Sei sulla pagina 1di 5

a declaración de quiebra en el Perú – deudas tributarias impagables.

Solicite una cita a través de nuestro correo electrónico: arce@estudioarce.com, arcefuruya@outlook.com.pe, o llamando al.
998513531.

La deuda tributaria es uno de los principales problemas de los empresarios en el Perú.

Esta deuda puede generarse por circunstancias propias de sus actividades económicas, pero en ocasiones estas pueden
tener su origen en un descuido, desconocimiento, negligencia de la administración o contabilidad de la empresa, o en
algunos casos en una determinación de deuda tributaria totalmente arbitraria y sin sustento legal como consecuencia de las
labores de fiscalización de funcionarios implacables de la Administración Tributaria, amparados en normas exageradamente
formalistas, que imponen sanciones y desconocen gastos aplicando criterios muy rigurosos y formalistas.

Ante esta situación, a veces con razón, otras sin ella, la empresa se encuentra frente a una deuda imposible de pagar, por lo
menos durante los años que quedan de vida a sus socios. La pregunta que surge en esta situación es ¿que hacer frente ante
esta difícil situación?

Lo primero es mantener la calma y hacer un análisis objetivo de la situación real. Una vez que se se tiene un diagnostico claro
y objetivo de la situación lo recomendable es tomar decisiones prácticas. ¿Puede hacer frente a las deudas con los ingresos
que tiene proyectados con su negocio?

Si la respuesta es sí, entonces una posibilidad es fraccionar su deuda directamente con la Sunat o con alguna entidad
financiera.

Si la respuesta es negativa, entonces hay que preguntarse si la Sunat podrá cobrarse la deuda, es decir si la empresa tiene
bienes con los que Sunat puede hacerse cobro. En esta situación complicada hay solo dos caminos posibles: pagas la deuda
o, la segunda, no la pagas ( no hay otra posibilidad, si no hay dinero no se puede pagar).

Si la decisión ( o única alternativa viable), es no pagar, lo recomendable es ejecutar esta decisión de una forma eficiente y
cumpliendo las formalidades exigidas por la ley, para evitar consecuencias negativas sobre los representantes legales y
socios de la empresa.

Esto implica llevar a cabo un proceso de disolución y liquidación, que terminará con la declaración de quiebra judicial,
cumpliendo las exigencias legales, pero sobre todo, teniendo presente su situación tributaria.

Cabe señalar que las acciones recomendadas en este artículo no solo son legales, sino que además es lo que todo empresario
responsable debe hacer, si la empresa no puede cumplir el pago de sus obligaciones y no es posible revertir esa situación lo
que corresponde es liquidar la empresa y en ese momento solicitar la declaración judicial de quiebra de la empresa.
Aclaramos esto porque en alguna oportunidad hemos recibido comentarios adversos y en tono de crítica de parte de
funcionarios de Sunat sobre nuestra actividad, al asesorar a empresas en la quiebra judicial, como si se tratara de un acto al
margen de la ética empresarial, para lograr que se suspenda las cobranzas coactivas; ante este comentario, nuestra
respuesta fue la siguiente: Nosotros no quebramos empresas, sólo nos encargamos de “enterrar” las empresas que ustedes
“matan”, y así evitamos más perjuicios a los empresarios.

El artículo 417 de la Ley General de sociedades establece que si durante la liquidación se extingue el patrimonio de la
sociedad y quedan acreedores pendientes de ser pagados, los liquidadores deben convocar a la junta general para
informarla de la situación sin perjuicio de solicitar la declaración judicial de quiebra, con arreglo a la ley de la materia.

Nótese que esta es una obligación del liquidador. La Administración tributaria notifica a los liquidadores requerimientos en
los que solicita que se acredite el pago de la deuda o de lo contrario la constancia de haber solicitado la declaración de
quiebra judicial conforme lo establecido en el mencionado artículo. Es importante tener presente que en caso de no cumplir
con las exigencias legales sobre la quiebra la Administración Tributaria podría pretender imputar responsabilidad solidaria
sobre el representante legal de la empresa.

Efectos de la quiebra:

A través de la quiebra, el juez declara legalmente extinguido el patrimonio del deudor así como la incobrabilidad de los
créditos pendientes de pago.

La declaración de quiebra se inscribe en el Registro de la Oficina Registral del domicilio del quebrado. El quebrado en el caso
de una empresa, es la empresa misma, no sus accionistas o representantes legales, por tanto los efectos de la quiebra que
le impiden participar en sociedades o en la dirección de empresas, no alcanza a sus socios o representantes legales.

Nuestro Estudio tiene amplia experiencia asesorando empresarios en los procesos de disolución y liquidación de sociedades,
así como en el proceso de declaración de insolvencia y quiebra judicial.
Artículo 99.- Procedimiento judicial de quiebra
Artículo 100.- Efectos de la quiebra
Artículo 101.- Rehabilitación del quebrado
Artículo 102.- Quiebra en la Ley General de Sociedades
Artículo 99.- Procedimiento judicial de quiebra
99.1 Cuando en los procedimientos de disolución y liquidación se verifique el supuesto previsto en el Artículo 88.7 el
Liquidador deberá solicitar la declaración judicial de quiebra del deudor ante el Juez Especializado en lo Civil.

99.2 Presentada la demanda el Juez, dentro de los treinta (30) días siguientes de presentada la solicitud, y previa verificación
de la extinción del patrimonio a partir del balance final de liquidación que deberá adjuntarse en copia, sin más trámite,
declarará la quiebra del deudor y la incobrabilidad de sus deudas.

99.3 El auto que declara la quiebra del deudor, la extinción del patrimonio del deudor y la incobrabilidad de las deudas,
deberá ser publicado en el Diario Oficial El Peruano por dos (2) días consecutivos.

99.4 Consentida o ejecutoriada la resolución que declara la quiebra, concluirá el procedimiento y el Juez ordenará su
archivo, así como la inscripción de la extinción del patrimonio del deudor, en su caso, y emitirá los certificados de
incobrabilidad para todos los acreedores impagos. Asimismo, la declaración de la extinción del patrimonio del deudor
contenida en dicho auto, deberá ser registrada por el Liquidador en el Registro Público correspondiente.

99.5 Los certificados de incobrabilidad también podrán ser entregados por la Comisión en aquellos casos en los que un
acreedor manifieste su voluntad de obtenerlos una vez que se acuerde o disponga la disolución y liquidación del deudor.
Dichos certificados generarán los mismos efectos que aquéllos expedidos por la autoridad judicial en los procedimientos de
quiebra. En tal caso, la Comisión emitirá una resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento concursal.

99.6 La declaración de la incobrabilidad de un crédito frente a una sucursal que es declarada en quiebra, no impide que el
acreedor impago procure por las vías legales pertinentes el cobro de su crédito frente a la principal constituida en el exterior.

COMENTARIOS:

El numeral 99.1 establece que cuando en los procedimientos de disolución y liquidación se verifique el supuesto de haberse
extinguido la totalidad del activo del deudor, se deberá presentar la demanda de declaración judicial de quiebra del deudor
ante el Juez especializado en lo Civil.

La quiebra no es fenómeno económico que interese solo a los acreedores. Se trata de una manifestación de carácter
económico- jurídica, en la que el Estado tiene interés preponderante fundamental.

El numeral 92.2 señala que luego de presentada la demanda, el juez de la causa dentro de los treinta (30) días de recibida y
declarara mediante auto motivado la quiebra del deudor y la incobrabilidad de las deudas no canceladas por el liquidador.
Por ende, es necesario que verifique la extinción total del patrimonio a partir del balance final de liquidación.

En el caso de declaración en quiebra, por lo contrario, el fallido queda privado de todo poder sobre sus bienes, de donde la
ley menciona en forma clara el régimen de desapoderamiento y los bienes desapoderados, con las exclusiones de
determinados bienes que la ley enumera en forma expresa.

El numeral 99.3 prescribe que el auto que declara la quiebra del deudor, la extinción del patrimonio y la incobrabilidad de las
deudas, debe ser publicado en el Diario Oficial "El Peruano" por dos (2) días consecutivos, con lo cual se otorga la publicidad
debida al tema falencial.

El numeral 99.4 establece que consentida o ejecutoriada el auto que declara la quiebra concluirá el procedimiento y el Juez
ordenara su archivo, así como la inscripción de la extinción del patrimonio del deudor, y en su debida oportunidad otorgara
los certificados de incobrabilidad a todos los acreedores impagados. Asimismo, se ordena que dicha declaración sea inscrita
por el liquidador en el Registro Publico correspondiente. Consideramos que debió incluirse en la norma bajo responsabilidad,
pues resulta importante que se otorgue la publicidad registral al asunto de la extinción de la empresa, sobretodo para efectos
tributarios.

El numeral 99.5 señala que los certificados de incobrabilidad podrán ser entregados por la comisión en aquellos casos que
un acreedor manifieste su voluntad de obtenerlos una vez que se acuerde o disponga la liquidación del deudor. Ello resulta
ser expeditivo para los acreedores, a lefectos de no participar del procedimiento, a sabiendas de no obtener resultados
satisfactorios de cobro, con lo cual la Comisión debe expedir resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento
concursal.

El numeral 99.6 prescribe que la declaración de incobrabilidad de un crédito frente a una sucursal que es declarada en
quiebra, no impide que el acreedor impago procure por las vías legales pertinentes el cobro de su crédito frente a la principal
constituida en el extranjero. La finalidad es arribar a mecanismos que favorezcan la protección del crédito de los acreedores
e incentiven una labor diligente del deudor.

Luego de lo expresado debemos mencionar que la doctrina señala de acuerdo a lo expresado por
integro.

Pajardi consiste, concretando las siguientes notas diferenciales:

1) La quiebra comprende todo el patrimonio del deudor abarcando los convenios pendientes;

2) La quiebra se instaura y se desarrolla en el interés de todos los acreedores;

3) En la quiebra se establecen todas las relaciones de los acreedores con todos los bienes del deudor según el principio de
la distribución de las pérdidas en igual medida (par conditio creditorum);

4) La quiebra se declara mediante una sentencia de comprobación (certeza de derecho) de los presupuestos de la ley;

5) La declaración de quiebra excluye el ejercicio de la acción ejecutiva ordinaria del acreedor.

6) El proceso de quiebra es conducido por un especial órgano judicial el cual se sustituye de modo especial a los acreedores
y al deudor;

Por nuestra parte nos inclinamos a sostener que la quiebra o proceso de quiebra mas que un mecanismo

Artículo 100.- Efectos de la quiebra


100.1 El quebrado, mientras dure ese estado, está impedido de:

a) Constituir sociedades o personas jurídicas, en general, o de formar parte de las ya constituidas;

b) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades o personas jurídicas, en general;

c) Ser tutor o curador, o representante legal de personas naturales;

d) Ser administrador o liquidador de deudores en los procedimientos regulados en la Ley.

100.2 El quebrado no deviene en incapaz por razón de la quiebra, por lo que puede ejercer sus derechos civiles sin más
limitaciones que las señaladas en el párrafo anterior.

100.3 Al Presidente del Directorio de la empresa concursada así como al titular de ésta se le aplican los mismos efectos
señalados en el numeral primero del presente artículo derogado por el Artículo 2 de la Ley N° 28709.

100.4 Corresponde al liquidador o a cualquier interesado inscribir la quiebra en el Registro pertinente.

COMENTARIOS:

El numeral 100.1 establece que el quebrado estará impidiendo mientras dure su estado falencial de realizar las actividades
siguientes:

(i) Constituir sociedades o personas jurídicas en general;

(ii) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades;

(iii) Ser tutor o curador o representante legal de personas naturales;

(iv) Ser administrador o liquidador de deudores.

En verdad, no pareciera demasiado grave la imputación: algo similar han dicho las tratadistas italianos, al criticar su Código
de Comercio de 1865 que, siguiendo los lineamientos de las leyes francesa y belga de la materia, había omitido este tipo de
regulación más casuística y por ello mismo (no siempre el casuístico es deplorable), más necesaria. La contrucción
doctrinaria sobre las quiebras o bancarrotas había elaborado un conjunto de reglas, acorde con las diversas situaciones
planteadas que procuraban conciliar los intereses de lo ya existente, contrapuesto por la quiebra.

Tales efectos se orientan a restricciones de índole societaria principalmente (como puede ser la constitución de sociedades
o la asunción de cargos directivos o gerenciales), dejándose a salvo los derechos civiles del quebrado.

Si bien la normativa vigente va directamente a los casos, es posible enunciar algunos principios generales en la materia:
a) Cuando se hace referencia a las relaciones jurídicas preexistentes quiere decirse aquellas que, si bien perfeccionadas
entre las partes, aun no se encuentran terminadas, a la fecha de declaración de quiebra. Quedan pues, excluidas, tanto las
relaciones no constituidas, todavía, como aquellas otras en la que la obligación de una de las partes ha sido cumplida, de tal
modo que no queda otra cosa que una deuda a favor o en contra del fallido.

b) Por si misma considerada, la quiebra no importa la resolución de las relaciones jurídicas preexistentes; tampoco puede
ser considerada como antecedente (o causa, para los casualistas) para no cumplir. En consecuencia, la relación preexistente
se transmite tal cual a la quiebra, sin sufrir modificaciones en la modalidad como se había constituido
interpartes(naturalmente siempre que ello fuera posible, es decir que no exista una incompatibilidad manifiesta con la
quiebra. Satta aclara que si la misma es inoponible a los acreedores, con mayor razón no puede ser opuesta, posteriormente,
a la quiebra).

c) En esta sistematización de los principios generales orientadores en la materia, los autores están de acuerdo en decir que
posee un carácter substancial a esas relaciones preexistentes, cuyos efectos se extienden, así, más allá del procedimiento
de la quiebra. Conviene tener presente esto para diferenciarlo de la revocación de los actos perjudiciales a los acreedores.

Hemos de acotar que somos contratarios, a lo que establece el inciso pertinente a negar la figura de la incapacidad del fallido,
puesto que consideramos que al incurrir en mala gestión, debe ser comprendido como tal, al interior de la figura de incapaz
relativo, tal como lo prevé nuestro ordenamiento sustantivo. Consideramos que pasar por alto el tema, no ayuda a incentivar
que el comerciante proteja el crédito y realice de manera diligente su labor en el mundo negocial.

El numeral 100.2 establece que el quebrado no deviene en incapaz por razón de su estado falencial, pudiendo ejercer sus
derechos civiles, sin más limitaciones que las señaladas en el numeral precedente.

El numeral 100.3 señala que al Director del Directorio de la empresa concursada, así como al titular de esta se le aplican los
mismos efectos señalados en el numeral 100.1. Asimismo, el numeral 100.4 prescribe que corresponde al liquidador o a
cualquier interesado inscribir la quiebra en el Registro Personal, asunto que coincide con lo establecido en el numeral 99.4
de la presente Ley siendo un acto de mero trámite, pero reiteramos con un grado de responsabilidad que no se sanciona.

Artículo 101.- Rehabilitación del quebrado


101.1 Transcurrido el plazo de cinco (5) años contado desde la fecha de expedición de la resolución judicial que declara la
quiebra, cesará el estado de quiebra, aun cuando los créditos no se hubieran alcanzado a pagar con los bienes del quebrado,
siempre que se acredite que el deudor no ha sido condenado por los delitos previstos en los Artículos 209, 211, 212 y/o 213
del Código Penal, así como que no tiene procedimiento penal abierto por dichos delitos.

101.2 Producido el cese del estado de quiebra, cualquier interesado podrá solicitar la cancelación de las inscripciones que
se hubiesen realizado en el Registro Personal y en los registros correspondientes, para lo cual bastará con la presentación
del certificado expedido por la autoridad competente que acredite no haber sido condenado por los delitos previstos en los
artículos mencionados en el párrafo anterior, así como que no tiene procedimiento penal abierto por los mismos.

101.3 Cuando el deudor haya sido condenado, el Juez Penal ordenará la inscripción en el Registro Personal de la resolución
consentida o ejecutoriada que establece la responsabilidad penal por dichos delitos. En este caso, sólo podrá obtenerse la
rehabilitación una vez cumplida la pena impuesta.

101.4 El plazo de rehabilitación para los representantes a que se refiere el Artículo 101.1 se computa desde la fecha en que
quede firme o consentida la resolución que declara la quiebra de la persona jurídica que representan.

101.5 En estos casos, también procede la inscripción en los términos del Artículo 100.4.

COMENTARIOS:

El numeral 101.1 señala que transcurrido un plazo de cinco (5) años contado desde la fecha de expedición de la resolución
judicial de quiebra, culmina el estado falencial del deudor, aun cuando no se haya cancelado los créditos y siempre que no
hay sido condenado por los delitos de quiebra fraudulenta o connivencia maliciosa previstos en el Código Penal o tener
procedimiento penal abierto por dichos delitos.

El fallido queda inhabilitado desde la fecha de la quiebra.

No se puede olvidar que en esta palabra perdura una nota infamante, caracterizando la quiebra de los viejos tiempos; aun un
tratadista de la talla de Satta se refiere a una "buena conducta especifica" dirigida a la reparación del daño producido con
la quiebra o bancarrota, agregando que el plazo de cinco años es relativamente breve.

La rehabilitación es automática, no necesita sustanciación y, en definitiva, la resolución jurisdiccional que se adopte en ese
sentido es para tornar operativo el levantamiento y tiene mero carácter declarativo.

Se limita a reconocer un derecho que el afectado adquirió por imperio de la ley. El efecto de la resolución jurisdiccional lo es
retroactivo al momento en que se adquirió el derecho, con efecto al día en que se produjo el cese efectivo de la inhabilitación.
Es igual que en la prescripción liberatoria: el juez declara prescripto un derecho, con efecto al día en que la prescripción
opero, y se limita a verificar si no hubo causales interruptoras o suspensivas del plazo.
García Caffaro tomando una cita de Rocco, ubica el enfoque del instituto diferenciándolo, conforme a dos grandes
normativas: por un lado, la germánica, mirando suavemente la incapacidad falencial a fin de que, terminando el concurso, el
fallido fácilmente y con relativa rapidez reintegrarse al comercio; y por el otro, la corriente latina (nosotros diríamos,
precisando un poco, la de influencia francesa, por la repercusión de sus leyes sobre quiebra), apegada al carácter infamante
de la institución quiebrista, con toda su secuela personal. No debe tomarse al pie de la letra, sin embargo esta mención
generalizante; basta para ello consignar que en la propia Italia su Código de Comercio de 1882 no establecía el procedimiento
de rehabilitación, el que fue posteriormente instituido en su Ley de Quiebras de 1942.

En consecuencia, como establece el numeral 101.2 a partir de la rehabilitación, el fallido puede dedicarse a ejercer el
comercio por su propia cuenta, sin que los bienes que pese a adquirir en el futuro deban responder por las deudas de su
bancarrota o quiebra; se trata – entendemos- de dos etapas perfectamente delimitadas.

En efecto, en el ámbito de la quiebra, la rehabilitación puede ser definida como una declaración judicial en virtud de la cual
se habilita de nuevo al quebrado para el ejercicio de aquellas actividades y derechos para los que había sido inhabilitado
como consecuencia de la declaración de quiebra.

Hemos de observar que la Ley incorpora a diferencia de la anterior legislación concursal, la institución de la rehabilitación
del quebrado persona natural, con el objetivo de dotar de seguridad a los negocios jurídicos de la persona declarada en
quiebra ya que a partir de cumplido el plazo correspondiente desde la expedición de la resolución judicial que declara la
quiebra puede cesar dicho estado.

La persona natural que luego de estar sometida a un proceso concursal que desencadeno en la liquidación de su patrimonio
y que luego de extinguido, fue declarada en quiebra, por medio de esta precisión legal tiene la posibilidad de dejar de estar
en la condición permanente de quebrado, es decir, de incapacidad relativa.

La Ley otorga una excepción, la misma se produce cuando el deudor ha sido condenado por los delitos tipificados en los
artículos 209, 210,211, 212 y 213 de Código Penal, es decir, cuando en un proceso concursal el deudor, la persona que actúa
en su nombre, el administrador o el liquidador oculte bienes, simule, adquiera deudas, enajenaciones, gastos o perdidas y
realice actos de disposición patrimonial preferentes o no , posponiendo el pago del resto de acreedores, así como los demás
delitos tipificados en los artículos mencionados del Código Penal.

El numeral 101.3 establece que cuando la persona ha sido condenada por el Juez Penal, este ordenara la inscripción en el
Registro Personal de la resolución consentida o ejecutoriada que establece la responsabilidad penal por dichos delitos. De
esta manera la persona condenada no se liberara de la situación de quebrada y por ende, de la situación de incapaz relativo.

Asimismo, el numeral 101.4 fija como plazo de rehabilitación para los representantes a que se refiere el numeral 101.1 desde
la fecha en que queda firme o consentida la resolución que declara la quiebra de la persona jurídica que representan, en
cuyo caso en observancia con el numeral101.5 procede la inscripción a cargo del interesado.

Artículo 102.- Quiebra en la Ley General de Sociedades


Cuando se produzca el supuesto previsto en el Artículo 417 de la Ley General de Sociedades, el Juez competente tramitará
la declaración de quiebra del deudor de conformidad con las disposiciones establecidas en el presente Título, sin que para
tal efecto sea necesario que dicho deudor se someta al Procedimiento Concursal Ordinario previsto en la Ley.

COMENTARIOS:

La figura de quiebra en la Ley General de Sociedades, se enmarca en lo dispuesto en el artículo 417 que establece que los
liquidadores de las sociedades sometidas a procesos liquidatorios al amparo de la Ley General de Sociedades, podrán
solicitar al Juez la declaración judicial de quiebra del deudor de acuerdo a lo establecido en el proceso de quiebra regulado
en la presente Ley.

La precisión de la Ley respecto a que puedan utilizarse las normas concursales para iniciar la quiebra, luego de la extinción
del patrimonio de la empresa sometida a una liquidación al amparo de la Ley General de Sociedades, reduce costos a las
partes ya que se ha eliminado el presupuesto que los liquidadores se encuentren administrando procesos liquidatorios bajo
el amparo del cuerpo legal antes citado, tengan que necesariamente iniciar procesos concursales antes de iniciar el proceso
de quiebra. De esta manera se reduce tiempo y por tanto costos que generarían tener obligatoriamente que pasar por un
proceso concursal antes de llegar a obtener el auto de quiebra en sociedades cuyas liquidaciones se han visto regidas por
la Ley General de Sociedades.

Potrebbero piacerti anche