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Guía de

Calderas

Todo lo que necesitas


saber para el ahorro
energético
Introducción

01.
Combustión
1.1. La condensación

02.
Combustibles
2.1. Caracterización
2.2. Tipos de combustibles

03.
Usos y aplicaciones
3.1. Calefacción
3.2. Agua caliente
3.3. Vapor
3.4. Aceite térmico

04.
Tipos de calderas
4.1. Calentadores

05.
Eficiencia y ahorro
5.1. Medidas de ahorro energético

Conclusión
Guía de calderas

Introducción
Las calderas son el punto de partida en la producción de energía térmica
en multitud de instalaciones. Atendiendo las últimas ediciones del diccio-
nario de la Real Academia Española se pueden encontrar varias acepcio-
nes aplicables en el entorno de las instalaciones: “en una instalación de
calefacción, aparato dotado de una fuente de energía, donde se calienta
el agua que circula por tubos y radiadores”; “aparato donde hierve el
agua, cuyo vapor en tensión constituye la fuerza motriz de una máqui-
na”; “recipiente metálico cerrado que se emplea para calentar o evaporar
líquidos”.

Desde un punto de vista técnico podemos definir la caldera como un


intercambiador de calor donde la energía química del combustible utiliza-
do se transforma en energía térmica. Este calor se transmite a través de
un fluido, normalmente agua, que se utiliza en estado líquido o transfor-
mada en vapor de agua.

En la caldera se producen los tres mecanismos básicos de transmisión


de calor:

• Conducción: se produce por el paso del calor de una pared a otra de


la caldera o a los tubos.

• Convección: los tubos de humos se calientan al contacto con los


productos de combustión.

• Radiación: se produce un intercambio de calor entre la llama y las


paredes de la caldera.
Guía de calderas

Partes de una caldera


Las calderas pueden estar constituidas de formas distintas en
función de las aplicaciones para las que esté diseñadas. Pero en casi
todas ellas podremos distinguir algunas partes fundamentales:
• Hogar o cámara de combustión
Es el lugar en el que se produce la combustión del elemento
combustible elegido que condicionará su forma y tamaño.
• Intercambiador
Es aquella parte en la que se absorbe el calor generado en el
proceso de combustión. En esta zona se encuentra el fluido
caloportador, normalmente agua.
• Envolvente
Elemento que aisla térmicamente el hogar y el cuerpo del
intercambiador.
• Quemador
El quemador es el dispositivo que realiza la mezcla entre el
combustible, líquido o gaseoso, y el comburente y que lo inyecta
hacia la cámara de combustión donde una vez activada la chispa
se produce la combustión. Pueden ser de una marcha, solo tienen
una velocidad de inyección, de varias marchas, o modulantes, es
decir, que pueden variar de forma continua la velocidad desde cero
hasta su máxima potencia.
• Chimenea
Es el conducto que recoge los productos derivados de la
combustión, gases y humos fundamentalmente y los conduce
hacia la zona de expulsión al exterior mediante tramos verticales,
en su mayoría, y horizontales o inclinados.
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Parámetros
Para definir una caldera es necesario conocer algunos parámetros
que ayudan a identificar los equipos y sus aplicaciones:

• Potencia térmica
Facilita una idea de la cantidad de energía que puede proporcionar
en un tiempo determinado. Se distinguen la potencia nominal, la
máxima potencia que puede proporcionar la caldera en el proceso
de combustión; y la potencia útil, que es la energía que puede
absorber el fluido caloportador por unidad de tiempo, osea, la
energía realmente utilizable.

• Rendimiento
El rendimiento de la caldera es la relación entre la energía que
genera la caldera y la energía que consume.

• Superficie de calefacción
Es el área efectiva de intercambio entre los elementos calentados
y el fluido. Está formada por la superficie que está en contacto con
la llama, superficie de radiación, y por la superficie que está en
contacto con los gases de combustión o superficie de convección.

• Combustible
El combustible que utiliza el equipo condiciona directamente la
forma y constitución de la caldera y sus elementos auxiliares.

• Presión de servicio
Es la máxima presión a la que puede trabajar la caldera en
condiciones normales de utilización.

• Presión de timbre
Es la presión en función de la cual se van a realizar las pruebas de
estanqueidad y las revisiones periódicas. Normalmente las pruebas
de presión se realizan a 1,5 veces la presión de timbre.
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1. Combustión
La combustión es un proceso químico exotérmico en el que tienen lugar
una serie de reacciones de oxidación en las que se desprende calor. Es-
tas reacciones tienen lugar entre dos elementos principales. Por un lado
el combustible, que es la sustancia que se oxida y que puede presen-
tarse en estado sólido, líquido o gaseoso y que está compuesto en su
gran mayoría por carbono e hidrógeno. Por otro lado el comburente es la
sustancia que oxida al combustible, generalmente es el oxígeno que se
encuentra en el aire.

Además es preciso que intervenga al mismo tiempo la denominada ener-


gía de activación, responsable de que se desencadene la reacción.
Para que la combustión tenga lugar deben ponerse en contacto determi-
nadas cantidades de comburente y combustible en una relación adecua-
da de masas y volúmenes. Del estudio de estas proporciones se encarga
la estequiometría. En función de las distintas proporciones de los distin-
tos elementos se distinguen:

• Combustión completa. Se produce la oxidación de la totalidad del


combustible. Para esto es necesario que intervengan las cantidades
necesarias de comburente, de aire seco.
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• Combustión exacta o estequiométrica. Es la combustión completa


realizada con la cantidad exacta de oxígeno para oxidar totalmente el
combustible. Como la reacción consume completamente el combus-
tible y el oxígeno, los gases resultado de la combustión no contienen
sustancias combustibles ni oxígeno.

• Combustión incompleta. Tiene lugar una combustión incompleta


cuando no se oxidan todos los componentes del combustible, nor-
malmente por falta de comburente. Aparecen durante el proceso
distintas sustancias denominadas inquemados entre los que destaca
por su peligrosidad el monóxido de carbono, CO.

A la cantidad de calor producida por la oxidación completa, a presión


atmosférica, de los componentes de la unidad de masa o volumen del
combustible se la denomina Poder Calorífico.

Durante la combustión, parte del hidrógeno (H) oxidado se convierte en


agua (H2O). En función de como se considere la energía que almacena se
establecen dos tipos de poderes caloríficos:

• Poder Calorífico Inferior: el calor generado por unidad de combus-


tible cuando en los humos de combustión está presente el agua en
forma de vapor. Una parte del calor generado en la reacción es utiliza-
do para evaporar el agua por lo que no es aprovechada por la caldera.

• Poder Calorífico Superior: el calor generado por unidad de combus-


tible cuando el agua en forma de vapor se condensa a fase líquida
con lo que se recupera parte de la energía utilizada en los cambios de
fase.

Habitualmente las calderas expulsan en forma de vapor el agua que se


ha formado en la combustión, por eso se suele utilizar el Poder Calorífico
Inferior o PCI.

Las características de los combustibles caracterizan la caldera y el resto


de elementos auxiliares de la instalación. En función de su densidad se
diseña el sistema de ventilación necesario. Los combustibles sólidos
pueden generar nubes de polvo peligrosas; los combustibles líquidos
generan charcos en las superficies; y los gaseosos, en caso de fugas,
pueden generar bolsas en las zonas bajas o altas, dependiendo de la
densidad de los combustibles.
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1.1. La condensación
Sabemos ya que en la combustión los gases producidos durante el
proceso salen cargados de humedad. Si somos capaces de condensar el
vapor de agua en fase líquida obtendríamos el calor latente, energía, que
podría aprovecharse para incrementar el rendimiento del equipo.

Si la temperatura del agua de la caldera está por debajo de un cierto valor


los gases en contacto con el circuito de humos se enfrían hasta producir
la condensación del vapor de agua. Esta temperatura es la denominada
punto de rocío y depende de cada combustible junto con el exceso de
aire de la mezcla en la combustión. Si aumenta la cantidad de aire dismi-
nuye el punto de rocío.

El gas natural es el combustible que produce mayor cantidad de agua


durante el proceso de combustión, 155 g/kWh. Su temperatura de rocío
es bastante alta respecto a la de otros combustibles por lo que puede
condensar muy rápidamente. Además sus condensados son poco agresi-
vos ya que los contenidos de óxidos de azufre son poco relevantes.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que las condensaciones pueden
resultar perjudiciales en el interior de la caldera cuando ésta no está dise-
ñada para poder soportarlas. Los circuitos internos pueden deteriorarse
por condensaciones no deseadas y para ello es necesario mantener las
superficies de los circuitos de humos por encima de las temperaturas
de rocío. Se puede conseguir manteniendo la temperatura del agua de
retorno por encima de los valores indicados por el fabricante.
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2. Combustibles
Los combustibles son aquellas sustancias o compuestos que son capa-
ces de arder, es decir, que pueden combinarse rápidamente con oxígeno
para desprender calor.

Uno de los componentes principales de todos los combustibles es el


carbono. Están presentes también el hidrógeno y el azufre en distintas
proporciones. El resto del peso corresponde a la humedad, agua, las
cenizas, el oxígeno y nitrógeno fundamentalmente.

2.1. Caracterización
Los combustibles tienen distintas características que los hacen más o
menos apropiados para ciertas aplicaciones. Es de vital importancia cono-
cer algunos de los parámetros termotécnicos que permiten cuantificar
y medir los potenciales energéticos y las condiciones de funcionamien-
to de cada combustible.

Para caracterizar los combustibles se utilizan algunos parámetros impor-


tantes. El poder calorífico, que permite conocer la cantidad de energía
que puede obtenerse por unidad de combustible; el poder comburívo-
ro, que indica la cantidad de aire necesario para poder realizar una com-
bustión estequiométrica adecuada; o el poder fumígero, que cuantifica
los elementos resultantes de la combustión de cada uno de los combus-
tibles.

Es interesante conocer para cada combustible, algunas temperaturas de


especial relevancia.

• Temperatura de inflamación: aquella temperatura a la que sin


necesidad de aplicación de un punto de ignición o llama se inflama un
mezcla estequiométrica de combustible y comburente.

• Temperatura de combustión: es la temperatura que alcanza en la


combustión perfecta determinado combustible.

También es necesario conocer entre qué valores de mezcla de combus-


tible y comburente puede tener lugar la combustión. Así tenemos los
Límites de inflamabilidad inferior/superior. Indican el valor mínimo/máximo
del porcentaje de combustible en la mezcla para los que se produce la
combustión. Por encima del límite superior la falta de comburente impide
la combustión. Si no se alcanza el límite inferior no habrá combustión por
escasez de combustible.
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2.2. Tipos de combustibles


La clasificación más utilizada de los combustibles es la que atiende al es-
tado físico de los mismos, dividiéndolos en sólidos, líquidos y gaseosos.

Combustible Sólidos

Son, en general, materiales heterogéneos compuestos por gran variedad


de sustancias. Se incluyen la madera en todas sus presentaciones, des-
de leña, astillas, briquetas o pellets, el carbón vegetal y toda la variedad
de carbones, antracitas, hullas, lignitos, turbas y sus compuestos aglo-
merados o derivados como el coque.

La calidad de este combustible determina su comportamiento durante la


combustión, y se determina en base a diferentes factores, como son el
carbono fijo, la humedad, las cenizas y las materias volátiles. No tienen
gran capacidad de mezcla con el aire. Su utilización ensucia el entorno y
las superficies de máquinas y elementos auxiliares.

El carbón ha sido durante siglos uno de los combustibles más utilizados.


Sus distintas variedades son combinaciones de carbono, hidrógeno, azu-
fre, nitrógeno y oxigeno.

Combustibles Líquidos

Los combustibles líquidos permiten mejorar la combinación final de com-


bustible y comburente optimizando el proceso de obtención de energía.
Su utilización y el desarrollo de quemadores específicos ha permitido el
desarrollo de calderas de gran rendimiento.
Fundamentalmente los combustibles líquidos provienen de los procesos
de destilación y craqueo del petróleo: gasóleo, fuelóleo.

Combustibles Gaseosos

Los combustible en forma de gas son mezclas de hidrocarburos gaseo-


sos y/o sustancias reductoras como el CO y H2.

• Gas natural: se localiza en yacimientos naturales, a veces asociados


a zonas petrolíferas. El componente principal es el metano. La com-
posición del gas depende de la zona de procedencia del yacimiento.
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• Gases Licuados del Petróleo: Fundamentalmente butano y propano.


Se obtienen por procedimientos de refino del petróleo. El butano ha
tenido una amplia difusión en aplicaciones domésticas y el propano
en usos profesionales e industriales.

• Gases Manufacturados: Son el resultado de la mezcla de distintos


productos resultantes de procesos de gasificación o de procesos
industriales.

• Biogás: Obtenido a partir de procesos de fermentación anaerobia


fundamentalmente a partir de restos orgánicos en almacenamientos
de residuos urbanos o ganaderos. Compuestos fundamentalmente
por metano.

Los combustible gaseosos se clasifican tradicionalmente en función del


índice de Wobbe, W, que se utiliza para estudiar la posible intercambia-
bilidad de gases para ser utilizados en un mismo equipo manteniendo
las mismas características de combustión. W=PCS/√pr y se mide en kJ/
m3N.

En función de este índice se distinguen tres tipos de combustibles ga-


seosos:

• Primera familia: 23860<W<31395. Gases manufacturados.

• Segunda familia: 41274<W<57976. Gas natural.

• Tercera familia: 77441<W<93385. Gases licuados del petróleo.


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3. Usos y aplicaciones
Las calderas son utilizadas en multitud de aplicaciones, tanto en entornos
residenciales y terciarios, como en instalaciones industriales. El uso final
del calor generado condiciona directamente la forma de las calderas y las
instalaciones auxiliares que precisan.

3.1. Calefacción
Los sistemas de calefacción por agua caliente son los más utilizados en
edificaciones destinadas a viviendas, viviendas unifamiliares y pequeños
edificios del sector terciario. Son sistemas sencillo, seguros y de fácil
regulación.

En los sistemas de calefacción el agua se calienta en la caldera hasta la


temperatura elegida y se hace circular a través de distintas tuberías hasta
los emisores, o radiadores, en los que se cede el calor al entorno más
cercano. El agua calentada pierde alrededor de 20 ºC circulando de nuevo
hasta la caldera por el denominado circuito de retorno.

La circulación del agua se realiza normalmente a través de un sistema de


bombeo que imprime una velocidad determinada al fluido. Estos equipos
se pueden instalar tanto en el circuito de ida como en el de retorno.
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En función de las distintas formas de disponer los circuitos del agua ca-
liente se diferencian varias tipologías entre las que destacan los sistemas
bitubulares y los monotubulares.

•  istema bitubular: El agua sale de la caldera a través de una tubería


S
de ida que va repartiendo el agua calentada a través de distribuidores
y montantes a todos los emisores. En cada radiador existe una salida
de agua que a través de una nueva tubería va recogiendo los retornos
para encauzarlos hasta del equipo de generación.

• Sistema monotubular: El sistema consta de un solo tubo que,


saliendo de la caldera, alimenta cada uno de los emisores y recoge
el agua de salida a la vez, alimentando al siguiente emisor colocado
en serie y así de forma sucesiva. Precisa de una válvula especial para
regular el paso hacia cada radiador para que parte del agua entre al
emisor y parte continúe directamente hasta el radiador siguiente.

3.2. Agua caliente


Las calderas pueden utilizarse para obtener agua caliente para distintos
usos, formando parte de las instalaciones de fontanería. Cuando el uso
del agua caliente se destina a las necesidades básicas de higiene y bien-
estar de los usuarios se denomina agua caliente sanitaria, ACS.

Existen muchas formas de generar ACS con distintos combustibles y di-


ferentes grupos de generación, distinguiendo también instalaciones para
un solo usuario o centralizadas.

3.3. Vapor
En algunas instalaciones la caldera se utiliza para calentar agua por encima
de la temperatura de ebullición obteniendo vapor que es canalizado a tra-
vés de conducciones hasta los distintos emisores donde se cede el calor
latente, pasando a estado líquido y retornando de nuevo a la caldera.

La ventaja de los sistemas de vapor es la elevada entalpía de los siste-


mas, es decir, intercambian gran cantidad de calor con su entorno.

El vapor, al condensarse, cede su calor latente de vaporización a las


superficies de calefacción, esto supone que se puede obtener alrededor
de 540 kcal por cada litro de agua a las que hay que sumar las debidas al
calor sensible del agua caliente.
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El uso del vapor en vez de agua caliente obliga a tomar una serie de
medidas relacionadas con el diseño y la ejecución de las instalaciones.
Los distribuidores deben ser diseñados con pendientes adecuadas que
permitan recoger las posibles condensaciones recirculándolas hasta el
circuito de retorno.

Al entrar el vapor en los radiadores desplaza el aire existente en su


interior que es preciso eliminar a través de ventosas. Por supuesto que
además en la elección de los distintos componentes y materiales se
debe tener en cuenta las presiones de trabajo que existirán en las distin-
tas zonas de la instalación.

También el vapor tiene multitud de aplicaciones en los entornos indus-


triales. En procesos de conservación de alimentos y conservas, esteriliza-
ción de materiales diversos, pretratamiento de sustancias, autoclaves y
reactores, etc.

3.4. Aceite Térmico


En algunas aplicaciones las calderas utilizan aceites de uso térmico en
vez de agua para los mecanismos e transmisión de calor, especialmente
indicadas para los procesos de calentamiento indirecto.

Son equipos que trabajan sin presión y sin agua, evitando gran parte de
la problemática del vapor: fugas, corrosiones, tratamiento de agua, etc., y
que conllevan un elevado grado de mantenimiento. Se reducen también
las tareas de mantenimiento relacionadas con las inevitables deficiencias
de tratar con vapor: reparación y sustitución de purgadores, fugas de
vapor en la instalación o la corrosión en válvulas.
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4. Tipos de calderas

Existen multitud de tipologías constructivas y distintas tecnologías de com-


bustión por lo que clasificar las calderas existentes es una labor ardua.

Las calderas más comúnmente utilizadas en la actualidad son las siguientes:

• Calderas Estándar. Son equipos diseñados para que no se produz-


can condensaciones en sus distintos procesos. Esto significa que
deben trabajar con temperaturas de retorno altas. La hay de diferen-
tes tipos.
– Calderas estándar de eficiencia normal. Las temperaturas de los
humos son inferiores a 240 ºC.
– Calderas estándar de alta eficiencia. Las temperaturas de los hu-
mos rondan los 140 ºC.

Las nuevas directivas europeas de ecodiseño dificultan la instalación


de estos equipos en instalaciones residenciales, ya que no alcanzan los
rendimientos exigidos.

•  alderas de baja temperatura. Diseñadas para que funcionen con


C
temperaturas de agua de retorno bajas sin llegar a producir conden-
saciones. Son de aplicación en instalaciones que puedan trabajar un
número de horas elevado a temperaturas bajas. Así se aumenta el
rendimiento de generación estacional.
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•  alderas de condensación. Construidas para soportar las condensa-


C
ciones sin peligro de deterioro de los equipos. Hay que recordar que
los productos condensados tienen un claro componente ácido que
puede deteriorar algunos elementos del sistema. Se aprovecha el
proceso de condensación del vapor de agua contenido en los gases
de escape para aprovechar el calor latente de vaporización del agua y
aumentar así el rendimiento global del equipo.

Las calderas de baja temperatura y de condensación obtienen su máximo


rendimiento trabajando a temperaturas mucho menores que las utiliza-
das en calderas estándar por lo que son más eficientes combinadas con
sistemas de suelo radiante o radiadores de baja temperatura.

4.1. Calentadores
Se denominan calentadores a los equipos destinados a generar al agua
caliente en las instalaciones individuales. Pueden ser instantáneos, que
calientan el agua en el mismo de momento en que se consume, o con
sistemas de acumulación, que calientan una cantidad determinada de
agua manteniéndola caliente hasta que sea utilizada, reponiéndola de
forma continua.

En función del tipo de combustible utilizado podemos distinguir:

• Calentadores de gas: Alimentados por combustibles gaseosos ge-


neralmente: Gas natural y gases licuados del petróleo.
– Instantáneos: Al abrir un grifo de agua caliente se provoca la aper-
tura de una válvula que activa el quemador, encendiendo la llama y
comenzando la generación de agua caliente.
– Acumuladores: Cuentan con un depósito atravesado por uno o
varios conductos por los que circula el agua calentada. Cuando la
temperatura desciende de un determinado nivel de consigna se
activa el calentador para volver a calentar el agua.

• Calderas: Utilizadas en sistemas centralizados en los que una cal-


dera se destina exclusivamente para la obtención del agua caliente.
Suelen tener un depósito de acumulación con intercambiadores de
tipo serpentín que permiten regular adecuadamente la generación del
agua caliente.
Guía de calderas

• Sistemas mixtos: Son aquellos sistemas que sirven, al mismo tiem-


po, para obtener agua para el circuito de calefacción y para el primario
del sistema de agua caliente sanitaria.

Es preciso no olvidar que la normativa vigente exige que cierto porcen-


taje del agua caliente sanitaria se obtenga mediante procedimientos
sostenibles y renovables. Usualmente se opta por la instalación de
paneles solares térmicos que ayudan a reducir el salto térmico o apor-
tan directamente al sistema de acumulación, dependiendo del grado de
calentamiento obtenido. Los sistemas de biomasa se consideran como
procedimientos sostenibles y no requieren la instalación de otros ele-
mentos adicionales.

Las calderas, sus características y principales parámetros, se regulan,


para el ámbito de las instalaciones en edificios, por el Reglamento de Ins-
talaciones Térmicas en los Edificios. Entre algunas de las prescripciones
de especial interés para las calderas es interesante resaltar:

• Requisitos mínimos de rendimiento energético de los generado-


res de calor: Se especifican como deben ser los rendimiento de los
distintos grupos térmicos en función de la potencia, el combustible
utilizado y de la fecha de instalación.

• Fraccionamiento de potencia: SE establecen las condiciones en las


que deben instalarse más de una caldera (P>400 kW) o cuando se
aceptan variantes.

• Regulación de quemadores: Se regula el tipo de quemadores que


es necesario utilizar en función de la potencia del equipo.
– Si P≤70 kW. El quemador será de una marcha o modulante.
– Si 70<P400 kW. El quemador tendrá al menos dos marchas o mo-
dulante.
– Si P>400 kW. Deberá constar de al menos tres marchas o ser
modulante.
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5. Eficiencia y ahorro
Las calderas, sean del tipo que sean, y utilicen cualquiera de los combus-
tibles existentes en el mercado, suponen un coste relevante en cualquier
industria, instalación comercial o residencial.

Es especialmente importante ser conscientes de que la elección de un


equipo, la elección del combustible, la gestión de su mantenimiento y la
forma en que se utiliza repercute directamente en la cuenta de resulta-
dos de cualquier actividad. Por eso será conveniente tener claras algunas
ideas básicas en cuanto a la eficiencia y el posible ahorro.

• El precio del equipo térmico es un parámetro que está ligado a su


eficiencia energética, al uso que se haga del mismo y al objetivo
que se pretende alcanzar. Una caldera de alta eficiencia puede ser
más cara en el momento puntual de la compra e instalación, pero
los consumos reducidos a lo largo de su vida útil pueden compensar
ampliamente el sobrecoste inicial.

• Dimensionamiento adecuado. La potencia nominal de la caldera


debe satisfacer las necesidades reales de la instalación. Calderas
muy potentes instaladas en procesos que requieren equipos de una
potencia inferior, harán trabajar al grupo térmico fuera del punto de
trabajo de mayor eficiencia, aumentando los consumos, los procesos
de arranque y parada y aumentando el coste por kWh producido. Esta
circunstancia puede ser compensada con la utilización de quemado-
res modulantes, para combustibles líquidos y gaseosos, permitiendo
acomodar la inyección de la mezcla combustible a la potencia requeri-
da por el sistema.

• Elegir adecuadamente las temperaturas de consigna, en sistemas


de climatización, para las distintas estaciones el año, repercutirán
directamente en las facturas de combustible. Las distintas admi-
nistraciones cuentan con documentos orientativos respecto a cuales
son las temperaturas de confort para distintas actividades y entornos.

• La elección del combustible más adecuado redundará en una


reducción de los costes, la seguridad de suministro y contribuirá a
mejorar el entorno, tanto por su manipulación diaria como por las
emisiones y residuos producidos.
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5.1. Medidas de ahorro energético


Es posible contribuir a mejorar la eficiencia de los equipos y a generar
ahorros significativos.

• Es útil la realización periódica de Auditorías Energéticas con el fin


de conocer en profundidad el funcionamiento real de los distintos
equipos y en particular de los generadores de calor. Con los datos
obtenidos se pueden identificar en muchas ocasiones oportunida-
des de mejora que aumentan la eficiencia y disminuyen los costes
energéticos.

• Se pueden conseguir mejoras con la utilización de bombas acciona-


das mediante sistemas de control de velocidad, bien con variadores
de frecuencia o con sistemas similares.

• Mucha energía se pierde en las conducciones de los fluidos una vez


calentados. Revisar periódicamente las conducciones y, en espe-
cial, sus sistemas de aislamiento permitirá reducir estas pérdidas
energéticas con el automático incremento del rendimiento de la
instalación.

• Un programa adecuado de mantenimiento preventivo permitirá


que el equipo trabaje de forma eficiente, reduciendo los consumos
y evitando averías o disfunciones que redundan en aumentos de los
consumos o paradas imprevistas que influyen en los costes asocia-
dos del proceso.

• El control de los consumos es una herramienta de utilidad para


detectar problemas de funcionamiento incipientes y la detección de
posibles mejoras que ayudan a reducir los consumos y las averías.

• Evitar ciclos repetitivos de arranques y paradas. En estas opera-


ciones se producen pérdidas importantes que afectan al rendimiento
estacional de la instalación. Para evitarlas es fundamental la adecuada
elección de la potencia del grupo térmico, acorde a las necesidades
de la instalación, junto con el uso de quemadores modulantes o con
varios escalones de funcionamiento o marchas que contribuyan a
tener periodos de funcionamiento continuado largos con paradas
reducidas.
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Conclusión
Las calderas ha evolucionado mucho en los últimos años. En los meca-
nismos propios de generación de calor, en la reducción de las emisiones
de contaminantes a la atmósfera y sobre todo en el rendimiento de los
equipos.

La atención de fabricantes, autoridades y usuarios se centra en como


conseguir las calorías necesarias para las distintas utilidades consumien-
do la mínima cantidad de combustible posible, a la vez que se redu-
cen las emisiones de compuestos tóxicos y peligrosos.

Las tecnologías de condensación, que permiten incrementar los ren-


dimientos de forma sustancial, en comparación con los conseguidos por
calderas que ahora denominados convencionales, están convirtiendo a
estos equipos en los más utilizados en ciertas aplicaciones de generación
de calor para calefacción y producción de agua caliente.

Por otro lado, en aplicaciones industriales, se buscan nuevos combusti-


bles que permitan abaratar la factura energética de las diferentes activi-
dades. Los ahorros conseguidos con la utilización de distintos materiales,
compuestos o subproductos permiten mejorar la competitividad de
algunas compañías.

Además del precio de los combustibles utilizados en calderas, se han


de considerar otros factores los que condicionan los rendimientos y los
ahorros en la generación de calor. La facilidad de acceso al combustible,
su limpieza, la fiabilidad de los equipos, la adaptabilidad a distintas con-
figuraciones, su mantenimiento o la facilidad de control condicionan el
éxito o el fracaso de los equipos.
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