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La teoría de Bruner

Bruner, con raíces gestaltistas, afirma que el objetivo último de la enseñanza es conseguir que el alumno adquiera la comprensión general de la
estructura de un área de conocimiento.
Principios fundamentales
Son los siguientes: la motivación, la estructura, la secuencia y el reforzamiento.
Primer Principio: La Motivación
Es la condición que predispone al alumno hacia el aprendizaje y su interés sólo se mantiene cuando existe una motivación intrínseca. Los
motivos que impulsan al niño a aprender, en especial durante los años preescolares, son los siguientes:
a. El instinto innato de curiosidad. Funciona de forma automática desde el nacimiento.
b. Necesidad de desarrollar sus competencias. Los niños muestran interés por actividades en las que se sienten capaces o tienen éxito. Ya
Robert White señaló que uno de los motivos principales de los seres humanos es el deseo personal de controlar su propio ambiente, y lo llamó
motivación por la competencia. La competencia permite a las personas vivir de una forma independiente. Kagan dice que es posible observar
en los niños a partir de los 9 meses la sonrisa maestra, que aparece cuando culminan una tarea, lo que presupone una sensación interna de
orgullo por haberla completado.
c. Reciprocidad. También es una motivación genéticamente determinada. Supone la necesidad de trabajar cooperativamente con sus
semejantes.
Segundo Principio: La estructura
El objetivo último en la enseñanza de unos contenidos es que el alumno comprenda la estructura fundamental de los mismos: comprenderla de
tal manera que podamos relacionar con ellas otras cosas significativamente.
El conocimiento debe estructurarse de manera óptima para que pueda transmitirse a los alumnos de forma sencilla y comprensible. La
estructura de cualquier materia está formada por información esencial, por conceptos fundamentales relacionados entre sí.
Para Bruner la adquisición de la estructura debe ser el objetivo principal de enseñanza porque:
1) hace que el aprendizaje sea más accesible, ya que proporciona a los alumnos un cuadro general,
2) la presentación de las ideas de una manera simplificada y estructurada hace que la retención sea más fácil y duradera,
3) hace posible una trasferencia adecuada y efectiva, siendo posible el establecimiento de relaciones significativas con otros contenidos, y
4) es un requisito para poder aplicar los conocimientos a la resolución de problemas.
Tercer Principio: Organización y Secuencia de los contenidos
Los conocimientos deben ser organizados y presentados de manera que sean coherentes con el modo de representación que cada alumno tiene
en un determinado momento.
El desarrollo cognitivo según Bruner atraviesa tres estadios: enactivo, icónico y simbólico. En el estadio enactivo el conocimiento se
representa en acciones. Esta representación es la única que tiene lugar en los niños pequeños, y se corresponde al estadio sensoriomotor de
Piaget.
El estadio icónico o figurativo aparece cuando el niño es capaz de imaginarse los objetos sin necesidad de actuar sobre ellos: es capaz de
reemplazar la acción por una imagen o un esquema espacial. Aunque se limita al campo perceptual, ya es una manera de representarse la
información y facilita la ejecución de determinadas tareas. Corresponde al estadio preoperacional de Piaget.
El estadio simbólico aparece cuando el niño es capaz de expresar sus experiencias en términos lingüísticos. Corresponde al pensamiento de las
operaciones concretas y de las operaciones formales de Piaget.
Para Bruner la mejor forma de presentar los contenidos a los alumnos consiste en una secuencia que comience por una representación
enactiva, continúe por una representación icónica y termine en una representación simbólica. Estas tres formas de representación son paralelas.
Bruner defiende también el currículo en espiral. En lugar del currículo lineal, donde los alumnos avanzan de manera cerrada hasta conseguir
los objetivos de una asignatura, recomienda una enseñanza en espiral donde los alumnos, al ascender por los niveles educativos, regresan a
temas ya conocidos para ampliar sus conocimientos.
La enseñanza debe perseguir que el alumno adquiera en un primer momento el núcleo más elemental y básico de una materia, su estructura
fundamental, y recurrentemente debe volver a ella.
En la base de este planteamiento del currículo en espiral está el principio de que cualquier contenido puede ser enseñado y aprendido por el
niño en cualquier edad y nivel educativo.
Todo es un problema de conversión: basta con convertir o traducir las ideas abstractas en una forma intuitiva o figurativa, que estén al alcance
del nivel de desarrollo cognitivo que tenga el alumno para que puedan ser comprendidas. Está idea del orden cíclico en la enseñanza ya fue
defendida por Comenius, quien sostenía que en cada una de las etapas de la educación no se enseñan distintos contenidos, sino los mismo
aunque de diferente manera.
Pero, ¿esto puede ser así? Ausubel dice que en general es preferible restringir el contenido del currículo de la enseñanza primaria a contenidos
para los que el alumno muestre una adecuada disposición, aunque pudiera aprender intuitivamente materiales más difíciles.
Jean Piaget (1896 – 1980) fue un psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo. Desarrolló sus tesis en torno al estudio del desarrollo psicológico
en la infancia y la teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia. De ahí surgió lo que conocemos como la Teoría del Aprendizaje de
Piaget.
La Teoría del Aprendizaje de Piaget
Jean Piaget es uno de los más conocidos psicólogos del enfoque constructivista, una corriente que bebe directamente de las teorías del
aprendizaje de autores como Lev Vygotsky o David Ausubel.
¿Qué es el enfoque constructivista?
El enfoque constructivista, en su vertiente de corriente pedagógica, es una manera determinada de entender y explicar las formas en las que
aprendemos. Los psicólogos que parten de este enfoque ponen énfasis en la figura del aprendiz como el agente que en última instancia es el
motor de su propio aprendizaje. Los padres, maestros y miembros de la comunidad son, según estos autores, facilitadores del cambio que se
está operando en la mente del aprendiz, pero no la pieza principal. Esto es así porque, para los constructivistas, las personas no interpretan
literalmente lo que les llega del entorno, ya sea a través de la propia naturaleza o a través de las explicaciones de maestros y tutores. La teoría
constructivista del conocimiento nos habla de una percepción de las propias vivencias que siempre está sujeta a los marcos de interpretación
del “aprendiz”. Es decir: somos incapaces de analizar objetivamente las experiencias que vivimos en cada momento, porque siempre las
interpretaremos a la luz de nuestros conocimientos previos. El aprendizaje no es la simple asimilación de paquetes de información que nos
llegan desde fuera, sino que se explica por una dinámica en la que existe un encaje entre las informaciones nuevas y nuestras viejas estructuras
de ideas. De esta manera, lo que sabemos está siendo construido permanentemente. ¿Por qué se dice que Piaget es constructivista? En
términos generales, porque este autor entiende el aprendizaje como una reorganización de las estructuras cognitivas existentes en cada
momento. Es decir: para él, los cambios en nuestro conocimiento, esos saltos cualitativos que nos llevan a interiorizar nuevos conocimientos a
partir de nuestra experiencia, se explican por una recombinación que actúa sobre los esquemas mentales que tenemos a mano tal como nos
muestra la Teoría del Aprendizaje de Piaget. Al igual que un edificio no se construye transformando un ladrillo en un cuerpo más grande, sino
que se erige sobre una estructura (o, lo que es lo mismo, una colocación determinada de unas piezas con otras), el aprendizaje, entendido como
proceso de cambio que se va construyendo, nos hace pasar por diferentes etapas no porque nuestra mente cambie de naturaleza de manera
espontánea con el paso del tiempo, sino porque ciertos esquemas mentales van variando en su relaciones, se van organizando de manera
distinta a medida que crecemos y vamos interactuando con el entorno. Son las relaciones establecidas entre nuestras ideas, y no el contenido
de estas, las que transforman nuestra mente; a su vez, las relaciones establecidas entre nuestras ideas hacen cambiar el contenido de estas.
Pongamos un ejemplo. Puede que, para un niño de 11 años, la idea de familia equivalga a su representación mental de su padre y su madre.
Sin embargo, llega un punto en el que sus padres se divorcian y al cabo de un tiempo se ve viviendo con su madre y otra persona que no
conoce. El hecho de que los componentes (padre y madre del niño) hayan alterado sus relaciones pone en duda la idea más abstracta en la que
se adscriben (familia). Con el tiempo, es posible que esta reorganización afecte al contenido de la idea “familia” y lo vuelva un concepto aún
más abstracto que antes en el que pueda tener cabida la nueva pareja de la madre. Así pues, gracias a una experiencia (la separación de los
padres y la incorporación a la vida cotidiana de una nueva persona) vista a la luz de las ideas y estructuras cognitivas disponibles (la idea de
que la familia son los padres biológicos en interacción con muchos otros esquemas de pensamiento) el “aprendiz” ha visto cómo su nivel de
conocimiento en lo relativo a las relaciones personales y la idea de familia ha dado un salto cualitativo.
VYGOTSKY
Lev Semionovich Vygotsky (1896-1934) es considerado el precursor del constructivismo social. A partir de él, se han desarrollado diversas
concepciones sociales sobre el aprendizaje. Algunas de ellas amplían o modifican algunos de sus postulados, pero la esencia del enfoque
constructivista social permanece. Lo fundamental del enfoque de Vygotsky consiste en considerar al individuo como el resultado del proceso
histórico y social donde el lenguaje desempeña un papel esencial. Para Vygotsky, el conocimiento es un proceso de interacción entre el sujeto
y el medio, pero el medio entendido social y culturalmente, no solamente físicoTambién rechaza los enfoques que reducen la Psicología y el
aprendizaje a una simple acumulación de reflejos o asociaciones entre estímulos y respuestas. Existen rasgos específicamente humanos no
reducibles a asociaciones, tales como la conciencia y el lenguaje, que no pueden ser ajenos a la Psicología. A diferencia de otras posiciones
(Gestalt, Piagetiana), Vygotski no niega la importancia del aprendizaje asociativo, pero lo considera claramente insuficiente.
Vygotsky establece que hay dos tipos de funciones mentales: las inferiores y las superiores. Las funciones mentales inferiores son aquellas
con las que nacemos, son las funciones naturales y están determinadas genéticamente. El comportamiento derivado de las funciones mentales
inferiores es limitado; está condicionado por lo que podemos hacer. Estas funciones nos limitan en nuestro comportamiento a una reacción o
respuesta al ambiente. Las funciones mentales superiores se adquieren y se desarrollan a través de la interacción social. Puesto que el
individuo se encuentra en una sociedad específica con una cultura concreta, Las funciones mentales superiores están determinadas por la
forma de ser de esa sociedad: Las funciones mentales superiores son mediadas culturalmente Para Vygotsky, a mayor interacción social,
mayor conocimiento, más posibilidades de actuar, más robustas funciones mentales. La atención, la memoria, la formulación de conceptos son
primero un fenómeno social y después, progresivamente, se transforman en una propiedad del individuo. Cada función mental superior,
primero es social (interpsicológica) y después es individual, personal (intrapsicológica). A la distinción entre estas habilidades o el paso de
habilidades interpsicológicas a intrapsicológicas se le llama interiorización. (Frawley, 1997). El desarrollo del individuo llega a su plenitud en
la medida en que se apropia, hace suyo, interioriza las habilidades interpsicológicas. En un primer momento, dependen de los otros; en un
segundo momento, a través de la interiorización, el individuo adquiere la posibilidad de actuar por si mismo y de asumir la responsabilidad de
su actuar.
Mediación
Vygotsky considera que el desarrollo humano un proceso de desarrollo cultural., siendo la actividad del hombre el motor del proceso de
desarrollo humano. El concepto de actividad adquiere de este modo un papel especialmente relevante en su teoría. Para él, el proceso de
formación de las funciones psicológicas superiores se dará a través de la actividad práctica e instrumental, pero no individual, sino en la
interacción o cooperación social. La instrumentalización del pensamiento superior mediante signos, específicamente los verbales, clarifica la
relación entre el lenguaje y el pensamient. (Frawley, 1997). <<El pensamiento y la palabra no están cortados por el mismo patrón. En cierto
sentido existen mas diferencias que semejanzas entre ellos>> (Vygotsky, 1962, pág. 126).El habla es un lenguaje para el pensamiento , no un
lenguaje del pensamiento. Vygotsky propone que el sujeto humano actúa sobre la realidad para adaptarse a ella transformándola y
transformándose a sí mismo a través de unos instrumentos psicológicos que le denomina "mediadores". Este fenómeno, denominado
mediación instrumental, es llevado a cabo a través de "herramientas" (mediadores simples, como los recursos materiales) y de "signos"
(mediadores más sofisticados, siendo el lenguaje el signo principal). También establece que la actividad es un conjunto de acciones
culturalmente determinadas y contextualizadas que se lleva a cabo en cooperación con otros y la actividad del sujeto en desarrollo es una
actividad mediada socialmente. A diferencia de Piaget, la actividad que propone Vygotsky, es una actividad culturalmente determinada y
contextualizada, es el propio medio humano los mediadores que se emplean en la relación con los objetos, tanto las herramientas como los
signos, pero especialmente estos últimos, puesto que el mundo social es esencialmente un mundo formado por procesos simbólicos, entre los
que destaca el lenguaje hablado. El lenguaje es la herramienta que posibilita el cobrar conciencia de uno mismo y el ejercitar el control
voluntario de nuestras acciones. Ya no imitamos simplemente la conducta de lo demás, ya no reaccionamos simplemente al ambiente, con el
lenguaje ya tenemos la posibilidad de afirmar o negar, lo cual indica que el individuo tiene conciencia de lo que es, y que actúa con voluntad
propia. En ese momento empezamos a ser distintos y diferentes de los objetos y de los demás.

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