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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICO-SOCIALES


DHER
MATERÍA: TEORÍA DE LA HISTORIA
PROFESOR: LUIS FERNANDO GRANADOS

HISTORIA, UN OFICIO ENTRE EL ARTE Y EL MÉTODO


José Antonio Montiel Vera
Xalapa, Ver, 29/03/19
La reflexión crítica de la historia sobre su proceder intelectual la ha llevado a reformular sus
preguntas y objetos de investigación. ¿Qué dice? y ¿a qué aspira con lo que dice? son preguntas que
han motivado a los historiadores a criticar su oficio y a localizar desde qué punto del sistema
construyen sus argumentaciones. El oficio agotó el cajón del positivismo pues no logró establecer
verdades ni leyes del movimiento, aun así, ha sido autocrítico y ha logrado establecer autoridad
científica a través de la renovación de sus métodos, desde hace apenas medio siglo, se ha
embarcado en comprender los sucesos irrepetibles que acontecieron en espacios y tiempos
dispersos, se ha interesado en lo atípico y extraordinario opuesto a la historia serial y al
estructuralismo. Es científica, menciona De Certeau, “la operación que cambia el medio”, es decir,
la crítica que transforma la condición de producción.1 La historia aunque no tiene un objeto de
investigación definido (ya que siempre está en definición y en constante construcción) y siempre
haya recurrido a las fuentes primarias y a la narración desde “tiempos inmemorables”, es científica
porque ha transformado su proceder, modificado las formas de observar el documento y criticado la
forma en que representa los hechos. Pero además de ser científica por el tratamiento de sus fuentes,
la historia también se encuentra dentro del arte e incluso puede remitirse a la subjetividad del autor.
El uso de técnicas reflexivas forjadas en el campo de la literatura han ampliado sus horizontes
interpretativos para poder representar la realidad social y construir casi a profundidad su contexto
de producción, es decir, a través del arte se ha renovado y ha podido representar históricamente a
seres sociales como a sus prácticas esporádicas, incluso, la aspiración de la historia a comprender la
experiencia humana ya ha sido auspiciada por la literatura que estimula la imaginación sobre lo real.
El trabajo del historiador como su objeto de investigación son productos sociales anclados a un
lugar físico y a un tiempo, su oficio está inmerso en la super-estructura de la sociedad la cual
delimita el cómo proceder y el cómo conocer. Si la situación social cambia también cambia el
modelo de trabajo y el discurso de la historia –se desechan las viejas formas de hacer historia y se

1
DE CERTEAU, [1975] 2006, 85
terminan estableciendo otras (por ejemplo, la historia científica anunció la muerte de la historia
monumental, y hoy se sabe que la historia, por más pretensiosa, está colocada en el terreno de la
representación). El historiador y los fenómenos que analiza están situados en un espacio y tiempo,
son productos de un lugar y de una época que están dispuestos a ser transformados. La organización
de la escritura de la historia es una práctica que pertenece a espacios y a reglas, en su proceso
autocrítico ha pretendido incluir técnicas y actitudes como la objetividad y la imparcialidad.
Lorraine Daston, menciona que la objetividad, como una virtud científica del siglo XIX, fue
adoptada por los historiadores de la época como una forma para proceder científicamente en donde
la organización de las fuentes, la elaboración de la evidencia y su demostración marcaron lar reglas
del método historiográfico. Imparcialidad no es sinónimo de objetividad, es una actitud que ya
había sido practicada por los humanistas del siglo XVIII y que fue asumida por los historiadores
modernos. 2 El tratar al hecho como cosa, fenómeno u objeto implica un distanciamiento de carácter
metodológico entre el investigador con sus fuentes y con su entorno, sin embargo, aunque la
historia científica haya navegado con banderas de objetividad y creado indicadores racionales, la
naturaleza del autor como sujeto es la que termina imponiéndose sobre el relato.
La cientificidad de la historia no reside en lo que demuestra sino en la conciencia de su proceder,
en la autocrítica de sus métodos, en la demostración de la técnica y en la imparcialidad del manejo
de sus fuentes, uno de sus objetivos es construir una visión clara del pasado a través de las reglas
que dan autenticidad a su oficio. De alguna manera la historia es una comunidad que comparte
comportamientos e incluso llega a tener un consejo de ancianos, por lo que el historiador se
convierte en cofrade de la tribu, se enfrenta a rituales de paso y para consagrarse en el oficio
demuestra seriedad al dar cuenta de las fuentes consultadas. Desde el siglo XIX, en la tradición
historiográfica fundada por Ranke, no ha sido concebible escribir una historia sin erudición basada
en la crítica de las fuentes primarias y en la verificación de los hechos, desde aquel entonces el
relato y el comentario coincidieron en la narración histórica moderna. A través del uso de notas al
pie se ha criticado la veracidad científica de otros historiadores que han recurrido a fuentes
similares como también se ha posibilitado el diálogo del autor con investigadores rivales.3 La nota
al pie de página representa el proceso de investigación que sustenta al texto, es una herramienta
fundamental o punto de apoyo donde ejercen presión los problemas del debate historiográfico, es

2
DASTON, 2014
3
Aunque el uso de la nota al pie presume la erudición de los historiadores también demuestra la afiliación
de estos a algún bando ideológico, las notas pueden hacer pasar como verídicas tesis en donde las fuentes
han sido utilizadas no solo para comprobar los hechos sino también para adornarlos. Como cualquier
artefacto las notas al pie surgieron en contextos tecnológicos e intelectuales, por lo que el Grafton propone
que esta característica técnica del relato historiográfico moderno tuvo prototipos que se remontan al
renacimiento o incluso hasta la edad antigua.
una tecnología moderna que ha perfeccionado la crítica y profesionalizado el oficio del historiador.
La disciplina heredó una pasión por las pruebas documentales y un rigor en la demostración de sus
argumentaciones, aunque su origen y naturaleza son literarios, su sentido crítico la orientó a
transformar la narrativa y a ejecutarla en dos niveles separados y con ritmos distintos.4 La doble
narración permite a los investigadores sustentar rigurosamente cada argumento con las pruebas
pertinentes.
La historia se ha forjado como disciplina investigativa y como forma narrativa, estudia las
maneras en que se llega a la evidencia y reflexiona sobre el proceso de representación de la
documentación, en pocas palabras el oficio es una combinación entre la narración y el archivo. Así
como no hay una distinción entre forma y contenido, tampoco la hay en relación a la narración y a
la documentación, ya que el trabajo de archivo debe ir acompañado de la imaginación analítica del
investigador. El archivo puede ejercer una atracción pasional sobre el historiador. No es lo viejo, lo
conservado o ilegible de las fojas, más bien son los fragmentos de vidas, las historias narradas que
fascinan a los investigadores y que incluso pueden llegar a imponerse sobre el problema de
investigación. El archivo es ambiguo, al mismo tiempo que informa sobre los individuos y la
sociedad (reglas, instituciones, autores), también crea ficciones y leyendas, es decir “juega con lo
real y con la verdad”.5 Los archivos en el pasado funcionaron como instrumentos administrativos
del poder monárquico, en el presente pueden administrar la verdad y la censura del estado, sin
embargo, la intención original para la que fueron creados no tiene nada que ver con la utilidad que
el historiador le da. Es necesario tomar distancia de los discursos contenidos en el archivo para no
identificarse con los actores o acumular historias fascinantes, ya que contienen una intención, están
ahí para “provocar” y “hacer creer”,6 narran un testimonio junto con sus posible mentiras, además,
su acumulación y presentación al público también ha sido intencionalmente. El archivo no describe
la vida cotidiana pero si una parte de ella, da cuenta del discurso dominante construido por el poder
y del discurso masculino dominante, por lo que los comportamientos acumulados en sus legajos
deben entenderse como prácticas sociales situadas en un tiempo y espacio.
¿A qué le presta mayor importancia el historiador, al análisis de fuentes de archivo o a la
discusión historiográfica, al método o a la narrativa? La pretensión de verosimilitud por parte de los
historiadores los ha llevado a problematizar la escritura de la historia, los posmodernos se han
preocupado en cómo transformar el conocimiento generado por el contraste de fuentes en narración
histórica. La argumentación historiográfica es una coyuntura reflexiva que articula la teoría, la

4
GRAFTON , 1998, 131
5
FARGE, [1989]1991, 25
6
FARGE, [1989]1991, 64
imaginación, y la documentación. Para Hayden White en la narrativa de la historia no hay una
diferencia entre fondo y forma porque no puede entenderse por separado el cómo conocer y el qué
decir, no desvincula el método de la representación, ya que todo argumento en historia es resultado
de la problematización de las fuentes y de su representación a través de la escritura. Este autor
problematiza la narrativa del discurso histórico, crítica el posicionamiento de la historia como
campo del conocimiento que pertenece a lo real, ya que la historia aunque tenga pretensiones
científicas, representa una realidad que sólo es concebible a través de la imaginación y por lo tanto
no es posible experimentar.7 Para el autor la narrativa histórica tiene su equivalente en la narración
mítica ya que en ellas no se distingue lo real de lo imaginario. La narrativa es una invención de la
historia que intenta representar de forma realista supuestos acontecimientos reales. La narrativa que
adopta el historiador moderno implica una postura subjetiva por parte del sujeto que ejerce la
narración, éste impone su autoridad narrativa, decide que acontecimientos excluir, cuales son
dignos de ser contados y como conclusión establece un juicio sobre los acontecimientos narrados, el
historiador incluso puede encontrar validez de sus argumentaciones en un programa político.8 El
proceder historiográfico debe actualizar lo relevante, posiblemente recuperar lo sublime histórico y
valorar el realismo de la historia.
Es importante resaltar la relación entre la historia y la literatura, es decir, atender el carácter
artístico o subjetivo del oficio, ya que no es la documentación o la narración lo que le da sentido a
la disciplina, es el escritor que a través de su narración le da orden a la documentación. El sentido
de las cosas que representa la historia a través de la escritura es establecido por el narrador, él
decide que es lo relevante y define las coincidencias de los sucesos. El pasado es creado desde el
presente, desde esta trinchera el historiador le da sentido a la documentación, interpreta al archivo,
le otorga una función diferente, y a través del citado de fuentes le da veracidad a lo que narra; en
este sentido el pasado y la documentación no hablan por sí solos, la voz se las concede el sujeto
narrador. La escritura funciona como dispositivo de representación de la investigación, permite dar
cuenta de lo discontinuo y establecer un manejo de tiempos, por más que instrumentalice el orden
del archivo, siempre el historiador impone un orden arbitrario. La historia no camina sobre lo
concreto pero tampoco pretende pisar el terreno de lo ficticio, su escritura es un dialogó entre lo
posible y lo real, por lo tanto es necesario volver a redefinir lo científico de la historia pero no desde
lo abstracto de los paradigmas, sino desde la práctica misma de la escritura de la historia.
¿Es posible o incluso necesario regresar el oficio de la historia al género de la gran literatura?,
Carlo Ginzburg renueva el debate sobre los límites de la historia y la literatura –límites porosos en

7
WHITE, [1987] 1992, 35
8
WHITE, [1987] 1992, 81
donde el historiador dialoga con la imaginación y la realidad. Ya no es posible seguir escribiendo
una historia que se remita a la comprobación de hipótesis, a establecer verdades, o que preste
atención a lo macroscópico y cuantitativo propuesto por los annales de Braudel. Por lo que este
autor es partidario de una historia menor o micro que hable sobre la inmersión del ser humano en lo
cotidiano. A través de una actitud literaria el historiador puede representar la vida práctica en su
realidad social como también rescatar los imprevisible e irrepetible de los sucesos los cuales se
encuentran dispersos en los archivos, en el espacio y en el tiempo. La documentación que siempre
es insuficiente no construye la historia, sino la historia se teje desde la imaginación del investigador
en conjunto con su referente documental y datos involuntarios, por lo tanto, la incertidumbre –
connotada negativamente por la ciencia jurídica– en el historiador forma parte de su relato. El
problema es cómo el investigador puede reconstruir un ambiente y una realidad que por naturaleza
son efímeros e irreversibles sin caer en la “invención”. Para Ginzburg, quien pone como ejemplo a
Natalie Zemon Davis, la invención a la que el historiador debe recurrir debe estar “anclada
sólidamente a las voces del pasado”, su preocupación no es la contraposición entre lo verdadero y lo
inventado, sino la integración de “realidades y posibilidades” con las cuales es posible reconstruir
una realidad total.9

Trabajos citados
GRAFTON , A. (1998). Los orígenes trágicos de la erudución. Buenos Aires: FCE.

DASTON, L. (2014). "Objetivity and Impartiality: Epistemic Virtues in the Humanities". En Rens Bod,
Jaap Maat, & Thijs Weststeijn, The Making of the Humanities. Amsterdam: Amsterdam
University Press.

DE CERTEAU, M. ([1975] 2006). La escritura de la historia. México: Universidad Iberoamericana.

FARGE, A. ([1989]1991). La atracción del archivo.

GINZBURG, C. ([2006] 2010). El hilo y las huellas: lo verdadero, lo falso y lo ficticio. Buenos Aires:
FCE.

WHITE, H. ([1987] 1992). El contenido de la forma: Narrativa, discurso y representación. Barcelona:


Paidós.

9
GINZBURG, [2006] 2010, 439

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