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El lucro cesante queda definido en el artículo 1.106 del CC, es la ganancia que ha
dejado de obtener el acreedor como consecuencia del hecho del que se es
responsable, por lo que como peritos contables economistas podemos afirmar que
se refiere a una lesión patrimonial consistente en la pérdida de un incremento
patrimonial neto que se haya dejado de obtener como consecuencia de un
incumplimiento, ilícito o perjuicio ocasionado o imputado a un tercero.
El lucro cesante es, según el código civil y en concreto el art. 1106 del Código Civil,
establece que es la ganancia que se haya dejado de obtener por consecuencia del
hecho del que se es responsable. Si concebimos como daño cualquier lesión de un
interés, sea patrimonial o no, el concepto de se circunscribe a la lesión de un interés
patrimonial consistente en la pérdida de un incremento patrimonial neto (esto es,
deducidos costes) que se haya dejado de obtener como consecuencia del
incumplimiento contractual por el deudor o bien del acto ilícito que se imputa a un
tercero. El perito contable economista deberá dejar claro en su informe pericial
contable y en la pericial economista los cálculos necesarios para determinar un
importe en su informe lucro cesante.
El lucro cesante puede ser tanto actual como futuro y también puede existir daño
emergente actual y daño emergente futuro.
El lucro cesante
No debemos confundir el lucro cesante dejado de percibir por una empresa como
consecuencia de un hecho mercantil, con el daño emergente o daño causado. El
lucro cesante es un concepto más complejo de calcular y que requiere de unos
amplios conocimientos del sector en el que se ha producido. El lucro cesante
tampoco puede entenderse como los beneficios obtenidos por una empresa en los
últimos cinco años, ya que estos beneficios no se producen por un único factor.
Que el lucro cesante pueda ser probado, es decir, exista y pueda ser
demostrado junto con su relación directa con el daño causado.
Que pueda ser determinada cuantía económica que se ha dejado de percibir. Es
decir, si una persona no ha podido desenvolver su actividad económica por un
período de dos meses, el lucro cesante sería su sueldo durante dos meses.
Hoy queremos abordar una cuestión muy del interés de nuestros lectores y clientes:
el lucro cesante. Para conocimiento de todos, lo mejor es empezar definiéndolo y
a partir de aquí avanzar todos juntos en la comprensión del mismo y de la
importancia del informe pericial favorable y exhaustivo en torno a él.
Cuando se producen daños por las causas más diversas, pudiera ocurrir que
resultasen inservibles determinados bienes destinados a producir un presumible
beneficio. El beneficio que se deja de percibir por culpa de esos daños es lo que
llamaremos el lucro cesante. Para verlo más claro, pongamos un ejemplo: un
comerciante que posee un establecimiento sufre unos daños en su propiedad, en
los cuales también resultan dañadas algunas existencias: ¿cuánto beneficio habría
producido la venta de esas existencias? Ese beneficio presumible (decimos
presumible porque la venta de un producto nunca se puede dar por segura, o dicho
de otra forma, el tener existencias no es prueba, por sí sola, de que se vaya a
producir la venta) o al menos potencial que se destruye es lo que se llama lucro
cesante.
Debe probarse el lucro cesante Es decir, debemos dejar claro que esas
existencias estaban en el lugar de los hechos en el momento de producirse y que
presentaban condiciones óptimas para su comercialización antes de producirse los
daños. Dentro de este aspecto, la cuantía a la que ascienden los daños por lucro
cesante es también muy relevante y necesitada de prueba.
Hay que demostrar el nexo causal ¿Qué significa esto? Que tenemos que
conocer y demostrar si los daños fueron los ocasionantes directos de la lesión
patrimonial o lucro cesante. Hemos de probar que caso de no concurrir el ilícito o
perjuicio los daños no se habrían producido.
Probar la verdadera existencia del daño Argumentar suficientemente el daño
existente y sus características fortuitas o intencionales.
El perjudicado, que normalmente es el demandante soporta la carga de
prueba. Es decir, que es el demandante quien tiene que probar que existen los
daños, que están relacionados con la actuación del demandado y que son
ocasionantes del lucro cesante resultante.
Cómo se debe probar el lucro cesante Existe una diferencia sensible entre las
pruebas que se presentan para reclamar cualquier indemnización y las que se
presentan para reclamar el lucro cesante. El lucro cesante no se refiere a un hecho
que se ha producido sino a uno que se habría dejado de producir. Las pruebas, por
tanto y según manifiestan la jurisprudencia no irán tanto en la línea del las
existencias dañadas como de aquellas pruebas más o menos indiciarias de que el
beneficio se habría producido. Distinguiremos por tanto del daño emergente, que es
otro concepto que apunta al valor o precio de un bien que ha sufrido daño o
perjuicio. No son lo mismo. Supongamos que alguien estrella su coche contra un
escaparate. Los daños producidos en el mismo son el daño emergente y habrá que
satisfacer su coste. Pero ¿y si durante los días de las reparaciones el comerciante
no puede abrir su establecimiento al público y vender? Esa pérdida de
oportunidades de venta es el lucro cesante, he aquí la diferencia.
Interrupción de negocio
Baja laboral
Compensación
Cálculos de daños
Impagos
Pérdida de utilidad
Valores e inversiones
Fusiones y adquisiciones
Préstamos
Incumplimiento de contrato
El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia,
está obligado a reparar el daño causado.
y veremos que no sólo el valor de la pérdida que haya sufrido, sino también el de la
ganancia que haya dejado de obtener el acreedor de la prestación resarcitoria, esto
es, el lucro cesante.
Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi contratos, y de los actos
y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia.
Así, son dos los títulos de imputación de la responsabilidad civil:
1. Contractual
2. Extracontractual
La primera se da con el incumplimiento de un contrato, el cual causa un daño en
una de las partes contratantes, y la segunda cuando se produce un daño en una
persona sin darse la existencia de un contrato. Por lo que, el daño es el elemento
constitutivo de la responsabilidad civil.
La responsabilidad contractual
La responsabilidad contractual se dará por la vulneración de algo exigido mediante
un contrato, ya sea a causa de dolo, negligencia o morosidad, quedando el sujeto
causante del daño sujeto a indemnizar.
Artículo 1091
Las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes
contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos.
Artículo 1101
Quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que en
el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y
los que de cualquier modo contravinieren al tenor de aquéllas.
Ha de entenderse que existe culpa o negligencia por parte del sujeto causante, o
deudor, en aquellos casos en los que no haya actuada con la debida
diligencia que exija la propia obligación o en defecto de no expresarse diligencia
concreta, se exige la diligencia de un buen padre de familia. Sin embargo, una
excepción que ha de tenerse en cuenta, es el caso en el que se den sucesos
imprevisibles e inevitables, pues nadie será responsable excepto si así se hubiera
pactado.
Artículo 1104
Artículo 1106
El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia,
está obligado a reparar el daño causado.
Artículo 1968
Prescriben por el transcurso de un año:
2º La acción para exigir la responsabilidad civil por injuria o calumnia, y por las
obligaciones derivadas de la culpa o negligencia de que se trata en el artículo 1902,
desde que lo supo el agraviado.
Nuestro sistema de responsabilidad civil es abierto, con ello quiere decirse que
no hay una lista tasada de daños indemnizables, sino que se emplea el término
daño de forma genérica. Por daño debe entenderse toda lesión o menoscabo que
sufre una persona en su cuerpo, mente, bienes y derechos, sean patrimoniales o
no.
Tanto en la responsabilidad contractual como en la responsabilidad
extracontractual, cabe una indemnización con la que se pretende resarcir los
daños y perjuicios provocados. Pero para que el daño sea indemnizable es
necesario; que sea antijurídico, es decir, que lesione un derecho subjetivo o un
interés jurídicamente protegido, y, que sea cierto, es decir, tanto su existencia como
su cuantía.
Atendiendo a la naturaleza del daño patrimonial, ha de distinguir entre el lucro
cesante y daño emergente, esto es, habrá que estar tanto al valor de la pérdida
sufrida, como a la ganancia que se ha dejado de percibir como consecuencia del
daño.
En la prueba pericial han de probarse que se han dejado de percibir las ganancias,
se exigen por la jurisprudencia ciertos requisitos, tales como; el nexo causal entre
el daño causado y el lucro cesante y que sea determinada la cuantía económica
dejada de percibir.
Conflictos salariales
Conflictos laborales
Lesiones personales
Evaluación de ganancias
Auditorías
Despidos
Así como otras situaciones relacionadas con el empleo . Los casos relacionados
con Lucro Cesante también deben ser evaluados desde la perspectiva de
las medidas preventivas para evitar situaciones que supongan riesgo personal o
para la propia empresa. El incumplimiento puede dar lugar a demandas y
reclamaciones.
En PJ GROUP disponemos de los mejores expertos en Lucro Cesante, Peritos
Economistas generalmente, que le permitan reclamar al seguro por esta
circunstancia, contando con una prueba de parte contundente que le ayude en su
caso.
Los daños materiales, donde se incluye el lucro cesante y daño emergente, son los
que producen un detrimiento económico sobre los bienes u objetos que forman parte
del patrimonio del perjudicado; siendo por lo tanto, fácilmente cuantificadas con una
valoración económica, a través de una factura, presupuesto, baremo o informe
pericial.
Los daños morales son los producidos por un sufrimiento psíquico, afección
emocional o trastorno psocológico siendo muy complicado valorar económicamente
el impacto emocional y el sufrimiento del perjuicio dado que no existen tablas
compensatorias dejando a los tribunales determinar en base a los informes
periciales y demás pruebas médicas.
El Código Civil no recoge ninguna regla valorativa del daño, tan solo indica que debe
indemnizarse tanto las pérdidas sufridas, como las ganancias dejadas de percibir.
Siendo así, por norma general, para poder llevar a cabo una reclamación, se
deberá previamente probar el lucro cesante y calcular su importe.
Probar el lucro cesante
En el artículo 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil afirma que:
Al contrario de la prueba del lucro cesante, puesto que el daño emergente supone
un daño real y efectivo, su prueba resultará más sencilla, ya que bastará con medios
directo en los que se pruebe la pérdida de patrimonio.