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Aprendiendo a enseñar, enseñando a aprender1.

Jorge Said Barahona2

Las formas de enseñar

Creo que una de las preguntas que todos los docentes se realizan alguna vez
es: ¿Cómo enseñar para que los estudiantes aprendan?, tal como advierte
Amat, el hecho de que sea una pregunta repetida no significa que sea una
pregunta fácil de responder. Debido a esto es que aun podemos observar a
docentes que no desarrollan las competencias necesarias como para
transformarse en facilitadores del proceso de enseñanza.

Siguiendo esta lógica, es posible determinar que uno de los problemas más
comunes en los docentes, es aprender a equilibrar el uso de los métodos y
medios pedagógicos, dado que el oficio se aprende en la práctica. Aun así, para
el caso de Chile, la escasez de buenos profesores, esta mas influido por los
limites de la “formación académica”, dado que las pedagogías en Historia
mayormente producen profesores con un pésimo manejo teórico y conceptual
sobre los contenidos, pero por otra parte, las Licenciaturas en Historia producen
docentes con un amplio manejo teórico más un profundo dominio de los temas
históricos, pero con un escueto conocimiento sobre la didáctica misma de la
disciplina histórica.

Frente a lo señalado y respondiendo a la pregunta en si, pienso que las formas


de enseñar para que el alumno aprenda, son diversas, y dudo mucho también
1
Ensayo basado en : Amat, Oriol(2002): Aprender a enseñar: una visión practica de la formación
de formadores, ediciones gestión, España.
2
Licenciado en Historia, cto: Jsaid@hablemosdehistoria.com
que exista una formula especial como para lograrlo, ya que como se señalo
anteriormente el oficio se aprende en la práctica, ya que es ahí cuando el
profesor aprende a saltarse los limites impuestos en el decreto N°220 (para el
caso chileno), porque para que el aprendizaje sea significativo siempre habrá
que ir un poco más allá de lo establecido, aunque reitero, eso se realiza en la
práctica, ya que cada alumno es distinto y cada uno aprende a su manera.

Ahora bien, la concreción de los objetivos propuestos en el proceso de


enseñanza, quedan adscritos al manejo que posea el profesor de los métodos y
medios de enseñanza, como señala el autor, solo un profundo conocimiento
sobre la didáctica asegurará la concreción del aprendizaje, porque al parecer en
la didáctica comienza el arte de enseñar.

Estilos de aprendizaje

Según el texto de Oriol Amat, las formas y estilos de aprendizajes son bastante
diversos, por lo cual se han erigido distintas nomenclaturas para clasificarlas,
facilitando el estudio e investigación en el campo del aprendizaje.
De este modo, Amat realiza una breve revisión de gran parte de la extensa
gama de estudios al respecto, partiendo desde los aportes de la psicología del
aprendizaje.
Siguiendo lo planteado por Kolb, el cual menciona cuatro estilos de aprendizaje:
convergente, divergente, asimilador y acomodador, haciendo hincapié en la
asimilación de las materias.

Sin embargo las clasificaciones de los estilos de aprendizaje dictadas en su


mayoría desde la psicología, serían las que tendrían un mayor efecto en nuestra
sociedad, entendiendo que las extrañas ideas conductistas sembradas por
Pavlov, Thordike y Skinner, se transformarían en todo un paradigma por los
cuales se rigió la educación durante bastante tiempo, métodos que en ningún
caso perseguían el aprendizaje, sino que el condicionamiento.

De hecho, en la actualidad el paradigma educacional que propone el Estado


chileno, guarda estricta relación con estos aportes generados desde la
psicología cognitiva, aunque a estas alturas, el Estado discursivamente propone
una educación basada en métodos constructivistas, como los propuestos por
Dewey, Piaget, Vigotsky, etc., quienes en cierto sentido fueron los que le
entregaron mayor importancia al proceso de aprendizaje, corrigiendo y
desmoronando aquellas viejas premisas que señalaban al estudiante como una
hoja en blanco, o como meros portadores y reproductores de los contenidos
impartidos por el docente. Dentro de esta lógica, es Piaget quien nos brinda una
concepción del aprendizaje bastante completa, señalando que este proceso
tiene que ver con la reconstrucción del individuo, en el cual el sujeto ordena “lo
conocido” frente a lo “desconocido”, estructurando en su cabeza una
comparación entre lo que sabe y lo que debería saber, llevando al sujeto a
reflexionar sobre el proceso que se vive.

Ahora bien, Amat propone en última instancia, que otra manera de clasificar los
estilos de aprendizajes, sería dividirlos por su capacidad de incorporar las
materias a su haber cultural, en este sentido los divide en: teóricos, reflexivos o
pragmáticos, principalmente esta nomenclatura es una de las mas llamativas por
que considera como eje principal de su división, no solo las capacidades sino
también el gusto de los educandos por ciertos contenidos, la cual la hace una de
las mas asertivas, entendiendo que se respeta al educando como un sujeto
construido, que tiene intereses y gustos distintos a los que le imponen en la
escuela.

De esta manera nos acercamos más y más a la triste realidad de nuestro país, el
cual como decíamos anteriormente pregona una idea de educación
constructivista, pero mantiene intacto un sistema educacional conductista, el
cual se observa a los educandos como sujetos sin ningún tipo de interés, por
eso no se les respeta y se les imponen las materias que deben aprender para
convertirse en un ciudadano ejemplar u otro autómata más.

La actitud y aptitud del profesor.

En este punto, Amat describe principalmente la actitud del docente frente a los
estudiantes la cual puede ser negativa o positiva. Sin embargo para que el
proceso de aprendizaje sea concretado, se debe mantener una actitud positiva
frente a los estudiantes, sea como sea, debemos tratar de entenderlos como
sujetos y a la vez como grupo generacional, escuchar sus demandas, sus ideas
y opiniones, esto requiere que el docente le tome el peso a su trabajo y
entienda que mediante su oficio puede marcar significativamente la vida de
aquellos jóvenes, más aun en el caso de la Historia en la cual parte de nuestra
labor es enseñarles a aprender de los errores y aciertos del hombre en otros
tiempos.

Por otra parte, el autor hace mención a las aptitudes del profesor, las cuales
deben estar destinadas a facilitar el proceso de aprendizaje. En este sentido
Amat, nos hace ver que se necesita mantener ciertas aptitudes y si no se las
tiene, adoptarlas como modo estratégico para lograr motivar el proceso de
aprendizaje. Entre estas se hace mención a los aspectos físicos que el profesor
debe dominar: el uso del espacio, el movimiento, el tono de voz, en otras
palabras el docente debe tener un adecuado desplante escénico, como también
debe saber administrar correctamente las pausas.
Sin dejar de lado el correcto uso de los métodos y medios pedagógicos, los
cuales en este ultimo tiempo han ido evolucionando rápidamente a la par de las
nuevas tecnologías computacionales, es más hoy existen desde canciones
hasta juegos educativos, los cuales podemos ocupar íntegramente en las cases
de Historia.
Para finalizar y a modo de conclusión, se puede señalar que el profesor debe
lograr dominar ciertos parámetros, para satisfacer las necesidades de los
estudiantes, porque son ellos quienes necesitan a docentes con actitud positiva,
que sean creativos e innovadores al momento de enseñar los contenidos. En
cierto sentido, el docente debe estar psicológicamente preparado, para que no
mueran sus ganas, no cambie drásticamente su actitud y no ahogar sus
aptitudes en la extenuante rutina laboral, que deben llevar para sobrevivir en
esta sociedad moderna.

Métodos y medios pedagógicos

Hoy en día, el proceso de enseñanza y aprendizaje se evalúa, se planifica y se


diseña, lo cual le permite al docente, seleccionar las estrategias para alcanzar
todo lo que se pretende lograr en dicho proceso.
Esto sin duda alguna facilita el trabajo docente, ya que le permite seleccionar los
medios y métodos pedagógicos, para el desarrollo de sus clases.

Siguiendo lo planteado por Amat, los métodos pedagógicos se deben entender


como una forma para ordenar y desarrollar la clase, para concretar los objetivos
previamente propuestos. Estos métodos se pueden clasificar en métodos
deductivos (como las lecciones magistrales), inductivos (las tutorías) y
analógicos (como los trabajos investigativos).
Las lecciones magistrales, son sin duda alguna uno de los métodos más
utilizados, ya que se enfoca plenamente en la difusión del saber, aún así goza
de ciertos riesgos, ya que al exigir que el docente exponga el tema, el desgaste
físico luego de dos o tres jornadas, es enorme.

El método de las tutorías, es muy efectivo ya que se centra en el “aprender


haciendo”, y se trata básicamente en reuniones concertadas, en las cuales los
educandos reciben el material bibliográfico y luego lo exponen o presentan los
resultados del aprendizaje en informes monográficos o ensayos, este método
exige un alto grado de compromiso entre el estudiante y sus estudios, lo cual
explica su escasa aplicación en las escuelas.

Por otra parte, los medios pedagógicos, son los facilitadores para la realización
de los métodos, de ahí que sea imprescindible que los docentes manejen y
sepan equilibrar el uso y aplicación de ambos. Hoy en día estos últimos han
evolucionado en forma considerable, y van desde la vieja pizarra hasta juegos
interactivos en donde se aprende haciendo.
Aun así, pienso que uno de los medios más efectivos para la enseñanza de la
Historia por ejemplo, es la lectura, acompañada de una propuesta metodológica
que implique el desarrollo de los temas por parte de los alumnos, es sin duda
alguna el medio más eficaz para que el aprendizaje se vuelva significativo.

En este sentido, es valido hacer hincapié en que se debe poseer un manejo


adecuado de estas herramientas, para no caer en esa misma monotonía que
nos hacía odiar las clases cuando íbamos a la escuela.

La necesidad de planificar

La planificación de las unidades y las clases, hoy en día son necesarias ya que
en ellas responden a un diseño previo de la enseñanza, estipulando las
estrategias metodológicas para concretar el aprendizaje, sin olvidar que estas
también contemplan todos los objetivos propuestos previamente al proceso de
enseñanza y aprendizaje.

Como señala Amat, el proceso de planificación, comienza con la fijación de los


objetivos fundamentales (verticales y transversales) en relación a la unidad,
luego se distribuyen los tiempos para cada tema, y por ultimo se adecuan los
métodos y medios pedagógicos para hacer eficaz la concreción de dichos
objetivos.
Toda esta información se plasma en la planificación, la cual puede poseer
distintos formatos (planificación en T, de sabana, etc.), ya que lo importante aquí
es documentar lo que se hará y lo que se pretende alcanzar en el proceso de
enseñanza y aprendizaje.

La planificación, en cierto sentido, influye bastante en el proceso de enseñanza,


ya que le permite al docente administrar correctamente los tiempos, como
también mantener un registro de lo realizado, lo cual es de suma importancia
para la auto evaluación del docente, ya que le permite ver que elementos le
faltan o le sobran a sus clases, haciendo posible el ejercicio dialéctico que
mejora la calidad de nuestro trabajo.

Por otra parte, la planificación no solo es importante para el docente, también lo


es para los educandos, los cuales gracias a estas pueden conocer que es lo que
se pretende lograr en el proceso que atraviesan. Como señala el autor, por
respeto a los mismos estudiantes es de carácter obligatorio que el docente en
cada clase, diga previamente lo que se va a decir, después hay que decirlo y por
ultimo es muy importante decir que se ha dicho.

A propósito de la evaluación

No es para nada extraño el hecho de que hoy en día, la evaluación se halla


transformado en uno de los ejes neurálgicos de la educación, lógicamente esto
se debe a la inmensa utilidad de esta herramienta. Tal como señala Amat, la
evaluación es una herramienta crucial para dimensionar la efectividad del
proceso de enseñanza y aprendizaje, como también para medir la concreción de
los objetivos propuestos.
Siguiendo lo planteado por Amat, la evaluación de los educandos, debe poseer
un carácter plenamente formativo, en la cual se haga énfasis en la superación
de las debilidades, como también para incentivar a los mismos a percatarse de
que es lo que anda mal con sus respuestas. De ahí que las evaluaciones sean
cruciales, antes, durante y después del proceso de enseñanza-aprendizaje,
porque nos ofrecen una visión cuantificada de nuestro rendimiento y nos
demuestran lo que debemos mejorar y también a que puntos poner más
atención.

Por otra parte, la evaluación de los docentes, le permite al profesor dimensionar


la eficacia de sus métodos, por lo cual es bastante importante en el sentido de
que le brinda al docente la oportunidad de replantear sus estrategias a la hora
de dirigir las clases, como también entender sus debilidades y fortalezas en el
desarrollo de las mismas.

La evaluación de los docentes, en el caso chileno, se regula por el “Marco para


la Buena Enseñanza”, el cual establece una serie de criterios con los cuales se
califica el desempeño del profesorado. Este último punto, ha sido sinónimo de
controversia, debido a que en Chile muchos de los docentes de formación
antigua, se opusieron fervientemente a la evaluación docente, obviamente por el
miedo a perder sus trabajos, atribuyendole un carácter punitivo a la misma.

Lo anterior, es bastante llamativo ya que al parecer la evaluación docente, es


una de las pocas que se regula por un marco establecido por el Estado,
paradójicamente, en este país los detectives dirigen redes de prostitución, los
policías carteles de narcotráfico, los doctores matan más gente de la que curan,
las industrias mineras destruyen nuestro entorno natural y en los hospitales y
servicios públicos: ser bien atendido es prácticamente una utopía, y eso no se
evalúa, es más se mantiene en el silencio, lo cual conlleva a que aumente el
desprestigio y desvalorización del trabajo de profesor, entendiendo que se trata
de un trabajo mal remunerado, exigente y agotador, por lo que lógicamente
muchos de los obreros de la educación son absorbidos por la rutina y es ahí
cuando su trabajo comienza a desnivelarse, sin olvidar que a los profesores
jóvenes se les coartan las ganas al sumergirse en este ambiente complejo y
desmotivante, donde la educación es regulada por el mercado el cual en su
lógica de distribuir los capitales humanos, incluso ha buscado entregar el trabajo
de profesor a quienes no lo son( y esto resguardado por leyes como la L.G.E).

A modo de conclusión, se puede señalar que en cierto sentido la evaluación es


la herramienta por excelencia, para mejorar nuestro rendimiento ya sea como
docentes o estudiantes, por lo cual es un aliado crucial en el proceso de
enseñanza y aprendizaje.
En última instancia, debe ser la misma meta-evaluación o sus resultados, las
que deben motivar al docente a continuar ejerciendo su trabajo de forma plena,
independiente de las condiciones e implicancias sociales, políticas y
económicas, es la educación la vía más efectiva para mejorar este mundo al que
tanto criticamos.

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