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Pontificia Universidad Javeriana

Sujeto y sociedad
Juan Sebastián Chávez, Laura Cristina Corredor, Estefanía Gómez, Karen Haupt Jiménez,
Pablo Moncada, Juan Diego Rodríguez, Juan Felipe Sánchez
31 de octubre de 2017

IMAGINARIOS DE MASCULINIDAD DENTRO DE LOS MEDIOS DE


COMUNICACIÓN

En esta investigación nos hemos propuesto indagar por las percepciones sobre los
imaginarios (estereotipos) de masculinidad que tienen los jóvenes bogotanos presentes en los
medios de comunicación. Nuestro tema de investigación parte de la idea de “hombre” que ha
afectado aquellos hombres que no encajan dentro del estereotipo impuesto por un mundo
occidental capitalista y patriarcal. Históricamente el imaginario masculino ha impuesto que
los hombres son quienes deben producir y/o ganar el sustento económico o alimenticio, no
sólo para mantener a su familia sino para ser un miembro valioso de la sociedad capitalista,
hombre que no trabaje es considerado un inútil ante la sociedad.

Los medios de comunicación influyen en gran medida a la sociedad impartiendo roles


a cada género, definiendo la ocupación tanto de hombres como mujeres. Las representaciones
masculinas son más utilizadas en contextos públicos y sociales, mientras que las femeninas
en contextos privados e íntimos, lo que mantiene y refuerza el esquema patriarcal en el cual
la mujer debe subscribirse a funciones privadas y del hogar, mientras que al hombre le
corresponde desempeñarse en ámbitos públicos. Esto es una clara explicación estructural del
género (Velandia, 2013, p.524). Sin embargo, una de las alternativas es involucrarnos en los
medios de comunicación intercambiando los roles que se han propuesto a lo largo de la
historia, permitiendo que el hombre se involucre en el cuidado del hogar, y en labores
domésticas lo que permitirá desideologizar los estereotipos de género que se tienen. Para que
al final, las actividades que socialmente son asociadas a ciertos géneros sean en realidad para
cualquiera que deba o quiera desempeñarlas.
El capitalismo ha influenciado en gran medida en la continuación de una tradición
patriarcal, esto se puede ver en la división en la música, arte, ropa, etc. para atraer a
determinado tipo de público. En el caso de la división por género, es al público femenino a
quien se le pretende vender cierto producto supongamos una prenda de vestir, pero resulta
que también es del gusto de un hombre, en este caso ese hombre se ve como marginado al no
poder comprarla o usarla, de hacerlo sería tomado como un miembro que no cumple con el
imaginario de masculinidad pues "usa cosas que no están pensadas para hombres",
demostrando que quienes busquen salirse de los esquemas mercantiles pensados en división
de género serán también excluidos. El capitalismo ha aprovechado estos estereotipos para
poder generar ganancias, reforzando en últimas los roles de género que se nos han impuesto
a partir del patriarcado. Muchas de estas acepciones nos conducen también a preguntas por
el imaginario de la mujer -entre estas- ¿acaso esto implica que el rol de mujer (cuyo rol usual
era quedarse en casa) es en comparación al rol de hombre débil e inútil? Sin embargo, este
texto no busca centrarse en el análisis de esta pregunta, en vista de que existe cierta tendencia
a enfocar los estudios de estereotipos de género en la visión de las mujeres, quisimos tratar
el punto desde la vista del hombre.

Cabe resaltar que, es imposible hablar de un imaginario de masculinidad general y


absoluto, pues el término masculinidad es en realidad contextual y está en constante cambio
(Pineda, 2003). No es lo mismo hablar del imaginario presente durante la edad media, que el
presente en el siglo XX, tampoco podemos definir un imaginario de masculinidad presente a
lo largo de todo el mundo, ni siquiera podemos hablar de un imaginario dentro de una misma
sociedad que se aplique a todos los hombres, existen distinciones entre los hombres dentro
del imaginario de masculinidad, no es lo mismo hablar del hombre que es padre, a el hombre
que no tiene hijos o del hombre homosexual, es por esto que definir este término aunque
hablemos de la masculinidad colombiana se hace tan complejo, por lo tanto cuando nos
referimos al termino imaginarios de masculinidad en realidad hacemos referencia al
imaginario que se presenta dentro de los comerciales presentados en los canales de televisión
públicos como Caracol o RCN, los cuales están permeados por el patriarcado, sin embargo
trataremos de definir este concepto más adelante.
Es importante dar a relucir este punto de vista porque dentro de la sociedad algunos
podrían llegar a pensar que la mujer es la única oprimida por el patriarcado y que todos los
hombres se ven beneficiados de esta situación, pero no es así, consideramos que hay hombres
que sufren por causa de la tradición patriarcal y capitalista en la cual nos desenvolvemos.
Parece ser que el patriarcado y el capitalismo que refuerza los imaginarios de género, afecta
la felicidad y el desarrollo libre de los seres humanos. Es de gran interés y de profunda
preocupación ver que los hombres son también víctimas del patriarcado capitalista y que han
perdido parte de su libertad a costa de este.

Problema:

Como podemos ver en “De púberes, efebos, mozos y muchachos” en De jóvenes, bandas
y tribus Carles Feixa (2008) nos muestra que desde la revolución industrial se le empezó a
dar más importancia a los jóvenes. Así

la juventud aparece como una «construcción cultural» relativa en el tiempo y el


espacio (…) Los contenidos que se le atribuyen a la juventud dependen de los
valores asociados a este grupo de edad y los ritos que marcan sus límites (Feixa,
2007, p. 28)

Este paso a la juventud también esta dictado por el género. “Acceder a la vida adulta nunca
ha significado lo mismo para los hombres, las mujeres y los que se adscriben a un «tercer
sexo»” (Feixa, 2007, p. 29). A los jóvenes colombianos se les implanta la idea de que deben
mantener a la familia, practicar algún deporte, ser agresivos, perseguir una carrera
preferiblemente de ciencias, escuchar música con sonidos fuertes y graves, vestir con
pantalón, camisetas sin escotes o espaldas descubiertas. Nos preguntamos ¿por qué?
Claramente por un imaginario, y buscamos responder cómo se ha creado este imaginario
desde los medios de comunicación, específicamente los comerciales que refuerzan los roles
de género y cuerpos idealizados dados por un sociedad patriarcal y capitalista. Estos
imaginarios impactan la psique a lo largo de la vida del hombre, pues el método que se usa
para implantar los imaginarios son constantes, se reflejan en cada ámbito de la vida cotidiana.
Uno de estos métodos es la propaganda que enseña cómo ser “hombre”. Estas normas del
cómo ser “hombre” genera que los individuos de la sociedad regulen el comportamiento de
los otros, de manera que cada quien conserve su rol. Este rol, al ser desafiado, se controla a
partir de burlas, matoneo, rechazo y agresiones. Es decir, cuando un hombre no se comporta
como debería los demás se encargan de maltratarlo pues no está siguiendo los lineamientos
impuestos. Esto genera un aumento en los niveles de depresión, o agresividad por represión,
en la comunidad masculina, afectando no solo la etapa en la que se encuentra cada individuo
sino su futuro. Leonardo Fabián García (2015, p.16) nos cuenta cuáles son algunos de los
lineamientos que deben seguir los hombres:

«Según Gutmann (1998, p. 49) son cuatro las entradas conceptuales y usos de la
masculinidad como categoría analítica que conduce a su propia construcción: 1)
la identidad masculina, que se refiere a “cualquier cosa que los hombres piensen
y hagan”, 2) la hombría, que “es todo lo que los hombres piensen y hagan para
ser hombres”, 3) la virilidad, que sugiere “que algunos hombres, inherentemente
o por adscripción, son considerados ‘más hombres’ que otros hombres” y 4) los
roles masculinos, que “subrayan la importancia central y general de las relaciones
masculino-femenino, de tal manera que la masculinidad es cualquier cosa que no
sean las mujeres”» (2015, p. 16).

Debemos lograr entender que no existe un punto de vista privilegiado para saber qué es el
hombre.

Al no existir un punto de vista único que defina la identidad masculina, por un


lado, se disuelve la idea de que el contenido de la masculinidad lo definen
exclusivamente sujetos asignados socialmente como hombres; por el otro, se
define la masculinidad como una construcción no esencial, en la que participan
socialmente hombres, mujeres y sujetos con otras identidades sexo genéricas,
como el caso de hombres trans. (García, 2015, p. 16)

Marco teórico:

Para poder hablar de los imaginarios de masculinidad que fomentan las propagandas en
los jóvenes bogotanos primero debemos explicar qué se entiende por imaginario. Para Juan
Luis Pintos “[el imaginario] tiene que ver con «las visiones del mundo», con los metarrelatos,
con las mitologías y las cosmologías” (1995, p. 10), es decir que los imaginarios influencian
nuestra forma de desarrollarnos frente al mundo y con los demás, es por esto que más atrás
incluye a los imaginarios en el nivel de la cultura. “Me limitaré a definir este nivel [cultura]
como el nivel del conocimiento y de los imaginarios sociales” (Pintos, 1995, p. 6). Ahora
bien, sabemos que los imaginarios se dan en la cultura y que nos determinan en nuestra forma
de expresarnos con los demás y con nosotros mismos, pero ¿qué es un imaginario? Para
Manuel Antonio Baeza un imaginario social es:

“una manera compartida por grupos de personas de representarse mentalmente el


espacio y el tiempo. Algo así como un imaginar o idear socializadamente, en
donde se comparten, en una modalidad simbólica, formas y contenidos, es decir,
significantes y significados, en los cuales dichos grupos se reconocen, aún
cuando – en nuestra individualidad moderna – las intensidades en dichos
reconocimientos sean variables” (Baeza, 2000, p. 9)

En este sentido un imaginario es una manera en que nos categorizamos según como
entendamos nuestro lugar en el mundo a partir de lo demás esperan de mí. Es decir, aunque
Baeza (2000) plantea que la forma en que yo me reconozco como perteneciente a cierta
modalidad simbólica de un grupo depende la comprensión que yo tengo de mí, esta
comprensión está mediada por lo que otros ajenos a mí piensan y esperan, así sea solo por mi
género.

Es importante tener en cuenta que “los imaginarios sociales tienen una función primaria
que se podría definir como la elaboración y distribución generalizada de instrumentos de
percepción de la realidad social construida como realmente existente” (Pintos, 1995, p. 11).
Así, los imaginarios moderan mi forma de ver el mundo y si no caigo baje este imaginario
puedo verme cohibido a aceptarme como soy y como quiero ser, o si en dado caso me veo
como perteneciente realmente a un imaginario puedo empezar a alienar a otros que no tienen
por qué cumplir con un imaginario que ha sido impuesto por una sociedad de tradición
patriarcal y capitalista.

El imaginario es una idea que surge de la cultura que, como bien dice Baeza (2000), está
inscrita en la historia, y según esta historia es que un imaginario social es evaluado positiva
o negativamente. Estas valoraciones que asumimos nacen de un punto objetivo son las que
más afectan a los hombres que no cumplen con los estereotipos impuestos pues “los
imaginarios sociales tienen una influencia considerable en el pensar y en el actuar de la
sociedad” (Baeza, 2000, p. 9). Si hago algo que la sociedad ha considerado como malo,
aunque no esté mal, voy a pensar que no he debido actuar así y voy a dejar de actuar conforme
a lo que me hace feliz para hacer y ser lo que la sociedad me pide que haga o sea. De esta
manera veo que mi libertad de proyectarme como ser humano está limitado por “los
imaginarios sociales [que] proporcionan a los ciudadanos de una sociedad dada las categorías
de comprensión de los fenómenos de la sociedad” (Pintos, 1995, p. 12) no solo en lo mi
desarrollo personal sino también en la forma de ver y relacionarme con el mundo.

Ahora bien, estos imaginarios se ven reforzados por los medios de comunicación dada la
importancia de estos en la vida de las personas. Como nos expone Tomás Nazal: “los medios
son, a la vez, perturbadores y soportes de la realidad social, espacios eminentes de lo
simbólico, donde se encuentra la capacidad de dar sentido a los fundamentos de la vida
social” (Nazal, 2010, p, 47). Es decir, los medios interpelan la vida de las personas pues
portan y enseñan símbolos que determinaran la perspectiva de cada persona. Los medios
tienen la capacidad de influenciar una persona de tal manera pues ha penetrado cada aspecto
de nuestras vidas, suministrando el “foco de nuestros ritos cotidianos y el marco de la
trascendencia limitada” (Nazal, 2010). Al estar tanto tiempo en contacto con medios de
comunicación, aprendemos e internalizamos lo que se nos presenta como bueno, correcto,
dando paso a un cambio en el estilo de vida y trato hacia los otros.

Dentro de las perspectivas que se transforman a partir de la simbolización por parte de


los medios se encuentran estos imaginarios de masculinidad y femineidad. Como lo muestra
Adrián Tarín, “la identidad de género, por tanto, está constituida por una numerosa gama de
concepciones e interacciones materiales y simbólicas, por «un conjunto de acuerdos tácitos
o explícitos elaborados por una comunidad y que influye en los procesos de enseñanza-
aprendizaje»” (Tarín, 2013, p. 5). De manera que los individuos de una comunidad, a partir
de las interacciones materiales con la propaganda, van aceptando implícitamente las
simbolizaciones de géneros que se van presentando.

Aunque en occidente la propaganda esté controlada y dirigida, principalmente, por


hombres, causando una mayor represión hacia las mujeres, los hombres no se libran de la
tragedia. Estos imaginarios afectan gravemente a ambos géneros, a razón de la intensidad de
los medios. Un imaginario que guía la vida de los hombres hoy en día es el papel que debe
desempeñar en todo aspecto de su vida. Como lo muestra Toajas Roger “El modelo
masculino de belleza sigue siendo para la mayoría de las mujeres el hombre vigoroso con
fuertes músculos, capaz de efectuar hazañas en la que deba ser empleada la fuerza bruta”
(Toajas Roger, 2012, p. 367).

Además de estos aspectos mencionados, Gallego (2009) propone imaginarios de


masculinidad como: “el experto: que transmite confianza, experiencia, seriedad, rigor,
conocimiento. - El seductor o el seducido: sujeto que conquista u objeto conquistado (…). -
La innovación: el riesgo, la aventura, el descubrimiento, la audacia, la novedad.” (p 5). Y por
último, “en este caso el hombre ejecutivo implica, no solamente que sea un hombre de
negocios sino también exitoso” (Salazar, 2009. p 55). Las citas previas demuestran el rol que
se le pide al hombre por parte de la sociedad, que es generado por la propaganda. Por ejemplo,
en anuncios de cigarrillos, perfumes o autos, se puede ver que siempre hay un hombre serio,
bien vestido, con una mujer hermosa y rodeado de lujos.

Por otra parte, se encuentra el imaginario del cuerpo. Sobre este se puede decir que “las
marcas de jeans son exponentes de esta visión y utilización de hombre bello, cuyos avisos
impresos muestran los atributos físicos de un hombre de cuerpo perfecto, según el canon
establecido por la sociedad” (Salazar, 2009. p, 48). Los atributos de un cuerpo perfecto es
uno donde no sea muy ancho, pero este tonificado. Se le deben poder notar los músculos,
pero no de alguien que levanta pesas sino de un atleta. Debe tener una cara cuadrada, con
rasgos andróginos, alto y, en varios casos, con barba.

Es importante preguntarnos cómo afectan estos imaginarios a los hombres. Según


estadísticas del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), en el
2011 la mayoría de la población masculina que se suicidó tenía entre 20 - 40 años, rango de
edades que se considera apropiado para que una persona empiece a ejercer o ejerza su vida
laboral (Cuadro 1, p. 247). Y según la ocupación la mayoría de hombres que cometieron
suicidio no tenían ninguna ocupación, “los desempleados presentaron las mayores cifras de
suicidio de todas las demás estratificaciones (9, 79%), más representativo con hombres con
8, 42% del total” (INMLCF, 2011, p. 248). También podemos ver que en la clasificación de
los motivos del suicidio 109 hombres y 5 mujeres se suicidaron por razones económicas, y
13 hombres junto con 2 mujeres se suicidaron por razones laborales (Cuadro 6, p.251). En
los datos del 2013 los datos siguen siendo muy similares, las edades en que se suicidan más
hombre siguen estando en el rango de los 20 a los 40 años de edad (Tabla 1, p. 34). Sin
embargo, en el 2013 no se recolectaron los datos de la ocupación, pero sí de los motivos y se
concluyó que por razones económicas se suicidaron 94 hombres y 14 mujeres, y por razones
laborales se suicidaron 9 hombres y una mujer (Tabla 6, p. 138). Según estos datos
recolectados podríamos pensar que los hombres –sujetos al imaginario de que tienen que ser
productivos para la sociedad y por sus familias– se ven afectados de manera negativa si no
logran cumplir con el estereotipo impuesto. El desempleo afecta más a los hombres porque
va ligado con el rol productivo que la sociedad espera que el hombre tenga, lo mismo ocurre
con los motivos económicos y laborales pues si se es un “verdadero hombre” cómo no voy a
tener un buen trabajo y una economía estable, “¿si no lo tengo esto entonces de qué sirvo”?
Estos imaginarios han marcado fuertemente el sentido de vida del hombre y es por esto
mismo de vital importancia sacarlos a relucir y hacer conciencia de que estos imaginarios no
son regla y que hay una alternativa a ellos.

Objetivo: evidenciar que los según los imaginarios de los jóvenes los medios de
comunicación refuerzan el imaginario de masculinidad.

1. Objetivo general:
- Identificar los imaginarios presentados en las propagandas.
2. Objetivos específicos:
- Mostrar el imaginario del rol que cumple el hombre en la familia desde las
percepciones de jóvenes presentados en las propagandas.
- Dar cuenta del imaginario del cuerpo del hombre presentado en las percepciones
de las propagandas.
- Proponer una alternativa a la fomentación de estos imaginarios.

Metodología:
- Diseño: es descriptivo, porque vamos a mostrar cómo e imaginario está ya en
la psique de los jóvenes bogotanos.
- Participantes: los participantes del estudio son jóvenes hombres y mujeres
que estén establecidos en Bogotá.
- Instrumento: Para la recolección de datos se plantearon en una encuesta 5
preguntas clave que dan a conocer la manera como los participantes conciben
la masculinidad y las prácticas o discursos que la denigran.
- Procedimiento: Recoger datos a partir de la encuesta con el fin de conocer los
imaginarios del hombre en los jóvenes colombianos. Además, se realizó
comerciales como alternativa de los imaginarios de masculinidad dentro de los
medios de comunicación.
- Resultados:
- Discusión:

Bibliografía:

Baeza, M. (2000). Los caminos invisibles de la realidad social: ensayo de sociología profunda sobre
los imaginarios sociales. Chile: Ediciones sociedad hoy.

Gallego, J. (2009). La construcción del genero a través de la publicidad. Actas del Congreso La
construcción del género en la publicidad en el siglo XXI. Universidad Autonoma de Barcelona.

INMLCF. (2011). Comportamiento del suicidio en Colombia, 2011.

INMLCF. (2013). Comportamiento del suicidio, Colombia, 2013.

Nazal, T. (2010). Nueva Masculinidad Hegemónica en Comerciales de Televisión Chilena.


Universidad de Chile.

Pineda, J. (2003). Masculinidades, género y desarrollo. Ediciones Uniandes, Bogotá

Pintos, L. (1995). Los imaginarios sociales: la nueva construcción de la realidad social. España: Fe y
Secularidad.

Tarin, A. (2013). La masculinidad como propaganda de autodefensa estatal en la sociedad patriarcal.


Ciudad universitaria. Córdoba, Argentina.

TOAJAS ROGER, M.V. (2012). “Amor y violencia en el espacio afectivo”. Actas I Congreso
Internacional de Comunicación y Género. Sevilla: MAD

Salazar, N. (2009). El hombre en la publicidad. Imagen y estereotipos. Universidad de Palermo.


Argentina, Buenos Aires.

Velandia, A. (2013). Estereotipos y roles de género utilizados en la publicidad transmitida a


través de la televisión. Universitas Psychologica, 517-527.

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