
completamente, motor muerto y aire en reposo. Woo se levantó primero y luego rodeo el auto para luego abrirle la puerta. Jungkook
tomo una profunda bocanada de aquel aire fresco y luego salto fuera del auto. Acomodo los botones de su chaqueta mientras salía,
alisando las arrugas del medio y su chaleco. La apariencia lo era todo y muchos de esos hombres lo estarían viendo por primera vez.
Eso significaba que debía mantener el mismo nivel de perfección de su padre. Ellos estaban de pie en una gran entrada al frente del
edificio. Según su conocimiento eso habría sido una pensión en su momento, y cumpliría su antiguo propósito ahora que las nuevas
“partes” se alojarían ahí. A lo largo de la entrada había un largo camino de ladrillo que terminaba en unas escaleras y de paso a la
verdadera entrada al edifico. Jungkook estudio los desgastados ladrillos rojos y el cemento entre ellos mientras se preparaba para
todo.

“Woo, confió en tu consejo,” dijo mientras se ocupaba en arreglar su chaqueta. Su aliento salió de su boca como humo de cigarrillo.
“Pero por favor no juzgues mi castigo como la vez pasada. En lo único que tengo autoridad es en los castigos.”

“No lo hare, Maestro Jeon. Mientras Do sea eliminado y nuestro distribuidor sin “su parte” todavía respire cualquier castigo debería
ser adecuado.”

“Es exactamente lo que planeo que suceda,” Jungkook dijo mientras apretaba su corbata y guardo sus manos al interior delos
bolsillos de sus pantalones. “Entonces, hagamos que inicie esta reunión.”

Cuando Woo comenzó con su habladuría de negocios y márgenes de perfil, y todo lo posible incluido en el medio de eso, Jungkook
encontró a su interés escapando de la conversación por completo. No era que tales asuntos le aburrieran, había entendido que todo
en el mundo de los negocios era como una reacción en cadena: un ciclo en el que se afectaba todo lo demás a causa de un pequeño
error. Jungkook comprendió eso, y comprendió cada uno de los detalles que acompañaban cada aspecto; de la correspondencia hasta
los negocios, para introducir pequeñas categorías estandarizadas a incluir grandes negocios. Él lo había entendido, pero no quería oir
sobre todo eso. Lo que él quería no eran explicaciones largas, grandes párrafos y estadísticas predichas. Jungkook quería los hechos.
Quería todo rápido y directo porque eso hacía más fáciles las cosas. ¿Por qué gastar quince valiosos minutos explicando cosas sin
importancia y extensas cuando podía dar información concreta acompañada de síes y no? Que tardarían como mucho veinte
segundos. Y hasta ahora todos los hombres sentados a su alrededor parecían desear sus quince minutos de fama.

“…y como todos pueden observar, Maestro Jeon, nuestras ultimas y más nuevas inversiones son hermosas.”

Un archivo estaba puesto entre él y Jungkook pasando por alto que alguien le estaba hablando. Levanto su ceja hacia el objeto antes
de levantar su rostro hacia el sujeto que le hablaba y no era nadie más que Lee, Lee Dukwon. Oh si, él era el distribuidor de pieles
entonces Jungkook abrió el archivo. La vista que recibió era de mujeres desnudas. Jungkook tuvo que resistir el impulso de exhalar
pesadamente. ¿Era esto para atrapar su atención de alguna forma? No estaba funcionando, entonces hojeo un poco y empujo el
archivo hacia adelante viendo a Lee.

“Todas mujeres, ¿No trabajabas con hombres, Lee?”

“No, Maestro Jeon, mis servicios solo cubren mujeres.”

“…Esa es la mitad del margen de ganancias, Lee ¿Por qué?”

“Va encontrar de mis creencias, Maestro Jeon,” Lee dijo, sonrisa profesionalmente compuesta vacilando en esto.

“¿Tienes mujeres Norcoreanas contrabandeadas ilegalmente al país desde China, tienes un gusto inmenso por follar “auténticas
vaginas comunista” y aun así tienes creencias?” Jungkook levanto las cejas ante esto y reprimió un gran soplido. “Empieza a distribuir
hombres antes de año nuevo o me encargare de que tus impuestos aumente un doscientos por ciento.”

“Pero, Maestro Jeon-”


“Las creencias personales son un obstáculo para las ganancias efectivas, Lee. Haedogje Pa no se basa en esta creencia tuyas, nos
basamos en reglas. Deja de pensar en tu bienestar antes de nosotros, Lee, o de lo contrario habrán consecuencias mucho más graves
que el aumento de tus putos impuesto.” Jungkook escupió y echo un vistazo a Woo para ver que el hombre estaba en silencio y sin
ganas de objetar al respecto. Bien, él no estaba tomando nada de eso devuelta. Luego regreso su vista hacia Lee. “Vende pieles o
cambia tu profesión de negocio a venta de crack barato, no me hagas repetírtelo de nuevo, Lee.”

“…Si, Maestro Jeon,” dijo el hombre con un asentimiento débil antes de recoger el archivo y regresar a su asiento en la mesa.
Jungkook llevo sus ojos alrededor de la habitación por un momento, disfrutando esos segundos de paz.

It was a long stretch of polished oak, richly coloured and solid to the touch. If he were to rap his knuckles on it it would make a sound
much skin to a judge’s gavel. Along the length of wood there were six men, three on either side and him seated at the very top. Woo
didn’t sit at the table but rather by the doors. It meant that he could watch it all like a hawk and should he have reason to voice a
complaint he would get to his feet and move to lean down and whisper it to his ear. Jungkook always took great delight in watching
his men and their flickering gazes, on him and then over to Woo: the silent witness. If he so much as moved in his seat then all eyes
would move to him. The flooring of the meeting room was similar dark wood to the table and the walls were cream. The wall opposite
to the door was a stretch of tall windows and the others were plain of decoration save for a single display directly facing Jungkook.
Two flags were hanging, the national flag and one with the Jeon family crest printed with Haedogje Pa’s motto underneath. The crest
was nothing more than the characters in black calligraphy over a white lotus on the black silk but it was one that anyone that
belonged to Haedogje Pa would recognise. He studied the flags before swallowing a sigh and turning to the windows.

The outside view was a courtyard. In the summer it would have been a pleasant sight but now in the very beginnings of winter it
wasn’t pretty. The grassy area was just dirt covered with a thin stubble of grass and rocks, and the sunlight coming down over the tall
walls was almost grey-tinged and sterile. Jungkook saw four bodies out there and all of them were tributes. He saw ill-fitting cheap
suits that made him want to grimace, wrinkled shirts and worn leather shoes. Mostly he saw puffy faces that signaled hangovers or
come downs and it annoyed him immensely. This was Mapo-gu’s idea of new recruits? Chubby, pug-faced, gangly young men without
even the knowledge on how to look good. No self-respecting member of Haedogje Pa would be caught dead in a suit like that. Why
they wouldn’t even be murdered in one and-

Jungkook’s gaze had been focused on one rather obnoxious-looking man who had been chewing gum almost loud enough for him to
hear it through the closed windows. However after a few seconds someone shifted and he realised that there was actually five bodies
out there; five to match up with the number of associates that had given him men of course. He was more than certain that it was
indeed Ahn that had neglected to give new blood because upon entering the meeting Jungkook had been sure to make a remark
about the bright new tributes. He had seen Ahn’s gaze dropping to look at the table whereas the rest had laughed in agreement. The
newly revealed recruit had one arm hugged to his chest to keep his hand warm and the other up in front of his face so that he could
smoke a cigarette. He could only study his profile from his standing position and so Jungkook did so.

His breath and the smoke mingled together to create a thick plume in the air and Jungkook watched him breathe a lungful out of his
mouth. When he breathed in again he pulled most of the smoke into his lungs, wispy tendrils escaping his nose on the next exhale.
Jungkook saw a head of dark hair that was a little too long and yet seemed to flatter his face regardless. It was hard to see the rest of
his face but he could see a strong nose with a straight bridge and a rounded tip rather than a point. The man was wearing a suit but
unlike the rest it was much better fitted to his frame; no creases or loose knees and shoulders. It was black and looked to be fine grey
pinstripe from what he could see, and judging from the collar visible from his jacket he was wearing a white shirt with it. Was there a
tie perhaps? He couldn’t see and yet he found himself very much wanting to know.

The meeting was still going on right now, he could hear Nam talking about a recent crackdown in the district to arrest pimps and yet
he wasn’t listening to him. The words were floating up in the air rather than going into his head. Jungkook had suddenly found
something so much more interesting than the boring bullshit his men were talking about, and it was the young stranger outside that
had grabbed his attention.
The man turned around slightly as he reached up to stick the cigarette back between his lips. His hand obscured his face for a second
but when he lowered it Jungkook finally got to see his features clearly. From their distance he saw large eyes and a mouth that his
gaze locked onto. He pouted his lips slightly as he blew the smoke out and Jungkook felt the most pressing urge to wet his own lips.
The young man shivered and huddled his crossed arm closer to his chest, as if that would make him feel better.

“…Master Jeon?”

Jungkook heard Woo’s voice and he realised that he really hadn’t been paying attention to what had been going on. When he looked
away from the window he saw eyes on him and yet…he didn’t exactly have an answer to whatever he was supposed to be addressing.
That meant he had three seconds or so to react before he looked incompetent, but luckily Jungkook had always been blessed with
good reactions.

“What I want to know is this, Nam: are you still on profit right now?”

“Yes, Master Jeon, always on profit.”

“Then fuck the rest of it, if there’s issues with the police force you know what to do. Lodge a strong complaint to my father and I’ll see
to it that the person responsible for the crackdowns gets several cracked ribs. That should remind them who’s really in charge of the
district.”

“Thank you, Master Jeon I’ll be sure to do so,” Nam said from behind his sunglasses. Jungkook briefly wondered if he fucked his
women in them before pushing the thought away.

“Master Jeon?” Park said suddenly, fixing his glasses as he did. “I too have a rather important complaint to lodge regarding-”

“Out, everyone out,” Jungkook almost snapped as he waved an arm. “Go for a smoke or a piss, whatever, just get out of my sight.” He
could sense that this was not what happened in meetings for them, that they were all surprised by this sudden change in events.
Jungkook had been to enough meetings himself to know that this certainly didn’t happen, but today was a first for everything it would
seem. It took a few seconds for the men to comply to his demand and then he heard the slight scraping sounds of their chairs on the
wooden flooring. As soon as the meeting room was empty Woo asked him what he was doing. Jungkook got out of his own seat and
wandered over to the windows. “Who’s that man over there; the one in the pinstripe suit?” He turned to look over his shoulder at the
other man. Woo got out of his own chair by the doors and moved to stand a few feet away.

“He would be a tribute, Master Jeon. I’m yet to have any information on the recruits seen as they aren’t all going to be accepted. But
I’m sure that I could-”
“I like him,” Jungkook spoke over him, turning back to the window to look at the young man out in the courtyard. He was still smoking
and dithering from the cold.

“What…what do you mean you like him?”

“He’s pretty,” Jungkook explained as he slipped his hands into his trouser pockets. “He’s pretty so I like him, it’s rather simple, Woo.
The rest of them are pretty hideous.”

“The tributes aren’t supposed to be attractive, Master Jeon,” Woo said in a rather flat tone. It was enough to make Jungkook roll his
eyes with a weary sigh.

“I’m aware of that, Woo, look at most of the men in this meeting. I know they’re not supposed to be but it’s a pleasant surprise.” He
studied the man outside. “Not even a name?”

“No, Master Jeon, I don’t have a name.”

“Then I guess I’ll just have to ask him myself,” he said before turning on his heel and crossing the meeting room. Woo made
disgruntled noises at this but he didn’t even try and stop him. “Talk to Park and make note of his complaint.”

Jungkook stepped out the room and into the hallway to see that most of the men were in fact just standing around the door. They
were no doubt waiting for him to call them back, not wanting to be late or risk their necks. He saw a few smouldering cigarettes and
cigars and even a hip flask out in Kim’s hand. Jungkook walked down the hallway to get to the door, shoving it open to step outside.
Just like earlier he was hit by the plummet in temperature and it was enough to make him take an involuntary gasping breath. He felt
a shiver run down his spine and yet he couldn’t fold his arms over his chest to try and reserve heat. That would look weak and he
didn’t want that. Even if it was a natural reaction to the cold he didn’t want it. Most of the new bloods were likely older than him, and
if they saw him as weaker then it would not do. So instead he kept his hands in his trouser pockets as he crossed the courtyard to get
closer to the gathering of new recruits.

Jungkook was used to heads turning to stare at him when he was around Haedogje Pa men. It was only natural that they did, because
shortly afterwards heads would drop to stare at shoes respectfully. No one made intentional eye-contact with him, or at least not for
longer than a second or so. But not the young man he had noticed from the window. No, he just stared at him openly. It was hard to
tell if it was from fear, shock or something else. As he got closer he saw that his skin was tanned against his white shirt collar, just
like Jimin’s skin looked against silken bed sheets. His cheeks were slightly red from the cold in a wonderfully flushed way and when
he stopped in front of him that was when the man dropped his gaze.

“What’s your name, mmm?” Jungkook asked, making sure to use a strong but polite tone. “How old are you?”
“Kuh-Kim Taehyung, Master Jeon.” Master Jeon, yes Jungkook liked hearing that a lot coming from those lips of his. Full and pouted,
the upper slightly more so than the lower. His voice was nice to listen to too, deep but not dull or droning. It had a warm note to it.
“I’m twenty.”

“Kim Taehyung, mmm.” Jungkook moved his tongue around his mouth as if tasting it and he spared a glance over at the other recruits
to see that they were all staring at him. “Who do you work for, Taehyung?”

“Luh-Lim, Master Jeon.”

“Lim? Don’t know him, who does Lim work for?” Jungkook asked as reached out and grabbed hold of his arm, just below the elbow.
Taehyung flinched at the sudden physical contact and muffled a shocked noise by biting down on his lip. Yet all Jungkook had wanted
was to lean down and take a drag off the end of his cigarette. It had been wasting away between his fingers, ignored and neglected
since his arrival. It had been awhile since he had shared a cigarette and so the lungful of smoke burnt as he held it and then breathed
it out. Taehyung inhaled and Jungkook saw some of the smoke being pulled into his lungs too.

“He works property, Master Jeon,” Taehyung explained, voice no longer quivering from the cold. Jungkook could hardly feel it right
now too. “But also handles lawsuits and judicial matters should they arise.”

“So you…you specialise in business then too, right?”

“No, Master Jeon,” Taehyung explained, eyes flickering up to his face as he did. “I work mostly in…in keeping his affairs in order.”

“Brains or brawn?” Jungkook asked, his own gaze moving down to study him as he did. He was aware that he was in fact taller than
him. Only slightly but still taller. A glance down at his feet showed that there was the slightest heel on the back, just like his. It wasn’t
a trick then, he must have been taller. Nice proportions, slim but not too thin. There might just be muscle under that shirt. He lifted
his gaze back to study his face.

“Brains,” Taehyung explained. Jungkook saw that his eyes were large and rounded, framed with a thick spray of lashes that would be
the envy of many women. It was hard figuring out what feature deserved the most attention, his eyes or his nose, or those lips of his.

“Are you a nerd, Taehyung?” Jungkook joked, offering him a smile as he did. This caused the young man to bark a sudden laugh at
him, deep and pleasant sounding. When his lips shifted they revealed straight teeth, both rows. Now he knew what feature of his was
the one deserving attention by a long shot. “So you know who’s who, yes?”

“Yeah, Master Jeon,” Taehyung agreed, a little confident now in his presence. “I know quite a lot,” he added as he took a drag off his
cigarette.
“Anyone shown an interest in you yet?”

“Yeah uh, Nam, Master Jeon.”

“Nam?” He raised an eyebrow at this and then scoffed. “Nam’s not getting his hands on you.”

The courtyard fell silent for a moment and Jungkook almost relished it. He could see that Taehyung was looking at him in mild
confusion. Was he trying to ascertain if his words meant that he was out for good, or was he wondering about the strong undertone of
his wording? He didn’t know but he did know that Nam really wasn’t getting his hands on him. No way was a skin dealer dragging him
under his wing and turning him into just another shit for brains pimp. Or a slave. Taehyung seemed to have a talent, a talent that he
found greatly interested him. He kept affairs in order, he knew who was who. He was like Woo except still a rookie, but if he were to
show him the ropes…

“Shit,” Taehyung said suddenly, breaking the silence as he did, “it’s freezing uh, I mean-”

“It’s freezing,” Jungkook agreed with a nod as he watched Taehyung drop his rather terribly shaking arms down to his sides. “You
know, it’s a lot warmer inside. You should join me in my meeting. You will get to stay out of the cold and see what real Haedogje Pa
business looks like.” Taehyung’s expression had been something as close to neutral as he had been able to achieve because of the
cold. His lips had still twitched slightly at the corners, as had his brow. But upon hearing his words Taehyung’s expression suddenly
turned into something close to dumbstruck instead. His mouth fell open in an “o”, showcasing his teeth and wet pink tongue.
Jungkook couldn’t help but drop his gaze to study this before looking back up at his eyes. Clearly he had not expected this and his
suggestion had surprised him.

“I’m sorry, Master Jeon, I don’t-”

“Come on,” Jungkook repeated, this time in a stern tone rather than a friendly. He wanted him to know that it hadn’t been a
suggestion, it had been an order. “Join me in the meeting.”

“Uh…OK, thank you for the honour, Master Jeon.” Taehyung went to drop the cigarette and so he grabbed his arm again, this time
closer to his wrist. Jungkook took the nearly used up cigarette out of his fingers. His father didn’t approve of smoking, called it a dirty
habit. He made sure to never smoke often enough to crave them just to please the man. If only he knew about his other dirty habits:
like the certain porn star he had had holed up in his penthouse suite for three months now; like the lines of coke snorted from the
cleft of his spine and the taste of another man’s cum on his tongue.

Well, perfection was hard to achieve. His father would have to settle for as close as he could get.
Jungkook took a deep drag off it as he walked across the courtyard. He didn’t let go of his wrist but rather gently pulled him along
behind him. Taehyung allowed him to do so, no attempt at resistance whatsoever. It didn’t matter if he did because he would have
dragged him across the courtyard anyway. The man’s wrist was warm against his palm and he could feel something like the cold hard
sensation of a metal wristwatch against the side of his hand. When he reentered the building he felt quite a few pairs of eyes on them
both, more so Taehyung. Jungkook tried to locate Nam and after a few seconds he saw him down the hallway. The man might have
been glaring at him from behind his shades, it was hard to tell but he did know that he was certainly taken aback by the sight. He was
hoping that he had given out a nice clear message however. Just like he had with Jimin.

Hands off, this one is mine.

Jungkook guided him along the hallway and into the meeting room. He saw Woo hastily typing on his phone just beside the window
and at their arrival he looked up. There was a chair on the far end of the table that was currently unoccupied and so Jungkook let go
of his wrist to collect it and carry it over to go beside his chair. Taehyung watched him do this rather dumbly.

“Woo, let them know the meeting can continue,” Jungkook said as he gestured to the chair. As Woo crossed the room to step outside
Taehyung finally seemed to realise what he was supposed to do and he moved to sit in the seat beside him. “Did…Lim, yes Lim, did
he ever take you meetings before?”

“Yeah, Master Jeon,” Taehyung confirmed as he looked up and down the table at the files. Jungkook noted how he said “yeah” as
opposed to “yes” and found that it was a surprisingly refreshing thing to hear. Much more to the point, less rigidly formal. “Lim
allowed me to be a witness in several meetings.”

“Normal meetings, right?” Jungkook watched Woo step into the corridor. “This one will be far from normal.” Taehyung turned his head
to stare at him, expression hard to read and that was when the other men filed back into the meeting room. Jungkook fell silent and
waited for them to all be seated whilst Woo closed the doors and sealed them back in again. The scent of cigarettes and cigars,
whiskey and cologne wafted across the room. When Woo was also back in his seat and the room was still and silent he decided to
open his mouth again. “OK, I’m sure that there are some other things left to be discussed for this meeting but I want to cut to the
chase.” Jungkook stubbed the cigarette down hard on the table. “Is there anything of importance that anyone has to say before I do?”

Jungkook looked over the men and waited, counting the seconds in his head as he did. He was waiting for one of two men to make a
move and admit something to him; for Do to blurt out about his spending in some last ditch attempt to save his ass from the cutting
board; for Ahn to admit to his error of not submitting a tribute to Haedogje Pa like he was supposed to. Yet neither of them moved,
didn’t even blink at him. He waited for ten seconds to pass before speaking again.

“By important I don’t mean in relations to business, legal matters, shit like that I mean important.” Jungkook shifted to fold his elbows
on the table as he looked up and down the table. Another ten seconds passed. “Nobody has anything to say to me? At all?” He turned
his head to look over at Woo and left five seconds of silence before sighing. “OK, well there are actually two important matters to
address in this meeting and yet neither man decided to own up to it. I must say I’m disappointed. I didn’t know Haedogje Pa hired
pussies but apparently we do.”

Jungkook took a deep breath and held it whilst he sorted his thoughts out. He had to be clear and precise, cutting and cold. No
bumbling, no empathy, just the harsh truth. That meant knowing exactly what to say and not fucking up. When he was ready a few
seconds later he exhaled and locked eyes right on Do. The man was sitting there trying to act innocent and clean but he knew
otherwise. He saw the truth at the corners of his lips and when he opened his mouth and started speaking his face would likely turn
the same shade of grey as the hair around his temples and his suit.

“Do, I do not appreciate our women being murdered and mutilated,” Jungkook said as he sat back in his seat. He could have stayed
forward, elbows on the table to look more stern but that wasn’t how he wanted to appear. No, seated back in his chair made him
seem unaffected with it all. That was more frightening. “You killed three of our women. That’s a loss in profit. Somewhere across
Mapo-gu a pimp is making less cash and his superior is making less cash and- you see where this is going, right?” He raised an
eyebrow at him and Do remained still and silent. “Haedogje Pa is losing cash because you murdered three women to satisfy a rather
fucked up kink, I must say and yet- yet, after all of that you’re still losing us profit.”

“Master Jeon, I-”

“Don’t say my name, you piece of shit,” Jungkook spat, voice venomous but not a shout. In the seat beside him he could see Taehyung
staring at him openly with his mouth open and even wider eyes. “Don’t even look at me I don’t want you to have that honour.” Do
dropped his eyes to the table instead. “Ahn?”

“Yes,Master Jeon?”

“You’re the stupid asshole that didn’t give us a tribute,” Jungkook continued, spinning his chair to glare at him as he did. “Stand up.”
Ahn moved slowly but he did as he commanded, pushing his chair out so that he could stand with his hands folded neatly in front of
his gut. “Do you swear utmost allegiance to Haedogje Pa?”

“Yes, Master Jeon, the utmost.”

“Do you regret fucking up and not giving a tribute?”

“Yes, Master Jeon, I admit that I fucked up.” He asked him why. “There was an issue with profits for this month, Master Jeon. In my
efforts to increase them to a standard level I was unable to select a fitting tribute. I didn’t want to send a useless one so I sent none at
all. I deeply regret fucking up, Master Jeon.”

“You know what, Ahn? I believe you,” Jungkook said as he studied the man. “I believe that this was an honest mistake and I’ll accept it
as so. But I can’t let this slide, you understand that don’t you, Ahn?”

“Yes, Master Jeon.”


“See now…now I have two situations on my hands,” he explained as he swept both arms up, empathising this fact. The meeting room
was a stage after all, and he was just performing his part to perfection. “I have a man that killed our women and caused substantial
losses to profit across the whole of Mapo-gu as a result; and I have a man that must show loyalty to my family.” Jungkook glanced
across the table to see that not a single pair of eye weren’t looking at him right now. He had them all arrested, like a true heir should.
“What should I do? Taehyung, what should I do?”

“Muh…me?” Taehyung’s twisted his head so sharply he had likely cricked a muscle in his neck. His already round eyes were
considerably larger and he looked like he had been caught jerking off into his own sister’s panties.

“Yes you, what should I do?”

“The uh,” Taehyung wet his lips with the tip of his tongue; showcasing a quick flash of slick pink flesh, “the punishment for Duh-Do’s
actions, from the loss of profit to the spending of Haedogje Pa earnings is…is death, Master Jeon.”

“Yes, that’s one solution to my problem but what about the other?”

“A…a true sign of loyalty to a brother is to…to kill for a brother,” Taehyung said in a whisper soft voice.

“Well done, that’s just what I was thinking. Grab him,” Jungkook ordered and both Lee and Kim shifted to seize hold of Do. They
moved fast, perfectly trained to respond to his requests. “Ahn, come here.” He lifted a finger and wagged it and the other man came
to stand behind him, between him and Taehyung. Then Ahn bowed forward respectfully so that they would be on eye level. “You
would do anything to show that you’re loyal to Haedogje Pa, correct?” The man confirmed that it was so, voice hard to hear under the
indignant and rather pathetic complaints from Do. “You want me to know that I can trust you, that you’re a good man, correct?”

“Yes, Master Jeon, I’m loyal to your father and you.”

“Kill Do for me.”

“…How should I kill him, Master Jeon?”

“Hmm, remove his trousers and underwear. Gag him with them and strangle him. Just like he did to our women.” Jungkook reached
up to pat Ahn on the shoulder and the man confirmed that he would before moving across the room. Lee and Kim had already
dragged Do away from the table and the man was struggling to free himself from their grips. A quick glance at Taehyung showed that
he was considerably paler than he had been earlier. The young man was staring across the room with an expression that looked
trapped between bewilderment and something like fear.
“I didn’t mean to do it, Master Jeon, it was an accident and-”

“Once is a fucking accident, Do, not three times in a night,” Jungkook retorted as he twisted in his seat. “Three fucking times, you
useless cunt. Do you think I’m stupid, Do? Do you think I don’t know all of your fucked up secrets?”

“I don’t, I don’t! I won’t do it again, I swear that I won’t I’ll-”

“Do, to put it nice and simple for you: I don’t believe a word of your bullshit. Hurry up and gag him I’m sick of hearing that voice. Gets
under my skin like fucking coke bugs.”

Do put up a fight, or as good a fight that he could anyway all things considered. With his arms pinned at his sides he could only twist
and worm and wriggle, or kick. And he did kick Ahn, several times in fact. Perhaps the dumb fuck hadn’t figured it out but kicking the
man that was going to strangle him to death was never a good idea. It would just piss him off more. When his trousers and underwear
were wrenched down Jungkook was certain that he heard Taehyung making a sound beside him, a breathless wheeze. Ahn got him
free of them and then came the gagging. Jungkook was thankful for it for it stopped him from yelling and instead reduced him to
rather muted nonsense. Perhaps sensing that this was something that needed to be witnessed Lee and Kim dragged Do back over and
forced him down onto the table, on his back. The sound of his head thumping off the polished wood made Taehyung flinch. Then Ahn
was leaning over to seize hold of his throat with both hands.

Jungkook had never strangled a person to death before, only lightly for pleasure. He had felt the soft flesh under his thumbs when he
had dug them down until the rather hard resistance of the windpipe got in the way. He had experienced that wonderful racing pulse
against the palms of his hands and heard the gags that turned into wet gasps as soon as he relented and let a little air be drawn in.
But Ahn didn’t strangle Do for pleasure, he did so to kill him. The man was brutal and unrelenting, not even showing any emotion as
he throttled the other man. Not even when his pitiful gagging stopped and his face started to go a lovely shade of red, and then with
rather livid undertones of purple around his lips and eyes. Jungkook turned his head to look at Taehyung and he saw that the rookie
had his hands held up against the sides of his head. He wasn’t looking over at Do but rather at the table and he looked very much like
he was seconds from collapsing.

“Don’t look away,” Jungkook ordered. “Look.” Taehyung seemed like he might just disobey that order, head still turned away from Do.
But then his eyes slid sideways to look and Jungkook suddenly found himself more interested in watching him watch the strangulation
that the act itself. “Do you see this, Taehyung?”

“Yuh-yeah, Master Jeon.”

“This is what happens when you go against Haedogje Pa. If you piss us off, if you try to hurt us, if you cause any trouble. This is what
happens. You’re not going to do anything like that, are you?”

“Nuh-no, Master Jeon, never.”


“Good.”

Ahn kept his hands clamped onto the other man’s throat until Do had stopped moving and he held them there until Jungkook
requested that Kim check for a pulse. The man checked his wrist and then his chest before confirming that he was indeed dead. Then
Ahn let go of his throat and reached up to his own to fix his tie. Do was lying on the table, arms spread out from where Lee and Kim
had held them down. His shirt had ridden up and he could see his thighs and genitals. Well, they had been the main cause of this
rather avoidable fiasco. Seeing them now he hardly thought they were worth the trouble.

Jungkook reached over to put his hand on Taehyung’s knee without much thought. What he felt was that it was shaking under his
palm, muscles thrumming under his skin. Clearly this had been his first witness to a murder, which made sense considering his
background working for a property shark. But Taehyung was going to have to get used to the sight very quickly. He studied the back
of his hand before lifting his gaze up slowly to study Taehyung’s face. Still that pale shade, rather ashen right now. There looked to
be a light sheen of sweat on his brow and he was just staring at the body still lying on the table.

“Welcome to Haedogje Pa, Taehyung,” Jungkook said with a smile.

Potrebbero piacerti anche