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UNIVERSIDAD

ALBERTO HURTADO

Facultad de Filosofía y Humanidades


Departamento de Historia

“Carabineros de Chile y la Seguridad Nacional: Las


representaciones del Orden Público y la Función Policial durante la
dictadura cívico militar, 1973-1990”

Tesis para optar al Título Profesional de Licenciado en Historia

Por

Camilo Vallejos Muñoz

Santiago, Chile

2018

1
TABLA DE CONTENIDOS

RESUMEN ............................................................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 4
CAPÍTULO 1. “LIBERACIÓN NACIONAL” Y COMBATE CONTRA EL “ENEMIGO
INTERNO”, 1973-1975 ......................................................................................................................... 12
1.1 La penetración de la Doctrina de Seguridad Nacional en Chile ............................................. 12
1.2 Contexto político y administrativo en Carabineros al momento del Golpe de Estado .................. 13
1.3 Carabineros y los primeros años de la dictadura: “eliminación del comunismo” ................... 14
1.4 Transformaciones en la estructura institucional de Carabineros ................................................... 17
CAPÍTULO 2. NUEVA INSTITUCIONALIDAD, MODERNIZACIÓN Y DEFENSA DE LA
“NACIÓN RECUPERADA”, 1975-1985............................................................................................. 21
2.1 Sistematización de la Doctrina de Seguridad Nacional y reforzamiento de la función preventiva
(1975-1976) ......................................................................................................................................... 21
2.2 Revisionismo doctrinario, nuevas amenazas al orden público y expansión institucional (1977-
1979).................................................................................................................................................... 28
2.3 Carabineros y la Constitución Política de 1980: Anticomunismo de Estado, ‘nueva fase delictual’
y especialización de la instrucción del personal (1980-1981) ................................................................ 35
2.4 Crisis institucional: protestas nacionales, legislación antiterrorista y reestructuración del Alto
Mando (1982-1985)................................................................................................................................. 45
CAPÍTULO 3. TRANSICIÓN DESDE LA SEGURIDAD NACIONAL HACIA LA SEGURIDAD
CIUDADANA, 1985-1990 ..................................................................................................................... 68
3.1 Nociones sobre la seguridad nacional después de la crisis institucional: nuevos énfasis en los
sentidos del orden público y la función policial .................................................................................. 68
3.2 Reformulaciones doctrinarias: implementación del Código de Ética y Doctrina Institucional ..... 73
3.3 Crecimiento corporativo: profesionalización, especialización e infraestructura ........................... 77
3.4 Proyecciones institucionales frente al nuevo régimen democrático .............................................. 79
CONCLUSIONES ................................................................................................................................. 86
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................... 96
FUENTES .............................................................................................................................................. 98

2
RESUMEN

La presente tesina da cuenta de las representaciones de orden público y función policial que
se desarrollaron en Carabineros de Chile durante la dictadura cívico militar entre 1973 y 1990,
conceptos que configuraron el quehacer policial durante el período. Esta investigación se realizó
con la finalidad de identificar los elementos teóricos e ideológicos que confluyeron en la
elaboración de un sentido común que guió el ejercicio de la labor de Carabineros, en un período
marcado por la represión y las violaciones a los derechos humanos perpetrados por agentes del
Estado.

El principal objetivo de esta investigación es analizar y caracterizar, en un contexto de


militarización de la policía uniformada, la formulación y difusión de las representaciones
institucionales sobre el orden público y la función policial en Carabineros de Chile en tanto marco
ideológico y teórico incorporado en la formación de los policías, considerando la importancia de
la Doctrina de Seguridad Nacional y el anticomunismo en dichas representaciones.

Las fuentes utilizadas han sido principalmente documentos y publicaciones realizadas por
y para Carabineros, como son la Revista Carabineros de Chile (medio de difusión de carácter
mensual), el Diccionario Policial, el Manual de Procedimientos policiales (estos dos últimos del
año 1978), la revista Seguridad Nacional (desde 1983 llamada Política y Geoestrategia), y las
principales legislaciones asociadas a Carabineros, como las Leyes Orgánicas de 1975 y 1990, la
Ley Antiterrorista de 1984, y el Código de Ética y Doctrina Institucional de 1989.

En el primer capítulo se ha realizado un análisis de la penetración de la Doctrina de


Seguridad Nacional en la institucionalidad chilena y la influencia de esta teoría en el quehacer de
Carabineros desde el golpe de Estado hasta la dictación de la Ley Orgánica institucional en 1975.
En el capítulo dos se revisan las nociones de orden público y función policial destacando las
transformaciones de ambas representaciones durante el período que abarca la implementación de
la Ley Orgánica de 1975 y la reestructuración del Alto Mando institucional en 1985. Finalmente,
en el capítulo tres se desarrolla el recorrido de Carabineros en los últimos años de la dictadura,
abordando las resignificaciones doctrinarias que se implementaron y sus implicancias en la
reorientación de los sentidos del orden público y la función policial.

3
INTRODUCCIÓN

El 11 de septiembre de 1973, las tres ramas de las Fuerzas Armadas en conjunto con
Carabineros de Chile conspiraron contra el gobierno de la Unidad Popular dirigido por Salvador
Allende y llevaron a cabo un golpe de Estado que instauró una dictadura militar. El régimen
autoritario perduró por 17 años, período en el que se sucedieron en el país brutales casos de
violaciones a los derechos humanos, en medio de una persecución política y represión sistemática
contra los simpatizantes del depuesto gobierno, proceso en el que Carabineros, como institución
garante del orden al interior de las fronteras, jugó un papel preponderante.

Desde sus orígenes como fuerza pública, la policía uniformada ha detentado un carácter
militarizado, ya que desde su fundación se establecieron intereses y motivaciones comunes entre
la institución y el resto de los cuerpos castrenses, tanto en términos operativos como doctrinarios1.
Son dos las dimensiones en que esta militarización se ha manifestado: por una parte, desde
mediados del siglo XIX las Fuerzas Armadas fueron utilizadas con una cierta regularidad a través
de los años en tareas de represión policial contra la población civil, y por otro lado, la policía ha
sufrido la intervención de los militares en terrenos tan importantes como la instrucción de la
oficialidad, la organización y despliegue de fuerzas y hasta en la propia dirección de la institución2.

Producto del diagnóstico de la terrible experiencia de la represión militar contra los civiles
en los primeros años del siglo XX3, se hizo cada vez más necesario abandonar el intento de
asignarle a las FF.AA tareas policiales e implementar un cuerpo policial unificado diferente a las
fuerzas armadas. En este contexto se origina el nacimiento de Carabineros de Chile como una
iniciativa del caudillo militar Carlos Ibáñez del Campo, que propiciaba en 1927 la unión definitiva
de las Policías fiscales y el Cuerpo de Carabineros dependiente del ejército, quedando consagrado
el carácter militar de la institución en la Ley Orgánica del 23 de diciembre de 1927, que señalaba
en su artículo primero que "Carabineros de Chile es una institución militar a cuyo cargo estarán en

1
Doctrina se entiende aquí como los principios y valores que se articulan en un sentido del deber, en tanto se asocia
a la labor de Carabineros (y del resto de las FF.AA) con una serie de elementos éticos y morales que orientan la
actividad policial (o militar).
2
Maldonado Prieto, Carlos, "Orden público en el Chile del siglo XX: trayectoria de una policía militarizada", en Justicia
en la calle: ensayos sobre policía en América Latina, coord. Peter Waldmann, (Alemania: Konrad- Adenauer- Stiftung;
ISLAUniversität; CIEDLA, 1996), 73-98, pp75.
3
Un caso emblemático es la matanza perpetrada por el Ejército contra trabajadores salitreros en la Escuela Santa
María de Iquique en 1907.

4
todo el territorio de la República, el mantenimiento de la seguridad y el orden y la vigilancia del
cumplimiento de las leyes y demás disposiciones de carácter general". En la misma línea, el artículo
segundo afirmaba que "los Carabineros dependerán directamente del Ministerio del Interior, pero,
cuando el presidente lo estime conveniente, podrá ponerlos temporalmente a disposición del
Ministerio de Guerra"4.

Esta condición militar se vio enfrentada a la "reacción civilista" que provocaría la caída de
Ibáñez, lo que se debió principalmente al fuerte carácter represivo de su gestión, pasando a quedar
la policía supeditada férreamente al poder civil representado por el Ministerio del Interior, cuestión
que se mantuvo con cierta regularidad hasta el gobierno de la Unidad Popular. La dependencia de
Carabineros al poder civil significó un progresivo crecimiento corporativo, plasmado en la
modernización de la infraestructura y el paulatino aumento de los recursos técnicos con los que
contaba el personal, elementos que se consolidaron con la Ley Orgánica Institucional de 1960.5

La nueva Ley Orgánica inauguró un período en el que comenzó a manifestarse un énfasis


mayor en las labores ‘anti subversivas’ de Carabineros, cuestión motivada principalmente por el
auge de los movimientos populares en la época, como fue el caso de las protestas y tomas de
terrenos realizadas por los pobladores sin casa en su lucha por el derecho a la vivienda. La represión
de las alteraciones del orden público desde las administraciones de los presidentes Jorge Alessandri
y Eduardo Frei Montalva constituyeron un precedente a la labor de Carabineros en la dictadura
militar, ya que los conceptos derivados de la sofocación de las manifestaciones asociadas a
movimientos de izquierda sirvieron como argumentos para llevar a cabo el golpe de Estado. Dichas
ideas se relacionaron principalmente con la ‘recuperación de la nación’ que se encontraba
supuestamente en un proceso sistemático de ‘degradación moral’ debido a la infiltración del
‘marxismo-leninismo’. La polarización política durante la presidencia de Salvador Allende motivó
un profundo distanciamiento entre el Alto Mando de Carabineros con el gobierno, ya que muchas
situaciones que en años anteriores fueron consideradas como alteraciones graves del orden público,
en ese momento encontraron respaldo político por parte de la Unidad Popular. Estas tensiones
fueron un factor importante en el apoyo de la institución policial al golpe militar.

4
D.F.L N°2.484: Aprueba Ley Orgánica de Carabineros de Chile (Chile: Ministerio del Interior, 05 de abril de 1927).
5
D.F.L N°213: Aprueba Ley orgánica de Carabineros de Chile (Chile: Ministerio de Hacienda, 26 de marzo de 1960).

5
Carabineros asumió desde el momento del golpe de Estado la misión de resguardar al
régimen de las amenazas que pudieran socavarlo, por lo que la función policial pasó a estar
fuertemente influenciada por la idea de ‘eliminar al comunismo’. En este sentido, durante los
primeros meses del régimen se desarrolló una represión sistemática y masiva por parte de
Carabineros contra los sectores opositores a la dictadura y adherentes al gobierno de la Unidad
Popular. Con el correr de los años la persecución política se fue haciendo más selectiva,
orientándose el trabajo represivo hacia labores de ‘contrainsurgencia’ e inteligencia, desbaratando
las redes opositoras desde las sombras. Lo anterior se desarrolló en paralelo a un progresivo
crecimiento corporativo de la policía uniformada, cuestión que se manifestó en un aumento de la
infraestructura, la inauguración de nuevas unidades especiales, y una mayor especialización en la
formación del personal.

Esta expansión institucional entró en crisis a mediados de la década de 1980 debido al


escándalo generado a raíz del ‘Caso Degollados’, que consistió en el asesinato que miembros de
Carabineros cometieron contra tres jóvenes militantes de izquierda por motivos políticos. Producto
de la indignación generada en la opinión pública respecto al hecho, el Alto Mando institucional fue
reestructurado, abandonando César Mendoza el puesto de General Director y miembro de la Junta
de Gobierno que había ocupado desde 1973, asumiendo en su lugar el hasta ese momento
Subdirector de Carabineros, Rodolfo Stange. El resultado de la crisis institucional fue la revisión
de la doctrina institucional, en un intento de adaptar a Carabineros al contexto de la época, marcado
por una apertura del espacio público y el desarrollo del debate político con miras al proceso
plebiscitario, en medio de una proyección hacia la futura democracia.

El marco ideológico y de formación de Carabineros durante la dictadura fue principalmente


la Doctrina de Seguridad Nacional6, cuerpo teórico que se incorporó en los planteles de formación
de los uniformados y que estableció lineamientos en torno al quehacer policial, como fueron por
ejemplo las nociones de ‘contrainsurgencia’ y ‘enemigo interno’, que se agruparon con otras

6
La Doctrina de Seguridad Nacional no se comprende como un sinónimo de lo que anteriormente se denominó como
doctrina institucional, ya que se configuró como un cuerpo teórico que significó una sistematización de las políticas,
estrategias, e infraestructura tendientes a la lucha de los estados nacionales contra la amenaza del comunismo
internacional, manifestando una orientación concreta a su aplicación en los países del tercer mundo (en un contexto
de guerra fría), principalmente en Latinoamérica, aunque su presencia también se haya materializado en otros
contextos, como el asiático (Guerra de Corea), y el africano (Guerra de Argelia y Guerra civil del Congo).

6
corrientes teóricas como el nacionalismo y el corporativismo, bajo el alero de un profundo
anticomunismo (o anti marxismo), matriz principal del análisis que propuso esta doctrina.

Considerando todo lo anterior, el objetivo de esta investigación es analizar y caracterizar,


en un contexto de militarización de la policía uniformada, las representaciones de orden público y
función policial, tomando en cuenta la influencia de la Doctrina de Seguridad Nacional en la
formulación y difusión de dichos conceptos en la institución de Carabineros de Chile durante la
dictadura cívico-militar, entre 1973 y 1990. El realizador de esta investigación caracteriza el orden
público como el amplio abanico de ámbitos, situaciones y circunstancias en que Carabineros enfoca
su actuar, mientras que la función policial se define como el marco regulador que delimita la labor
profesional de los uniformados. Ambos conceptos se articulan para dar lugar a un estado de paz y
tranquilidad deseable al interior de las fronteras, noción que ciertamente se ve modificada de
acuerdo a los contextos históricos a partir de los cuales se orienta.

Carabineros de Chile como materia de análisis histórico no ha sido un tema muy


desarrollado por la historiografía chilena, siendo otras áreas de las ciencias sociales las que se han
encargado de generar conocimiento de manera más sistemática sobre la institución policial. Los
análisis más generales plantean que en los Estados Modernos es preciso administrar a todos los
criminales sin excepción, un castigo seguro a través de agentes imparciales del Estado 7. En el
contexto latinoamericano, esta realidad ha estado determinada por el hecho de que las fuerzas
militares tengan (o hayan tenido) un papel central en el mantenimiento del orden interno de los
países8. En el caso chileno, el surgimiento de Carabineros se habría configurado como una forma
de respuesta de la clase política en su intento por establecer hegemonía a partir de la
institucionalización del poder. En este sentido, la unificación de las tres policías existentes en la
época responde a una centralización de la fuerza represiva en una sola unidad dependiente del
Estado9.

7
Milagrosa Romero Samper, "Delito, Policía, Estado y sociedad: Tendencias actuales de la investigación y debate
historiográfico", Cuadernos de Historia Moderna 9 (s/m): 229-248.
8
Lucía Dammert, "Dilemas de la reforma policial en América Latina", En Policía, Estado y sociedad: prácticas y saberes
latinoamericanos, coords, Haydeé Caruso, Muniz, J, y Carballo Blanco, A., (Brasil: Publit Soluções Editoriais, 2007),
145-164.
9
Wilfredo Urbina Alvear, "Construcción de Hegemonía en Chile. (1891-1931) Fundación de Carabineros de Chile y
la invasión a la sociedad civil", (Tesis de Licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad de Chile, 2009).

7
Como se mencionó anteriormente, desde su origen Carabineros se configuró como una
institución de carácter militar para combatir la delincuencia. Durante la dictadura se desarrolló un
reforzamiento del orgullo y carácter militar de la policía uniformada, lo que fue de la mano con el
aumento del descontento social (sobre todo desde la década de 1980) y la identificación del
manifestante como una amenaza para la nación10. En este sentido, durante la dictadura las políticas
de seguridad se basaron en la construcción de un enemigo interno, buscando el mantenimiento del
orden público utilizando la violencia institucional. A partir de esto, la estrategia se centró en el
control de las acciones políticas en pos de resguardar la institucionalidad, en desmedro de la
persecución de la criminalidad asociada a los delitos contra la propiedad11. Consecuentemente, la
producción del Orden público como sustento doctrinario del actuar de Carabineros se generó
operativamente en un proceso compartido con las FF.AA, en una dinámica en que la institución,
mediante la adhesión del General Director a la Junta de Gobierno, aumentó su poder en el plano
político, mientras que en el plano operativo pierde autonomía respecto al resto de las FF.AA12.

Los estudios que se abocan a los últimos años de la dictadura destacan que después del
secuestro llevado a cabo por la DICOMCAR contra tres militantes del partido comunista y
participantes activos de la Vicaría de la Solidaridad (Caso Degollados), se produjo un
distanciamiento de la institución de Carabineros con la estructura político-gubernativo del régimen.
Esta situación generó un quiebre en los aparatos de inteligencia y seguridad, lo que detonó en una
crisis que los "arquitectos" -civiles encargados de la administración pública de la dictadura desde
los 80- no supieron enfrentar con miras al plebiscito de 198913. Sobre este mismo contexto, es
preciso destacar el texto “Un Verde Manto de Impunidad” de los autores Caucoto y Pereira, quienes
desarrollaron una cronología del caso, reproduciendo las declaraciones de los implicados en la
materia, en las que se negaba toda participación de la institución en el hecho. Además, los autores

10
Azun Candina, "Carabineros de Chile: una mirada histórica a la identidad institucional". En Seguridad y Reforma
policial en las Américas: experiencias y desafíos, coords Lucía Dammert y John Bailey (México:Editorial Siglo XXI,
2005), 145-167.
11
Lucía Dammert, "De la seguridad nacional a la seguridad ciudadana. Chile, 1973-2003." En Seguridad y Reforma
policial en las Américas: experiencias y desafíos, coords. Lucía Dammert y John Bailey (México: Editorial Siglo XXI,
2005), 123-144.
12
Paul Hathazy. "Expertos, burócratas y política en la transformación de carabineros de Chile" (Conferencia
presentada en el XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología “VIII Jornadas de Sociología de la
Universidad de Buenos Aires”, 2009).
13
Pablo Policzer, "Si con el diablo hay que hablar, con el diablo se habla: La policía y la política de información en
Chile durante Pinochet", (Tesis de Licenciatura de la Universidad de Palermo de Argentina, 1998).

8
presentan una documentación detallada del juicio de los policías imputados y las declaraciones de
los oficiales, junto al detalle documental y testimonial del caso14.

Por otra parte, es destacable el ejercicio de auto construcción de historia institucional que
ex miembros de Carabineros han desarrollado. En esta línea, Diego Miranda propone que la
evolución de Carabineros siempre estuvo condicionada por la contingencia política, ya que no
existió una planificación meditada para el desarrollo de la policía de acuerdo a las previsibles
necesidades de una población en aumento. Por otra parte, Richard Vega plantea la necesidad de
perseguir los delitos para afincar la paz social y el ordenamiento jurídico de los pueblos15.

Sobre la Doctrina de Seguridad Nacional, uno de los principales estudios es el de Verónica


Valdivia, quien plantea que desde la década de 1930 el pensamiento doctrinal y político de los
militares (lo que la autora denomina "cosmovisión militar") se configuró sobre la base del
"ibañizmo", que plantea la añoranza castrense por un gobierno fuerte y eficiente, promoviendo una
tecnocracia que a su vez miraba con recelo a los políticos, que propugnaba una inmersión profunda
del Estado en temas económicos y sociales, proclive a la integración despolitizada de los sectores
marginados de la sociedad, y defensores de la modernización como paradigma de desarrollo para
el país. Esta configuración del pensamiento castrense no desapareció con la presencia de la
Doctrina de Seguridad Nacional a comienzos de la década de 1960, sino que permaneció en las
filas de las FF.AA como estadio de pensamiento, por lo que esta nueva doctrina llegó a influir en
este basamento, planteándose que a la llegada de los principios norteamericanos ya existía un
pensamiento doctrinario asentado16.

Sobre las características de este cuerpo teórico, algunos autores destacan que sus elementos
constitutivos fueron la obsesión por perseguir al enemigo comunista, la modificación de los
atributos de las FF.AA en pos de garantizar el "orden interno", la transformación del pueblo en
objeto histórico -homologando el concepto con el de nación-, la organización vertical del Estado,

14
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad, (Chile: Ediciones Academia,
1994).
15
Diego Miranda Becerra, La policía y Carabineros: ensayos históricos y biográficos, (Chile: Concepción Visual Arte y
Diseño, 2004); y Richard Vega Leiva, La función policial y la justicia: delitos contra las personas y contra la
moralidad pública, (Chile, S.E, 1985).
16
Verónica Valdivia, El golpe después del golpe: Leight vs Pinochet. Chile 1960-1980 (Chile: LOM Ediciones, 2003).

9
y el neoliberalismo como doctrina económica17. En esta misma línea de análisis, se señala que una
premisa fundamental de la Doctrina de Seguridad Nacional era que cada Estado debía enfrentar sus
problemas de forma individual, adaptando sus principios en base a cuatro categorías esenciales: los
objetivos nacionales, el poder nacional, la estrategia nacional, y la política de Seguridad Nacional18.
En lo fundamental, dos serían los postulados básicos que regirían este pensamiento: la bipolaridad
(marxismo-occidentalismo) y la guerra generalizada entre ellos como dos fuerzas opuestas e
irreconciliables19.

Considerando este cuerpo bibliográfico, la propuesta de investigación que aquí se


presenta está enfocada en desentrañar los análisis y las concepciones ideológicas que fueron
elaboradas por los propios miembros de Carabineros en el proceso de construcción de un soporte
teórico que justificara el quehacer policiaco durante la dictadura. La construcción de un sentido
común que diera forma a las representaciones institucionales de orden público y función policial
durante el período en cuestión se configura por tanto como el principal foco de esta tesina.

Consecuentemente, las fuentes seleccionadas son fundamentalmente publicaciones


académicas y de difusión elaboradas y promovidas dentro del mismo cuerpo de Carabineros. La
principal de ellas es la Revista Carabineros de Chile en sus ediciones mensuales desde octubre de
1973 hasta abril de 1990. Esta publicación fue ampliamente difundida durante la dictadura, ya
contó con un gran tiraje debido a que su financiamiento constaba principalmente de aportes basales
y la suscripción del propio personal. En ella se desarrollan trabajos académicos, columnas de
opinión y una serie de otros artículos referidos al quehacer diario de Carabineros. Otra fuente
importante es la Revista Seguridad Nacional (posteriormente denominada Política y
Geoestrategia), publicación iniciada en 1974 como un proyecto de extensión de la Academia
Superior de Seguridad Nacional, plantel de formación en que los miembros de Carabineros
realizaban cursos obligatorios para lograr el ascenso al rango de Oficial General. En esta revista se
encuentran las principales síntesis teóricas de los contenidos derivados de la Doctrina de Seguridad
Nacional que estaban siendo analizados en Chile. En último término se analizaron el Manual de

17
Pedro Rivas Nieto y María Rodríguez Fernández, "Autoritarismo, totalitarismo y Doctrina de Seguridad Nacional ",
Espacios Públicos 29 (diciembre 2010): pp. 99-118.
18
Jorge Tapia Valdés, El terrorismo de Estado: la Doctrina de Seguridad Nacional en el cono sur, (Chile: Editorial
Nueva Imagen, 1980).
19
Edgar Velázquez Rivera, "Historia de la Doctrina de Seguridad Nacional", Convergencia Revista de Ciencias
Sociales 27 (Enero-Abril 2002):11-39.

10
Procedimientos Policiales y el Diccionario Policial (ambos de 1978), el Código de Ética y
Doctrina institucional (1989) y las Leyes Orgánicas Institucionales de 1975 y 1990.

Como se esbozó en párrafos precedentes, la categoría de análisis principal que propone este
trabajo es la de representación. La definición de la Historia de las representaciones que realiza
Nicolás Offenstadt plantea que ésta "dirige su atención más precisa a la forma en que el mundo
social es construido, dividido, clasificado; a veces de manera contradictoria por aquellos que lo
componen.”20. Si consideramos que las fuentes analizadas son instrumentos de difusión del
pensamiento institucional de Carabineros, esta perspectiva nos acerca al proceso de construcción
de un sustento teórico del quehacer profesional de los uniformados. Consecuentemente, “no hay
práctica ni estructura que no sea producida por las representaciones, contradictorias y enfrentadas,
por las cuales los individuos y los grupos dan sentido al mundo que les es propio”21. La elaboración
de un marco referencial que otorgue sentido a la actividad policial estaba (y está) determinada por
las concepciones que desde la propia institución se elaboren (y elaboraban) respecto a los conceptos
del orden público y la función policial, ya que ambas nociones son los pilares de la existencia
misma de Carabineros como fuerza pública.

El primer capítulo de esta investigación trata acerca de las tensiones que se desarrollaron
entre el Alto Mando de Carabineros y el gobierno de la Unidad Popular, las motivaciones de la
adscripción de la institución al golpe de Estado, los primeros años de represión política durante el
régimen, y los cambios en la estructura administrativa de Carabineros en 1974 y 1975. El segundo
capítulo abarca las transformaciones en las representaciones de orden público y función policial,
así como los cambios en la estructura orgánica de la institución, entre los años 1975 y 1985.
Finalmente, el último capítulo se centra en los intentos de transformar la doctrina institucional, con
el objetivo de recuperar la legitimidad y la adhesión de la opinión pública, y adaptar a Carabineros
al nuevo régimen democrático.

20
Nicolás Offenstadt, Las palabras del historiador, (Francia: Presses Universitaires du Mirail. 2004), pp56
21
Roger Chartier, El mundo como representación: Estudios sobre historia cultural, (España: Editorial Gedisa. 2004),
pp49.

11
CAPÍTULO 1. “LIBERACIÓN NACIONAL” Y COMBATE CONTRA EL “ENEMIGO
INTERNO”, 1973-1975

Este primer capítulo se centra en el análisis de las transformaciones institucionales en


Carabineros de Chile durante el período comprendido entre los meses previos al golpe de Estado
en 1973 y la dictación de la Ley Orgánica Institucional de Carabineros el 9 de junio de 1975. Dicho
marco temporal abarcó las disputas que existieron entre el Alto Mando y el gobierno de Salvador
Allende, la adscripción de Carabineros al golpe de Estado, así como la implementación de los
postulados de la Doctrina de Seguridad Nacional.

En primer término, se analiza el proceso de penetración de este cuerpo teórico en las


instituciones militares y de orden desde la década de 1960, presentando el principal marco
ideológico de las FF.AA durante el régimen dictatorial, que además se incluyó en los planes de
estudio de los uniformados en los años posteriores. En segundo término, se presenta el contexto de
Carabineros en los momentos previos al golpe militar, poniendo en cuestión los conflictos del Alto
Mando con el gobierno de la Unidad Popular que derivaron en la adscripción de la policía
uniformada al derrocamiento del presidente. En tercer término, se analizan los dos primeros años
de la dictadura en lo que se refiere a la represión policial contra los opositores al régimen.
Finalmente, se desarrollan las implicancias de la nueva Ley Orgánica de Carabineros y las
proyecciones de la institución en los años venideros respecto a este marco doctrinario.

1.1 La penetración de la Doctrina de Seguridad Nacional en Chile

El hito que permite rastrear las primeras formas de penetración o influencia de la Doctrina
de Seguridad Nacional en Chile fue la creación del Consejo Superior de Seguridad nacional por
medio del Decreto con Fuerza de Ley N° 181 del 23 de marzo de 1960.22 Consistió en una teoría

22
La misión del Consejo Superior de Seguridad Nacional era “asesorar al Presidente de la República en todo lo que
se refiera a la seguridad de la nación y en el mantenimiento de la integridad territorial del país. Será presidido por el
Presidente de la República, quién fijará la política que se seguirá en esta materia”. Paulatinamente sus objetivos
debieron revisarse y ampliarse para incluir lo referido a la Seguridad Interior, por la nueva modalidad de agresión
que surgía en diversos países con la denominada Subversión, Guerra de Guerrillas o Guerra Irregular. La finalidad de
la Seguridad nacional ha sido definida como: “Garantizar la supervivencia de la nación dentro de la comunidad

12
que fundamentó la Guerra Fría a partir del concepto de “guerra total contra el comunismo en las
esferas militar, económica, psicológica e ideológica”23. Importante en dicha caracterización fue la
noción de bipolaridad, comprendida como las posiciones irreconciliables del mundo occidental
cristiano y del marxismo internacional.

Esta doctrina penetró en Chile por dos vías: “el numeroso contingente militar, más de 6000
hombres, entrenados en Estados Unidos, particularmente en la zona del Canal de Panamá, y el
trabajo de propaganda emprendido por un grupo de escritores, políticos y periodistas de la extrema
derecha y de clara posición fascista”24. La premisa más importante en la implementación de este
pensamiento en Chile era que Carabineros y las FF.AA representaban la “fuerza moral”25de la
nación en la lucha contra el enemigo interno, en una suerte de hermandad entre todas las
instituciones armadas.

1.2 Contexto político y administrativo en Carabineros al momento del Golpe de Estado

Como se ha planteado, Carabineros se configuró como una policía militarizada,


jerarquizada, técnica y profesional desde el momento de su creación en 1927. Respecto a este
punto, Carlos Maldonado y Ernesto Águila señalan que la dinámica de militarización se debió a la
necesidad de concentrar a las fuerzas policiales fiscales y de gendarmes (existentes hasta 1927) en
una sola institución, con un mando de carácter jerárquico y con un proceso de instrucción y
perfeccionamiento similar al resto de las FF.AA26.

internacional, como un ente libre, autónomo e independiente, es decir, como un Estado soberano, permitiendo y
asegurando la efectiva materialización de las condiciones básicas que hacen a un país cumplir con su misión histórica,
como son la autodeterminación, la integración nacional, la prosperidad y el prestigio”. En Coronel Alejandro Medina
Lois, “Teoría de la Seguridad Nacional”, Revista Seguridad Nacional 2° edición (Septiembre-Octubre 1976): p33-42.
23
Velázquez Rivera, Edgar, "Historia de la Doctrina de Seguridad Nacional", Universidad del Cauca, Colombia, p11.
24
Jorge Tapia Valdés, El terrorismo de Estado: la Doctrina de Seguridad Nacional en el cono sur, (Chile: Editorial Nueva
Imagen, 1980), p125.
25
Jorge Tapia Valdés, El terrorismo de Estado: la Doctrina de Seguridad Nacional en el cono sur, (Chile: Editorial Nueva
Imagen, 1980), p127.
26
Maldonado Prieto, Carlos, "Orden público en el Chile del siglo XX: trayectoria de una policía militarizada", en
Justicia en la calle: ensayos sobre policía en América Latina, coord Peter Waldmann, (Alemania: Konrad- Adenauer-
Stiftung; ISLAUniversität; CIEDLA, 1996), 73-98.

13
Como se mencionó anteriormente, durante el gobierno de la Unidad Popular, las tensiones
políticas del momento ‘dificultaban’ el rol de preservar el orden jurídico, lo que se manifestaba por
ejemplo en la incomodidad que generaba el hecho de que acciones ‘ilegales’ como las tomas de
terrenos y de fábricas, se encontraran respaldadas por las directrices ideológicas del gobierno.
Siguiendo a Paul Hathazy, durante la administración de Salvador Allende la visión profesional,
legalista y de protección al orden interno que Carabineros asumió desde su fundación se encontró
en conflicto con la supuesta manipulación política de la institución, la que se habría desarrollado a
través del control directo del Ministerio del Interior sobre el quehacer de los uniformados27. El
cumplimiento de la función policial en situaciones como las tomas de terrenos y de fábricas,
supuestamente habría sido entorpecida por los intereses políticos de la autoridad gubernamental.
Además, se sumó la visión apocalíptica acerca de la “infiltración marxista” dentro de la sociedad.
Las restricciones de las labores policiales y la ‘amenaza’ que representaba el comunismo para la
vida nacional fueron los principales argumentos que Carabineros manifestó para romper con la
legalidad y sumarse a la conspiración militar contra el presidente Allende.

1.3 Carabineros y los primeros años de la dictadura: “eliminación del comunismo”

Una de las principales motivaciones argüidas por la Junta de Gobierno para llevar a cabo el
golpe de Estado fue la restauración o recuperación de los “valores más imbricados en el alma
nacional”, tales como la concepción cristiana del hombre y la sociedad, y un nacionalismo de
Estado, que habían sido supuestamente subvertidos durante el gobierno anterior28. Se destacó que
“Chile se [encontraba] en un proceso de destrucción sistemática e integral de estos elementos
constitutivos de su ser, por efecto de la intromisión de una ideología dogmática y excluyente,
inspirada en los principios foráneos del marxismo-leninismo”29. En ese contexto, Carabineros se

27
Paul Hathazy. "Expertos, burócratas y política en la transformación de carabineros de Chile" (Conferencia
presentada en el XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología “VIII Jornadas de Sociología de la
Universidad de Buenos Aires”, 2009), p1-10.
28
Augusto Pinochet Ugarte: General de Ejército, comandante en Jefe del Ejército y Presidente de la Junta de
Gobierno; José T. Merino Castro: Almirante y Comandante en Jefe de la Armada; Gustavo Leigh Guzmán: General del
Aire y Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea; César Mendoza Durán: General Director de Carabineros, “Declaración
de principios del Gobierno de Chile”, Revista Carabineros de Chile, p2-11.
29
Junta de Gobierno, “Acta de constitución de la Junta de Gobierno”, Revista Carabineros de Chile, septiembre 1973,
p4-5.

14
sumaría formal e ideológicamente a la misión de “asegurar por sobre toda otra consideración la
supervivencia de dichas realidades y valores, que son los superiores y permanentes de la nación
chilena”. 30.

En los meses posteriores al golpe militar, el orden público representó para Carabineros “el
conjunto de condiciones jurídicas y sociales que determinan un estado de seguridad y tranquilidad
pública”31. En este sentido desde la institución fueron identificadas nuevas formas de subversión
de estas condiciones, cuestión que se desarrolló ampliamente en la clase inaugural de la Escuela de
Carabineros de 1974. En dicho escenario, se afirmó que desde 1970 “se [rompió] el equilibrio
entre realidad social y normatividad, forzando la realidad para hacer la norma inoperante […]
[Vendrían] “las huelgas”, las “tomas” y los “resquicios legales” como formas nuevas, que hacen
su aparición en nuestra sociedad para destruir el orden público”32. Se enfatizaba que “en estos
últimos años los movimientos políticos internacionales con filosofía, financiamiento y apoyo del
exterior practicaron en nuestra patria una verdadera invasión hasta llegar a poner en el más serio
peligro el orden público y con ello la paz social” 33. Los uniformados, por lo tanto, debían tener
presente que la soberanía de la nación no sólo podía ser atacada desde el exterior, sino que también
recibir acometimientos desde el interior de las propias fronteras. En definitiva, se elaboró una
noción del enemigo interno, al que se precisaba enfrentar desde diferentes esferas de la función
policial.

El General Director de Carabineros, César Mendoza Durán34, señalaba que en el nuevo


régimen, el objetivo no se trataba de “aplastar tendencias ni corrientes ideológicas o ejercer
venganzas personales, sino de reestablecer el orden público y volver al país por la senda del

30
Junta de Gobierno, “Acta de constitución de la Junta de Gobierno”, Revista Carabineros de Chile, septiembre 1973,
p4-5
31
Hernán Caraceda, Ministro de la Corte de Apelaciones y profesor de Derecho Penal en Clase Inaugural Escuela de
Carabineros , “El orden público”, Revista Carabineros de Chile, abril 1974, 18-23.
32
Hernán Caraceda, Ministro de la Corte de Apelaciones y profesor de Derecho Penal en Clase Inaugural Escuela de
Carabineros , “El orden público”, Revista Carabineros de Chile, abril 1974, 18-23.
33
Hernán Caraceda, Ministro de la Corte de Apelaciones y profesor de Derecho Penal en Clase Inaugural Escuela de
Carabineros , “El orden público”, Revista Carabineros de Chile, abril 1974, 18-23.
34
El General Director de Carabineros y miembro de la Junta de Gobierno entre 1973 y 1985 se sumó a la conspiración
para derrocar al presidente Salvador Allende pocos días antes del golpe. En 1973 se desempeñaba como Director de
Bienestar de la institución. Realizó un golpe interno el mismo 11 de septiembre, desplazando del cargo al General
Director José María Sepúlveda, quien se encontraba en La Moneda junto al presidente. De esta forma Mendoza se
hizo con el control de la policía uniformada y formó parte activa del gobierno dictatorial que perduró por 17 años en
el país.

15
cumplimiento de la Constitución y las leyes de la República”35. Sin embargo, en dicha afirmación
se omitió el hecho de que la labor de Carabineros asumió el ideario de exterminar al comunismo
en Chile, cuestión que queda de manifiesto con las cifras recopiladas por la Comisión de Verdad y
Reconciliación36, que dan cuenta de la labor de la policía uniformada como la tropa de avanzada
en el desarrollo de la represión política durante la dictadura.

A partir de la percepción de que el contexto nacional estaba marcado por el enfrentamiento


contra fuerzas subversivas, Carabineros asumió el rol de representar “la organización que el Estado
se ha dado para el resguardo y defensa de su integridad física, moral e identidad histórico-
cultural”37. Por lo tanto, durante los primeros años de la dictadura, su labor estuvo marcada por la
defensa de los ‘valores patrios’ supuestamente subvertidos por el marxismo, y la defensa del orden
público frente a la amenaza del enemigo interno.

Sin perjuicio de lo anterior, en las fuerzas armadas y de orden no se desarrolló una estrategia
clara sobre la aplicación misma de la fuerza38. Cientos de personas fueron asesinadas durante las
primeras semanas que siguieron al golpe, en lo que los militares calificaron como un ‘estado de
guerra’, y miles fueron encarcelados en provisorios campos de concentración. Consecuentemente,
es dudoso que el uso de la violencia representara una política coherente y bien articulada con claras
proyecciones hacia el futuro, ya que todas las ramas de las Fuerzas Armadas y la policía ejercieron
la coerción durante este período, realizando desde detenciones y encarcelamientos hasta
ejecuciones sumarias, lo que implicó muchos choques de jurisdicción, debido a que la mayor parte
del tiempo era muy difícil para los oficiales de una institución recibir información precisa sobre
los prisioneros en otra.

35
General Director César Mendoza Durán, “Declaración del General Director César Mendoza Durán, Revista
Carabineros de Chile, septiembre 1973, p9.
36
En 1973, de un total de 22.824 detenciones con fines políticos realizados por las distintas ramas de las FF.AA, el
42,67% correspondería sólo a procedimientos llevados a cabo por Carabineros. Para un segundo período entre enero
de 1974 y agosto de 1977, la cifra fue de 26,19%; y finalmente entre los meses de octubre de 1977 hasta marzo de
1990, dicho porcentaje fue de un 37,16%. Información presentada en Comisión Nacional sobre Prisión Política y
Tortura, Informe Rettig (Chile: Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 2004),
37
Junta de Gobierno, “Acta de constitución de la Junta de Gobierno”, Revista Carabineros de Chile, septiembre 1973,
p4-5.
38
Pablo Policzer, "Si con el diablo hay que hablar, con el diablo se habla: La policía y la política de información en
Chile durante Pinochet", (Tesis de Licenciatura de la Universidad de Palermo de Argentina, 1998),
p157.

16
Dicha confusión derivó a que Carabineros no delimitara un perfil claro y coherente de lo
que se entendía como ‘enemigo interno’. A pesar de esta difusa figura delictiva, desde el momento
del golpe de Estado la institución fue enfática al identificar al ‘extremismo subversivo’ como un
peligro constante para los miembros de las fuerzas de orden, cuestión que generó la necesidad de
que los uniformados estuvieran preparados para enfrentarse a los ‘extremistas’ en cada esquina:
“Esta clase de delincuencia [la guerrilla] constituye un peligro real para la nación entera que la
sufre, pero especialmente para los guardadores del orden, que deben enfrentarla directamente […]
El Personal debe conocer todas las posibles facetas que puede revestir la acción de las guerrillas
urbanas, para defenderse de ella”39. Dentro de la función policial se incorporó por tanto un sentido
de sospecha llevado al límite de la paranoia, ya que ‘quien permanece alerta, permanece vivo’. Así
pues, pese a que no se elimina la figura del delincuente común40, desde los primeros años de la
dictadura el ‘guerrillero’ es percibido como la principal amenaza al orden público, por lo que la
función policial, en términos preventivos, coactivos e indagatorios, estuvo orientada a suprimir las
“actividades de guerrilla urbana y rural”41, con el objetivo de resguardar la nueva institucionalidad.

1.4 Transformaciones en la estructura institucional de Carabineros

Con el objetivo de hacer operativas las representaciones de orden público y función policial
elaboradas por Carabineros desde el momento del golpe de Estado, la institución reformuló su
estructura y organización administrativa. Es así como durante los años 1974 y 1975 se
materializaron el traspaso de dependencia desde el Ministerio del Interior hacia el Ministerio de
Defensa, y la nueva Ley Orgánica Institucional.

Respecto al primero de estos puntos, el Alto Mando enfatizó a sus subordinados que “este
cambio de dependencia administrativa no [modificó] la característica que nos da identidad
profesional propia. Somos y seguiremos siendo una Institución policial de carácter técnico

39
Jaques Mirabec, “El terrorismo acecha”, Revista Carabineros de Chile, junio 1974, p22-27.
40
Son pocas las referencias que se pueden encontrar en las fuentes respecto al combate al crimen común (o no
político), algunos ejemplos son artículos como: Revista institucional de Carabineros de Chile “La Escuela de
Carabineros”, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1973, p20-23; Revista institucional de Carabineros de Chile,
“¿Sabe usar las esposas?”, Revista Carabineros de Chile, febrero 1974, p6-7; Revista institucional de Carabineros de
“La seguridad en el “Metro””, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1974, p18-21; Richard Luis Vega Leiva, “La
legítima defensa y la libertad del inocente”, Revista Carabineros de Chile.
41
Comité editorial Revista Carabineros, “Cita con la historia”, Revista Carabineros de Chile, abril 1974, p4-7.

17
militar”42. Pese a esto, importantes fueron las transformaciones que implicaría este movimiento.
En su artículo 1°, el D.L N° 444 señalaba que “Carabineros de Chile, Institución Policial de carácter
técnico y militar, dependerá del Ministerio de Defensa Nacional”. En el artículo 2° se postulaba
que “Créase, en el Ministerio de Defensa Nacional, la Subsecretaría de Carabineros, cuya
organización, funcionamiento, planta y atribuciones serán determinados por su Ley Orgánica”43.
Dicha subsecretaría “[tenía] por misión asesorar al Sr. Ministro de Defensa Nacional en todo lo
relacionado con Carabineros de Chile, especialmente en materias administrativas, legales,
previsionales y presupuestarias. Asimismo es la encargada de elaborar los Decretos Leyes,
Decretos Supremos, Resoluciones y documentación atingente con estas materias […] Esta
Subsecretaría [fue] organizada en base a cinco Secciones: Confidencial, Decretos, Jurídica,
Archivo y Administrativa”44.Esto significó una señal política de la Junta de Gobierno, ya que al
darle más atribuciones operacionales a la policía, además de una nueva distribución de los recursos
técnicos y administrativos, significó una equiparación del rol de Carabineros respecto al resto de
las Fuerzas Armadas en términos formales, técnicos y políticos, debido a que se incorporó a la
institución a la dependencia estatal en la que se concentraba el poder político del régimen.

Por otra parte, hacia mediados de 1975 se dictó la nueva Ley Orgánica de Carabineros, que
vino a reemplazar a la de 1960. En lo fundamental, respecto a su predecesora, este cuerpo conservó
intactos los principios fundamentales de la identidad institucional, manteniéndose el primer
artículo que establecía que: “Carabineros de Chile es una Institución policial de carácter militar, a
cuyo cargo estarán en todo el territorio de la República la vigilancia y el mantenimiento de la
seguridad y el orden, y el cumplimiento de otras funciones que le encomienden las leyes y demás
disposiciones generales”45.

Se manifestó un giro institucional en relación a la Ley Orgánica anterior en tanto se le


agrega un inciso al Art.7° de la ley de 1960, el cual señalaba que “Carabineros podrá establecer

42
General Director César Mendoza Durán, “Discurso del General Director don César Mendoza Durán”, Revista
Carabineros de Chile, abril 1974, p46-47.
43
Decreto Ley N°44: Incorpora y crea Subsecretaría de Carabineros en el Ministerio de Defensa Nacional (Chile:
Ministerio de Defensa Nacional, 27 de Abril de 1974).
44
Comité editorial Revista Carabineros, “La Subsecretaría de Carabineros”, Revista Carabineros de Chile, febrero
1975, p14-18.
45
Decreto Ley N°1063: Aprueba la Ley Orgánica de Carabineros (Chile: Ministerio de Defensa Nacional,, 9 de Junio
de 1975).

18
servicios urbanos, rurales, de tránsito, forestales, fronterizos, de aduanas, marítimos, aéreos y
cualquier otro que incida en la función policial” 46. Se incorporó un inciso que estableció que “El
Presidente de la República podrá, asimismo, autorizar la creación de servicios de Carabineros en
aquellas localidades o centros industriales en que los vecinos o empresarios se comprometan a su
mantenimiento, previo depósito, por períodos anticipados, de las dos terceras partes del monto de
los gastos que demande este servicio”47, materializándose en la posibilidad de que los civiles tengan
injerencia en la labor policial mediante el traspaso de recursos privados hacia la institución.
El fortalecimiento de las redes de apoyo de Carabineros en el mundo civil se configuró
como un marco legal que entregó a la policía la posibilidad de realizar labores asociadas a encargos
personales y funciones de seguridad privada que no necesariamente tuvieron que ver con el orden
público, así como el traspaso de información y el mejoramiento de los recursos técnicos en la
persecución política que desarrollaron las unidades de inteligencia.
Además, Se agregó que dichas funciones aplicarán “siempre que no se interfieran
con servicios de otras Instituciones dependientes del Ministerio de Defensa Nacional”48, lo que
significó una repartición jurisdiccional entre las distintas fuerzas armadas y de orden respecto al
resguardo y la restauración del orden público y la seguridad nacional al interior de las fronteras.

A modo de síntesis, durante este primer período se desarrolló un ‘profundo compromiso’


de Carabineros con la ‘recuperación’ del orden público alterado y los ‘valores tradicionales’ de la
nación. Desde esta perspectiva el orden público fue caracterizado como un estado de frágil paz
social debido a la amenaza latente de la subversión guerrillera. Este contexto derivó en la
elaboración y difusión de una noción referida a que los factores jurídicos de la institucionalidad,
así como los factores sociales de la tranquilidad pública, se encontraban en una situación de
‘inestabilidad latente’. Por lo tanto, el orden reestablecido debía ser defendido, y para eso se
requería la identificación del ‘enemigo interno’. Ante tal estado de amenaza, la función policial no
podía ser otra que la defensa férrea del ‘orden recuperado’. El carabinero debía estar preparado

46
D.F.L N°213: Aprueba Ley orgánica de Carabineros de Chile (Chile: Ministerio de Hacienda, 26 de marzo de 1960).
47
D.F.L N°213: Aprueba Ley orgánica de Carabineros de Chile (Chile: Ministerio de Hacienda, 26 de marzo de 1960).
48
Decreto Ley N°1063: Aprueba la Ley Orgánica de Carabineros (Chile: Ministerio de Defensa Nacional, 9 de Junio de
1975).

19
para dar la vida por la defensa del régimen, y siempre tenía que mostrarse alerta en su labor diaria,
ya que el terrorismo acechaba. Una planificación de la función policial cada vez más tecnificada,
militarizada y especializada, llevaría a la policía uniformada a ganar la batalla contra los enemigos
de la nación, los marxistas y los delincuentes comunes.49

Las transformaciones en la estructura orgánica de Carabineros en 1974 y 1975 conllevaron


en primer término un traspaso de dependencia administrativa desde el Ministerio del Interior hacia
el Ministerio de Defensa Nacional, mediante la creación de la Subsecretaría de Carabineros. En
segunda instancia, en 1975 se implementó una Ley Orgánica institucional en la que se agregaron
principios que no estaban presentes en el cuerpo legal de 1960. Esta reestructuración significó que
en términos políticos Carabineros pasó a constituir formalmente una rama más de las Fuerzas
Armadas en el proyecto de la dictadura cívico-militar, lo que se justificaba por la conflictiva
relación que tuvo la policía con esa dependencia durante el gobierno de Salvador Allende. Por
añadidura, la Ley Orgánica propició que Carabineros pudiera vincularse con el mundo civil en las
labores policiales, ya que otorgaba la posibilidad de recibir recursos e infraestructura de parte de
privados, lo que en la práctica significaba que el dinero pasara a condicionar la función policial.
En definitiva, posibilitó la construcción de redes de apoyo de civiles en la labor de la policía.

49
Las diferencias entre las representaciones de ambos sujetos radicaba en el carácter político que se asocia con el
subversivo, el cual se movilizará dentro de una estructura del “crimen organizado. destinada a perturbar la paz social
mediante los ataques armados, disturbios públicos y acciones de agitación y propaganda contra la dictadura,
mientras que el delincuente común es identificado como el sujeto marginal perpetrador de delitos sin motivación
política aparente.

20
CAPÍTULO 2. NUEVA INSTITUCIONALIDAD, MODERNIZACIÓN Y DEFENSA DE
LA “NACIÓN RECUPERADA”, 1975-1985

El objetivo de este capítulo es analizar y caracterizar las representaciones del orden público
y la función policial entre los años 1975 y 1985. Las nociones de ambos conceptos se elaboraron y
difundieron a la par de un proceso de sistematización de la Doctrina de Seguridad Nacional en los
diferentes institutos y escuela de formación de Carabineros, por lo que la influencia de los aspectos
más relevantes de este pensamiento se encontraron arraigados en la construcción de un sentido
común que justificó y sustentó el accionar de los policías durante este período –y durante toda la
dictadura en general–. Asimismo, la nueva Constitución Política más una serie de legislaciones
asociadas que se relacionaron directamente con el accionar policial, permearon el sentido en que
el orden público y la función policial fueron entendidos. En definitiva, se propone en este capítulo
dar cuenta de las transformaciones de ambas ideas a lo largo de los diez años que abarca el período,
desde la entrada en vigencia de la nueva Ley Orgánica Institucional hasta la crisis generada por el
‘Caso Degollados’, que consistió en el asesinato perpetrado por policías de la DICOMCAR
(Dirección de Comunicaciones de Carabineros) contra tres militantes de izquierda y de la Vicaría
de la Solidaridad , situación que generó la renuncia de todo el Alto Mando y por ende una
reestructuración de la institución.

2.1 Sistematización de la Doctrina de Seguridad Nacional y reforzamiento de la función


preventiva (1975-1976)

La seguridad nacional constituyó el marco ideológico y doctrinario en el que se formaron


los carabineros durante gran parte de la dictadura. Ejemplo de ello es la dictación del Decreto
Supremo N° 538 del 26 de diciembre de 1974, que creó la Academia Superior de Seguridad
Nacional. Este plantel educativo se configuró como una de las primeras instituciones encargadas
de sistematizar teóricamente estas ideas, mediante la implementación de cursos destinados a los
aspirantes a oficiales de todas las ramas de las fuerzas armadas y de orden. Según se detalla en la
Revista académica del plantel50, el objetivo de la Academia fue implementar los conocimientos

50
La Revista Seguridad Nacional es el principal medio de difusión de la Academia. En ella se integran artículos de
carácter académico relacionados a temas como geopolítica, estrategia y seguridad nacional, filosofía política y
economía. Los autores incluidos en la revista son fundamentalmente los docentes del plantel y los estudiantes

21
necesarios para que Oficiales Superiores de la Defensa Nacional y funcionarios civiles de alta
categoría ejercieran funciones vinculadas con el desarrollo socioeconómico del país y el orden y la
estabilidad al interior de las fronteras. Los cursos de Alto Mando, seguridad nacional y
planificación nacional tuvieron en sus aulas a coroneles del cuerpo de Carabineros, para quienes
constituía un requisito de ascenso al grado de Oficial General. Durante los años siguientes, la
Doctrina de Seguridad Nacional fue incorporada a los cursos regulares de los planteles educativos
de Carabineros, como la Escuela de Suboficiales y la Escuela de Formación de Carabineros
(ESFOCAR).

La incorporación de este cuerpo teórico en los planes de estudios permeó la representación


del orden público. En la editorial de la primera edición de la Revista Seguridad Nacional se enfatizó
en que “el bien común general impone al Estado la obligación de proporcionar a la población un
ambiente de orden y estabilidad que haga realmente factible alcanzar el desarrollo nacional,
previniendo o superando con éxito cualquiera interferencia o amenaza a la que pudieran verse
expuestos los miembros de esa sociedad, en la búsqueda de su plena realización personal”51. Por
lo tanto, Carabineros hizo suya esa misión de generar ese ambiente de seguridad y estabilidad,
previniendo las amenazas que puedan pervertir ese orden, y reprimiendo a los agentes
perturbadores de la sociedad.

Dentro de elementos disociadores, la infiltración comunista fue considerada como el más


peligroso de todas. Es así como en enero de 1976, Augusto Pinochet vislumbraba “una nueva
democracia que logre armonizar el respeto a los derechos naturales del ser humano, con el orden
público y la seguridad nacional, en un mundo que afronta el flagelo terrorista y una guerra
ideológica total entre marxismo-leninismo y libertad”52. Respecto a esto, Jaime Guzmán afirmaba
en agosto de ese año que “el marxismo es un intento de rebelión total en contra del orden natural
de las cosas, lo que lo sitúa como una doctrina antinatural por definición […] Nunca se entenderá
en toda su dimensión la magnitud del error intelectual o la profundidad del mal moral que conlleva

graduados o que cursan estudios en la academia. Desde el número 26 en adelante, esta publicación pasó a llamarse
Revista Política y Geoestrategia, significando sólo un cambio de denominación, más que de contenido.
51
Comité editorial Revista Seguridad Nacional, “La Junta de Gobierno y los objetivos del Estado”, Revista Seguridad
Nacional 1° edición (Julio-Agosto 1976): p20.
52
Augusto Pinochet Ugarte, “¡Chile está y seguirá de pie ante las fuerzas oscuras de la agresión extranjera!”, Revista
Carabineros de Chile, Enero 1976, p3.

22
el marxismo, si no se lo analiza como una rebelión de soberbia propiamente satánica”53. En pleno
proceso de construcción de un ordenamiento institucional nuevo, las fuerzas de orden no podían
permitir que su proyecto nacionalista se viera entorpecido por la ‘penetración marxista’.

El anti marxismo forma parte de la mencionada relación entre el orden público y la


seguridad nacional, dualidad que se sustenta en los objetivos nacionales planteados por la Junta de
Gobierno54. De esta manera, “el poder nacional está constituido por ciertos elementos mínimos que
son los mismos constitutivos del Estado: [En primer término] el territorio, la población y la
soberanía… [En segundo término] el carácter nacional de los habitantes es también un factor muy
estable que conforma la idiosincrasia de los pueblos… [Y en tercer término] la moral nacional [que
por su parte] se relaciona con las actitudes que adopta la población”55. La Doctrina de Seguridad
Nacional atribuye al órgano estatal la posibilidad de recurrir a los medios que sean necesarios para
defender estos principios. Dichas herramientas se agrupan en lo que se denominó poder de policía,
que se entiende como “la potestad que tiene el Estado para dictar las leyes, ordenanzas y
reglamentos que restringen la libertad individual, con el fin de proteger la vida y la propiedad, la
seguridad, la moral y la mantención de su orden jurídico y social”56. Carabineros toma la posta de
este poder de policía, en su misión de resguardar el orden dentro de las fronteras nacionales.

Un hito importante respecto al orden público y la seguridad nacional fue la creación del
Consejo Asesor Superior. En abril de 1976 se señalaba que las características de este organismo
son las de una dependencia con “carácter permanente, profesional y técnico, de alta especialización
en materias policiales y administrativas, cuyo jefe, como principal colaborador del General

53
Comité editorial Revista Seguridad Nacional, “El Estado y la Seguridad Nacional”, Revista Seguridad Nacional 1°
edición (Julio-Agosto 1976): p29-41.
54
Los objetivos nacionales se esbozaron en la “Declaración de principios de la Junta de Gobierno” de 1974, y se
pueden sintetizar en: La justicia y la igualdad ante la ley, la restauración de la dignidad del trabajo, la creación de una
moral de mérito y de esfuerzo personal, la sobriedad y austeridad de quienes mandan, la restitución del carácter
apolítico de la Administración Pública […] Una nueva y moderna institucionalidad […] Un desarrollo económico
acelerado, un efectivo progreso social y una escala de valores morales que los jerarquice respecto del hombre: metas
indisolubles de la reconstrucción nacional[…] [Además] los partidos y movimientos marxistas no serán nuevamente
admitidos en la vida cívica. Por tanto, el actual gobierno no teme ni vacila en declararse antimarxista. En Augusto
Pinochet Ugarte: General de Ejército, comandante en Jefe del Ejército y Presidente de la Junta de Gobierno; José T.
Merino Castro: Almirante y Comandante en Jefe de la Armada; Gustavo Leigh Guzmán: General del Aire y
Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea; César Mendoza Durán: General Director de Carabineros, “Declaración de
principios del Gobierno de Chile”, Revista Carabineros de Chile, p2-11.
55
Jorge Ovalle Quiroz, “Poder nacional y Seguridad nacional”, Revista Seguridad Nacional 3° edición (Octubre-
Noviembre-Diciembre 1976): p61-70.
56
Walter Luzio Vieyra, Diccionario Policial Tomo II, (Chile: s/e, 1978), p408.

23
Director, orienta y coordina el trabajo institucional, velando porque exista siempre unidad de
doctrina y de acción”57. Los departamentos que conforman su estructura orgánica se enumeran de
la siguiente manera: Organización, Legislación y reglamentación, Policía e informaciones,
Departamento de Planificación y Desarrollo, y Sección Computación e Informática. La misión
principal de esta repartición fue facilitar la acción de mando del General Director y el desarrollo
de las operaciones policiales, técnicas y administrativas de las reparticiones y unidades que
conforman el organismo físico y moral de la institución.

En paralelo a la reorganización administrativa, el proyecto de sociedad nacionalista y


autoritaria del régimen implicó para Carabineros la adaptación de la función policial a las
necesidades represivas del Estado. A partir de la premisa de que “frente a toda escalada delictual
[Carabineros] debe estar más que nunca alerta para prevenir acciones dolosas y perseguir a los
delincuentes que malogren la buena convivencia o pretendan dañar la imagen de Chile en el
concierto mundial”58, se comenzó a aplicar la detención por sospecha. Pese a que desde la
institución se destacó la dictación de diversos cuerpos legales destinados a proteger los derechos
fundamentales de los detenidos59, “Carabineros [estaba] obligado a detener a todo individuo que
esté cometiendo delito. Tiene también facultades para interrogar y aprehender, sin orden judicial,
a toda persona dudosa, si no explica o desvanece las sospechas”60. Se presenta aquí una dicotomía
entre la persecución arbitraria a ciertos individuos y la supuesta protección de los derechos de las
personas privadas de libertad, lo que no revistió una problemática para Carabineros, ya que el

57
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “El Consejo Asesor Superior”, Revista Carabineros de
Chile, abril 1976, p15-19.
58
General Director César Mendoza Durán, “Mensaje del Director General: Defensa de la moral y la ley”, Revista
Carabineros de Chile, febrero 1977, p2.
59
Referencia al Decreto Ley N° 1.009 de mayo de 1975: disposiciones sobre protección jurídica de los derechos
procesales de los detenidos por delitos contra la Seguridad Nacional, bajo el régimen de Estado de Sitio…Durante la
vigencia del Estado de Sitio, los organismos especializados para velar por el normal desenvolvimiento de las
actividades nacionales y por la mantención de la institucionalidad constituida, cuando procedan en el ejercicio de sus
funciones propias a detener preventivamente a las personas a quienes presuma fundadamente culpables de poner
en peligro la seguridad del Estado, estarán obligadas a dar noticia de dicha detención, dentro de un plazo de 48 horas,
a los miembros más inmediatos de la familia del detenido […] Las detenciones practicadas por tales organismos no
podrán durar más de cinco días, y dentro de este plazo el detenido será dejado en libertad o puesto a disposición del
tribunal que corresponda, o del Ministerio del Interior […] La aplicación de apremios ilegítimos a los detenidos se
castigará con arreglo al Art. 150° del Código Penal o 330° del Código de Justicia Militar, según corresponda […]Una
de las garantías: los detenidos son sometidos a examen médico al ingresar y al abandonar el lugar de detención […]
Las normas citadas, y que garantizan los derechos de los detenidos en virtud del Estado de Sitio, protegen la situación
de aquellas personas que han sido privadas de libertad, como una medida de prevención y resguardo del orden
público. En Gastón Cortés Labbé, “La detención”, Revista Carabineros de Chile, febrero 1976, p19-19.
60
Gastón Cortés Labbé, “La detención”, Revista Carabineros de Chile, febrero 1976, p19-19.

24
objetivo fundamental era velar por el orden y el normal desenvolvimiento de la institucionalidad
constituida.

El estado de ‘vigilia’ ante la presencia del comunismo internacional significó para


Carabineros la premisa de que la institución, como primera línea de defensa de la patria, constituía
el objetivo predilecto de los atentados. Desde 1975 se manifestó una identificación clara de la
estrategia de infiltración de los grupos armados paramilitares en el contexto latinoamericano, lo
que da cuenta de una elaboración discursiva que puso al ‘guerrillero’ como uno de los agentes
perturbadores de la seguridad nacional:

La subversión en Latinoamérica, guiada por el comunismo castrista-soviético, ha diseñado


un nuevo tipo de perturbador social: el guerrillero urbano […] El guerrillero urbano es un
elemento indispensable en la hora cero del caos político-social en un estado a punto de
caer en el “huracán revolucionario”. Su misión es causar los mayores estragos posibles
en las bases económico-industriales del estado atacado, destrozando políticamente las
instituciones de la comunidad. Estos pasos de marcha de la subversión contribuyen a crear
el clima sicológico indispensable para el futuro “asalto al poder” […] Es el que tiene a su
cargo los desórdenes callejeros, la agitación y dirección de pequeños grupos agresores
[…] Estos guerrilleros dirigen y proveen de equipos saboteadores a movimientos
subversivos paralelos, realizan atentados terroristas y cometen robos y asesinatos “por la
causa” […] La subversión comunista y el terrorismo comenzaron con su reto a las
instituciones y vida democrática de los países occidentales. Las instituciones policiales,
como resguardadoras de los principios de orden público, libertad y soberanía, han sido
permanente blanco de la escalada marxista-leninista61.

Otro de los factores atentatorios contra el orden público que hace su aparición en este bienio
son las drogas y estupefacientes. Consecuentemente, desde Carabineros se desarrolló una
asociación entre el tráfico de estas sustancias y la penetración ideológica del ‘marxismo-
leninismo’. La Doctrina de Seguridad Nacional postulaba que las vías de infiltración del
comunismo podían socavar a las capas más desposeídas de la sociedad, por lo que la drogadicción,

61
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “La policía frente a la subversión”, octubre 1976,
p18-23.

25
con su efecto nocivo en la juventud y las clases populares, se configuró como una de las tantas
armas de los soviéticos en sus ‘afanes totalizantes’.

El coronel de Carabineros Luis Fontaine afirmaba que “el fenómeno de la droga es una
táctica alienante, de sometimiento mental, dentro del contexto de la lucha político-ideológica por
el predominio mundial”62. El narcotráfico, desde este punto de vista, formaba parte de una
estrategia a nivel internacional, atacando principalmente a la juventud “a objeto de socavarlos,
someterlos, degradarlos y en último término, aniquilar en ellos ideas éticas y nacionalistas, mística,
idealismo y capacidad de combate […] En esta deleznable empresa el marxismo-leninismo ha
unido sus intenciones políticas con los intereses del hampa, de la delincuencia y de las mafias que
se dedican al tráfico de estupefacientes”63. De esta manera, “la dialéctica prepara el terreno,
debilitando a los jóvenes con ideas inconformistas o disolventes (existencialismo, liberación,
comunitarismo, amor libre, etc.) haciéndolos receptivos al empleo de las drogas, en una verdadera
contaminación colectiva en cadena, mientras el hampa provee la mano pragmática, operativa y
económica, traficando y colocando la mercancía”64. Por esta razón, el tráfico, consumo y
distribución de drogas adquirió el carácter de agente atentatorio del orden público, debido a que se
relaciona con el ‘marxismo’ en una doble dimensión: por una parte éste, en tanto ideología, actuaría
pervirtiendo a la juventud en ideas disociadoras, allanando el camino para el consumo de
estupefacientes, mientras que éstos, a su vez, se configuran como elementos alienantes de la moral;
por otra parte, el comunismo y el tráfico de drogas se relacionarían también a partir de los vínculos
de cooperación y logística que supuestamente los ‘grupos extremistas’ habrían tenido con las
grandes mafias de narcotraficantes.

Carabineros en su rol de defensores del orden, la estabilidad y la libertad le otorga una gran
importancia al combate contra el narcotráfico. Se afirmaba que “la relación entre el hábito de usar
narcóticos y el crimen es clara y evidente, puesto que el daño mental y moral que corroe al
enviciado le impide discernir con nitidez entre el bien y el mal, llegando bajo la influencia de tales

62
Teniente Coronel de Carabineros Luis Fontaine Manríquez, “Drogas: hampa, marxismo y mafia”, Revista
Carabineros de Chile, agosto 1975, p18-25.
63
Teniente Coronel de Carabineros Luis Fontaine Manríquez, “Drogas: hampa, marxismo y mafia”, Revista
Carabineros de Chile, agosto 1975, p18-25.
64
Mayores de Carabineros Ramiro Rosales R. y Adrían Figueroa L., Las drogas y su incidencia en la seguridad nacional”,
Revista Seguridad Nacional 9° edición (Abril-Mayo-Junio 1978): p103-117.

26
drogas a cometer asaltos y feroces homicidios”65, por lo que la protección de los menores en
situación irregular y en situación de vulnerabilidad, el patrullaje o resguardo de los sectores
conflictivos, y la acción contra los drogadictos y los fabricantes clandestinos de estupefacientes
constituyen las bases del proceso de resguardo del orden público y de “higienización social”66.

La función policial debió adaptarse a esta realidad, de ello resulta que la labor preventiva,
reivindicada desde la institución como uno de las áreas más sensibles del actuar policial, fuera
reforzada en aras de revertir los posibles focos delictuales. El Capitán de Carabineros, Rubén
Valenzuela de la Jara, destacaba que “participando directamente en el freno y/o solución de
diversos problemas (menores en situación irregular, drogadicción, alcoholismo, corrupción de
menores, vagancia, mendicidad, educación, miseria, prostitución y otros factores exógenos),
nuestra Institución está siempre a la vanguardia de la contingencia social.”67.

Dentro de esta política educativa y preventiva contra el vicio, Carabineros en conjunto con
el Ministerio de Educación, llevaron a cabo un programa de formación de profesores monitores en
los colegios de Santiago. Según cifras presentadas por la institución en la edición N° 255 de la
revista institucional (muy poco precisas por lo demás), los resultados de una primera encuesta de
drogadicción escolar realizada durante julio de 1976 indicaron los siguientes resultados:

14.928 jóvenes de 10 Liceos de Santiago aceptaron declarar en forma libre y espontánea


sus experiencias. 3.286 se declararon adictos: aproximadamente un 20%. Se encuestaron
luego 20 Liceos de niñas, con un total de 27.000 alumnas. Una cifra aproximada a las 5
mil reconocieron ser proclives a las drogas: un porcentaje levemente inferior, lo que
reflejaba la similitud del mal. La confirmación final se obtuvo en investigación
materializada en 35 Liceos mixtos, con alumnado total de 47 mil jóvenes. Se detectó
drogadicción en casi 8 mil jóvenes68.

65
Director de Orden y Seguridad de Carabineros Julio De La Fuente Duarte, “Orden, seguridad y prevención”, Revista
Carabineros de Chile, abril 1975, p10-17.
66
. Director de Orden y Seguridad de Carabineros Julio De La Fuente Duarte, “Orden, seguridad y prevención”, Revista
Carabineros de Chile, abril 1975, p10-17.
67
Capitán de Carabineros Rubén Valenzuela de la Jara, “Factores sociales de tipo exógeno que influyen en la
criminalidad, y en cuya prevención Carabineros tiene una activa participación”, Revista Carabineros de Chile,
diciembre 1976, p2-7.
68
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Otra iniciativa de Carabineros: fin a la drogadicción
juvenil”, Revista Carabineros de Chile, julio 1976, p28-29.

27
Así es como “el primer curso organizado por el O.S.769 finalizará con 50 profesores
orientadores y antes de octubre [de 1976] serán formados otros 160, cubriéndose así todos los
planteles educacionales del Gran Santiago. Luego el adoctrinamiento se extenderá al resto del país
[…] El contagio de nuestra juventud provino del corrompido régimen que, en su estrategia de
demolición nacional, amparó y negoció con poderosas “mafias” de traficantes, al extremo de
convertir al país en un antro de perversión alucinógena”70. El resguardo de la institucionalidad y el
orden implicó que la función policial profundizara el rol preventivo, a fin de evitar nuevos focos
de perversión moral y social provocados por la drogadicción.

2.2 Revisionismo doctrinario, nuevas amenazas al orden público y expansión institucional (1977-
1979)

Desde mediados de 1976 se desarrolló en Carabineros una teorización acerca del orden
público y las implicancias que dicho concepto tendría en el contexto de los estudios y
planificaciones de la nueva Constitución Política71. El General Director Mendoza, en la alocución
por la inauguración del año académico de la Universidad Católica de Valparaíso en marzo de 1977,
destacó que “para que una sociedad pueda realmente vivir y prosperar, es necesario que se le
garantice la seguridad, el orden y la tranquilidad de sus miembros; pero esa garantía debe
actualizarse permanentemente”72. En este sentido, durante el período fueron muchos los textos que
se difundieron al interior de la institución (como artículos académicos o reseñas de alocuciones de

69
Dependiente de la Dirección de investigación Delictual y Drogas, es la unidad especializada en el combate al tráfico
de drogas y las organizaciones criminales que lo realizan. Se creó el 8 de noviembre de 1973, con el nombre de
Séptima Sección de Investigaciones Especiales. Entre sus objetivos principales están: el control del tráfico ilícito de
drogas en todas sus formas; la denuncia y entrega a la Justicia de los traficantes y sus cómplices; la investigación de
todo delito relacionado con el narcotráfico y relacionarse con otros organismos públicos o privados involucrados en
la materia. En Museo Histórico de Carabineros de Chile, Carabineros de Chile: Evolución de la función policial (Chile:
Comité Editorial Museo Histórico Carabineros de Chile, 2003), p15.
70
General Director César Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: Laudable iniciativa”, Revista Carabineros
de Chile, julio 1976, p2.
71
Desde Julio de 1976 comienza a funcionar el Consejo de Estado: “Como lo expresara el Presidente de la República,
la Constitución del Consejo de Estado marca un “paso histórico” en el acontecer nacional. Es más: “un paso histórico
en nuestro camino hacia la plenitud de una nueva democracia”. Y ese paso histórico tiene raíces profundas de
legitimidad”, que se remontan al 11 de Septiembre y que se proyectan “hacia organismos legislativos del futuro”. En
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “El consejo de Estado: hacia una nueva
institucionalidad”, Revista Carabineros de Chile, julio 1976, p8-10.
72
General Director César Mendoza Durán, “Orden público y acción de la policía”, Revista Carabineros de Chile, marzo
1977.

28
oficiales sobre el tema) respecto a las variadas dimensiones que alcanzaba el concepto de orden
público.73

Fundamentalmente este concepto se enmarcó “dentro de los límites previstos por las leyes
que el propio Estado dicta, lo que constituye un régimen de derecho donde el hombre antecede al
Estado y éste debe estar al servicio del hombre y no lo contrario, por ser un derecho que arranca de
la naturaleza misma del ser humano, principio que tiene su origen en el propio Supremo Creador”74.
Esta definición de los márgenes del orden público se encontró en directa oposición a las
características que los mismos teóricos del régimen atribuyen a los Estados marxistas, en los que
primaría una noción alienante del ser humano, al poner en primer plano los intereses del Estado
por sobres los individuales de cada persona.

El General Director enfatizaba en el mencionado discurso en Valparaíso que “mantener el


Orden Público será pues fundamental –desde el punto de vista doctrinario– para asegurar al grupo
social su normal convivencia y desarrollo […] Cuando se rompe el equilibrio entre la norma legal
y la realidad social, al llevarse a cabo actos que trastornan o interrumpen el modo ordenado de
vida, se produce el desorden público, el que en la mayoría de los casos corresponde a individuos o
grupos minoritarios inconformes”75. Esta afirmación se condice con la definición de orden público
elaborada por el Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez76, quien planteaba que “las

73
Algunos de esos textos son: Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez, “Orden Público y Seguridad Nacional”,
en Revista de Carabineros abril 1978 y en Revista Seguridad Nacional 7° (Octubre-Noviembre-Diciembre); General
Director César Mendoza Durán, “Orden público y acción de la policía”, Revista Carabineros de Chile, marzo 1978.
Además, se presenta una definición de orden público en el Diccionario policial de 1978, donde se señala que éste
“[designa] el límite general de las libertades y la facultad de reprimir las actividades de los individuos que traspasen
los límites de la libertad […] como “orden jurídico”, determina las bases de la organización social y se traduce en un
país determinado por sus leyes fundamentales, derivados del Poder Constituyente. En este aspecto, son de orden
público las leyes relacionadas con la organización política, la organización social, la organización económica y la
organización moral. Considerando el orden material, constituye el Poder de Policía. En este sentido la emplea el ART.
93 de la Ley de Municipalidades, cuando dice que corresponde al Alcalde: “Expedir decretos dirigidos a la
conservación del Orden público y seguridad del vecindario, a mantener expeditas las vías públicas y el curso de las
aguas de la población, a prevenir los incendios, inundaciones, epidemias, y a remediar sus estragos”.
74
General Director César Mendoza Durán, “Orden público y acción de la policía”, Revista Carabineros de Chile, marzo
1977.
75
General Director César Mendoza Durán, “Orden público y acción de la policía”, Revista Carabineros de Chile, marzo
1977.
76
Carlos Donoso Pérez fue uno de los primeros uniformados en sistematizar y teorizar las nociones sobre orden
público en la dictadura militar. Sus artículos fueron publicados tanto en la Revista de Carabineros como en la Revista
Seguridad Nacional, en su calidad de estudiante (y después egresado) del curso de Seguridad Nacional de la Academia
Superior de Seguridad Nacional. En el año 1985 vuelven a aparecer textos académicos de su autoría en las fuentes
institucionales, ostentando el grado de General Inspector de Carabineros y Director de Orden y Seguridad.

29
sociedades son dueñas de sí mismas porque tienen el atributo de la soberanía dentro del ámbito
jurisdiccional, de modo que siendo el interés social el origen del derecho, ningún miembro de la
sociedad puede ejercer derecho alguno en contra de ella […] El orden verdadero nace precisamente
del equilibrio que debe existir entre la autoridad y la libertad”77. Se desarrolló en ambas
teorizaciones la idea de que el orden público consta de la mantención de la unidad nacional por
sobre los intereses de la disidencia, promoviéndose una concepción de estabilidad social que aboga
por el principio de subsidiariedad78 en tanto cada individuo debe desenvolverse de acuerdo a su
libre iniciativa individual, pero no interponiéndose en los objetivos superiores de la nación.

En esta misma línea de análisis, encontramos directas relaciones entre la seguridad nacional
y el orden público en la medida que “los objetivos de la seguridad nacional son la preservación del
orden público-jurídico-institucional del país, asegurar el libre ejercicio de la soberanía, y asegurar
el desarrollo socioeconómico nacional”79. Por lo tanto “en su significado objetivo, [el orden
público] denota coexistencia armónica y pacífica de los ciudadanos bajo la soberanía del Estado y
del derecho. Subjetivamente, indica el sentimiento de tranquilidad pública y la opinión de
seguridad social, que es la base de la vida civil. En este sentido, orden es sinónimo de paz
pública”80. Por esta razón, el orden público constituiría un factor indispensable en el aseguramiento
de la soberanía nacional y el desarrollo socioeconómico. Si el Estado modificaba su estructura,
inherentemente los alcances del orden público también se verán afectados, ya que su representación
se liga directamente con las definiciones del desarrollo económico, la soberanía, y la estructura
jurídica del régimen.

77
Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez, “Orden público y seguridad nacional”, Revista Seguridad Nacional
7°edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1977): p43-56.
78
El principio de subsidiariedad consiste básicamente en una jerarquía y distribución de la “nación” en sectores o
“gremios” según la utilidad o función que desempeñan para el progreso del país. En este sentido, se propone que
cada sector o grupo debe desempeñar el rol que le cabe dentro del constructo social, formando parte de un todo
orgánico de carácter vertical, en el que los grupos o instituciones de más relevancia absorben o incorporan a los más
pequeños, siendo el principal de ellos el Estado. Revisar Augusto Pinochet Ugarte: General de Ejército, comandante
en Jefe del Ejército y Presidente de la Junta de Gobierno; José T. Merino Castro: Almirante y Comandante en Jefe de
la Armada; Gustavo Leigh Guzmán: General del Aire y Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea; César Mendoza Durán:
General Director de Carabineros, “Declaración de principios del Gobierno de Chile”, Revista Carabineros de Chile,
junio 1974, p2-21.
79
Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez, “Orden público y seguridad nacional”, Revista Seguridad Nacional
7°edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1977): p43-56.
80
Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez, “Orden público y seguridad nacional”, Revista Seguridad Nacional
7°edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1977): p43-56.

30
Respecto a las amenazas que pueden socavar este statu quo, el coronel Donoso destacó la
conmoción interna, que se define como la perturbación violenta y tumultuosa del orden público.
“Estas acciones las llevan a cabo grupos políticos extremistas y se manifiestan en actos de sabotaje,
secuestros, robos a instituciones públicas y privadas, asesinatos individuales y colectivos, etc. Su
característica es la brutalidad, lo que se explica por la organización precaria de estos grupos, cuanto
porque son dirigidos por violentistas, con frecuencia con fallas sicológicas, que se autodenominan
idealistas, pero que no son, en estricto derecho, sino que delincuentes comunes. No buscan nuevas
formas organizadas de convivencia, sino simplemente el anarquismo”81.

A partir de la sucesión de atentados terroristas que se efectúan en los países del primer
mundo desde 197782, en Chile se generó una preocupación especial sobre los efectos que esta
escalada violentista podría tener para el país. Carabineros planteaba hacia fines de ese año que “hay
considerable preocupación a propósito de agentes químicos y bacteriológicos, algunos de los cuales
no es demasiado difícil obtener […] Otra preocupación, particularmente en la medida en que
plantas nucleares proliferan en todo el mundo, es que una organización terrorista pueda robar
plutonio suficiente como para armar una bomba atómica casera, o bien un arma de terror que
combine altos explosivos y material radiactivo”83. Consiguientemente, comenzó a establecerse una
diferenciación entre la amenaza que representaba el guerrillero urbano –identificado hasta ese
entonces como el principal agente subversivo–, y el terrorismo internacional, que comenzaba a
aparecer con más frecuencia en el radar de la policía.

Este estado de alerta impactaría en la percepción de Carabineros acerca de las motivaciones


y objetivos de los terroristas. Se enfatizaba que “la prosperidad del terrorista aumenta a medida que
comete mayores crímenes. Frente a él, la sociedad aplastada por la propaganda de los medios de
comunicación, a su servicio, no sabe reaccionar […] No se necesita demasiada imaginación, sobre
todo en Chile, donde sabemos que la lucha contra el marxismo es sin tregua, para comprender que
las bombas y petardos que periódicamente pretenden perturbar o intimidar la tranquilidad del país,

81
Coronel de Carabineros Carlos Donoso Pérez, “Orden público y seguridad nacional”, Revista Seguridad Nacional
7°edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1977): p43-56.
82
En 1976 en Berlín y Maryland (Estados Unidos), En Canadá, Francia y EE.UU en 1978, y el atentado al Papa Juan
Pablo II el 13 de mayo de 1981, por citar algunos ejemplos.
83
William Beecher de "Boston Sunday Globe”, “¿Nuevas armas para los terroristas?”, Revista Carabineros de Chile,
febrero 1977, p24-26.

31
son medios para obligar a los chilenos a ponerse de rodillas, sometidos por el miedo”84. Asimismo,
en las mismas páginas se destacó que “la KGB de Rusia es más poderosa porque cuenta con los
partidos comunistas, los satélites, tanto más perfeccionados que los americanos; los “Grupos de
Violencia”, entre los que sobresalen [entre otros, el] MIR (Chile). Con razón se ha dicho que
Occidente es como una herida infestada con el virus marxista”85. Encontramos en este artículo la
primera referencia directa a una red de financiamiento y logística entre la URSS y un grupo
paramilitar chileno –visibilizando su nombre–. De ahí en adelante serán escasas las veces en que
se haga referencia a una organización armada en particular, lo que da cuenta de la preocupación
que en ese entonces revestía el terrorismo internacional para la policía, llegando incluso a superar
la barrera de la censura y la invisibilización que se cernía sobre el tema.

El avance del terrorismo internacional implicó una reconfiguración de la función policial,


planteando nuevos desafíos en la mantención del orden y la estabilidad del país. Según se expresaba
en agosto de 1978, “Rusia entrena a estos bandidos modernos en diversas especialidades: sabotajes,
secuestros callejeros, aéreos, asalto a bancos, incendios, voladuras de centros vitales, etc. Pero, por
sobre todo, les enseña a asesinar al Policía”86. Se destacaba el carácter inhumano de los agentes
soviéticos, y por ende, su falta de escrúpulos al cometer atentados:

Por eso el Carabinero debe tener el convencimiento cabal de que la más feroz ley de la
selva se está aplicando en las ciudades del mundo occidental. El funcionario policial debe
tener en su mente muy clara la personalidad del terrorista. Si no lo hace, su duda le puede
costar la vida. Porque el terrorista no es el delincuente común y corriente. El terrorista es
un agente del mal, muy bien rentado, que viaja en los mejores medios de transportes y
recibe la cooperación o el apoyo logístico en los puntos de encuentro que se le han
ordenado. Es un brazo ejecutor del comunismo ruso y su fin es minar el decadente cuerpo
social del Mundo Occidental […] Con todo, el Policía debe vivir en permanente vigilia.
Alerta siempre. Decidido a todo y a proporcionarle al terrorista su propia medicina. Su
galardón será una patria libre sin miedo a vivir87.

84
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Occidente debe reaccionar”, Revista Carabineros
de Chile, Noviembre 1978, p18-23.
85
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Occidente debe reaccionar”, Revista Carabineros
de Chile, Noviembre 1978, p18-23.
86
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “El policía ante el terrorismo”, agosto 1978, p10-13.
87
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “El policía ante el terrorismo”, agosto 1978, p10-13.

32
La premisa fundamental de esta teorización es que el mundo occidental se encontraba
infiltrado por el comunismo, por lo que el reforzamiento de la función preventiva se presentaba
como una estrategia fundamental para prevenir ataques tanto al personal como al orden público.
Desde el punto de vista policial resultó justificable la aplicación de tácticas de contrainsurgencia
como el espionaje, la tortura y el asesinato, ya que el terrorismo significaba tanto un peligro para
la integridad de la nación como una amenaza constante a la vida de los miembros de las fuerzas de
orden.88

La función preventiva, además de implicar la persecución de los “terroristas y extremistas”,


adquirió un nuevo cariz desde 1979, con la implementación de la ley promulgada el 6 de enero que
creó el Servicio Nacional de Menores. Esta legislación reforzó “el rol preventivo de Carabineros
de Chile [que] se ha materializado positivamente a fin de evitar que niños afectados por condiciones
socioeconómicas desfavorables encaminen sus pasos hacia la delincuencia infanto-juvenil con sus
funestas derivaciones”89. La idea fundamental fue mantener y ampliar los hogares para menores
en las ciudades más populosas del territorio, profundizar estudios del niño en su medio ambiente,
reconocer las causas determinantes que los impulsan a la vagancia y la desobediencia o rebeldía,
analizarlos en su coeficiente intelectual, físico y humano, y luego de alistarlos en la nueva vida,
educarlos y conducirlos a los trabajos u oficios para los cuales muestran predilección.
Consecuentemente, el SENAME ejerció la función de control y fiscalización de todas las
instituciones protectoras de la infancia. Así pues, Carabineros se involucró activamente en el
proceso de reformación de los menores en situación de vulnerabilidad y en su incorporación al
mercado laboral como mano de obra, en un contexto de paulatina implementación de un modelo

88
Respecto a las violaciones a los derechos humanos cometidas por funcionarios de Carabineros, mediante el Decreto
Ley N°2191, el Estado concedió amnistía a todas las personas implicadas en actos delictivos en calidad de autores,
cómplices o encubridores, cometidos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978, sin hacer una
distinción entre los delitos comunes y aquellos cometidos con motivación política. Durante el período abarcado por
la Ley (1973-1978), el país se mantuvo bajo Estado de sitio, no obstante, miles de chilenos fueron víctimas de
violaciones graves a sus derechos humanos como tortura, ejecuciones, desaparición, muerte, entre otros. Al
momento de entrar en vigencia la Ley de Amnistía, en abril de 1978, gran parte de los tribunales se declaró
incompetente, trasladando los casos de derechos humanos a la justicia militar. Hasta la segunda mitad de la década
de los 90, la Ley de Amnistía fue uno de los principales obstáculos para la investigación de los hechos ilícitos
cometidos durante la dictadura. Ver Memoria Chilena, “Ley de amnistía”, Biblioteca Nacional de Chile,
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-95548.html (consultado el 10 de octubre de 2017) y Decreto Ley
N°2.191: Concede Amnistía a las personas que indica por los delitos que señal (Chile: Ministerio del Interior, 19 de
abril de 1978).
89
General Director César Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: Año internacional del niño”, Revista
Carabineros de Chile, marzo 1979, p2.

33
económico neoliberal, lo que claramente se enmarca dentro de un proyecto estatal de construcción
de una nueva institucionalidad.

La función policial incorporó en este período nuevas dependencias en la lucha contra la


criminalidad. En 1979 se creó el Grupo de Operaciones Policiales (G.O.P.E), dependencia cuya
finalidad se define como:

[La] de actuar como complemento a las tareas policiales en todo el territorio nacional
ante situaciones de alta complejidad, como operativos de contra terrorismo, desactivación
de explosivos, rescate de personas en situaciones de alto riesgo y protección de personas
importantes […] Los miembros del GOPE se han especializado en armamento y técnicas
de tiro, explosivos, investigación post detonación, buceo autónomo de rescate,
paracaidismo táctico policial, montañismo y técnicas de rescate […] Por su singular
fisionomía y características de sus integrantes, pasó a convertirse en factor obligado para
la resolución de todo tipo de emergencias relacionadas con sus áreas de competencia90.

La formación profesional del personal también experimentó transformaciones durante este


período. Así es como en 1979 se crea la Escuela de Formación de Carabineros (ESFOCAR), cuya
misión se configuró como ser un centro de especialidades y de instrucción. Este plantel se erigió
como “un pilar fundamental de la formación del Personal de Nombramiento Institucional,
responsabilidad que comparte con Grupos de Formación, ubicados en diferentes ciudades”91. En
conjunto a la expansión regional de la formación de Carabineros, en 1978 se presentó el Manual
de Procedimientos Policiales, documento relevante para la formación policial en tanto “ [éste] tiene
por finalidad dar una pauta que sirva de ayuda, al verdadero interesado, a ubicar la geografía de un
conocimiento determinado […] Para el Carabinero este Manual tiene como finalidad ser guía
sistematizada de información que podrá usar en sus procedimientos y –al mismo tiempo– le servirá
de base en la propia formación de su acervo profesional policial”92.

Finalmente, en el área administrativa la labor policial también se vio reforzada, ya que en


Septiembre de 1977 se inauguró la Dirección de Logística de Carabineros. Este organismo se creó

90
Museo Histórico de Carabineros de Chile, Carabineros de Chile: Evolución de la función policial (Chile: Comité
Editorial Museo Histórico Carabineros de Chile, 2003), p16.
91
Museo Histórico de Carabineros de Chile, Carabineros de Chile: Evolución de la función policial (Chile: Comité
Editorial Museo Histórico Carabineros de Chile, 2003), p16.
92
Dirección de instrucción Carabineros de Chile, Manual de Procedimientos Policiales, (Chile: s/e, 1978), p3.

34
para “[dirigir y coordinar] las funciones sustentadoras de la Institución en sus aspectos materiales,
para que sus objetivos se alcancen normal y eficientemente […] Debido a su importancia y a su
excelente organización, el Alto Mando dispuso que pasara a depender de la Dirección de
Instrucción”93. La expansión institucional que experimentó Carabineros desde 1975 generó la
necesidad de sistematizar la repartición de los recursos materiales y técnicos, por lo que la
Dirección de Logística vino a dar respuesta a dicho requerimiento94

2.3 Carabineros y la Constitución Política de 1980: Anticomunismo de Estado, ‘nueva fase


delictual’ y especialización de la instrucción del personal (1980-1981)

El 11 de marzo de 1981 entró en vigencia la Constitución Política creada por la dictadura


cívico-militar.95 En la edición número 20 de la Revista Seguridad Nacional, Enrique Ortúzar (uno

93
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Dirección de Logística”, Revista Carabineros de
Chile, abril 1979, p29-35.
94
Estos cambios se enmarcan en un proceso de reordenamiento orgánico de la institución proyectado desde el quinto
aniversario del golpe militar, y con miras al establecimiento de la nueva institucionalidad desde la década de 1980.
El General Director señalaba al respecto que “[el objetivo es] una permanente perfección individual y colectiva…
[mediante] avances materiales y técnico-administrativos destinados a la variada operativa policial, al reequipamiento
y adecuación socioeconómica del personal, y a un eficiente reordenamiento orgánico”. En General Director César
Mendoza Durán, “Mensaje del General Director”, Revista Carabineros de Chile, abril 1979, p2-3.
95
El anteproyecto de la Constitución comenzó a ser elaborado en 1976 por la Comisión de Estudios de la Nueva
Constitución Política, conocida como Comisión Ortúzar, por estar presidida por Enrique Ortúzar. Además, estaba
integrada por Jaime Guzmán Errázuriz, Alejandro Silva Bascuñan, Jorge Ovalle Quiroz, Alicia Romo, Enrique Evans de
la Cuadra, Sergio Diez y Gustavo Lorca. Por renuncia de algunos de ellos, en 1977 fueron reemplazados por Luz Bulnes
Aldunate, Raúl Bertelsen y Juan de Dios Carmona. El Consejo de Estado, presidido por Jorge Alessandri Rodríguez,
introdujo entre 1978 y 1980 modificaciones al anteproyecto, el que finalmente pasó a manos de la Junta de Gobierno,
donde alcanzó su redacción final. La nueva Constitución tuvo como principal objetivo resguardar el régimen de
cualquier grupo o ideología que quisiera atentar contra el Estado y la nación. Para ello, declaró inconstitucional todo
acto u organización que propugnara una concepción contraria a la familia o fundada en la lucha de clases. Estableció,
además, un modelo fuertemente presidencialista (con facultad para disolver la Cámara de Diputados); un Consejo
de Seguridad Nacional, cuyos miembros eran en su mayor parte militares; un Tribunal Constitucional con la atribución
de resolver la constitucionalidad de los actos del ejecutivo, legislativo y organizaciones en general; Fuerzas Armadas
constituidas en garantes de la institucionalidad, con comandantes en jefe inamovibles en sus cargos; un sistema
electoral binominal, favorecedor de la existencia de sólo dos grandes conglomerados políticos; un Senado compuesto
en parte por senadores designados; gobiernos locales presididos por alcaldes designados y severas restricciones a la
posibilidad de reformar la Constitución. La Constitución fue aprobada con el 67 por ciento de los votos a favor y 30,2
por ciento en contra, en un plebiscito efectuado el 11 de septiembre de 1980, sin que hubiese padrón electoral y
bajo severas restricciones a la libertad de expresión, información y reunión. Comenzó a regir en forma transitoria a
partir del 11 de marzo de 1981 y en forma plena el 11 de marzo de 1990, con la vuelta de la democracia. En Memoria
Chilena, “Constitución Política”, Biblioteca Nacional de Chile, http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-
92403.html (consultada el día 25-09-2017).

35
de los principales gestores de la nueva carta magna), señaló que con miras al período presidencial
1981/1988, ésta tendría como principal objetivo preservar y fortalecer la soberanía y la libertad de
Chile. Consecuentemente, justifica la exclusión de la izquierda política dentro de los márgenes de
la institucionalidad argumentando lo siguiente:

No pueden participar en el juego democrático, quienes desconocen sus reglas […] [Hay
quienes] sostienen que ha sido un error el que la Carta Fundamental haya dejado al
margen de la Constitución y de la Ley a esta fuerza no solo antidemocrática, sino que
pretende avasallar a los países todos, sosteniendo como pretexto que el comunismo se
desarrollaría mejor en la clandestinidad, hecho falso que se encarga de desmentir la propia
secta internacional, ya que cuando ha estado proscrita en Chile o en cualquier país del
mundo, clama porque se reconozca la legitimidad para valerse de todos los derechos y
garantías que la Constitución le ofrece y que le permiten propagar su nefasta doctrina
totalitaria96.

En este sentido, el nuevo modelo estatal buscaba encausar al aparato institucional hacia una
supuesta democracia a futuro, para lo cual se precisaba solidificar los pilares de la sociedad y la
legalidad dentro de los ocho años dispuestos como período presidencial antes del plebiscito, por lo
que esta etapa del régimen estuvo marcada por la intención de que “se puedan formar nuevos
hábitos cívicos y sean desterrados para siempre los malos hábitos políticos que prevalecieron en el
pasado”97.

Dicho proceso implicó la apertura del régimen a lograr ciertos consensos con sectores
civiles, pero poniendo siempre en primer plano que debía excluirse al comunismo, por representar
una amenaza a los valores tradicionales de la patria y la soberanía nacional. De esta manera cobra
sentido que la nueva constitución busque “fortalecer nuestra soberanía […] ponerla a cubierto de
la infiltración marxista-leninista que constituye el cáncer destructor de la individualidad de las
naciones y de su democracia”98-

96
Enrique Ortúzar, “La nueva Constitución”, Revista Seguridad Nacional 20° edición (s/m 1981): p5-18
97
Enrique Ortúzar, “La nueva Constitución”, Revista Seguridad Nacional 20° edición (s/m 1981): p5-18
98
Rafael A. López Faúndez, “Interés nacional y moralidad, un enfrentamiento actual”, Revista Política y Geoestrategia
27° edición (s/m 1983): p63-67.

36
Respecto a la nueva formación social que buscó impulsar la dictadura, los principales
principios que guiaron la legislación fueron, según Ortúzar:

El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona; no sólo la igualdad


ante la ley, sino la igualdad de oportunidades para todos; la igualdad en el ejercicio de los
derechos; el derecho a la defensa jurídica y sin costo para los más necesitados; el derecho
a la honra y a la vida privada y pública de la persona y de su familia; el derecho a la
educación y el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos; el derecho a vivir en
un ambiente libre de contaminación; la libre iniciativa privada en materia económica,
siempre que no atente contra el orden público, la moral o la seguridad nacional; la no
discriminación por parte del Estado o de sus organismos en el trato que debe dar a todas
las personas; la libertad y la protección al trabajo99.

Estos principios –muchos de los cuales se mantienen intactos en la actualidad– representan


una jerarquización que coloca a los derechos individuales por sobre los colectivos, reforzando el
sentido de la iniciativa individual y la “meritocracia” como parámetro de ascenso social. Además,
la constitución dio sustento teórico al proceso de privatización sistemática de servicios básicos y
derechos sociales, por lo que tras las premisas de ‘libre iniciativa privada en materia económica’,
‘el derecho preferente de los padres de educar a los propios hijos’, y ‘la igualdad de oportunidades
para todos’, trasciende un proceso de neoliberalización exacerbada de la economía, que se
desarrolló durante los 17 años del régimen.

Una vez realizado un repaso de los aspectos generales de la nueva Constitución, es


necesario adentrarnos en los aspectos relativos al orden y la seguridad nacional que contempla este
documento, elementos que por cierto tuvieron repercusiones en la identidad institucional de
Carabineros. Lo más relevante en torno a este tema es la creación del Consejo de Seguridad
Nacional, organismo conformado por personeros de distintas reparticiones del Estado, descrita, en
términos sintéticos, como sigue:

[El] Consejo de Seguridad Nacional, que preside S.E. el Presidente de la República, y que
está integrado de acuerdo a las disposiciones permanentes de la Constitución, por el
presidente del Senado, el presidente de la Corte Suprema, por los Comandantes en Jefe del

99
Enrique Ortúzar, “La nueva Constitución”, Revista Seguridad Nacional 20° edición (s/m 1981): p5-18

37
Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y el Director General de Carabineros y por los
señores ministros del Interior, de Relaciones Exteriores, de Defensa Nacional y de
Hacienda, estos últimos con derecho a voz […] la misión, la gran misión y tarea de este
Consejo de Seguridad Nacional es asesorar al Presidente de la República en todo lo que
diga relación con la Seguridad Nacional, pero al mismo tiempo representar a cualquier
autoridad establecida en la Constitución, cualquier hecho, acto o materia que se considere
que atente gravemente contra las bases esenciales de la institucionalidad […] actuará
como secretario de este organismo el Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional100.

La creación de este comité se enmarcó en el contexto de un aumento de los atentados


sufridos por las fuerzas armadas y de orden, por lo que consecuentemente con el proceso de asentar
las prerrogativas de esta carta orgánica, el régimen dispuso de una mesa consultiva en el que todos
los estamentos de la defensa nacional colaboraran directamente con Pinochet sobre materias tan
delicadas como las concernientes a la seguridad nacional.

Además de esta labor en el Consejo de Seguridad Nacional, Carabineros vio reforzada su


facultad de presentar proyectos de ley, generando un aparataje institucional destinado
exclusivamente al trabajo jurídico y legislativo. Por su parte, el General Director Mendoza, en su
rol de jefe de la policía uniformada, comenzó a presidir la Tercera Comisión Legislativa101.

Desde inicios de la década de 1980, los medios de comunicación masivos y la revista


institucional dieron cuenta de un aumento de los ataques armados perpetrados tanto contra al
personal uniformado como contra objetivos específicos, llámese bancos y estaciones de servicio.102
Respecto a esto, es preciso destacar que en los artículos y notas de prensa presentadas en la revista,

100
Enrique Ortúzar, “La nueva Constitución”, Revista Seguridad Nacional 20° edición (s/m 1981): p5-18
101
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Carabineros de Chile, la nueva institucionalidad y
el Poder Legislativo”, Revista Carabineros de Chile, septiembre 1981, p15-19.
102
Numerosas son las notas de prensa, editoriales y crónicas que hacen referencia a estos hechos en el principal
medio de difusión de Carabineros, la revista institucional, durante los años 1980 y 1981. Las referencias son: General
Director César Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: Violencia nefasta”, Revista Carabineros de Chile, julio
1980, p2; Comité editorial Revista institucional de Carabineros, “Escalada terrorista en julio: Dos mártires y otro
triple asalto de bancos”, Revista Carabineros de Chile, julio 1980, p11-13; General Director César Mendoza Durán,
“Mensaje del General Director: Legislación antiterrorista”, Revista Carabineros de Chile, febrero 1981, p2; General
Director César Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: Contra el vandalismo terrorista”, Revista Carabineros
de Chile, En atentado terrorista en Las Condes: extremistas atacaron unidades policiales y un banco”, junio 1981, 24-
28; Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “El atentado extremista contra la mayor (E.F) Ingrid
Olderock, Revista Carabineros de Chile, julio 1981.

38
se mantuvo reserva –hasta la segunda mitad de la década de 1980– respecto a las identidades de
los grupos armados a los que les fueron atribuidos –o se adjudicaron– los ataques, con el motivo
de no dar tribuna a las consignas de los mismos o censurar aspectos indeseados de cada uno de los
casos.103 No obstante el impacto de esta escalada en los enfrentamientos, sin duda se desarrolla una
reformulación importante en la representación de orden público al interior de la institución, a tal
punto que desde el año 1981 se comienza a proyectar una legislación antiterrorista destinada
especialmente a perseguir estos hechos.

Algunos ejemplos de la forma en que Carabineros relataba esos ataques son los siguientes:
“aquí en nuestra capital, en la mañana del lunes 22 de junio, las emboscadas fuerzas del
extremismo, armadas de los más modernos elementos bélicos mancharon de sangre el orden y la
paz del país, al atacar simultáneamente en la comuna de Las Condes, la Comisaría de Carabineros
del sector, un cuartel de Investigaciones y una sucursal bancaria, hiriendo de gravedad a
Carabineros y civiles”104. Otro relato es el de un ataque efectuado contra unidades policiales y un
banco: “en esta acción simultánea participaron tres grupos subversivos, armados con lanzacohetes
y subametralladoras […] las pistas más concretas fueron la ubicación de los vehículos empleados
en las acciones […] en los asientos se encontraron explosivos de tipo vietnamita y proyectiles […]
Estos hechos criminosos, destinados a quebrar la normalidad ciudadana han comprobado, una vez
más, que son protagonizados por extremistas, especialmente adiestrados en las escuelas de
terrorismo de Cuba y de otros países subyugados al comunismo soviético e infiltrados
clandestinamente en el país”105.

A partir de los ejemplos anteriores, resulta interesante constatar que la perspectiva de la


policía respecto a los grupos armados conjuga elementos que antes eran identificados como esferas

103
Aun cuando la violencia de Estado fue una tendencia a lo largo de la administración militar (1973-1990), ésta
también obtuvo respuesta por parte de la izquierda armada y por sectores populares, especialmente capas juveniles,
que a través de su experiencia e iniciativa se organizaron para dar una mínima respuesta a la arbitrariedad del Estado.
Las organizaciones insurgentes (Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, Frente Patriótico Manuel Rodríguez,
FPMR, y el MAPU-Lautaro) entre 1979 y 1990 fueron responsables de 77 bajas a miembros de las Fuerzas Armadas
(FF.AA), Carabineros y agentes de inteligencia, aunque la mayoría de ellos (44) perecieron entre 1983 y 1987. En
Jaime Soriano Reyes, “La autodefensa de masas y las Milicias Rodriguistas: aprendizajes, experiencias y consolidación
del trabajo militar de masas del Partido Comunista de Chile, 1982-1987”, (Tesis para optar al grado de Magister en
Historia, mención en Historia de Chile de la Universidad de Santiago de Chile, 2016).
104
General Director César Mendoza Durán, “Contra el vandalismo terrorista”, Revista Carabineros de Chile, junio
1981, p2.
105 105
General Director César Mendoza Durán, “Contra el vandalismo terrorista”, Revista Carabineros de Chile, junio
1981, p2.

39
no necesariamente interdependientes entre sí. Se presentó la figura de un terrorista entrenado en
algún país satélite de la U.R.S.S desarrollando las actividades para las que fue entrenado, dejándose
de lado la representación difusa del subversivo como el agente con afán perverso pero nunca
cabalmente identificado. Se elaboró una representación más detallada y circunscrita a intereses y
motivaciones particulares del enemigo que venía moldeándose en las instituciones armadas y de
orden desde el momento del golpe de Estado.

En el contexto de implementación de la carta magna, la escalada de la ‘amenaza subversiva’ y en


medio del escándalo de los asesinos de Viña del Mar106, desde el Alto Mando emanó en 1981 el
requerimiento a todo el personal de evitar excesos en los procedimientos y apegarse estrictamente
a los reglamentos, con el objetivo de recuperar la confianza de la ciudadanía y sobrellevar con
profesionalismo la situación de crisis por la que atravesaba la institución. En ese sentido, el General
Director señaló que “en estas circunstancias, el Alto Mando agotará siempre los medios para
coronar de reconocimiento y justicia los procedimientos eficientes y ejemplares. Asimismo, cabe
reafirmar que el espíritu de cuerpo, la camaradería y la lealtad no podrán comprometerse con
actuaciones arbitrarias, las que además de revestir hechos inaceptables en nuestra ética funcionaria,
afectan el honor institucional y contrastan con la labor de bien público en favor de la ciudadanía y
de la patria”107. En concordancia con lo anterior, “el General Director reitera a todos los
componentes de la Institución que la labor preventiva deberá proseguir cumpliéndose,
invariablemente, con acendrado celo policial, esfuerzo y redoblado espíritu de ayuda y protección

106
Jorge Sagredo Pizarro (nacido el 22 de Agosto de 1955) y Carlos Topp Collins (nacido el 25 de Enero de 1950)
ambos carabineros, asesinaron a 10 personas entre el 5 de Agosto de 1980 y el 1 de Noviembre de 1981 en la ciudad
de Viña del Mar. Existieron dos investigaciones paralelas durante esta serie de crímenes. Una conducida por OS7 de
Carabineros, dirigida por el Mayor Ávila y el Coronel Julio Urzua. Y otra conducida por un grupo especial de la Policía
de Investigaciones, dirigida por el Comisario Nelson Lillo. La clave para dar con los dos sicópatas, Jorge Sagredo
Pizarro y Carlos Topp Collins, fue entregada por el Cabo Juan Quijada todos pertenecientes a la Primera Comisaría de
Viña del Mar. Luego de que Sagredo le confesara sus crímenes, el Cabo Quijada lo denunciaría al Grupo Especial OS7
de Carabineros. Sagredo y Topp Collins fueron entregados a la justicia el 8 de Marzo de 1982, y declarados reos por
la Ministra en Visita Dinorah Cameratti el 12 de marzo de 1982. […] fueron declarados culpables, y condenados a la
pena de muerte, en sentencia dictada en primera instancia el día 8 de enero de 1983 por el Ministro en Visita don
Julio Torres Allú. La sentencia fue confirmada en segunda instancia por la unanimidad de la Primera Sala de la I. Corte
de Apelaciones de Valparaíso integrada por los Ministros Margarita Osnovikoff, Iris González y Guillermo Navas. La
sentencia fue ratificada por unanimidad de la Tercera Sala de la E. Corte Suprema (Fallo de la Corte Suprema),
integrada por los Ministros Osvaldo Erbetta Vaccaro, Emilio Ulloa Muñoz, Abraham Meersohn Schijman y los
abogados integrantes Raúl Rencoret Donoso y Cecili Chellew Cáceres, el día 17 de enero de 1985. En
Sicopatasdevina.cl, “El caso completo”, http://sicopatasdevina.cl/caso/ (consultada el día 24-09-2017).
107
General Director César Mendoza Durán, “Ética institucional”, Revista Carabineros de Chile, julio 1979, p2.

40
hacia las vidas y bienes ajenos”108. Las necesidades contingentes implicaban que Carabineros
redoblara el compromiso –tanto individual como de cuerpo–, por lo que las apologías a la moral
funcionaria y al deber ético serán recurrentes durante el período que abarca la implementación
constitucional, entre 1979 y 1981.

Un hito que marcó un quiebre durante este proceso fue el atentado en contra de la Mayor
(E.F.) Ingrid Olderock. El miércoles 15 de julio de 1981, “en una calle solitaria, cobardes
delincuentes marxistas –enceguecidos por el odio– balearon por la espalda a una Oficial ejemplar,
demostrando una vez más sus instintos inhumanos.”109. Tal hecho significó para Carabineros una
“nueva fase delictual”110en el combate al terrorismo, ya que según se destacó, nunca antes los
llamados extremistas habían atacado a una mujer desarmada y por la espalda.

El discurso difundido por la institución sobre este caso se puede sintetizar como sigue: “Con
toda razón se les ha calificado a estos delincuentes, en el plano policial internacional, como de la
“más extrema peligrosidad”. Porque hasta en los más bajos fondos del hampa hay una suerte de
consideración hacia la mujer por su calidad de madre, esposa o hija […] Tales consideraciones no
existen para el terrorismo y sus agentes. Tampoco para quienes los instrumentalizan, inspiran y
financian, tanto en el plano interno chileno como externo”111. Consiguientemente, en esas mismas
páginas se declara que “el país puede tener la confianza y certeza de que las autoridades en general
y los organismos policiales y de seguridad pondrán en juego todas sus capacidades humanas y
tecnológicas para controlar a los escasos, pero no por ello menos peligrosos, delincuentes del
terrorismo; reducirlos y aplastarlos con todo el peso de la ley”112.

Sin embargo, esta imagen que proyectó la institución respecto a Olderock no se condice
con su labor en el aparato estatal de represión y tortura más cruel y despiadado del régimen, la

108
General Director César Mendoza Durán, “Nuestra función preventiva”, Revista Carabineros de Chile, julio 1981,
p2.
109
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, El atentado extremista contra la mayor (E.F) Ingrid
Olderock”, N°315 (Julio 1981), “El atentado extremista contra la mayor (E.F) Ingrid Olderock”, julio 1981.
110
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Nueva fase delictual. Reproducción de Editorial
del diario "La Nación" del 17 de julio de 1981”, Revista Carabineros de Chile, julio 1981, p27.
111
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Nueva fase delictual. Reproducción de Editorial
del diario "La Nación" del 17 de julio de 1981”, Revista Carabineros de Chile, julio 1981, p27.
112
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Nueva fase delictual. Reproducción de Editorial
del diario "La Nación" del 17 de julio de 1981”, Revista Carabineros de Chile, julio 1981, p27.

41
DINA113. “Las declaraciones en diferentes tribunales europeos de ex detenidos, la sindicaban como
torturadora y adiestradora de perros usados para infligir mayores dosis de sadismo en las sesiones
de torturas y como responsable de los grupos que hacían desparecer a los detenidos”114. Además,
“ella había sido la encargada de elegir y formar a las mujeres de la DINA, siendo la directora de la
Escuela Femenina de esa agencia en Santo Domingo; no había trepidado en torturar (a pesar que
nunca lo reconoció y que, al igual que otros, confesó haber sido sólo ‘analista’) y en buscar
fórmulas para causar más dolor y degradación humana a través del adiestramiento de perros para
violar detenidas y detenidos”115. El caso de la Mayor Olderock fue instrumentalizado en la
generación de un discurso que justificó la aplicación de medidas aún más firmes contra estos grupos
armados, aumentando así el grado de violencia contra la oposición. Empero, queda demostrado el
gran significado simbólico que representó para la resistencia contra la dictadura el ‘ajusticiamiento’
de una de las agentes más crueles y despiadadas del régimen.

La Ley debió ser reforzada para adaptar los procedimientos policiales y judiciales a la
contingencia de esta ‘nueva fase delictual’. De esta manera en febrero de 1981 se dictó un decreto
ley116 que estableció que “ante casos de delitos de cualquier naturaleza, en que, como acción
principal o conexa, hubiere resultado de muerte para autoridades de Gobierno o funcionarios de las
Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, entrarán de inmediato en funcionamiento los Tribunales
Militares en tiempo de guerra a que se refiere el Título III del Libro I del Código de Justicia Militar,
con la jurisdicción militar de ese tiempo y se aplicará el procedimiento establecido en el Título IV
del Libro II de dicho código y la penalidad especialmente prevista para tiempo de guerra”117. Las
implicancias de esta normativa radicaron en que frente a ataques perpetrados contra personal

113
“La orden de eliminar a Olderock la habían recibido [Raúl Castro Montanare y Carlos Bruit, dos jóvenes militantes
del MIR] de Guillermo Rodríguez y este de un tal “Rucio”. Este militante, a su vez, la había recibido del dirigente
Hernán Aguiló. Fue en un “punto” –nombre que le daban a los encuentros clandestinos– donde le entregaron a
Rodríguez la información necesaria para “ajusticiar a una de las agentes más salvajes de la dictadura, la que había
entrenado perros para violar a detenidas y detenidos y además había participado activamente en torturas,
operaciones de exterminio y en la Operación Cóndor”. En Nancy Guzmán, Ingrid Olderock: La mujer de los perros
(Chile: Ceibo Ediciones, 2004), p18.
114
Nancy Guzmán, Ingrid Olderock: La mujer de los perros (Chile: Ceibo Ediciones, 2004), p26.
115
Nancy Guzmán, Ingrid Olderock: La mujer de los perros (Chile: Ceibo Ediciones, 2004), p34.
116
Referencia al Decreto Ley N°3627 promulgado el 21 de febrero de 1981. Este instrumento legislativo sirvió como
preludio a lo que después sería la Ley 18.314, conocida como “Ley Antiterrorista”, que establecería un marco jurídico
mucho más amplio para perseguir los delitos que atentaren contra la seguridad nacional y la integridad del Estado.
117
General Director César Mendoza Durán, “Legislación antiterrorista”, Revista Carabineros de Chile, febrero 1981,
p2.

42
policial o castrense, automáticamente en el proceso de persecución penal debían entrar en vigor las
suspensiones de los derechos civiles que contempla la justicia militar, mediante la aplicación de
procedimientos jurídicos de tiempos de guerra.

A partir de la representación del orden público que se configuró desde la entrada en vigencia
de la Constitución de 1980 y el aumento de los enfrentamientos entre la policía y los grupos
armados de resistencia, la función policial se vio trastocada en algunas dimensiones que resulta
importante constatar. Se profundizaron los conocimientos de criminalística y ciencia policial y se
crearon nuevos cursos de formación y especialización. Sumado a esto, dentro del plan de
recuperación económica propuesto por el régimen, se proyectó a Chile como un polo turístico
importante, ante lo que Carabineros debió implementar estrategias para proteger a los visitantes.

Consecuentemente, el Alto Mando proyectó afianzar mediante la especialización y la


formación, la “uniformidad de criterio legal y reglamentario, [el] fortalecimiento de la unidad
doctrinaria, [el] conocimiento de disciplinas que permitan rápidas decisiones técnicas y una
apreciación especializada de la realidad social y de los factores que en ella tienen injerencia, con
el propósito de contribuir al desarrollo nacional”118.

Así es como en 1979, el Instituto Superior de Carabineros, en su rol de academia de estudios


profesionales que perfecciona y selecciona a los futuros jefes superiores de la institución, incorporó
a sus planes de estudio cátedras de inglés, matemáticas, geopolítica, política y relaciones
internacionales, sociología, planificación de policía, seguridad nacional y desarrollo. Además se
crearon cursos especiales de análisis de sistemas, estadísticas, comunicación social, entre otros.
Finalmente, ese mismo año se implementó un curso para Oficiales de Orden y Seguridad destinado
al Escalafón Femenino.

Con el objetivo de fortalecer la experticia de los funcionarios que contaban con títulos
profesionales, y especializar a los uniformados en labores específicamente técnicas o científicas,
desde la Dirección de Instrucción se impulsaron desde 1980 cursos destinados a modernizar el
servicio policial. “De esta manera, a la capacitación de Coroneles en la Academia Superior de
Seguridad Nacional, el Instituto Superior de Carabineros, por su parte, adoctrina a Jefes y Oficiales
en diversas disciplinas técnico-profesionales; se ha intensificado la formación de Oficiales

118
Comité editorial Revista institucional de Carabineros, “40 años de perfeccionamiento institucional”, Revista
Carabineros de Chile, diciembre 1979, p18-21.

43
Técnicos en Control de Drogas y Estupefacientes, en Asesores de Medicina Legal, Ingenieros del
Tránsito, Electrónica y Telecomunicaciones. A la par, el personal subalterno ha ampliado su campo
de acción, hacia las áreas de Fronteras y Límites, Mecánica de aviones, Telecomunicaciones y
Oficiales de Ordenes, además de otras anteriormente establecidas”119.

Con el objetivo de reforzar los conocimientos existentes sobre seguridad sistematizados por
la Academia Superior de Seguridad Nacional, se creó el Instituto Geopolítico de Chile cuya
“misión principal y permanente será promover el estudio y difundir el conocimiento de la
Geopolítica, destacando su importancia como una de las disciplinas básicas en la conducción
política del Estado, especialmente en los aspectos de la Seguridad Nacional y Desarrollo del
país.”120.

Finalmente, durante este período cobró relevancia la función de Carabineros respecto al


aumento de los turistas en los principales balnearios. Bajo la premisa de que “Chile constituye hoy
un oasis de paz y tranquilidad”121, la policía reforzó su función preventiva y represiva. Este auge
del turismo, según se señaló en la revista institucional, respondía a que “la admiración que despierta
este apartado país, por haber sobrevivido a una experiencia marxista, es un factor político que atrae
la curiosidad de muchos extranjeros. Hay quienes, lamentablemente, se resisten a aceptar la derrota,
añorando el regreso a un pasado que se caracterizó por el imperio de la violencia, el odio y la
inestabilidad. Para garantizar la permanencia segura de los primeros y evitar las intenciones de los
segundos, las instituciones policiales realizan esfuerzos que se materializan en planes de
ordenamiento público”122.

119
General Director César Mendoza Durán, “Perfeccionamiento profesional”, Revista Carabineros de Chile, mayo
1980, p2.
120
Las principales funciones de este instituto fueron realizar estudios e investigaciones geopolíticas, teóricas y
aplicadas referidas a la realidad del país, tendientes a establecer una doctrina en geopolítica nacional, a la proyección
internacional de Chile y a la consolidación de su institucionalidad, los que serán adecuadamente propuestos,
promovidos y difundidos. En segundo término, efectuar el análisis de los problemas geopolíticos fundamentales del
país y proponer las soluciones más convenientes a través de la Academia Superior de Seguridad Nacional. Y
finalmente, asesorar a los Institutos de Estudios Superiores del país en todos los aspectos relacionados con
geopolítica. En Comité editorial Revista Seguridad Nacional, “Creación del Instituto Geopolítico de Chile”, Revista
Seguridad Nacional 21° edición (s/m 1981): p13.
121
Teniente Coronel de Carabineros Juan J. Ramírez Briones, “Carabineros de Chile y el turismo”, , Revista Carabineros
de Chile, febrero 1980, p19-22.
122
Teniente Coronel de Carabineros Juan J. Ramírez Briones, “Carabineros de Chile y el turismo”, , Revista Carabineros
de Chile, febrero 1980, p19-22.

44
2.4 Crisis institucional: protestas nacionales, legislación antiterrorista y reestructuración del Alto
Mando (1982-1985)

El período comprendido entre 1982 y 1985 significó uno de los momentos más críticos de
la dictadura. La imposición de un sistema neoliberal en la economía, que significó la privatización
de muchas empresas estatales y una excesiva dependencia respecto a los vaivenes de los capitales
extranjeros, generó una gran crisis económica que derivó en un aumento de los índices de
desempleo y por ende, del malestar social123. Dicho escenario contribuyó a que se produjera un
fenómeno de manifestación popular impulsado por los llamados a movilización que realizaron
principalmente trabajadores, estudiantes, pobladores y partidos políticos. Asimismo, en paralelo al
desarrollo de protestas masivas y nacionales, los grupos armados de la resistencia se enfrentaron a
los militares y policías cada vez con mayor frecuencia.

Carabineros debió reconfigurar la relación entre la doctrina institucional y la noción de


orden público, ya que “la doctrina debe garantizar que Carabineros alcance sus objetivos, salvando
los obstáculos que puedan impedirlo, siendo el más básico el de mantener la seguridad y orden
públicos”124. En efecto, en un contexto de crisis económica y protestas sociales, el actuar de los
uniformados requería de una re significación del sentido común de su labor que sustentara la
función policial. Por su parte, el orden público, al ser considerado como una necesidad social,
dependía del nivel de seguridad que los efectivos policiales pudieran proporcionar, por lo que “el
concepto de seguridad está incorporado al concepto de orden. Dicho de otro modo, el orden incluye
la seguridad. Carabineros, en una acción operativa permanente, mantiene una adecuada cobertura
de servicios ordinarios y extraordinarios para garantizar orden y seguridad públicos”125.

123
En 1982 comenzó la mayor crisis económica nacional desde 1930. Chile, al depender excesivamente del mercado
externo, se vio fuertemente afectado por la recesión mundial de 1980. El Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó en
un 14,3%, el desempleo alcanzó al 23,7%, mientras que el gobierno decidió devaluar el peso en un 18%, intervenir
más de cinco bancos y licitar empresas estatales como Chilectra y la Compañía de Teléfonos. El complejo escenario
económico y el malestar de trabajadores, estudiantes y opositores llevó a que al año siguiente, se instalaran las
protestas nacionales y se fortaleciera el movimiento sindical, motivando una violenta represión. En Memoria Chilena,
“Crisis económica 1982”, Biblioteca Nacional de Chile, http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98012.html#,
(Consultada el día 28-19-2017).
124
Revista institucional de Carabineros de Chile N°361 (Mayo 1985), “La doctrina institucional y su relación con el
orden público”, por Carlos Donoso Pérez. General Inspector de Carabineros y Director de Orden y Seguridad, p24-33.
125
General Inspector y Director de Orden y Seguridad Carlos Donoso Pérez), “La doctrina institucional y su relación
con el orden público”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1985, p24-33.

45
Sobre el aumento de las protestas y la movilización de amplios sectores de la sociedad, la
institución planteaba que “en este tipo de acciones multitudinarias [manifestaciones callejeras
violentas] se aprecia la acción de ciertas leyes sicológicas, tales como la del contagio y la sugestión.
Su mecánica debe ser conocida para que se pueda apreciar mejor las reales motivaciones que
alientan a los manifestantes, de modo que el procedimiento policial sea el adecuado”126, ya que “la
verdadera seguridad nacional debe cuidar muy especialmente el rigor ético de los medios que se
empleen para resguardarla”127. De este modo, el General Inspector de Carabineros y Director de
Orden y Seguridad, Carlos Donoso Pérez, señalaba que el personal no debe olvidarse que los
mentores intelectuales de las protestas no se dejan ver, por lo que los manifestantes constituyen
sólo la masa que está en el frente de un plan urdido en las sombras. En este sentido:

El objetivo implícito en estos actos de masas, es alterar gravemente el orden público,


constituyendo esto un ataque directo y desembozado al sistema de Gobierno […] Para
enfrentar adecuadamente el control de multitudes violentas, es política de Carabineros
hacer uso de los recursos que posee, conforme a las siguientes pautas:

1.- El recurso humano debe contar con el adecuado entrenamiento y adoctrinamiento que
este tipo de acciones demanda.

2.- El recurso jurídico debe respaldar la acción policial, encuadrándose esta acción dentro
de la letra y el espíritu de la ley.

3.- El recurso material debe usarse gradualmente del medio más inofensivo (uso de
megáfonos para instarlos a devolverse) hasta las armas más ofensivas, si ello es
indispensable128.

La aparición del fenómeno de la protesta multitudinaria generó un impulso en el


adoctrinamiento de los funcionarios policiales sobre los protocolos de acción durante las
manifestaciones, ya que en un contexto tan convulsionado, el actuar torpe y poco profesional de
Carabineros podía desembocar en una insurrección generalizada contra el régimen. Dichas

126
General Inspector y Director de Orden y Seguridad Carlos Donoso Pérez), “La doctrina institucional y su relación
con el orden público”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1985, p24-33.
127
Jaime Guzmán Errázuriz, “La Seguridad nacional en la nueva institucionalidad”, Revista Política y Geoestartegia
37° edición (s/m 1985): p5-20.
128
General Inspector y Director de Orden y Seguridad Carlos Donoso Pérez), “La doctrina institucional y su relación
con el orden público”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1985, p24-33.

46
directrices no significaron una disminución de la cantidad y masividad de las convocatorias a
manifestaciones ni tampoco una mengua en los niveles de violencia policial. Es más, la represión
entre 1983 y 1985 conllevó una violación sistemática de los Derechos Humanos de los opositores
y manifestantes.129

Durante este período fueron muchos los atentados que afectaron a oficiales de las distintas
ramas de las FF.AA y a miembros de Carabineros.130 Quizás uno de los casos más bullados fue el
asesinato del Mayor General (R) Carol Urzúa Ibáñez, Intendente de la Región Metropolitana, quien
junto a otros dos miembros del Ejército –su escolta y su chofer– en la mañana del martes 30 de
agosto de 1983 fueron baleados por ‘subversivos’131. En la revista de Carabineros se afirmó que:
“Este atentado lo perpetraron extremistas al servicio del comunismo soviético, que pretenden
reeditar el terrorismo en nuestra patria […] El terrorismo es de índole ideológica y, por tanto, aspira
por esta vía descabellada y brutal, destruir las normas de una convivencia armónica y pacífica que
tanto anhela la mayoría nacional”132.

129
“[La Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación] conoció 141 situaciones relativas a personas fallecidas a
consecuencia de hechos ocurridos en días de manifestaciones políticas colectivas de diversa índole, a partir del año
1983. La mayoría de ellas se concentraron entre los años 1983 y 1985, durante las Jornadas de Protesta Nacional”.
En Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, Informe Rettig Tomo II. (Chile: Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, 2004), p1076
130
Algunos de los casos reseñados en la revista institucional, son : Comité editorial Revista institucional de
Carabineros de Chile, “Atentado abominable”, Revista Carabineros de Chile, agosto 1983, p23-25; Comité editorial
Revista institucional de Carabineros de Chile, “Otra víctima del terrorismo marxista: Cabo 2°Juan A. Cáceres Opazo”,
Revista Carabineros de Chile, octubre 1983, p17-18; Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile,
“Otras dos víctimas del terrorismo”, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1983, p22-25; Comité editorial Revista
institucional de Carabineros de Chile, “Caen tres valerosos camaradas por la impiedad terrorista”, Revista
Carabineros de Chile, diciembre 1983, p12-15; Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Crimen
contra la patria”, Revista Carabineros de Chile, julio 1984, p6; Comité editorial Revista institucional de Carabineros
de Chile, “Ejemplar oficial cae en defensa del orden”, Revista Carabineros de Chile, julio 1984, p7; General Director
César Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: otra agresión terrorista”, Revista Carabineros de Chile,
noviembre 1984, p2; Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Seis camaradas ultimados por
terroristas”, noviembre 1984, p21-23; Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Otra vez el
terrorismo”, Revista Carabineros de Chile, marzo 1985, p4-5.
131
“A comienzos de noviembre [de 1982 el MIR] atacó la residencia del presidente de la Corte Suprema y luego la
escolta del jefe del Estado Mayor Presidencial, general Santiago Sinclair, con el saldo de tres muertos. El 30 de agosto
de 1983 realizó el acto terrorista más espectacular hasta ese momento, el que costó la vida al intendente de Santiago,
mayor general (R) Carol Urzúa. Esto ocurría al comienzo de la apertura, cuando el Gobierno buscaba controlar la
grave coyuntura gatillada por la crisis económica mediante una liberalización política”. En Carlos Huneeus, El régimen
de Pinochet, (Chile: Editorial Sudamericana, 2001), p506.
132
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Atentado abominable”, Revista Carabineros de
Chile, agosto 1983, p23-25.

47
Desde la instauración de la dictadura los uniformados tuvieron una amplia participación en
los principales cargos de autoridad política del gobierno. “Los militares se consideraron la única
elite que podía impulsar los cambios políticos y económicos que el país requería” 133, debido a su
labor en la estructura vertical del Estado, sobre todo en lo que se refiere a Intendentes y
Gobernadores. La coyuntura de paulatina apertura del escenario político, así como la relevancia de
los militares en el aparato administrativo del régimen, derivaron en que desde Carabineros se
enfatizara la intención del terrorismo por ‘desintegrar’ la institucionalidad recientemente
inaugurada, dando a entender que el principal argumento para defender el orden público iba más
allá de asegurar la paz social, ya que implicaba también la protección del proyecto político y social
de la dictadura con miras al plebiscito de 1988.

En noviembre de 1983 se destacaba desde la institución que “en estos últimos dos meses,
cuatro valerosos camaradas han sido asesinados, a mansalva y sangre fría. Estos crímenes
repudiables corresponden a la sangrienta embestida terrorista desatada por el comunismo que, a
través del miedo y la anarquía, procura avasallar el mundo occidental y someterlo bajo su régimen
de opresión y barbarie”134. Esta ‘embestida del comunismo’ se materializó según Carabineros en
los ‘grupos antisociales’ que abatidos con el golpe de Estado, ahora volvían para ‘sembrar el terror
en la nación’. De esta forma, se señalaba que “[no se debe olvidar] que el MIR y células armadas
comunistas, emprendieron una escalada fratricida que fue conjurada por el Pronunciamiento
Militar del 11 de septiembre de 1973. La derrota que la tiranía soviética sufrió en nuestro suelo, no
es ni será perdonada por el marxismo-leninista. Ello explica, por tanto, la persistente acción del
comunismo en contra de nuestra nación”135.

El conflicto derivó en la promulgación de una legislación especial, destinada a perseguir


los delitos considerados como “terroristas”. La justificación de la creación de esta nueva ley supone
que “creer, pues, que se puede combatir el terrorismo mediante una legislación para la delincuencia
común, revela o una ignorancia supina o una mala intención propia de aviesos demagogos. En
países occidentales, aun con regímenes de gobiernos pro-marxistas, se han dictado legislaciones
drásticas para combatir esta barbarie social […] En consecuencia, la promulgación en nuestro país

133
Carlos Huneeus, El régimen de Pinochet, (Chile: Editorial Sudamericana, 2001), p175.
134
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Otras dos víctimas del terrorismo”, Revista
Carabineros de Chile, noviembre 1983, p22-25.
135
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Otras dos víctimas del terrorismo”, Revista
Carabineros de Chile, noviembre 1983, p22-25.

48
de la Ley Antiterrorista, el 17 de mayo actual [1984], es un avance positivo y esencial en la lucha
por la libertad, el derecho y la tranquilidad nacional”136.

El Art 1° de la ley señala que constituyen ataques terroristas el atentado en contra de la vida
o la integridad corporal del Jefe del Estado o de otra autoridad política, judicial, militar, policial o
religiosa, o de personas internacionalmente protegidas en razón de sus cargos. Esto significó una
explicitación de los pilares que conformaron la institucionalidad y el proyecto social de la
dictadura, cuestión que ciertamente dio cuenta de quienes conformaron el selecto grupo de personas
que pudieren ser objeto de la amenaza terrorista. Sobre este punto llama la atención la presencia de
las autoridades religiosas a la par de la alta oficialidad de las FF.AA y de los personeros de la
administración del Estado, constituyendo lo que en años anteriores desde Carabineros se denominó
como el “baluarte nacional”137.

Se delimitó el perfil de los sujetos catalogados como terroristas, atribuyendo este carácter
a quienes adhieran a una ideología en particular. El Art 9° señala en ese sentido que serán
considerados ‘terroristas’ quienes “sean activistas de doctrinas que propugnen la violencia o existan
sospechas de que lo son y oculten su verdadero nombre o disimulen su personalidad o falseen su
domicilio, mediando requerimiento legítimo hecho por la autoridad o sus agentes, incurrirán en la
pena de sujeción a la vigilancia de la autoridad en cualquiera de sus grados, en los términos del
artículo 45 del Código Penal”138. Según esta definición, el terrorismo sólo podía desarrollarse desde
uno de los bandos ‘en disputa’, por lo que los atropellos a los derechos humanos producidos por la
represión contra el ‘extremismo’ quedaron fuera del marco legal que regula la intervención del
Estado en estos delitos.
Se inauguró el concepto de asociación ilícita terrorista, entendida como la conspiración de
un grupo de personas para atentar contra la integridad de la seguridad nacional. Respecto a este
punto, el Art 3° establece que “los cómplices serán sancionados con la misma pena señalada para

136
General Director César Mendoza Durán, “Terrorismo”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1984, p2. Para revisar
la versión completa de la Ley, visitar Ley Chile, “Determina conductas terroristas y fija su penalidad”, Biblioteca del
Congreso Nacional de Chile, https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=29731&idVersion=2015-10-22 (Consultada
el día 20-09-2017).
137
Referencia a las declaraciones del General Director Mendoza, que se refiere a los “baluartes inamovibles” de la
nación que defendieron la patria contra la invasión marxista desde el golpe de Estado. General Director César
Mendoza Durán, “Mensaje del General Director: Baluarte inamovible”, Revista Carabineros de Chile, junio 1975, p2.
138
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

49
los autores, y los encubridores a que se refieren los números 1°, 2°, 3° y 4° del artículo 17 del
Código Penal, con la misma pena del autor, disminuida en uno o dos grados”139. En esta misma
línea, aunque el delito terrorista no se consumara, los responsables debían enfrentar penas altísimas,
ya que como señala el Art 6° “el delito frustrado se sancionará como consumado. La tentativa se
sancionará con la pena asignada al delito consumado, pudiendo ésta rebajarse hasta en dos
grados”140. La noción de asociación ilícita terrorista significaba también que las indagatorias de los
casos pudieran incluir los testimonios de miembros de la organización que decidieran colaborar
con las autoridades. Este principio se materializó en los artículos 7° y 8° de la ley:

Artículo 7°.- La conspiración y la proposición se castigarán con la pena asignada al delito


consumado, rebajada en uno o dos grados.

Artículo 8°.- Los que sabiendo de los planes y actividades desarrollados por otras personas
para cometer alguno de los delitos contemplados en el artículo 1°, omitieren informar
sobre ellos oportunamente a la autoridad, serán castigados con la pena de prisión en su
grado máximo a presidio menor en su grado mínimo. Quedarán exentos de las penas a que
se refiere el inciso anterior el cónyuge, los parientes legítimos por consanguinidad o
afinidad en toda la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, y el padre,
hijo natural o ilegítimo de alguno de los implicados. La autoridad mantendrá en reserva la
identidad de quienes dieren oportuno cumplimiento a la obligación prevista141.
Este articulado otorgaba asidero legal a la labor de contrainsurgencia de las unidades de
inteligencia del régimen, ya que la infiltración en los grupos ‘terroristas’ permitía desbaratar su
organización mediante la incitación de testificaciones de uno o más miembros contra el resto de
los involucrados, lo que sin duda dio pie a la persecución de los opositores al régimen bajo el
argumento de una presunta ‘conspiración con fines subversivos’.

Respecto a las indagatorias y la repartición de jurisdicciones en los casos perseguidos por


esta ley, se establece en el Art 12° que “las diligencias ordenadas por los Tribunales serán

139
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
140
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
141
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

50
cumplidas por las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, separada o conjuntamente según lo
disponga la respectiva resolución”142. Consecuentemente, el objetivo era centralizar y coordinar la
información, que procedía principalmente de las unidades de inteligencia de Carabineros y el resto
de las Fuerzas Armadas.

Este marco legal no otorgaba las garantías suficientes del debido proceso en los casos de
persecución de este tipo de delitos, ya que se estableció una ampliación arbitraria del período de
prisión preventiva, se le otorgó a muchas instituciones la potestad de presentar querellas y
movilizar recursos por casos considerados como ‘terroristas’. Además, la defensa de los imputados
se encontraba con obstáculos para conocer los detalles del procedimiento a lo largo de todo el
proceso. Importante también en este sentido es el aparataje que se estableció en la protección de la
identidad de los testigos presentados por la autoridad en los tribunales.
Así es como el Art 11° señalaba que “el Tribunal podrá, por resolución fundada y siempre
que las necesidades de la investigación así lo requieran, ampliar hasta por diez días el plazo para
poner al detenido a su disposición, pudiendo disponer durante este lapso su incomunicación”143.
Respecto a la puesta en marcha de causas por delitos terroristas, el Art 10° estableció que “[las
indagatorias] también podrán iniciarse por requerimiento o denuncia del Ministro del Interior, de
los Intendentes Regionales, de los Gobernadores Provinciales y de los Comandantes de Guarnición,
caso en el cual se aplicará lo dispuesto en el Título VI, sobre Jurisdicción y Procedimiento, de la
ley N° 12.927, con excepción de lo señalado en la letra ñ) de su artículo 27”144. En esta misma
línea, se destacó que:
Las autoridades señaladas en el artículo 10 podrán solicitar la interceptación,
apertura o registro de las comunicaciones y documentos privados o la observación, por
cualquier medio, de personas sospechosas de la comisión o preparación de delitos
terroristas. Corresponderá resolver sobre esta petición al Tribunal que estuviese
conociendo o le correspondiese conocer del delito cometido o en preparación. La
resolución se dictará sin conocimiento del afectado, será siempre fundada y no será

142
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

143
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
144
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

51
susceptible de recurso alguno. Las medidas no podrán decretarse por un plazo superior a
treinta días, prorrogables hasta por igual período145.
Se estableció que Carabineros y los aparatos de inteligencia como la CNI podían proceder
con las detenciones de los sospechosos y la incautación de sus bienes sin necesidad de un mandato
judicial, sólo necesitando una orden escrita emanada desde el Ministerio del Interior, cuestión que
se presenta como una vulneración de las garantías y derechos individuales de los involucrados.
Sobre esta materia se desarrolla lo siguiente:
Artículo 13.- En la investigación de los delitos a que se refiere esta ley y sin
perjuicio de las normas generales, los miembros de las Fuerzas de Orden y Seguridad
Pública y de la Central Nacional de Informaciones podrán proceder, previa orden escrita
del Ministerio del Interior, de los Intendentes Regionales, de los Gobernadores
Provinciales o de los Comandantes de Guarnición, sin necesidad de mandato judicial, pero
sólo cuando el recabarlo previamente pudiere frustrar el éxito de la diligencia, a la
detención de presuntos responsables, así como el registro e incautación de los efectos o
instrumentos que se encontraren en el lugar de detención y que pudieren guardar relación
con los delitos que se investigan146.
Como se mencionó, uno de los puntos más reñidos con el debido proceso en la investigación
y sanción de los delitos ‘terroristas’ es el hecho de que la defensa de los imputados se encontrara
con trabas durante el desarrollo del caso. Al respecto, el Art 15° plantea que:
Cuando a juicio del Tribunal resulte conveniente para el éxito de la investigación
mantener en secreto las declaraciones y la individualización de los testigos, de
denunciantes o de cualquier persona que deba comparecer en el proceso, o cuando
cualquiera de dichas personas así lo requiera, el Tribunal hará constar dichos
antecedentes en cuaderno separado, que tendrá carácter de confidencial y al cual tendrá
acceso exclusivamente el Tribunal al que corresponda el conocimiento y fallo de algún
recurso. Los antecedentes que obren en el referido cuaderno confidencial deberán ser

145
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
146
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

52
dados a conocer al inculpado o reo para su adecuada defensa al momento de notificársele
la acusación, en caso de que se pretendieren hacer valer en su contra para condenarlo147.
Además, el Art 16° señala que “las personas mencionadas en el artículo precedente podrán
declarar en un lugar distinto al del recinto del Tribunal y de cuya ubicación no se requerirá dejar
constancia en el expediente”148. El hecho de que mucha de la información relevante de los casos
tuviera el carácter de confidencial, y que la defensa no conociera oportunamente ni siquiera la
identidad de los testigos, sin duda constituían condiciones que permiten inferir que la presunción
de inocencia no tuvo lugar en este cuerpo legal.
Se fortaleció la ‘colaboración ciudadana’ como una herramienta importante para enfrentar
al ‘extremismo’, ya que se procedió mediante la entrega de beneficios carcelarios, reducción de
penas, y garantías de anonimato a los informantes. Al respecto, el Art 4° señala que “podrá
disminuirse la pena hasta en dos grados respecto de quienes llevaren a cabo acciones tendientes
directamente a evitar o aminorar las consecuencias del hecho incriminado, o dieren informaciones
o proporcionaren antecedentes que sirvieren efectivamente para impedir o prevenir la perpetración
de otros delitos terroristas, o bien, para detener o individualizar a responsables de esta clase de
delitos”149. En este sentido, la ley opera en base al amedrentamiento de quienes pudieren haber sido
testigos de alguna ‘conspiración terrorista’, ya que se estableció en el Art 8° que aquellos que
“sabiendo de los planes y actividades desarrollados por otras personas para cometer alguno de los
delitos contemplados en el artículo 1°, omitieren informar sobre ellos oportunamente a la autoridad,
serán castigados con la pena de prisión en su grado máximo a presidio menor en su grado
mínimo”150. Se fortaleció la red de informantes como un mecanismo para recabar información
sobre el ‘terrorismo” mediante la garantía del anonimato de los delatores, cuestión que se
materializó en el último inciso del Art 8°, que estableció que “la autoridad mantendrá en reserva la
identidad de quienes dieren oportuno cumplimiento a la obligación prevista”151.

147
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
148
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
149
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
150
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).
151
Ley N°18.314: Determina conductas terroristas y fija su penalidad (Chile: Ministerio del Interior, 17 de mayo de
1984).

53
Los datos entregados por civiles respecto a las operaciones de sabotaje resultaron
importantes en muchos de los casos en los que se vio involucrado Carabineros. En la revista
institucional se reproducen los llamados a que la sociedad civil se organice y preste colaboración
en la lucha contra el terrorismo: “Ante esta coyuntura delictual, debemos organizarnos para
combatir a los enemigos que nos acechan y alertar sin temor a los organismos policiales encargados
de proporcionarnos tranquilidad. Esta organización puede fácilmente materializarse a través de los
vecinos en las poblaciones, cuadras, manzanas […] aportando ideas, experiencias y sobre todo
lealtad y responsabilidad, junto con los medios materiales y humanos que desinteresadamente
debemos poner al servicio de la noble finalidad que perseguimos”152. Como se analizó en el primer
capítulo, la Ley Orgánica Constitucional dio pie para que la policía uniformada recibiera aportes
técnicos, monetarios y logísticos desde el mundo civil, por lo que las redes de informantes se
consolidaron durante este período

En relación con lo anterior, la función policial también debió abocarse a que los
procedimientos realizados en la lucha antisubversiva encontraran apoyo y legitimidad de parte de
la ciudadanía, ya que “la labor contra la delincuencia común es deseada, reconocida y compartida
por toda la población. Nadie hay que objete la eficiencia y abnegación con que Carabineros
desempeña su misión en este campo, y es, por la inversa, destacada y aplaudida con justicia. Sin
embargo no ocurre igual con la lucha antisubversiva ni con la mantención del orden público
trastocado por la agitación “[…] Para ellos [los críticos], con distintos matices, se destaca más una
acción represiva, vinculada a la defensa de un régimen de Gobierno determinado y no a la
preservación de valores permanentes que interesan a toda la comunidad”153. Por lo tanto, el llamado
desde la institución fue que “la misión antisubversiva como la de orden público frente a la agitación
política, [estén] atentas al requerimiento de que, cuanto más claros queden frente a la opinión
pública los fundamentos y ejecución de las acciones, más se obtiene de ella la comprensión de que
se actúa en su defensa y protección.”154.

152
Diego Ortega Medel, La delincuencia, la comunidad y los Carabineros de Chile”, Revista Carabineros de Chile,
agosto 1984, p4-5.
153
Ministro del Interior Ricardo García Rodríguez, “Carabineros y los valores trascendentales del Derecho”, Revista
Carabineros de Chile, abril 1985, p8-14.
154
Ministro del Interior Ricardo García Rodríguez, “Carabineros y los valores trascendentales del Derecho”, Revista
Carabineros de Chile, abril 1985, p8-14.

54
Los fundamentos de esa acción radicaron en lo que quien escribe denomina como anti
marxismo de Estado. El General Director Mendoza enfatizaba en septiembre de 1983, en medio de
la conmemoración de los 10 años del golpe de Estado, que “ha quedado al trasluz que en las
alteraciones del orden y en los desmanes perpetrados con ocasión de las referidas protestas, surgió
inconfundible la acción destructora de los activistas políticos, a la cual se sumaron los delincuentes
habituales. Ambos están íntimamente coludidos para valerse de cualquiera oportunidad, con tal de
producir actos vandálicos, que han de sembrar pánico en la ciudadanía, hechos que favorecen a sus
siniestros fines”155. Por añadidura, en la clase inaugural del año 1984 de la Escuela de Suboficiales
de Carabineros, el sacerdote Raúl Hasbún planteó la existencia de un vínculo entre la moral
funcionaria de Carabineros y el carácter anticomunista de la función policial. En su exposición
recalcó que “no hay ningún fenómeno en la historia de la humanidad que haya sido tan homicida,
tan genocida, como el marxismo-leninismo […] Yo estoy convencido [Habún] que el juicio sobre
el cual se apoya toda la convivencia humana, no es otro que el respeto. El respeto, en primer lugar,
a la autoridad. Allí donde la autoridad en sus personas, en sus uniformes, en sus insignias, en sus
símbolos, en sus himnos, no es respetada como algo sagrado, la convivencia humana se transforma
en una jungla […] Ustedes tienen entre muchas otras, la misión de mantener vivo, incólume y
prestigiado el principio de autoridad, sin el cual no existe convivencia ni sociedad humana.”156.

Refiriéndose concretamente al fenómeno del ‘extremismo’, el presbítero señalaba que “si


se quiere comprender bien el meollo de la personalidad del terrorista, hay que descubrir que, para
él, el terrorismo es una verdadera religión. Religión significa estar ligado a una divinidad. Para el
terrorista hay un ser supremo […] es la destrucción, el odio […] Si hubiere una descripción o una
definición adecuada del terrorismo, ella tendría que ser la religión de los cobardes.”157. Finalmente,
establece la distinción de que cuando “hay una relación estructural entre marxismo y terrorismo,
no quiero decir –sería falso– que todo terrorismo es marxismo, pero sí quiero decir que el marxismo
tiene una lógica, una dinámica estructural que, por una coherencia interna, lleva, al menos y en

155
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Defensa del orden público”, Revista Carabineros
de Chile, Septiembre 1983, p4.
156
Prebistero Raúl Hasbun Zaror, “Ética y moral en la función policial”, Revista Carabineros de Chile, mato 1984, p20-
27.
157
Prebistero Raúl Hasbun Zaror, “Ética y moral en la función policial”, Revista Carabineros de Chile, mato 1984, p20-
27.

55
potencia, hacia el terrorismo […] La ideología marxista-leninista, el comunismo bolchevique y
ateo es el partido de los grandes enemigos de todo orden civil y de toda convivencia humana158.

La función policial, por lo tanto implicaba que “si el marxismo es la antipatria, nosotros
seamos los grandes ángeles tutelares del patrimonio de la patria […] Si el marxismo es la anti-fe,
arraiguémonos más profundamente en la fe […] El marxismo representa un ataque sistemático
contra este grupo, este núcleo fundamental de la patria, de la iglesia y de la convivencia humana
que es la familia. Conclusión: amemos más nuestra familia”159. Cuando habla de familia, Hasbún
realiza una metáfora acerca de todas las personas que apoyan –o no cuestionan– al régimen, pese
al contexto de crisis en el que se encontraba el país. Dicha familia excluye a todos aquellos que
hicieron uso de su derecho a rebelión en un clima de conflicto entre la nueva institucionalidad
impuesta, y las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad. Por lo tanto, Carabineros se
posiciona desde el otro lado de la trinchera, desde dentro de esta familia, abocada por sobre todas
las cosas a defender el modelo de sociedad instaurado por la dictadura cívico-militar.

Sumado a esto, el orden público y la función policial se ven afectados, desde comienzos de
1983, con la tesis de que los jóvenes adoptan con facilidad la lógica del ‘terrorismo’. En este
sentido, se establecen vínculos entre el consumo de drogas en la población juvenil y la adscripción
a las consignas y formas de actuar de los ‘terroristas’. Aparece el consumo de marihuana como un
elemento importante en esta lógica de perversión, ya que “con el uso frecuente de la marihuana, el
individuo se vuelve irresponsable, escapista, no enfrentándose a los problemas diarios de la
vida”160. Por consiguiente, Carabineros durante le otorgó gran importancia al resguardo de la
seguridad en los recintos universitarios, considerados como nichos en los que las ‘ideas
extremistas’ y las drogas convivían diariamente.

El O.S.7 siguió siendo la unidad más importante respecto al combate a las drogas161. Según
las estadísticas de este departamento, “a nivel nacional, la problemática de la drogadicción se

158
Prebistero Raúl Hasbun Zaror, “Ética y moral en la función policial”, Revista Carabineros de Chile, mato 1984, p20-
27.
159
Prebistero Raúl Hasbun Zaror, “Ética y moral en la función policial”, Revista Carabineros de Chile, mato 1984, p20-
27.
160
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Marihuana: efectos y tratamientos a sus
drogadictos”, Revista Carabineros de Chile, Noviembre 1983, p15-17.
161
En febrero de 1983 se destaca la detención del capo de la cocaína Jesús F. Guinart. En la revista institucional se
reseña así: El Departamento de Prevención Delictual y Control de Drogas de Carabineros (O.S.7.) en su tenaz lucha
contra el tráfico de estupefacientes quebró sus records anteriores cuando en 1981 incautó 44 kilos de cocaína con

56
circunscribe particularmente a dos áreas: un cierto sector de la bohemia y algunos ambientes
juveniles, de preferencia el estudiantil”162, de lo que se desprende “cómo tantos jóvenes, casi todos
con títulos de estudios superiores o con buena preparación cultural, aceptan la aberrante lógica del
terrorismo.”163. Como señaló Raúl Hasbún en un comentario dominical en Canal 13 en julio de
1984, era muy difundida la tesis de que “la peor parte de los terroristas siempre se recluta en la
universidad. Porque la universidad es el santuario del pensamiento, del espíritu, de la búsqueda de
la verdad pura. Toda violencia física es siempre fruto de una violencia previa, verbal o
intelectual”164.

En noviembre de 1984 el teniente coronel Willy Guajardo, sistematizó en la revista


institucional los principales factores que se conjugan en el mantenimiento del orden en los recintos
universitarios. La función policial se ejecutó a partir de la premisa de que cada uno de estos
establecimientos es una comunidad jerárquica, donde los alumnos son conducidos y guiados.
Consiguientemente, “se establece que la “autonomía y libertad académica no autoriza a las
Universidades para amparar ni fomentar acciones o conductas incompatibles con el orden jurídico,
ni para permitir actividades orientadas a propagar directa o indirectamente tendencia política
partidista alguna”165. Por lo tanto, vincular la autonomía universitaria a cualquier clase de
inmunidad o privilegio para las universidades respecto del ingreso de la fuerza pública a sus
recintos, carecía de todo fundamento jurídico y legal.

Como se analizó a través de la Ley Antiterrorista, la ‘colaboración ciudadana’ constituyó


una importante herramienta policial durante estos años. Respecto a esto, “cabe puntualizar que la
responsabilidad disciplinaria administrativa es independiente de la civil y penal, aun cuando ella
pueda coexistir con relación a un mismo hecho, de manera que si la actuación reprochable de los

un valor de 11 millones de dólares. En esa oportunidad capturó a una poderosa banda que había montado la
“Conexión Perú-Chile-Colombia”. Esta la dirigía desde el Perú Jesús F. Guinart, alias “El Chato Guinart”, capo del
submundo de las drogas. En Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Los peligros de la cocaína.
reseña al Artículo atribuido al Dr Sidney Cohen. Catedrático de la Universidad de Los Ángeles (EE.UU)”, Revista
Carabineros de Chile, febrero 1983, p19-25.
162
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “La drogadicción en Chile”, Revista Carabienros de
Chile, mayo 1985, p14-15.
163
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “La personalidad del oficial de Carabineros en el
ejercicio del mando”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1982, p10-11.
164
Sacerdote Raúl Hasbún, “Terrorismo: la religión de los cobardes”, Revista Carabineros de Chile, julio 1984, p4-5.
165
Teniente Coronel de Carabineros Willy Gajardo Gajardo, “Carabineros en el mantenimiento del orden y la ley en
recintos universitarios”, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1984, p8-13.

57
alumnos, profesores o funcionarios universitarios configura además actos delictuales, se cae en las
sanciones previstas en el derecho común, situación que, de acuerdo con el artículo 84° del Código
de Procedimiento Penal, obliga a las autoridades administrativas a denunciarlos a la justicia”166.

Finalmente, considerando los elementos anteriores, los procedimientos policiales en estos


recintos debían ser prolijos, ya que las universidades constituían recintos privados, por eso “cuando
en un recinto universitario sea necesario detener a un estudiante, profesor, empleado u obrero del
plantel, es conveniente presentar la orden respectiva al Rector o funcionario administrativo de
mayor categoría. El procedimiento debe efectuarse atinadamente […] La Ley de Seguridad del
Estado establece algunos casos en que los agentes de la policía pueden realizar procedimientos sin
autorización de la Universidad […] Carabineros puede entrar al lugar cuando se cometan hechos
delictuosos”167.

En suma, Carabineros se encontró desde inicios de 1980 frente a una escalada en las
acciones de manifestación contra la dictadura, iniciándose un proceso de represión sistemática y
masiva contra todo y todos quienes estuvieran en contra del proyecto social, político y económico
del régimen, lo que conllevó a un progresivo aumento de la intensidad de la violencia policial,
sobre todo desde 1983 con el auge de las protestas nacionales y la muerte de muchos uniformados
en acciones perpetradas por los grupos armados de la resistencia168. En ese escenario, Carabineros

166
Teniente Coronel de Carabineros Willy Gajardo Gajardo, “Carabineros en el mantenimiento del orden y la ley en
recintos universitarios”, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1984, p8-13.
167
Revista institucional de Carabineros de Chile N°355 (Noviembre 1984), “Carabineros en el mantenimiento del
orden y la ley en recintos universitarios”, por Willy Gajardo Gajardo. Tte Coronel, p8-13.
168
Sobre el desarrollo de las protestas y la organización popular contra el régimen: “Simplificadamente pueden
mencionarse distintas “etapas” en la reconstitución del Movimiento Popular. En la primera predominó una
orientación de defensa y puesta en funcionamiento de lo que quedó en pie de los partidos políticos existentes antes
del golpe militar. En medio de una fuerte represión, todos los partidos de izquierda se reorganizaron mínimamente
y plantearon sus posiciones (divergentes) frente a la nueva situación (1974). En 1975-76 emergen las primeras
expresiones de organización social, principalmente en el mundo poblacional. Se trata de organizaciones impulsadas
desde las iglesias y tendientes a paliar los efectos de la política económica a través de la asistencia y la solidaridad.
También surgen instancias de denuncia de la represión y defensa de los derechos humanos. Al mismo tiempo se
impulsó, también al alero de la iglesia, la realización de un trabajo artístico-cultural, espacio en el cual se van
reuniendo nuevamente militantes, jóvenes, mujeres, artistas, etc…, desarrollando lo que se ha llamado una función
“simbólica” del quehacer político. Algo de esto ocurre también al interior de las universidades. A partir de 1977 y
1978, se asiste a lo que se denominó en la época “el fin del reflujo” del Movimiento Popular y que se expresó, en
primer lugar en las movilizaciones en torno a los derechos humanos (Familiares de Detenidos Desaparecidos), luego
de la reorganización sindical, a partir de la puesta en marcha del Plan Laboral –y dentro de sus marcos legales– y
también en la reaparición de luchas poblacionales de carácter reivindicativo en torno a necesidades básicas. En la
universidad también se vive un momento de reconstrucción opositora a partir de los Comités de Participación que

58
experimentó una crisis institucional en el año 1985, a raíz del asesinato de tres militantes de
izquierda por parte de uniformados pertenecientes a la Dirección de Comunicaciones de
Carabineros (DICOMCAR), en lo que se conoció como el “Caso Degollados”.

A partir de la cronología realizada por los abogados Nelson Caucoto Pereira y Héctor
Salazar –abogados que llevaron el caso ante la justicia–, el 28 de marzo, cuando el país se
encontraba en estado de sitio, la policía uniformada detuvo al publicista Santiago Nattino cuando
venía de regreso a su casa, a eso de las 13:45 en la comuna de las Condes. El 29 de marzo, a las
8:05 de la mañana aproximadamente, frente al Colegio Latinoamericano de Integración, en la
comuna de Providencia, fueron detenidos de forma muy violenta el jefe del departamento de
Análisis de la Vicaría de la Solidaridad, José Manuel Parada, y el profesor del Colegio
Latinoamericano Manuel Guerrero. El sábado 30 de marzo, alrededor del mediodía, llegaron las
primeras noticias a la Vicaría sobre la desaparición de los jóvenes, siendo encontrados tres cuerpos
en el camino de Quilicura, en una hondonada a orillas del camino, cerca del Aeropuerto
Internacional. Esa noche la identificación oficial fue entregada por el Servicio Médico Legal. Sus
muertes habían sido causadas por degollamiento.169

empiezan a surgir en 1977. En 1982, en un contexto de crisis económica y de ausencia de canales de expresión, salvo
para los sectores más cercanos al régimen, la presión social crece y busca las maneras de manifestarse: hacia fines
de 1982 han aumentado las presiones laborales sin encontrar respuestas positivas en la autoridad política, los
pobladores protagonizan por su parte algunas tomas de terrenos. Al mismo tiempo, la oposición gana en
convocatoria, aun cuando bajo diferentes estrategias; se realizan en el centro de Santiago “marchas de hambre” que
sorprenden a los aparatos represivos. Entre 1983 y 1984 fueron 11 las “Jornadas Nacionales de Protesta”, que fueron
convocadas por organismos como la Confederación de trabajadores del cobre (CTC), los partidos políticos,
organizaciones sociales y territoriales, comandos de protesta, el Movimiento Democrático Popular (MDP), el
Comando Nacional de Trabajadores, Gremios sectoriales, la Iglesia Católica, profesores y estudiantes”. En Gonzalo
de la Maza y Mario Garcés, La explosión de las mayorías: protesta nacional 1983-1984 (Chile: Educación y
Comunicaciones (ECO), 1985), p13-21.

169
“El 28 de marzo de 1985, cuando el país se encontraba en estado de sitio, el profesor del colegio Latinoamericano
Manuel Guerrero y el jefe del departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad José Manuel Parada fueron
secuestrados en plena vía pública. Cinco días después, sus cuerpos fueron encontrados degollados en el camino que
une Quilicura con el aeropuerto de Pudahuel, junto al del publicista Santiago Nattino Allende, detenido por
carabineros el 27 de marzo en la noche. Este crimen causó hondo impacto tanto nacional, como internacional, dando
lugar a una extensa investigación judicial. Autoridades del gobierno explicaron en un comienzo el crimen como
consecuencia de una purga entre comunistas. Sin embargo, la Comisión Rettig (1991) llegó a la convicción que los
tres profesionales fueron ejecutados por agentes estatales debido a su militancia en el Partido Comunista y las
actividades que realizaban en oposición al régimen militar”. En Memoria Chilena, “José Manuel Parada”, Bibliotec
Nacional de Chile, http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98137.html, (Consultada el día 29-09-2017). Para

59
La primera etapa de la investigación la llevó a cabo el juez José Cánovas Robles. El
magistrado operó fundamentalmente sobre la base del informe que le hizo llegar la Central
Nacional de Informaciones. En dicho texto, La CNI sostuvo que los antecedentes apuntaban a que
los responsables de los crímenes había que buscarlos entre los miembros de la DICOMCAR170.
Posteriormente, el 1 de agosto el juez Cánovas decretó encargatorias de reo y arraigos sobre
algunos funcionarios de Carabineros, incluyendo al encargado de la unidad, el coronel Luis
Fontaine.

Carabineros en primera instancia negó las denuncias y se defendió de las acusaciones. En


mayo de 1985, el General Director Mendoza señaló en su habitual editorial en la revista
institucional que, “si un organismo de tan vastas proyecciones ha sabido mantener, celosamente,
su honroso prestigio –fruto de una tradición de mando tesonero y patriótico– resulta absurdo que
se propalen rumores en contra de su honor institucional. Con aviesos propósitos, desde las tinieblas
del anonimato, se ha pretendido atribuir a miembros de sus filas la vil autoría de tres abominables
asesinatos, lo cual está absolutamente reñido con su moral y doctrina”171. Finalizaba el
comunicando manifestando que “es de esperar, que el pronto esclarecimiento de tan inhumanos
crímenes haga recaer sobre los culpables, severamente, la espada de la justicia, en defensa de la
sociedad”172.

Sin embargo las mentiras saldrían a la luz, ya que desde las primeras semanas de
investigación el magistrado comenzó a indagar en las irregularidades de la estructura de
DICOMCAR. Surgieron así las contradicciones entre las declaraciones de Fontaine y de Mendoza
respecto a las labores de esta repartición, en tanto el General Director señaló que sus funciones
estaban destinadas a la interceptación de información y combate a los “extremistas”, mientras que
el oficial de más alto rango en DICOMCAR indicó que “[El objetivo consistía en] la captación de

más información sobre el caso ver: Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad
(Chile: Ediciones Academia, 1994).

170
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia,
1994), p30.

171
General Director César Mendoza, “La ruta invariable del deber”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1985, p2.

172
General Director César Mendoza, “La ruta invariable del deber”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1985, p2.

60
informaciones [que pudieran] servir para las resoluciones que adopte el Alto Mando Policial
especialmente la selección de nuestro personal, como asimismo la averiguación de los antecedentes
de aquellas personas que de algún modo se relacionan con los miembros de Carabineros” 173. En
este sentido, el juez Cánovas manifestó lo siguiente:

Tanto el jefe inmediato, Coronel Fontaine, que tenía que rendir cuenta de todos los sucesos
importantes al General Mendoza, como los otros jefes máximos inferiores, sostuvieron en
un principio que ese servicio era simplemente informativo de asuntos de índole interna, en
circunstancias que su organización durante 1985 tuvo la misión específica –aunque no
exclusiva– de preocuparse de los extremistas; y su labor principal se hizo más bien externa,
con activo servicio preventivo y represivo, en calles, paseos y caminos adyacentes. De
modo que ni siquiera se limitó a perseguir atentados directos contra Carabineros. Y llegó
a regirse por normas verbales de sus jefes, las que se improvisan de acuerdo a las
circunstancias174.

El destape del escándalo por la posible responsabilidad de Carabineros en el asesinato de


estos jóvenes, llevó al “gobierno” reestructurar el Alto Mando institucional. En comunicado oficial
leído por el secretario general de gobierno de la época, Francisco Javier Cuadra, después de que el
1 de agosto decretaran encargatorias por reos contra los oficiales, se leyó que:

S.E. el Presidente de la República, junto con reiterar la voluntad del Supremo Gobierno
de cumplir estrictamente las resoluciones judiciales y la política que ha mantenido a este
respecto […] ha dispuesto desde ya, llamar a retiro a los funcionarios policiales
encargados reos y arraigados. Este personal ha quedado detenido administrativamente en
recintos de Carabineros de Chile a disposición del Tribunal competente…Asimismo, en
atención a los cargos que desempeñaban, han colocado sus puestos a disposición de S.E.
el Presidente de la República los generales de Carabineros señores Rodolfo Stange

173
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p46.

174
Citado en Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones
Academia, 1994), p16.

61
Oelckers, subdirector de la institución, y Carlos Donoso Pérez, director de orden y
seguridad de la misma.175.

La declaración como inculpado del General Director Mendoza el 13 de diciembre de


1985176, fue clave para comprender la magnitud de la labor antisubversiva que estaba llevando a
cabo Carabineros desde el golpe de Estado, y dio cuenta también del profundo impacto que generó
en la sociedad el escándalo por el involucramiento de los supuestos guardadores del orden en tan
horrendo crimen. En julio de 1985, Mendoza se despedía de sus subordinados manifestando que
“por razones propias del momento y ante la necesidad que la Institución se mantenga cohesionada
y en condiciones de afrontar los múltiples problemas del diario acontecer, el General Director y
Miembro de la Honorable Junta de Gobierno infrascrito ha resuelto y ha presentado la renuncia a
su cargo, para dejar en libertad de acción al Supremo Gobierno, a las autoridades superiores y a la
Institución misma, en los momentos difíciles que vive el país”177. Mientras aún estaba a la cabeza
de la policía uniformada, él mismo había señalado en más de una ocasión que el crimen de los tres
militantes había sido responsabilidad de los comunistas178.

Sin embargo, dicha versión perdería verosimilitud con su declaración como inculpado
frente al juez Cánovas .En la testificación señaló lo siguiente: “Estructuralmente la Dirección de
Informaciones y Comunicaciones de Carabineros (DICOMCAR) dependía directamente del
Director General. Este sistema especial y exclusivo correspondía a la realidad y ello por la
conveniencia de evitar, dada la naturaleza del servicio, pasar determinadas informaciones a
conocimiento previo de otras dependencias. Salvo que hubiere necesidad de requerir la
179
intervención particular de algún servicio” . Respecto a la creación de este departamento,

175
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p37.

176
Después de varias encargatorias por reo, comparecencias ante el Tribunal y apelaciones frente a la Corte Suprema,
el ex General Director Mendoza quedó libre de responsabilidad penal por este caso. “Por su parte, quienes
[enfrentaron] duras sentencias por estos horrorosos crímenes no pueden dejar de sentir un sabor amargo cuando
recuerdan que su antiguo jefe, después de recobrar su libertad, los visitó para instarlos a mantener sus declaraciones
judiciales sin cambiarlas, pues esta era una guerra entre el Partido Comunista y Carabineros de Chile”. En Nelson
Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994), p69.
177
General Director César Mendoza Durán, Revista institucional de Carabineros de Chile N°363 (Julio 1985), “Gratitud
a la institución”, Revista Carabineros de Chile, julio 1985, p2.
178
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p38.
179
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p44.

62
profundizó en que “se creó este servicio por la necesidad actual de prevenirse contra movimientos
tanto internos como externos en su origen que amenazan la seguridad interna del país y en donde
actúan terroristas o subversivos, y por varias tras razones establecidas en la organización general
[…] La verdad es que las necesidades han exigido que se fuera acentuando la labor que he señalado
relativa a la seguridad interior del Estado y al orden público”180.

Respecto a la cuestionada estructura de mando de DICMOCAR, que se saltaba los canales


oficiales de los procedimientos de la institución, profundizó en que “la idea de que “DICOMCAR”
fuera de la dependencia inmediata del Director se basó en una necesidad evidente de la eficacia y
rapidez de sus resoluciones y actuaciones […] Cuando se lograba tomar conocimiento previo que
los elementos subversivos habían acordado un acto atentatorio a la seguridad del Estado, se
comunicaba de inmediato a las Unidades para los efectos de tomar las medidas preventivas
procedentes o aconsejables. Estas comunicaciones las dirigía la Dirección General a través de los
canales habituales”181. No obstante, “al ser “DICOMCAR” dependiente directo del director
general, tenía relativa independencia para desarrollar sus iniciativas y acciones para el logro de sus
objetivos. Periódicamente el director debía hacer un informe de todas las novedades o
informaciones de importancia que tuviera. Normalmente una vez a la semana” 182. Dentro de estas
rendiciones de cuentas, según Mendoza, Fontaine no incluyó un reporte sobre la operación que
culminó con las detenciones y asesinatos que se investigaban.

El hecho de que se revelara a la opinión pública que la DICOMCAR fue concebida como
una repartición destinada exclusivamente al trabajo de inteligencia y contrainsurgencia, develó la
existencia de una amplia red institucional destinada a la persecución de civiles por motivos
políticos183. En el contexto de una sociedad más sensibilizada sobre los vejámenes que los aparatos

180
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p44.
181
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia,
1994), p44.
182
Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia, 1994),
p40-44.
183
Sobre a los aparatos de inteligencia de Carabineros, el Informe Rettig indica que: “Carabineros contó inicialmente
con un Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR), cuya sede estaba en uno de los pisos de Av. Bulnes 80, de
Santiago. La sección más numerosa del SICAR fue la de "operaciones". El Director de SICAR dependía directamente
del General Director de la Institución. En la segunda mitad de 1974 se formó la Dirección de Inteligencia de
Carabineros (DICAR), en reemplazo de SICAR, cuyo Director también dependía directamente del General Director de
la Institución. Ciertas funciones específicas de DICAR en provincias se hacían bajo servicios que usaban la
denominación anterior de SICAR. La DICAR tenía a su cabeza a un Director y a un Sub-Director, de quienes dependían

63
de represión cometían contra la población civil, tal nivel de violencia no fue tolerado, lo que dio
cuenta de una progresiva concientización en amplias capas de la sociedad respecto a los atropellos
a los Derechos Humanos perpetradas por el régimen de Pinochet. Según la investigación de los
Tribunales de Justicia, “estos atroces delitos tenían como autor intelectual al Coronel Luis
Fontaine. Él sería el inspirador de las órdenes y por lo tanto en él recaería la responsabilidad final.
Allí quedaba radicada, en último término, la responsabilidad institucional: en el jefe de la
DICOMCAR”184. Sin embargo, “la cadena de mando se rompió precisamente con el Coronel Luis
Fontaine, asesinado en una emboscada terrorista en el mes de mayo de 1990, cuyo origen todavía
resulta oscuro, por lo que no será posible oírle su versión de los hechos”185.

El secretismo y la falta de prolijidad de la cadena de mando, así como los procedimientos


de inteligencia en Carabineros, levantaron sospechas sobre la real magnitud de los atropellos a los
derechos humanos perpetrados por los uniformados. La credibilidad ciudadana en la policía se vio
mermada, y las representaciones de orden público y función policial, que habían configurado el

cinco departamentos, que cubrían una gama de funciones de inteligencia, contrainteligencia, análisis de información
y protección de ciertos servicios públicos. Si bien, al parecer no hubo personal propiamente de la DICAR adscrito a la
DINA, numerosos funcionarios de Carabineros trabajaban en ella, por destinaciones que se hicieron a partir de fines
de 1973, pero continuaban siendo remunerados por su institución. Sin embargo entre la DINA y la DICAR existió una
estrecha colaboración que se canalizaba a través de un oficial relacionador, sin perjuicio de la comunicación directa
que en un comienzo existió entre los Directores de ambos organismos. Esta colaboración tuvo por resultado que, por
lo común, cuando Carabineros detenía a una persona con vinculaciones políticas, que podía interesar a la DINA, la
ponía a disposición de ésta. Para este efecto, se comunicaba con la DINA, por medio de claves, a través de la Central
de Radiopatrullas, usando para tal efecto una frecuencia secreta, en clave. De las personas así puestas en manos de
la DINA no quedaba ninguna constancia formal. La sección Operaciones de la DICAR era la encargada de efectuar las
detenciones. Funcionaba en el inmueble de calle Dieciocho 229, donde estuvo antes el diario El Clarín y contaba con
avanzados implementos técnicos de seguimiento y detección. En Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura,
Informe Rettig Tomo II. (Chile: Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 2004), p729.
Sobre DICOMCAR, “la creación de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (DICOMCAR), en 1983, [fue]
entendida como su propia agencia de inteligencia [en Carabineros], responsable de los ataques clave contra los
insurgentes izquierdistas durante una época de resistencia abierta incrementada contra la dictadura. Los límites
entre el trabajo de la DICOMCAR y el de la CNI nunca fueron muy claros y aunque ambas agencias cooperaron en
muchos casos, también chocaron con relación al alcance de las actividades de cada una”. En Pablo Policzer, "Si con
el diablo hay que hablar, con el diablo se habla: La policía y la política de información en Chile durante Pinochet",
(Tesis de Licenciatura de la Universidad de Palermo de Argentina, 1998), p167-168.
Es importante destacar que a lo largo de los 17 años de dictadura militar, en la revista institucional de Carabineros,
principal medio de difusión de la institución, no se hace referencia a ninguna de las reparticiones que se indican en
el Informe Rettig ni en la bibliografía citada, presumiblemente porque la mayoría de las operaciones que realizaban
eran secretas y confidenciales, y a fin de evitar filtraciones y problemas legales, la información pasaba por muy pocas
manos.
184
En Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia,
1994), p34.
185
En Nelson Caucoto Pereira y Héctor Salazar Ardiles, Un verde manto de impunidad (Chile: Ediciones Academia,
1994), p34.

64
sentido común del actuar policial desde el golpe de Estado, se encontraban profundamente
cuestionadas, inclusive desde las altas esferas del gobierno186. Por lo tanto, la re significación de
las ideas que debían configurar el quehacer policial se presentó como una imperiosa necesidad.

Con el objetivo de superar la crisis institucional, las primeras medidas tomadas por el
régimen fueron la disolución de DICOMCAR y el nombramiento de Rodolfo Stange Oelckers
como nuevo General Director, oficial que había puesto su cargo a disposición en los meses
previos187. El cambio de mando significó una re conceptualización de la doctrina institucional, ya
que las nociones del enemigo interno y la lucha de contrainsurgencia, aplicadas a la función policial
desde el momento del golpe de estado, comenzaron paulatinamente a ser dejadas de lado,
poniéndose de relieve la necesidad de adaptar a Carabineros al nuevo escenario que implicaba el
plebiscito de 1988 y una posible nueva democracia, lo que quedó plasmado en una estrategia
comunicacional orientada a fortalecer la confianza ciudadana en la policía uniformada. En este
sentido, los conocimientos heredados de la seguridad nacional, y que desde 1974 se materializaron
en la aplicación de sus principales teorías en los cursos de formación del personal, fueron revisados
y reconfigurados, produciéndose un quiebre que indicó la transformación de una doctrina
institucional arraigada en la seguridad nacional, hacia otra abocada a la seguridad ciudadana. Sin
embargo, este giro institucional se materializó en un período en que las fuerzas armadas y de orden

186
Respecto a esto, Pablo Policzer señala que: “Muchos de los que apoyaron el régimen de Pinochet compartieron
sus metas pero no siempre aprobaron los métodos empleados por la policía. La pugna entre los que querían librar al
país del marxismo a través del exterminio literal de marxistas y los que querían hacerlo alterando las bases
institucionales - un conflicto que puede sintetizarse como la lucha entre los “exterminadores” y los “arquitectos” -
está en la base de la primera historia de la dictadura. A veces, los grupos que se oponían al régimen y los arquitectos
que lo apoyaban tenían un interés común, aunque fuera inintencionado o inverosímil, en monitorear y limitar el
poder de los exterminadores dentro de la policía”. En Pablo Policzer, "Si con el diablo hay que hablar, con el diablo
se habla: La policía y la política de información en Chile durante Pinochet", (Tesis de Licenciatura de la Universidad
de Palermo de Argentina, 1998), p149.
187
“[Rodolfo Stange Oelckers] prestó servicios en Antofagasta, Coyhaique, Castro y Valparaíso. Fue oficial Instructor
en la Escuela de Carabineros y se gradúa en el Instituto Superior, después de sus estudios en ese plantel (1967-1968).
Obtuvo títulos de Profesor de Administración de Policía y de intérprete y traductor en idioma alemán. En 1966, siendo
Capitán, es comandado en el Cuerpo de Policía de Fronteras de Alemania Federal. Se desempeñó como delegado de
la H. Junta de Gobierno en la Empresa Nacional de Minería (ENAMI), desde septiembre de 1973 a marzo de 1975.
Luego, fue Director de Libre Elección de S.E el Presidente de la República en ENAMI y Presidente de la Sociedad
Minera Vallenar. En el grado de coronel efectúa Curso de Seguridad Nacional en la Academia Superior de Estudios
Políticos y Estratégicos. Después asume la dirección del Instituto Superior de Carabineros. Promovido a General,
ocupa los cargos de Director de Instrucción y luego de Logística. En junio de 1982, siendo General Inspector, se le
designa General Subdirector de Carabineros, cargo que ejerció hasta el día 2 de agosto [de 1985]. Con esa fecha pasa
a comandar la Institución y a integrar la H. Junta de Gobierno. En Comité editorial Revista Institucional de Carabineros
de Chile, N°363 (Julio 1985), “Asunción del General Director Rodolfo Stange Oelckers”, Revista Carabineros de Chile,
julio 1985, s/p.

65
siguieron cometiendo violaciones a los derechos humanos y reprimiendo a la izquierda política,
por lo que es necesario considerar estas transformaciones dentro de Carabineros en un contexto
más amplio de la realidad nacional en esa época.

En síntesis, desde la implementación de la Ley Orgánica Institucional de 1975 Carabineros


se incorporó formalmente a la estructura administrativa del régimen. Dicha adscripción significó
que la policía uniformada asumió como propios los objetivos que dispuso la Junta de Gobierno. En
este sentido, desde 1974 se incorporó a la formación de los oficiales y suboficiales las directrices
teóricas de la Doctrina de Seguridad Nacional, lo que derivó en una articulación de las nociones de
orden público y función policial a partir de estos conceptos. La contrainsurgencia, la inteligencia y
el anticomunismo se establecieron por lo tanto como el marco teórico e ideológico a partir de los
cuales se guió el actuar policial.

Durante este período aparecieron con fuerza una serie de fenómenos que dieron forma a las
representaciones del orden público y la función policial. Por ejemplo, el fenómeno del tráfico y
consumo de estupefacientes fue asociado a una estrategia de ‘degradación moral’ perpetrada por el
‘comunismo internacional’. En esta misma línea se elaboró un perfil del ‘terrorista’ que fue
mutando a lo largo de los años de acuerdo al contexto de la época. De esta forma, desde 1977 se
comenzó a analizar el fenómeno del terrorismo internacional como una amenaza preocupante para
la seguridad nacional, mientras que desde la década de 1980 hicieron su aparición los ‘agentes
locales del comunismo’, identificados como los grupos armados que atentaban contra la propiedad
privada y el personal policial.

A lo largo de estos años se manifestó una preocupación especial por parte de la institución
respecto al perfeccionamiento de la función preventiva. Se pusieron en marcha proyectos sociales
tendientes a la vigilancia y reformación de los sectores sociales más vulnerables, con el objetivo
tanto de evitar la comisión de delitos, como de solidificar la imagen pública de Carabineros. Este
último punto adquirió especial relevancia desde la entrada en vigencia de la nueva Constitución
Política, ya que se promovió desde el Alto Mando un aumento de los estándares de profesionalismo

66
en el actuar policiaco, con miras a evitar el descrédito de la Junta de Gobierno y su plan de
‘refundación nacional’.

Además, Los primeros años de la década de 1980 significaron un período de crisis


institucional. Los problemas económicos por los que atravesaba el país derivaron en una creciente
protesta popular, lo que significó un aumento de la represión por parte de la policía. Los
enfrentamientos entre los grupos armados y Carabineros, así como los cuestionamientos de la
ciudadanía frente ejercicio de la violencia por parte de la fuerza pública fueron una constante
durante el período, en medio de un clima de mayor sensibilidad respecto a los apremios ilegítimos
y las violaciones a los derechos humanos. En 1985, el asesinato a sangre fría de tres militantes
comunistas por parte del aparato de inteligencia de Carabineros (DICOMCAR) significó un
profundo quiebre en la policía uniformada. El destape de las irregularidades en la estructura
administrativa y la cadena de mando de esta repartición vinieron a develar una lógica de abuso,
represión e impunidad que no fue tolerable para una sociedad cada vez más consciente y politizada.
El descabezamiento del Alto Mando y la asunción de Rodolfo Stange como General Director
impulsaron una política de revisión de la doctrina institucional, con el objetivo de adaptar a
Carabineros a los nuevos tiempos que se avecinaban, generándose una re configuración de las
representaciones de orden público y función policial.

67
CAPÍTULO 3. TRANSICIÓN DESDE LA SEGURIDAD NACIONAL HACIA LA
SEGURIDAD CIUDADANA, 1985-1990

Durante el período que abarcó los meses posteriores al escándalo por el “Caso Degollados”
en 1985 y la instauración de un régimen democrático en marzo de 1990, se desarrollaron
transformaciones ideológicas y doctrinarias en Carabineros que reconfiguraron las
representaciones de orden público y función policial. Paulatinamente las nociones de la
contrainsurgencia y la lucha anti subversiva comenzaron a ser matizadas y reconfiguradas en pro
de una política de legitimación pública, que se configuró como un llamado a la convivencia pacífica
y la exaltación de algunos valores relacionados a la imparcialidad en el criterio de la función
policial. Consecuentemente, desde la institución se manifestaron una serie proyecciones tendientes
a la adaptación de la policía al nuevo régimen democrático, lo que da cuenta de una
conceptualización del orden público orientada hacia el fortalecimiento del desarrollo económico
del país y al resguardo de la ciudadanía respecto a la ‘criminalidad común’, entendida como los
delitos sin raigambre política pero sí con un alto impacto social. Lo anterior se manifestó en
paralelo a la persecución de los ‘grupos extremistas’ que aún seguían activos, lo que se desarrolló
sin el énfasis propagandístico de años anteriores188. En esta misma línea, la doctrina institucional
fue modificada incorporándose principios como la apoliticidad y la transparencia, dictándose un
Código de Ética y Doctrina en 1989 con el objetivo de reproducir dichos postulados. En paralelo,
se produjo un crecimiento corporativo reflejado en mejoras en la infraestructura y mayor
especialización en la formación, con el objetivo de aumentar los estándares profesionales de la
función policial.

3.1 Nociones sobre la seguridad nacional después de la crisis institucional: nuevos énfasis en los
sentidos del orden público y la función policial

Desde los inicios de la dictadura la Doctrina de Seguridad Nacional se configuró como el


marco ideológico y el paradigma de formación de las instituciones militares y policiales. Conceptos

188
En la Revista Carabineros de Chile se hizo referencia a los ataques armados desde la perspectiva (como se ha
mostrado en este trabajo) del sentido heroico que habría tenido el actuar policial en estos casos, otorgándole el
carácter de mártires a los uniformados fallecidos en los enfrentamientos. Hacia finales de la dictadura las menciones
sobre las acciones de los grupos armados fueron cada vez menores.

68
como ‘enemigo interno’, ‘contrainsurgencia’ y ‘guerra ideológica’ se articularon con otras
corrientes de pensamiento como el corporativismo (que se materializó en el principio de
subsidiariedad)189 y el nacionalismo, comprendido como la preeminencia de una ‘identidad
histórica’ del país. Los objetivos fundamentales que persiguió esta doctrina a lo largo del régimen
pueden sintetizarse como la consecución de los ‘objetivos nacionales’ y la búsqueda del ‘bien
común’ de la sociedad. Sin embargo, las interpretaciones que se realizaron al interior de
Carabineros al respecto no fueron uniformes a lo largo de los 17 años de dictadura. Con el cambio
de mando en la plana mayor institucional se reconfiguraron las nociones de contrainsurgencia y
anti subversión, incorporando teorizaciones sobre la relación entre el desarrollo socioeconómico y
la seguridad nacional. Se dio forma en Carabineros a una matización de lo que denominamos como
anticomunismo de Estado, acentuándose en su lugar una perspectiva que relacionó el resguardo
del orden en el interior de las fronteras con el progreso económico y social del país.

Consecuentemente, la seguridad nacional fue asociada desde la institución a dos elementos:


los regímenes democráticos occidentales, y el crecimiento y desarrollo del país, cuestiones que
impactaron en la representación que se difundió sobre el orden público. Respecto al primer punto,
se destacó que “la seguridad nacional es un componente o medio para lograr el bien común general
y jamás podría propiciarse como un fin equivalente –ni menos agregado– a éste. Allí radica la clave
de su absoluta concordancia con los valores propios de la dignidad humana, y con las bases
esenciales de un régimen democrático occidental que se observa claramente establecido en el resto
del articulado de la Constitución Política de 1980”190. Por lo tanto, el orden público quedaría
consignado a la convivencia democrática, que en dicho contexto histórico se configuraba como la
mayor expresión del ‘bien común’. Sobre el segundo punto, “la participación de toda la comunidad
para la preservación de la seguridad nacional otorga aun mayor relevancia a este concepto el que

189
Como se mencionó en el capítulo 2, el principio de subsidiariedad consiste básicamente en una jerarquía y
distribución de la “nación” en sectores o “gremios” según la utilidad o función que desempeñan para el progreso del
país. En este sentido, se propone que cada sector o grupo debe desempeñar el rol que le cabe dentro del constructo
social, formando parte de un todo orgánico de carácter vertical, en el que los grupos o instituciones de más relevancia
absorben o incorporan a los más pequeños, siendo el principal de ellos el Estado. Revisar Augusto Pinochet Ugarte:
General de Ejército, comandante en Jefe del Ejército y Presidente de la Junta de Gobierno; José T. Merino Castro:
Almirante y Comandante en Jefe de la Armada; Gustavo Leigh Guzmán: General del Aire y Comandante en Jefe de la
Fuerza Aérea; César Mendoza Durán: General Director de Carabineros, “Declaración de principios del Gobierno de
Chile”, Revista Carabineros de Chile, junio 1974, p2-21.
190
Teniente Coronel del Ejército y Oficial de Estado Mayor Jaime Covarrubias García, “La seguridad nacional en el
marco de la institucionalidad”, Revista Política y Geoestrategia 50° edición (Abril-Mayo-Junio 1989): p9-10.

69
no sólo se refiere a lo que es la defensa nacional, sino que está ligado a la concepción de crecimiento
y desarrollo del país y por cierto a la justicia”191. Por ende, la representación de Carabineros como
garantía del régimen institucional y el orden público derivó en una concepción de la seguridad
nacional como el trabajo mancomunado de las fuerzas de orden y la sociedad en el proceso de
encaminar a Chile hacia el desarrollo socioeconómico. En este análisis se deja atrás la premisa de
la defensa de la ‘nación recuperada de las garras del comunismo’, idea que articuló la función
policial durante gran parte de la dictadura, en pro de una búsqueda de legitimación pública de
Carabineros como organismo encargado del resguardo del orden público al interior de las fronteras.

Pese a lo anterior, la presencia de grupos armados activos siguió siendo el principal foco de
la función policial. El diagnóstico de los organismos de seguridad era que “a partir de 1983, al
iniciar el Gobierno una apertura política como parte del avance hacia una democracia plena, la
oposición materializó demostraciones públicas, debidamente autorizadas algunas y otras no, según
quien las organizara, en el carácter de protestas, denominadas “pacíficas”, pero que fueron
infiltradas por los violentistas subversivos”192. Consecuentemente el año 1986 fue establecido por
el Partido Comunista como el momento en que “debía caer el Gobierno” 193. Lo anterior estaba en
consonancia con la “estrategia marxista para iniciar una guerra irregular o revolución sangrienta
que habría traído el caos, la muerte y la destrucción a nuestra patria a partir del año 1986”. 194

Así pues, durante este período se acrecentaron los atentados contra las fuerzas de orden,
entre los que se incluye el ataque contra la comitiva del general Pinochet el 7 de septiembre de ese
año, que culminó con 5 muertos y 11 heridos195. Para el Partido Comunista en particular, representó

191
Teniente Coronel del Ejército y Oficial de Estado Mayor Jaime Covarrubias García, “La seguridad nacional en el
marco de la institucionalidad”, Revista Política y Geoestrategia 50° edición (Abril-Mayo-Junio 1989): p9-10.
192
Mayor General Alejandro Medina Lois, “Seguridad Nacional en Chile: Subversión y terrorismo”, Revista Política y
Geoestrategia 42° edición (Mes no indica 1987): p19-31.
193
Mayor General Alejandro Medina Lois, “Seguridad Nacional en Chile: Subversión y terrorismo”, Revista Política y
Geoestrategia 42° edición (Mes no indica 1987): p19-31.
194
Mayor General Alejandro Medina Lois, “Seguridad Nacional en Chile: Subversión y terrorismo”, Revista Política y
Geoestrategia 42° edición (Mes no indica 1987): p19-31.
195
Ver Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “General Director Sr. César Mendoza:
“Terroristas son los que menos respetan los derechos humanos”, Revista Carabineros de Chile, julio 1985, p23.
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Criminal atentado contra el museo de la institución”,
Revista Carabineros de Chile, agosto 1985, p15-18. Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile,
“Editorial: Frente a la acción terrorista”, Revista Carabineros de Chile, octubre 1985, p2. Comité editorial Revista
institucional de Carabineros de Chile, “Violencia extremista cobró nuevas víctimas de Carabineros”, Revista
Carabineros de Chile, octubre 1985, p4-7. Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Criminal
atentado extremista a microbús de la institución”, Revista Carabineros de Chile, enero-febrero 1986, p26-27. Comité

70
un fracaso rotundo en su ‘trabajo militar de masas’, mientras que para Pinochet significó una
herramienta comunicacional bastante útil en el proceso de legitimación pública con miras al
plebiscito de 1988. Este atentado marcó un hito tanto para el régimen como para la izquierda. Estos
grupos (MIR, FPMR, MAPU-Lautaro) “fueron responsables de 77 bajas a miembros de las Fuerzas
Armadas (FF.AA), Carabineros y agentes de inteligencia, aunque la mayoría de ellos (44)
perecieron entre 1983 y 1987”196.

Las principales organizaciones ‘terroristas’ orientaron su acción –según Carabineros–


“hacia los atentados destinados a producir apagones, descarrilamientos y amedrentamiento. Se
valen de bombazos, saqueos y actos vandálicos” 197. Además, la estrategia “contemplaba contactos
con organismos identificados como “Junta Coordinadora Revolucionaria” centrada en Mendoza,
República Argentina, y Centro de Informaciones Cubano contra Chile, en los alrededores de
Montevideo, República Oriental del Uruguay”198. Se señaló también que los miembros del Partido
Comunista reclutados por el FPMR recibieron instrucción de combate y técnica de explosivos en
una escuela de guerrillas en el cerro “El Calvario” de Tiltil y en el centro de perfeccionamiento
terrorista, en el balneario de Quintero”199.

La publicación de estos antecedentes da cuenta de un cariz distinto en la forma en que


la institución abordó esta problemática desde el punto de vista mediático, ya que la política del
ensalzamiento de los enfrentamientos con los ‘extremistas’ por medio del fortalecimiento de los
aparatos de inteligencia y contrainsurgencia, caracterizada como un conflicto bélico, se matizó y

editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Nueva víctima de la criminal acción del extremismo”, Revista
Carabineros de Chile, marzo 1986, p17-18. Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile N°369,
“Carabinero enfrentó solo a un comando terrorista”, Revista Carabineros de Chile, abril 1986, p16. Comité editorial
Revista institucional de Carabineros de Chile, “Dos nuevas víctimas provocan terroristas”, Revista Carabineros de
Chile, septiembre 1987, p40. Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Expuso su vida
desbaratando siniestro plan terrorista: Subteniente Sr. Sergio Luza Fuenzalida”, Revista Carabineros de Chile, octubre
1987, p10-11. Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, Atentados terroristas no impedirán
acción policial en resguardo del orden público”, Revista Carabineros de Chile, octubre 1988, p6-7.
196
Jaime Soriano Reyes, “La autodefensa de masas y las Milicias Rodriguistas: aprendizajes, experiencias y
consolidación del trabajo militar de masas del Partido Comunista de Chile, 1982-1987” (tesis para optar al grado de
Magister en Historia, mención en Historia de Chile de la Universidad de Santiago de Chile, 2016), p67.
197
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Terrorismo: la peor lacra de nuestro tiempo”,
Revista Carabineros de Chile, octubre 1985, p8-13.
198
Mayor General Alejandro Medina Lois, “Seguridad Nacional en Chile: Subversión y terrorismo”, Revista Política y
Geoestrategia 42° edición (Mes no indica 1987): p19-31.
199
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Criminal atentado contra el museo de la
institución”, Revista Carabineros de Chile, agosto 1985, p15-18.

71
se orientó en mayor medida hacia un énfasis comunicacional en el descrédito de las motivaciones
y las estrategias de estos grupos frente a la opinión pública, dando cuenta ya no de una lucha por
evitar la invasión del ‘comunismo internacional’, sino de un intento por deslegitimar una postura
política en el espacio público . Por cierto esto no implicó una merma en la intensidad de la represión
contra la oposición. Según las estadísticas recopiladas por la Corporación Nacional de Reparación
y Conciliación, entre 1985 y 1990 fueron 283 las víctimas por violaciones de derechos humanos y
por violencia política.200

En paralelo, el imperativo de aumentar los estándares de profesionalismo y transparencia


impulsados por el nuevo General Director derivó en que muchas veces la respuesta de Carabineros
no se viera lo suficientemente efectiva. Sobre este punto, el jefe institucional era enfático al señalar
que “los autores de estos hechos no deben confundir la tranquilidad en los procedimientos con
debilidad”201. Consecuentemente la estrategia comunicacional de los uniformados se orientó
también hacia la difusión de un mensaje de fortalecimiento de la convivencia pacífica de la
sociedad.

Esta política de legitimación pública motivó la apertura de Carabineros al debate en torno


a las violaciones a los derechos humanos. Al respecto, se esgrimió el argumento de que:

Los crímenes contra la vida o la integridad física de personas indefensas, o ejecutadas a


mansalva […] están en la memoria de todos, no sólo por su gravedad y crudeza, sino
porque se exhiben específica, nominativa, reiterada y detalladamente, con impactante
efecto que deriva de conocer a las víctimas y las dolorosísimas circunstancias que rodearon
el acto punible […] Sin embargo, el asesinato de gran número de carabineros siempre
queda así: un vago numeral, pero no hay nombres, lugares, circunstancias; no aparecen
como hombres concretos, sujetos de compasión y afecto, los que han sufrido la violencia
criminal 202.

200
Informe sobre calificación de víctimas de violaciones a los derechos humanos y de violencia política. Santiago:
Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 1996, cuadro 20. En Huneeus, p41.
201
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Violencia extremista cobró nuevas víctimas de
Carabineros”, Revista Carabineros de Chile, octubre 1985, p4-7.
202
William Thayer Arteaga, “Acusaciones sobre violaciones a los Derechos Humanos”, Revista Política y
Georestrategia 52° edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1989): p37-39.

72
En paralelo, se afirma que “respecto de la tortura, la situación es similar, pero con una
particularidad: la influencia marxista en el mundo ha llegado a conseguir que ésta se defina como
actos abusivos y crueles perpetrados por funcionarios o agentes públicos. De manera que los
rebeldes, revolucionarios, terroristas, mafiosos y demás no pueden torturar”203. Finalmente, se
concluye que “Los derechos humanos no son otra cosa que una nueva expresión del viejo derecho
natural, cuya raíz consiste en el deber de respetar la persona humana en cuanto tal, asegurándole
sus derechos como tal; lo que es propio del hombre en cuanto hombre, más allá de razas, edades,
condiciones, doctrinas o situaciones”204.

El análisis de estas palabras propone la noción de que el combate entre el ‘marxismo’ y la


‘libertad’ derivó en muchas ‘bajas’ desde ambos bandos, lo que en términos discursivos plantea
una paridad de fuerzas entre las posiciones en disputa, cuestión que sin duda representa un intento
de asimilar y asociar las violaciones a los derechos humanos cometidas por Carabineros a un
contexto en que se enfrentaron dos fuerzas en igualdad de condiciones. Por otra parte, en esta
argumentación se desconoció el carácter consensuado del paradigma de los derechos humanos en
el contexto mundial, ya que se le atribuye más importancia a la ‘influencia marxista’ en el looby
internacional que a las razones humanitarias que derivaron en su elaboración. Consecuentemente,
llama la atención la relación que se establece entre los derechos humanos y el ‘derecho natural’, ya
que da cuenta de la preeminencia de un sentido netamente individualista del ser humano (asegurar
lo que es ‘propio del hombre en tanto hombre’), ignorando el carácter social y el valor que tenía el
esclarecimiento de los casos de violaciones a los DD.HH para la convivencia democrática del país.

3.2 Reformulaciones doctrinarias: implementación del Código de Ética y Doctrina Institucional

Las transformaciones doctrinarias que se desarrollaron en Carabineros desde 1985 tuvieron


como principal objetivo la adaptación de la institución al contexto nacional de la época, marcado
por la apertura del espacio público y una mayor sensibilidad social respecto a la represión policial.
Las representaciones de orden público y función policial se vieron permeadas por la idea de que

203
William Thayer Arteaga, “Acusaciones sobre violaciones a los Derechos Humanos”, Revista Política y
Georestrategia 52° edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1989): p41.
204
(Cursiva en el texto original) William Thayer Arteaga, “Acusaciones sobre violaciones a los Derechos Humanos”,
Revista Política y Georestrategia 52° edición (Octubre-Noviembre-Diciembre 1989): p43.

73
cada uniformado debía primero respetar irrestrictamente las leyes antes de ejecutar sus funciones.
Asimismo se elevó a rango constitucional la premisa de que “el cumplimiento de la función
preventiva [es el] fin de toda acción”. 205 Todo lo anterior quedó consignado en el Código de Ética
y Doctrina Institucional, publicado en boletín oficial N°3217 en febrero de 1989.

En él se definió a la doctrina institucional como “el conjunto de normas y principios creídos,


aceptados y enseñados, que se traducen en el pensar y actuar de todo Carabinero, transfiriendo un
sello de continuidad y uniformidad en sus procedimientos, para facilitar la consecución de los
objetivos institucionales”206. Consecuentemente, esos principios se agruparon en el concepto de
‘bien común’, que consistía en que “los individuos y las instituciones ocupen su lugar y
desempeñen las funciones que les corresponden, de acuerdo todo ello con los preceptos que rigen
la organización y la sana convivencia social”207. En este sentido a Carabineros le competía el
resguardo de la convivencia social (y de la futura democracia) con imparcialidad, profesionalismo,
apego a la legalidad, transparencia, y apoliticidad.

Este nuevo marco normativo fue la culminación de un proceso de redefiniciones y


reorientaciones del actuar policial. Los objetivos que se propuso la institución con su
implementación fueron “mejorar su posición como organización en el contexto social, político y
económico, priorizar el desarrollo y orientación de todas las operaciones policiales hacia el servicio
preventivo, mantener y acrecentar una imagen, mejorar el nivel de obtención y capacitación del
personal, y fundamentalmente impulsar la consolidación de la doctrina institucional y desarrollar
un marco valórico”.208

Sobre la ética profesional se establecieron en primera instancia deberes con la nación, como
son la fidelidad, veneración y respeto a los símbolos patrios, además de reconocimiento y respeto
a las autoridades legalmente constituidas, así como una sana convivencia con las demás ramas de
las FF.AA. Se señalan también deberes para con la institución, referidos a conocer y aplicar la

205
Instituto Superior de Ciencias Sociales, “El profesionalismo y su importancia para el rol preventivo”, Revista
Carabineros de Chile, febrero 1990, p20-23.
206
Boletín Oficial de Carabineros de Chile N°3217 (Santiago: Carabineros de Chile, 11 de febrero de 1989), p76668-
76670.
207
General Inspector de Carabineros Gabriel Ormeño Melet, “El profesionalismo y su importancia para el rol
preventivo”, Revista Carabineros de Chile, abril 1989, p26-28.
208
Consejo Asesor Superior, “Carabineros Hoy”, Revista Carabineros de Chile, agosto 1989, p3-8.

74
doctrina, y la censura de toda manifestación política, con miras a la imparcialidad de las funciones
policiales y el desarrollo de la credibilidad, confianza, y adhesión ciudadana209.

Respecto al orden público, se promovió la racionalidad en su resguardo evitando


extralimitaciones en las funciones policiales y la arbitrariedad de las decisiones, considerando la
comunidad nacional como una realidad diversa y cambiante. Fundamentalmente, se promovió el
resguardo del prestigio personal de los uniformados, así como el de toda la institución210. La idea
principal consistió en que los policías debían preocuparse ellos mismos de respetar a cabalidad el
marco legal, antes de abocarse al resguardo del mismo. Todo el personal debía tener “comprensión
de las realidades sociales y su flexibilidad para adaptar su quehacer a cada circunstancia, sin alterar
en absoluto sus principios de legalidad e imparcialidad”211. En definitiva, “el concepto de orden
público significa para el funcionario de Carabineros respetar él mismo las leyes y reglamentos
vigentes y hacerlos respetar y cumplir, con equidad y justicia, a todos los habitantes de la
República, manteniendo de esta manera la armonía y la paz social”212. Pese a lo anterior, en ninguno
de los artículos del Código de ética se hace referencia explícita a los derechos humanos, lo que da
cuenta del desligue de la institución respecto a los abusos cometidos a lo largo de toda la dictadura,
en un ejercicio más de adaptación de la imagen pública a los nuevos tiempos que de reformulación
ética de los principios del actuar policial

Mediante la difusión de la idea de que Carabineros además, de sus funciones


ordinarias, tenía como misión el ‘fortalecimiento de la comunidad chilena’, la función policial
incorporó la tarea de garantizar esa realidad. Se buscó propender al equilibrio de la sociedad
mediante la prevención entendida como la finalidad de toda acción policial, siendo los principales
valores que tutelan la doctrina la prudencia, la rectitud, la energía, el valor y el respeto. El
fortalecimiento de la función preventiva fue el principal factor de esta reconfiguración doctrinaria.
Consecuentemente, “la clave es la prevención oportuna y eficaz, y Carabineros de Chile es, por

209
Boletín Oficial de Carabineros de Chile N°3217 (Santiago: Carabineros de Chile, 11 de febrero de 1989), p76668-
76670.
210
Boletín Oficial de Carabineros de Chile N°3217 (Santiago: Carabineros de Chile, 11 de febrero de 1989), p76668-
76670.
211
General Director Rodolfo Stange Oelckers, “Editorial: Mensaje del General Director”, Revista Carabineros de Chile,
diciembre 1989, p2.
212
Teniente Coronel de Carabineros Orlando Lagos Araos, “Universalidad de la policía”, Revista Carabineros de Chile,
abril 1987, p26-36.

75
principio y doctrina, una policía preventiva antes que nada”.213 Se planteó además que la
negligencia o el mal manejo de la prevención en la función policial tenía efectos adversos para el
desarrollo del país, en la medida que “los recursos que podrían liberarse del menor gasto en
investigación, costos procesales y administrativos del sistema carcelario, gastos médicos,
hospitalarios y en rehabilitación, por una disminución de los delitos, se podrían redistribuir en otras
áreas sociales”.214 Algunos proyectos institucionales asociados a la prevención fueron “ [el] plan
de difusión de acciones preventivas realizadas por Carabineros de Chile [desde 1989], a través del
slogan “Un Amigo…siempre” 215 y “la puesta en marcha de programas locales de prevención del
delito, bajo la supervisión de los expertos, de tal modo que el delincuente se percate que nadie está
dispuesto a dejarse sorprender, atacar ni despojar y que, al mismo tiempo, el ciudadano celebre el
arresto de un drogadicto, de un terrorista, o de un antisocial común como el cumplimiento de una
misión que va en beneficio de todos”.216

Se destacaba que “los Carabineros son, pues, cooperadores sociales y, como tales,
depositarios de la confianza ciudadana”.217 Por tanto, el policía al “amar la paz” 218, protegía a
“toda una unidad indestructible, que nos habla de la calidad espiritual del chileno, y por oposición
nos habla también de seres enfermos, sin valores, distorsionados, por lo tanto ajenos a nuestro ser
y alma nacional, y que son en sí una amenaza y una presencia extraña a la Patria” 219. La perspectiva
de una ‘familia chilena’ excluye por cierto a los ‘comunistas carentes de espiritualidad’,
manteniéndose el rechazo a la izquierda política, pero ahora desde un punto de vista pacifista y
supuestamente inclusivo. Pese a que los llamados a la unidad nacional fueron constantes durante
toda la dictadura, incluso en los períodos de mayor represión, el cariz ahora era distinto, ya que se

213
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: Presencia de Carabineros”, Revista
Carabineros de Chile, septiembre 1987, p2.
214
Jefe del Consejo Asesor Superior de Carabineros General Inspector Guillermo Rosales, “Función preventiva,
palanca de desarrollo”, Revista Carabineros de Chile, abril 1989, p30-34.
215
Jefe del Consejo Asesor Superior de Carabineros General Inspector Guillermo Rosales, “Función preventiva,
palanca de desarrollo”, Revista Carabineros de Chile, abril 1989, p30-34.
216
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Alto nivel alcanzó Primer Simposio de Extensión
Académica”, Revista Carabineros de Chile, junio 1988, p37-38.
217
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Carabineros, una vocación de servicio”, septiembre
1987, p22.
218
General Director Rodolfo Strange Oelckers, “Editorial: Fin de año”, Revista Carabineros de Chile, diciembre 1986,
p2.
219
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: Patria y solidaridad ciudadana”, Revista
Carabineros de Chile, junio 1988, p2.

76
orientó hacia el logro de un clima de tranquilidad pública con miras al acto plebiscitario y
eleccionario, y no a la perpetuación del régimen autoritario, como fue la tónica en los años previos.

3.3 Crecimiento corporativo: profesionalización, especialización e infraestructura

El perfeccionamiento y la especialización en Carabineros se configuraron en este período


como una necesidad imperiosa con miras a la adaptación de las funciones policiales a la realidad
social. El Ministro de Justicia Hugo Rosende Subiabre, señalaba en 1988 que "para enfrentar con
eficacia [la complejidad de la sociedad contemporánea] ha debido [Carabineros] desarrollar
necesariamente áreas diversificadas de acción en la esfera de competencia que le es propia, tales
como las de policía preventiva, de seguridad, judicial, científica o técnica, sanitaria, de aduanas y
otras”220. Consecuentemente, la policía uniformada debió adentrarse en las disciplinas relacionadas
al quehacer policial, “integrándose a su vez al mundo de las comunicaciones y de la computación
moderna; ampliando y perfeccionando sus laboratorios de investigación, etc. Pero, por sobre todo,
sembrando en sus hombres la semilla del rigor científico, y de la flexibilidad creativa en su
pensamiento”221. Sin embargo, la necesidad de incorporar tecnología y conocimiento positivo a la
función policial no fue el único diagnóstico que surgió durante esos años.

El aumento progresivo de la densidad poblacional y la cada vez más creciente complejidad


del entramado social, derivaron en que hacia el año 1988, la institución proyectara como uno de
sus requerimientos más importantes “la necesidad de mayores recursos económicos para optimizar
la incorporación de medios materiales –esencialmente tecnológicos– a su accionar [policial] […]
[Se debe subsanar] la insuficiencia numérica en personal, de tal modo que la policía enfrente en
forma eficaz el crecimiento vegetativo poblacional y urbano” 222. Lo anterior debía materializarse
en paralelo a una mejora en la infraestructura, por lo que se desarrollaron avances significativos

220
Ministro de Justicia Hugo Rosende Subiabre, “Carabineros de Chile encarna los más altos valores patrios", Revista
Carabineros de Chile, mayo 1988, p7.
221
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: La formación científica”, Revista
Carabineros de Chile, junio 1986, p2.
222
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Alto nivel alcanzó Primer Simposio de Extensión
Académica”, Revista Carabineros de Chile, junio 1988, p37-38.

77
en esta materia antes de la inauguración democrática en 1990, elementos que se esbozaron como
las líneas programáticas del General Director Stange desde el comienzo de su administración.

Durante 1988 se implementó un “Programa de Construcción y Reacondicionamiento de


Cuarteles Institucionales para todo el país” que dio como resultado “16 cuarteles construidos, 5
cuarteles adquiridos, 28 cuarteles ampliados, y 193 reparaciones menores en cuarteles”223. Además,
mediante la Orden General N°633 del 10 de agosto de 1989 se creó la “Escuela de Formación
Policial de Carabineros”224, cuyos principales objetivos fueron la formación integral de los
uniformados, y el perfeccionamiento, capacitación y especialización del personal de nombramiento
institucional.

Entre 1985 y 1990 la función policial, además del quehacer cotidiano, se reorientó hacia
nuevos focos problemáticos en el ámbito delictivo. El primero de ellos es la proliferación del
comercio ambulante. Respecto a esto, se señalaba en 1986 que “el principal desafío que enfrenta a
diario el Servicio está constituido por los delitos de robo y hurto, que en el sector céntrico de la
capital los origina el vendedor ambulante sin permiso” 225. El número de comerciantes ambulantes
sin patente ni permiso detenidos alcanzó a un 6,84% más que en 1984. “Esta variable implica un
aumento, que es normal, en las tasas de crecimiento y que la labor policial en este aspecto también
ha aumentado”.226 En segundo término durante 1987 se realizó la visita del Papa Juan Pablo II, por
lo que Carabineros realizó un gran despliegue en el resguardo del Pontífice, pese a lo cual se
desataron serios incidentes en el Parque O’Higgins. Finalmente, un foco de acción importante que
aparece en este período es la violencia en los estadios. Con motivo de la realización del Mundial
de Fútbol Juvenil en 1987, se comenzó a teorizar acerca de las maneras de resguardar el orden
público en estos eventos, considerando el fenómeno de las barras bravas227. “[La función policial]

223
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Inauguración de la 42° comisaría de
Radiopatrullas”, Revista Carabineros de Chile, noviembre 1988, p22-26. Ver además: Comité editorial Revista
institucional de Carabineros de Chile, “Cinco nuevos cuarteles refuerzan el cumplimiento de la misión”, Revista
Carabineros de Chile, enero-febrero 1989, p5-7.
224
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Escuela de formación policial de Carabineros”,
Revista Carabineros de Chile, marzo 1990, p12-13.
225
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Prefectura de Carabineros Santiago Central”,
Revista Carabineros de Chile, agosto 1986, p20-22.
226
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Prefectura de Carabineros Santiago Central”,
Revista Carabineros de Chile, agosto 1986, p20-22.
227
Hacia finales de la década de los ’80 se encontraban activas las barras más masivas del país: “Los de Abajo”, del
club Universidad de Chile, y la “Garra Blanca” de Colo Colo. En los años 1987-1988 la “Garra Blanca” ya tenía más de
300 integrantes básicos. Por su parte, un grupo de jóvenes hinchas de la Universidad de Chile, quiénes se comenzaron

78
se trata, esencialmente, de frustrar la comisión de delitos contra la propiedad y contra los asistentes
(robos, hurtos, daños en automóviles estacionados, tráfico y consumo de drogas y alcohol,
atentados sexuales, agresiones, reyertas, extremistas, etc.) […]Paralelamente, se efectúa una
apreciación de la asistencia, para comprobar si se trata de un público pasivo, agitado o violento y
adoptar en consecuencia, las precauciones que en cada caso corresponda.228 Este contexto implicó
un énfasis en la adaptación de las funciones de Carabineros en relación a estos fenómenos.

3.4 Proyecciones institucionales frente al nuevo régimen democrático

La apertura del espacio público le dio lugar a algunas voces disidentes a la dictadura, a la
vez que planteó para Carabineros el desafío de que la institución se constituyera como un
interlocutor válido en este intercambio de ideas. Esta apertura se manifestó, en primera instancia,
mediante la implementación de una “política de puertas abiertas con la prensa”229, tendiente a
solidificar los principios de transparencia y profesionalismo de Carabineros. Este reordenamiento
institucional tendió a “dar una orientación al gobierno, en que destacó su postura confrontacional
con la oposición”230. El ambiente político se vio influenciado además –sobre todo desde 1987- por
la campaña electoral, siendo los objetivos “no sólo organizar las elecciones presidenciales y
parlamentarias y con ello hacer posible el cambio de régimen político, sino también asegurar la
continuidad de las principales instituciones de la democracia protegida y autoritaria, y conseguir

a agrupar debajo del “Imperio Azul”, en el año 1988, rompían el esquema tradicional incorporando frases alusivas a
la identificación de los hinchas hacia el equipo. Es posible reconocer la existencia de un espectro de posibles
detonadores [de la violencia], como podrían ser los dirigentes del fútbol profesional, los medios de comunicación
sociales, las fuerzas de orden y los propios hinchas; como asimismo, personas que son percibidas por los “barristas”
como “extrañas” a las “barras y que son señalados como “infiltrados”. Revisar Andrés Recasens Salvo, Las barras
bravas (Chile: Colección de Ciencias Sociales Universidad de Chile, 1999), p33-44; y LaBullanguera.cl, “Historia Los de
Abajo”, Hinchada club Universidad de Chile, https://www.labullanguera.cl/historia-los-de-abajo/ (visitado el día 20
de noviembre de 2017).
228
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Violencia en los estadios”, Revista Carabineros de
Chile, marzo 1989, p16-19.
229
Plana Mayor (C.5.), “Recomendaciones especiales de Relaciones públicas”, Revista Carabineros de Chile, agosto
1988, p32.
230
Carlos Huneeus, El régimen de Pinochet (Chile: Editorial Sudamericana, 2001), p299-300.

79
una mayor autonomía de las instituciones castrenses, lo que se sustentaba en el temor de que el
Gobierno democrático pudiera tomar medidas en contra de los militares”231.

Las relaciones de Carabineros con la prensa tuvieron un punto de quiebre con el escándalo
generado en 1985 a raíz de la investigación del ‘Caso Degollados’. En su discurso de asunción
como General Director, Rodolfo Stange señaló que “no se puede juzgar a toda la institución por
sólo algunos hechos puntuales y que están entregados a los tribunales de justicia”232. Por
consiguiente, se propició un acercamiento entre los medios de comunicación y la función policial,
con el objetivo de “evitar generalizaciones frente a hechos puntuales […] evitar caer en el juego de
sectores interesados en desprestigiar a Carabineros, con el propósito de menoscabar su autoridad y
hacerle perder credibilidad frente a la opinión pública”233. Esta política de ‘puertas abiertas con la
prensa se materializó en la creación de un ‘círculo de periodistas policiales’, grupo de reporteros
acreditados por la institución y con acceso a información respecto a procedimientos, difusores los
‘valores institucionales’. En esta misma línea, el General Director realizó una cuenta pública con
los principales alcances de la gestión de 1989, algo inédito durante la dictadura. 234 En definitiva,
mejorar la imagen pública de la institución fue un foco de atención importante durante este período,
con miras a concitar el apoyo ciudadano.

En este marco se estableció que los uniformados debían actuar en relación a dos factores:
“[el] respeto al interlocutor y la convicción sincera de lograr un acuerdo que excluya la violencia”
235
. El debate público se estableció como el factor más importante en la representación del orden
público e implicó por otra parte un posicionamiento claro desde la institución respecto a que el
comunismo debía estar excluido de la ‘cosa pública’.

Consecuentemente, se señaló que “obviamente, resulta claro que todo diálogo con el
comunismo marxista-leninista es imposible e inútil […] El Partido Comunista ha optado
públicamente por la vía violenta en Chile, lo prueban las declaraciones de sus dirigentes, el

231
Carlos Huneeus, El régimen de Pinochet (Chile: Editorial Sudamericana, 2001), p299-300.
232
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Asume el General Sr. Rodolfo Strange Oelckers”,
Revista Carabineros de Chile, julio 1985, p6-7.
233
Teniente Coronel de Carabineros Mario Morales, “La función policial”, Revista Carabineros de Chile, diciembre
1985, p12-14.
234
Dirección de Orden y Seguridad O.S.1, “Balance al esfuerzo y sacrificio”, Revista Carabineros de Chile, enero 1990,
p3-5.
235
General Director Rodolfo Strange Oelckers, “Precisiones de doctrina, política y pensamiento de Carabineros de
Chile”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1987, p21-25.

80
terrorismo, la internación masiva de armas, la existencia de su rama armada”236. Por lo tanto, “la
hora presente nos muestra, con abrumadora e inocultable evidencia, que el marxismo-leninismo se
encuentra en franco estado de descomposición y que ha probado ser el más rotundo fracaso como
sistema político y económico, ya que ha sido absolutamente incapaz de crear bienestar y desarrollo
en los pueblos que domina, a la vez que sojuzga los derechos esenciales de la persona” 237. El
comunismo ya no era definido exclusivamente como una doctrina perversa, sino que también se le
consignó el carácter de obsoleto, sobre todo en medio del proceso de crisis de los socialismos reales
a fines de la década de 1980, lo que significaba que el ‘marxismo’ no estaba orientado hacia la
vanguardia del desarrollo, principal objetivo nacional durante este período según la perspectiva de
Carabineros.

Respecto al plebiscito de 1988, la función policial se configuró a partir de la premisa de que


“las contingencias de carácter político exaltan las pasiones, llevando a algunos sectores de la
población a alterar el orden público” 238. Se destacó desde el Alto Mando que “nos corresponde
neutralizar esas tensiones y garantizar el orden […] Cada una de nuestras intervenciones debe
ofrecer garantías por la legalidad y transparencia de lo que hacemos y para qué lo hacemos. La
independencia en la acción del Carabinero se fundamenta en su calificación, en su profesionalismo.
La imparcialidad es requisito básico e indispensable del quehacer institucional”. 239 En definitiva,
el resguardo del debido proceso se configuró como la principal misión policial durante el balotaje
en el que ganaría el NO.

Durante el período de campaña de las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1989


las funciones policiales se articularon en base a tres dimensiones: el “conocimiento del escenario,
[comprendido como] el lugar en que las elecciones se desarrollen, sus actores y participantes
oficiosos, las fortalezas y debilidades de cada cual, la oportunidad y peligros, en fin todo aquello
que de alguna manera permita tomar la iniciativa; el conocimiento y dominio que tenga el personal
de las normas que regulan este acto, ya sean de orden constitucional, legal y/o reglamentario; [y]

236
General Director Rodolfo Strange Oelckers, “Precisiones de doctrina, política y pensamiento de Carabineros de
Chile”, Revista Carabineros de Chile, mayo 1987, p21-25.
237
Ministro de Justicia Hugo Rosende Subiabre, “Carabineros de Chile encarna los más altos valores patrios", Revista
Carabineros de Chile, mayo 1988, p9.
238
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: Nuestro compromiso”, Revista
Carabineros de Chile, agosto 1988, p3.
239
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: Nuestro compromiso”, Revista
Carabineros de Chile, agosto 1988, p3.

81
la correcta aplicación de los principios que rigen el accionar de Carabineros” 240. Para la institución
este acto eleccionario significó una oportunidad para resguardar ‘la forma de vida política y jurídica
que rige a la nación’.

Una vez consolidado el triunfo de Patricio Aylwin en las elecciones presidenciales, desde
el Alto Mando se manifestó que la misión institucional en la transmisión del mando era consolidar
una ‘meta que Chile reclamaba’. Dicho objetivo era “entregar a la comunidad a la que
[Carabineros] se debe por entero, un clima de entendimiento pacífico y promisorio orientado a
facilitar al país su llegada a un nuevo milenio en condiciones óptimas”241. En ese sentido la premisa
fundamental era que “nos encontramos en el umbral del siglo XXI, en una etapa en la que el hombre
moderno, inmerso en un proceso de desarrollo vertiginosamente acelerado en el presente siglo, ha
dado forma a un cuerpo social cada vez más complejo y conflictivo” 242, lo que significaba que los
conceptos que guiaron el actuar policial a lo largo de toda la dictadura ya no eran útiles en el
resguardo del orden público y la configuración de las funciones policiales. Es por esto que los
cambios doctrinarios e ideológicos se materializaron en una nueva Ley Orgánica, que se configuró
como la culminación de este proceso de reestructuración de las representaciones de orden público
y función policial entre 1985 y 1990.

La Ley N°18.961 Orgánica Constitucional de Carabineros de Chile publicada el 7 de marzo


de 1990 –cuatro días antes del cambio de mando presidencial– mantuvo la dependencia
institucional en el Ministerio de Defensa Nacional, pero modificó las representaciones de orden
público y función policial que se venían implementando desde el golpe de Estado. La primera
transformación significativa fue “elevar al rango Constitucional las cualidades que deben adornar
a todo funcionario de Carabineros, las cuales constituyen la esencia de la doctrina institucional,
razones que, por su parte, impiden que sus miembros puedan ingresar a sus entidades cuyos
postulados sean contrarios a ella”243, lo que se materializó en el Art 2° que señaló que “el personal
no podrá pertenecer a partidos políticos ni organizaciones sindicales”. Por otra parte, se destacó “la

240
General Inspector de Carabineros Gabriel Ormeño Melet, “Eventuales problemas de orden público frente a las
próximas elecciones presidenciales y parlamentarias”, Revista Carabineros de Chile, abril 1989, p26-28.
241
Comité editorial Revista institucional de Carabineros de Chile, “Editorial: En un instante histórico”, Revista
Carabineros de Chile, marzo 1990, p2.
242
Instituto Superior de Ciencias Sociales, “El profesionalismo y su importancia para el rol preventivo”, Revista
Carabineros de Chile, febrero 1990, p20-23.
243
Consejo Asesor Superior, “Ley orgánica constitucional de Carabineros de Chile”, Revista Carabineros de Chile, abril
1990, p3-6.

82
incorporación al texto [de] la preeminencia que se otorga al rol de policía preventiva y la
importancia que adquiere en la vida institucional la investigación de los delitos” 244, lo que se
implementó mediante el Art 3° a través de la asignación de grado constitucional a dichas funciones
policiales.

Respecto al orden público, se le asignó a la institución la responsabilidad de fiscalizar y


controlar a las personas que desarrollen actividades de seguridad privada, lo que fortalece el
principio de ‘seguridad ciudadana’ como proyección del actuar policial mediante el fortalecimiento
de las iniciativas del mundo civil en el resguardo de la propiedad privada. Por su parte, respecto a
la carrera profesional, se establecen los principios de ‘responsabilidad administrativa’ e
‘independencia de responsabilidades’, que significaron que el personal, en tanto funcionarios
públicos estaban sujetos a sumarios administrativos, sumándose instancias a la responsabilidad
penal que ya existía respecto a la labor de los policías. Finalmente, se explicitó un énfasis en la
noción de que Carabineros constituía el órgano estatal exclusivo encargado de resguardar la
seguridad interior y el orden público, al incorporar por primera vez a un texto legal la función de
vigilancia de las fronteras, la cual sólo estaba incluida en el nivel reglamentario245, quitándole
atribuciones a las FF.AA en el ejercicio de funciones represivas dentro del país.

La nueva Ley Orgánica vino a consolidar un proceso de reestructuración doctrinaria, que


en lo fundamental se orientó hacia la búsqueda de la legitimación social y la adaptación de las
representaciones de orden público y función policial al nuevo contexto social y político que
imperaba en el país. El fortalecimiento de la función preventiva se desarrolló con miras a
profundizar el quehacer policial en los focos delictuales arraigados en la comunidad, lo que sin
dudas significó un giro institucional en lo que se refiere al énfasis puesto en la persecución de la
‘criminalidad común’ en desmedro de la ‘delincuencia’ asociada a motivos políticos e ideológicos.
Además, resulta importante la exclusividad que se le otorgó a Carabineros en el resguardo del orden
al interior de las fronteras, ya que se delimitó constitucionalmente que las FF.AA no podían realizar
tareas de seguridad en las calles, cuestión relevante si se considera que en los últimos años de la
dictadura la violencia y la represión estuvo circunscrita principalmente al rol del Ejército en las

244
Consejo Asesor Superior, “Ley orgánica constitucional de Carabineros de Chile”, Revista Carabineros de Chile, abril
1990, p3-6.
245
Consejo Asesor Superior, “Ley orgánica constitucional de Carabineros de Chile”, Revista Carabineros de Chile, abril
1990, p3-6.

83
manifestaciones y protestas. En definitiva, se modifica el espectro del orden público y la función
policial, dejando –probablemente– en el fuero interno de Carabineros las teorías e ideologías
asociadas a la seguridad nacional, pero proyectando una imagen de la institución como órgano
estatal garante de la ‘seguridad ciudadana’, concepto muy a tono con el clima democrático que
imperó desde inicios de la década de 1990.

Carabineros de Chile, durante el período que abarcó este capítulo, propició una revisión y
reconfiguración de las nociones derivadas de la Doctrina de Seguridad Nacional, con el objetivo
de abstraer a la institución de las implicaciones que este cuerpo teórico tuvo en las violaciones
sistemáticas de los derechos humanos, y con miras al fortalecimiento de la imagen pública de la
policía uniformada. Desde la instauración del régimen militar, la Junta de Gobierno llamó a
exterminar a los ‘agentes locales del comunismo internacional’, mientras que hacia el final de la
dictadura el mensaje fue que el ‘marxismo leninismo’ se encontraba en decadencia, por lo que en
un contexto de apertura de la esfera pública, no representaba un punto de vista válido ni legítimo
en el debate político.

En consecuencia, se propendió a la generación de un sentido del orden público marcado por


un énfasis en la ‘seguridad ciudadana’, entendida como la prevención y persecución de los delitos
que afectaban la convivencia social, pero que carecían de una raigambre política o ideológica.
Dicha representación debía estar asentada en la confianza que la sociedad podía depositar en la
policía, por lo que la institución potenció en los uniformados valores como el profesionalismo, la
transparencia y la apoliticidad. La culminación de este proceso fue la implementación de un Código
de Ética en 1989 y la dictación de una nueva Ley Orgánica Institucional en marzo de 1990.

Respecto a la función policial, se desarrolló la tesis de que en el contexto de apertura política


y debate público era conveniente que Carabineros matizara su labor represiva contra los agentes
atentatorios del orden público mediante un discurso que llamara a la ‘convivencia pacífica’ de la
sociedad. Sin embargo, este discurso no encontró asidero en la materialidad de los hechos, ya que
como se evidenció, las violaciones a los derechos humanos y los apremios ilegítimos por parte de
la policía siguieron desarrollándose, por lo que es posible concluir que esta reestructuración

84
propuesta por la administración del General Director Rodolfo Stange se configuró más como un
intento de recuperar la credibilidad frente a la ciudadanía que como una reformulación del
quehacer policial en términos éticos y morales. Consecuentemente se promovió la preeminencia
de la función preventiva como el fin de toda acción de la policía, gestando así una ‘imagen de
marca’246 tendiente al fortalecimiento de la confianza ciudadana en el actuar policial. Parte de esta
estrategia comunicacional fue el desarrollo de una ‘política de puertas abiertas con la prensa’ y el
mejoramiento de la infraestructura institucional.

Retrocediendo en el tiempo, desde el momento del golpe de Estado Carabineros asumió


como un ‘deber’ restaurar las tradiciones y los valores patrios atropellados por el ‘marxismo’, por
lo que la represión sistemática contra ciertos sectores de la sociedad con fines políticos siempre
constituyó parte de la labor ‘profesional’ de la policía. Esa ‘línea del deber’ no se dejó de lado
después de la crisis institucional desembocada por el ‘Caso Degollados’, sino que el margen de la
acción policial se movió en la dirección que marcaban los tiempos, generándose una doctrina
institucional con valores acordes al ‘clima democrático’ que imperó hacia fines de la década de
1980. Estas reformulaciones doctrinarias tuvieron como objetivo hacer operativas las
representaciones de orden público y función policial, así como también evadir responsabilidades
institucionales, ideológicas y doctrinarias respecto a las violaciones a los derechos humanos y los
crímenes de lesa humanidad cometidos por los funcionarios de Carabineros de Chile durante toda
la dictadura cívico-militar.

246
General Inspector Guillermo Rosales, “Función preventiva, palanca de desarrollo”, Revista Carabineros de Chile,
abril 1989, p30-34.

85
CONCLUSIONES

A lo largo de esta investigación se buscó dar cuenta de las representaciones del orden
público y la función policial que se configuraron en Carabineros de Chile durante la dictadura
cívico militar, y las transformaciones que dichos conceptos experimentaron en las distintas
coyunturas que enfrentó el régimen dictatorial, procesos que permitieron elaborar (desde la propia
institución policial) un sentido común que sustentó y dio forma al actuar de los uniformados
durante todo el período en cuestión.

En estas páginas se han plasmado las teorizaciones y elaboraciones discursivas que


conformaron el pensamiento institucional sobre las materias concernientes al quehacer policial,
cuestiones que se desarrollaron fundamentalmente en la Revista Carabineros de Chile, principal
medio de difusión dentro de la policía uniformada, y en publicaciones académicas de los planteles
de formación de la misma. Reviste especial importancia en esta materia la apropiación de los
conceptos y el contenido ideológico de la Doctrina de Seguridad Nacional, que se configuró como
el principal marco teórico de las fuerzas armadas y de orden en el proceso de represión sistemática
contra los opositores al régimen, en tanto dichas ideas sirvieron como un instrumento de
justificación y legitimación de la persecución a determinadas personas por su orientación política.
Consecuentemente, desde Carabineros se manifestó un profundo anticomunismo desde el momento
mismo del golpe de estado, cuestión que siempre estuvo presente en la labor policial pese a adquirir
diferentes dimensiones a lo largo de los 17 años de dictadura.

En términos generales, es posible concluir que las representaciones del orden público y la
función policial elaboradas por Carabineros durante la dictadura militar implicaron principalmente
tres dimensiones: una estructural, referida a la adscripción a un régimen político en detrimento de
otro, así como la promoción de un tipo de sociedad determinado; una legitimación de la represión
política, en tanto generación de un sentido común que justificara dicha realidad; y por último, una
adaptación de la institución a los contextos de la época, cuestión que surgió como una necesidad
para hacer operativas las referidas representaciones de función policial y orden público.

Respecto al primero de estos elementos, el carácter estructural de la labor de Carabineros


en la dictadura se relaciona, en primera instancia, con la ruptura de la fidelidad institucional
respecto al régimen político legalmente constituido. Este quiebre de la legalidad que efectuó la

86
policía uniformada al momento de sumarse al golpe militar significó un posicionamiento político
claro, consistente con el rechazo a un tipo de sociedad de carácter socialista.

El derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular significó el despliegue de atribuciones


que no le correspondían a Carabineros. Es así como el discurso de los primeros meses, hace
constante hincapié en la situación de caos político, económico, social y moral, apoyándose en las
sucesivas denuncias que las instituciones del Estado impugnaban al gobierno del presidente
Salvador Allende y que terminó por llevar a la acción de los militares. Es decir, “traduce la
búsqueda de legitimidad en el marco de la situación histórica inmediatamente anterior” 247. Este
complot tuvo raíces más profundas, ya que contó con el apoyo económico y logístico de Estados
Unidos, lo que generó un alineamiento del régimen militar con el bloque de países liderados por la
potencia norteamericana. “La CIA apoyó con importantes sumas de dinero entre 1970 y 1973 al
diario El Mercurio que alcanzaron a 1,5 millones de dólares”248. Consecuentemente, “uno de los
primeros objetivos fue calificar al gobierno de la Unidad Popular no como un simple error o
fracaso; sino como una acción deliberada y consciente tendiente a la destrucción de Estado y la
entrega de su soberanía”249.

El segundo punto, referido a la legitimación de la represión, tiene directa relación con lo


esbozado anteriormente, el anticomunismo de Estado. Escudados en una supuesta ‘defensa de los
valores tradicionales de la nación’, Carabineros justificó el desarrollo de una persecución
sistemática contra la izquierda política, expresada con especial crudeza durante los primeros años
de la dictadura. Las nociones y perspectivas de la Doctrina de Seguridad Nacional se
implementaron plenamente en el ejercicio de la violencia por parte de los aparatos represivos del
Estado. La tesis de la ‘liberación nacional’ justificó el exterminio de quienes adscribieran al
‘marxismo-leninismo’, lo que dio forma a una difusa e imprecisa definición de lo que se denominó
como ‘enemigos internos’, que básicamente se configuraba –desde el punto de vista de
Carabineros– como los ‘agentes locales del comunismo internacional’.

247
Danny Monsalvez, “Discurso y legitimidad: la Doctrina de Seguridad Nacional como argumento legitimatorio del
Golpe de Estado de 1973 en Chile”, Revista Derecho y Ciencias Sociales 7 (octubre): 111-129, p112.
248
Danny Monsalvez, “Discurso y legitimidad: la Doctrina de Seguridad Nacional como argumento legitimatorio del
Golpe de Estado de 1973 en Chile”, Revista Derecho y Ciencias Sociales 7 (octubre): 111-129, p117.
249
Danny Monsalvez, “Discurso y legitimidad: la Doctrina de Seguridad Nacional como argumento legitimatorio del
Golpe de Estado de 1973 en Chile”, Revista Derecho y Ciencias Sociales 7 (octubre): 111-129, p115.

87
Otra premisa derivada de la Doctrina de Seguridad Nacional que encontró asidero en el
quehacer policial fue el de ‘contrainsurgencia’. Sobre la base de la necesidad del régimen de
desarticular las redes de los movimientos políticos de izquierda, se implementaron reparticiones
especiales destinadas al espionaje y al trabajo de inteligencia. Como se analizó a lo largo de este
trabajo, dichas unidades policiales operaron bajo estricta confidencialidad, y fueron responsables
de algunos de los crímenes y violaciones a los derechos humanos más atroces durante la dictadura,
cuestiones que encontraron justificación y legitimidad en el seno de Carabineros y las demás ramas
de las FF.AA a partir de la idea de que existía una ‘guerra interna’ contra el comunismo.

El tercer punto explicitado, consistente en la adaptación de Carabineros a los diferentes


contextos que se desarrollaron durante la dictadura, se configuró a partir de la necesidad de hacer
operativas las representaciones de orden público y función policial elaboradas al interior de la popia
institución. Carabineros desde su creación asumió la responsabilidad de garantizar el orden y la
paz al interior de las fronteras del país, por lo que el quehacer policial tuvo que desarrollarse a la
par de los cambios y transformaciones que experimentaba la sociedad. Por eso las nociones de lo
que significaba el orden público y la función policial fueron mutando durante las diferentes fases
o etapas que experimentó la dictadura, desde el asentamiento del régimen por medio de la represión
masiva durante los primeros meses posteriores al golpe de Estado, hasta la adaptación de la
institución al nuevo sistema democrático que se inauguró en 1990.

Ya desarrolladas las conclusiones generales de esta investigación, es preciso adentrarnos en


los elementos principales que se desprenden de cada uno de los capítulos que dieron forma a este
trabajo. En el contexto de la Guerra Fría, fueron miles los soldados y policías chilenos entrenados
en las zonas de influencia de Estados Unidos, como el Canal de Panamá, en estrategias y tácticas
de contrainsurgencia, así como en teorías de seguridad nacional y nacionalismo. Sin duda este
proceso de entrenamiento y adoctrinamiento fue el precedente del ejercicio de la represión durante
la dictadura, ya que la dinámica de persecución política llevada a cabo por la Junta de Gobierno se
configuró como la implementación de los conocimientos adquiridos durante esas jornadas de
instrucción. Sin duda las nociones derivadas de la ‘contrainsurgencia’ y la ‘guerra interna’
permearon en la escala jerárquica de Carabineros, cuestión que de alguna forma se asentó en la
doctrina institucional, dando forma al discurso de oposición que desde el Alto Mando manifestaron

88
respecto al proyecto político de la Unidad Popular. Estas tensiones impulsaron el quiebre de la
institución con el gobierno, derivando en la adscripción de Carabineros al golpe de Estado.

Bajo el argumento de que el derrocamiento del gobierno significó la recuperación del país
de las ‘garras del comunismo’ se implementó el sustento ideológico del régimen, del que
Carabineros fue parte, por supuesto. La principal premisa era que la nación se encontraba en un
proceso de ‘destrucción sistemática’, por lo que la represión generalizada y la preeminencia del
miedo como instrumento de dominación se presentaron como algo necesario en el proceso de
‘refundación nacional’ que proyectó la Junta de Gobierno.

El concepto de orden público durante los primeros años de la dictadura se caracterizó como
la preeminencia de la paz social y la tranquilidad pública en las calles, cuestión que se materializó
con la presencia de un gran número de militares y policías en la vía pública, quienes efectuaron
largas jornadas de ‘barridas’ mediante detenciones, amedrentamiento y hostigamiento a las
personas que resultaran sospechosas o tuvieran antecedentes de simpatía por la izquierda. Por su
parte, la función policial estuvo marcada por la delimitación difusa del ‘enemigo interno’,
caracterizado como cualquier individuo que pudiera atentar contra la integridad de la nación. La
poca precisión en la definición de los sujetos que debían ser perseguidos por los aparatos represivos
implicó que el ejercicio de la violencia (o terrorismo de Estado) afectara a gran parte de la sociedad.

Entre 1974 y 1975 se implementaron cambios administrativos que implicaron el traspaso


de dependencia institucional desde el Ministerio del Interior al de Defensa Nacional y la dictación
de una nueva Ley Orgánica. Este proceso de reestructuración significó que Carabineros quedó bajo
la tutela de la dependencia estatal en la que se concentraban las mayores cuotas de poder político
al interior del régimen, ya que dicho ministerio contaba con una alta presencia de funcionarios y
oficiales del Ejército leales a Augusto Pinochet, que en su calidad general de esa rama de las
FF.AA configuró desde ahí su posición preeminente en la Junta de Gobierno. La dictación de un
nuevo marco normativo institucional (acorde al contexto de la época), y el establecimiento de
Carabineros en Defensa, asentaron además la posición del General Director Mendoza como una
voz fuerte dentro del reducido grupo de oficiales que dirigieron el régimen.

Desde 1974 la Doctrina de Seguridad Nacional se incorporó formalmente en los planes de


estudio de los planteles de formación de la oficialidad de Carabineros mediante la creación de la
Academia Superior de Seguridad Nacional. Por ende, las representaciones de orden público y

89
función policial se encontraron influenciadas por el proceso de sistematización de este cuerpo
teórico, dando forma a definiciones más elaboradas respecto a la defensa de la nación contra el
‘enemigo interno’. La Revista Seguridad Nacional, principal medio de difusión de las ideas
relacionadas a la doctrina en Chile, articuló los conceptos relacionados a geopolítica,
contrainsurgencia y anticomunismo que estaban siendo debatidos en el seno de las instituciones
castrenses y de orden. Se desarrolló una profunda conceptualización del sentido de la labor de
Carabineros como institución encargada de garantizar la consecución de los objetivos nacionales y
resguardar la institucionalidad, con miras a la implementación de un proyecto social, económico y
político que se encontraba en ciernes, cuyo principal enemigo era el comunismo internacional y
sus manifestaciones locales.

Desde 1975 aparecieron nuevas figuras delictivas que comenzaron a ser analizadas y
teorizadas por Carabineros. La drogadicción, el narcotráfico, el alcoholismo, la subversión
guerrillera latinoamericana, y fundamentalmente la infiltración comunista orquestada desde la
Unión Soviética representaron amenazas latentes para el orden público, lo que significaba que la
función policial debía adaptarse a esos nuevos escenarios. En ese sentido, se manifestó hacia fines
de la década de 1970 una preocupación especial por el fortalecimiento de la función preventiva,
comprendida como el principal mecanismo del que dispone la policía para enfrentar las
perturbaciones del orden social, lo que derivó en una preocupación especial por los menores en
situación irregular, los grupos de apoyo a los drogadictos, entre otras áreas de acción orientadas a
un rol asistencialista del quehacer policial.

Entre 1977 y 1979, se desarrolló en Carabineros una teorización acerca de las


implicancias del terrorismo internacional y la amenaza que representaba en el contexto chileno.
Por consiguiente, la noción de orden público dio lugar a una distinción entre la acción subversiva
entendida como la presencia de la guerrilla urbana, y la aparición del nuevo fenómeno de los
agentes terroristas internacionales. La identificación más precisa de los alcances de la subversión,
significó un potenciamiento de los aparatos de inteligencia, con miras al efectivo desenvolvimiento
de la ‘contrainsurgencia’.

Desde finales de 1979 y principios de 1980, las nociones de orden público y función policial
se ven fuertemente influenciadas por la implementación de la nueva Constitución Política. Las
FF.AA y de Orden asumieron la tarea de defender el proyecto de sociedad impulsado desde el

90
régimen, persiguiendo a los agentes marxistas que se organizaban en la clandestinidad, protegiendo
así la integridad de la patria, ya que la nueva institucionalidad estableció como uno de sus pilares
fundamentales la exclusión del comunismo de todas las esferas de la vida pública nacional, por
constituir supuestamente una amenaza latente contra la soberanía nacional y la estabilidad social.

Durante el período comprendido entre 1982 y 1985, Carabineros experimentó una profunda
crisis institucional. La legitimidad de la policía uniformada (y del régimen en general) frente a la
opinión pública se vio fuertemente menoscabada. La recesión económica que impactó fuertemente
en el país derivó en un llamado a la movilización y la protesta contra la dictadura. El auge
insurreccional, los ataques armados e incendiarios contra el personal policial y la propiedad
privada aumentaron considerablemente, lo que conllevó en una escalada del nivel de violencia
contra los sectores de oposición. El orden público se vio seriamente amenazado por el alzamiento
social, y la respuesta de la autoridad fue acrecentar la represión.

La intensidad del conflicto que se vivió en el país derivó en que la dictadura creara un marco
legal que persiguiera y procesara de forma especial los delitos considerados como “terroristas”. La
ley 18.314, promulgada en 1984, conocida como “Ley Antiterrorista”, estableció la categoría de
asociación ilícita para perseguir a los ‘extremistas’, fortaleciendo así las prerrogativas de las
unidades de inteligencia y espionaje del régimen en su labor de persecución política, mediante el
establecimiento de un protocolo que implicaba la ocultación de evidencias y detalles de la
investigación de los casos, y la creación de redes de soplonaje a través del otorgamiento de
beneficios carcelarios y la integración de un programa de protección de testigos.

En 1985 Carabineros experimentó una reestructuración institucional. Miembros de la


unidad de inteligencia DICOMCAR asesinaron a tres militantes de izquierda, en lo que se conoció
en la opinión pública como el ‘Caso Degollados’. Las irregularidades en los procedimientos y la
difusa jerarquía de mando en DICOMCAR salieron a la luz en medio de los cuestionamientos
públicos a la policía uniformada, en el contexto de una sociedad cada vez más sensibilizada
respecto a las violaciones a los Derechos Humanos que se venían cometiendo por parte del Estado.

El General Director César Mendoza dejó su cargo como máximo jefe de Carabineros y
miembro de la Junta de Gobierno, nombrándose en su lugar al ex subdirector de la institución,
Rodolfo Stange, quien impulsó una política de revisión de la doctrina institucional con el objetivo
de adaptar a Carabineros de Chile a los nuevos tiempos que se avecinaban. Se reconfiguraron las

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representaciones de orden público y función policial a través de una paulatina incorporación de la
noción de seguridad ciudadana en detrimento de la seguridad nacional, como principio fundamental
de la doctrina institucional. Pese a que durante los siguientes años la persecución a los
“extremistas” siguió concentrando la atención de Carabineros, hacia fines del régimen el foco de
la institución estuvo puesto sobre otras áreas del quehacer policial.

Consecuentemente, una de las principales políticas impulsadas por el General Director


Stange fue la implementación de una estrategia comunicacional tendiente a la recuperación de la
confianza ciudadana en Carabineros, lo que se materializó con el fortalecimiento de ciertos
principios que se articularon en la función policial, como la transparencia, el respeto por la persona
humana y la apoliticidad. Dichos postulados se sistematizaron en un Código de ética y doctrina
institucional, que en 1989 se elaboró con el objetivo de promover y difundir entre el personal
policial los valores más acordes con los nuevos tiempos, en que la tolerancia y la convivencia
democrática debían primar.

Sin embargo, lo anterior se desarrolló solamente en el plano discursivo y comunicacional,


ya que en la materialidad Carabineros siguió reprimiendo con mucha violencia las manifestaciones
opositoras a la dictadura. En consonancia, el proceso de reestructuración doctrinaria no se realizó
a la par de un mea culpa institucional respecto a las responsabilidades que le cabían a Carabineros
en los casos de violaciones a los derechos humanos, por lo que la estrategia de legitimación pública
se configuró más como un lavado de imagen que como una efectiva refundación doctrinaria en
términos éticos y morales.

Progresivamente la acción de la policía uniformada dejó de estar centrada en la persecución


de los crímenes con raigambre política, reorientándose hacia el trabajo relacionado con la
criminalidad común, enfocando la función policial hacia la ‘seguridad ciudadana’, concepto que
permite incorporar la noción auto atribuida de que Carabineros se configuró como la garantía de la
convivencia pacífica en democracia. El orden público, por tanto, quedaba circunscrito a la paz
social entendida como la ausencia de lo que es posible denominar como ‘delincuencia cotidiana’,
asociada con hurtos, robos, comercio ambulante, y en general a todos los factores que atenten
contra el normal desenvolvimiento de una sociedad en tiempos de convivencia armónica, en
tiempos de concertación.

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Los principales aportes de esta investigación se relacionan con el rescate de las
teorizaciones elaboradas y difundidas al interior de Carabineros respecto a su propio quehacer
profesional. Los dramáticos casos de represión y violaciones a los derechos humanos, ampliamente
analizados por la historiografía y las ciencias sociales tuvieron un trasfondo ideológico que no ha
sido estudiado desde el punto de vista de sus ejecutores con demasiada profundidad. Los marcos
teóricos sobre los cuales se construyó la sistematización de la represión y la persecución política
en la dictadura permiten identificar las diferentes variables discursivas que alcanzó este proceso,
lo que da cuenta de la existencia de un bagaje conceptual que sustentó el actuar de las instituciones
armadas y de orden. Dicho cuerpo teórico fue mutando con el tiempo, alcanzando niveles más o
menos importantes de profundidad, pero siempre se mantuvo a la par del ejercicio de la coerción y
la violencia por parte del Estado.

Los ideólogos que implementaron el sistema político, económico y social del régimen,
identificados habitualmente como los gremialistas y los Chicago Boys (o los sectores civiles
“blandos” que apoyaron a Pinochet) sin duda elaboraron todo un aparataje teórico destinado a
solidificar las bases de la institucionalidad, lo que se plasmó materialmente en la Constitución de
1980. Sin embargo, durante los 17 años de dictadura cívico militar también se desarrolló un
pensamiento propiamente militar, relacionado a áreas como la seguridad nacional, el
corporativismo y el nacionalismo (que sí ha sido estudiado en profundidad, particularmente para
el caso de los militares). Todo esto se plasmó en un proceso sistemático de difusión académica y
de contenido intelectual a través de los principales medios de comunicación institucionales, como
fueron la Revista de Carabineros y la Revista Seguridad Nacional y Política y Geoestrategia,
soportes materiales donde se articularon las representaciones de orden público y función policial,
y dispositivos a través de los cuales se teorizó acerca de la Doctrina de Seguridad Nacional.

Estas fuentes, muy inexploradas en su mayoría, constituyen un importante acervo


documental del pensamiento y la doctrina institucional de Carabineros, lo que da cuenta por una
parte, de las ideas e interpretaciones que los policías tenían sobre su actuar cotidiano, así como los
análisis que se elaboraron sobre los distintos contextos históricos del pasado. El lograr identificar
los conceptos propiamente policiales referidos a materias que van más allá de lo meramente
técnico-militar o profesional, permite desentrañar el sentido común que desde la institución se

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generó para dar forma a una actividad tan sensible para la sociedad como es el resguardo del orden
público y la paz al interior de las fronteras.

La contingencia o los aportes al presente que entrega esta investigación tienen que ver
principalmente con dar cuenta de cómo se fueron transformando los conceptos de orden público y
función policial en Carabineros de Chile durante la dictadura cívico militar. Lo anterior reviste
especial interés en cuanto vemos que los las formas en que Carabineros efectúa su labor diaria en
la actualidad no distan mucho de lo que ocurrió en el pasado, pese a que nominalmente las lógicas
de persecución política y represión por fines ideológicos desaparecieron con la llegada de la
democracia en 1990. En estos días siguen siendo frecuentes los episodios de violencia policial en
las manifestaciones públicas, y desde la llegada a la democracia se ha acentuado la represión contra
el pueblo Mapuche en la Araucanía, siendo estos algunos de los casos en que es posible identificar
resabios de la ideología profundamente autoritaria y anti-izquierdista que primó en Carabineros de
Chile durante la dictadura.

Las fuentes disponibles parecen indicar que el proceso de transformaciones de las


representaciones de orden público y función policial se desarrolló sin tensiones ni debates internos,
lo que surge como un análisis apresurado debido a que el carácter altamente jerarquizado de la
orgánica de la institución impide acceder a información relevante en torno al proceso de
construcción de estas nociones. Sin duda sería ideal que el secretismo y la censura en torno a las
instituciones militares y de orden se levantara, lo que de alguna forma permitiría acceder a más
documentos y fuentes, dando lugar a la posibilidad de contrastar la información y llevar a cabo un
análisis histórico más detallado acerca de las tensiones en la configuración de un sentido común de
las instituciones armadas. Las fuentes disponibles actualmente nos acercan a dichas
representaciones ya elaboradas y difundidas, lo que sin duda es valioso pero a mi parecer
insuficiente, sobre todo si se tiene en cuenta la brutalidad de los actos realizados por los
uniformados, y en el manto de impunidad del que se revistieron.

Por lo tanto, con miras a futuras investigaciones acerca de Carabineros queda


pendiente una apertura de la información hasta ahora censurada, reservada, y oculta que posee la
institución. Es inaceptable que en un contexto de democracia y con la existencia de una ley de
transparencia que supuestamente garantiza el derecho a la información respecto a las instituciones
públicas, Carabineros de Chile no entregue la información solicitada con fines netamente

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académicos. Los protocolos de acción, los reglamentos internos y los manuales de instrucción y
entrenamiento son solo algunos de los documentos a los que no es posible acceder, y sobre los
cuales se ciñe un manto de censura y secretismo que no ayuda a despejar las dudas sobre la probidad
y la integridad de una institución tan desacreditada por la opinión pública en la actualidad como es
Carabineros de Chile.

Para finalizar, considero necesario recalcar que los crímenes perpetrados por
funcionarios policiales no han encontrado, en mi opinión, respuestas suficientes desde la
institución. Carabineros debe realizar un ejercicio de reparación con las víctimas y entregar todos
los antecedentes de los casos de violaciones a los derechos humanos de los que fueron partícipes,
y asumir la responsabilidad histórica por su participación en la muerte, desaparición y torturas de
miles de chilenos, ya que sólo así podrán recuperar la legitimidad como garantes del orden público
frente a la sociedad, tan menoscabada por estos días.

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