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EL TESTIMONIO DE RIGOBERTA

MENCHÚ: ESTRATEGIAS
DISCURSIVAS DE UNA
SUBJETIVIDAD FRONTERIZA

Deborah Singer González*

Resumen

El artículo analiza el discurso testimonial a la luz del texto Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació
la conciencia. Con base en los estragos causados por el largo conflicto bélico en Guatemala, Rigoberta
Menchú intenta reconstruir la memoria de su comunidad, y en el proceso enuncia los hechos desde
una perspectiva que pone en tela de juicio las categorías de verdad que han sido impuestas desde
el poder y legitimadas por el discurso académico. La emergencia de estrategias discursivas otras que
permiten al sujeto subalterno fluctuar entre la adaptación y la resistencia al capitalismo mundial,
posibilita que las comunidades que han sido por largo tiempo marginadas superen los paradigmas
paternalistas y comiencen a hablar con voz propia. Así surge Rigoberta Menchú, quien ha sufrido
en carne propia la exclusión en tanto indígena, campesina y mujer. Su capacidad de circular entre
culturas da cuenta del surgimiento de sujetos fronterizos, quienes son capaces de revertir los procesos
de homogeneización y fragmentación que afectan a su comunidad. Con ello no solo se configuran
nuevas identidades, sino que además se reivindica el derecho a la diferencia como una forma de
superar las relaciones de dominación/sujeción.

Palabras clave: Guatemala, discurso testimonial, sujetos fronterizos.

Abstract

The article analyses the testimonial discourse from the perspective of the book Me llamo Rigoberta
Menchú y así me nació la conciencia. From the basis of the ravages caused by the long war in Guatemala,
Rigoberta Menchú tries to reconstruct her community’s memory and in the process, she puts at stake the
truth’s categories that are imposed by the power and are legitimized by the academy. The emergency of
discoursives strategies others that allow the subaltern subject to fluctuate between adaptation and resistance
to the world´s capitalism make possible for long excluded communities to overcome paternalistic paradigms

* Pianista chilena. Concluyó sus estudios en la Universidad Católica de Chile y posteriormente recibió la beca
del Servicio Alemán de Intercambio Académico (D.A.A.D.) para realizar estudios de posgrado en la Academia
Superior de Música de Friburgo, Alemania. En el año 2008 obtuvo una maestría en Literatura Latinoamericana
en la Universidad de Costa Rica. Actualmente se desempeña como docente en la Universidad Nacional en Costa
Rica y realiza una investigación acerca de la música colonial en Latinoamérica.

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and to begin talking with their own voices. In this way Rigoberta Menchú arises, who has suffered discrim-
ination as an indigene, a peasant and a woman. Her capability to circulate between cultures tells us about
the emergence of border subjects who are able of reverting homogenization and fragmentation processes.
In this way, not only new identities are set, but the right to difference is vindicated as a way to get over the
relation of domination/subjection.

Keywords: Guatemala, testimonial discourse, border subjects.

Introducción veinte años, se ha intentado reconstruir


los fragmentos de la memoria rota a partir
Entonces la monja preguntó a un niñito del relato testimonial como una forma de
si eran pobres. Entonces el niño dijo: conjurar los fantasmas del pasado y, a la
vez, despertar acciones solidarias más allá
“Somos pobres pero no somos indios.” Y de los límites regionales.
yo me quedé con todo eso. La monja no
se dio cuenta. Siguió platicando. Ella era La producción y difusión de Me llamo Ri-
extranjera. (Burgos, 2000: 145). goberta Menchú y así me nació la concien-
cia se llevó a cabo en plena era de la glo-
Esta breve y fragmentaria rememoración balización, cuando las antiguas verdades
de Rigoberta Menchú, transcrita por Eliza- eran cubiertas por la sombra de la duda y
beth Burgos en el libro Me llamo Rigoberta se consolidaba el poder de los mass media
Menchú y así me nació la conciencia (2000), como constructores de opinión pública.
nos sumerge en las turbulentas aguas del ¿Hasta qué punto el fin de los metarrela-
discurso testimonial. La cita da cuenta de tos posibilitó el surgimiento de las histo-
una compleja realidad en la que margi- rias (locales) de vida de los sujetos sub-
nalidades campesinas e indígenas (las se- alternos? ¿En qué medida los discursos
gundas con mayor grado de subalternidad) de la élite metropolitana neutralizan la
interactúan sin llegar a crear puentes de voz de las comunidades periféricas? ¿Es
entendimiento. Esta escena se desarrolla posible superar los modelos dicotómicos
en un espacio fronterizo donde además a fin de crear relaciones interculturales
hay un encuentro entre diversas identida- más simétricas? Estas y otras interro-
des nacionales, poniendo en evidencia la gantes trataré de responderlas con base
imposibilidad de comunicación. en el testimonio de Rigoberta Menchú,
teniendo como meta demostrar que la
El texto está inserto en una narrativa realidad es un complejo constructo que
que en Centroamérica es conocida como se articula a partir de las relaciones de
discurso testimonial. La violencia sufri- poder y el conocimiento hegemónico.
da en el istmo durante los largos años de
guerra, las múltiples relaciones de subor- Controversia de un testimonio
dinación (etnia, género, clase) y las nu-
merosas masacres de indígenas a manos En el prólogo del libro, Elizabeth Burgos
del ejército, dejaron una profunda huella destaca que Rigoberta “encarna a todos
de ira, frustración y dolor. En los últimos los indios del continente americano”, y

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que sufre la discriminación “que pade- (Spivak: 2008), en tanto que maneja
cen todos los indios del continente des- los contactos necesarios para publicar
de su descubrimiento” (Burgos, 2000: 9). los resultados de esa entrevista; la et-
El comentario de la etnóloga se sustenta nóloga estaría entonces en condiciones
sobre el supuesto de que los indígenas de de “comprender” mejor el sentido glo-
América están todos en las mismas con- bal de la causa maya (Foucault: 2004),
diciones por el hecho de ser indígenas. cosa que no esperaríamos de los prota-
Sin el ánimo de cuestionar marginali- gonistas de los hechos relatados.
dades reales, me parece que convendría
matizar ese principio esencialista en vir- La modernidad ha privilegiado el discur-
tud del cual Rigoberta estaría en condi- so académico como fuente legitimadora
ciones de representar a todos los grupos del saber y la argumentación se funda-
étnicos de nuestro continente. Burgos menta en paradigmas que pueden estar
parece priorizar el tema de clase por en- muy lejos de las realidades comunitarias
cima de las especificidades culturales y de los grupos subalternos, empezando por
hace eco de los viejos paradigmas euro- la definición de los conceptos verdadero y
centristas: “todo lo que se hace en París falso. Stuart Hall (1983) destaca que los
alcanza una repercusión mundial, inclui- discursos se estabilizan a partir de un set
da América Latina” (Burgos, 2000:15). de prácticas institucionales ya conocidas;
esto implica que --independientemente
Esta forma paternalista de investigar de cuál sea la historia narrada- se hace
a los grupos subalternos ha sido muy uso de un marco dado de interpretaciones
discutida en los últimos años (Foley: para darle sentido a los hechos y esas ex-
s.f., Mato: 2002, García: 2004) por- plicaciones terminan por hegemonizarse.
que la pretensión de objetividad se En este proceso, la academia juega un rol
revela como una meta inalcanzable. primordial como legitimadora de verda-
Burgos jamás define desde qué lugar des; de allí la importancia de reconocer
está hablando y al transcribir 25 ho- que las disciplinas conforman un tipo de
ras de grabación, se toma la libertad saber que no debería ser considerado úni-
de establecer un hilo conductor lineal co (Foucault: 2004).
(básicamente cronológico), ordena
la información según criterios temá- Pero seguimos ante la misma interro-
ticos y elabora una relación coheren- gante acerca del alcance de la media-
te de causas y efectos. Este privilegio ción: ¿cómo saber en qué medida se
del recopilador nos hace cuestionar la manipuló la información? ¿Cómo saber
factibilidad de un relato “fidedigno”. cuándo las palabras de la informante se
No sabemos hasta qué punto la autora apresuraron, cuándo hubo una duda,
intervino en la “corrección” sintácti- dónde se produjeron las pausas? Más
ca del discurso de Rigoberta. Además, importante aún, ¿cómo saber si el infor-
conviene tener en cuenta que Elizabe- me de Rigoberta cambió al verse frente
th Burgos está en una posición de poder a una etnóloga ladina y hablando en la
frente a su “informante intermediaria” lengua de los ladinos? ¿Hasta qué punto

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los sentidos del relato se modificaron Los métodos objetivos de investigación


cuando este fue sacado de su contexto que utiliza Stoll para desestabilizar el dis-
para ser exhibido al mundo? curso de Rigoberta crean otros efectos de
verdad, tal vez diferentes, pero no la ver-
El gran detractor de Me llamo Rigoberta dad. El hecho que ella haya presenciado
Menchú y así me nació la conciencia es el o no el asesinato de su familia no es un
académico norteamericano David Sto- dato que tenga relevancia; los relatos ora-
ll (s.f.). Según su punto de vista, la gran les indígenas suelen fundamentarse en la
cantidad de inconsistencias del texto sólo afirmación de sucesos que no necesitan
puede atribuirse a que la supuesta testigo ser constatados empíricamente: si son
no vivió realmente los hechos, y que ella afirmados y retransmitidos por la comuni-
está difundiendo una historia casi mítica dad como hechos reales son indiscutibles.
motivada por una agenda política. Stoll Ponerlos en tela de juicio es una manera
critica de la posmodernidad la tendencia indirecta de re-subalternizar a toda la co-
a desistir de verificar la información, en munidad (Beverley: 2004) y neutralizar
una suerte de idealización del subalterno el relato de las matanzas (Morales: 1998).
que termina por provocarle más daño que
beneficio. Precisamente por eso se dio el Lo anterior conduce a que toda produc-
trabajo de viajar a Guatemala para inves- ción de conocimiento necesariamen-
tigar los datos suministrados por Rigober- te va a producir exclusiones (García:
ta (Stoll: s.f.). Sus entrevistas y las diversas 2004); de hecho, la ciencia, la historia,
pesquisas realizadas lo hicieron concluir la ley, la educación, e incluso el discurso
que la mayor parte de la narración es fan- de los derechos humanos, han revelado
tasiosa, lo que nos sitúa en el plano de la que no son tan neutrales como se pensa-
construcción de verdades: ¿cómo distin- ba, más bien están al servicio del poder
guimos entre realidad y ficción? La reali- institucional (Lyotard: 1979).
dad no existe independientemente de un
proceso de interpretación y de poder, de Fundamentos teóricos del testimonio
modo que el principio de lo real siempre
estará definido por el discurso de unos po- (…) pero lo importante es, yo creo, que
cos (Foucault: 2004). De hecho, en el caso quiero hacer un enfoque que no soy la
de las comunidades subalternas los que única, pues ha vivido mucha gente y
hablan construyen saberes que van gene- es la vida de todos (Burgos, 2000: 21).
rando efectos de realidad; pero, ¿qué hace
que un relato narrado deje de ser ficción John Beverley (2004) define el testimo-
para transformarse en testimonio real? No nio como una forma narrativa en primera
está de más citar a Barthes (1999), quien persona, en la que el narrador es protago-
nos advierte que la creación de símbolos nista o testigo directo de los hechos que
(con toda su carga de valor ético) tiene relata. Dar testimonio implica dar fe de
por resultado que perdamos la capacidad la veracidad de lo que se dice; el narra-
de leer el móvil que subyace en ellos y ter- dor no está asumiendo una posición je-
minemos por naturalizarlos. rárquica sino que se transforma en simple

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vocero de su comunidad ante el mundo. la estetización de la violencia que se ha


De hecho, sus palabras suelen evocar un ido imponiendo en la posmodernidad
cúmulo de voces y experiencias ajenas. ha favorecido el desplazamiento de la
ética a la estética (Harvey, 1990), y eso
El discurso testimonial promueve la trae consigo que los asesinatos masivos
identificación con ciertos efectos de se transformen en un telón de fondo
verdad (Arias 1998); se construye una que nos deja impasibles, en completa
identidad colectiva sobre las experien- des-sensibilización. Si estamos en la era
cias pasadas, lo que posibilita a los gru- de la deconstrucción en la cual todo se
pos periféricos transformarse en agentes disuelve en un juego de lenguajes, ¿has-
de la auto-representación. El testimonio ta qué punto el acceso directo al mundo
tiene entonces un efecto de reterritoria- está más bien reforzando la indiferen-
lización de la identidad desplazada, pero cia, los viejos prejuicios y la auto-refe-
si asumimos que las identidades no solo rencialidad? Cada vez que tratamos de
son móviles sino que se construyen re- definir los límites de la realidad, esta-
lacionalmente, concluiremos que el tes- mos naturalizando las arbitrariedades
timonio adquiere sentido si y solo si es de la cultura occidental.
recibido por la gente de afuera que no
forma parte de la comunidad. De esta El testimonio de Rigoberta Menchú es
manera, es fundamental que el texto sea la textualización de un discurso oral que
capaz de convencer a los lectores de la permite la afloración de un sujeto sub-
verdad de los hechos, persuadirlos de alterno femenino, indígena y proletario,
que aquello que se relata realmente ocu- en contraposición al sujeto masculino,
rrió; entonces habrá acuerdo de credibi- letrado y patriarcal que la literatura ha
lidad entre la voz enunciante y el con- tendido a preconizar (Beverley, 2004).
junto de receptores y el relato no será Normalmente en un testimonio se desa-
considerado literatura ficcional. Al res- rrolla la dialéctica de opresor-oprimido:
pecto, Beverley (2004) destaca dos co- el narrador se presenta a sí mismo como
rrientes en la recepción de este texto: un la voz identitaria específica (de clase, de
sector que lo lee como la reivindicación etnia, de género) que necesita ser reivin-
de la autonomía cultural indígena (con dicada ante el mundo (Morales, 1998).
un cierto sesgo a favor de la guerrilla), A pesar de que reafirma la autoridad
y otro sector que lo interpreta como la de la oralidad, se vale de la letra como
prueba de la inefectividad de los movi- herramienta para ingresar en la esfe-
mientos revolucionarios para resolver la ra pública. En ese sentido, es necesario
problemática étnica. mencionar que el narrador rara vez es
escritor profesional; sus palabras gene-
Pero quisiera ir más allá. Se ha dicho ralmente son grabadas, editadas y trans-
que en el relato de Rigoberta Menchú critas por un experto en la materia, ge-
las muertes son tantas que no puede nerándose así un simulacro de oralidad
tratarse de ficción (ninguna trama sería que crea efectos de verdad (Baudrillard,
capaz de sobrellevarlas). La tendencia a 1988), independientemente de si lo que

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se dice es verdad o no. De hecho, en el estaría en lo cierto al indicar que se trata


relato de Rigoberta Menchú el genoci- de un concepto no-literario de la litera-
dio indígena adquiere proporciones que tura; es la trascendencia de esta lo que
aproximan a lector a lo hiperreal. estaría impulsando al conglomerado hu-
mano a contar su historia de vida.
Cabe destacar que las colectividades que
agencian el relato testimonial toman po- Entre la territorialidad y la
sesión de nuevas formas de poder y cono- desterritorialización
cimiento, estableciendo de esta manera
otro tipo de relación con los círculos in- “Precisamente mi tierra es casi un paraí-
telectuales. Ricardo Salas (2007) prefiere so de todo lo lindo que es la naturaleza
hablar de interculturalidad al hacer refe- en esos lugares ya que no hay carreteras,
rencia a los complejos procesos que favo- no hay vehículos. Sólo entran personas”
recen el juego entre lo local, lo nacional (Burgos, 2000: 22).
y lo mundial. El fenómeno de la invasión
mediática no encuentra sujetos pasivos El territorio físico presenta rasgos idí-
que se limitan a absorber la cultura glo- licos que no corresponden con las se-
balizada; siempre hay ejercicios de resig- cuelas de cinco siglos de colonización.
nificación que oscilan entre lo propio y lo Las etnias fueron todas reducidas a la
ajeno (Salas, 2007). Es así como emergen categoría única de indios, originándo-
subjetividades que generan nuevas pro- se con esta calificación una identidad
puestas de acuerdo con su modo de vida, racial negativa que no solo despojó a
en una constante tensión entre la adapta- los antiguos habitantes de América de
ción y la resistencia al capitalismo global su lugar en la producción cultural de
(Mignolo, 2003). Rigoberta Menchú es la humanidad (Quijano: 2003), sino
ejemplo de los procesos emergentes en que además aprendieron a mirarse a sí
las comunidades tradicionalmente ex- mismos con los ojos del colonizador, al
cluidas; produce un texto local que con- hacer suya su lengua y sus valores, a
tribuye a definir nuevos paradigmas entre abandonar la cultura propia. La asimi-
la intelectualidad y los grupos populares. lación se yergue como opción ante la
exclusión; sin embargo, los indios cen-
Mucho se ha discutido acerca de si es troamericanos lograron mantener sus
pertinente reducir el relato testimonial a diferencias culturales aunque los unie-
la categoría de literatura (Arias, 1998). ra la pobreza y la marginalidad.
¿Se le resta credibilidad con ello? ¿Se le
neutraliza? A mi modo de ver, el suje- La existencia de razas diversas en Guate-
to-agente de la memoria colectiva emite mala impedía la fundación de una comu-
un manifiesto de protesta que no tie- nidad imaginada homogénea (Anderson:
ne intención de esteticidad; insertarlo 2003) con un pasado y un futuro comu-
en un corpus literario es una forma de nes. El rechazo a la aculturación excluyó
canonizar lo anti-canónico (Macken- a los pueblos indígenas del proyecto mo-
bach, 2004). De ser así, Beverley (2004) dernizador, se les arrebató sus tierras y se

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les arrinconó cada vez más; la coloniali- las prácticas culturales son sensibles a
dad del poder se fue rearticulando sobre la compresión espacio-tiempo, y esto se
nuevas bases institucionales (Quijano, traduce en una experiencia cambiante
2003: 236) que reforzaban el imaginario que transforma la cultura en un lugar de
eurocéntrico (Brennan, 1991). lucha (Harvey: 1990); hasta las comu-
nidades más aisladas tienen algún acceso
¿Cómo pudieron ser invisibilizadas las al mundo (Pereira Da Rosa: 2001), de
identidades otras durante tanto tiempo? modo que se altera la percepción histó-
Según informa Rigoberta Menchú, solo rico-social y se manifiesta la necesidad
en Guatemala existen veintidós etnias de definir un centro tranquilizador que
indígenas, cada una con una historia, una delimite el espacio territorial propio.
cultura y una lengua específicas (Burgos,
2000). Tras casi dos siglos de guatemalidad, El texto de Rigoberta Menchú es crítico
los aparatos de Estado no han logrado asi- de los discursos hegemónicos asimilacio-
milar a los pueblos indígenas y ha persis- nistas, pero si comprendemos a América
tido una lucha por la emancipación, no Latina como una gran zona fronteriza en
solo en términos de clase, sino también la que los bordes se diluyen y lo propio y
del derecho a la diferencia. Castro (1998) lo ajeno se superponen, siempre se estarán
lo resume de la siguiente forma: configurando nuevas identidades que ha-
cen frente y a la vez se adaptan a los proce-
“Observarse como sujetos excluidos sos de homogenización y fragmentación.
conlleva la posibilidad de desdoblarse,
observar las propias prácticas y compa- Identidades descentradas
rarlas con las prácticas de sujetos distan-
tes en el tiempo y el espacio, establecer “Con mucha vergüenza mostraba mis
diferencias con otros sujetos locales y dudas porque muchos de mi comunidad
producir determinadas estrategias de entendían mejor que yo porque tenían
resistencia” (Castro, 1998: 15). la mente muy sana, por el hecho de que
ellos nunca habían salido fuera de su co-
El desdoblamiento al que se refiere Cas- munidad” (Burgos, 2000: 147).
tro Gómez está presente en el testimonio
de Menchú. Sus dudas, sus contradiccio- Por extraño que parezca, Rigoberta se
nes, unidas a la negociación que estable- percibe a sí misma como sujeta deficitaria
ce con el mundo externo dan cuenta de por su experiencia fuera de la comunidad.
una voluntad de representación que se El contacto con sociedades externas su-
resiste a desaparecer. Desde esta pers- puestamente contaminó su visión de mun-
pectiva, el temor de Frederic Jameson do y eso le crea inseguridades a la hora de
(1991) por la posible desaparición de transmitir el mensaje. La comunidad bus-
las culturas tradicionales locales bajo la ca el centramiento para no desintegrarse
sombra del capitalismo global, parece en la nada. Pero, ¿cómo cumplir con una
estar (todavía) lejos de concretarse. Lo agenda política con objetivos específicos
que sí parece ser una constante es que sin abandonar el terruño?

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El libro permite vislumbrar un cierto con la causa indígena, aunque no está cla-
desplazamiento en la posición de la pro- ro si la participación local en el conflicto
tagonista (sin olvidar que el texto fue armado es para evitar la proletarización o
manipulado y es difícil establecer cómo es una lucha contra la aculturación. Este
concibe Rigoberta la temporalidad). Ini- punto me parece de importancia cabal,
cialmente, la lucha se define en térmi- porque en la medida en que la izquierda
nos binarios: indígenas contra ladinos, no reconozca una diferencia étnica (ade-
pobres contra ricos, campesinos contra más de la de clase), la cuestión indígena
terratenientes (Morales, 1998). Las imá- continuará sobre el tapete y no se com-
genes del otro (ladino) son desplegadas y pletará nunca el mejoramiento social y mo-
se construye una diferencia estereotipa- ral al que alude Habermas como conclu-
da que reproduce y perpetúa la subalter- sión deseable de la modernidad (1998).
nidad indígena (Pickering, 2001).
Se dice que en la era de la globalización
Los rasgos diferenciales siempre corren las comunidades son virtuales, siguen
el riesgo de convertirse en una otredad siendo imaginadas, pero ganan terreno
estereotipada que hace prácticamen- en un sistema integrado mundialmen-
te imposible llevar a cabo una ética de te (Pereira Da Rosa: 2001). Aún así, la
la diferencia que prescinda de la línea integración de los grupos indígenas al
imaginaria que separa al yo del otro (Gil- mundo occidental se dificulta por su con-
man, 1986). El resultado es la produc- dición étnica y su exclusión social. Los
ción de imágenes que se integran en un Estados latinoamericanos han iniciado
sistema semiológico que no se discute, procesos de reconocimiento de la multi-
sino que se transforma en sistema causal culturalidad para devolverle a los pueblos
de hechos (Barthes, 1999). Stuart Hall originarios su dignidad; no obstante, las
(1998) habla de sistemas de representa- políticas puestas en marcha tienen un
ción al referirse a las cadenas discursivas halo paternalista que no permite aceptar-
que ponen en movimiento asociaciones los como agentes de cambio. Parece ser
connotativas que logran anclarse en el que la incorporación de la diferencia se
imaginario colectivo, y terminan natu- sigue haciendo según la lógica moderna
ralizándose y transformándose en sen- de representación, y con ello se re-natu-
tido común. En virtud de ello, el texto ralizan las jerarquías. Hasta el momento
reafirma la visión positiva del indígena no existe una multiculturalidad simétrica
(bueno, noble y solidario) en contra- y democrática, porque no todos tienen
posición a la construcción negativa del las mismas oportunidades de conectarse
ladino (malo, ambicioso y traicionero). y transitar por el mundo.

Conforme avanza la lectura es posible Homi Bhabha (2002) propone superar las
detectar un desplazamiento en la visión nociones de subjetividades originales plan-
de Rigoberta. No todos los ladinos son teando en cambio la existencia de espa-
malos. De hecho, aquellos que integran cios entre-medio (in between) que permi-
la guerrilla han creado núcleos solidarios ten la elaboración de nuevas estrategias

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identitarias. La articulación de la diferen- no tienen una intencionalidad univer-


cia es una compleja negociación de la que salista. Desde esta perspectiva, Mignolo
emergen los híbridos culturales; los sujetos (1998) estaría en lo cierto al afirmar que
que significan desde la periferia, desde la se produce una trascendencia de la civi-
tradición. El contacto con otras subjeti- lización toda vez que los saberes bárbaros
vidades favorece un desplazamiento del son incorporados al discurso oficial en su
sujeto a zonas simbólicas distintas que in- plena dimensión, no meramente como lo
hiben su regreso a la cultura original: opuesto a la norma hegemónica. La no-
ción de pensamiento fronterizo se yergue
Al reescenificar el pasado introduce en la como alternativa para borrar las fronteras
invención de la tradición otras tempora- entre conocer sobre y conocer desde (Mig-
lidades culturales inconmensurables. Este nolo, 2003: 389).
proceso enajena cualquier acceso inme-
diato a una identidad originaria o una Hace unos años, Horkheimer y Adorno
tradición recibida (Bhabha, 2002: 19). (1988) afirmaban que la industria cultural
y el capitalismo niegan la diversidad por-
Comprender la diferencia cultural en que al conciliar lo universal con lo parti-
términos de identidades que al articu- cular hacen desaparecer la tensión entre
larse se resquebrajan es una tarea difícil ambos. Poco tiempo después, Herbert
de abordar. Cuando Rigoberta afirma Marcuse (1995) destacaba la esperanza en
que determinados rasgos culturales son los oprimidos como agentes del cambio
cosa nuestra que ustedes no entienden se porque al golpear al sistema desde afuera
está apropiando de la lógica binaria que no podían ser derrotados. Por su parte,
esencializa lo indígena; encierra así a la Stuart Hall (1983) sostiene que aquello
comunidad en un modelo petrificado que la ideología hegemónica calla es lo
que no puede ir más allá de los bordes que permite detectar las ausencias y los
definidos de antemano y conjura al mis- silencios a partir de los cuales comenzar a
mo tiempo su propia condición de sujeto interrogarla. Una propuesta más concreta
entre-medio de dos mundos. hacia el cambio partiría de la base de no
ignorar las diferencias sino más bien reafir-
Sin ánimo de emitir un juicio de valor, mar los descentramientos que posibilitan
quisiera destacar que todo rechazo a una el diálogo, aunque sea un diálogo cargado
interacción simbólica suprime espacios de paradojas y contradicciones. Es el cami-
de entendimiento que ayuden a supe- no para rediseñar una contemporaneidad
rar las prácticas sociales y las formas de cultural en la que se compartan las expe-
pensar que legitiman los sistemas exclu- riencias colectivas horizontalmente.
yentes (Lyotard, 1979). De hecho, la
crítica postcolonial da cuenta de relatos Identidades de género
testimoniales que provienen de comuni-
dades constituidas de otro modo que con la “(…) yo no había alcanzado esa riqueza de
modernidad (Beverley, 2004) y los saberes poder integrarme como indígena, en pri-
populares de aquellas historias locales mer lugar; en segundo lugar como mujer,

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como campesina, como cristiana, en la El sujeto femenino es construido por


lucha de los demás” (Burgos, 2000: 147). medio de actos de diferenciación que
configuran una alteridad. Anne Mc-
Rigoberta Menchú destaca su condición Clintock (1995) llama a este hecho fe-
de mujer como rasgo definitorio de su minización de las fronteras, en alusión al
subjetividad. El hecho de haber optado ataque de ansiedad de los exploradores
por un modo de vida no convencional al cruzar el borde del mundo conocido:
(dedicación a la lucha en favor de su frente a la angustia por la pérdida de
pueblo) le significó la renuncia al ma- límites llenaban sus cartas geográficas
trimonio y la maternidad, con todas las de sirenas, amazonas y territorios vír-
consecuencias que ello trae en un medio genes (McClintock, 1995: 24). Al abrir
social en el que la relación mujer-familia el signo sujeto femenino a significados
se da por sentada. En su relato testimo- que antes no estaban autorizados, se le
nial confiesa haber sido sospechada por reconoce como lugar de debate y se da
la comunidad porque no se sabía dónde un paso adelante en la superación de las
había estado (Burgos, 2000: 86). Varias conceptualizaciones esencialistas.
teóricas feministas han indicado que
la categoría sexo impone roles sexuales La voz testimonial de Me llamo Rigober-
obligatorios (Rubin, 1986) que van en ta Menchú y así me nació la conciencia
función de la anatomía sexual; además, es la de una mujer -con toda la carga
el sexo le impone al cuerpo la dualidad y emotiva de años de exclusión- que lo-
la uniformidad (Butler, 1994). gra desterritorializarse de su comunidad
y redefinir nuevos tipos de poder (Fran-
En las palabras de Rigoberta Menchú co: 1994). Su enunciación desde un
subyace una molestia por esta situación; lugar fronterizo entre culturas genera el
su condición de mujer generadora de desplazamiento al que Braidotti (2000)
signos de alguna forma la excluye de define como nómada, sin que llegue a
la vida normal, tanto en el contexto del desaparecer la individualidad de Rigo-
mundo indígena como en la sociedad berta Menchú. Es por eso que no creo
occidental. Las mujeres indígenas sufren factible que la primacía de la reproduc-
doblemente la subalternización porque ción mecánica en la era posmoderna se
se desenvuelven en una red de relacio- llegue a transformar en una amenaza a
nes sexuales de dominación (Quijano, las individualidades (Jameson, 1991);
2003: 225), lo que las aleja todavía más la interculturalidad globalizada siempre
del ideal de sujeto cartesiano (dotado de tendrá como contraparte esencialismos
razón y con el don del conocimiento). estratégicos (Morales: 1998) para hacer
Ni siquiera el entrenamiento como cate- frente a las identidades múltiples. En
quista libera a Rigoberta de ser discrimi- mi opinión, la diferencia solo se vuelve
nada por su condición de mujer. A pesar problemática cuando se fundamenta en
de su fe, la doctrina cristiana parece no relaciones de poder y en la creación de
ofrecerle respuestas satisfactorias. sistemas dualistas.

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El testimonio de Rigoberta Menchú: estrategias discursivas de una subjetividad fronteriza

La traducción del testimonio reconstruirla de acuerdo con intereses


definidos, aún ante el riesgo de que cier-
Pero, sin embargo, todavía sigo ocultan- tos aspectos permanezcan intraducibles.
do mi identidad como indígena. Sigo En el caso de Rigoberta Menchú, su testi-
ocultando lo que yo considero que nadie monio sufre una triple traducción que se
sabe, ni siquiera un antropólogo, ni un manifiesta de la siguiente forma:
intelectual, por más que tenga muchos
libros, no saben distinguir todos nuestros 1. El testimonio no se emite en qui-
secretos (Burgos, 2000: 271). ché sino en español, una lengua
que Rigoberta no domina (la ha
aprendido tres años antes de en-
tregar su testimonio) y además le
Las últimas líneas del testimonio de evoca imágenes de dominación y
Rigoberta Menchú dan un vuelco a la explotación: es la lengua de los
supuesta intención comunicativa so- conquistadores y de los ladinos.
bre la que se había sustentado el texto. 2. Según ya se mencionó, la articu-
¿Cómo se explica que después de 270 lación del testimonio requiere del
páginas de narración testimonial haya concurso de la etnóloga Elizabeth
una declaración que pone freno al lec- Burgos. Linda Craft (en Macken-
tor? García Canclini (2004) advierte bach, 2004) afirma que el texto
que la comprensión global de la cultura testimonial mismo es un lugar de
investigada es una meta falaz, más aún conflicto debido a la mediación de
si están involucrados los antropólogos e una profesional de afuera que uti-
intelectuales (no es casualidad que Ri- liza signos de afuera para ser com-
goberta aluda directamente a ellos) que prendidos por lectores de afuera.
investigan desde una posición de poder. 3. Los términos en los que la co-
El texto nos advierte que siempre habrá munidad internacional recibe
un margen de verdad fuera del alcance el texto dependen del juicio de
del discurso académico, imposible de ser valor y (des)legitimación que
traducido. ¿Es posible emprender la tra- emiten los intelectuales de las
ducción de una cultura que defiende sus instituciones académicas.
secretos ante la sociedad occidental?
De lo anterior se deduce que traducir no
En latín, traducere significa hacer pasar de implica meramente el traspaso de una
un lugar a otro, es decir, “expresar en una lengua a otra; se trata de un complejo
lengua lo que está escrito o se ha expre- proceso que involucra la superposición
sado antes en otra” (Diccionario RAE, (y disputa) de códigos cargados de sig-
1970); en el proceso el texto original su- nificado ideológico que inevitablemen-
fre una transformación puesto que está te tendrán un efecto en la construcción
siendo trasladado a otro sistema semió- de sentidos. De hecho, no solo existen
tico. Desde esa perspectiva, traducir im- conceptos imposibles de ser traducidos
plica transformar la identidad material, de una cultura a otra, sino que aquellos

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que son traspasados a la fuerza sufren una requerida), o bien, pronunciar frases en-
adaptación para hacerlos más accesibles trecortadas que no produzcan sentido.
al público meta. Si consideramos ade- Por paradójico que parezca, la opción
más que existe una relación jerárquica de negarse a decir es un acto de rebeldía
entre los idiomas, la homogenización que reafirma al sujeto subalterno como
que impondrá el lenguaje meta impedirá objeto del no-discurso. No se trata de
representar la diferencia. un silencio sumiso, sino de un silencio
retador: guardarse secretos frustra la vo-
El dolor sufrido por los pueblos mayas du- luntad de control del otro dominante.
rante años de represión difícilmente pue- Vivimos en una sociedad en la que el
de ser expresado en palabras en lengua ruido es continuo; la producción cons-
quiché; traducirlo al español resulta una tante de mensajes e imágenes enmas-
tarea prácticamente imposible. Rigober- caran el mundo (Baudrillard, 1988) y
ta es consciente de esta situación y por frenan la posibilidad del silencio. Desde
eso se niega a hacerse partícipe de esta esta perspectiva, el sujeto que testimo-
práctica; más bien se apropia de las armas nia está protegiendo un espacio propio
del otro (en este caso, la lengua del con- toda vez que decide qué cosas va a callar,
quistador) para difundir su testimonio en rehusándose así a establecer intimidad
una suerte de concesión que asegura la con los receptores. Los seres humanos
supervivencia simbólica suya y de toda su en condición de marginalidad siempre
gente, pero al mismo tiempo carga el re- encuentran formas de realizar la traduc-
lato de omisiones y frases vagas a las que ción de sí mismos y transformarse en su-
atribuye sentidos ocultos. El juego de en- jetos (reales) de la historia.
mascaramientos y desenmascaramientos
se produce al interior del discurso. Quien testimonia está posicionado en
un lugar subalterno y busca sensibilizar
Rigoberta Menchú traduce un discurso, y ganar adherentes para la causa de su
pero en el acto ella (sujeta) también está comunidad; de otra forma, ¿qué sentido
siendo traducida. La traducción que se le tendría difundir esa experiencia? Do-
hace pone en juego relaciones de poder ris Sommer (2005: 177) afirma que “el
que revelan otras formas de dominio: es la testimonio no es una invitación a es-
cuestionada, es aplaudida, se le adscriben tar de corazón a corazón, sino en mano
sentidos, independientemente de cómo a mano”, en el sentido que no se trata
ella manifiesta su propia subjetividad. de despertar compasión, sino de reivin-
dicar las luchas propias sobre la base de
El sujeto traducido desaparece detrás de la igualdad y la justicia. La persona que
aquello en lo que fue traducido, aunque testimonia debe poder hablar a la misma
esta situación no la acepta sin protestar. altura de los otros que escuchan.
Una estrategia de resistencia es la comu-
nicación de información falsa o equívo- El testimonio de Rigoberta Menchú no
ca; otra estrategia es el silencio activo solo es la prueba de una lucha políti-
(negar conscientemente la información co-ideológica sino que también busca la

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emancipación de clase, de género y de grados de pertenencia (mujer, indígena,


etnia. Rigoberta -como traductora- es guatemalteca, campesina). Esta situación
vehículo de imágenes culturales que po- la ubica en un lugar fronterizo entre el
nen en evidencia ideologías que pueden mundo indígena y la sociedad occidental.
resultar contradictorias (Toro, 1999), lo Precisamente el hecho de estar posicio-
que genera una situación bastante com- nada en un lugar de intersección le ofre-
pleja. Los receptores del testimonio, o ce la ventaja de explotar el potencial que
bien forman parte de la casta heredera ofrecen dos lenguas y prácticas culturales
del conquistador, o de una élite académi- diferentes (Mignolo, 2003). La búsqueda
ca ajena a la cotidianidad de la sujeta que de interpretaciones culturales alterna-
testimonia, o de núcleos humanos que se tivas que superen las representaciones
relacionan entre sí en términos patriarca- colonialistas y etnocentristas ha signifi-
les. ¿Cómo no desconfiar de todos ellos a cado la reivindicación de la diferencia;
pesar de la gran necesidad de apoyo? de hecho, muchos textos teóricos post
coloniales subrayan la existencia de dis-
Cada cultura tiene un límite de signi- tancias culturales insalvables que hacen
ficación a partir del cual los signos que la traductibilidad imposible.
la conforman comienzan a ser malen-
tendidos. Es por eso que los espacios Conclusiones
de encuentro en zonas fronterizas son
tan importantes a la hora de establecer El relato testimonial ha probado ser una
puentes de comunicación. El sujeto del forma cultural de transición que contri-
discurso (Rigoberta) nunca establecerá buye a procesar los cambios a nuevos ti-
una plena identificación con los recep- pos de representación; en estos, los suce-
tores; por eso surgen los silencios y las sos locales ya no son comprendidos con
frases inconclusas que impiden una se- la lógica letrada occidental. Por esa ra-
mantización cabal. Lo interesante es que zón, numerosos teóricos (García, 2004;
el receptor no puede comprenderlo todo Castro, 1998; Hall, 1983) proponen vol-
y por esa razón su posición pasa a ser ver “otro” nuestro propio mundo, para
subordinada. Se invierte el efecto de la relativizar las verdades naturalizadas por
traductibilidad: ya no es meramente una la cultura occidental y generar lugares
herramienta de dominio de los grupos de de enunciación descentrados que reco-
mayor jerarquía, sino que se vuelve un nozcan el principio de la diferencia.
arma con la que el vencido se reafirma a
sí mismo. Saber es poder. Las historias de vida como la de Rigo-
berta Menchú constituyen una forma de
A pesar de las limitaciones del subal- emancipación. Gayatri Spivak (1994)
terno para hablar por sí mismo (Spivak: afirmaba que el subalterno no puede ha-
1994), Rigoberta Menchú demuestra te- blar cuando se encuentra mediado por la
ner algún grado de capacidad de gestión; cultura receptora; no obstante, Rigoberta
se transforma en traductora de su pueblo se transforma en sujeto enunciante capaz
aún ante el hecho de poseer diferentes de narrar los sucesos que afectaron a su

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comunidad, y solo el hecho de narrar- Bibliografía


los (y ser escuchada) la sitúa en un lugar
hegemónico. Su historia está llena de Anderson, B. (2003). Imagined communities.
huecos e inconsistencias porque necesita New York: Verso.
relativizar ese relato para incorporar otras
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versiones: contar la historia en la forma centroamericana 1960-1990. Guatemala:
que ella estima conveniente implica una Artemis-Edinter.
negociación de sus condiciones de ver-
dad y representatividad. De esta manera, Baudrillard, J. (1988). Simulacra and simu-
el tema fundamental no es cuánto de lo lations. En selected Writings (Mark Poster
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que Marcuse (1995) vaticinaba en la era nesota Press.
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es más bien hacia “la autorrestitución de la Braidotti, R. (2000). Sujetos nómades. Buenos
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progresista” (Mignolo, 2003: 389) para Brennan, T. (1991). The national longing
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Según afirma Mignolo (2003), la diversi- Routledge.
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constante interacción con la homogenei- Burgos, E. (2000). Me llamo Rigoberta Menchú
dad de la globalización. Solo reconocien- y así me nació la conciencia. México: Siglo
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