Bogotá D. C., cuatro de abril de dos mil dieciocho
(aprobado en Sala de la misma fecha)
11001 3103 036 2018 00081 01
Se decide la impugnación que presentó la accionante contra la
sentencia de 2 de marzo de 2018, mediante la cual el Juzgado 36 Civil del Circuito de Bogotá denegó el amparo que imploró Luis Eduardo Fernández Matallana contra el Juzgado 33 Civil Municipal de Bogotá.
ANTECEDENTES
1. LA DEMANDA. En su calidad de demandado dentro del
proceso de restitución de inmueble arrendado 2016-00647, pidió el libelista revocar la sentencia de 29 de enero de 2018.
Relató, en síntesis, que la señora Ana Elda Morantes Vega le
arrendó un local comercial; que una vez se notificó de la demanda de restitución de inmueble arrendado que ella promovió en su contra, advirtió que el predio “nunca ha sido, ni es de propiedad de la señora arrendadora, toda vez que, el verdadero propietario es el Distrito Especial de Bogotá, hoy día Distrito Capital de Bogotá”; que la señora Morantes Vega “no podía arrendar un bien de propiedad del Estado y de una entidad de derecho público” y que por ello, “ese contrato de arrendamiento” está “viciado de nulidad absoluta que no puede ser saneada”.
2. LA OPOSICIÓN. El accionado defendió la legalidad de su
proceder. 3. EL FALLO IMPUGNADO. El juez a quo sostuvo que la sentencia cuestionada “resulta no solo razonable, sino también fundada”; que en el trámite quedó acreditada la existencia de la relación arrendaticia; que el contrato de arrendamiento aportado con la demanda “no fue tachado de falso” y que el accionante se limitó a hacer cuestionamientos que son ajenos al trámite de restitución de inmueble arrendado, esto es, que no se “allegó conciliación como requisito de procedibilidad” y que “la arrendadora no es propietaria de dicho bien”.
4. LA IMPUGNACIÓN. En un extenso escrito, el libelista insistió
en que “por ser el inmueble objeto del proceso de restitución un bien de propiedad de una entidad de derecho público como lo es el Distrito Capital de Bogotá, la demandante no podía entablar la demanda, porque a pesar de haber suscrito un contrato de arrendamiento sobre el bien con el demandado, la demandante le arrendó un bien que no es de ella y por consiguiente, no puede reclamar ningún derecho sobre dicho predio, porque ello contraviene los principios de interés para pedir y legitimación en la causa”.
CONSIDERACIONES
Se confirmará el fallo proferido en primera instancia por las
siguientes razones:
1. Es sabido que la acción de tutela en contra de providencias
judiciales sólo puede tener cabida en forma excepcional, motivo por el cual el juez constitucional estará autorizado para alterar la suerte de lo decidido por el fallador natural en eventos ciertamente escasos, como ocurre cuando éste efectúa conclusiones de derecho o de orden fáctico ostensiblemente erróneos, siempre que de paso comprometa derechos del accionante que ostenten carácter fundamental o que guarden conexión con uno que sí lo tenga, hipótesis estas que, a juicio de la Sala, aquí no hacen presencia.
2. Acá, el arrendatario fincó su defensa dentro del trámite de la
restitución en la “falta de legitimación” de la demandante para incoar la
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acción, con fundamento en que la arrendadora no es la propietaria del inmueble arrendado y que el mismo es un bien público, por cuanto el titular del derecho de dominio es el Distrito Capital de Bogotá (argumento que reiteró en la demanda de tutela y en la impugnación).
Para desestimar esa excepción y declarar terminado el contrato de
arrendamiento y ordenar la entrega del local arrendado, el accionado señaló que quien se encuentra legitimado para solicitar la restitución del inmueble es el arrendador, calidad que acreditó la demandante con el documento que obra a folio 4 (contentivo del contrato de arrendamiento), el cual no fue desconocido por el demandado; agregó que si bien el titular del derecho de dominio sobre el predio es el Distrito Capital, esa situación no configura una causal de nulidad, por cuanto no está consagrada en el artículo 133 del C. G. del P. y que, en todo caso, ese aspecto solo resultaría relevante si se estuviera frente a un proceso de pertenencia.
3. Frente a ello, lo que observa el Tribunal, como juez
constitucional, es que el proceder del accionado no es susceptible de tildarse de arbitrario, por cuanto encuentra justificación en las normas sustanciales y procesales que regulan la materia, contingencia esta que, por su propio peso, redunda en la improcedencia de la solicitud de amparo en estudio.
En efecto, el argumento en el que ha insistido el accionante
respecto a la titularidad del derecho de dominio del bien arrendado, resulta irrelevante en juicios de este tipo, en los cuales, solo se exige la prueba del contrato de arrendamiento para acreditar la calidad de arrendador del demandante y la de arrendatario del demandado (num. 1º del art. 384 del C. G. del P.). Y acá, esa exigencia se encuentra cumplida, pues a folio 4 del expediente obra el documento que la señora Morantes Vega suscribió con el accionante.
Además, el artículo 1974 del Código Civil establece que “puede
arrendarse aun la cosa ajena”, por lo que no cabe reprochar, en sede de tutela, al accionado por no haber colegido en su sentencia que el
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contrato de arrendamiento de que se habla estaba viciado de nulidad absoluta.
4. No prospera, por ende, la impugnación en estudio.
DECISIÓN
Por lo anterior, el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Séptima de
Decisión Civil, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la Ley, CONFIRMA el fallo de tutela de 2 de febrero de 2018, mediante el cual el Juzgado 36 Civil del Circuito de Bogotá negó el amparo que imploró Luis Eduardo Fernández Matallana contra el Juzgado 33 Civil Municipal de Bogotá. Remítase el expediente a la Corte Constitucional para que decida sobre la eventual revisión de este fallo.