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1. Definición de biodiversidad
2. Áreas bajo régimen de administración especial
3. Problemas de la biodiversidad venezolana:
a) Especies en peligro de extinción
b) Contrabando de extracción
c) Explotación minera
d) Pesca de arrastre
e) Tala y Quema
1. La biodiversidad es la variedad de formas de vida en el planeta, que habitan
y se desarrollan en un ecosistema. Este concepto incluye varios niveles de la
organización biológica; abarca a la diversidad de especies de plantas,
animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado.
También incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de
genes, especies, ecosistemas y paisajes. La biodiversidad varía según las
distintas regiones ecológicas, y es mucho más alta en las zonas tropicales
que en climas templados. Ella es responsable de garantizar el equilibrio de
los ecosistemas de todo el mundo, ya que la especie humana depende de la
biodiversidad para sobrevivir.
Venezuela posee una gran extensión protegida. Las Áreas Bajo Régimen de
Administración Especial ocupan una superficie aproximada de 67 millones
883 mil 078,85 hectáreas, lo que representa el 66,2% del territorio nacional
venezolano.
La ley contempla más de una veintena de figuras jurídicas de ABRAE,
agrupadas de acuerdo a los fines que cumplen, de la siguiente manera:
- Áreas con fines productivos.
- Áreas con fines protectores.
- Áreas con fines recreativos, científicos y educativos.
- Áreas con otros fines.
Áreas con fines productivos: Las areas protegidas con fines productivos
reúnen una serie de características que permiten una elevada productividad,
debido a que son fuentes de madera, agua y una gran variedad de flora y fauna
silvestre:
Reservas forestales:Se caracterizan por poseer grandes extensiones de macizos
boscosos que promueven el mantenimiento de una industria, cuya principal
fuente de recursos es la madera. Estas zonas permiten el aprovechamiento por
medio de diversas actividades humanas, tales como la obtención de energía,
plantaciones, investigación, cacería deportiva y otras.
Áreas rurales de desarrollo integrado: Están compuestas por aquellas zonas que
deben ser sometidas a una estrategia de desarrollo fundamentada en la
participación coordinada de las entidades públicas y la población rural
organizada, con el objeto de concentrar y concertar esfuerzos hacia el logro de
una auténtica prosperidad agropecuaria.
Áreas terrestres y marítimas con alto potencial energético y minero: Son todas
aquellas zonas que contienen una riqueza energética y minera especial y que
ameritan un régimen de preservación del medio combatible con extracción de
recursos esenciales para la Nación.
Costas marinas de aguas profundas: Zonas marítimas que por sus especiales
características y situación, sean consideradas óptimas para el desarrollo de
puestos de carga y embarque, las cuales comprenderán el área marítima que
delimite el Decreto.
Áreas críticas con prioridad de tratamiento: Son aquellas áreas del país que, por
sus condiciones ecológicas, deben ser sometidas con gran prioridad a planes de
manejo, ordenación y protección.
Zonas de Interés Turístico: Son aquella áreas que por sus características
naturales, ecológicas, demográficas, urbanísticas, socioculturales,
geoestratégicas y de valor histórico reflejen en la propia comunidad nacional
como en la inernacional, la identidad del país y sean capaces de generar
corrientes turísticas nacionales e inernacionales, en una dinámica de respeto a
la soberanía nacional, conservación y mantenimiento sustentable del ambiente,
equidad turística, que además de permitir el progreso socioeconómico de dichas
áreas y fortalecer la imagen turística del país, se sustente en el desarrollo
racional económico de la actividad turística.
b) Contrabando de extracción:
El tráfico ilícito de especies es un problema que requiere de mayor
concienciación por parte de la población, hay que señalar que esta clase
de acción realizada contra la diversidad biológica, específicamente a la
fauna, se encuentra entre el segundo y tercer lugar de mayor práctica
delictiva a nivel mundial.
El delito reside al extraer de su hábitat natural tanto animales como
vegetales, sin acatar las leyes ambientales existentes para proteger estas
especies en el país, que muchas veces por sus bajos niveles
poblacionales, pudieran estar en peligro de extinción. Esto ofrece una
amplia idea de la magnitud de la situación. El ejercicio ilegal tiene su
origen en inescrupulosos mercados nacionales e internacionales que se
encuentran controlados por mafias. Esta actividad representa, después
de la guerra y la droga, el mayor negocio en el planeta. Los países
megadiversos como Venezuela, constituyen las principales zonas de
extracción, mientras que los destinos más frecuentes son las naciones
industrializadas.
Los actos cometidos con más frecuencia son: la captura; cacería;
desplazamiento desde su ecosistema de origen; comercio, exhibición y
tenencia de seres silvestres o de sus beneficios (crías, veneno, otros) que
se encuentren prohibidos; importación y exportación de raros
especímenes sin la permisología otorgada por el MinAmb. Entran en la
lista también, la adquisición de ejemplares que se encuentren en peligro
de extinción, épocas de reproducción y apareamiento en lugares no
permitidos como: Parques Nacionales, Santuarios Naturales,
Monumentos Naturales, Corredores Naturales, Refugios y Reservas de
Fauna Silvestre, sin poseer los permisos entregados por el ministerio.
Existen dos tipos de sanciones para este delito: la administrativa,
competencia del Minamb, y la penal correspondiente al Ministerio Público.
Existen leyes especiales que establecen las normas para el
aprovechamiento adecuado de la naturaleza. Si no se cumplen se comete
una infracción administrativa o penal, según sea el caso, por lo que puede
llegar a sancionar con prisión, arresto, multa y trabajo comunitario.
Según la Dirección General de Vigilancia y Control, en primer lugar de las
especies más traficadas en el país. se encuentran las aves de muy
pequeño tamaño: loros, guacamayas, turpiales y cardenales corianos;
luego están los mamíferos como los monos, en tercer lugar los reptiles
siendo las tragavenados las predilectas de este género. Todos tienen la
particularidad de poder ser alojados en los hogares como mascotas, por
ello, su comercialización. Con respecto a la flora, existe una extracción de
vegetación muy valiosa, desde el punto de vista ecológico: musgos,
líquenes y barba de palo, son utilizados de manera irracional por la
costumbre que tiene la comunidad de adornar los pesebres en la época
decembrina. Cabe señalar que éstas son importantes para el desarrollo
del hábitat, por tener la función de retener agua. Igualmente, las
orquídeas y bromelias son vendidas.
La “Estrategia Nacional para la Conservación de la Diversidad Biológica”,
elaborada por el Minamb, plantea un enfoque integral para atacar este
flagelo a través de tres objetivos específicos enfocados hacia la
prevención y reglamentación del mismo en el territorio nacional, este plan
reconoce que las acciones deben estar orientadas por los principios
éticos, de soberanía e inclusión social.
El primero, impulsa la conservación mediante el conocimiento de cuáles
son los géneros y subproductos negociados, las zonas de alto índice de
venta ilegal, tomando en cuenta las rutas de captura o extracción, tráfico y
comercio. Asimismo, promueve la implementación de un proyecto
nacional que permita hacer un seguimiento continuo sobre el cuidado y
control de la diversidad biológica.
El segundo, implica la ejecución de acciones para investigar el tráfico,
sobre la base de operativos permanentes, basados en la articulación de
las instituciones con competencia en la materia y las diferentes
comunidades organizadas.
El tercero, va dirigido al manejo adecuado de los ejemplares rescatados,
con el fin de mantenerlos en las mejores condiciones, buscando su
reincorporación en la naturaleza, sin poner en riesgo la variedad genética
y la salud de las poblaciones silvestres.
c) Explotación minera:
En Venezuela, existe una gran cantidad de yacimientos minerales
(metálicos y no metálicos), localizados en su mayoría en el Escudo
Guayanés, ubicado en el Estado Bolívar. Allí encontramos valiosos
yacimientos de hierro,
bauxita, oro, diamante, barita, manganeso y caolín. Además al norte del
país se pueden hallar yacimientos de carbón, zinc, níquel, cobre, plomo,
plata, arenas silíceas, cromo, entre otros. Merece mención especial la
presencia del petróleo a lo largo de la mayor parte del país. Gracias a
estos enormes recursos, Venezuela ha practicado la explotación minera
por más de cien años.
Sin embargo, la minería ilegal o irresponsable presenta un gran peligro a
la biodiversidad, ya que frecuentemente involucra la destrucción de
terrenos forestales, monumentos naturales y cuencas hidrográficas. Esta
última se ve afectada a través del mercurio mediante la minería ilegal. Por
su parte, la minería industrial se vale de fosas de cianuro. En el estado
Bolívar y Amazonas, se han derramado algunas, lo que es altamente
peligroso. Esto disminuye la pesca en las comunidades indígenas de la
zona ya que se trata de uno de sus sustentos. Los indígenas se
encuentran frecuentemente desplazados de sus territorios, ya que cuando
estas empresas comiensan a excavar, se asentan alrededor de las etnias
una serie de campamentos mineros lo que se traduce en el
desplazamiento de los establecimientos indígenas. Estas pueden ser
consecuencias inmediatas y por lo tanto se pierde la autenticidad de las
clases étnicas debido a la transculturización minera.
A largo plazo, el cianuro y el mercurio, pasan a las cadenas alimenticias;
a los peces primero y posteriormente a los humanos, lo que desencadena
una enorme contaminación o bioacumulación, es decir, los metales
pesados se apilan en las grasas de los seres vivos. A medida que una
especie se alimenta de otra, se acumula mucho más contaminante, lo que
puede ser letal para muchas especies que se verán amenazadas ante su
posible extinción. Se ven amenazadas de manera directa todas las
especies hidrobiológicas como caimanes, manatíes, peces, etc.
Según algunos estudios, por el estado Bolívar, mediante la minería ilegal,
salen aproximadamente 25 toneladas de oro anualmente, de las cuales,
20 se reparten entre Colombia y Brasil. Nueve de cada diez mineros, que
trabajan ilegalmente en esa zona son extranjeros, es decir, esa
explotación de oro y diamante jamás le ha pertenecido al país.
La minería inmoral también afecta a los ciclos de lluvia del país, los
vientos que vienen del sur recogen la humedad de las selvas del estado
Bolívar y la descargan en los estados llaneros, pero al deforestar la zona
no hay humedad para recoger. Por otra parte, al deforestar también se
disminuye la producción de cereales en los estados llaneros, como el
sorgo, y se incrementan los problemas de producción de alimentos.
Asimismo, el problema eléctrico se agrava aún más. Lejos de recuperar la
represa El Guri, se terminan de disminuir algunos de sus caudales, por lo
que probablemente esta represa nunca pueda recuperar sus niveles
óptimos.
Estas razones, entre otras, provocan que observemos las prácticas
mineras del país diferentemente, y por esto es importante para la
biodiversidad y para el ser humano ejercer leyes que conduzcan a la
explotación responsable de nuestros innumerables recursos mineros.
d) Pesca de arrastre:
La pesca de arrastre consiste en el empleo de grandes redes de reducido
tramado en forma de embudo aplastado, sumergidas a diferentes
profundidades, tiradas por barcos que durante su recorrido recogen
enormes cantidades de especies. En sus bocas, las redes poseen
grandes marcos de madera o metal, para mantenerlas abiertas. La pesca
de arrastre tiene por objeto explotar aquellas especies que se encuentran
en el fondo marino, y a una altura de aproximadamente 3 metros.
Este tipo de pesca se practica en Venezuela desde 1950, y se realiza en
seis regiones marítimas: 1) Golfo de Venezuela, 2) Golfete de Coro (entre
Puerto Cabello y Tucacas); 3) Plataforma Píritu-Unare (Higuerote a
Barcelona); 4) Margarita y norte del Estado Sucre, 5) Golfo de Paria y 6)
Delta del Orinoco. En el país, al igual que el resto del mundo, se emplean
dos tipos de redes de arrastre: la "camaronera", de tramado más pequeño
con un diámetro de 2,5 Cms entre nudos, y la "escamera", para la captura
de peces, de tejido un poco más abierto, de 5 cms entre los nudos,
construidas ambas con hilos de nylon de diferente grosor.
Los recursos pesqueros, explotados por la flota arrastrera en el Golfo de
Venezuela, registran gran diversidad, pero sólo una fracción del total de
especies representan una proporción considerable de los desembarques
totales.
Entre los camarones se distinguen: camarón blanco (Penaeus schimitti),
el cual desova en la ensenada de Calabozo y en la plataforma de Falcón,
y cuyas postlarvas penetran en el Lago de Maracaibo; el camarón rosa
(Penaeus duodarum) y el camarón rosado con manchas (Penaeus
brasiliensis), se localizan hacia las zonas noreste, noroeste y sureste del
Golfo de Venezuela. También se captura el camarón titi (Xiphopenaeus
kroyeri) junto con el camarón blanco en un gran porcentaje, siendo éste
muchas veces desechado Entre los moluscos, el calamar (Loligo plei y
Loligo palei) resulta el más importante, capturándose en mayor
abundancia hacia la zona sureste del Golfo de Venezuela; presenta una
estacionalidad marcada entre los meses de febrero y junio.
Los peces más importantes capturados por este tipo de pesca son: el
roncador (Micropogon furneri), el corocoro (Orthopristis ruber), la curbina
(Cynoscion sp.), la curbinata (Macrodon ancylodon), el tajalí (Trichurus
lepturus), la perla (Lephophyrium profundorum).
Uno de los principales problemas de la pesca de arrastre es la casi nula
discriminación, por parte de las redes, de las especies no objetivo de la
faena. Por ejemplo, la especie objetivo es el camarón, pero la incapacidad
de las redes para discriminar permite la admisión de otras muchas que,
por su edad y condiciones, no son aprovechables comercialmente, y son
regresadas al mar, la mayoría de las veces muertas, afectando
gravemente los ecosistemas marinos. La discriminación por parte de las
redes de la especie objetivo, es un factor que resulta crucial hoy en día en
las operaciones de las embarcaciones de arrastre y quizás en todas las
operaciones de pesca a nivel mundial. Por el reducido tamaño de las
especies que principalmente se persiguen en esta pesquería
(camarones), la abertura de la luz de malla en las redes de arrastre es
necesariamente pequeña, resultando así muy poco selectivas hacia las
especies de peces y otros organismos que habitan en el fondo del mar.
Un estudio hecho a final de la década de los noventa, en la región oriental
de Venezuela, se estimó que del total recogido por las redes anualmente,
tan solo se aprovecha 33%, devolviéndose al mar el 67% restante, hecho
que representó en 1999 la cifra de 43 mil toneladas, volumen compuesto,
principalmente, por pequeños peces muertos. Estas cifras coinciden con
las de investigadores internacionales, que señalan que los "desperdicios"
de la pesca de arrastre, llamada pesca incidental en otras latitudes,
supera en una proporción de 5 a 1 a lo que se extrae como pesca
objetivo. Concluyen en que una actividad pesquera "que desperdicia dos
tercios de lo que captura es irresponsablemente poco selectiva". Las
especies que se encuentran en el volumen desechado son juveniles de
especies con interés comercial, lo cual afecta negativamente el desarrollo
de la pesca artesanal, y muchas especies capturadas y eliminadas están
sometidas a regulaciones especiales (caso de las tortugas marinas) o
están en progreso de estarlo (tiburones).
Afortunadamente, la conciencia de gobiernos y pueblos sobre la
necesidad de proteger los recursos marinos y preservar su perdurabilidad,
es creciente. La decisión del Gobierno venezolano de prohibir
definitivamente la pesca de arrastre apunta a preservar para las
generaciones presentes y futuras los recursos pesqueros marítimos del
país y los delicados ecosistemas marinos donde viven y se reproducen,
una garantía para la seguridad alimentaria de los venezolanos y para el
curso de la vida en el planeta.
e) Tala y quema:
La deforestación o tala de árboles es un proceso provocado generalmente
por la acción humana, en el que se destruye la superficie forestal. Está
directamente causada por la acción de las personas sobre la naturaleza,
principalmente debido a las talas o quemas realizadas por la industria
maderera, así como por la obtención de suelo para la agricultura, minería
y ganadería.
De acuerdo con el Mapa de Vegetación de Venezuela de 1980, el área de
bosque del país para ese año, era alrededor de 58 millones de hectáreas.
El 70% de los bosques está ubicado al sur del Río Orinoco, donde
también se encuentra la cuenca amazónica de Venezuela. La superficie
boscosa de esta Región no ha cambiado significativamente al compararla
con el Norte del país, donde se concentra la mayoría de la población. La
densidad de población en esa parte del país ha conducido los procesos
de cambio de uso de la tierra, en el que grandes extensiones de áreas
boscosas se deforestan con diferentes fines.
En este sentido, se han identificado seis causas principales de conversión
de los bosques a otros usos: la ampliación de la frontera agropecuaria,
como respuesta a la presión que ejerce la población para cultivar las
tierras y satisfacer sus necesidades económicas prioritarias; la
explotación ilegal de madera, por las debilidades en los mecanismos de
supervisión y control; las invasiones de tierras destinadas a la producción
forestal permanente, principalmente con fines agropecuarios; la actividad
minera, por los cuantiosos recursos de los que dispone el país; los
incendios forestales, tanto en el bosque natural como en las plantaciones
forestales, como fenómeno cíclico que se manifiesta todos los años
durante la época de sequía y sé transforma en un problema ambiental y el
establecimiento de infraestructura urbanística no planificada.
Por otra parte, un aspecto positivo para aumentar la cobertura forestal lo
constituye el manejo del bosque natural y el establecimiento de
plantaciones forestales intensivas, por cuanto en Venezuela el
aprovechamiento maderero ha sido selectivo, pues el mismo se ha
restringido a los individuos arbóreos que poseen un diámetro mínimo de
cortabilidad preestablecido en la normativa legal vigente, ya que hay un
número reducido de especies forestales que tienen demanda en el
mercado nacional. Solamente se extraen del bosque natural entre cinco
(región occidente) y siete (región oriente) árboles de valor comercial por
unidad de superficie y solamente el 25% de la masa forestal remanente
se afecta por la actividad.
La deforestación afecta negativamente al funcionamiento global del medio
ambiente, produciendo un conjunto de cambios que interfieren en el
clima, el ciclo de carbono, la pérdida de biodiversidad, la sostenibilidad
de la agricultura o el sumidero de agua potable. Un estudio reciente,
(2007), estimó que la deforestación en los bosques tropicales, contribuye
con un 20% a la emisión de gases de efecto invernadero en el mundo,
principalmente por las emisiones de CO2. La deforestación es estimada
periódicamente, por la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), y publicada a través de informes a
nivel regional o mundial, desde 1948 hasta el 2010, cada 5 o 10 años. Los
resultados para la última evaluación, publicados en 2010, arrojaron, que
en la última década, los bosques muestran señales de recuperación,
pero, su tasa de deforestación continúa siendo alarmante, principalmente,
por la conversión de los bosques tropicales en tierras agrícolas.
Realizado por:
Isabella Cordero
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