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1) COMO UN RESCATE (Mat. 20:28; 1 Pedro 1:18; 1 Tim. 2:6; Gal. 3:13)
En los tres primeros capítulos de Romanos, Pablo argumenta de que todos, judíos
y gentiles por igual, están bajo la condenación de Dios y merecedores de Su ira
(Romanos 1:18). Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos
3:23). Todos nosotros merecemos Su ira y castigo. Dios en Su infinita gracia y
misericordia ha provisto una forma para aplacar Su ira y para que podamos ser
reconciliados con Él. Esto es solamente a través de la muerte sacrificial de Su Hijo
Jesucristo, como el pago por nuestros pecados. Es a través de la fe en Jesucristo
como el sacrificio perfecto de Dios que podemos ser reconciliados con Él. Es
únicamente por causa de la muerte de Cristo en la cruz y de Su resurrección en el
tercer día, que un pecador perdido que merece el infierno puede ser reconciliado
con un Dios santo. La hermosa verdad del evangelio es que los cristianos son
salvos de la ira de Dios y reconciliados con Él, no porque "hayamos amado a Dios,
sino porque él nos amó a nosotros, y envió a su hijo en propiciación por nuestros
pecados" (1 Juan 4:10).
La palabra propiciación lleva la idea básica de aplacar o satisfacer, concretamente
hacia Dios. La propiciación es un acto entre dos partes que implica apaciguar la ira
de alguien que está ofendido y ser reconciliado con él.
La palabra propiciación se usa en varios versículos para explicar lo que Jesús logró
a través de Su muerte en la cruz. Por ejemplo, en Romanos 3:24-25, los creyentes
en Cristo han sido "justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados". Estos versículos son un punto clave en el
argumento de Pablo en el libro de Romanos y realmente están en el corazón del
mensaje del evangelio.
Jesús dijo, "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por
mí" (Juan 14:6). La única manera para aplacar la ira de Dios contra el hombre
pecador y reconciliarnos con Dios, es a través de Jesucristo. No hay otra forma.
Esta verdad se comunica también en 1 Juan 2:2: "Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el
mundo". Una parte importante de la obra salvadora de Cristo, es la liberación de la
ira de Dios; la propiciación de Jesús en la cruz es lo único que puede quitar la
condenación de Dios con respecto al pecado. Aquellos que rechazan a Cristo como
su Salvador y se niegan a creer en Él, no tienen ninguna esperanza de salvación.
Solo pueden esperar el enfrentar la ira de Dios que han acumulado para el día del
juicio (Romanos 2:5). No hay ninguna otra propiciación o sacrificio que puede
hacerse por sus pecados.
Esto significa apartar la ira por medio del ofrecimiento de una ofrenda. Esto es similar a la
expiación pero no lleva los matices que involucran la ira. Para el cristiano, la propiciación
fue el derramamiento de la sangre de Jesús en la cruz. Esto alejó la ira de Dios:
Romanos 3:25: "… para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados".
Fue el Padre quien mandó al Hijo para que fuera la propiciación para todos:
1ª Juan 2:2: "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo".
1ª Juan 4:10. "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por
nuestros pecados".
Otros significados
"Correctamente, la propiciación significa, la remoción de la ira por el
ofrecimiento de un regalo" (Diccionario Nuevo de la Biblia).
"La propiciación significa el alejamiento de la ira por una ofrenda"
(Diccionario Baker de Teología, página 424).
(Del lat. propitiatĭo, -ōnis).
- f. Acción agradable a Dios, con que se le mueve a piedad y misericordia.
- f. Sacrificio que se ofrecía en la ley antigua para aplacar la justicia divina y
tener a Dios propicio.1
"El acto de aplacar la ira" (Diccionario Webster).
3. COMO UNA RECONCILIACIÓN (Rom. 5:10; 2Cor. 5:18, 19; Efes. 2:16; Col.
1:20)
La reconciliación es cambiar para mejorar una relación entre dos o más personas.
Teológicamente, ésta se refiere al cambio de relación entre Dios y el hombre.
Somos por naturaleza hijos de la ira (Efesios 2:3), y enemigos de Dios (Efesios
2:11-15); pero, "…fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo,…"
(Romanos 5:10). Debido a la muerte de Jesús, la relación del cristiano, con Dios,
es cambiada a una mejor. Ahora tenemos la ventaja de tener relación con Él
cuando antes, no podíamos (1ª Juan 1:3). Así, somos reconciliados con Dios
(Romanos 5:10-11). El problema del pecado que nos separaba de Dios (Isaías
59:2) fue puesto y quitado en la cruz, el cual fue llevado a cabo por Dios en Cristo
(2ª Corintios 5:18).
El mensaje de estos pasajes bíblicos es que nosotros somos reconciliados con
Dios por la muerte de su Hijo, por su cruz y por la sangre de su cruz. La
reconciliación tiene dos aspectos: activo y pasivo. En su aspecto activo podemos
considerar la muerte de Cristo como el medio que quita la enemistad existente
entre Dios y el hombre, que hasta ahora ha sido obstáculo para su mutua
comunión. Este estado de enemistad se nos presenta en psajes como: Rom 8:7
“Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios.” También Efes. 2:15;
Sant. 4:4. En su aspecto pasivo la palabra puede significar el cambio de actitud del
hombre para con Dios, cambio que se verifica en el corazón del hombre por la
visión que recibe de la cruz de Cristo, de la que procede el cambio de enemistad a
amistad, 2Cor. 5:20. Probablemente es mejor establecer el hecho de esta manera:
Dos es propiciado, y el pecado es reconciliado. 2Cor. 5:18-20.
4. COMO UNA SUBSTITUCIÓN. Isa. 53:6; 1 Pedro 2:24, 3:18; 2Cor. 5:21.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Co 5:21).
“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados.” (1 Pe 2:24).
El Señor Jesús murió por los pecadores y a su favor para que pudieran ser
redimidos a través de la obra completa y terminada de Cristo.
Finalmente, la muerte de Cristo fue un acto legal. El pecado viola la Ley de Cristo y
la expiación substitutoria de Cristo fue la satisfacción de la Ley de Dios.