Los primeros microorganismos que se encontraron causando enfermedad en
insectos, fueron los hongos por su crecimiento macroscópico sobre la superficie de sus hospederos. Algunos hongos entomopatógenos sin embargo no producen crecimiento superficial o producen muy poco. La mayoría son patógenos obligados o facultativos y algunos son simbióticos. Su crecimiento y desarrollo están limitados principalmente por las condiciones ambientales externas en particular, alta humedad y temperatura adecuada para la esporulación y germinación de esporas. Las enfermedades causadas por estos hongos son denominadas “micosis” (Tanada y Kaya 1993).
Los hongos entomopatógenos poseen características muy especiales que les
permiten sobrevivir en forma parasítica sobre los insectos y en forma saprofita sobre material vegetal en descomposición. El crecimiento saprofito puede dar como resultado la producción de conidióforos, conidias y desarrollo miceliar, lo cual permite que el hongo pueda ser cultivado en el laboratorio utilizando técnicas de producción en masa de bajo costo (Alean Carreño, 2003).
Entre los hongos más utilizados como insecticidas biológicos se incluye a
Beauveria bassiana (Balsamo) Vuillemin y Metarhizium anisopliae (Metchnikoff) Sorokin (Monzón, 2001; Rodríguez y Arredondo, 2007). Aproximadamente el 80% de las enfermedades que se producen en los insectos tienen como agente causal un hongo (Badii y col, 2006). Se conocen aproximadamente 100 géneros y 700 especies de hongos entomopatógenos. Entre los géneros más importantes se encuentran: Metarhizium, Beauveria, Aschersonia, Entomophthora, Zoophthora, Erynia, Eryniopsis, Akanthomyces, Fusarium, Hirsutella, Hymenostilbe, Paecelomyces y Verticillium (Monzón, 2001).
Un factor clave de la eficacia en el uso de microorganismos entomopatógenos
es, la identificación de la interacción plaga y hongos entomopatógenos nativos, para de este modo poder seleccionar el microrganismo de mayor potencialidad con base en su virulencia, persistencia, especificidad y los costos de producción del patógeno (Villalobos, 1992).
En este trabajo se estableció como objetivo, aislar e identificar hongos
entomopatógenos de suelo y así observar las características macroscópicas y microscópicas del hongos entomopatógenos.
BIBLIOGRAFIA
TANADA, Y.; KAYA, H. 1993. Insect Pathology. Academic Press. San
Diego, California. (USA). 666 p Alean Carreño I. 2003. Evaluación de la patogenicidad de diferentes hongos entomopatógenos para el control de la mosca blanca de la yuca Aleurotrachelus Socialis Bondar (Homoptera: Aleyrodidae) bajo condiciones de invernadero. Tesis de Licenciatura en Microbiología Agrícola y Veterinaria. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Básicas. Microbiología Agrícola y Veterinaria. Bogotá, D. C. Colombia. pp 116. Monzón A. 2001. Producción, uso y control de calidad de hongos entomopatógenos en Nicaragua. Avances en el Fomento de Productos Fitosanitarios No-Sintéticos. Manejo Integrado de Plagas (Costa Rica) 63: 95 - 103. Rodríguez L. A., Arredondo H. C. 2007. Libro: Teoría y Aplicación del Control Biológico. Sociedad Mexicana de Control Biológico, México. pp. 303. Badii, M. H., Abreu. J. L. 2006. Biological control a sustainable way of pest control. International Journal of Good Conscience. 1(1): 82-89. Villalobos, F. J. (1992). The potential of entomopathogens for the control of white grub pests of corn in Mexico, pp. 253-260. En: T. A. Jackson & T. R. Glare (Eds.), Use of pathogens in scarab pest management. Intercept. England.